El sistema Mustafar estaba ubicado tan lejos del Núcleo Galáctico que tardó muchos milenios en ser descubierto. Durante la mayor parte de la historia de la República Galáctica, todo su sector estaba ubicado en el Espacio Salvaje o inexplorado, entrando sólo más tarde en el Borde Exterior.
En aquellos tiempos, aunque resulte difícil creerlo, Mustafar era un mundo exuberante, lleno de vegetación y vida en vez de volcanes y lava. El planeta orbitaba Jestefad y atrajo la atención de la Orden Jedi. Los jedi construyeron diversos enclaves dispersos por la superficie, aparentemente manteniendo en secreto la existencia del planeta hasta que ellos considerasen que era seguro informar a la población.
Uno de los centros de aprendizaje jedi de Mustafar, un campus con varios edificios, se construyó aproximadamente en 5.300 abY (aunque algunos supuestos expertos lo databan en la era temprana de la Antigua República, o sea, sobre el 25.000 abY; se ve que no tenían ni idea). Entre las luminarias que trabajaron allí estaba el legendario Maestro Jedi Chu-Gon Dar (a veces llamado Chu-Don Gar). El dominio y comprensión de Dar sobre la Fuerza física no tuvo rival durante su vida, siendo tan profundo que él podía manipular y alterar la estructura molecular de la materia. Dar diseñó en su laboratorio un aparato prismático para canalizar y manipular la Fuerza física, alternando las propiedades de los objetos que se ubicaban en su interior y produciendo resultados distintos sobre el principio de que la Fuerza fluye por todas las cosas, animadas o no.
El Cubo Chu-Gon Dar funcionaba de esta forma: Se introducían en el cubo tres objetos comunes, como por ejemplo un hueso, una cámara y humores de un animal. Entonces el cubo usaba el poder de la Fuerza, alterándola de algún modo, y los tres ingredientes se recombinaban, o "transmografiaban", en un nuevo objeto, por ejemplo una lanza. Era precisa una combinación concreta de objetos para dar cada resultado, y por algún motivo sólo servían los objetos encontrados en Mustafar, que despedían un halo especial (incluyendo fragmentos corporales de muchos animales locales). El usuario del cubo no necesitaba tener conocimientos de la Fuerza o ser capaz de utilizarla. Dar describió el cubo como una lente que ayudaba a enfocar el flujo de la Fuerza al atravesarlo, editando y canalizando la Fuerza en su interior; y alegó que, en Mustafar, la energía que emanaba del núcleo planetario amplificaba los efectos de la Fuerza en este sentido.
Se cuenta que Dar impresionó a su padawana con un truco de prestidigitación basado en este objeto y extrayendo del cubo un sombrero fortuito. Dar, de forma humorística, instruyó a su alumna y, a petición de ella, le enseñó a transmografiar. Sin embargo, la lección fue interrumpida por una alarma general. Dar fue a investigar, dejando atrás a la chica, pero él desapareció misteriosamente.
Después de la muerte de Dar, surgieron rumores sobre sus técnicas de la Fuerza increíblemente poderosas. En general eran acertados, pero los detalles de su técnica pasaron a ser un misterio. Antes de ese tiempo, Dar había construido varios cubos, lo cual era excelente porque el proceso de fabricación del cubo se perdió.
Más se perdería después, en 3.996 abY. Por entonces Mustafar era para los jedi un centro de información y almacén de artefactos, además de un capítulo para sus Caballeros. Ese repositorio atrajo la atención de la cruel raza Sith, enemigos de los jedi y usuarios del lado oscuro que prepararon un asalto contra Mustafar. Por entonces los jedi descubrieron un magnífico y enorme cristal, alto como una torre, en sintonía con la Fuerza en el interior de ellos, y de origen desconocido, y empezaron a estudiarlo; pero entonces les llegaron noticias de la inminente invasión sith. Los jedi empezaron a experimentar con el cristal, esperando poder utilizarlo para su defensa, con la teoría de que podrían canalizar su propio poder a través del cristal, fortaleciéndose y a la vez debilitando a los sith. La República por su parte proporcionó tropas, sin poderes jedi, para ayudar en la defensa Mustafar.
El más veterano y sabio de los maestros jedi, Erg Krow, lideró a sus pares canalizando la Fuerza a través del cristal. Las naves de guerra sith atravesaron la atmósfera y encontraron a los jedi más jóvenes liderando a los soldados en combate. Según los jedi, todo iba bien: Los jedi inexpertos eran más poderosos que nunca, y los sith apenas podían usar sus poderes. No estoy tan seguro: Uno de los soldados de la República en esa lid fue el Mayor Fewn Hew, que después registraría en un diario electrónico sus impresiones. Hew declaró que muchos de sus soldados estaban muriendo horriblemente, aunque luchaban con mucho valor, mientras sus superiores jedi le aseguraban que pronto darían la vuelta a la metafórica tortilla. Hew era suspicaz, y no le faltó razón.
El cristal empezó a agrietarse en plena batalla. Los jedi no habían tenido ocasión de analizar los límites de su nueva arma. Uno de los maestros jedi registró, en plena batalla, cómo el cristal funcionaba y cómo empezaba a preocuparse por las fisuras crecientes. Podrían haber dejado de usarlo en ese momento y aún habrían ganado la batalla pero, por los motivos que fuese, no lo hicieron. Algunos historiadores especulaban que el comandante enemigo, el Lord del Sith, se dio cuenta de que iba a ser derrotado y utilizó sus propios poderes de la Fuerza para corromper a los maestros jedi, aprovechando que estaban ocupados con el cristal y eran vulnerables. Eso no está confirmado, pero en un holocrón sith incompleto se registraba la declaración de uno de los soldados sith, según la cual su "amo" insistía en que las tropas mantuviesen el ataque con más ansia. El soldado sith sabía los jedi tenían un arma secreta, pues había notado sus efectos, y sus propios poderes le decían que el Lord del Sith tenía conocimiento crucial sobre el arma. Registró sus impresiones en un holocrón sith que después se perdería en las Marismas de Cristal; con el paso de los años, la mayoría de los archivos contenidos en él quedarían corrompidos.
El cristal explotó en infinidad de pequeñas astillas, sacando el planeta entero de su órbita y destruyendo a todos los jedi y a los sith, excepto a Erg Krow, que supo escudarse de parte de la destrucción. Muchos de los fragmentos encerraron las almas de los jedis, y quizá también de los sith pero eso no he podido confirmarlos; estos fantasmas estaban sufriendo incesantemente en sus minúsculas prisiones.
En cuanto a Krow, no salió indemne, sino que estaba malherido. Viendo su fin inminente, Krow se aferró a la vida y observó una astilla particular grande, frente a los cadáveres de sus asociados. Percibió que ese objeto tenía enorme poder y se lo llevó consigo para ocultarla. Dedicó la energía que le quedaba a construir con la Fuerza un escudo protector alrededor de esa pieza, para que ningún usuario de la Fuerza pudiese percibirla, y la ubicó en una catacumba en la que sólo alguien con grandes poderes de la Fuerza podría entrar, en una cámara secreta construida por él en las Llanuras Ardientes (y que no tardaría en convertirse en una ruina, pero una ruina bien protegida). Krow esperaba que, de ese modo, se evitara que esa fuente de destrucción cayese en malas manos. Pero Krow, a las puertas de la muerte, no era tan poderoso como había sido. Su escudo se debilitó con el tiempo, hasta desaparecer totalmente en 1 dbY. A partir de ese momento, cualquier usuario de la Fuerza que supiese lo que estaba buscando podría encontrar el tan poderoso cristal.

La guarida donde Erg Krow guardó el cristal. Los jedi de antes sí que se lo montaban bien.
Pero no sólo los jedi fueron afectados. Esta barbaridad sacó al gigante gaseoso Lefrani de su órbita, llevándolo a una distensión gravitacional con Jestefad en la que Mustafar quedaba atrapado en medio. El planeta no resistiría la nueva situación: Tales eran las tensiones tidales que el núcleo fundido resultó alterado e inundó la corteza de lava, aniquilando toda la vida de la superficie, que no era poca. Casi todas las especies murieron.
Las leyendas de tiempos posteriores hablaban de un arma que había alterado la órbita de Lefrani, pero negaban que se pudiese confirmar el evento. La historia describirá esto como un ataque sith que transformó Mustafar, hablando de un arma del lado oscuro, posiblemente porque la historia la escribirían los jedi echándole un poquito de rostro, ¿eh? Yo no he encontrado ninguna prueba de que el cristal fuese un arma del lado oscuro.
Los jedi podrían haber pronosticado esta hecatombe: En la capilla del enclave jedi en el noroeste del continente principal, había un glifo tallado en un altar que mostraba el mismo mundo en dos momentos distintos. Primero se veía un planeta verde y lleno de vida, y al otro lado, el mismo mundo destrozado y desolado. No es concluyente que esta reliquia hablase de Mustafar o siquiera que hubiese sido construida antes del holocausto. Lamentablemente, al menos dos trozos grandes habían sido retirados de la zona central, haciendo que el dato fuese poco concluyente.
En el mundo arrasado quedaban sólo especies que nacían bajo tierra, en los pocos continentes sólidos que estaban lejos de las fisuras causadas por la lava. Estaban las bestias jawenko, las pulgas de la lava y los insectos humanoides que llegarían a ser mustafarianos, por entonces pasando su vida entera en catacumbas. Estos mustafarianos se vieron forzados a mudarse, con la casta esbelta y alta emigrando hacia el polo norte del planeta y sus robustos primos permaneciendo cerca del ecuador. En muy poco tiempo los mustafarianos evolucionaron, desarrollando adaptaciones que les ayudaban a resistir las nuevas condiciones de su entorno.
Entonces sucedió algo excelente. Los mustafarianos habitaban cerca de los nidos de pulgas de la lava. Cada cierto tiempo, las pulgas mudaban su caparazón, dejando atrás el anterior exoesqueleto; y los mustafarianos aprendieron a tomar esos restos y a usarlo para fabricar armadura que les ayudaba a resistir el calor. Pero las pulgas eran migratorias y abandonaban sus cavernas poco profundas para abrirse paso hacia la superficie. Los mustafarianos, viendo en las pulgas un valioso recurso, siguieron el camino que ellas abrían hasta estar a cielo abierto. Precisamente al seguir a las pulgas, las comunidades mustafarianas se fueron encontrando unas a otras, iniciando con tactos que les permitieron tejer una dispersa agrupación que les ayudó a sobrevivir contra su terrible planeta. Empezó el comercio pacífico y, ante la necesidad de cubrir distancias y de moverse incluso sobre lava incandescente, los mustafarianos aprendieron a domesticar a la pulga de la lava para usarla como cabalgadura. Aunque seguían existiendo pulgas salvajes, la pulga de la lava se convirtió en la fiel compañera de los mustafarianos y en instrumento fundamental para crear su civilización.
Tampoco tardaron demasiado en empezar la civilización. La República Galáctica expandió sus fronteras hasta cubrir Mustafar, o al menos el espacio a su alrededor, antes del año 3.000 abY. En aquellos tiempos, la República estaba interesada en colonizar el territorio entre la Vía Hydiana y otra ruta hiperespacial, la Espina Dorsal Coreliana, un territorio que llamaban los Alcances Occidentales y que por supuesto incluía Mustafar (que estaba en la misma Vía Hydiana). Había muchos exploradores interesados en rebuscar entre esas regiones, poco conocidas y lejos de la autoridad de los gobiernos centrales. ¿Pero querrían los alienígenas pisar el hostil suelo de Mustafar?
Sí querrían, desde luego: El hallazgo de recursos naturales valiosos en el territorio después llamado Flujo de Berken (en honor al famoso mustafariano Jesl Berken, que supongo que sería el descubridor) marcó el inicio del auge del planeta Mustafar: El Flujo de Berken llegó a ser la fuente más rica de materias primas de toda la galaxia. Flujo de Berken fue explotado hasta quedar finalmente agotado, momento en el que pasó a ser usado para operaciones mineras pequeñas; pero para entonces Mustafar ya se había convertido en un mundo proveedor de minerales.
Mustafar atrajo la atención de un equipo de investigadores de la República, que construyeron una instalación tecnificada en Flujo de Berken para trabajar y vivir allí. Después de un tiempo, los científicos abandonaron el planeta, dejando atrás el edificio con tecnología aún funcional que incluía ordenadores, sistemas defensivos y droides guardianes, además de un enlace de satélite en una gruta, cuyo control cayó después en manos de escarabajos kubaza. Los restos de su edificio fueron tomados por animales salvajes, incluyendo escarabajos kubaza, pulgas de la lava y al menos un tulrus y un xandank. No era especialmente grave: Este planeta a veces devoraba edificios enteros o escupía sus restos años después.
Ahora que los mustafarianos eran seres civilizados y miembros de la República, desarrollaron sus propias leyendas y opiniones. Muchos mustafarianos habían oído que su mundo, en tiempos pretéritos, había gozado de un ecosistema fértil; pero esa teoría era desdeñada por aun los más listos entre los mustafarianos.
Ahora voy a retroceder un poco en el tiempo. En el año 3.638 abY, muy lejos de Mustafar, el droide de protocolo y asesino intergaláctico HK-47 fue aparentemente destruido; pero el agente de inteligencia clandestino la Mortaja había hecho copias de seguridad de su cerebro electrónico y, a lo largo de los años siguientes, varias versiones o "instancias" de HK-47 se dejarían ver, a menudo sembrando cadáveres a su paso. Una de estas copias de HK-47 estaba a bordo de un crucero republicano clase Cabeza de Martillo (modelo muy popular por entonces) que, de algún modo y en algún momento, se estrelló en Mustafar, cerca del Volcán Central. El vehículo quedó enterrado y no emergería hasta varios milenios después. HK-47 quedó inactivo.

HK-47 no es cosa menor.
A lo largo de esos milenios, la Orden Jedi construyó y abandonó varios enclaves en Mustafar, incluyendo dos en la región del Bosque Humeante. El más septentrional podría haber sido construido antes del 5.000 abY, es decir, antes de la era de Erg Krow y de la gran metamorfosis mundial; pero centrémonos en el parque meridional. En el año 1.000 abY, en la era de la Séptima Batalla de Ruusan, este centro había sido abandonado y reaprovechado.
Permítanme ponerles en contexto. Entre los años 2.000 y 1.000 abY tuvieron lugar las Nuevas Guerras Sith, que enfrentaron a la Orden Jedi contra los Sith. Al final de la guerra, uno de los más influyentes generales sith era Lord Skere Kaan, líder de la Hermandad de las Tinieblas. En la Hermandad militaba el jedi tenebroso Vulta Daanat, que creía que la Fuerza debía usarse para incrementar la comprensión del universo y no sólo como fuente de poder personal. Esto discrepaba con la megalomanía de Kaan. En lo que los sith consideraban una discusión civilizada sobre filosofía, Kaan hirió físicamente a Daanat, dándole por muerto. Daanat se recuperó, pero decidió dejar la Hermandad de las Tinieblas por si acaso Kaan volvía a intentar matarle. Era el mejor momento para tomar esa decisión: Poco después, Kaan reunió a todos los sith a su mando, enfrentó a los jedi en la Séptima Batalla de Ruusan y utilizo un arma de destrucción masiva que aniquiló a todos los presentes. La Orden Jedi sobrevivió, pero se creía que todos los sith habían sido aniquilados.
Poco antes o después de esa pugna, Daanat empezó a buscar artefactos relacionados con la Fuerza por toda la galaxia. Llegó a Mustafar y encontró las ruinas jedi en el sur del Bosque Humeante. Decidió asentarse allí, fundar su propia organización de usuarios de la Fuerza bajo su mando, llamada los Canallas, y convertir el lugar en su cuartel general. Daanat fue el primer líder del grupo, con el título de kursk. Sus aprendices, todos usuarios de la Fuerza, le ayudaron a saquear el enclave jedi para obtener conocimiento útil y crearon un culto para pasar su conocimiento a la siguiente generación. Convencidos de que la obtención de conocimiento era superior al ejercicio del poder físico, los Canallas decidieron que no existían diferencias entre el lado oscuro y la oscuridad, pero estudiaban otras tradiciones y mantenían un holocrón sith protegido por sus propios asesinos en su guarida.
Existían cinco categorías en el orden jerárquico de los Canallas que eran, de menor a mayor: Secuaz, Secuaz de Élite, Salvaje, Salvaje de Élite y el Kursk, que era el líder máximo. Había rituales para ascender; por ejemplo, para ser Salvaje había que matar a un sher kar. Existían además tres especializaciones; cada Canalla elegía la suya al ser ascendido a Salvaje: Los Merodeadores, que exploraban la galaxia obteniendo conocimiento; los Asesinos, que mataban a los enemigos de su organización; y los Saqueadores, que protegían su cuartel general.

Algunos Canallas: San'sii el kursk, Vansk y un Salvaje.
Los Canallas solían mantenerse aislados, rara vez amenazando los intereses de otros grupos. Sin embargo, por lo que se dice mantenían una rivalidad con una banda criminal de mustafarianos, los Bandidos Fantasma, atacándose unos a otros con frecuencia. Los Bandidos Fantasmas, sin conocimientos especiales de la Fuerza, usaban rifles y espadas para cometer robos, asesinatos y delitos de contrabando.
Por lo demás, los Canallas operaban en su cuartel general y viajaban a las Marismas de Cristal a obtener lentes para sus sables láser. Individualmente, algunos iban ocasionalmente a Fralideja, la ciudad principal (o a veces única) del planeta; o a Isla Tulrus para desafiar a la Sher Kar y ganarse el rango de Salvaje. Los Canallas también tenían un castillo en el planeta Orsis hasta 47 abY, momento en que fue adquirido por el lord del sith Darth Sidious, que afirmaba tener espías entre los Canallas para averiguar cualquier secreto que éstos descubriesen.
A lo largo de su historia, el número de Canallas varió enormemente, siendo a veces sólo unos pocos y a veces un ejército.
Un par de siglos después, en 800 abY, una jedi de identidad desconocida, y que afirmaba tener el rango de Caballero, estaba en Mustafar. Ella descubrió los planos de un reactor de fusión modificado modelo V (cinco). Decidió que era un aparato de enorme poder destructivo e intentó estudiarlo en más detalle, pero tuvo una emergencia: Justo después de que ella hubiese tenido un sueño premonitorio que mostraba a un maestro jedi combatiendo a su aprendiz en Mustafar (algo así como en 18 abY), el antiguo aprendiz padawan de la jedi, que aparentemente había caído en el lado oscuro, llegó a Mustafar. Temiendo un combate final, la jedi ocultó el reactor en una bóveda protegida, vigilada por un droide (literalmente los planos estaban en un holodisco dentro del droide), para que no cayese en malas manos, junto con un mensaje para que quien encontrase el aparato lo llevase ante el Consejo Jedi en Coruscant; y también dejó una tableta en una de las ruinas jedi de Flujo de Berken con la secuencia para desactivar la seguridad. Lamentablemente, sus mensajes no serían descubiertos hasta después de la caída de los jedi.
(Esta parte no me convence: Si esta mujer tuvo un aprendiz padawan en el pasado, y ya no lo tiene, ¿no debería haber recibido el título de Maestra Jedi? A ver, hay casos excepcionales, si el aprendiz dejó los estudios antes de graduarse, pero es muy infrecuente).
Poco antes de 300 abY, exploradores de la Tecno Unión observaron alótropos minerales únicos y valiosos permeando la corteza y el manto de Mustafar. La Tecno Unión era un conglomerado de fabricantes, principalmente de armas, droides, naves y otra tecnología, que poseía varios mundos para usarlos como fábrica. Los líderes de la Tecno Unión, que solían ser skakoanos, veían en Mustafar un filón por explotar así que viajaron allí para negociar con los nativos. La Tecno Unión deseaba realizaría minería, introducir industria pesada y obtener elementos de los ríos de lava; a cambio, ofrecían maravillas tecnológicas a las que los mustafarianos no tenían acceso, incluyendo speeders para tareas pesadas, droides mineros y objetos que les ayudarían a resistir las amenazas naturales de su mundo. Eran juguetes relativamente básicos y baratos, pero la los que los provincianos mustafarianos no tenían acceso.
El primer problema era que Mustafar no tenía un gobierno central con el que pactar, pero los líderes de más confianza tenían cierta autoridad para tratar con alienígenas en beneficio de su pueblo. Una vez superado este problema, los mustafarianos estaban ansiosos por aceptar las condiciones. Los mustafarianos firmaron y los oficiales de la Tecno Unión firmaron un tratado, comprometiéndose a guiar a los constructores de la Tecno Unión para que fabricasen masivos centros para cosechar minerales.
A partir del año 300, la Tecno Unión reclamó y reivindicó Mustafar, pasando a ser propietario de todo el planeta. Para minar los metales preciosos de Mustafar, construyeron plantas de procesamiento cerca de los ríos de lava, donde los mineros mustafarianos contratados y los nuevos droides podían recoger minerales.

