"Te deseo tranquilidad y prosperidad" (Despedida tradicional senali).
La misma especie de humanoides inteligentes habitaba el planeta Rutan y su luna emancipada Senali.
Rutan, en la Vía Hydiana, era un mundo cubierto de densa niebla gris, con ciudades superpobladas hechas de bloques de piedra opaca y sombría como era el caso de su capital, Testa. La realeza gobernaba desde un palacio alejado del centro, con vastos salones de muros y suelos pétreos y paredes ennegrecidas de humo aún en los interiores. Cerca del palacio estaba la Escuela Real de Liderazgo, donde varios maestros instruían a la siguiente generación de mandatarios. La caza era un pasatiempo popular entre los pudientes, que decoraban entonces sus hábitats con cabezas disecadas de animales nativos y, al menos en el caso del Rey, un animal entero rampante y con los dientes desnudos, concretamente un kudana también disecado, como decoración.
La pequeña luna Senali era un orbe oceánico que parecía azul brillante desde el espacio; y aún en su atmósfera, el agua reflejaba la luz brillando. Pequeñas cadenas de islas frondosas puntuaban el agua sobre mares turquesa, y allí se habían construido kilométricas ciudades flotantes hechas con ramas y frondas de árboles nativos. Abundaban los jardines y escaseaban muros y puertas, incluso en el palacio del gobernante. El comercio se realizaba en puertos, donde se adquiría comida y flores entre una multitud. En ocasiones conectaban islas entre sí construyendo puentes plateados en forma de arco. El terreno resultaba inestable para quienes estuviesen acostumbrados únicamente a caminar sobre piedra y tierra firme.
La fauna de Senali incluía al pez de orilla rocosa, un animal nadador espinoso y comestible con tres grandes garras que podía regenerar en caso de que se les cortase; y que sin embargo no tenía nervios en la cola. La forma más eficiente de pescarlo era arponearle en retaguardia y entonces cogerlo y retorcerle las garras con cuidado so pena de que la bestia cercenase los dedos del pescador. Los peces de orilla rocosa eran tímidos y se enterraban bajo el fango cuando detectaban un barco en la cercanía, esto es, cuando algo generaba sombra sobre ellos.
Identificaremos a la especie nativa con el nombre de rutanianos, pero los habitantes de Senali, después de declarar y afianzar su independencia, se hacían llamar los senalis. Ambos reconocían, sin embargo, ser biológicamente la misma especie, compatibles unos con otros.
Los rutanianos y senalis eran seres humanoides de ojos verdes y piel azulada con cabello de color parecido. La principal diferencia de los senalis era que su tono de piel era levemente plateado por causa de las pequeñas escamas que cubrían su cuerpo. La principal diferencia con los humanos era que medían bastante más que un humano medio, a veces más de un metro. Por lo demás, eran muy similares a los humanos: Podían sudar y llorar, enrojecían de rabia y de vergüenza, podían aparecer en hologramas y eran susceptibles a los poderes mentales de un jedi.
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CULTURA |
Los rutanianos y los senalis vivían en mundos distintos, procurando mantener una relación cordial aunque no amistosa después de una guerra que había costado demasiadas vidas a ambos mundos. Eran miembros de la Antigua República, por entonces República Galáctica, y aceptaban el criterio de ésta.
La sociedad rutaniana, feudal, valoraba las líneas de sangre y los títulos nobiliarios, educando a los jóvenes aristócratas en todas las áreas posibles para que heredasen los puestos de mando. Vestían con pieles coloridas, al menos la realeza, y utilizaban pañuelos. La población civil se sometía a estrictos controles de comportamiento bajo la mirada de policías de seguridad de ambos sexos, droides de guardia y, en casos necesarios, la Guardia Real.
Pasatiempo popular en Rutan era la caza, sobre todo de la presa salvaje kudana (o kaduna), para vender sus pieles o para disecarlos de forma decorativa. Anualmente se publicaban listas de los mejores cazadores y se establecían normas sobre la caza. Tradicionalmente los cazadores rutanianos cabalgaban huds, depredadores cuadrúpedos a rayas rojas y negras en el pelaje que eran criados para mejorar su fuerza y velocidad, o domesticados si se capturaban en estado salvaje. Había rutanianos que usaban también feroces e impredecibles bestias de presa de Cyborrea llamadas neks para perseguir y atacar a los kudanas. Los droides rastreadores acabaron prohibidos para evitar que una partida de cazadores tuviese ventaja frente a otra, pero había quien se saltaba esta norma. Los intentos de criar kudanas en otros planetas tuvieron éxito limitado, lo cual complacía a los rutanianos porque así podían mantener su economía basada en exportar pieles a otros planetas, y el nicho de mercado de cobrar a cazadores de otros mundos por perseguir kudanas en Rutan.
Los senalis discrepaban de muchos aspectos de la cultura rutaniana, que consideraban opresiva y barbárica. Los senalis, que enfatizaban la naturaleza y la armonía, rechazaban los títulos nobiliarios y las divisiones artificiales. Vivían en colectivos familiares llamados clanes, que se vigilaban unos a otros para asegurar el bienestar común aunque había conflictos entre clanes porque unos pocos clanes eran agresivos. El gobierno central del Rey era principalmente simbólico. Muchos rutanianos consideraban que sus vecinos senali eran primitivos haraganes hedonistas que no se habían molestado en desarrollar una cultura o una economía próspera.
El vestuario de los senali era sencillo, compuesto por tocados, collares y bisutería hechos de coral y conchas y con valor simbólico. El arma de elección de la especie era el lanzador de dardos, cuyos proyectiles contenían un agente paralizante. Eso llevaba a algunos rutanianos a acusar a los senali de utilizar yerbas para nublar la mente de sus víctimas. Los senali mantenían competiciones anuales públicas en que se medía la puntería con el lanzador de dardos y otras habilidades como velocidad y resistencia.
En un mundo oceánico, los senali se convirtieron en magníficos nadadores con gran control sobre su respiración. Por el contrario los rutanianos no aprendían a nadar, una habilidad inútil en Rutan. Los senali aprendían desde jóvenes a pescar, principalmente el pez de orilla rocosa que componía parte fundamental de su dieta. Los senalis aprendían pronto que no podían pescar desde botes, y también que se podía rastrear por dónde había pasado un barco fijándose en las zonas donde los peces de orilla rocosa se habían escondido; por supuesto esta última habilidad exigía experiencia.
Existía una costumbre que se mantuvo durante varias generaciones en tiempos de la República y que afectaba a ambos mundos: El intercambio de herederos reales. Después de un conflicto y en un inusual acuerdo de paz, ambos mundos decidieron que el heredero natural al trono debía pasar nueve años de su juventud, desde los siete años de edad hasta cumplir los dieciséis, en el mundo vecino, criado por la familia real de su hogar adoptivo y aprendiendo sobre su sociedad. Esto aseguraría, creían ellos, la mutua paz y comprensión, y permitiría que el futuro líder apreciase hasta cierto punto a su vecino natural, por no mencionar que cada mundo tenía un rehén del otro. El niño trasplantado podría recibir visitantes, viajar por breves periodos a su mundo natal y mantener el contacto con su familia para no olvidar su herencia. El sistema sucesorio de Rutan permitía al rey elegir a su sucesor y abdicar en él a partir del momento en que el heredero cumpliese diecisiete años. Sistemáticamente esto se había hecho al menos desde 144 hasta 44 abY.
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HISTORIA |
Rutan, junto con los mundos cercanos en la ruta hiperespacial Vía Hydiana, fue descubierto y cartografiado por la exploradora Freia Kallea en 3.694 abY y entró en la comunidad galáctica antes de 3.000 abY.
En tiempos de la República, Rutan colonizó Senali y mantuvo ese statu quo durante muchos años. Finalmente, estalló una terrible y duradera guerra civil entre ambas poblaciones y que se saldó después de una inesperada victoria de Senali. Para entonces, sin embargo, ambos mundos estaban devastados y sus poblaciones habían sido diezmadas. Los reyes de Rutan y Senali firmaron un acuerdo de paz en el que establecieron la costumbre de intercambiarse a los herederos al trono para que cada rey fuese criado en el planeta vecino y así aprendiese a amarlo, evitando futuras guerras.
En el 44 abY, el sistema centenario empezó a tensarse: El heredero adolescente al trono de Rutan, príncipe Leed, quería abdicar al trono y quedarse a vivir en Senali; pero su padre, el Rey Frane, se negaba a aceptar tal idea, acusaba al Rey Meenon de Senali de coaccionar o secuestrar a Leed y amenazó con ir a la guerra, llegando a encerrar a la heredera de Senali que visitaba Rutan, la pequeña princesa Yaana. El Rey Frane, aunque iracundo y poco razonable, no buscaba la guerra, así que pidió al gobierno de Coruscant que enviasen mediadores jedi para resolver la situación (preferiblemente a su satisfacción). El maestro jedi Qui-Gon Jinn, que fue enviado como mediador junto a su aprendiz padawan Obi-Wan Kenobi, especuló que el problema podría ser que la lealtad no se mantiene desde el nacimiento, sino que se construye a lo largo de la vida; e incluso que un hombre puede ser leal a su patria y desear otra vida.
Mientras tanto, el hermano menor de Leed, príncipe Taroon, veía una ocasión para hacerse con el torno, que le había sido negado: Era su idea crear un falso clan de senalis insurrectos, los Fantasmales (en realidad rutanianos agentes de Taroon, disfrazados) que generasen conflicto; después raptarían a Leed, de modo que Leed pudiese ser acusado in absentia de ser el líder secreto del grupo. Entonces los Fantasmales lanzaría un ataque simbólico contra Rutan, destruyendo las perreras del rey con droides con el sello real de Rutan proporcionado por Taroon, y la situación podría escalar hasta que Leed fuese desterrado de Rutan (y ya de paso, despreciado también de Senali).
El maestro Jinn y Kenobi aterrizaron en Rutan e interrumpieron accidentalmente una cacería del Rey Frane pero, cuando Frane intentó intimidarles, Jinn mencionó los droides que Frane había usado ilegalmente en la expedición. Esa agudeza le ganó el respeto de Frane, que invitó a los jedi a un banquete y les explicó su punto de vista. Los jedi aceptaron que Taroon les acompañase a Senali a buscar Leed, si a cambio Frane se comprometía a liberar a Yaana.
En Senali, los jedi y Taroon rastrearon a Leed, que se había ocultado en la espesura con la ayuda de su mejor amiga, Drenna, sobrina del Rey Meenon. Una vez le encontraron, Leed insistió en que no quería volver, pero la compostura y ética de Jinn le inspiraron a replantearse su postura y volver a Rutan, aunque sólo fuese para decir a Frane que quería quedarse en Senali. Los Fantasmales secuestraron a Leed poco después, lo cual enfureció a Frane hasta llevarle al borde del conflicto. Los jedi y Drenna sin embargo rescataron a Leed y le llevaron de vuelta a Rutan, donde el rey Frane le ordenó quedarse para heredar la corona y retuvo a Yaana en la cárcel como forma de coacción. Los jedi, Drenna y Leed atacaron la prisión para liberar a la pequeña, pero entonces Leed aceptó quedarse en Rutan, anteponiendo su deber a sus sentimientos; y Drenna se ofreció a reemplazar a Yaana como rehén.
Jinn comprendió que Taroon estaba detrás de la conspiración y le confrontó en la Escuela Real de Liderazgo, consiguiendo que confesase su plan. Jinn señaló dos fallos en el plan de Taroon: Primero, que Leed estaba en Rutan, por lo tanto el Rey Frane no acusaría del ataque al príncipe díscolo sino al Rey Meenon, e iría a la guerra. Segundo, que Taroon deseaba evitar muertes de personas, pero Frane había enviado a Drenna a las perreras. Taroon, que se había enamorado de Drenna, corrió con los jedi a detener su propio plan, y después reconoció sus faltas ante su familia y ante Drenna. Drenna estaba horrorizada de que Taroon estuviese dispuesto a masacrar a los neks inocentes, pero el Rey Frane quedó impresionado por la astucia e iniciativa demostrada por su benjamín, y decidió nombrar heredero a Taroon, aprobando además el incipiente romance que tenía con Drenna. Leed fue enviado a Senali como embajador, y la corona de Rutan regaló una nave a los jedi.
Poco después, probablemente durante el reinado de Taroon, estallaron las Guerras Clon. Rutan estaba fuera del territorio controlado por los Separatistas (que en Atravis parecía detenerse en Mustafar), y muy lejos del espacio de la República.
Es probable que Rutan y Senali cayesen bajo el control del Imperio Galáctico, pero hay poca información al respecto.
Hay más datos de los tiempos de la Nueva República: En el 9 abY, el Gran Almirante Thrawn, del Imperio Galáctico, consiguió controlar un tercio de la galaxia entre conquistas y aliados, incluyendo un territorio que llegaba hasta Rutan. Su campaña, aunque impresionante, fue breve y duró apenas seis meses hasta que Thrawn murió en batalla. Otro señor de la guerra imperial tomó entonces el control sobre la zona de Rutan: El Almirante Blitzer Harrsk. Manteniendo control sobre varios mundos en el Núcleo Occidental, Harrsk intentó hacerse con el sector Atravis en 12 abY, lo cual le llevó a enfrentarse al Almirante Treuten Teradoc, otro comandante imperial venido a más con intereses en la zona. Harrsk y Teradoc fueron asesinados en 12 abY por Natasi Daala en la conferencia de Baliza Tsoss, y a partir de entonces se pierde bastante el rastro de Rutan, un mundo lejano y de poco interés en una comunidad galáctica enzarzada en otros conflictos.
Esto cambia en las últimas fases de la invasión de los alienígenas extragalácticos yuuzhan vong. Cuando empezó la invasión, en 25 dbY, Rutan tenía entre cien y quinientos millones de habitantes, y los yuuzhan vong tardaron en alcanzar esa zona. En 28 dbY, tras la muerte del líder yuuzhan vong Tsavong Lah en Ebaq 9 y la derrota de los yuuzhan vong en Ylesia, los invasores empezaron a perder la ventaja, permitiendo al bando enemigo reestructurarse en la Federación Galáctica de Alianzas Libres (o Alianza Galáctica). Pero la Alianza había perdido todo contacto con muchas zonas de la galaxia incluyendo la que contenía Rutan y Senali, y los yuuzhan vong no eran propensos a abandonar su estrategia agresiva: Los yuuzhan vong lanzaron una campaña de ataques de represalia en Barab I, Rutan y Belderone. Rutan y su luna Senali, en concreto, fueron divididos políticamente por la Brigada de la Paz, y los rutanianos aceptaron vender información sobre los senali a los Yuuzhan Vong. Unos meses después una fuerza yuuzhan vong aniquiló a los senali para después atacar a los rutanianos, aniquilar a la mitad de la población y esclavizar a los supervivientes. Cuando la Alianza Galáctica supo de este desastre, era demasiado tarde para hacer nada.
No puedo decir cuántos rutanianos sobrevivieron hasta el final de la guerra contra los yuuzhan vong; ni si algún senali vivió tanto. Sabemos que, en 40 dbY, Rutan no participó en la Nueva Guerra Civil Galáctica; y que, en 137 dbY, Rutan estaba en los territorios controlados por el Imperio Sith de Darth Krayt, pero no hay información sobre cuántos habitantes tenía el sistema por entonces.
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RUTANIANOS Y SENALIS NOTORIOS |
El clan de los Banoosh-Walores: Esta comunidad de senalis, formaba parte de la familia real de Senali en 53 abY porque el Rey Meenon de Senali era hermano de un miembro de los Banoosh-Walores, Ganeed, una alta senali que solía llevar coral rosa tachonado en su pelo corto y oscuro.
El clan incluía a varias personas con vínculos familiares. Ganeed y su marido Garth tenían dos hijos, Hinen y Jaret. La esposa de Jaret, Mesan y su hija Tawn vivían con ellos, igual que la hija menor de Ganeed y Garth, Drenna; los padres de Ganeed, Tonai y Nin; la hija de la hermana de Ganeed, Wek; la bebita Bu; el pequeño Tinta; y Nonce, que no sé lo que era. Si los confundes, no te preocupes, a todos nos pasa. Vivían en una estructura pintada en colores brillantes, pero que en realidad era poco más que un armazón con un único muro para protegerse del sol, y falsas paredes abiertas semicubiertas con muros tejidos de fronda que dejaban entrar la brisa.
En el año 53 abY, Rutan, mundo vecino de Senali, envió al heredero natural al trono, el príncipe Leed, a vivir nueve años en Senali según su tradición para asegurarse de que conocía las costumbres del planeta vecino. El Rey Meenon le envió a vivir con los Banoosh-Walores. Durante nueve años, Leed se ganó el amor de su familia adoptiva, considerando especialmente a Drenna una hermana. Durante los últimos años de su estancia, Leed intentó en vano convencer a su padre, el rey Frane, para que le permitiese abdicar de su puesto y vivir una vida sencilla en Senali.
En 44 abY, cuando correspondía que Leed volviese a Rutan, él escogió huir y esconderse. El rey Frane hizo llamar a Jedis venidos de Coruscant para que mediasen en la situación. Los jedi, acompañados del hermano pequeño de Leed, Taroon, visitaron a los Banoosh-Wallore y les interrogaron sobre dónde podría estar Leed. Los senalis hablaron mucho diciendo poco, dando ideas contradictorias: Los unos proponían buscar a Leed en el mar, los otros en el bosque, alegando que el que había hablado antes no tenía ni idea. Sólo cuando el pequeño Tinta llamó la atención sobre Drenna, la más íntima amiga de Leed, los Banoosh-Wallore decidieron acabar la reunión, fingiendo urgencia por preparar la cena. Los jedi se fueron, pero comprendieron que Drenna les llevaría hasta Leed (algo que Taroon aún no había captado).
Cuando los jedi resolvieron la situación y Leed volvió a Senali como embajador de Rutan, el clan Banoosh-Wallore le recibió desde su casa con abrazos y lágrimas de alegría.
Drenna: Drenna era una joven senali miembro del clan de los Banoosh-Walores y por tanto parte de la familia real: Ganeed de los Banoosh-Walores, madre de Drenna y esposa de Garth, era también la hermana del Rey Meenon. Drenna nació aproximadamente en 60 abY y tenía ojos plateados, piel plateada de color azul oscuro y el cabello de caso el mismo tono, cortado al rape. Vivía con su clan en Lago Claro.
Drenna estaba orgullosa de la tradición senali y a lo largo de su vida aprendió múltiples habilidades útiles en su mundo oceánico: Era una excelente nadadora, pescadora y rastreadora en el agua (usando señales de los peces de orilla rocosa), sigilosa en tierra y experta tiradora con el arma tradicional de su gente, el lanzador de dardos paralizantes, además de con su arma de elección, la ballesta láser.
La tradición de Senali y su mundo vecino Rutan era el intercambio de herederos reales durante nueve años: Desde que el heredero natural cumplía siete años hasta los dieciséis, debía vivir en el otro planeta, para aprender sus costumbres y asegurar la paz. El heredero de Rutan, Leed, de la misma edad que Drenna, fue enviado a Senali, y Meenon lo envió a vivir con el clan Banoosh-Walores. Allí, Leed y Drenna congeniaron especialmente, puesto que tenían edad similar, al punto de que pasaron a considerarse hermanos. Cada año, Senali organizaba una competición de velocidad, resistencia y habilidad, y cada año Leed ganó, pero empataba con Drenna en la competición de tiro.
Leed descubrió que amaba la vida en Senali y decidió que no quería regresar a Rutan para gobernar allí; pero su padre, el Rey Frane, se negaba a aceptarlo o a escucharle, acusando a los senali de llenar la cabeza de su hijo con mentiras. Cuando llegó el momento de volver, Leed decidió fugarse con la ayuda de Drenna, ocultándose en un pequeño refugio cerca de la isla del clan Nali-Erun.
El Rey Frane solicitó que los jedi ayudasen a solucionar la disputa, y la Orden Jedi, temiendo que la situación escalase hasta una guerra, envió al maestro jedi Qui-Gon Jinn y a su padawan Obi-Wan Kenobi. Tras reunirse con Frane en Rutan, los dos jedi viajaron a Senali acompañados del segundo hijo de Frane, el príncipe Taroon. Siguiendo el rastro de Leed, los jedi y Taroon visitaron la casa de los Banoosh-Walores.