Un skakoano.
La Tecno Unión construyó una residencia para sus técnicos y su personal de gestión de la mina a corta distancia de Fralideja, simplemente cruzando el río. Se sabe que Fralideja llegó a ser el único asentamiento mustafariano que quedaba después de una erupción apocalíptica siglos antes de la batalla de Yavin que aniquiló a casi toda la población; pero no está claro si eso fue antes o después de la llegada de la Tecno Unión.
Los skakoanos descubrieron que sus edificios debían estar cubiertos en escudos energía para protegerlos contra las temperaturas, sobre todo porque los escudos deflectores eran más baratos que el blindaje contra la lava.
También descubrieron que debían tener cuidado con los droides mineros para que las condiciones locales no los echasen a perder. Los skakoanos introdujeron droides bibliotecarios de Industrias Kalibac, reconfigurados y reprogramados para recoger lava. Estos droides se movían usando un motor repulsor, ideado para viajar entre estanterías y buscar documentos específicos, y recibieron programación sofisticada para anticipar problemas y reaccionar antes de sufrir daños. También recibieron revestimiento de carbonita y generadores de escudos para protegerles.
Los droides MSE-6 "ratones" eran utilizados sólo dentro de los centros industriales para realizar tareas de mantenimiento menor. No está confirmado si habían sido modificados o no.
El speeder de elección de la Tecno Unión en Mustafar era la Plataforma de Trabajo Pesado Baktoide UH-XH, Una modificación del modelo UH de techo abierto para transporte de personas. La Tecno Unión descubrió que el UH era muy útil para sus operaciones de minería de lava en Mustafar y ordenó desarrollar el nuevo modelo para tareas pesadas, que operasen en entornos más duros y avanzase directamente sobre los flujos de magma. Baktoide añadió escudos de metal más resistentes y módulos de refrigerado en todas las zonas para proteger al vehículo, no al usuario.
En Mustafar, los principales usuarios del UH-XH eran droides; los mustafarianos creían que los speeders, aún ésos, eran propensos a fallos técnicos por calor y porque el punto de fusión de ciertos componentes era demasiado bajo. Los mustafarianos rechazaban los repulsores mecánicos y las plataformas con escudos ante el calor, habiendo sido testigos de muchas averías mecánicas letales en su mundo. En vez de eso, y pese a los esfuerzos de la Tecno Unión, los mineros mustafarianos siguieron moviéndose a lomos de sus fiables pulgas de lava, con las que se podía contar para que les llevasen a cualquier destino.
Durante casi tres siglos, la Tecno Unión extrajo minerales valiosos y únicos de Mustafar y obtuvo una pingüe rentabilidad. La Tecno Unión cumplió su parte del trato, mejorando el nivel de vida de los mustafarianos y ayudándoles a protegerse del calor; la tecnología más avanzada benefició mucho a su especie. Pese a este cambio paradigmático, los mustafarianos siguieron sin mostrar interés por asuntos de otros mundos o de la galaxia en general, y se mostraban felices de trabajar en su mundo, ayudando y gestionando las actividades mineras en Mustafar.
Los objetos que trajeron los skakoanos para uso personal de los mustafarianos incluían la falda kubaziana equipada con turbina refrigeradora a modo de mochila.
Llegado el momento, la principal mina automatizada de lava construida por la Tecno Unión cayó en manos de la empresa económicamente dominante del planeta, Corporación Klegger. En la cercanía de la mina de Klegger se mostraban las torres de Fralideja.
Klegger aseguró las comunicaciones por tierra haciendo construir puentes, habitualmente de acero, entre las principales masas de tierra del planeta: Un puente entre Flujo de Berken e Isla Tulrus; otro entre las Llanuras Ardientes y el Volcán Central; y el último entre las Marismas de Cristal y el Bosque Humeante. Debido al clima, los puentes acababan cubiertos de ceniza volcánica y roca, y parecían ser construcciones naturales; pero no se caían y eso era lo importante.
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HACIA EL IMPERIO |
A mediados del siglo I abY, el lord del sith humano Darth Sidious poseía un edificio en Mustafar, que sepamos. Esta construcción tenía altos techos, con tapices decorando las paredes, lámparas, muebles tallados en hueso, alfombras de piel de animal, extrañas esculturas y un orbe transparente de casi dos metros de diámetro utilizado como pecera para criaturas acuáticas multicolor. Algunas habitaciones tenían ventanas en los muros desde donde se podía contemplar el hirviente paisaje de Mustafar. Siendo Sidious una persona desconfiada, se aseguró de que el edificio tuviese habitaciones con accesos ocultos y que estuviese sobre soportes gravitatorios que pudiesen destruirse rápidamente si se diese la ocasión para tirar toda la estructura sobre los ríos de magma y destruir cualquier prueba comprometedora en su interior.

El edificio de Sidious.
En el año 51 abY, Sidious había enviado a ese edificio a su protegido, el zabrak iridoniano con poderes de la Fuerza llamado Maul, que por entonces tenía tres años de edad. Maul era criado por el droide TD-D9, de aspecto inhumanoide, y muy ocasionalmente por Sidious, cuyos nombres Maul ignoraba. En general, TD-D9 proporcionaba a Maul alimentos, medicinas, información, rutinas de ejercicio y frecuentemente actividades dolorosas, por ejemplo llevándole una serpiente para que le mordiese. Sidious era aún más aterrador.
El joven Maul usaba su ventana polarizada para contemplar el paisaje y miraba con envidia a los mustafarianos a lomos de sus pulgas, que avanzaban con rumbo norte hacia sus minas. Maul ansiaba visitar el exterior como ellos; pero TD-D9 le dijo que un muchacho como él no sobreviviría mucho tiempo en un entorno tan hostil. Lejos de desanimarse, Maul decidió que necesitaba imitar las ventajas de los mustafarianos, que prosperaban allí; y dedujo que las armaduras de los mustafarianos podrían ser la clave.
Poco después de esa conversación, el droide llevó a Maul a una sala diferente donde combatieron como entrenamiento. Maul escapó del droide huyendo hacia salas que no conocía, hasta que topó con Sidious. Presentándose como "Amo Sidious", el humano prometió entrenar a Maul para darle más poder. Durante los meses siguientes, el muchacho recibió formación física e intelectual, aprendiendo sobre las diferentes criaturas de Mustafar, sus procedencias y sus vulnerabilidades, usando hologramas como entrada y electrochoque como estímulo. El día que Maul demostró poderes telekinéticos, Sidious le llevó en un crucero espacial al planeta Tosste, el primer momento en que Maul recordaba estar fuera de Mustafar; pero al poco, había vuelto a su hogar mustafariano para que Sidious le explicase, de forma sesgada, sobre los jedi.
En una segunda visita a Tosste, Maul recibió un sable láser pero demostró no ser eficiente contra un dinko. Sidious le castigó tiempo después, cuando el chico apenas recordaba su falta: Maul retornó a sus aposentos para encontrar un dinko en su cama y, más tarde, descubrir una plétora de dinkos en su cuarto.
Sin embargo, Maul prosperaba y Sidious le premió con una nueva habitación, más grande y abastecida pero sin ventanas. Su entrenamiento no estuvo exento de problemas: Cinco meses después de empezar a practicar con el sable, Maul fue vapuleado en un entrenamiento. TD-D9 trató las heridas de Maul en la sala de entrenamiento, sólo para traicionar inmediatamente la confianza de su pupilo ante Sidious.
En el 47 abY, Maul decidió que añoraba las vistas de su antigua ventana y pintó las paredes de su cuarto con su propia sangre para simular la lava. TD-D9 borró la imagen, pero Sidious se enteró, convocó a Maul para recriminarle, hizo que D9 le noquease con un dardo y lo abandonó en las llanuras de Mustafar, sin protección, para ver si era capaz de volver por sí mismo. Al despertar, Maul comprendió su ordalía, pero tuvo la suerte de ver una caravana de tres mustafarianos en pulgas. Decidió seguirles para robar sus suministros, y posiblemente les mató porque poco después Maul vestía una armadura mustafariana manchada de sangre. La odisea de Maul hasta volver a casa llevó diecisiete días, durante los cuales sólo durmió dos veces; pero Maul prevaleció. TD-D9 le recibió con una trampa; Maul le rompió las piernas.
Sidious entonces felicitó a Maul, le dio detalles de su éxito y le permitió cenar con él por vez primera. Sidious, cada vez más ocupado para visitar Mustafar con frecuencia y entrenar a Maul en el uso de la Fuerza, decidió enviar a Maul a la exclusiva Academia de Orsis para entrenar a paramilitares, con entrenamiento puntual en la Fuerza. Antes de dejar Mustafar, Sidious destruyó a TD-D9 y Maul se comió a un pez que se le parecía.
Maul pasó seis años en Orsis, al principio apenas creyendo que se había terminado su aislamiento en Mustafar. Después de un encuentro con brujas de Dathomir y rattataks, finalmente Maul, con trece años, mató a todos en la escuela en 41 abY. Maul volvió a Mustafar donde, durante catorce días, Sidious le puso a prueba con incontables retos. Maul prevaleció en cada uno de ellos merced a su dominio del lado oscuro.
La prometedora carrera de Maul se vio truncada (ji, ji) en 32 abY durante la batalla de Naboo. Maul, entonces llamado Darth Maul, fue mutilado y dado por muerto, pero sobrevivió mal que bien hasta ser rescatado. Agonizante, Maul recordaba el mundo en llamas donde había sido criado… y donde volvería a ir algún día.
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LAS GUERRAS CLON |
En el año 22 abY, la batalla de Geonosis marcó el inicio de las Guerras Clon. En un conflicto pangaláctico, la Confederación de Sistemas Independientes exigía la secesión de sus mundos y sus activos de la República Galáctica. La República, que llamaba desdeñosamente a su rival "los Separatistas", rechazó sus demandas, y en Geonosis la situación escaló a la guerra abierta: Los droides de seguridad de los Separatistas descubrieron que la República contaba con un Gran Ejército de soldados clónicos. Los clones iban a la guerra bajo el mando de los Jedi, guardianes de la paz y la justicia. En realidad, la República y la Confederación estaban controladas en secreto por la misma persona, el lord del sith Darth Sidious, que manipulaba los eventos para hacerse con el poder absoluto de la galaxia. En este conflicto, Mustafar jugaría un papel clave sobre todo al final, pero vería acción varias veces.
La Tecno Unión era uno de los miembros fundadores de la Confederación, lo cual convertía sus planetas, incluido Mustafar, en mundos separatistas. Los mustafarianos no eran especialmente fanáticos de la causa, pero aceptaban su sino y continuaban trabajando. Los separatistas querían usar el planeta para fábricas de ejércitos droides, y eso exigía mano de obra. También querían utilizar Mustafar como uno de sus cuarteles generales de operaciones.
Para la República, Mustafar era por entonces un mundo minero remoto donde las naves espaciales podían detenerse a repostar, pero no era percibido como valioso. Los líderes del sindicato criminal Sol Negro seguían reuniéndose en el Mustafar separatista, no se sabe si con la aprobación de los separatistas.
Viendo que la guerra no iba a ser cosa de un par de días, los separatistas decidieron construir una fortaleza en Mustafar para hospedar a sus líderes en caso de que sus planes empezasen a salir mal; Sidious mismo eligió este planeta como último bastión para los comandantes separatistas. Para ello, la Confederación decidió adaptar la instalación de Keggler con las mejores defensas mecanizadas que se pudiesen obtener lo cual, en combinación con un poderoso rayo tractor, escudos contra rayos y un entorno tan hostil que era en sí mismo otra defensa, debía proporcionar una fortaleza totalmente impenetrable, excepto para quienes tuviesen los códigos de desactivación para entrar. Seis altos cargos separatistas financiaron la construcción (sus identidades se desconocen, aunque el Virrey Nute Gunray fue muy expresivo al respecto de "sus" costes). El cuerpo de mando de la Confederación, el Consejo Separatista, reclutó a los mustafarianos para su construcción. La instalación contaba también con una fábrica de droides, oculta en la montaña donde se apoyaba la mina, y el sistema tenía un anillo hiperespacial para llegar al planeta. Una vez el edificio estuvo terminado, los separatistas contrataron mustafarianos armados con rifles como centinelas para proteger la fundición y la guarida asociada. Los mustafarianos veían la política con indiferencia, pero estaban encantados de construir un edificio con clima controlado para otros porque contaban con que, algún día, ellos lo heredarían.
En general, el conflicto apenas afectó a Mustafar, aunque hubo varias escaramuzas y operaciones menores. Tropas clónicas especializadas dieron uso intensivo al lanzallamas pesado BT X-42, diseñado para usar contra blancos no acorazados, en Mustafar. No sé qué encontraron en Mustafar que requiriese más llamas.

El lanzallamas pesado BT X-42, porque se ve que no hay suficientes llamas en Mustafar.
Uno de los primeros enfrentamientos importantes en Mustafar durante la guerra tuvo lugar en 22 abY. Darth Sidious había contratado al cazarrecompensas duro Cad Bane para robar una lista de niños con potencial para ser jedi, y después para secuestrar a varios de ellos y llevarlos a su centro secreto en Mustafar. Allí, Sidious esperaba alterar quirúrgicamente a los pequeños para crear espías usuarios de la Fuerza, entrenados en el lado oscuro. El condicionamiento de esclavitud era peligroso para los sujetos, pero Maul no estaba preocupado por la vida de los futuros jedi. Bane secuestró a dos bebés, el rodiano Wee Dunn y el nautolano Zinn Toa, los llevó a Mustafar en su nave Sangre de Xanadú, dejándolos al cuidado de los droides de Sidious (entre los que estaban dos droides-niñera, incluida RO-Z67, un droide R5 y un proyector de hologramas para que Sidious se personase remotamente).
Bane fue entonces arrestado por la togruta Ahsoka Tano, comandante republicana y padawana jedi, cuando intentaba raptar al gungan Roo-Roo Page. Aunque Bane logró escapar, los jedi accedieron a su nave. Tano y su maestro, Anakin Skywalker, vieron que Bane había borrado los registros de navegación, por no los de combustible, con lo que los jedi pudieron calcular los mundos posibles que él hubiese visitado. Mustafar estaba en esa breve lista, y decidieron investigarlo porque era coherente con otra pista, la ceniza volcánica en el casco de la nave, y porque esa misión era más divertida que la tarea que tenían asignada. Skywalker, Tano y su droide R2-D2 viajaron a Mustafar en el Crepúsculo.
RO-Z67 detectó la llegada de la nave y reportó a Sidious la visita, sobre todo porque no era Bane. Sidious dedujo que le habían encontrado y ordenó destruir la base y llevar los prisioneros a otra instalación. La primera parte fue fácil; pero la otra se complicó. RO cogió en brazos a Wee Dunn, pero éste lloró y los gritos alertaron y guiaron a Tano a la sala donde habían retenido a los niños. Al llegar, Tano observó cunas vacías y se preocupó, temiendo que los niños hubiesen sido eliminados; pero los poderes de la Fuerza de Skywalker los detectaron. RO se dejó ver, aún sosteniendo a Wee Dunn como escudo rodiano, e intentó atacar a Skywalker; el otro droide niñera, con Zinn Toa en brazos, fue a por Tano.
Durante la pelea, el edificio se estaba haciendo añicos y el suelo bajo sus pies literalmente se derrumbaba. Eso dio ventaja a Tano en un momento dado: Su enemiga droide empezó a caer y fue incapaz de recuperar el equilibrio como pretendía. Tano rajó los brazos del droide y salvó al bebé. Skywalker no tuvo tanta suerte: Él mismo cayó al suelo, perdiendo la ventaja y viéndose obligado a dedicar una mano a agarrarse; pero después RO fue golpeada por escombros y también quedó en equilibrio. Skywalker usó su poder telekinético para llevar el rodiano a sus manos, y después saltó para empujar al droide al magma. Sólo les quedaba abrir una puerta con un cerrojo roto, y para eso R2-D2 se las bastaba solo. La base enemiga se derrumbó, pero los jedi huyeron con los infantes, lamentando en su informe sólo la falta de pruebas.
En 21 abY, la República decidió tomar medidas ofensivas contra Mustafar. Habían descubierto operaciones de minería, fundición y fabricación separatistas, bien protegidas: El enemigo contaba con droides de guerra B2, droides araña enanos DSD1, Tanques de Asalto Acorazados (AATs), tri-droides de combate Octiparras, cazas Buitre, tri-cazas droide y bombarderos clase Hiena. Era preciso burlar toda esa defensa para alcanzar las fábricas y destruirlas, interrumpiendo así el flujo de recursos hacia el bando separatista.
El ataque fue aéreo, bajo el mando de Anakin Skywalker. Su unidad estaba compuesta de interceptores ligeros Delta-7B, incluyendo el que pilotaba Skywalker, con el apoyo de Torrentes V-19 y de bombarderos ala-Y BTLB-B. El escuadrón de Skywalker voló sobre los ríos de lava, pasando debajo de los puentes cubiertos de ceniza volcánica y disparando a los sistemas defensivos, para despejar el camino de los bombarderos ala-Y. Éstos lanzaron sus letales torpedos contra las estructuras y así ganaron la batalla.