Los Banoosh-Walores no querían que los jedi coaccionasen a Leed a volver (pese a que Jinn afirmó que no lo haría), así que, fingiendo que intentaban ayudar, cada miembro del clan caóticamente hizo sugerencias y dio datos sin valor que se contradecían con los del anterior. Drenna se mantuvo discretamente callada. Ah, mas cuando la pequeña del clan, Tinta, llamó la atención de los jedi sobre Drenna, Jinn comprendió que Drenna era una pista a seguir. Los Banoosh-Walores cambiaron su estrategia, dando a entender que era un tiempo de especial actividad y que debían terminar la reunión; la matriarca Nin encargó a Drenna ayudar a poner la mesa. Taroon no se dio cuenta de que le estaban manipulando y groseramente se despidió.
Drenna tomó un cinturón de suministros lleno y salió poco después, convencida de que los jedi la seguirían… así que decidió llevarles a una trampa, una cala cerca del escondite de Leed donde la marea subía rápidamente. Los rutanianos rara vez aprendían a nadar, y aunque los jedi saliesen de apuros, quizá captasen el mensaje. Los jedi y Taroon la siguieron manteniéndose ocultos mientras ella iba a un abarrotado puerto, después cruzaba un denso matorral y seguía un camino en la espesura a la carrera. Los jedi le pisaron los talones, pero ella desapareció en la playa y dejó que subiese el agua. Entonces se reunió con Leed.
Leed rescató a los perseguidores tirándoles un cable mientras Drenna se mantenía oculta. Leed la instó a mostrarse, y Drenna aprovechó para decir a los jedi que cumpliesen su palabra de no presionar a Leed. Jinn no lo hizo, pero tampoco se fue del planeta; en vez de eso, aceptó la hospitalidad de Leed.
Taroon recriminó a su hermano que abandonase la cultura de Rutan por el supuesto salvajismo primitivo de Senali, usando palabras que ofendieron a Drenna. Ella debatió que Senali tenía una riqueza cultural diferente en su propio modo de vida, y que las costumbres barbáricas que Rutan había intentado imponer en el pasado habían sido abandonadas. Taroon acusó a Drenna de prejuiciosa, puesto que ella no conocía Rutan de primera mano. En realidad, Drenna y Taroon se sentían inadecuadamente atraídos el uno por el otro. Leed intentó calmar la situación explicando que consideraba a Drenna su hermana, aunque no fuese de su misma sangre.
Por la mañana, Drenna quería que el grupo pescase su desayuno. Comprendió que Taroon, que ponía excusas para no hacerlo, temía el mar porque no sabía nadar, así que se ofreció a enseñarle, proponiéndoselo como reto. Taroon acabó cediendo y aprendió mucho en una mañana. La cantidad de pesca que consiguieron fue tal que decidieron regalar el excedente al clan Nali-Erun, que estaba recuperándose del ataque de otro clan. Cuando Taroon vio el estado de su poblado, Drenna tuvo que reconocer que no todo era paz y armonía en Senali. Sin embargo, Drenna también hizo y puso un colgante senali tradicional a Taroon, que estaba aprendiendo sobre sus vecinos.
Leed aceptó volver a Rutan al menos para hablar con su padre, dejando a Taroon en su lugar en Senali; pero esa noche, Taroon fue raptado por un supuesto clan senali de alborotadores primitivos, los Fantasmales. Cuando sus compañeros despertaron, vieron cómo un bote se lo llevaba lejos. Drenna y Taroon se acusaron mutuamente de estar detrás del rapto. Taroon insistió en que contactasen de inmediato con Frane para informarle, pese a que Drenna y los jedi querían esperar a tener más información; sin embargo, Jinn aceptó.
Mientras los jedi hablaban con Frane, Drenna se tiró al agua para seguir el rastro del bote (Taroon la acusó de abandonarles). Los jedi la siguieron, pero Taroon quedó atrás porque aún no nadaba lo bastante rápido y porque Frane le había ordenado volver de inmediato a Rutan. Drenna les guió hasta un archipiélago deshabitado y allí entraron en una isla concreta con un frondoso bosque. Jinn encontró al clan de los Fantasmales dormidos sobre ramas, con su barco y su equipo suspendidos en el aire con una red, y a Leed atado a un árbol. El plan del grupo era liberar a Leed sin despertar a sus captores si era posible, pero no lo fue: Un Fantasmal se despertó y gritó.
Jinn pidió a Drenna que liberase a Leed mientras los jedi se enfrentaban a los Fantasmales. Drenna aceptó, pero también contribuyó a derribar a varios enemigos con una ráfaga de flechas láser de su ballesta antes de correr a salvar a Leed. Cuando le alcanzó, ella rompió las ligaduras de Leed con un cortador de fusión de su cinturón, y ayudó a Leed, paralizado por un dardo, a caminar con ella. Los jedi entonces tiraron el bote de los Fantasmales encima del clan, improvisando una jaula, y Drenna amenazó a los Fantasmales.
Una vez en la orilla, informaron a Leed de los detalles; Drenna explicó que Taroon la acusaba del rapto. Drenna entonces guió al grupo hasta una carretera por donde pasaban vehículos de suministros, y allí se subieron a un transporte hasta la ciudad. Informaron a Meenon y a Frane de que Leed estaba a salvo y despegaron en la nave de los jedi rumbo a Rutan.
Una vez en Rutan, sin embargo, Frane se negó a aceptar la abdicación de Leed y también se negó a cumplir la promesa hecha a Jinn de liberar a la princesa Yaana de Senali (La prima de diez años de Drenna) de su prisión sin cargos: Frane usaba a Yaana para obligar a Leed a quedarse en Rutan en sus condiciones. Jinn decidió organizar la liberación de Yaana con ayuda de Kenobi, Leed y Drenna; y Leed explicó que conocía la seguridad de la cárcel por una visita oficial previa (Drenna encontró risibles los detalles de su anécdota), así que sabía cómo burlar los sensores. El plan era que Leed fingiese hacer una inspección sorpresa a la prisión como parte de su entrenamiento, y el resto entrasen en la cárcel para activar una alarma que bloquease el acceso a armas extra y a más guardias. Drenna no imaginaba cómo entrar; Jinn propuso hacer que les arrestasen.
Drenna, Jinn y Kenobi fueron a una plaza rutaniana con hierba y fingieron, ante policías de seguridad, ser haraganes que cocinaban en el exterior. Aún así no fue fácil que les arrestasen: Drenna era demasiado joven y tenía una encantadora sonrisa; los policías querían acabar su turno sin burocracia extra; y les instaron a irse. Kenobi entonces amenazó con quedarse y cocinar para todo el parque, y aún hizo falta que Jinn usase la Fuerza para que les arrestasen… sin confiscar sus armas.
El grupo pasó varios puestos de control en la cárcel, en los que Drenna usó su lanza-dardos para disparar discretamente a los sensores en el momento justo. De ese modo, el personal de servicio detectó seis falsas alarmas y, con Leed sugestionando al alcaide, inició un protocolo de aislamiento. Drenna corrió con los jedi por un pasillo hacia la celda de alta seguridad donde, según Leed, más probablemente estaría encerrada Yanna. Había un guardia en la puerta, pero Drenna lo tumbó disparando a su cuello un dardo paralizante y, con mucha clase, ella se disculpó ante el funcionario. Los jedi liberaron a Yanna y el grupo se fugó, aprovechando que Leed mantenía cuidadosamente al alcaide de espaldas a su posición.
El plan entonces era reunirse con Leed e ir a una plataforma pública de aterrizaje, pero la encontraron vacía: El alcaide había informado al Rey, y éste les estaba esperando. Primero les lanzó droides guardia, pero Drenna con su ballesta derribó a tres (Leed sólo a dos) y los jedi se ocuparon del resto. Frane se dejó ver con su guardia real y un nek rugiente, y le sorprendió ver que una "salvaje" senali disparase tan bien. Drenna caminó hacia Frane, dejó que el nek la olisquease y el animal, que rara vez era amistoso, se calmó y dejó que Drenna le rascase las orejas. Jinn intentó negociar con Frane, pero los otros asistentes insistieron en opinar: Leed aceptó quedarse en Rutan, anteponiendo el deber a sus sentimientos, pero Frane no quería liberar a Yaana para mantener una palanca con Senali, mientras que, según Jinn, Meenon exigía la liberación de su hija. Drenna se ofreció a reemplazar a Yaana como rehén, y Frane la envió a su pabellón de caza para que enseñase a su guardia a cuidar neks. Frane decidió enviar a Taroon a Senali, especialmente cuando Drenna dejó claro que Taroon odiaba Senali.
Para entonces, Jinn comprendió que Taroon había manipulado los eventos, con los Fantasmales como cómplices, para conseguir que Leed fuese desprestigiado y desheredado. Jinn y Kenobi confrontaron a Taroon y consiguieron que confesase su plan: Los Fantasmales soltarían droides buscadores sobre las perreras reales de neks, destruyéndolas y matando a los neks en un ataque simbólico supuestamente de Senali sobre Rutan que Taroon esperaba pudiese rastrearse a Leed. Cuando Taroon supo que Drenna estaba en la cabaña contigua a las perreras, su expresión cambió y comprendió que tenían que ir a salvarla: Era demasiado tarde para reprogramar los droides.
Drenna caminaba hacia los bosques, ajena a la docena de droides que la amenazaban. Jinn gritó para advertirle del peligro, y afortunadamente ella tenía buenos reflejos para esquivarlo. Los jedi saltaron a destruir a los droides, y pronto Taroon y Drenna se les unieron; mas, durante el tiroteo, apareció el Rey con su séquito, que estaban de cacería siguiendo a los droides y esperando encontrar kudanas. Drenna y el Rey exigieron saber qué pasaba, y Taroon explicó su plan y sus motivaciones. Alegó ignorar que el pabellón, deshabitado desde hacía tres lustros, hospedaba un visitante.
Drenna estaba ofendidísima al saber que Taroon pretendía destruir todo lo que se interpusiese en su camino: Ella valoraba las vidas de los animales; él no. El Rey, sin embargo, estaba contento al ver que Taroon había demostrado iniciativa y astucia, aptitudes según él propias de un líder; Frane aceptó hacer de Taroon su heredero, y deseó que Taroon encontrase, como había encontrado Frane en su juventud, una reina que le cantase las cuarenta constantemente (y dedicó una mirada a Drenna que sonrojó a ambos muchachos). Leed también perdonó a Taroon y acabó en Senali como embajador.
Los Fantasmales: Este supuesto clan senali era en realidad un grupo de rutanianos disfrazados, agentes secretos partidarios del príncipe Taroon en su conspiración para hacerse con el trono de Rutan.
El Rey Frane de Rutan pretendía ceder su trono a su primogénito Leed, pese a que éste no deseaba el poder después de haberse enamorado de la vida sencilla en el vecino planeta Senali. Incluso así, la ambición de Taroon no era escuchada. Taroon preparó un ardid, enviando a sus asociados a Senali para que fingiesen ser un clan nómada de alborotadores que se oponía al intercambio de príncipes entre planetas y al contacto con Rutan, y que creaba problemas entre los otros clanes, violando tabúes y robando. Para ocultar su color de piel distinto, los Fantasmales untaban su piel con arcilla y usaban coral blanco como decoración. Todo su equipo era primitivo, de modo que no revelasen su origen, excepto por los tubos de respiración: Los rutanianos no aprendían a nadar, mientras que los senalis, en un mundo oceánico, eran nadadores natos.
El plan de Taroon pasaba porque los Fantasmales secuestrasen a Leed en un momento clave. Más tarde, Taroon podría convencer al Rey Frane y a la opinión pública de que Leed había sido el líder de los Fantasmales desde el principio, desprestigiándole. Después, los Fantasmales organizarían un ataque simbólico contra Rutan, destruyendo la perrera de neks del Rey Frane usando droides buscadores con el sello real que Taroon proporcionaría, y que permitirían acusar a Leed. Taroon estaba convencido de que su padre, irascible pero no agresivo, no iría realmente a la guerra.
El momento del rapto vino cuando Taroon viajó a Senali, junto con dos mediadores jedi, para intentar convencer a Leed de que volviese a Rutan a hablar con su padre y encontrar una solución. Con nocturnidad, los Fantasmales paralizaron a Leed con un dardo envenenado y se lo llevaron atado y amordazado en un bote. Taroon fingió sorpresa y exigió informar de inmediato a su padre, que amenazó con la guerra si no se le devolvía a su hijo. Los jedi hablaron también con el Rey de Senali, Meenon, que también sospechaba de los Fantasmales.
La aliada senali de los jedi y mejor amiga de Leed, Drenna, era también una gran rastreadora acuática y siguió a los Fantasmales hasta la isla que usaban como base. Allí los Fantasmales dormían en árboles y mantenían su bote colgado de una red en el aire, mientras Leed se quedaba atado a una rama con cables y con una mordaza de cuero; los Fantasmales tuvieron que magullarle.
Cuando los jedi y Drenna se acercaron, uno de los Fantasmales les vio y dio la alarma, llevando al conflicto. Drenna derribó a varios Fantasmales con una ráfaga de disparos de su ballesta láser, y después los jedi la cubrieron mientras ella desataba a Leed y le ayudaba a moverse. Mientras, los jedi hicieron que los Fantasmales se mantuviesen juntos, y entonces les tiraron el barco con suministros encima. Jinn observó un tubo de respiración entre los suministros. Drenna amenazó a los Fantasmales antes de irse.
Más tarde, en Rutan, Jinn comprendió que los Fantasmales eran rutanianos disfrazados y que Taroon era su líder. Interrogó al príncipe y éste admitió la verdad, indicando los detalles de su plan. Jinn llamó la atención de Taroon sobre dos fallos relativos al ataque a las perreras: El primero, que Frane estaba reteniendo a Leed en Rutan, así que no podría acusar a Leed de estar detrás del ataque; en vez de eso, Frane acusaría a Meenon. El segundo, que Frane también retenía a Drenna junto a las perreras y que el ataque la mataría. Eso motivo a Taroon a detener el asalto, revelando su implicación: Taroon no quería que nadie resultase herido y además se había enamorado de Drenna.
Cuando Taroon confesó ante Drenna y el Rey, ella se horrorizó pero el Rey Frane quedó impresionado por la audacia de su hijo y aceptó hacerle su heredero, asignando a Leed una embajada en Senali. La verdadera naturaleza de los Fantasmales se hizo pública.
Rey Frane de Rutan: Frane, irritable y susceptible, era el Rey de Rutan en los tiempos previos a las Guerras Clon. Un rutaniano alto de grandes ojos verdes, dedos gruesos hirsutos con anillos enjoyados y largo cabello lustroso elaboradamente trenzado, Frane solía vestir en pieles curtidas de varias criaturas, cosidas con colorido hilo de plata, e iba acompañado de su guardia real y, a veces, de droides guardianes.
Frane había sido elegido como rey por su madre, que a su vez había sido elegida por el abuelo de Frane, manteniendo una línea de primogenitura que había durado cien años. Por tanto, Frane probablemente había respetado las tradiciones y había sido enviado a vivir al vecino mundo Senali desde los siete a los dieciséis años, para promover la paz y comprensión con sus habitantes. Incluso así, Frane tenía poco respeto por los senalis, a quienes comparaba con animales y acusaba de usar hierbas locales para lavar el cerebro de sus víctimas.
Un pasatiempo popular en Rutan y uno de los favoritos de Frane era la caza de kudanas, cuyas pieles eran apreciadas y tenían mercado. Frane y sus acompañantes cabalgaban huds y usaban manadas de peligrosos perros neks en sus cacerías. Frane gustaba de usar droides rastreadores, pero la ley de Rutan lo prohibía para que todos los cazadores, incluso el rey, compitiesen en igualdad de condiciones.
El primogénito de Frane y heredero al trono era el Príncipe Leed, nacido aproximadamente en 60 abY y enviado a Senali en 53 abY. Frane se interesaba por las actividades de Leed y observó cómo su hijo derrotaba a los senali en habilidad, resistencia y velocidad en los Juegos Mundiales que se celebraban anualmente allí. El hijo menor de Frane, Taroon, no conseguía despertar en el Rey el más mínimo orgullo.
La reina de Rutan, esposa de Frane, era la única persona que daba réplica al Rey, y además con frecuencia. Cuando ella murió, Frane se tornó incontrolable y pasó a ser un mal padre, al menos en opinión de Leed.
En 45 abY, Leed visitó Rutan e intentó explicar a su padre que prefería la vida en Senali a las costumbres rutanianas, incluyendo la cacería que el Rey insistía en llevar a cabo. Frane se negó a escuchar a su hijo y, como Leed no quería cazar, el Rey hizo que le encerrasen por un día, alegando que formaba parte de su entrenamiento real el conocer de primera mano cómo trataba Rutan a sus prisioneros. Por supuesto el alcaide, que sabía quién era Leed, le trató con deferencia rara vez vista en un cautivo.
Durante ese día, las alarmas se activaron repetidas veces por culpa de un ave, desencadenando de forma casual el protocolo para fugas masivas que exigía que el alcaide avisase al Rey de inmediato. Frane se ofuscó al ver que interrumpían su cacería para molestarle con insignificancias, y ordenó a los funcionarios desconectar temporalmente el sistema. Al salir de la cárcel, Leed habló a su padre de los procedimientos defectuosos que debían ser modificados, pero una vez más, el Rey no quería escuchar.
Leed pasó el año siguiente advirtiendo de su interés por Senali y de su plan de no volver a Rutan. Frane desestimó esas ideas, pero Taroon no: Taroon ansiaba el trono y hubiese querido que el Rey permitiese a Leed deshacerse de sus derechos para ocuparlo él. Visto que no era posible, Taroon conspiró para ascender: Sospechando que Leed se quedaría en Senali después de su cumpleaños, Taroon preparó un plan que permitiría acusar a Leed de liderar un grupo criminal de senalis (que eran en realidad rutanianos partidarios de Taroon disfrazados) y de estar detrás de un ataque militar contra un objetivo rutaniano, la perrera del Rey Frane (un ataque que sólo costaría las vidas de las peligrosas bestias nek de Frane, pero que sin duda ofendería al Rey). Eso desprestigiaría y desheredaría a Leed, despejando el camino de Taroon al trono.
Cuando Leed cumplió dieciséis años, se negó a volver a Rutan, renunciando oficialmente a su título y hogar. El Rey Frane se enfureció y acusó al Rey Meenon de Senali de haber lavado el cerebro de Leed o de retenerle. Meenon envió un holograma negando las acusaciones. Frane empezó a amenazar con la guerra (algo que no quería realmente) pero en vez de eso solicitó al gobierno galáctico de Coruscant que enviasen mediadores jedi. Coruscant aceptó, pues temía que la situación escalase, y mandó al maestro jedi Qui-Gon Jinn y a su aprendiz adolescente Obi-Wan Kenobi. Lo que Frane no hizo público era que había hecho arrestar a la princesa Yaana de Senali, de diez años, hija de Meenon, que estaba en Rutan como parte del intercambio de herederos reales.
Mientras esperaba a los diplomáticos, el Rey organizó una cacería de kudanas en la que usaría ilegalmente droides buscadores para provocar una estampida de sus presas. Guiados por la providencial Fuerza, y por el hecho de que su nave tenía poco combustible, los jedi aterrizaron en un descampado y toparon con el conjunto de fieras en carrera, algo que a Jinn le pasaba cada cierto tiempo. Los jedi destruyeron los droides para evitar ser atropellados; y después esperaron la llegada de los cazadores. El Rey Frane, enfurecido, recriminó a los intrusos haber estropeado una expedición de, estimó, tres días y veinticinco pieles. La flema que mantenía Jinn enervó a Frane, que amenazó con expulsarles de su mundo si sospechaba que usaban trucos mentales sobre él. Jinn usó acaso su mayor poder: Su mente. El jedi acusó justamente al Rey de usar ilegalmente droides en su cacería, y con eso curiosamente se ganó la confianza y afecto del Rey, que vio en Jinn una mente aguda.
El Rey invitó a los jedi a un festín en su palacio y les ofreció un asiento privilegiado, forzando al Príncipe Taroon a ceder su puesto. Frane pidió a los jedi que le devolviesen a su hijo Leed para que pudiese mirarle a los ojos y escucharle, y que amenazasen a Meenon con la invasión. Los jedi se negaron a transmitir, directamente o no, una amenaza que pondría en peligro una misión diplomática. Sin embargo, cuando Jinn supo que Frane había arrestado a Yaana, negoció que el Rey rescindiese esa orden a cambio de que Taroon les acompañase en la misión. Frane dio tres días de plazo a los jedi.