Batalla de Mustafar en 21 abY.
Un poco más tarde, ese mismo año, Tano, Skywalker y el maestro de éste, Obi-Wan Kenobi, visitaron un lugar llamado Mortis que era más una realidad que un planeta. Allí encontraron a poderosos usuarios de la Fuerza en equilibrio inestable y tuvieron visiones. Skywalker vio al fantasma de su antiguo mentor, Qui-Gon Jinn, que le recomendó ir a un pozo del lado oscuro y allí confiar en su instinto. Encontró en tal lugar a uno de los lugareños, el Hijo, un agente o encarnación del lado oscuro. El Hijo mostró a Skywalker el futuro, incluyendo un encuentro con Kenobi que tendría lugar en Mustafar, y más tarde lo que podría ser el paisaje de Mustafar (Esto no está confirmado: Skywalker estaba realmente en un pozo donde había abundante lava, y podría no estar alucinando en ese momento). El Hijo propuso a Skywalker aliarse con él para cambiar el futuro, y Skywalker acabó convencido de que los jedi impedirían la paz. Skywalker se enfrentó a Kenobi, pero después el Padre, que representaba el equilibrio, borró las visiones de la mente de Skywalker y después se sacrificó para destruir a su Hijo. La profecía del desastre en Mustafar se perdió para siempre.
En el año 20 abY, los líderes del sindicato criminal Sol Negro supervisaban sus actividades criminales desde su fortaleza en Mustafar. El consejo de cuatro criminales falleen, bajo el mando de un quinto, Xomit Grunseit, estaba protegido por una guardia de élite de humanoides acorazados capitaneados por otro falleen, Ziton Moj. Esta defensa sería insuficiente.
¿Se acuerdan de Darth Maul, que había sufrido un grave revés en 32 abY? Para entonces se había recuperado y, junto con su hermano y aprendiz Savage Opress, se había asociado con la organización terrorista mandaloriana Guardia de la Muerte para ayudarles a recuperar el control de su mundo, Mandalore. Maul decidió que la Guardia necesitaba un ejército y decidió solicitar recursos a Sol Negro, convencido de que podría persuadirles apelando a su generosidad o algo así. Maul y su gente visitaron el castillo de Sol Negro en Mustafar sin avisar. Moj fue a recibir a los transeúntes, y Maul, con educación, solicitó audiencia con los líderes. Moj les llevó a la cámara del consejo, convencido de que Grunseit les haría ejecutar.
Previsiblemente, Grunseit desestimó el recurso de Maul y ordenó no sólo ejecutar a los viajeros, sino requisar sus naves y equipo. Cuando un guardia se acercó, Opress le derribó con facilidad. Maul ofreció a Grunseit otra oportunidad de aceptar, pero Grunseit, enfurecido, le calló, enalteciendo las virtudes de Sol Negro. Opress lanzó entonces su sable láser y consiguió que cada uno de los jefes de Sol Negro pasase a ser una cabeza más bajito. Moj, que les estaba escoltando y en ese momento estaba tragando saliva, ascendió repentinamente al puesto de mayor responsabilidad de Sol Negro en el planeta; así que Maul se dirigió a él. Moj entonces reconsideró la decisión previa y, en nombre de Sol Negro, se unió al grupo de Maul, el Colectivo de las Sombras. Maul hizo que Sol Negro proporcionase suministros y cargase sus naves.

Los líderes de Sol Negro no están contentos con la llegada de Darth Maul.
Aún antes de irse de Mustafar, Maul tuvo una conversación con el líder de la Guardia, Pre Viszla. Viszla proponía atacar de inmediato con los activos disponibles; Maul le frenó, pues su ejército estaba aún en inferioridad y carecían de un plan bueno. Sólo más tarde, con el apoyo del Sindicato Pyke y de los hutts, Maul consiguió la potencia de fuego suficiente para que Viszla tomase Mandalore. Así lo hizo, con la idea de que el nuevo gobierno mandaloriano fuese un títere de Maul, que pretendía ser un señor del crimen. Tras cierta discrepancia, Maul mató a Viszla y lo reemplazó por otro líder mandaloriano, Almec. Sol Negro mantuvo su respaldo a Maul, pero ya no desde Mustafar.
Volviendo a Mustafar, el terreno seguía cambiando debido a los constantes movimientos tectónicos. Uno de ellos hizo emerger parcialmente los restos del crucero Cabeza de Martillo que estaba sepultado cerca de los arroyos de magma que fluían desde la cima del Volcán Central. La maquinaria fue descubierta por separatistas neimoidianos, que controlaban el territorio. Reconociendo que podía ser valioso, los neimoidianos empezaron a excavar la zona para obtener cada pieza útil disponible; y para ello construyeron un complejo de cavernas junto al Volcán.
Ya no quedaban registros del choque de esta nave, y ningún ingeniero que lo examinase pudo averiguar el motivo del impacto. Los neimoidianos fueron especialmente cautelosos en algunos sentidos, y sellaron la zona durante un breve periodo de tiempo para prohibir el acceso a ingenieros mustafarianos que pudiesen examinar los escombros.
En otros sentidos, los neimoidianos tuvieron menos cuidado. Descubrieron a HK-47 y decidieron reactivarlo. Tuvieron la precaución de instalarle un rayo restrictor antes de activar al droide; pero no se molestaron en accionar el rayo. HK-47 mató a varios ingenieros separatistas y destruyó a tres super droides de batalla B2 y a un droideka fácilmente, antes de ser detenido por uno de los ingenieros supervivientes, que consiguió reactivar el restrictor.
El evento había sido chocante, por decir algo, pero los separatistas vieron potencial en ello. Los ingenieros transfirieron el núcleo de memoria de HK-47 a un subsistema del crucero (es decir, a los ordenadores de la nave) y desde allí intentaron estudiarlo para crear nuevos droides usando ingeniería inversa. Los separatistas hicieron diseños que combinaban a HK-47 con sus droides de batalla, incluyendo los modelos HK-57, HK-58 y HK-67. Su mayor éxito fue el HK-77, diseñado como guardaespaldas o secuaz de otro droide (es decir, como asesino, no como carne de cañón). A menudo se le revelaba un blanco y se le daba luz verde para iniciar el combate como prefiriese. HK-77 venía en dos modelos: Líder de pelotón y droide de asalto.
HK-47 no estaba totalmente indefenso en su nuevo hardware: Su inteligencia artificial poco a poco iba haciéndose con el control de los sistemas disponibles de la nave. Cuando los separatistas lo descubrieron, desconectaron todos sus interfaces, aislándole completamente.
Se dice que los separatistas empezaron a construir una fábrica de droides al mismo tiempo que descubrieron el crucero. Posiblemente eso sea exagerado; más bien, viendo que estaban haciendo avances en tecnología de droides militares desde la desactivación de HK-47, los separatistas decidieron empezar esa construcción. Se trataba de una estructura inmensa, de altísimo secreto. Estaba ubicada dentro de un lago de lava en lo profundo de las montañas y su mera existencia era un secreto bien protegido. También estaba protegida su existencia física a través de sistemas de seguridad automatizados. Sin embargo, la fábrica no llegó a ser activada durante las Guerras Clon.
No mucho después, los separatistas decidieron abandonar el proyecto de investigación del crucero y centrarse en trabajar en su nueva fábrica, dejando atrás los restos. Los separatistas abandonaron totalmente la cueva sólo después del fin de las Guerras Clon, y en las dos décadas siguientes, una colmena de escarabajos kubaza tomó el control de ese territorio, infestándolo y atacando la maquinaria que había quedado atrás… Pero me estoy adelantando.
Se acercaba el final de las Guerras Clon, empezaron los Asedios del Borde Exterior y los pronósticos iban cada vez más en contra de la Confederación. La República tomaba una fortaleza separatista tras otra. Sidious ordenó que el Consejo Separatista, constantemente en movimiento, se pusiese bajo la protección personal de su líder militar, el General Grievous, durante el resto de la guerra. Grievous les transfirió temporalmente a una base secreta en el planeta Utapau. Grievous después declararía que Utapau era sólo una escala provisional mientras se terminaban de construir las defensas en el centro industrial de Mustafar.
En 19 abY, el general Grievous intentó invadir Coruscant con su flota y, derrotado, retrocedió a Utapau con el rabo entre las piernas. En cuanto Grievous aterrizó, un holograma de Sidious le "sugirió" que trasladase a los líderes separatistas a Mustafar. Grievous preparó una nave para el transporte y después reunió a los líderes para informarles de la necesidad de ir: Las fuerzas de la República no tardarían en encontrarles en Utapau (De hecho, la República ya había llegado, pero todavía no se dejaba ver). Uno de los consejeros, Nute Gunray, recriminó a Grievous su rendimiento inaceptable: Basándose en las previas derrotas de Grievous y en sus "post-verdades" intentando justificar el incumplimiento de sus promesas, Gunray dudaba que Grievous pudiese proteger al Consejo; pese a que el dinero del Consejo era lo único que mantenía en marcha su preciosa guerra. Tras una discusión sobre quién estaba al mando, el salvaje Grievous amenazó físicamente a Gunray para que se fuese. Incluso así, Gunray retrasó el despegue y Grievous tuvo que mentir a Sidious a ese respecto, afirmando que el Consejo ya estaba en camino cuando eso aún no era cierto. Para entonces, Gunray había entendido que la guerra terminaría pronto, y tenía razón.
Por entonces el Consejo Separatista estaba formado por Passel Argente, koorivar, magistrado de la Alianza Corporativa; Nute Gunray, neimoidiano, Virrey de la Federación de Comercio; San Hill, muun, Presidente del Clan Bancario Intergaláctico; Po Nudo, aqualish, líder del Cártel de Hipercomunicaciones; Poggle el Menor, geonosiano, Archiduque de Geonosis; Wat Tambor, skakoano, capataz de la Tecno Unión; y Tikkes, quarren, representante de la Liga de Aislamiento Quarren. Les acompañaban sus séquitos y otros altos cargos separatistas, como la gossama Shu Mai, Presidenta del Gremio de Comercio (La general jedi twi'lek Ayla Secura y su Cuerpo Estelar 327º, con el Comandante clónico Bly, estaban persiguiendo a Mai en Felucia, ignorando que ésta ya había cambiado de escondite dos veces); su ayudante, también gossama, Cat Miin; la holwuff Rogwa Wodrata, en representación de su pueblo; el edecán de Argente, también koorivar, Denaria Kee; los de Nudo, un aqualish y un shi'ido no identificado (posiblemente Nank Tun); y el equipo neimoidiano de Gunray, Rune Haako, Aruteous "Rute" Gunnay y otro diplomático neimoidiano. Por último, viajaban con técnicos y guerreros neimoidianos, además de droides de batalla.

El Consejo Separatista en Mustafar. ¿Alguien los reconoce a todos?
Grievous y sus droides defendieron Utapau contra un ataque de la República comandado por Kenobi, general republicano. Aunque Grievous y Sidious habían preparado una trampa, fueron brutalmente derrotados y Grievous perdió la vida. La República no consiguió impedir la huida del Consejo, sin embargo. Mientras tanto, el Consejo Separatista se ocultaba en una mina activa, en la que los mustafarianos seguían trabajando recogiendo minerales de los ríos (los sureños) y transportando en procesión o sirviendo de guardias de seguridad (los norteños en ambos casos).
La República no estaba totalmente en Babia: Habían enviado agentes a Mustafar. Un jedi humano de cabello marrón, cuyo nombre se ha perdido, estaba operando en la zona junto con el Pelotón Gris de soldados clones. Durante ese tiempo, el jedi confraternizó con una bestia local, un xandank, al que llamó Cobak.
Mientras tanto, en Coruscant, Darth Sidious revelaba su naturaleza como sith a Anakin Skywalker, al mismo tiempo perjurando que el poder de los sith podía salvar la vida de la esposa de Skywalker, Padmé Amidala, de un supuesto peligro indefinido. Manipulando astutamente los eventos, Sidious logró que los jedi atacasen frontalmente al Canciller de la República Palpatine -que en secreto era el propio Sidious-, dándole una excusa para declarar traidores a todos los jedi. Además, Skywalker cayó en el lado oscuro de la Fuerza y se convirtió en el sumiso aprendiz de Sidious, adoptando el nombre Darth Vader.
Sidious estaba a punto de completar su plan para hacerse con la galaxia, y ahora sólo necesitaba terminar con la guerra. El ejército clon estaba a su disposición; sólo tenía que acabar con los jedi, los líderes separatistas y su ejército droide; pero él lo había planificado todo. Sidious envió a Vader, con refuerzos clónicos, al Templo Jedi a asesinar a todos los jedi que estuviesen en Coruscant; cuando Vader acabase, su siguiente misión sería ejecutar al Consejo Separatista en Mustafar. Muchos jedi estaban dispersos por otros mundos, a menudo acompañando a sus tropas clones; pero existía un protocolo secreto, la Orden 66, que conocían los comandantes clones y que les conminaba a ejecutar inmediatamente a todo jedi en la cercanía, pues se aplicaba sólo si los jedi eran declarados culpables de traición. A lo largo de toda la galaxia, las tropas clones empezaron a disparar a los jedi, a menudo matándoles.
Hubo algunos jedi supervivientes. Uno de ellos fue el hombre de cabello castaño en Mustafar, que consiguió escapar de sus clones con su fiel xandank. Oculto, este jedi vio llegar una nave de la Federación de Comercio a la mina secreta y comprendió que era sólo cuestión de tiempo que le encontrasen los clones, o los separatistas. Él escondió sus objetos personales, incluyendo diez mil créditos y unas botas de minero mustafariano, en un cofre de viaje, que a su vez ocultó en la región de Flujo de Berken junto con un mensaje grabado en un bloc de datos. El jedi encargo a Cobak proteger su botín, esperando que algún día lo encontrase un maestro jedi. No se volvió a saber de este jedi.
Unas horas después de dar la Orden 66, y habiendo comprobado su éxito, Sidious contactó con Nute Gunray en Mustafar y le dio la orden de enviar una señal codificada para desactivar todos los droides de combate. Gunray obedeció, y su código fue transmitido por todos los repetidores de la HoloRed de la galaxia. Los droides volvieron a sus respectivos transportes, se re-enchufaron y se apagaron.
Antes de viajar a Mustafar, Skywalker se reunió con Amidala para despedirse de ella y le explicó su misión. Amidala, que no había perdido el juicio, estaba atónita ante el cambio que había sufrido su marido, y eso que ella aún no sabía algunos detalles especialmente horrendos sobre los actos de Vader. Más importante, sin embargo, era el hecho de que ahora Amidala sabía que Skywalker había partido con rumbo a Mustafar.
Los líderes separatistas se reunieron en la llamada Sala de Guerra del Consejo Separatista, Sala de Conferencias del Consejo Separatista o búnker de control, que se proyectaba hacia una masiva caverna con un lago de lava cociéndose a fuego lento. Allí, Sidious se personó holográficamente y trató directamente con Gunray mientras los otros separatistas se acicalaban nerviosos. Gunray confirmó que los droides habían sido desconectados, y Sidious le prometió que su nuevo aprendiz, Darth Vader, estaba de camino hacia Mustafar para recompensarles. Gunray confirmó que Vader acababa de llegar por anillo hiperespacial en su nave, con su fiel droide R2-D2, y había aterrizado un instante antes.
Vader y R2-D2 desembarcaron ante la mirada de dos mustafarianos norteños de guardia con largas armas; pero, como los visitantes tenían permiso para entrar, no intentaron detenerles (¡Como si hubiesen podido!). Vader ordenó a R2-D2 quedarse en la nave. Los droides MSE-6 también ignoraron a Vader.
Vader entró en la Sala del Consejo, con su rostro asombrado por una capucha (en parte porque varios separatistas habían conocido a Skywalker). Gunray le saludó con deferencia, y en respuesta Vader cerró telekinéticamente las puertas de la sala. Vader entonces encendió su sable láser y atacó a los presentes, tanto líderes separatistas como fuerzas de seguridad: Hill murió por el efecto del plasma azul y blanco, pero tuvo tiempo de reconocer a su agresor y advertir a los otros. Dos diplomáticos neimoidianos y Kee cayeron en los primeros tajos. Vader deflectó los disparos de un droide de seguridad mientras iba a por un aqualish y Argente. Poggle el Menor se retorcía como una bestia entre extremidades cercenadas, gimoteando y agitando sus alas, hasta ser decapitado. Mai suplicó llorando y de rodillas; pero Vader le perforó la cabeza, respondiendo a sus ruegos con una broma cruel. Los droides y guardias fueron derrotados, incluyendo un batallón entero de artillería neimoidiana, varios droidekas, droides de seguridad OOM y un droide de mando.
Pronto, sólo quedaban Tambor, oculto al final de una mesa de reunión, Gunray y Haako; y no podían escapar. Haako tropezó y, desde el suelo, presentó su inequívoca rendición, indicando que un jedi no podía matar a un prisionero desarmado. Vader le replicó que Haako había logrado destruir a los jedi, y le mató. Tambor intentaba en vano arañar la pared de transpariacero y, cuando Vader se acercó, el skakoano le ofreció cualquier rescate que pidiese. Vader le cortó los dos brazos y después la cabeza. Sólo quedaba Gunray, que temblaba y lloraba sangre. Su única concesión antes de ser pasado al filo de la espada fue otra broma de humor negro de Vader. El planeta Mustafar fue la tumba del Consejo Separatista.
La lucha no había acabado: Guardias neimoidianos y mustafarianos rezagados intentaron detener a Vader. Por supuesto, Vader les venció con facilidad. Después de eso, Vader dedicó su tiempo a meditar, contemplando los ríos de lava y sin lamentar las vidas que había tomado. Al contrario, había sentido un placer homicida.
Mientras Vader estaba masacrando al Consejo, Sidious se autoproclamaba emperador de la galaxia en el Senado, con un apoyo abrumador; y conseguía convencer a los políticos de que los jedi supervivientes eran enemigos que debían ser destruidos. Ahora los sith ya no tenían enemigos que se interpusiesen en su camino.
Al mismo tiempo, dos de esos jedi supervivientes, Kenobi y el Gran Maestro Yoda, descubrían quiénes eran sus enemigos. Yoda envió a Kenobi a rastrear y detener a Skywalker, ahora Vader; mientras Yoda mismo se enfrentaba a Sidious (porque Sidious era más poderoso y Kenobi no era rival para éste). Kenobi visitó a Amidala, que era su amiga, y le explicó que Skywalker había caído en el lado oscuro; pero Amidala no reveló adónde había ido Skywalker. Kenobi se coló de polizón en la nave de Amidala, previendo correctamente que ella iría a buscar a Skywalker, a la luz de las nuevas revelaciones que ella se resistía a creer. Efectivamente Amidala preparó su viaje, e incluso rechazó la compañía de su guardaespaldas Gregar Typho alegando que la guerra había terminado y que la misión actual de Amidala era de alto secreto.
En Mustafar, Vader contactó con Sidious para informar sobre su victoria. Sidious le pidió que reenviase el código para apagar todos los droides de guerra, por si acaso, y le avisó de un posible peligro que sus poderes habían revelado. Vader desestimó esa advertencia, creyendo que su poder bastaba para protegerse e incluso para derrocar a Sidious llegado el momento. Pero fue justo entonces cuando aterrizó la nave de Amidala, y Vader fue a recibirla. Él no había previsto lo que estaba a punto de suceder.
En el muelle de atraque, Amidala intentó razonar con su marido; pero éste, en su retorcida percepción, creía haber hecho sacrificios necesarios para mejorar la galaxia y acabar con la corrupción en beneficio de su vida conyugal. Las palabras de Amidala caían en oídos sordos: Vader no respondía a las acusaciones de Kenobi, sino que acusaba ad hominem a su maestro de intentar acabar con su matrimonio. Embriagado con el su nuevo poder, Vader prometió a Amidala que depondría al emperador para gobernar la galaxia junto a su esposa, y ésa fue la gota que colmó el vaso: Amidala se echó atrás, horrorizada, admitiendo al fin que su marido se había convertido en un monstruo. En vez de reconocer la responsabilidad de sus actos, Vader culpó a Kenobi.
Kenobi emergió entonces de la nave de Amidala, dejándose ver. Vader creyó erróneamente que Amidala le había traicionado, transportando a su enemigo para que éste le matase. Vader usó sus poderes de la Fuerza para estrangular telekinéticamente a su esposa. Kenobi exigió a Vader que la soltase; y Vader lo hizo, para centrarse en confrontar al maestro jedi, pero para entonces, Amidala estaba gravemente herida y se derrumbó en el suelo. Kenobi intento hacer que Vader viese el error en sus actos, pero Vader estaba convencido de hacer lo correcto. Cuando Kenobi se agachó para comprobar el estado de la inconsciente mujer, Vader le presentó un ultimátum: Por los viejos tiempos, permitiría a Kenobi huir, pero de ningún modo aceptaría que se llevase a Amidala a un centro médico, de tan posesivo que era Vader. R2-D2 avanzó para cuidar a Amidala mientras Vader y Kenobi se concentraban cada uno en el otro; el droide de protocolo de Amidala, C-3PO, le ayudó a subirla a bordo de la nave, aunque C-3PO tenía muy pocas ganas de caminar bajo la lluvia de ceniza y lava fundida.
El conflicto sólo podía resolverse con un combate abierto. Cada jedi encendió su sable laser y creó alrededor de su volumen una vaina para mantener una temperatura corporal moderada, de forma similar a las ropas de los mustafarianos; eso les permitiría ignorar relativamente los peligros volcánicos en las inmediaciones.
Simultáneamente, si esta palabra tiene sentido considerando la relatividad del tiempo entre planetas, Yoda combatía a Darth Sidious en el edificio desocupado del Senado en Coruscant.
Al empezar el combate, Vader daba la espalda a Kenobi, pero su primer movimiento fue un salto con una pirueta para acercarse a su rival. Kenobi retrocedió ante el embate hasta el borde del hangar, donde podría caer al río de lava. Una vez allí, Kenobi giró para que Vader no le tirase, y se movió hacia la entrada del edificio de control. Vader le dio una patada, haciendo que Kenobi diese un salto hacia atrás para retroceder. El duelo continuó por una pasarela hasta entrar en el complejo de recolección de mineral.
Kenobi retrocedía sin cesar: Ésa tenía que ser su estrategia, porque no quería realmente atacar a su amigo. Sin embargo, cuando Kenobi lanzaba un golpe, era un ataque más preparado y más sólido, con toda la precisión posible. Vader, por el contrario, lanzaba múltiples tajos, prácticamente en ráfagas, esperando que alguno de ellos atravesase las defensas de Kenobi aunque fuese de pura chorra.
La pelea avanzó a través de un pasillo tan estrecho que los sables golpeaban las paredes en cada movimiento. Los luchadores llegaron a la sala de conferencia, donde aún yacían los líderes separatistas muertos. Caminando sobre los cadáveres, los jedi destruían consolas y puertas. Vader usó la Fuerza para empujar a Kenobi hasta un muro, dejándole aturdido y sin aliento durante un instante. Para tener ocasión de liberarse, Kenobi manipuló la mano derecha de Vader, que era cibernética, para quitarle el sable y hacer que fuese a su mano. Aprovecharon el momento para expresar sus respectivas políticas, pero ninguno logró convencer al otro de nada.
Vader usó su mano derecha para estrangular a Kenobi, y con la zurda aferró la muñeca diestra de su rival, donde éste sostenía el sable. Kenobi, sintiendo que le retorcían sus extremidades, intentó zafarse con su mano libre (la izquierda) cogiendo la muñeca de Vader; Vader, mientras, tomó el sable de Kenobi para intentar decapitar a su oponente. Kenobi se dejó empujar y propinó una patada a su adversario, liberándose. Eso hizo que ambos se alzasen en la misma mesa tras la que Wat Tambor había intentado protegerse. Vader dio una patada a Kenobi con ambos pies simultáneamente, aprovechando que Kenobi aún estaba jadeando. Vader corrió a rematarle, pero Kenobi se recuperó y le recibió con un puntapié que logró derribar a Vader. En el proceso, ambos soltaron sus sables, así que ambos usaron la Fuerza para llamar sus armas de regreso a sus manos.
Continuaron la lucha en la sala de la masacre, pero esta vez Kenobi era más agresivo, ya no cedía terreno ni se limitaba a parar. Cada jedi intentó catapultar al otro hacia atrás con un ataque telekinético, lo cual provocó un punto muerto durante un instante. Entonces ambos tuvieron éxito, y por tanto ambos fueron despedidos hacia atrás. Vader se recuperó rápidamente y dio sendos saltos sobrehumanos para abalanzarse sobre Kenobi, pero Kenobi le estaba esperando y el ataque sólo rompió una consola en la pared. Aunque ellos desestimaron el daño, en realidad estaban manipulando de forma peligrosa uno de los brazos colectores de la fábrica y desactivando los campos repulsores de protección del complejo, exponiendo las infraestructuras a la furia de la geología mustafariana. Tan violento fue su duelo que casi destruyó el edificio.