Los jedi observaron que Taroon detestaba Senali y que tenía arrebatos de rabia comparables a los de Frane, aunque Taroon lo discutía. Encontraron a Leed, pero Leed era reacio a volver porque desconfiaba de su padre, aún con Taroon defendiéndole.
Un día después, Leed fue raptado por los supuestos revolucionarios senalis (recordemos, agentes disfrazados de Taroon), Taroon insistió en que Frane fuese informado de inmediato. Jinn aceptó y se comunicó con el Rey por comunicador. Frane decidió que invadiría Senali en doce horas, salvo que los jedi le devolviesen a Leed; y que Taroon debía regresar de inmediato para que no le hiciesen prisionero de guerra. Elegantemente, Frane informó a Meenon de su declaración de guerra, especificando que había vuelto a encerrar a Yaana. Meenon a su vez preparó a sus tropas y decidió iniciar el ataque incluso antes de que expirase el plazo, pero Jinn contactó con Meenon y le convenció de que le diese las doce horas para rescatar a Yaana: Si Meenon atacaba, teorizó Jinn, Frane podría ejecutar a la princesa.
Los jedi y su aliada senali Drenna, sobrina de Meenon, rescataron a Leed y le explicaron la situación. Volvieron a Rutan en una nave e informaron a Meenon y a Frane; pero Frane era escéptico y exigía ver a su hijo para dar crédito.
Frane recibió a su hijo en el Gran Salón de su Palacio; y enrojeció de rabia cuando Leed dijo que no había vuelto para quedarse. Frane teorizó que esas ideas de juventud se le quitarían tras un tiempo en Rutan; y de todos modos, como rey, Frane estaba en posición de ordenar a Leed quedarse y subir al trono en sólo un año. Leed intentó abdicar en su hermano, pero Frane no lo aceptó. Frane tampoco cumplió su promesa a Jinn de liberar a Yaana, prefiriendo retenerla hasta que Leed iniciase su entrenamiento.
Jinn entonces colaboró con Leed para organizar la fuga de Yaana de la cárcel. Como Frane había anunciado que Leed había vuelto para ocupar el trono, Leed pudo hacer una rápida visita oficial a la cárcel y manipular al alcaide para que tomase ciertas medidas que permitieron a Jinn y a sus aliados rescatar a Yaana.
Pero el alcaide advirtió a Frane de lo que pasaba, y Frane ató cabos. Dedujo que los jedi intentarían llevar a Yaana a Senali y les emboscó en una cercana plataforma de aterrizaje, usando droides guardianes contra ellos. Los jedi, Leed y Drenna destruyeron a estas máquinas, pero entonces Frane se dejó ver con su guardia real y un nek rugiente; e incluso admitió estar impresionado por la puntería de la senali. Otra virtud de Drenna le asombró: La muchacha, de la edad de Leed, se acercó al peligroso nek del Rey y consiguió calmarle.
Jinn intentó negociar con Frane, pero los otros asistentes intervinieron: Leed aceptó quedarse en Rutan y gobernar; y, como Frane se negaba a quedarse sin un rehén contra Meenon, Drenna -sobrina de Meenon- aceptó ocupar el lugar de Yaana. Frane la envió a su pabellón de caza para que enseñase a su gente a cuidar neks. Frane también insistió en mandar a Taroon a Senali; Drenna le dijo que Taroon odiaba Senali, y eso animó al Rey, porque de ese modo estaba seguro de que Taroon volvería.
Jinn dedujo que Taroon había estado detrás del rapto de Leed y que pretendía lanzar un ataque desde Senali a Rutan del que esperaba que culpasen a Leed, pero del que Frane culparía a Meenon porque Leed estaba físicamente en Rutan (Léelo otra vez, es un poco difícil de seguir). Jinn confrontó a Taroon hasta que éste confesó y explicó que el ataque sería con droides buscadores contra las perreras. Jinn dijo que Frane había mandado a Drenna a las perreras. Taroon, que no deseaba tomar vidas inteligentes, ayudó a los jedi a detener el ataque.
Los susodichos droides armados estaban siendo utilizados por el Rey Frane en una cacería (Sí, otra vez). Frane y sus compañeros, incluido Leed, llegaron a tiempo de ver a los jedi, Taroon y Drenna destruir los droides que, en vez de guiarles a unos kudanas, estaban desintegrando sus bienes; y como es lógico, Frane pidió explicaciones. Jinn animó a Taroon a confesar, y el Rey quedó muy satisfecho: Taroon había demostrado ambición y astucia, aptitudes que Frane consideraba propias de un líder, y se apuntó el tanto por haberle criado. Frane dejó claro que Taroon ya sólo necesitaba un activo más para ser un rey comparable a Frane: Una reina que le discutiese cada decisión, y miró a Drenna mientras lo decía.
En un intento de terminar la guerra fría de amenazas con Senali, principalmente porque perjudicaba el estilo de vida hedonista de Frane, el Rey de Rutan nombró a Taroon su heredero, y a Leed embajador de Rutan en Senali porque empezaba a ser deprimente mantenerle en Rutan. Frane incluso regaló un transporte a los jedis. Parece que todo acabó bien.
El clan Homd-Resa: El clan Homd-Resa era rival tradicional del clan Nali-Erun y una de las pocas comunidades agresivas del planeta Senali.
En una ocasión, poco antes de 44 abY, los Homd-Resa atacaron abiertamente al clan Nali-Erun, destruyendo varias viviendas de su poblado en un intento de expandir su territorio y cubrir zonas del mar de los Nali-Erun. La población Nali-Erun sobrevivió en mal estado, iniciando una lenta recuperación. El gobierno planetario de Senali, principalmente simbólico, no intervino en el conflicto.
Leed: Leed, príncipe de Rutan, era el primogénito del Rey Frane y su esposa, y por tanto heredero natural al trono según su tradición.
Nacido cerca del 60 abY, Leed fue enviado al vecino planeta Senali al cumplir siete años para pasar los siguientes nueve años según la costumbre, con el fin de asegurar la paz y comprensión entre ambos mundos. El Rey Meenon de Senali envió a Leed a vivir con el clan de su hermana Ganeed, los Banoosh-Walores, y allí Leed se enamoró de la vida sencilla y pacífica y de la cultura senali, congeniando especialmente con Drenna, la hija de Ganeed que tenía la misma edad que él. Pronto, Leed se convirtió en un robusto y alto rutaniano que llevaba colgantes decorativos de coral en su cuello y muñeca.
Aunque Leed vivía en Senali, mantuvo el contacto con su familia, así que supo cuando su madre murió y observó que, sin el control de ella, el rey se convertía en un mal padre, manipulador y traicionero.
Durante su estancia en Senali, Leed participaba en los concursos anuales de velocidad, resistencia y habilidad, los Juegos Mundiales, y ganaba sistemáticamente, demostrando su maestría e impresionando favorablemente a su padre. Drenna, a quien Leed consideraba una hermana adoptiva, empataba con Leed en puntería.
En 45 abY (es decir, el año antes de terminar su estancia en Senali), Leed visitó Rutan e intentó explicar a Frane que prefería vivir en Senali antes que en Rutan. Ofendido por la idea, Frane castigó a Leed enviándole por un día a la cárcel con la supuesta excusa de que así aprendería sobre cómo Rutan trataba a sus presos. Por supuesto, el alcaide dio a Leed un tratamiento preferencial. Durante ese tiempo, Leed observó cómo un pájaro entraba por los sistemas de ventilación y activaba los sensores, desencadenando falsas alarmas de fuga masiva y burlando a los guardias que intentaban cazarla. El protocolo carcelario exigía que notificasen al rey y, cuando tuvieron que repetir que no era importante, el rey se molestó porque le interrumpían la cacería. El mismo procedimiento provocó el cierre automático del arsenal, para impedir que los presos fugados accediesen a las armas, y de las zonas de cambio de guardia por donde podían llegar refuerzos. Leed, viendo un fallo en el sistema, informó a su padre, pero éste no quiso escucharle.
Leed pasó el año siguiente intentando explicar a Frane que quería renuncia a su título y vivir en Senali, pero el Rey insistía en que volviese. Finalmente, cuando llegó el momento de regresar, Leed se negó a hacerlo y se quedó en Senali. Meenon aceptó su presencia y le dijo que no permitiría que se lo llevasen a la fuerza. Frane sin embargo acusó al gobierno de Senali de retener a Leed con argucias, drogas o coacción, y amenazó con ir a la guerra. Encerró sin cargos a la joven Princesa Yaana, heredera de Senali que estaba en Rutan, y amenazó con ir a la guerra.
No queriendo realmente el conflicto, Frane pidió a la Orden Jedi que enviase mediadores jedi. Leed decidió fugarse con la ayuda de Drenna y vivir en un refugio en la naturaleza cerca de la isla del clan Nali-Erun, que aceptó mantener un ojo en Leed para asegurar que no le pasaba nada.
En realidad estaba previsto que sí le pasase, pero no por vivir como un ermitaño: El hermano menor de Leed, Taroon, deseaba el trono, pero el Rey no le valoraba como para considerarle, así que Taroon conspiró para hacerse con el poder. Taroon envió a un grupo de rutanianos afines a Senali, donde éstos se hicieron pasar por un clan de alborotadores llamados los Fantasmales, que se cubrían la piel con arcilla (para ocultar su pigmentación rutaniana reveladora) y causaban problemas con mínimo daño (robos, violar tabúes, provocar disputas, etc.) Taroon les ordenó que, llegado el momento, secuestrasen y retuviesen a Leed, de modo que Leed pudiese ser acusado de haber sido el líder de los Fantasmales desde el principio; y después que lanzasen un ataque contra la caseta de perros neks del Rey Frane en Rutan usando droides con el sello real, proporcionados por Taroon y que podrían ser relacionados con Leed. De ese modo, Leed caería en la ignominia y sería desheredado, permitiendo a Taroon acceder a un trono que, de todos modos, Leed no deseaba.
Cuando llegaron a Rutan los mediadores jedi, el maestro Qui-Gon Jinn y su aprendiz Obi-Wan Kenobi, éstos quisieron ir a Senali; Frane insistió en que Taroon les acompañas para que amenazase a Meenon con la guerra; Jinn se negó a comprometer la diplomacia pero aceptó llevar a Taroon si a cambio Frane liberaba a Yaana.