Una consola en la instalación de Klegger y que me aspen si sé qué alfabeto usa.
Una de las puertas al exterior se abrió, activada por los comandos insensatos que recibían los controles. Vader empujó a Kenobi hacia allí; Kenobi huyó por el pasillo, retrocediendo ante tajos y patadas. Siguió avanzando hacia una estrecha terraza, y de allí a un soporte industrial sobre los ríos de magma. El maestro jedi se vio en equilibrio sobre tuberías cilíndricas. Vader le siguió incluso allí, a riesgo de caer el mismo. Un droide minero que acababa de dejar su cargamento flotó a su lado, les sondeó un instante y después, no recibiendo instrucciones de la sala de control abandonada, se fue.

El duelo va a empezar.
Kenobi recuperó la iniciativa y atacó, pero ambos vieron que era difícil mantener la pelea en tan curva superficie. Kenobi saltó a otra plataforma más llana y Vader le siguió. Desde allí, desde el puente de acceso a un brazo colector, cada uno agarró con la mano izquierda la diestra armada del otro. Si hubiese habido alguien en el puente del crucero Cabeza de Martillo varado, esa persona habría podido contemplar el combate desde allí.
Mientras, en Coruscant, Sidious hizo huir a Yoda, pero inmediatamente después percibió que su aprendiz Vader estaba en peligro. Ordenó a uno de sus hombres, Capitán Kagi, que preparase su nave personal, una lanzadera clase Theta T-2c, para ir a Mustafar.
El soporte del brazo colector estaba debilitándose por las constantes erupciones de magma del río, contra las que ya no estaba protegido. Una bola de lava cayó sobre el camino, debilitándolo y provocando el colapso de toda la pieza. Sin posibilidad de volver atrás, los jedi comprendieron que estaban a punto de caer al río, e incluso interrumpieron su pelea un instante para protegerse tras los muros ante una lluvia de roca ardiente. Su pasillo se convirtió entonces en una columna vertical, con el brazo impactando en el río. Los duelistas se aferraron a la estructura, y aún así siguieron chocando sus espadas a la vez que intentaban escalar.
El trozo de edificio navegaba por el río, rumbo a una catarata. Kenobi saltó a una plataforma flotante más pequeña, y Vader le siguió montándose en un droide minero con un cubo de recolección de minerales. Vader casi pierde el equilibrio sobre su inestable soporte, pero se recuperó rápidamente; y desde allí renovó su ataque. Se cruzaron con un mustafariano sureño, que probablemente no entendía lo que estaba pasando.
Los dos contendientes gritaron para hacerse oír en el entorno hostil: Vader acusó a los jedi de planear un golpe de estado e insistió en que los jedi eran malvados. Kenobi negó la acusación, aunque reconoció haber fallado a su amigo.
Vader saltó a la plataforma de Kenobi, descartando al droide (que siguió su camino), y renovaron su enfrentamiento de esgrima. Entonces la plataforma se acercó lo bastante a la orilla del río, y Kenobi saltó allí. El maestro jedi explicó que tenía ventaja táctica al estar en terreno más elevado y pidió a Vader que se rindiese. Éste, arrogante, se negó a aceptarlo y brincó para atacar a su maestro. Kenobi rápidamente le amputó las dos piernas y el brazo izquierdo.
El cuerpo mutilado de Vader rodó por el terraplén hasta el borde del río de lava. Allí el calor cubrió al agente del lado oscuro. Sus heridas eran demasiado graves para que él pudiese mantener el uso de la Fuerza como escudo contra el calor y, sin esa defensa, su cuerpo empezó a arder. Vader gritó su odio hacia Kenobi, que le miraba compungido. Kenobi sin embargo se veía incapaz de matar al amigo, al que había querido como a un hermano; tampoco habría asesinado a un hombre indefenso.
Pero entonces Kenobi vio la lanzadera del emperador acercándose y comprendió que Yoda había fallado. Kenobi decidió dejar atrás a Vader, previendo su inminente muerte, pero se llevó el sable de su amigo. Volvió al hangar y abordó la nave de Amidala. Los droides pedían ayuda para ella, y Kenobi la llevó a un centro médico en Polis Massa, donde ella moriría tras dar a luz y donde Kenobi se reuniría con Yoda y otro asociado, Bail Organa de Alderaan. Durante su vida, Kenobi recordaría a menudo lo sucedido en Mustafar y se replantearía sus decisiones.
Kenobi se había equivocado: Vader no murió, y aún volvería a enfrentarse a él una vez más, pero Vader no volvió a sentir la presencia de Kenobi hasta su último encuentro. La mano cíborg de Vader le permitió arrastrarse por el suelo, su odio le mantuvo activo, y el fuego en su cuerpo empezó a apagarse, posiblemente cuando se quedó sin nada que quemar. Mientras, el emperador y sus cinco refuerzos clónicos de roja armadura aterrizaron en las residencias de la Tecno Unión y peinaron el terreno. Un clon encontró a Vader, mortalmente herido, pero el emperador hizo que llevasen una cápsula médica PMC-210 hasta allí y le metiesen dentro (Era una tecnología para transportar pacientes en estado crítico desde el campo de batalla a un centro mejor equipado, manteniendo activos sus signos vitales). Subieron el torso de Vader a la lanzadera, donde Sidious le mantuvo vivo usando pociones y materiales misteriosos que ayudaron a transformar su cuerpo. En Coruscant, una unidad 2-1B le operó. Su cuerpo fue reconstruido como cíborg, incrustado en una armadura negra protectora de cuerpo completo que tendría que llevar durante el resto de su vida. Cuando Vader recuperó la consciencia, el emperador le dijo que él, Vader, había asesinado a Amidala.
La victoria de Kenobi en Mustafar fue pírrica: Los jedi no habían logrado detener a los sith. Vader era un tullido y su ciborgía había reducido su conexión con la Fuerza, algo que Sidious había comprendido desde el momento en que había visto a su aprendiz malherido. Sin embargo, aunque la utilidad de Vader era limitada para los sith, seguía siendo un antagonista implacable.
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EL AUGE DEL IMPERIO |
Aunque el duelo no destruyó la fábrica de Klegger, ésta sufrió daños irreparables esa noche. El Imperio Galáctico, en los titulares de su edición inaugural, reportó un accidente industrial en el planeta Mustafar, que subió el precio de la dolovita a 760 créditos por barril. No había constancia oficial de presencia jedi o sith en el planeta: Según la versión distribuida por la máquina propagandística, Anakin Skywalker había muerto en el ataque al Templo Jedi; Darth Vader, Lord del Sith, era el nuevo agente del emperador, y cualquier indagación sobre los jedi era una actividad sospechosa que rozaba la sedición. El planeta obtuvo infamia, sin embargo, como lugar del exterminio del Consejo Separatista.
La mayoría de alienígenas se retiraron tranquilamente de Mustafar: Los agentes del Imperio y de la Federación se alejaron tranquilamente. Los neimoidianos dejaron atrás su fábrica de droides, con sistemas automatizados de defensa activos que disuadían a otros (mustafarianos o visitantes) de intentar reclamarla. El chasis de HK-47 también fue olvidado allí.
La situación galáctica captaba el foco de atención: Tras la masacre de Mustafar, las empresas que formaban la Confederación dejaron de existir: El nuevo virrey en funciones de la Federación de Comercio, Sentepeth Findos, firmó un tratado para nacionalizarla; y la Tecno Unión fue también nacionalizada e imperializada hasta que dejó de existir. Eso significaba que Mustafar estaba oficialmente bajo control imperial, y el Imperio escrituró el planeta al Gremio Minero, que estaba tomando el control de casi toda la industria pesada de la extinta Tecno Unión. Después de eso, el planeta fue en general olvidado y sólo tenía una fama limitada por la minería que se hacía en su lava.
Los mustafarianos, que habían mantenido su actitud liberalista durante el final de la guerra, veían ahora la ocasión de recuperar el control sobre su propio planeta. No fue tan sencillo: El Impero mantenía en la superficie una presencia considerable para un mundo tan poco poblado. Los mustafarianos, que no conocían el propósito de esta ocupación, aprendieron sin embargo a no preguntar sobre ello por miedo a las represalias. Circulaban entre algunos mustafarianos relatos sobre un gran duelo entre jedis en pleno Mustafar y sobre seres con poderes de la Fuerza que murieron en el planeta; pero tales cuentos eran poco verosímiles y muy confidenciales… o eso se decía. En realidad, el Imperio enviaba a varios prisioneros jedi a Mustafar para interrogarlos y ejecutarlos, tanto en la superficie como en naves nodriza que orbitaban el planeta: Mustafar estaba tan lejos del Núcleo Galáctico que el Imperio podía permitirse cometer atrocidades allí sin que la población lo supiese. Los enclaves jedi que quedaban en Mustafar, y que estaban habitados, fueron abandonados inmediatamente; y no tardaron en derrumbarse por lo violento del ecosistema.
Antes de que acabase el año 19 abY, Gregar Typho, ex-guardaespaldas de Amidala, investigó obsesivamente para descubrir las circunstancias de la muerte de ésta. En Coruscant descubrió que, según los datos oficiales del Imperio, Amidala había sufrido heridas fatales en un emplazamiento minero en Mustafar mientras estaba supuestamente bajo la protección del jedi Skywalker; pero no especificaba si Amidala había muerto allí o no, ni si había sido accidente u homicidio. Typho no podía buscar datos sobre los jedi, ni sobre sus muertes, sin desafiar la ley y alertar a las autoridades; pero se le ocurrió que tal vez un Lord del Sith habría asesinado a Amidala. Buscando información, contactó con la traficante de información cragmoloide Boulad, que se había hecho de antemano con el dato al saber que alguien indagaba al respecto. Typho supo entonces que un sith llamado Darth Sidious había estado en Mustafar en ese momento. Sin embargo, el emperador no había revelado su nombre como Sidious al público. Typho concluyó que Vader había asesinado a Amidala y a Anakin Skywalker, y decidió vengarse de él. Consiguió una reunión con Vader fingiendo haber capturado a un enemigo de éste; pero, en cuanto Vader comprendió de qué se trataba, mató a Typho. Typho nunca comprendió su error.
Una de las primeras medidas del Imperio fue la consolidación territorial bajo la Doctrina Tarkin, dividiendo la galaxia en veinte suprasectores, cada uno bajo el mando de un Gran Moff o gobernador. El 18º Supersector incluía Mustafar, así como otros planetas de importancia como Dagobah y Sullust.
Aunque las Guerras Clon habían terminado con la derrota de la Confederación, quedaban incondicionales separatistas que se negaban a aceptar la realidad. Uno de ellos era Gizor Dellso, ingeniero geonosiano y ex-empleado de la productora de droides de combate Industrias Geonosianas (Dellso incluso había ayudado a diseñar la señal de apagado de los droides). Como todos los geonosianos, se había unido a los separatistas; pero al final de la guerra se negó a rendirse. Dellso poseía los planos robados de un prototipo experimental de caza imperial y diseñó un nuevo tipo de droide que pretendía poner en activo. Dellso y un pequeño grupo de geonosianos afines viajaron a Mustafar, donde se alojaron en la antigua mina de Klegger, posiblemente encontrando los cadáveres de su ex-jefe, Poggle el Menor, y los pares de éste. Dellso reactivó una fábrica de droides oculta y se hizo con un ejército de droides B1, B2, droidekas y MagnaGuardias IG-100 (Su diseño de droide no entró en producción que se sepa).
Los activos de Dellso eran impresionantes: Consiguió un destructor-carguero clase Providencia, que era su nave insignia; dos fragatas clase Munificent y dos acorazados clase Lucrehulk; al menos una cañonera droide HMP (Plataforma de Misiles Pesados); varios cazas Buitre y tri-cazas; y al menos un bombardero de asalto Belbullab-24, variante del Belbullab-22 y que era aparentemente el caza robado al Imperio. Su arma personal era un Bulldog RLR.
Inicialmente, Dellso era un problema sólo para los mustafarianos; pero, cuando reveló su presencia en algún momento entre 18 y 12 abY, el Imperio se enteró y tomó medidas. Antes de permitir que se reavivasen las brasas del separatismo, el Imperio envió a la Legión 501 de soldados de asalto, de probada lealtad y reputación, a bordo de un destructor clase Imperial I. Su misión era capturar a Dellso para llevarle ante la justicia, además de recuperar el bombardero robado y destruir los planos de cualquier nueva arma de Dellso.
Dellso estaba preparado: Su flota bloqueó su propio planeta, de modo que los imperiales no podían aterrizar. Inmediatamente envió su HMP al hangar del destructor imperial para invadirlo con marines y pilotos droides, lo cual impedía a los imperiales desplegar sus cazas. Bueno, se lo impidió hasta que los imperiales lograron limpiar el hangar, a base de lanzacohetes y detonadores termales. Una vez consiguieron despegar en cazas, los soldados de la 501 vapulearon los escudos del Providencia hasta hacerlos caer, y entonces destruyeron el carguero de Dellso disparando desde su destructor. Además, un soldado de la 501 robó de vuelta el Belbullab del hangar de Dellso.
El bloqueo había caído y los imperiales aterrizaron. El ejército de Dellso no conseguía repeler a la infantería, ni siquiera disparando hacia el exterior desde las ventanas del pasillo de su base. Superdroides B2 irrumpieron por la plataforma de acceso para atacar a los soldados imperiales, iniciando refriega. En poco tiempo, sin embargo, la Legión aseguró la zona de aterrizaje, y desde allí tomaron los pasillos, eliminando a los francotiradores y a los IG-100. Su siguiente escala fue la estación de supervisión, desde donde tenían acceso a un pasillo que daba al centro de control de la fábrica. Una vez allí, destruyeron los planos del prototipo inacabado de droide.
Los droides abatieron a un legionario imperial que llevaba una baliza de asalto orbital, para guiar un bombardeo orbital contra el edificio. Otro soldado imperial recuperó el aparato y lo activó. Dellso y sus guardaespaldas, sabiéndose perdidos, intentaron huir. Sorprendieron a un grupo de tropas imperiales y les emboscaron, causando estragos y matando a muchos; pero los imperiales recuperaron la iniciativa. Se vieron obligados a matar a Dellso, porque éste no se dejaba capturar. Habiendo conseguido esto, el destructor de la 501 destruyó la fábrica de Klegger, convirtiéndola en escoria rebelde. Algunos historiadores sin embargo no estaban seguros de qué había pasado tras la muerte de Dellso.