Taroon acompañó a los jedi a reunirse con Meenon. Meenon explicó que Leed había desaparecido pero guió a los jedi y a Taroon hacia la morada del clan Banoosh-Walore. Los Banoosh-Walore, que apreciaban a Leed, perjudicaron a los investigadores fingiendo colaborar con ellos y ofreciendo datos contradictorios sobre dónde debía estar Leed. El más joven del clan, Tinta, mencionó cómo Leed y Drenna eran íntimos amigos, un dato que no escapó al agudo Jinn. Los Banoosh-Walore, temiendo que los jedi obtuviesen información valiosa, fingieron una repentina necesidad de trabajar en la cena e invitaron educadamente a los invitados a irse.
Drenna decidió advertir a Leed; Jinn lo había previsto y la siguió cuando ella salió de casa. Pero Drenna había previsto esto y guió a sus perseguidores a una trampa: Una cala cerca del escondite de Leed donde la marea subía rápidamente y donde el grupo podría ahogarse. Ella informó entonces a Leed, y Leed lanzó un cable a los intrusos para asegurarse de que sobrevivían. Incluso se quedó a recibirles, listo para disculpar a Drenna. Cuando vio que uno era su hermano, le saludó emotivamente; después presentó de forma oficial a Drenna como su aliada.
Jinn animó a Leed a volver a Rutan para hablar con el Rey de sus necesidades; Leed, sin desestimar la protección que los jedi le ofrecían, se negó porque Frane era propenso a manipularle (aunque Taroon discrepaba de ello). Como los jedi se negaron a irse, Leed les ofreció su hospitalidad.
Taroon, que no veía interés en el primitivo Senali, recriminó a Leed que se quedase allí. Drenna discutió fogosamente con Taroon sobre los valores de la cultura de sus respectivos planetas. Leed intentó explicar que consideraba a ambos sus hermanos e incluso, en un arrebato, habló mal de Rutan, aunque se disculpó poco después. Taroon desistió de intentar convencer a Leed.
Al día siguiente, los jedi no insistieron en hablar del regreso a Rutan y permitieron que Leed y Drenna les empapasen del modo de vida senali, enseñándoles a pescar la fauna local. Taroon aprendió a nadar más rápido de lo que Leed lo había hecho. En la cena, con menos presiones, Taroon aceptó no intentar convencer a Leed, y Leed a su vez aceptó volver a Rutan y hablar con el Rey Frane, mientras Taroon ocupaba su lugar en Senali con la protección de Jinn.
Pero era demasiado tarde para detener el plan de Taroon: Los Fantasmales atacaron durante la noche, golpearon a Leed en la mejilla, le paralizaron con un dardo, y se lo llevaron atado y amordazado en un bote. Hundieron el barco de Leed para impedir que les siguieran. Llevaron a Leed a la isla que usaban como guarida y le ataron con un cable a una gruesa rama de árbol, silenciándole con una mordaza de cuello. Los Fantasmales se echaron a dormir entre los árboles.
Los jedi y Drenna fueron a rescatarle: Drenna era la mejor rastreadora de Senali. La operación fue un éxito y los Fantasmales quedaron temporalmente atrapados bajo su propio bote, con sus suministros tirados por el suelo. Drenna cercenó las ataduras de Leed con un cortador de fusión y le ayudó a moverse. Cuando llegaron a la orilla, Leed les dio las gracias.
Los jedi y Drenna explicaron que la situación había empeorado: En cuanto Frane supo que Leed había sido raptado, amenazó con invadir Senali en meras horas; y Taroon había vuelto a Rutan, hipócritamente acusando a Drenna de haber planeado el rapto. En respuesta a Frane, Meenon estaba preparando sus fuerzas. Leed y sus asociados hicieron dedo para llegar a la ciudad y tomaron una nave de regreso a Rutan. Informaron a ambos monarcas, pero Frane estaba escarmentado y se negó a creer nada antes de volver a ver a su hijo.
Una vez en el Gran Salón, Leed explicó que no había vuelto para quedarse, y el Rey Frane se enfureció y, entre gritos, hizo uso de su autoridad como monarca para ordenar a Leed quedarse. De poco sirvió que Leed explicase que no amaba Rutan, que se ofreciese a razonar, o que incluso intentase abdicar el favor de su hermano Taroon. Frane también se negó a liberar a Yaana, lo cual le ganó críticas de Leed.
Leed, Drenna y los jedi organizaron la fuga de Yaana: Leed explicó a sus amigos cómo burlar la seguridad de la cárcel, y después él visitó las instalaciones, sugiriendo que era una visita oficial y para poder manipular al alcaide y forzar que tomase las decisiones correctas (e incluso que no mirase en ciertas direcciones cuando los jedi estuviesen pasando). Para eso, Leed imitó la actitud de matón de su padre. Después, Leed se reunió con sus aliados y con Yaana en la salida.
Sin embargo, el alcaide informó al Rey Frane, y éste entendió lo que estaba pasando realmente, así que emboscó al grupo en una plataforma de aterrizaje. Primero les envió droides de guardia, pero Leed y los demás abrieron fuego contra ellos, destruyéndolos; Leed acabó con dos. Después se personó con la guardia real y neks, que no intimidaron a Drenna. Jinn intentó negociar con Frane, pero Leed y los demás insistieron en opinar: Leed aceptó quedarse en Rutan y aprender a gobernar, anteponiendo su deber a sus sentimientos. Frane se negó a liberar a Yaana, lo cual era necesario para apaciguar a Meenon, hasta que Drenna se ofreció a quedarse como rehén en lugar de su prima. Frane insistió en que Taroon sería enviado a Senali en lugar de Leed.
Pero Jinn descubrió que Taroon había estado conspirando para derrocar a Leed y le confrontó. Jinn dedujo que Taroon había planeado un ataque de los Fantasmales contra Rutan del que esperaba acusar a Leed; pero, como Leed estaba en Rutan y no en Senali, Frane acusaría a Meenon. Taroon explicó que el ataque iba a ser simbólico contra las perreras, y Jinn le dijo que Frane había enviado allí a Drenna. Taroon, que estaba secretamente enamorado de Drenna, ayudó a los jedi a detener el ataque.
Leed se unió al rey en una partida de caza, siguiendo droides rastreadores que supuestamente les llevarían ante kudanas. En realidad les llevaron a un tiroteo en las perreras. Cuando acabó, Taroon confesó ante todos los presentes lo que había pasado. Drenna estaba horrorizada, pero Frane estaba impresionado por la ambición de su benjamín y no sólo aceptó hacerle heredero sino que aprobó el inminente romance entre Taroon y Drenna. Leed, comprendiendo lo que sentían dos de las personas que él más quería, perdonó a su hermano. Frane entonces nombró a Leed embajador de Rutan en Senali para favorecer comercio y comprensión; encontraba deprimente tenerle en Rutan. En cuanto Leed bajó de la nave en Senali, el clan Banoosh-Wallore corrió a abrazarle.
Rey Meenon de Senali: Meenon era el Rey del planeta Senali en los tiempos previos a las Guerras Clon; sin embargo, en ese tiempo los clanes de Senali se auto-gestionaban y el monarca era principalmente un puesto simbólico. Meenon era relativamente modesto y vestía una túnica de lino sencilla y un tocado de conchas blancas sobre su cabeza afeitada. Iba descalzo y su centro de mando era un edificio bajo que flotaba en un profundo lago verde, con un patio interior convertido en jardín.
Durante generaciones, Senali y su mundo vecino Rutan se intercambiaban los príncipes herederos desde que éstos tenían siete años hasta que cumplían dieciséis, para que los monarcas se empapasen de la cultura del otro lugar. En el año 53 abY, el príncipe Leed de Rutan fue enviado a Senali, y Meenon lo mandó a vivir con el clan de su hermana Ganeed, los Banoosh-Walores, en Lago Claro. En 47 abY, Meenon envió a Rutan a su hija la princesa Yaana.
Leed se enamoró de la vida en Senali y se negó a volver a Rutan cuando se acercaba el momento de su mayoría de edad. El Rey Frane de Rutan no creía que su hijo hubiese tomado esa decisión y acusó a Meenon de secuestrar, coaccionar o drogar a Leed. Meenon envió un comunicado holográfico explicando que Leed tomaba esa decisión por sí mismo. Frane elevó el caso y solicitó al gobierno galáctico de Coruscant que enviase Jedis a mediar esa disputa. El maestro jedi asignado, Qui-Gon Jinn, analizó el holograma de Meenon y decidió que el rey senali parecía sincero. Poco después, Leed se fugó y ocultó.
Tras reunirse con Frane, Jinn, su aprendiz Obi-Wan Kenobi y el hermano de Leed, Taroon, fueron al palacio de Meenon y pidieron que les llevase ante Leed. Meenon explicó que Leed había desaparecido. Taroon acusó a Meenon de mentiroso, y el senali se defendió. Jinn explicó que no pretendían llevarse a Leed por la fuerza, y Meenon dejó claro que no permitiría tal escenario. Meenon permitió que los jedi buscasen a Leed y les dirigió al hábitat de los Banoosh-Wallores.
Los jedi encontraron a Leed, pero Leed fue raptado poco después por un supuesto clan de insurrectos llamados los Fantasmales. Los jedi informaron a Frane, que juró invadir Senali en doce horas. Frane contactó con Meenon para advertirle, y le dijo además que había hecho encerrar a Yaana en una cárcel como a una criminal común. Meenon se enfureció y empezó sus propios preparativos para invadir Rutan antes de que expirase el plazo. El maestro Jinn contactó con Meenon y le convenció para que le diese las horas restantes de plazo antes de atacar, convenciéndole de que, si atacaba Rutan, Frane podría ejecutar a Yaana; mientras que los jedi podrían liberarla. Meenon aceptó ayudar a los jedi y les dijo que necesitaban un rastreador para encontrar a los Fantasmales, y que su sobrina Drenna, que ya estaba con ellos, era la mejor.
Los jedi liberaron a Leed y viajaron a Rutan con él, informando a ambos monarcas. Sin embargo, aunque Leed aceptó quedarse en Rutan, Frane se negó a liberar a Yaana para mantener un rehén ante Meenon, y Jinn insistió en que Yaana debía ser liberada para evitar la guerra. Jinn tuvo que organizar una evasión, e incluso así, Drenna tuvo que aceptar quedarse en Senali como rehén, aunque no en una cárcel, para que Frane aceptase soltar a Yanna.