La destrucción de la mina de Klegger y el fin de partida de Delso.
Después de la destrucción del edificio, equipos de salvamento encontraron los restos de los líderes separatistas e incluso la fábrica de droides secreta, que consiguieron recuperar.
La destrucción de su complejo principal fue demasiado para la Corporación Klegger: La empresa quebró y se disolvió. También lo hizo el edificio, poco después y con más literalidad. Muchos mustafarianos ignoraban incluso qué había pasado con el edificio antes de que la mayoría cayese en los pozos de lava.
Mas la economía no iba a permitir semejante vacío de poder y una nueva persona jurídica se alzo de las cenizas de Klegger para ocupar su lugar: La Corporación Mensix, al mando del magnate Milo Mensix. Gracias a su duro trabajo, Mensix se convirtió en la principal corporación minera de Mustafar. Mensix construyó nuevas infraestructuras, incluyendo equipos de campo distribuidos que buscaban minerales y a los que abastecía de suministros desde su base central usando drones voladores o mensajeros; y pozos de ventilación del tamaño de cabañas repartidos por la costa de los Campos Mineros también en beneficio de su cuartel general.
La base de operaciones de Mensix fue la instalación minera AG3-T, apodada simplemente Centro Minero de Mensix. Esta instalación fue construida por la Corporación Mensix poco después de la destrucción del edificio de Klegger y cerca de la ubicación de éste (un poquito al norte de los restos). Mensix intentó replicar el centro de Klegger casi exactamente, utilizando tecnología de la era republicana. Existía una versión en miniatura que se distribuía como diorama.
El trabajo de la Corporación dominante de Mustafar no parecía acabar. Mensix observó que había zonas especialmente peligrosas en el planeta, sobre todo debido a las fieras. Después de que unos escarabajos kubaza aniquilasen a un equipo de mineros cerca de la Caverna de Escarabajos Kubaza, en el Volcán Central, Milo Mensix ordenó sellar el acceso con tablas de madera y dejar un letrero indicativo para disuadir a los visitantes. También lo hizo con la vieja Instalación de Investigación de la Antigua República. Los infractores no eran perseguidos por la justicia, y las medidas no pararían a un cazador decidido, pero impedían que viajeros despistados cayesen en trampas evitables.
La caza era un pasatiempo extendido entre mustafarianos que trabajaban para Mensix. El Capataz Jefe Dar Tono viajó a los Terrenos de Cría en Isla Tulrus y desafió a dos masivos jundaks, matando a uno de ellos y ahuyentado al otro. Tono llevó la cabeza de su víctima al Centro Minero Mensix, donde la blanqueó con lejía y la exhibió como prueba de su habilidad. No era el único trofeo de caza en la mina: También se encontraba una alfombra de piel de blistmok.
A lo largo de las siguientes dos décadas tuvieron lugar varios eventos relacionados con Mustafar. Por ejemplo, la doctora Amie Antin, experta en neuro-toxinas y en secreto agente anti-imperial, ayudó al jedi fugitivo Ferus Olin a investigar a Darth Vader y, revisando información del Centro de Reconstrucción Quirúrgica Emperador Palpatine, descubrió que Vader había estado en Mustafar justo después de las Guerras Clon.
Volviendo físicamente al planeta Mustafar, se sabe que durante la era del Imperio, se producían droides de combate GK Opresor en el planeta, pero no he podido averiguar quién lo hacía.
En algún momento anterior a 1 abY, el varón humano Doctor Namdaot y sus asociados, principalmente humanos y klatooinianos, llegaron a Mustafar y se asentaron en unas ruinas jedi en el nordeste de Flujo de Berken. Namdaot, usuario de la Fuerza, sucumbió al lado oscuro y adoptó el nombre de Señor de la Tormenta; sus acompañantes se convirtieron en seguidores con togas anticuadas y sandalias, y contribuían a protegerle y adorarle, incluso consiguiendo que tuviese un trono. El Señor de la Tormenta jerarquizó a su séquito, definiendo quince secuaces, el más bajo nivel; diez fanáticos; cinco guardias; y en lo alto de su pirámide, su mano derecha: El Profeta. Sólo el Profeta y el Señor de la Tormenta utilizaban sables láser; los demás llevaban armas convencionales.

El Señor de la Tormenta (derecha) combate a… el tipo misterioso… ¿Player One?
Nuevas ruinas jedi fueron descubiertas en 1 abY debidas a los constantes terremotos, en la zona sur de Bosque Humeante, atrayendo la atención de alienígenas; pero no es que estuviesen enterradas hasta entonces, sino que simplemente los movimientos tectónicos permitieron a la población saber de estas construcciones (supongo que destruyendo alguna pared que las mantenía ocultas): Eran la guarida del grupo criminal los Canallas.
Alrededor de 0 abY (es decir, poco antes o poco después de la batalla de Yavin), la bruja dathomiriana Madre Talzin escribió un libro en que, entre otras cosas, listaba los grupos de usuarios de la Fuerza activos y potencialmente rivales del suyo, las Hermanas de la Noche. En cuanto a los Canallas, a quienes describía como cautos, determinó que, por aislacionistas, tenían un alcance demasiado limitado para afectar a sus planes o a sus asociados.
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LA ERA DE LA REBELIÓN |
Mustafar llevaba mucho tiempo sin una buena batalla, pero se le acabó la suerte. Nos ponemos en el año 1 dbY, en pleno auge de la Guerra Civil Galáctica. El Imperio había encontrado un enemigo en la Alianza Rebelde, o Rebelión, decidida a derrocar a Palpatine y reinstaurar la República. El Imperio trató de acallar este conato de sedición con un superarma capaz de destruir planetas, la Estrella de la Muerte; pero la Rebelión logró destruirla, demostrando su valía. Lejos de desistir, el Imperio pasó a un nuevo proyecto, el Conquistador, un destructor estelar con un superláser similar al de la Estrella de la Muerte, aunque este superláser capaz de sólo destruir una luna de hasta 100 km de radio o de partir en dos un continente, según opinaba uno de sus diseñadores, el prestigioso Doctor Bevel Lemelisk. El Conquistador, al mando del Almirante Victor Strang, fue infiltrado en Mustafar por un comando rebelde, el Escuadrón Renegado, al mando de Col Serra. Los Renegados destruyeron el Conquistador, aunque se creía que Strang había logrado escabullirse.
Un año después de la batalla de Yavin, la codicia empezó a provocar problemas en Mustafar. Se extendieron rumores de que el terreno volcánico estaba lleno de tesoros antiguos escondidos, y eso atrajo a oportunistas y aventureros que buscaban tecnología obsoleta pero valiosa, o descubrimientos arqueológicos en las ruinas de templos jedi. El planeta también obtuvo fama por el póster decorativo de terror "¡(Eso) Vino De Mustafar!", que mostraba un aterrador jundak junto a una humana asustada. Incluso así, no se podía ir a Mustafar en nave propia, sino que sólo se podía llegar a través de transbordadores públicos que volaban desde Corelia y desde Talus. Algunos inmigrantes eran el piloto bothan Diskret Stahn; el vagabundo devaroniano llamado El Desastres, que deambulaba por las Llanuras Ardientes sin propósito claro; el neimoidiano Voakar Duset, que poseía una roca de lava decorada y atacaba a quien se le acercase; y varios chatarreros de especies variadas.
La Inquisición Imperial se interesó también por Mustafar y envió agentes allí a rastrear a posibles fugitivos jedi. Detectaron al canoso humano Xos, usuario de la Fuerza, en las Ruinas Jedi del Sur del Bosque Humeante; y sus Dark Troopers acabaron con él siguiendo el patrón de ataque Ignimus. Otro jedi más sabio, Pan, eligió no mostrarse en Mustafar y envió en su lugar a su droide de protocolo Q4P3 a alcanzar su objetivo: Pann estaba buscando un objeto llamado el Códex que creía estaba en el planeta.
Cerca del año 1 dbY, tuvieron lugar dos eventos sin relación entre sí, pero cuyas consecuencias se entremezclarían. En primer lugar, los equipos de campo de la Corporación Mensix descubrieron los restos del crucero Cabeza de Martillo que había emergido veinte años antes. En su informe reportaron también la presencia de Bandidos de Salvamento en la zona, que se hicieron fuertes en la zona, empezaron a desmontar la nave y atacaban a matar a cualquiera que se acercase demasiado. Mensix tomó nota al respecto, pero no llevó a cabo ninguna acción excepto dejar un aviso para quienes se acercasen.
La prioridad de Mensix era otra: Había firmado a mediados de 0 dbY un contrato para proveer de minerales al Imperio Galáctico para algún proyecto imperial supersecreto. Darth Vader en persona obligó a Milo Mensix a aceptar las condiciones. Mensix puso su centro a trabajar primero a un 120%, y después a un 200% de su capacidad, empleando a todo el personal disponible. Como muchos mustafarianos fueron informados por motivos laborales, algunos de ellos estaban confusos sobre si su proyecto era secreto o no; pero ni siquiera Milo Mensix sabía qué estaban construyendo.
La sobrecarga empezó a pasarse factura. Las varas de potencia del reactor empezaban a degradarse, y como eran tecnología de tiempos de la República, no había repuestos en el mercado: Había que pedir que las fabricasen para la ocasión, y el proceso era lento. Mensix apagó los sistemas secundarios para mantener su ritmo de producción, pero ni siquiera con ésas consiguieron cumplir los plazos acordados. El hecho de que el Imperio alterase varias veces el trato no lo hacía más fácil. El Imperio, en un intento de motivar a los mustafarianos, dejó tres destructores en la órbita planetaria e insistió en que, si Mensix no cumplía las expectativas, el Imperio tomaría el control de los centros de producción y prescindiría de los trabajadores mustafarianos; Mensix quería creer que se refería a despedirles, no a matarles; pero aún en aquel caso, se arriesgaba a que entrase en bancarrota no sólo la Corporación Mensix, sino toda la civilización mustafariana.
En busca de una solución, Mensix trabajó con algunos de sus asesores de más confianza, incluidos el capataz Chivos, Urup Fal'co y un ejecutivo sureño. Chivos temía que el Imperio hubiese intervenido sus oficinas con micrófonos ocultos y presentaba informes de los problemas de rendimiento: Los droides de reparto de suministro y los filtros de ventilación no podían mantener el ritmo, con lo que como mínimo provocaban alarmas. Mensix incluso contactó con el comandante de un grupo mercenario para que se ocupase de parte de sus problemas.
Pero ya volveremos sobre esta crisis: Aunque de capital importancia para los mustafarianos, sólo se podría atajar más tarde y gracias a otras actividades que se realizaron a continuación.
En este momento, varios seres de otros mundos estaban visitando el planeta Mustafar. El ithoriano Pwwoz Pwwa, geólogo y embajador de su gente, estaba en el planeta en representación de Ithor. El historiador twi'lek Epo Qetora estaba siguiendo el rastro a una información hasta la Instalación de Investigación; el xenoarqueólogo mon calamariano Ithes Olok estaba analizando los cubos del legendario maestro jedi Chu-Gon Dar; y el droide de protocolo Q4P3 había sido enviado por su amo Pann para hacerse con un objeto llamado el Códex. Ninguno de estos tres podía buscar su objetivo directamente: Éste, siendo limitado por diseño en sus capacidades, no podía explorar los campos directamente; y los dos anteriores eran demasiado ancianos para realizar trabajo de campo en entornos tan exigentes. En general esta clase de personas intentaban subcontratar a alguien para que llevase a cabo su trabajo sucio, y después se quedaban ellos el mérito sin que los libros de historia mencionasen a sus agentes. Por ejemplo, una contrabandista twi'lek había visitado Mustafar convencida de que allí encontraría tesoros e intentó coaccionar a Qetora con amenazas de violencia para que él le revelase dónde encontrar fortuna en la Instalación de Investigación. El viejo Qetora le dio un mapa y una advertencia; ella ignoró la última, y nadie volvió a verla.

Epo Qetora.
También había mustafarianos interesados en obtener ayuda eficiente que les liberase de trabajo. El topógrafo Jo Keslev tenía la necesidad de revisar manualmente todos los marcadores dispuestos sobre el terreno para asegurarse de que seguían señalando los lugares previstos en un entorno muy cambiante, y a cambio ofrecía cinco mil créditos por cada una de las siete áreas, más un valioso Cristal de Corazón de Tanray por completar totalmente la labor. No era baladí: La expedición era peligrosa, pasando por zonas llenas de bestias salvajes e incluso por el campamento de los Bandidos de Salvamento.
Un chatarrero mustafariano también reclutó a un viajero de otros mundos para que le proporcionase quince abalorios de escarabajo kubaza, que se obtenían a veces matando escarabajos.
Había un aviso, aparentemente oficial, de la necesidad de matar quince pulgas de la lava salvajes para obtener una recompensa de siete mil créditos (varias veces, de hecho).
Otras personas visitaban Mustafar sin un auténtico objetivo, a veces simplemente para explorar y cazar. Se sabe de al menos un viajero que decidió hacer una expedición cinegética persiguiendo cinco blistmoks en el Bosque Humeante, cinco escarabajos kubaza en las Llanuras Ardientes, cinco pulgas de lava en las Marismas de Cristal, cinco tulruses en Isla Tulrus, cinco xandanks en Flujo de Berken… y después dando un paseo por el Volcán Central sin una pieza que perseguir.
Otro cazador, tras analizar una mandíbula de xandank, decidió perseguir y eliminar no menos de veinticinco xandanks. Similarmente, el análisis de la alfombra de piel de blistmok en el Centro de Minero de Mensix motivó a otro tipo a perseguir blistmoks, y eliminó a diez de estos seres antes de conseguir una piel prístina; después tuvo que buscar conservantes en los campamentos mineros. La consulta de un holograma médico en la Sala de Clonación de Mensix instó a un cazador a perseguir jundaks hasta obtener quince de sus dientes, lo cual le valió un premio de ocho mil créditos; y ver un plato de carne de tanray en el mismo edificio llevó a un extraño a perseguir veinte tanrays para obtener siete mil créditos de recompensa.
Pese a la popularidad de la caza, los mustafarianos en ese momento tenían frecuentes problemas con animales salvajes, y no en pocas ocasiones. Veamos algunos ejemplos:
En primer lugar, un grupo de mineros estaba tan preocupado por la amenaza de un ataque blistmok, que se puso una recompensa de siete mil créditos para quien cazase veinticinco blistmoks y así les pusiese la vida más fácil. Pero no siempre era posible poner dinero sobre la mesa para algo así.
Una manada de siete xandanks (incluyendo un alfa), al oeste del territorio habitual de la especie, estaba atacando frecuentemente un campamento minero, al punto que los mustafarianos se negaban a seguir trabajando allí en las mismas condiciones. La Corporación Mensix se negó a darles una compensación por peligrosidad, así que los mineros interrumpieron su trabajo, y en respuesta Mensix dejó de enviarles suministros. Los mineros se vieron obligados a buscar una solución por sí mismos, pero no tenían personal adecuado y suficiente para rastrear y eliminar a la manada; sólo habían identificado el lugar donde habían visto por última vez a los xandanks. Uno de los mineros, Renlo Hens, convenció a un extraño para que les ayudase, sin ofrecerle recompensa. Esta persona encontró la guarida de la manada y llevó a Hens la cabeza del xandank alfa como prueba de que sus problemas habían acabado. Los mustafarianos, agradecidos, le permitieron conservar la testa como trofeo.
Los escarabajos kubaza eran una amenaza que Mensix consideraba más seria: El capataz Donko Jen supo de un campo minero en las Llanuras Ardientes, infestado por causa de cuatro nidos de kubaza cercanos. Jen contrató a un viajero espacial para destruirlos, le advirtió de los peligros y le proporcionó cargas explosivas para acelerar el trabajo. El agente de Jen llevó a cabo su trabajo, no sin dificultad: Las explosiones enfurecían a los kubazas, instándoles a atacar al causante; y cada vez que destruía un nido, media docena de soldados escarabajos supervivientes atacaban. Afortunadamente, esta persona prevaleció y recibió de Jen diez mil créditos; Jen le permitió quedarse una cabeza de escarabajo kubaza disecada como trofeo.
No era la única persona interesada en kubazas: En el misterioso pueblo dathomiriano de Aurilia vivía una calamariana Coleccionista de Nexos llamada Kakirk. Kakirk contrató a personas para que viajasen por la galaxia persiguiendo dragones krayt, rancors y otras bestias en mundos variados. Envió a una persona a Mustafar a cazar cuatrocientos setenta y cinco escarabajos kubaza de distintos tipos (incluyendo setenta y cinco reinas, cien soldados y ciento veinticinco trabajadores) por sus propios motivos, que reconozco no puedo imaginarme.
En cuanto a los tulruses, no solían ser una amenaza porque rara vez atacaban sin provocación; pero ese año su número se había disparado y en consecuencia también los choques entres tulruses y mineros. Era una mera cuestión de seguridad reducir su número, y los mustafarianos buscaron a un cazador para ofrecerle siete mil créditos si a cambio mataba a veinte tulruses. Encontraron a un tipo que acababa de cazar un tulrus y se había hecho con un colmillo de marfil de tulrus en buen estado; le consideraron un buen candidato y le contrataron para la tarea, que se concluyó con éxito.
En otros casos, la medida era menos preventiva: El temible tulrus devorador de mustafarianos bautizado como Cuerno Enemigo atacó a varios equipos de mustafarianos en misión de reconocimiento cerca de Isla Tulrus, matando (e ingiriendo) a ocho personas e hiriendo a un número mayor. Los grupos de mineros, temerosos de la bestia, se negaron a continuar su trabajo allí hasta que el problema se resolviese. La Corporación Mensix, queriendo asegurar la seguridad de sus empleados, aceptó contratar a un cazador. El jefe de equipo minero Ulon Glost fue asignado a resolver la crisis, y tuvo la suerte de topar con una persona preparada para ello. Glost aceptó pagar cinco mil créditos (y un trofeo de tulrus) a un cazador, pero les explicó el problema: Los mustafarianos aún no sabían qué tulrus era Cuerno Enemigo. El cazador tenía la poco agradecida misión de abrir a los tulruses que cazase para examinar sus estómagos hasta encontrar restos de mustafarianos. El cazador partió entonces, mató a diez tulruses inocentes en la espesura y entonces recibió un mensaje de Glost por comunicador: Había habido un ataque recientemente contra un campamento minero y se creía que el tulrus responsable seguía allí. El hombre fue a investigar y efectivamente encontró allí a Cuerno Enemigo, del que dio buena cuenta pero no antes de que Cuerno Enemigo causase estragos entre los mineros.
Los mustafarianos podrían tener problemas incluso sin animales que les acosasen: Varios equipos de mineros se perdieron por inhalación de gas trilom, un veneno que les enloquecía y les convertía en asesinos agresivos antes de provocar una lenta y dolorosa muerte en los supervivientes. No había posible tratamiento. El Jefe Armstrong; al cargo del centro minero, se vio obligado a tomar medidas, y lo mejor que pudo hacer es acabar con la miseria de sus antiguos asociados. Después de hacerlo con dos grupos, estaba demasiado desanimado para continuar con el tercero, y contrató a un viajero para que ejecutase a esos desdichados. Le explicó cómo rastrear a los mineros usando la baliza en sus uniformes. El viajero mató a diez enfermos y después Armstrong le dio las gracias y le premió con una pistola disruptora mustafariana.
En otros casos, los mineros mustafarianos amenazaban a la patronal con una huelga y, con la urgencia del contrato imperial, Mensix no podía permitirse una sola jornada de asueto. Todo había empezado cuando un ejecutivo de la corporación minera empezó a desfalcar parte de una bonificación que debería haber llegado íntegra a un grupo de trabajadores mineros. Los mineros de la colonia B3, en el noroeste del continente, lo descubrieron y le denunciaron ante la Corporación Mensix, pero Mensix desestimó la acusación posiblemente porque el ejecutivo tenía suficiente poder en la empresa para mantener el control de la situación. Los mineros tenían pruebas, pero descubrieron que, si se acercaban al Centro Minero, los secuaces del ejecutivo corrupto les atacarían antes de que pudiesen entrar. Los mineros decidieron iniciar una huelga y tomar el control de su campamento minero.
El capataz mustafariano Nurfa Laz'op era uno de los huelguistas y se negaba incluso a acudir a la mesa de negociaciones y reunirse con representantes de la patronal, aparentemente después de malas experiencias previas. El representante de Mensix, Urup Fal'co, pidió a un alienígena que mediase. Laz'op aceptó cambiar su postura a cambio de diez huevos de tulrus y, cuando el alienígena se los entregó y Laz'op cumplió su palabra, Fal'co premió a su embajador con un traje de minero. Sin embargo, los paros continuaron; el ejecutivo corrupto insistía en que las pretensiones de los huelguistas eran descabelladas. Los huelguistas obtuvieron pruebas contra el ejecutivo, pero el ejecutivo controlaba a varios secuaces en el Centro Minero para que atacasen a los huelguistas si intentaban acercarse al edificio.
Otros problemas venían del exterior. Por ejemplo: El piloto bothan Diskret Stahn y su pasajera la bailarina humana Pei Yi, en ruta a Naboo, se vieron obligados a aterrizar en Mustafar para realizar reparaciones. Durante su tiempo en Mustafar, frecuentaban la cantina del Centro Minero de Mensix. Stahn mencionó a un conocido casual que se le había metido en la cabeza una melodía que había escuchado en Abregado y la tarareó. De ese encuentro, Stahn obtuvo una partitura más formal que se convirtió en la canción calipso (y que tiene cierta similitud con la música del videojuego The Secret of Monkey Island).
Problemas más serios tenían relación con personas más hostiles. Les he hablado del grupo de usuarios del lado oscuro local, los Canallas. Su kursk o líder en ese momento, el humano San'sii, decidió que eran demasiado escasos en números y adoptó una nueva práctica: Reclutar gente sin poderes de la Fuerza para que fuesen soldados y los miembros más visibles del grupo. Estos Canallas con rifles bláster, armadura negra y a menudo máscara daban la impresión de que los Canallas fuesen una fuerza paramilitar. San'sii y su mano derecha, la humana Vansk, eran usuarios de la Fuerza y esgrimían sables láser.
Entonces llegó un arqueólogo sullustano, Mi Fon Lu, que quería estudiar las ruinas del enclave jedi donde los Canallas habían establecido su base de operaciones. Los Canallas, por supuesto, se negaron a permitir que Lu accediese. Lu contrató a un cazarrecompensas de otro mundo para que eliminase a los Canallas (que, insisto, vivían allí sin meterse con nadie y simplemente se oponían a que les entrasen extraños en casa). El agente de Lu mató a al menos diez Canallas, después a Vansk y por último a San'sii, informando a Lu de sus progresos parciales. Lu le premió con cinco mil créditos y un globo de distancia para mejorar su armamento. Este evento pasaría a la historia como la Purga de los Canallas. Lu inició su trabajo, pero se rumoreaba que, más tarde, los remanentes de los Canallas recuperaron su guarida y buscaron la forma de vengarse de Lu.
Una situación similar pero con provocación tuvo lugar entre el historiador naboo Pletus Croix, que estaba documentando glifos antiguos en Mustafar, y los Corredores de la Cuchilla, que le emboscaron mientras investigaba el Bosque Humeante. Vapuleado, Croix contrató a un viajero para que se infiltrase discretamente en el cubil de los Corredores y copiase tres glifos que estaban en poder de ellos. Esto se pudo hacer incluso evitando enfrentamientos; pero al mirar los resultados, Croix observó que los Corredores habían roto uno de los glifos, y le pidió que obtuviese los pedazos. Eso sí que exigió desafiar a los Corredores. Dos líderes de los Corredores, el capitán Relgon Starkill y el comandante Hal Razor (ambos varones humanos) fueron derrotados en la lucha. Croix premió a su enviado con un rifle DP-23.
Mientras tanto, el xenoarqueólogo calamariano Ithes Olok había viajado a Mustafar, habiendo oído de los descubrimientos de antiguos rollos y de cubos extraños en las excavaciones de un Templo Jedi. Olok lideraba una expedición de investigadores que viajaron a Mustafar para investigar éstos y otros posibles artefactos creados por Dar y con poderes de la Fuerza. Olok estaba investigando los Cubos de Chu-Gon Dar. Se había hecho con varios cubos físicos y estaba convencido de que la tecnología obsoleta era aún funcional, pero él no había sido capaz de descubrir cómo hacerla funcionar: Los rollos eran confusos e incluían símbolos que Olok no conseguía entender. Olok concluyó que necesitaba más información y sabía cómo conseguirla: Había otras ruinas jedi en Mustafar, más al sur, donde posiblemente también existían inscripciones en las piedras. Olok sólo necesitaba acceder a esta información; pero él era un anciano que no estaba en condiciones de corretear por un mundo tan hostil, y sus ayudantes aún no habían llegado. Olok decidió recurrir a un agente.

Un anciano xenoarqueólogo mon calamariano presuntuoso, con mal gusto para el vestir y
que se enrolla en cada disertación. No, no es Skippy Farlstendoiro, es Ithes Olok.
Entonces se pasó por Mustafar la seductora ladrona twi'lek Aemele. Aemele escuchó al engreído Olok fingiendo interés, esperando obtener información útil. Olok le habló de la transmografiación que usaba Dar para transformar tres objetos comunes en otra cosa distinta, y Aemele vio potencial en ello para obtener riquezas. Aemele fingió aceptar trabajar para Olok pero en realidad le robó documentación (un rollo y un bloc de notas) y un Cubo, y huyó a Tatooine para reunirse con un contacto; lamentablemente, para cuando llegó, el contacto había sido capturado por un contrabandista que intentaba reemplazarle. Aemele aceptó tratar con esta persona en un intento de sacar tajada, pero sólo consiguió que él le robase el Cubo.
Por lo que sé, Olok ni siquiera se dio cuenta de que le habían robado. Se quedó en Mustafar, esperando a un mensajero, y tomó por éste a un viajero de paso. Cuando esta persona le corrigió, Olok le explicó su problema y le convenció de que le ayudase, prometiéndole compartir sus descubrimientos futuros con él (o ella). Esta persona aceptó ir al Templo Jedi a rebuscar tabletas que, para sorpresa de todos, tenían runas grabadas en aurebesh. También había pulgas de la lava salvajes en la zona.
En cuanto Olok recibió una copia de las inscripciones, concluyó que todo cobraba sentido (Claro, a posteriori es muy fácil) y entendió cómo usar los cubos. Hizo su primera prueba ante su agente, convencido de que saldría bien, y así fue: Introdujo en un Cubo de Chu-Gon Dar una copa, un datapad y un faro, y los transformó en un estimulante de salud. Como Olok había conseguido varios Cubo, regaló uno de los Cubos a su ayudante como pago y para que éste hiciese pruebas de campo intentando combinar objetos encontrados en Mustafar.
También en esos tiempos visitaron Mustafar la reportera de investigación bothan Jural y su hermano Talper, enviados por el Tiempos Corelianos para cubrir la excavación de un templo que estaba realizando el doctor Namdaot. Cuando llegaron, descubrieron para su sorpresa que Namdaot había adoptado el nombre de Señor de la Tormenta y, megalómano, exigía que los bothan le jurasen lealtad. Talper se negó explícitamente y los dos bothan lograron huir; pero, aún cerca de las ruinas, Talper se puso gravemente enfermo. Jural montó un campamento para cuidar a su hermano y concluyó que el Señor de la Tormenta era culpable de la enfermedad degenerativa de Talper. Un tal Relan y un piloto del equipo de Ithes Olok (aparentemente extraviado) toparon con el campamento de los bothan, y Jural les suplicó ayuda y les pidió que matasen al Señor de la Tormenta. El piloto aceptó, fue a los ruinas y derrotó a todos los secuaces enviados por el Señor de la Tormenta, incluyendo el mismo Profeta y sus dos guardias de escolta. Finalmente, se enfrentó al Señor de la Tormenta mismo, que lanzaba relámpagos, y prevaleció. Después volvió al campamento y Jural le dijo, eufórica, que Talper ya estaba mejorando y ya se encontraba fuera de peligro, así que entregó como pago unas medicinas mustafarianas.

Talper (tumbado) y Jural.
Seguían pasado cosas: Un visitante de otro mundo entró en el campamento de los Bandidos de Salvamento y observó un bloc de datos en exposición. Era el diario del jedi que había estado en Mustafar durante la Orden 66. Para alcanzar el objeto, tuvo que pelearse con varios bandidos. El explorador decidió seguir la pista que sugería el diario y encontró el campamento del jedi. La antigua mascota del jedi, Cobak, y otros seis xandanks, protegían el botín. El explorador los mató a todos y obtuvo dinero y botas de minero que había usado el jedi.
Ha llegado el momento de hablar del problema de Milo Mensix con su producción para el Imperio, y de cómo las medidas tomadas liberaron una amenaza que podía afectar a toda la galaxia.
Podríamos decir que todo empezó cuando el capataz Chivos, un empleado de confianza de Mensix, buscó el modo de llevar suministros a un campamento minero al sur de la instalación principal. Los droides voladores que solían llevarlos no podían recargar adecuadamente porque casi toda la energía del Centro Minero estaba redirigiéndose al reactor para maximizar la producción; así que los equipos de campo debían recibir sus suministros a través de mensajeros y, como las desgracias nunca vienen solas, Mensix no tenía personal disponible para enviar como mensajeros porque precisamente estaban todos ocupados con el contrato imperial. Había otros problemas, por ejemplo con filtros de ventilación que no se habían limpiado correctamente con el sistema automático y suponían un peligro para los trabajadores; y las varas de potencia del reactor estaban a un pelo de dar un disgusto grave.
El capataz Chivos tenía permiso para contratar trabajadores autónomos para resolver esta clase de problemas. Chivos, con elegancia, se acercó a un visitante de otro planeta y se ofreció a contratarle para el trabajo. Durante su conversación, Chivos dejó caer algunas pistas sobre el contrato supuestamente confidencial pero sobre todo se aseguró de informar a su nuevo agente de que, si su trabajo era satisfactorio, podría conseguir más tareas remuneradas de Mensix.
En cuanto el trabajador autónomo llegó a la mina y dejó los suministros, Chivos le ingresó cinco mil créditos como pago y le contactó por comunicador y le pidió que limpiase cuatro conductos de ventilación en el Centro Minero, a cambio de otros cinco mil créditos. Era un trabajo poco agradecido, pero muy necesario y servía para medir las aptitudes de esta persona.
Chivos vio entonces que podía confiar en su nuevo ayudante, informó a Milo Mensix de la situación y contrató al tipo para obtener varas de potencia para el reactor principal del Centro Minero. Las varas actualmente en uso estaban deteriorándose rápidamente debido a la producción intensiva, y amenazaban con dejar de funcionar. El modelo usado, de tiempos de la Antigua República, ya no estaba en producción; había que encargar que las fabricasen para cada ocasión, y eso llevaba demasiado tiempo. Sin embargo, había otra opción: El crucero Cabeza de Martillo que había sido descubierto recientemente era un modelo que utilizaba varas compatibles. Si Mensix podía conseguir cuatro varas de la nao varada, entonces los ingenieros mustafarianos podrían modificarlas y mantener funcionando la central hasta que llegasen los repuestos. ¿Problemas para ello? Principalmente que un grupo de mustafarianos hostiles, los Bandidos de Salvamento, se habían hecho fuertes en los restos del naufragio y querían desmontar la nave para reaprovecharla ellos mismos.
El enviado de Mensix fue a los restos de la nave y consiguió hacerse con las tres primeras varas con cierta facilidad, pero la cuarta vara exigió pelearse contra los bandidos y matar a cuatro o cinco de ellos que estaban literalmente custodiando el objeto. Cuando acabó la tarea, esta persona volvió con Chivos para cobrar su recompensa de cinco mil créditos, y dos premios más: Un medallón de minero mustafariano y una entrevista personal con Milo Mensix en persona, que quería encargarle un trabajo aún más importante. Chivos estaba seguro de haber encontrado al empleado perfecto para ese trabajo.
Milo Mensix tenía una idea para cumplir su contrato con el Imperio, aunque era una posibilidad remota: Los núcleos de memoria del Cabeza de Martillo podrían incluir información sobre cómo mejorar la producción de la fábrica. Los ingenieros mustafarianos sabían que la tecnología de esa época era muy potente, en algunos sentidos más avanzada que los recursos contemporáneos. Mensix quería contratar a esta persona para que accediese al crucero, reiniciase las computadoras de a bordo y obtuviese datos vitales. Evidentemente, eso suponía volver a pasearse por el territorio de los Bandidos de Salvamento.
Al entrar en la nave, el agente de Mensix descubrió que los circuitos impresos del ordenador estaban totalmente destrozados, pero si los reemplazaba, podría reactivar el ordenador. La pregunta era: ¿De dónde sacar circuitos? Por ejemplo, de los Bandidos de Salvamento, que se dedicaban a recoger chatarra reaprovechable. El agente de Mensix atacó a los bandidos, mató a varios y acabó obteniendo cuatro placas aprovechables. Eso le permitió activar el ordenador y comunicarse con la inteligencia artificial.
Nosotros sabemos que la inteligencia artificial en cuestión era el droide asesino HK-47, trasplantado al ordenador, pero el enviado de Mensix no lo supo; el cerebro electrónico no se identificó, alegó ser incapaz de acceder a sus propios bancos de memoria y se sintió confuso al ver que sus actuadores eran los de una nave espacial (sobre todo, los de una nave espacial sin armamento pesado, que HK-47 extrañaba).
HK-47 sin embargo escuchó la petición y dejó entrever un procedimiento para triplicar la producción de la mina de Mensix, pero fragmentos críticos de su output eran inaccesibles. HK-47 entonces sugirió que el agente de Mensix transfiriese su cerebro electrónico a la Instalación de Investigación de la Antigua República, que HK-47 detectaba a cinco kilómetros al nordeste, para que el software pudiese encontrar y presentar los datos correctamente. En realidad, HK-47 quería llegar a ese edificio para tener acceso a un centro de producción de droides e incluso recuperar un cuerpo humanoide, pero no podía transferirse su software él mismo: Necesitaba que alguien conectase el relé de subida de datos, que estaba en una cueva de escarabajos kubaza, y al que no tenía acceso a través de telecomunicaciones. Evidentemente el agente de Mensix no podía reparar el hardware, pero HK-47 sabía de un droide de reparación que se reactivaría en cuanto "su" agente entrase en la cueva. Lo único que el tipo tenía que hacer era asegurarse de que los escarabajos no destruyesen al droide reparador ni la maquinaria.
Esta primera misión fue un éxito. En cuanto HK-47 tuvo acceso a la Instalación de Investigación, se copypasteó allí y se borró del crucero. Ahora su siguiente objetivo era convencer al incauto para que reactivase la energía del edificio. El primo y sus asociados recorrieron diversos niveles del edificio, combatiendo a las bestias que habían allí anidado para conseguir acceso a nuevas habitaciones y finalmente reiniciar el sistema. Ahora HK-47 no tendría excusa para revelar la información secreta que incrementase la producción.
Por supuesto, HK-47 encontró una excusa: Los habitantes del edificio habían borrado sus archivos. HK-47 sin embargo explicó que la fábrica abandonada de droides neimoidianos en la cercanía sin duda tendría esos datos: El pringado visitó la fábrica de droides, desafiando a los viejos modelos de droide de guerra que seguían custodiándola sin necesidad, y reactivó el edificio, permitiendo que HK-47 tomase el control sobre éste.
HK-47 entonces reveló sus verdaderos colores: Iba a producir droides de combate para aniquilar a sus enemigos en represalia por pasados crímenes pero, no sabiendo con exactitud quiénes eran esas personas, HK-47 pretendía matar a todos los orgánicos que se cruzasen en su camino. Para ello, HK-47 empezó la producción de un ejército droide con el que atacaría zonas habitadas de Mustafar: Cien droides de asalto HK-77; treinta líderes de pelotón HK-77, diez AK-1A "Martillos"; diez AK-3 "Segadores"; seis centinelas GK-5; seis guardias de élite de modelo desconocido; y un Comandante de Vanguardia Mk. I formarían su primer ejército.
El trabajador autónomo que supuestamente seguía en nómina de la Corporación Mensix volvió con Milo Mensix a explicarle el problema. Mensix, concluyendo que HK-47 atacaría los Campos Mineros de Koseyet, le mandó a reunirse con un explorador mustafariano, Olon Lono, sobre el Puente Koseyet, para que ofreciese refuerzos. Los mineros en Koseyet eran conscientes de que no podían escapar y, aunque no eran soldados profesionales, aceptaron defender su campamento y seguir las indicaciones de los enviados de Milo Mensix. Usando buen criterio y experiencia, los hombres de Mensix distribuyeron a los mineros en puntos clave para la defensa y pusieron explosivos.

La Batalla de Koseyet.
Gracias a los alienígenas de visita, los mineros consiguieron repeler al ejército droide de HK-47. Algunos mustafarianos murieron; más de cien HK-77 fueron destruidos. Al final de la batalla, el mal llamado Comandante de Vanguardia, el droide individual más poderoso en el campo de batalla, saltó a la lid, pero acabó aniquilado por el fuego combinado de mineros y alienígenas. Eso subió la moral de los mustafarianos, que continuaron su ataque, cargando sin miedo y aniquilando a casi todos los droides que quedaban. Sólo unos pocos HK-77 sobrevivieron al conflicto, y éstos huyeron del planeta.
La misión no había acabado: HK-47 aún mantenía el control de la fábrica de droides, y era preciso arrebatárselo antes de que preparase otra oleada. El agente de Milo Mensix y sus asociados atacaron la fábrica, encontrándose, para sorpresa de nadie, una plétora de droides bélicos para la defensa: Los modelos HK-58 Aurek y HK-58 Besh atacaban juntos, y debían ser destruidos juntos para evitar que el superviviente curase a su par. El invencible Droide Devastador custodiaba una unidad de almacenamiento, pero pudo ser burlado. El Maestro Ingeniero Droide producía constantemente droides asesinos IG y Blastromech; y por último Arreglador Uno, Manos de Perdición y Portador de Perdición protegían el acceso a los controles de la fábrica. Todos ellos fueron destruidos y la fábrica fue apagada… pero HK-47 ya no estaba allí. Ahora tenía un cuerpo humanoide y había huido al cráter del Volcán Central con varios droides de élite. Aparentemente pretendía huir del planeta en un carguero coreliano YT-2400.
Mensix comprendía el problema y ponía recursos para subsanarlo. Comprendió que había que enviar un equipo al cráter de un volcán, y afortunadamente tenía un aeronauta lo bastante loco para aceptar esa misión: Menddle el piloto maestro mon calamariano. Pero el equipo enviado tendría que desafiar a otros enemigos antes: Primero el Supervisor-HK y sus ocho droides de apoyo SK-21; después, AK-Prima y sus cuatro droides de asalto HK-77; después el Comandante de Vanguardia Mk. II con sus quince droides de asalto HK-77 que después de morir se levantaban del mar de lava; a continuación, el Prototipo CY-M de origen desconocido, armado con una pica de fuerza y un sable láser, y que usaba poderes de la Fuerza para controlar a ocho escarabajos kubaza y hacerles pelear; y por último, el GK-Opresor con seis Defensores GK-14 y después seis Centinelas GK-18, paridos por el Opresor.
Sólo entonces, HK-47 se dejó ver. HK-47 agradeció a sus enemigos la ayuda prestada y alabó su constancia, incluso reconociendo que simpatizaba con ellos. Incluso se ofreció, como favor personal, a asesinar a alguien a quien estas personas no simpatizasen, aparentemente después de que HK-47 hubiese asesinado a la gente a la que estaba llamando amigos. Después de eso, HK-47 y sus enemigos orgánicos combatieron, y HK-47 fue destruido. Los orgánicos tomaron el control del YT-2400 y lo usaron para volver a la fábrica de Mensix.
Mensix y Urup Fal'co felicitaron a estas personas por su victoria, y entonces todos ellos vieron con sorpresa cómo los comunicadores recibían un holograma de HK-47, que había sobrevivido trasplantándose a otro cuerpo droide. HK-47 halagaba a sus enemigos por su victoria y les informó de sus planes: Perseguir a las personas que le habían ofendido, punto por punto. Pretendía visitar Neimodia para masacrar neimoidianos por la baja calidad de sus fábricas; y también matar a los arquitectos en general, porque habían sido los arquitectos quienes diseñaban los edificios que HK-47 había "sido", y le parecía fatal que los hubiesen diseñado sin armas. HK-47 prometió ir a por sus enemigos en algún momento, si seguían vivos cuando llegase su turno en la lista; y con sarcasmo les regaló un holograma en cuya base ponía "bolsa de carne".