El desastre no acabó allí: Jinn descubrió que Taroon había preparado un ataque simbólico contra las perreras de Frane con el que esperaba que acusasen a Senali en general y a Leed en particular; pero como Leed se había quedado en Rutan, acusarían a Meenon. Afortunadamente, los jedi convencieron a Taroon para que detuviese su ataque y confesase. El Rey Frane decidió permitir a Leed volver a Senali, y terminar las constantes amenazas y contra-amenazas con Meenon, que interferían en su modo de vida hedonista.
El clan Nali-Erun: El clan Nali-Erun era una comunidad de senalis que vivían en una isla apartada de las ciudades principales.
Los Nali-Erun tenían un clan rival en los Homd-Resa. Poco antes de 44 abY, los Homd-Resa atacaron el poblado de los Nali-Erun en un intento de hacerse con el control de las aguas de esa zona, y destruyeron varias viviendas. Los Nali-Erun empezaron a reconstruir, pero pasaban hambre, especialmente los niños, y malvivían de la fruta, grano y pescado con que podían comerciar. El gobierno planetario de Senali, centralizado en el Rey Meenon, era principalmente simbólico y no intervino.
En 44 abY, el príncipe heredero del vecino planeta Rutan, Leed, de visita en Senali, se negó a volver a su casa y en vez de eso huyó y se ocultó en los bosques cercanos. El clan Nali-Erun aceptó vigilarle para asegurarse de que sobrevivía. Poco después, Leed recibió la visita de su hermano Taroon, su hermana adoptiva Drenna y los jedi Qui-Gon Jinn y Obi-Wan Kenobi. Todos ellos realizaron una pesca tan productiva que decidieron regalar el excedente a los Nali-Erun para contribuir a su recuperación. Taroon observó el mal estado de los Nali-Erun y alegó que Drenna presentaba una visión demasiado idealizada de Senali.
Neece: Este rutaniano era un recepcionista de seguridad en la prisión de Testa en 44 abY. Procesó el arresto de tres haraganes que estaban montando escándalo en un parque. En ese momento, Neece estaba poco motivado y en realidad lo que quería era acabar su turno; y el hecho de que los haraganes fuesen dos jedis de incógnito y una aristócrata del planeta Senali se le pasó por alto.
La reina de Rutan: Esta rutaniana era la esposa del Rey Frane y discutía con éste constantemente. Frane descubrió que eso hacía de él un mejor rey. Ella era la madre de los príncipes Leed y Taroon.
Cuando la reina murió, el primogénito Leed observó que nadie podía controlar a Frane, que lentamente pasó a ser un mal padre.
Princesa Yaana de Senali: Yaana, nacida cerca del 54 abY, era la hija del Rey Meenon del planeta Senali. Esbelta y de ojos oscuros, Yaana fue enviada al planeta Rutan a vivir desde los siete años hasta que cumpliese los dieciséis: Era costumbre entre estos mundos vecinos intercambiar a los herederos al trono a esas edades, para que el siguiente rey estuviese familiarizado con las costumbres del planeta cercano y para promover la paz. De modo similar, el Rey Frane de Rutan había mandado a su hijo Leed a Senali en 53 abY.
En 44 abY, cuando llegó el momento de que Leed regresase a Rutan, él se negó: Amaba la vida en Senali, se veía incapaz de gobernar su mundo e intentó renunciar a su título. Mas el desconfiado Rey Frane, incapaz de creer mal de su primogénito, sospechó que los senalis estaban reteniendo o manipulando a Leed y, contra su propio mejor criterio, amenazó con ir a la guerra. Incluso encerró a Yaana en una cárcel con criminales comunes.
Buscando una solución pacífica, Frane pidió al gobierno galáctico de Coruscant que enviasen mediadores jedi. El Maestro Qui-Gon Jinn se reunió con Frane y, al saber que Frane recluía a Yaana sin cargos, acordó que ella fuese liberada a cambio de permitir que el otro hijo de Frane, Taroon, les acompañase en la misión a Senali como quería Frane.
En Senali, los jedi encontraron a Leed, pero éste fue secuestrado por los Fantasmales, un supuesto clan de alborotadores senalis. Al saber esto, Frane declaró la guerra a Senali oficialmente, comunicándose con Meenon para ello; y le dijo que había encerrado a Yaana. Ante esta afronta, Meenon preparó su propio ataque contra Rutan. El mediador Jinn convenció a ambos para que le diesen doce horas para resolver la situación. Jinn convenció a Meenon de que, si Senali invadía Rutan, el Rey Frane podría ejecutar a Yaana en respuesta.
Jinn devolvió a Leed a Rutan, pero Leed no quería ocupar el trono ni continuar su entrenamiento real. Frane entonces se echó atrás en su promesa de liberar a Yaana, llegando a negar haberlo acordado. Jinn y sus aliados (Leed, Kenobi y la senali Drenna, prima de Yaana) organizaron la fuga de Yaana de la cárcel.
Yaana estaba siendo retenida en una celda de alta seguridad, con un único vigilante en la puerta; pero éste, que no temía a la niña de diez años, no estaba en guardia. Drenna le noqueó, y después los jedi rompieron la puerta metálica con sus armas. Yaana se asustó, pero mantuvo una dignidad encomiable mientras la rescataban.
El grupo la llevó a una plataforma de aterrizaje, donde el Rey les emboscó con droides guardianes. Jinn se aseguró de que Yaana se protegía mientras ellos se ocupaban del enemigo.
Después, sin embargo, el Rey Frane les confrontó, y se negó a soltar a Yaana ni siquiera cuando Leed aceptó quedarse para ser rey. Jinn insistió: Era necesario que Yaana fuese liberada para que Meenon no iniciase la guerra. Drenna se ofreció a ocupar el lugar de Yaana como rehén, y Frane aceptó. Yaana fue liberada.
Poco después, Rutan y Senali encontraron un acuerdo más satisfactorio para todas las partes.
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TAROON |
Taroon era el hijo segundogénito del rey Frane del planeta Rutan, habiendo nacido poco después del 60 abY.
En su adolescencia, Taroon era un rutaniano alto de piel color azul claro y cabello trenzado en bucles alrededor de su cabeza. Como muchos rutanianos tradicionalistas, Taroon detestaba el mar y había rechazado aprender a nadar. Tampoco se llevaba bien con los neks que su padre y otros rutanianos usaban en las cacerías, y daba la imagen de ser malo en programación y reparación de droides. En realidad, Taroon era buen técnico: Sus maestros en la Escuela Real de Liderazgo le valoraban y sabían que Taroon pasaba parte de su tiempo libre manipulando tableros de programación en una sala técnica.
El heredero natural al trono de Rutan era el hermano mayor de Taroon, Leed. Siguiendo la tradición, Leed había sido enviado al mundo vecino Senali al cumplir los siete años y hasta que cumpliese dieciséis, para que aprendiese las costumbres de allí; y la princesa de Senali, Yaana, había sido enviada a Rutan. Leed había explicado a Frane que no deseaba volver a Rutan a gobernar, sino quedarse en Senali y vivir allí una vida sencilla, algo a lo que Frane se oponía. Taroon, que aspiraba al trono de Rutan pero había sido desdeñado por su padre y por el sistema, decidió aprovechar la circunstancia para propiciar su propia coronación.
Taroon obtuvo cómplices entre rutanianos afines que le apoyaban. Estos rutanianos aceptaron viajar a Senali y fingir que eran un clan nativo de agitadores sin vínculos de sangre que se pintaban la piel con arcilla (para ocultar la diferencia de color entre rutanianos y senalis). Este grupo, conocido como Los Fantasmales, instigaba a los clanes hacia el conflicto, expresaba su oposición al intercambio de herederos reales y al contacto entre planetas, y vivía en una isla oculta en un archipiélago deshabitado. Utilizaban herramientas primitivas para no revelar su naturaleza, minimizando las herramientas que pudieran revelar su origen, aunque no les quedaba otra opción que usar tubos de respiración.
El plan de Taroon incluía usar a los Fantasmales al menos dos veces: Primero, para secuestrar a Leed y sugerir a la opinión pública que éste era el líder de los Fantasmales. Después, los Fantasmales viajarían a Rutan y realizarían un ataque contra un blanco simbólico, usando droides buscadores con el escudo real de Rutan (para desacreditar a Leed). No queriendo sacrificar vidas inteligentes, Taroon se aseguró de que el blanco fuesen las casetas de nek del rey. Después de ello, el rey Frane desconfiaría de Leed y, según el plan de Taroon, Leed sería desheredado en Rutan y desacreditado en Senali, permitiendo el ascenso de Taroon.
En 44 abY, cuando llegó el momento en que Leed debía regresar a Rutan, el heredero mantuvo su negativa. Frane acusó a los senalis de manipular o retener a su hijo e incluso amenazó con declarar la guerra; sin embargo, también solicitó a la capital galáctica Coruscant que enviasen mediadores jedi para resolver la situación. Frane recibió al maestro jedi Qui-Gon Jinn y a su aprendiz adolescente Obi-Wan Kenobi, ambos humanos, con un festín, en el que les honró con el asiento privilegiado que en justicia correspondía a Taroon. Taroon claudicó a desgana. Frane quería que los jedi transmitiesen a Senali una coacción, o que permitiesen que Taroon fuese con ellos para hacerlo. Los jedi se negaron pero, cuando Jinn supo que Frane había arrestado a Yaana sin cargos, aceptó que Taroon les acompañase a cambio de que Yaana fuese liberada (pese a que ambos jedi ya habían notado que Taroon no tenía ninguna gana de pisar Senali). El rey les dio tres días para traer de vuelta a Leed.
Taroon acompañó a los jedi a Senali, un mundo cuya cultura, arquitectura y tradiciones él detestaba. Su primer paso fue reunirse con el Rey Meenon de Senali, que les dijo que Leed había huido y estaba en paradero desconocido. Taroon acusó a Meenon de mentiroso y se enfureció cuando Meenon dijo que, si Rutan quería llevarse a Leed sin que éste quisiera, el Rey de Senali se movilizaría para impedirlo. Meenon reveló que Leed había estado viviendo con el clan de los Banoosh-Walores y dio a los jedi la dirección. Al salir de la corte, Jinn comparó la rabia de Taroon con el comportamiento de Frane; aunque Taroon negó el parecido, se desahogó golpeando un objeto inanimado.