Aunque enemigos de HK-47 y llamados los Arquitectos,
los rakata no son los arquitectos a los que se refiere HK-47.
Aunque Mustafar se había librado de la venganza de HK-47, una nueva amenaza se avecinaba por el horizonte: Una manifestación de la Fuerza localizada en Mustafar liberaba peligros que podían reforzar al lado oscuro si la causa no era atajada. Muy pocos se habían dado cuenta de lo que sucedía realmente, y de éstos, prácticamente ninguno militaba en el lado luminoso y podía actuar al respecto. La mayoría de los habitantes de Mustafar, ajenos al peligro, continuaban con sus vidas buscando su propio beneficio, pero empezaron a llegar aventureros al planeta, atraídos sin saberlo por el poder místico de las reliquias perdidas.
Pero será mejor que empiece por el principio. Remontémonos a 3.996 abY, cuando los sith atacaron Mustafar y los jedi, intentando defenderse, usaron hasta la sobrecarga un extraño cristal con poderes misteriosos. No volveré a contar todos los detalles (ustedes pueden darle a la barra de scroll y volver a leerlos), mas recordaré que el vidrio se quebró en múltiples astillas, aún llenas de poder, algunas de las cuales capturaron las almas de los jedi cercanos. Un maestro jedi superviviente ocultó el fragmento más grande con un escudo de la Fuerza para que nadie pudiese encontrarlo, pero la salvaguardia se fue debilitando poco a poco hasta desaparecer completamente en ese momento.
Esa combinación causaba varios efectos. En primer lugar, las astillas de cristal esparcidas eran más capaces de interactuar con las personas que se acercasen, sobre todo porque las almas jedi encerradas suplicaban en vano una ayuda imposible. De pronto, algunas personas estaban motivadas a recoger las astillas o a robárselas a otros. A menudo la posesión de un pedazo no tenía efecto adverso; pero algunas personas oían zumbidos o murmullos venidos de los vidrios; otras concluían que las piezas atraían la mala suerte o que causaban que los animales salvajes atacasen al portador (lo cual podría ser lo mismo); y aún otras personas alegaban haber visto fantasmas.
Los hechos son que había al menos un fantasma en Mustafar: Obi-Wan Kenobi, el maestro jedi que había combatido allí a Darth Vader y que años después había muerto a sus manos en otro lugar, ahora podía manifestarse como un espectro transparente e intangible, visible sólo para ciertas personas. Kenobi supo del problema de Mustafar e ideó un plan para destruir la pieza más grande del cristal, que podía mancillar a quien la usase, y así impedir que cayese en manos de las fuerzas del mal.
El problema era que Kenobi no podía intervenir directamente y necesitaba encontrar a un agente capaz, dispuesto y sólido. No era necesario que tuviese poderes de la Fuerza (El Imperio había acabado con casi todos los jedi), pero tenía que poder oírle y seguir sus indicaciones. Los primeros intentos de Kenobi fueron fallidos: El cazador tesoros humano Menth Paul vio al fantasma acuclillado, sin que Kenobi le viese a él, y después encontró una astilla al mirar qué estaba buscando la extraña figura en ese punto, pero a partir de entonces Paul sufrió una racha de mala suerte; no tenía la motivación correcta. El diplomático ithoriano Pwwoz Pwwa, con poderes de la Fuerza, fue otro de los candidatos de Kenobi, pero no era lo bastante ejemplar para poner a prueba su rectitud. Un mustafariano norteño encontró una astilla especialmente poderosa que encerraba a un jedi particularmente activo y poco después se volvió loco, pasando a recorrer los desiertos sin rumbo fijo mientras hablaba con blistmoks; Kenobi le descartó, pero se fijó en la astilla y su potencial. Otro mustafariano, el sureño Ikt, que exploraba las ruinas jedi del sur del Bosque Humeante, se hizo con una pieza de cristal que fue robado por la inmoral twi'lek Illiv Orfa (Ya volveré sobre todos ellos). Por último, Kenobi se mostró a otro mustafariano sureño, no identificado, que trabajaba en el Centro de Mensix. Aunque el encuentro causó una impresión en el vivo, Kenobi no logró transmitirle correctamente su necesidad y la presión social de otros mustafarianos, que no creían en fantasmas, no le incitaba a verse enviado en una misión misteriosa.

El fantasma de Obi-Wan intenta reclutar a un campeón.
Kenobi sin embargo acabó encontrando a su campeón, a quien mantuvo vigilado en secreto durante un tiempo. La identidad de esta persona es desconocida, pero se sabe que no era un mustafariano. Se trataba de un viajero de otro mundo que estaba en Mustafar de visita, y que de forma hercúlea demostró su valía llevando a cabo múltiples proezas de las que paso a dar cuenta y razón:
El primer reto tenía que ver con una cápsula de escape que había llegado a Mustafar, conteniendo varios tubos de ensayo llenos de fluidos y que contenía un arma biológica. Se especula que alguien tenía instrucciones de liberar la plaga en las instalaciones de Mustafar para después hacerse con los recursos minerales del planeta. Un grupo de cazatesoros se hicieron con el material pero, al liberarlo accidentalmente, murieron víctimas de esa misma amenaza. Dos pequeñas motitas negras en el líquido crecieron hasta convertirse en sendos aracnoides del tamaño de canes.
La persona que acabaría siendo agente de Obi-Wan Kenobi, a la que podríamos llamar el campeón, encontró los cadáveres de los cazadores de tesoros y a las bestias terribles. Siendo como era una persona capaz de defenderse en una lucha, eliminó a los dos aracnoides, y después a otros varios que surgieren como refuerzo cuando él intentó buscar pistas sobre su origen. Después comprendió la naturaleza del peligro y decidió tirar la bolsa a la lava, destruyendo la amenaza y demostrando a un tiempo su entereza y su inteligencia.
Este hombre (cuyo sexo y especie son desconocidas aún hoy; digo "hombre" en el sentido neutro) visitó el Centro Minero de Mensix y allí encontró a otro turista extraplanetario: El historiador twi'lek Epo Qetora. Qetora había ido a Mustafar buscando documentación de la era de Erg Krow y seguía un rastro preciso hacia la antigua y abandonada Instalación de Investigación. Qetora sabía que los ordenadores de la Instalación contenían escritos de esos tiempos y él los deseaba; pero la Instalación no era un lugar seguro porque estaba llena de bestias salvajes que habían anidado allí y de droides de seguridad obsoletos, defectuosos, no obstante letales. Qetora, un anciano académico, no se veía en condiciones de desafiar esa clase de peligros y, cuando un amistoso extraño se ofreció a hacerlo por él a cambio de un objeto valioso y exclusivo, el twi'lek aceptó gustoso.
El ahora becario de Qetora entró en el edificio y fue reactivando mecanismos para acceder a zonas selladas mientras se enfrentaba a los enemigos, o los esquivaba: En cuanto restauró la energía y pudo consultar un terminal, consultó cómo acceder a los archivos informáticos y supo que debía llegar a la sala 1-XC, o sala de control informático, para ello. Para llegar allí, tuvo que canibalizar un ordenador en busca de piezas, y no era algo tan sencillo porque en la misma sala había establecido su guarida un anciano tulrus que afortunadamente era bastante tranquilo. Más tarde tuvo que volver sobre sus pasos y combatir a un droide de guardia de élite cromado en plateado y a un anciano xandank, engañosamente diminuto pero muy peligroso por su robustez y su veneno. Pese a todo, el becario accedió a los terminales correctos, descodificó las bases de datos y, reiniciando el sistema, consiguió una copia de los datos que buscaba Qetora. Se trataba de un extracto del diario del Mayor Fewn Hew de la República, contemporáneo de la batalla.
Qetora, educado y agradable, estaba contento de recibir la información y dio a cambio a su agente un casco de combate con mejoras para incrementar la precisión del usuario, y una copia de los datos. Qetora también se ofreció a volver a contratar a esta persona en el futuro para seguir otra de las pistas que él ya tenía.
Poco después, el campeón volvió a pedir empleo a Qetora. De nuevo con cortesía, Qetora le contó que acababa de explorar el unas viejas ruinas al nordeste (que eran jedi en origen; no está claro si Qetora lo sabía entonces) y que había encontrado una tableta rota con valiosa información escrita. También había encontrado a los temibles sicarios del Señor de la Tormenta y, temiendo por su integridad, Qetora había huido. Con la información que había obtenido por entonces, Qetora había concluido que seguramente había allí otras cuatro tabletas, o trozos de un todo, y, en su erudición completista, él las codiciaba. Envió a su empleado a buscarlas, advirtiéndole del peligro.
Una de las tabletas reposaba sobre una pila de rocas, con algunos malhechores en la cercanía pero que no estaban atentos al objeto. Otra la llevaba un saqueador en su mochila; el enviado de Qetora le mató y se hizo con ella. Las otras dos fueron más complicadas: Una estaba en una construcción con escaleras, entre unos restos, y estaba custodiada por uno de los fanáticos del Señor de la Tormenta, un enemigo temible. La última estaba en manos de la jedi oscura alienígena Skar, arrogante, jactanciosa y escoltada por sicarios del Señor de la Tormenta. Todas estas personas tuvieron que morir, pero el historiador obtuvo la información que quería.

Skar, villano del Rey León. Espera, que me he liado..
Qetora recibió la nueva información con alegría. Confiaba en su nuevo amigo y se permitía ciertas libertades con él. Qetora explicó también que se había hecho con un alijo de armas, lo cual podría estar relacionado con la mala racha que alegaba estar atravesando, y premió a este tipo con una pistola disruptora coynita. Además, le permitió quedarse una copia del texto traducido de las tablillas. El campeón estaba descubriendo información sobre el cristal usado por los jedi.
En su tercera prueba, el campeón descubriría más sobre esa temible batalla, se enfrentaría a un agente del lado oscuro intentando ayudar a un jedi superviviente de la Purga. Este jedi era el honorable Pann, que había enviado a su droide de protocolo Q4P3 a Mustafar buscando un objeto misterioso llamado el Códex. Q4P3 supo de un droide minero que había encontrado un objeto similar al Códex en la espesura, pero lo había abandonado allí porque no era de su interés laboral, y después el droide minero sufrió una avería y quedó perdido. El droide minero nunca había transmitido las coordenadas de su descubrimiento, pero éstas seguían en sus bancos de memoria. Q4P3 supo de ello hablando con otros droides mineros del Centro Minero de Mensix y quería obtener esa información del droide minero estropeado, pero no osaba hollar los terrenos inestables y peligrosos de la espesura de Mustafar.
Q4P3 decidió contratar a un piloto espacial para que encontrase al droide minero perdido, obtuviese las coordenadas del Códex y se lo entregase. Explicó el problema al campeón y le dio la última posición conocida del droide estropeado. El campeón viajó allí con un escáner de Q3P3 y encontró blistmoks y pulgas de la lava, pero no al droide minero… que estaba a corta distancia, claro, porque no había enviado su posición real después de estropearse. El campeón le conectó el escáner de Q4P3 y obtuvo las nuevas coordenadas, donde estaba el pequeño objeto, cerca de las ruinas jedi del sur en el Bosque Humeante. Cuando intentó echarle mano, fue atacado por un Asesino de los Canallas, armado con un sable láser rojo y con el poder de los relámpagos de la Fuerza. Aparentemente el Asesino también quería la reliquia. El campeón combatió y mató al Asesino y llevó la antigüedad a Q4P3.
Pero Q4P3 descubrió decepcionado que esa cosa no era el codiciado Códex. Era un holocrón sith de los tiempos de la batalla de Mustafar, con la mayor parte de su información corrupta excepto por unas pocas notas de su autor, que Q4P3 pudo recuperar. Q4P3 pagó sin embargo diez mil créditos a su empleado, porque había hecho el trabajo encargado, y le permitió quedarse el holocrón.

Q4P3.
Entonces las astillas de cristal empezaron a canturrear al campeón, instándole a que recogiese varias de ellas. El campeón visitó las Ruinas Jedi en el sur del Bosque Humeante y empezó a buscar fragmentos. Allí encontró un fragmento del cristal protegido por Xos, un canoso jedi humano que vivía en Mustafar y que murió abatido por dark troopers de la Inquisición Imperial, que le habían encontrado. En su visita a Isla Tulrus, el campeón desafió al terrible tulrus Cuerno de Magma para conseguir una astilla. Después de estos paseos, había conseguido no menos de cuatro fragmentos. El campeón aparentemente combinó sus cuatro astillas en una sola más poderosa, utilizando un soldador de fusión fotónica que estaba en la vieja Instalación de Investigación; desde entonces él podía usar la "astilla salvaje" para estimular su vigor y su agilidad.
Mientras tanto, Menth Paul (Ya le he mencionado, era un cazador de tesoros humano que había encontrado una astilla) sufría una desdicha tras otra, hasta que se convenció de que él había sido gafado… o más bien la astilla encontrada. Paul afirmaba haberlo perdido todo, al punto que no le quedaba dinero ni siquiera para comprarse un billete de astronave de regreso a su hogar. Sin embargo, por cualesquiera motivos, Paul creía que no debía deshacerse de su pequeño tesoro simplemente tirándolo. Él creía que debía entregárselo a alguien, diciéndole la verdad.
Paul pasó parte de su tiempo en la cantina del Centro Minero de Mensix, y allí se le acercó el campeón. Paul se ofreció a venderle la astilla a cambio de mil créditos para comprar un billete a casa. El campeón aceptó, y en cuanto terminó su trato, sintió que había tomado una decisión equivocada.
A partir de ese momento, existen varias versiones sobre cómo continuó la aventura del campeón; intentaré presentar simultáneamente todos los datos, especificando la fiabilidad de la fuente.
En primer lugar, estamos bastante seguros de que el campeón continuó su caminar por los cerros, y en un momento su cristal maldito empezó a emitir un ruido penetrante. Inmediatamente después, el campeón fue atacado por tres tulruses, a los que mató… pero su intuición le decía que el cristal había convocado a las bestias. Más tarde, al menos dos pulgas de la lava fueron a por él; según algunos, "enjambres" de pulgas de lava pudieron haberle atacado. Esto podría haber sido una maldición, pero reconozcamos que el campeón vagaba por zonas con abundancia de tales bestias.
La astilla se comunicó con el campeón de forma telepática, pidiéndole que "le liberase" para que "esto pudiese acabar". La versión más fiable de los hechos dice que el campeón tiró la astilla a la lava desde un puente en el Volcán Central, y casi al momento encontró dos guantes de rejilla microsensórica, lo cual interpretó como una señal de que se le había acabado la mala suerte. Otros, menos fidedignos, creen que el campeón regaló o vendió la astilla a Uggo, un whífido alelado en la cantina, a quien convenció de que la astilla fabricaba comida y agua cuando caía la noche; pero yo no lo creo. Obi-Wan Kenobi no habría estado contento con un campeón tan patrañero.
El campeón visitó entonces la Cantina de Mensix y allí conoció a Ikt. Ikt le contó que había encontrado una astilla con un defecto en forma de serpiente en las ruinas del sur del Bosque Humeante, pero que alguien se la había robado mientras dormía. Desde entonces, Ikt quería que el ladrón fuese encontrado y castigado, pero él no podía volver personalmente al Bosque, así que contrató al campeón para esta misión, ofreciendo veinte mil créditos.
El campeón investigó los restos del antiguo campamento de Ikt y encontró un extraño altar que la ladrona, una twi'lek usuaria del lado oscuro llamada Illiv Orfa, usaba como base de operaciones. Orfa llegó poco después. El campeón se ofreció a negociar por el cristal; Orfa reconoció que lo tenía pero, sin violencia, se negó a entregarlo. Durante el diálogo, Orfa se puso nerviosa, afirmó que necesitaba el cristal y de pronto decidió defenderlo a golpes de sable láser. El campeón se defendió y la mató, tomando el fragmento de cristal de su cuerpo inerte.
El cristal entonces se comunicó telepáticamente con el campeón y le suplicó que lo ubicase en el altar. Eso abrió un compartimento secreto en la ruina que produjo una astilla idéntica a ésa, pero que no generaba voces en la cabeza de la gente. Aparentemente, también liberó al espíritu del jedi encerrado en la primera astilla. Con dos astillas en las manos, el campeón regresó a la cantina y se las intentó entregar a Ikt; pero Ikt las rechazó. No le interesaban tanto los objetos, según dijo, pero el robo le había ofendido a nivel moral y su honor exigía la satisfacción que había obtenido. El campeón se quedó, pues, con ambas astillas.

Illiv Orfa.
En su siguiente reto, el campeón se enfrentó a una decisión moral. Se debía a la huelga de la colonia minera B3, aún en vigor, en la que participaba Nurfa Laz'op, y en la que los huelguistas acusaban a un ejecutivo de la Corporación de desfalco. Como recordarán, los huelguistas querían entregar pruebas del delito a la Corporación Mensix, pero el ejecutivo lo había previsto y tenía agentes que atacaban a esas personas si intentaban acercarse a la instalación. El ejecutivo no podía quedarse definitivamente en este punto muerto y pretendía resolver la situación: Quería contratar a alguien para que sabotease el generador de energía del campamento minero. Sin energía, los huelguistas tendrían que suplicar ayuda a la Corporación, y entonces el ejecutivo podría enumerar sus propias exigencias. El problema era que los huelguistas tampoco permitían entrar en su campamento a nadie que trabajase para Mensix.
El ejecutivo se acercó al campeón y, con menos educación que otros empleadores, intentó embaucarle con teorías sobre una conspiración de mineros violentos que sólo buscaban hacerse con el control de la Corporación. Le ofreció veinte mil créditos por entrar en el campamento, arrancar los cables del generador y robar el núcleo; y le convenció de que no tendría problemas para entrar. El campeón era reacio a aceptar, pero consideraba que, si los huelguistas ya no aceptaban otros resultados, el ejecutivo podría tener razón.
Entre las medias verdades del ejecutivo, tenía su parte de razón: Los huelguistas permitían entrar a quien no tuviese vínculos con Mensix. ¡Un blistmoks feroz correteaba por su campamento! No permitían, sin embargo, que nadie intentase robarles sus posesiones.
El campeón entró en la colonia minera B3 y habló con el líder de los huelguistas; el ejecutivo le había advertido de que era un mustafariano astuto y de que quizá le convendría distraerle. El campeón preguntó al líder por su versión de los hechos; el líder empezó a sospechar y el campeón le explicó que un ejecutivo de Mensix le había enviado a sabotear su campamento pero que, después de escucharle, prefería ayudar a los huelguitas.
El líder le contra-ofreció entonces que llevase las pruebas contra el ejecutivo hasta la Central de Mensix y las subiese a la red, para que todos los empleados tuviesen acceso a ellas. El campeón aceptó esta misión, aunque tuvo que combatir a guardias de seguridad corruptos del ejecutivo, que le dispararon al verle acercarse. Gracias a eso, el ejecutivo fue arrestado y la Corporación empezó a preparar un juicio contra él mientras, al mismo tiempo, enviaron un negociador para llegar a un acuerdo con los huelguistas. Los huelguistas hicieron una colecta para premiar a su campeón con veinte mil créditos (la misma cantidad que le había ofrecido el corrupto) y un holograma conmemorativo.
Nuestra historia continúa con el ithoriano Pwwoz Pwwa, explorador, geólogo, embajador de su gente en Mustafar, usuario de poderes de la Fuerza y esgrimidor de sable láser. Durante esos mismos días, Pwwa viajaba por las Marismas de Cristal para tomar muestras de tierra y estiércol, y allí encontró un pequeño cristal rojo que capturó su atención y que, por supuesto, era una de las piezas del cristal jedi. Pwwa guardó el objeto pero, esa noche, mientras dormía en su campamento, unas pulgas de la lava en estado salvaje se le acercaron para hurgar entre sus pertenencias. Ante el escándalo, Pwwa despertó y las ahuyentó, pero para entonces una de las pulgas, una reina, se había zampado accidentalmente el cristal. Pwwa, obsesivamente, persiguió a las pulgas durante días intentando darles caza, pero ésa no era una de sus habilidades. Pwwa acabó volviendo al Centro Minero de Mensix, sin siquiera recoger su campamento, pero no abandonó su fijación. La influencia del cristal estaba afectando su mente y ya no recordaba con precisión lo que había pasado.
En el Centro Minero de Mensix, Pwwa conoció al campeón y le pidió que continuase su búsqueda del cristal. Sumiso y suplicante, Pwwa ofreció todo cuanto poseía a cambio de recuperar una supuesta baratija. El campeón viajó a las Marismas, cerca del campamento de Ikt, y combatió a las pulgas en la zona. Cuando mató a la reina, se fijó en el cristal entre sus dientes, en el poder de la Fuerza emanando de él y en lo que parecía una cara en el interior del cristal, retorciéndose e intentando salir.
El campeón volvió al Centro Minero y Pwwa, ansioso, exigió que le diese el cristal. Temiendo que el campeón quisiese quedárselo, Pwwa le acusó y, en cuanto lo tuvo entre sus manos, se jactó de su inminente poder y acusó al fantasma, posiblemente Kenobi, de haberse equivocado con él. Pwwa atacó al campeón, pero fue fácilmente derrotado. Humillado, Pwwa se recuperó, se disculpó por sus actos y aceptó compartir el cristal, roto en la lucha, con el campeón.
El campeón después viajó a las ruinas jedi en Flujo de Berken y, tras un encuentro extraño, dio con media tablilla que sobresalía de una roca de lava, escrita en 800 abY. Al examinarla, parecía el mapa de un tesoro: Alguien que afirmaba ser una "caballero" decía que, por una serie de eventos entonces recientes, había tenido que ocultar algo valioso en una bóveda, cuya localización era indicada junto con la secuencia para desactivar la seguridad. Por desgracia, justamente esa última parte se había perdido (porque era media tablilla; ese texto estaba en la otra media). El campeón siguió la pista de la bóveda, que estaba en la zona exterior de la cordillera oriental del continente, también en Flujo de Berken, y una vez allí intentó introducir el código. Las dos primeras partes estaban en el texto disponible: El número ocho y el icono de un sable láser. Después había que elegir una de las dos palancas posibles.
El campeón eligió la equivocada y activó un droide guardián con diseño similar a los IG. El campeón derrotó a este robot y descubrió éste que llevaba consigo, posiblemente dentro de él, una caja ornamentada. Dentro de ésta había un cristal brillante y un holodisco con los planos del reactor de fusión que ella había descubierto, así como con indicaciones sobre los acontecimientos que le habían llevado a tomar esa decisión.
Mientras tanto, las fuerzas del mal también tomaban medidas para la principal pieza del cristal. El jedi tenebroso alienígena Lord Vartonis, imponente en su altura, poseedor de grandes poderes y de un enorme sable láser rojo, era el principal candidato del lado tenebroso para conseguir esta reliquia. Vartonis contrató a una hermandad de mercenarios de varias especies llamada la Hermandad de Mortalis para que le ayudasen en su misión, y avanzaba por Mustafar sobre un esquife de lava.

Lord Vartonis. Yo creo que este tipo es un sanyassano. ¿Alguien quiere leer sobre los sanyassanos?
Finalmente, el campeón había demostrado su valía completamente y Obi-Wan Kenobi se personó ante él en su forma espectral. Le explicó la historia de los jedi, le contó la urgencia de su tarea de destruir el cristal antes de que cayese en manos de los agentes del lado oscuro, e insistió en la importancia de la tarea que debía confiarle. Respondió a algunas de sus dudas (por supuesto, dando una versión parcial en la que los jedi no quedaban demasiado mal parados) pero, humildemente, ocultó su identidad y afirmó llamarse simplemente "Ben".
Habiendo capturado el interés de su campeón, "Ben" le dijo que ya había localizado la pieza principal del cristal, pero no iba a ser tan fácil como ir hasta allí y entrar como Pedro por su casa: Había un sistema de seguridad, aún activo, para que sólo pudiese acceder alguien con grandes poderes de la Fuerza... y Kenobi pretendía engañar al sistema. Bueno, a ver, será verdad desde cierto punto de vista: La idea sería que el campeón se haga con una astilla de cristal que contuviese el alma de un jedi inusualmente activo y muy poderoso. Así el campeón tendría grandes poderes de la Fuerza... en la mochila. Sería un poco más complicado que eso convencer a las defensas, pero en esencia la astilla sería una llave.
Kenobi había rastreado ya una "llave" así, y había encontrado una en manos de un ermitaño mustafariano demente que deambulaba erráticamente por los desiertos; es probable que hubiese enloquecido por efecto de la astilla poderosa. El primer problema era encontrar a un vagabundo así, pero Kenobi propuso al campeón que convenciese a un técnico informático de Mensix para que le dejase utilizar los droides de reconocimiento de búsqueda de recursos. Evidentemente, eso exigiría algo de mano izquierda: Los mustafarianos preferían dedicar sus recursos a actividades lucrativas como la búsqueda de minerales valiosos, y hablar a la Corporación de una amenaza del lado oscuro con fantasmas incluidos no era muy verosímil. Kenobi además no podía acompañar al campeón porque él iba a dedicar su atención a intentar desviar a los agentes de Vartonis; sin embargo, le propuso un recuentro más tarde.
El campeón sobornó a un técnico informático de Mensix para poder usar los ordenadores y encontrar la última posición conocida del ermitaño. Corrió allí, pero el ermitaño se había movido; en vez de eso, el campeón fue atacado por dos feroces blistmoks. Cuando el campeón mató a los animales, el ermitaño se mostró y le recriminó que dañase a los animales. El ermitaño, que intentaba dar una imagen de poder pero estaba visiblemente sufriendo por culpa del cristal, invocó a cuatro feroces blistmoks para que atacasen al campeón e intentó huir.
Tras vencer a estas criaturas, el campeón volvió a localizar al ermitaño y, con educación y argumentos, le pidió que le entregase el cristal, principalmente porque eso ayudaría al ermitaño a librarse de las voces en su cabeza. El ermitaño parecía considerarlo, pero se creía atrapado y acabó convencido de que sólo el espíritu dentro del cristal podía realmente ayudarle. Finalmente, el ermitaño atacó al campeón, con un poder inusitado. El campeón le combatió y se vio obligado a matarle. Este uso del poder de la Fuerza atrajo la atención de Vartonis sobre el campeón; y Vartonis, con buen criterio, puso a su nuevo enemigo en su punto de mira.
En cuanto el ermitaño expiró, Kenobi se reveló en forma espectral para explicar los siguientes pasos a tomar. Primero Kenobi felicitó al campeón por su éxito, lamentó que el ermitaño hubiese tenido que morir, prometió buscar una forma de liberar el alma del jedi encerrada en el cristal pero más tarde, y advirtió al campeón de que su enemigo le había detectado.
Pero lo importante en ese momento era vincular al campeón con el cristal, para que las defensas del cristal creyesen que el poder era suyo. Kenobi explicó que había tres enclaves jedi en el planeta, vinculados por un conducto. El campeón debía calzar el cristal en cada uno de los conductos y sentir el poder canalizándose a través de él. Cuando el campeón siguió las indicaciones, la Fuerza fluyó a través del cristal y le empapó.
Este proceso no estuvo exento de complicaciones: En las ruinas al oeste del Volcán Central, un mercenario de la Hermandad de Mortalis atacó al campeón. En las ruinas del noroeste el continente, los Corredores de la Cuchilla custodiaban el acceso a la capilla, en lo alto de un cerro; y, cuando el campeón acabó con ellos, llegó la Hermandad de Mortalis. Por último, la ruina oriental estaba era guarida de los guardias del Señor de la Tormenta, pero antes de combatirles, el campeón se las vio con más mercenarios de la Hermandad.
Kenobi se apareció al campeón justo cuando éste acababa de terminar en la tercera ruina. El fantasma le instó a correr a la cámara secreta donde estaba el cristal y le dio la ubicación: En el nordeste de las Llanuras Ardientes. Kenobi dijo que intentaría desviar a los enemigos en lo posible para despejar el camino del campeón; pero la Hermandad de Mortalis era demasiado numerosa para que triunfase completamente. Pequeños grupos de uno o dos mercenarios murieron en inútiles intentos de interrumpir el avance del campeón.
La cripta preparada por Erg Krow estaba en una zona de ruinas, rodeada por cazadores de tesoros enloquecidos que se atacaban unos a otros y a los intrusos. El campeón encontró una puerta sellada en el suelo de una capilla, y Kenobi le explicó que podía abrir introduciendo el cristal en una grita del pilar y usando los poderes del cristal. Esto permitió al campeón teleportarse dentro, pero para entonces el campeón estaba sufriendo, oyendo voces en su mente y sintiendo que estaban manipulándole.

El cristal de Erg Krow.
En el interior de la cripta, el campeón encontró el cristal, y Kenobi le advirtió que era un objeto demasiado peligroso para existir. Antes de que el campeón pudiese intervenir, fue interrumpido por la llegada de Lord Vartonis, con un séquito de dos mercenarios de Mortalis. Vartonis amenazó al campeón y envió a sus sicarios a por él, uno por uno; pero el campeón no tuvo problemas en vencerles.
Kenobi sin embargo advirtió al campeón contra Vartonis: Reconoció desde el principio que estaban ante un jedi tenebroso de gran poder. Tan poderoso era Vartonis que Kenobi recomendó al campeón usar el poder del cristal contra su enemigo.
Vartonis luchó contra el campeón, incomodándole con burlas y fatuidades. Kenobi también habló con el campeón, dándole consejos durante el duelo para romper la concentración del jedi tenebroso. Vartonis comprendió que un espectro invisible estaba ayudando a su enemigo e incluso le dirigió algunas de sus pullas.
Finalmente, cuando el campeón recurrió al poder del cristal, su vigor y eficiencia de lucha se incrementaron tanto que Vartonis tuvo que retroceder. Envió a un mercenario a cubrir su retirada, pero el campeón le mató con facilidad. Vartonis renovó su ataque, pero fue incapaz de vencer: El campeón le derrotó y, finalmente, se derrumbó exánime.
El fantasma de Kenobi instó al campeón a que destruyese el cristal. El campeón lo hizo y el cristal se desvaneció. El fantasma de Kenobi agradeció al campeón el sacrificio que acababa de realizar y puso en su mochila un objeto de poder, la Astilla de Desquite, el campeón podía usar para incrementar sus habilidades durante un tiempo breve.
En los años posteriores, al menos tres mustafarianos trabajaban en la capital galáctica de Coruscant, en la planta de procesado de kelerium de la empresa NovaCORE. La instalación estaba automatiza pero requería una plantilla mínima de empleados orgánicos en las oficinas para tareas supervisión. Estos mustafarianos trabajaban en una zona industrial cuyos mejores tiempos ya habían pasado y, en una ocasión, sus dominios fueron invadidos por agentes del sindicato criminal Pyke, que estaban rastreando al cazarrecompensas nikto Kaa'to Leeachos. Leeachos mantenía una base de operaciones secreta en las instalaciones de NovaCORE, algo que los mustafarianos ignoraban pero que los Pyke habían descubierto. Los mustafarianos reaccionaron mandando droides de seguridad contra los intrusos y hablando en su idioma.
En esos tiempos, también había mustafarianos trabajando como guardias en las minas de Weldii, en los mundos del Núcleo, y al menos uno era cazarrecompensas estelar y colaboraba ocasionalmente con el ubés Boushh. No era el único cazarrecompensas mustafariano activo en la galaxia en tiempos del Imperio: Otro había sido contratado por Jabba el Hutt para asesinar a Tyber Zann en 1 abY.
En el año 4 dbY, el emperador (antes Darth Sidious) y Darth Vader murieron y empezó el auge de una nueva potencia galáctica, la Nueva República, mientras el Imperio se escindía en fragmentos con diversos líderes. Hasta entonces, el origen de Darth Vader como Skywalker había sido un secreto, pero eventualmente varios datos se hicieron públicos y Mustafar obtuvo fama como el lugar donde Vader sufrió las heridas que llevaron a su cibernetización.
En esos tiempos, las fuerzas políticas dominantes se peleaban por el territorio galáctico, pero en general Mustafar era visto como un planeta demasiado alejado del Núcleo para ser un activo importante. Uno de los primeros líderes políticos en hacerse con él fue el imperial Gran Almirante Thrawn, que en 9 dbY controlaba un tercio de la galaxia entre conquistas y aliados de su bando.
Thrawn tuvo un reinado breve de apenas unos meses antes de morir en combate. El siguiente líder político que expandió sus fronteras hacia esa zona fue el Lord Alto Almirante Blitzer Harrsk, líder del Mando Cero. Los territorios del Mando Cero estaban muy distribuidos: El protectorado había nacido en el Núcleo Profundo, pero Harrsk se había hecho con "bolsillos" de mundos en la Ruta de Comercio Rimma y en el Sur del Núcleo. Harrsk consiguió territorios en el sector Atravis entre 10 y 12 dbY, pero eso le llevó a la guerra contra el Mando Carmesí del Alto Almirante Treuten Teradoc, otro señor de la guerra imperial. Ambos, Harrsk y Teradoc, murieron en la conferencia Baliza Tsoss asesinados por la Almirante Daala, que intentaba unificar el disperso imperio.
En algún momento durante la Nueva República, otro señor de la guerra imperial mantuvo presencia en Mustafar: X1 había sido un clon de élite creado en Kamino a partir del ADN del jedi Falon Grey. X1 había llegado a ser oficial imperial pero, cuando murió el emperador en 4 dbY, X1 se autoproclamó Lord del Sith y empezó a investigar secretos de la Fuerza en planetas como Vjun. Decidió asentarse en Mustafar y construyó una base en una antigua mina, junto a los restos de un destructor clase Venator que se había estrellado quién sabe cuándo, e instaló un cañón iónico para proteger su guarida de un potencial bombardeo. X1 consiguió muchos recursos, incluyendo varios destructores en órbita con cazas Defensores TIE (Su vehículo personal era un TIE Avanzado x1), batallones enteros de soldados de asalto, Guardias Imperiales como su escolta personal, Dark Troopers y droides médicos FX-7; se sospechaba que había reactivado una fábrica de droides separatistas.
X1 planeaba usar el poder del lado oscuro para crear clones malvados y usarlos para conquistar la galaxia. Para ello consiguió una sala de clonación, con cilindros llenos de burbujeante líquido verde, y que utilizaba para clonar guerreros wookiees. El maestro jedi Luke Skywalker (hijo de Darth Vader y asociado a la Nueva República) descubrió el plan de X1 e intentó detenerle, pero fue capturado y X1 pretendía clonarle y crear así jedis oscuros.
X2, "hermano" de X1, antiguo rebelde y por entonces aprendiz jedi de Skywalker, también supo del plan de X1 y viajó a Mustafar con naves Nebulón-B y el equipo de comandos neorrepublicanos Escuadrón Gris. El grupo intentó infiltrarse en uno de los destructores que orbitaban Mustafar, especulando que Skywalker podría estar encerrado dentro. Cuando se convencieron de que no era el caso, decidieron volar el reactor de la nave para hacerla caer sobre la base de X1. Eso alertó a X1, que irrumpió personalmente con un dark trooper y dos Guardias Rojos, y mató a un comando sullustano. X1, viendo la nave perdida, intentó huir a la superficie en su TIE personal; pero X2 le siguió en un ala-X. X1 retó a su hermano a un duelo naval, y en éste fue derribado. Sin embargo, X1 ordenó a varios Defensores TIE mantener ocupado a su hermano mientras él aterrizaba y se retiraba a su base en tierra.
X2 siguió a X1 hasta la base. X1 se burló de X2 por megafonía, comparando la rabia del neorrepublicano con lava. Mientras tanto, el Escuadrón Gris se reagrupó en los restos del destructor que acababa de estrellarse, y X2 se reunió con ellos. Juntos, tomaron la sala de control del cañón iónico, y eso permitió que un bombardero ala-Y empezase a causar estragos en la base.
X1 huyó en un speeder a su sala de clonación. X2 le siguió, y allí X1 y X2 se batieron con sus sables láser, porque Mustafar es un sitio excelente para batirse con sable láser. X1 vio que estaba perdiendo la ventaja, así que huyó mientras lanzaba seis clones wookiees para combatir a X2. Con los comandos manteniendo a raya a las tropas de X1, X2 le siguió y volvió a cruzar su espada con él; en esa ocasión, X1 usó a dos Guardias Rojos como apoyo, pero X1 los venció.
Finalmente, X2 hizo retroceder a X1 a una plataforma de aterrizaje al aire libre, y allí le derrotó. X1 soltó su sable, lo hizo rodar hasta que estuviese a la espalda de X2, y reconoció su derrota. X2 se negó a matar a su hermano a sangre fría, y entonces X1 lanzó una última amenaza y usó su telekinesis para arrojarle su sable desde atrás. X2 lo vio venir, esquivó el sable con una pirueta y X1 fue atravesado por su propio ataque. El supuesto lord del sith cayó a la lava ante la mirada de su hermano.

Duelo sobre Mustafar: X1, autoproclamado Lord del Sith, y su guardia atacan a su hermano clónico X2.
En el año 25 dbY, cuando la especie extragaláctica yuuzhan vong empezó su invasión, Mustafar tenía menos de un millón de habitantes inteligentes. La guerra contra los yuuzhan vong duró cuatro años, pero Mustafar no parece haber sido afectado. Sólo en 27, los yuuzhan vong invadieron los cercanos mundos de Rutan y Senali, en el sector Atravis, causando estragos; mas no hay pruebas de que estuviesen interesados en Mustafar.
Mustafar no participó en la Nueva Guerra Civil Galáctica de los años 40-41 dbY.
En el 137 dbY, Mustafar formaba parte del Imperio Sith de Darth Krayt como prácticamente toda la galaxia conocida. Se desconoce qué pasó con Mustafar después de la muerte de Krayt en 138 dbY.
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