Los jedi y Taroon visitaron al clan Banoosh-Walores, extenso y revoltoso. Sus múltiples componentes daban información contradictoria, no sin alguna pulla hacia la monarquía rutaniana que enojaba a Taroon, mas no al punto de hacerle cometer un desliz: Jinn le había dejado claro que Taroon no debía hablar en esa reunión. Finalmente, Taroon se despidió enojado; Jinn lo hizo con más educación. Una vez fuera, Jinn destacó un dato: El clan había dejado de cotorrear en cuanto se supo que Leed se llevaba bien con Drenna, una muchacha del clan que tenía su misma edad. Jinn decidió que Drenna era una pista y se ocultó para seguirla, algo que Taroon criticó por dos veces.
Drenna, sabiéndose seguida, llevó a los jedi y a Taroon a una trampa: Cruzó los puertos senalis, pasó por un matorral de árboles, les llevó por un camino en la espesura (donde Taroon criticó la suciedad a la altura del calzado) y desapareció en una cala con una playa rodeada por acantilados… donde la marea subía rápidamente. Taroon, que no sabía nadar, tuvo que aferrarse a Kenobi, y mantuvo sorprendentemente la compostura considerando que era presa del pánico. El grupo pudo salir sin problema cuando un inesperado aliado se reveló para lanzarles un cable: Era Leed.
Taroon saludó educada y emotivamente a su hermano; y Leed después recibió a los jedi y disculpó a Drenna. Leed sin embargo seguía negándose a regresar a Rutan, alegando que Frane le retendría con traiciones y argucias (una acusación que Taroon encontraba infundada). Jinn a su vez rechazó irse de Senali hasta encontrar una solución. Leed decidió ofrecerles la hospitalidad de su refugio.
Taroon discutía que Senali tuviese algún valor o atractivo, lo cual ofendió a Drenna. Ella veía riqueza en la vida de su gente; él insistía en que toda la cultura senali había sido regalada por Rutan, y ella comparaba la supuesta sabiduría de Rutan con barbarie y codicia de las que Senali se había librado. Taroon acusó a Drenna de tener prejuicios, puesto que Drenna no conocía Rutan de primera mano. Leed tuvo que interponerse y afirmó que tanto Taroon como Drenna eran sus hermanos, aunque ella no tuviese vínculo de sangre. Taroon desistió de intentar convencer a Leed. Jinn se dio cuenta de que Drenna y Taroon se gustaban de forma romántica, pero consideraban ese interés inapropiado.
Por la mañana, Drenna presentó la necesidad de pescar para desayunar. Taroon intentó excusarse sugiriendo no tener hambre; pero Drenna se dio cuenta de que Taroon temía el agua y se ofreció a enseñarle a nadar, presentándolo como un reto. Taroon quería aprender por sí mismo pero, cuando Drenna dejó claro que no podía, Taroon cedió. El rutaniano demostró talento para la coordinación y la pesca, desenvolviéndose más rápido de lo que había hecho su hermano mayor. Drenna incluso puso un colgante senali a Taroon, en un intento de "convertirle" en senali; Taroon decidió que aún era un rutaniano, pero que estaba haciendo progresos: Decidió no insistir en que Leed volviese.
El grupo pescó tanto que decidieron compartir su comida con el cercano clan Nali-Erun, que había sido atacado recientemente por otro clan y estaban reconstruyendo su aldea. Viendo que no todo Senali era una utopía, Taroon señaló este renuncio a Drenna, que intentó excusarse.
Tras un día excelente, Leed aceptó volver a Rutan a hablar con su padre, dejando en Senali hasta su regreso a Taroon con protección jedi. Pero era demasiado tarde para cambiar el plan: Siguiendo señales de Taroon, los Fantasmales secuestraron a Leed esa misma noche. Cuando los otros despertaron, vieron el bote alejándose.
Taroon y Drenna se acusaron mutuamente. Taroon exigió informar de inmediato al rey Frane, pese a que los jedi y Drenna querían esperar un poco para poder darle una estrategia. Jinn aceptó (pues de lo contrario Taroon informaría a Frane por sí mismo). Por comunicador, Frane presentó su ultimátum: Si Leed no estaba en Rutan en doce horas, Rutan invadiría Senali; y Taroon debía volver de inmediato para que no le hiciesen prisionero de guerra. Taroon estaba ansioso por irse e incluso rechazó usar guías nativos.
Drenna por su parte saltó al mar a rastrear a los Fantasmales aún durante la conversación con Frane; Taroon incluso la acusó de haber abandonado al grupo. Los jedi comprendieron lo que estaba haciendo y la siguieron, pero enviaron a Taroon a Rutan: Taroon aún no podía seguir ese ritmo nadando, y Frane exigía su presencia en su mundo.
Drenna y los jedi rescataron a Leed de los Fantasmales y le llevaron a Rutan; pero una vez ante el Rey, Leed insistió en rechazar el trono, intentando abdicar en favor de Taroon. Frane desestimó su ruego y le obligó a aceptar el manto, manteniendo además arrestada a Yaana. Eso llevó a Leed a aliarse con los jedi para liberar ilegalmente a la princesa senali. Sin embargo, Frane les encontró antes de que pudiesen salir del planeta. Leed entonces aceptó la corona como una carga; y Drenna aceptó reemplazar a Yaana como rehén senali. Frane envió a Drenna a vivir en su pabellón de caza, porque había visto en ella talento para cuidar los neks, y ordenó que Taroon fuese enviado a Senali como embajador: Como Taroon detestaba ese mundo, Frane estaba seguro de que volvería.
El maestro Jinn ató cabos: Comprendió que los Fantasmales eran agentes rutanianos disfrazados y que Taroon era su líder. Jinn y Kenobi buscaron a Taroon en la Escuela de Liderazgo y le encontraron en una sala técnica, sobresaltándole al entrar. Jinn acusó a Taroon del rapto de Leed y de conspirar para un inminente ataque sobre Rutan del que, según el plan de Taroon, Frane debía culpar a Leed… pero del que culparía a Meenon, porque Leed estaba aún en Rutan. Taroon negó la imputación, pero las incisivas indagaciones de Jinn le socavaron hasta que, derrumbado, confesó los detalles de su plan.
Taroon se sorprendió de que a los jedi les pareciese mal un plan que daría el poder político a alguien preparado para ello, al coste de unas bestias que se atacaban entre sí. Le enfureció que le comparasen con los neks. Entonces Jinn dijo a Taroon algo que él ignoraba: Drenna estaba junto a las perreras de neks, y los droides la matarían en su ataque. Presa del miedo, Taroon inició el rescate, ofreciendo a los jedi su transporte y pilotando por encima de la máxima velocidad.
El grupo llegó justo a tiempo: Una docena de droides se acercaban a Drenna, y ella no los habría visto a tiempo si Jinn no hubiese gritado un aviso. Los dos jedi y Drenna destruyeron la mayoría de los droides, pero es cierto que Taroon derribó al último con un bláster. Para entonces acababa de llegar el rey Frane con una partida de caza y exigió explicaciones, porque había asumido que sus droides estaban rastreando kudanas. Drenna también quería saber qué pasaba, y Jinn hizo que Taroon confesase ante todos ellos.
Drenna estaba horrorizada de que Taroon estuviese dispuesto a destruir a cualquier ser que se interpusiese en su camino (aunque Taroon quiso disculparse alegando que la cabaña llevaba tres lustros deshabitada). Frane, por el contrario, estaba contento de que su hijo hubiese demostrado ser astuto y traicionero "como corresponde a un líder" en su opinión. Frane aceptó nombrar heredero a Taroon, señalando que sólo necesitaba una reina que supiese meterle en vereda, como le había pasado a Frane en su juventud; y el rey comprendió que Drenna y su hijo se estaban enamorando. Leed aprobó el acuerdo y aceptó ser embajador en Senali.
Y fueron felices y comieron peces de orilla rocosa.
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CURIOSIDADES |
Los rutanianos, los senali y sus mundos aparecen por primera vez en la novela El Fin de la Paz (2000, Jude Watson, portada de Cliff Nielsen), décimo libro de la saga "Aprendiz de Jedi". Los eventos del libro se referencian en libros como The Complete Star Wars Encyclopedia (2008, vv.aa.) y The Essential Reader's Companion (2012, P. Hidalgo); y el libro de juego de rol Ultimate Adversaries (2004, editado por Gary M. Sarli) aporta nueva información sobre los kudanas y los rutanianos.
Hay algunas irregularidades en la continuidad al comparar las diversas fuentes:
El artículo sobre Rutan en la Encyclopedia explica que Rutan y Senali intercambian a los niños primogénitos para evitar ataques… pero no especifica que sólo intercambian al heredero. Tal como lo dice, sugiere que intercambian a todos los primogénitos, nobles o plebeyos.
En el capítulo 6 de El Fin de la Paz, el clan Banoosh-Walores se presenta, indicando rápidamente sus mutuas relaciones familiares, y me parece entender que Drenna debería ser la hija de Jaret y Mesan. El artículo sobre Drenna en la Encyclopedia dice que es la hija de Garth y Ganeed. Voy a asumir que esta segunda opción es cierta: Los Banoosh-Walores están siendo deliberadamente caóticos, y además, en el capítulo 14 de la novela, Drenna se presenta como sobrina de Meenon, con lo que tiene sentido que sea hija de la hermana de Meenon, Ganeed.
La entrada sobre los rutanianos en la Encyclopedia dice que no pueden nadar. Esto contradice el libro: En el capítulo 7 se explica que los rutanianos no se molestan en aprender a nadar, pero tienen la capacidad, como demuestra el hecho de que Leed y Taroon naden.
Reader's Companion dice que, cuando Leed aceptó su responsabilidad de ser heredero de Rutan, la conspiración de su hermano terminó. Eso es inexacto; de hecho, cuando Leed hace esto, Qui-Gon Jinn se convence de que están al borde de la guerra, y es necesario confrontar a Taroon para evitarlo.
En el artículo sobre los rutanianos en la Encyclopedia cuentan que, cuando Taroon descubrió que su plan amenaza a Drena, él suspendió el ataque de sus droides. El capítulo 15 de El Fin de la Paz explica que Taroon no podía suspender el ataque en ese momento y tuvo que detenerlo destruyendo a los droides.
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