Mazzic era uno de los contrabandistas y jefes criminales más importantes en los tiempos del Imperio y de la Nueva República. Fue una figura clave en las vidas de personas como Han Solo, Talon Karrde y el Gran Almirante Thrawn, y su influencia a nivel galáctico fue sobrestimada por la organización de mercenarias Guardia Sombra Mistryl
Mazzic era un esbelto y musculoso varón myke de piel grisácea con cabello negro de punta que ocasionalmente caía hasta sus hombros. Se dejaba patillas que recorrían sus mejillas hasta llegar a las púas que sobresalían de su mentón, y tenía una nariz muy pequeña, prácticamente un bulto donde iban sus fosas nasales. Por lo demás, su aspecto general era humanoide, con manos de cinco dedos, dientes impecablemente blancos y tres aretes dorados en su oreja derecha. Sus ojos quedaban sistemáticamente ocultos tras unas gafas rojas de espejo con montura azul oscura y terminales en forma de media luna. Sus rasgos carentes de humor y su mirada suspicaz eran dos características de su aspecto.
Él solía vestir un mono de vuelo negro ajustado, con una capa negra corta sujeta con una cadena dorada y dos hombreras con púas hacia el exterior. Su camisa iba abierta, exhibiendo su pecho tras unas meras ataduras. Su pantalón se sostenía con tres cinturones. Muñequeras protectoras, con un comunicador de muñeca, le cubrían el antebrazo entero, y ocasionalmente llevaba guantes. Llevaba botas alas, con protección desde los pies hasta la rodilla, incluida. Su aspecto quedaba completo con un inseparable palillo que llevaba en la boca. Su arma de elección era una pistola bláster pesada enfundada en su cadera derecha, a veces complementada con una segunda pistola bláster en el otro costado. No se deshacía fácilmente de ninguna de estas piezas: Las gafas y la capa iban con él incluso si se sentaba en un bar a tomar una copa.

Mazzic.
Mazzic era un maestro jefe contrabandista de aspecto militarista que sabía defenderse en un tiroteo con sus dos pistolas simultáneamente o defenderse en combate con o sin armas, y era lo bastante rudo para encender una cerilla en su propia rodilla. Respetado líder de su gente y excelente piloto, sobre todo de transportes estelares, no era demasiado listo y como estratega era mediocre; mas compensaba estas carencias con otras habilidades: Tenía una habilidad extraordinaria para eludir a fragatas de aduanas imperiales y las trampas de sus tripulaciones, lo cual le daba una gran reputación. Era valiente en un combate, capaz de coordinar varias naves y dispuesto a luchar hasta la muerte, y también a retirarse cuando veía que la situación se había vuelto incontrolable.
No solía ser necesario: Era un muy buen artillero, capaz de reparar su propio equipo y curar a su gente, familiarizado con las múltiples pericias propias de su campo: Sabía moverse entre los bajos fondos, los sistemas estelares, y la burocracia del Imperio, al igual que podía trata heridas superficiales y estimar con precisión los precios de sus mercancías y las necesidades de un interlocutor. Era un excelente diplomático, sigiloso en su movimiento, gran rastreador, persuasivo juez de carácter y además un buen falsificador. Hablaba con fluidez al menos dos idiomas, Básico y Mistryl. Aunque en general tenía razón, algunos de sus socios de negocios, como la ladrona humana Bink Kitik y el tahúr socorrano Lando Calrissian, se reservaban el derecho a discrepar de su opinión.
Testarudo, sensato, franco y poco paciente para la mentira, Mazzic era especialmente desconfiado con gente que no trabajase para él, y siempre analizaba en mucho detalle a sus empleados. Por ejemplo, en algún momento de su carrera, Mazzic tuvo trato como Cromf, un cazarrecompensas garoos, y concluyó que éste era de fiar. Cuando alguien se ganaba realmente la confianza de Mazzic, era para largo y Mazzic le consideraba un fiel amigo; pero pocos conseguían ganarse su amistad en una comunidad de granujas como aquélla en la que él se movía. El contrabandista Talon Karrde siempre había creído que la actitud de Mazzic, guiada por la justicia, era de todo menos sensata.
Mazzic era especialmente suspicaz con el Imperio, por quienes no tenía especial amistad. A veces aceptaba llevar mercancías ilegalmente para ellos, porque así podía cobrar de quienes despreciaba (y a menudo les cobraba de más).
Aunque serio y profesional, tenía sentido del humor: Si conseguía sonreír, es que su interlocutor había tocado nervio; y si alguien le hacía reír, se había ganado su respeto. En general, sin embargo, era más fácil hacerle rugir. Cuando hablaba con gente, a menudo movía el palillo en su boca.
Como muchos pilotos espaciales, Mazzic era amigo de la buena bebida en las cantinas de la galaxia, y una de sus preferencias era el vistulo brandale en vaso largo.
El pasado de Mazzic era en general misterioso, siendo ésta, aparentemente su decisión: Mazzic activamente intentó cubrir sus rastros y estaba obsesionado con conservar sus secretos, llegando casi al punto de ser antisocial. Aun así, algunos detalles consiguieron llegar a manos de los historiadores.
Mazzic había nacido en Corelia, aunque no se sabía porqué se había ido. Inicialmente Mazzic supo ser capitán de carguero para el Imperio, un hombre de negocios honesto que llevaba cargas regulares y oficiales para el gobierno. En algún momento, fue traicionado por los imperiales, y una persona de su confianza fue asesinada en una riña. Años después se especularía que la víctima había sido la esposa de Mazzic, muerta a manos imperiales en un intento de llegar hasta él. Mazzic se negaba a aclarar este punto, admitiendo únicamente que poco después se hizo contrabandista.
Mazzic decidió mudarse al Sector Corporativo, esperando alejarse de la influencia imperial. Al principio él intentó llevar cargas legítimas, pero descubrió que al Autoridad del Sector Corporativo era muy similar al Imperio, y al poco estaba transportando "cargamentos extraoficiales". Aparentemente transportó armas a "trabajadores asalariados" y ayudó a extraer a estos prácticamente esclavos de los campos de trabajo donde estaban, eludiendo a cruceros de la Autoridad que le perseguían. Mazzic negaba todos estos datos, que tachaba de anécdotas totalmente ficticias.
Habiendo descubierto los beneficios del contrabando, Mazzic migró de regreso a espacio imperial y pasó a dedicarse con ganas al transporte ilegal de bienes. Su prosperidad le llevó a montar una organización pequeña, aunque pesadamente armada, con una flota de muchos cargueros y varias naves de combate personalizadas, junto con sus tripulaciones. Ocasionalmente contrataba a contrabandistas independientes, siendo uno de éstos el coreliano Han Solo, y sus empleados puntuales no tenían problema en volver a trabajar para Mazzic porque éste demostraba ser competente y fiable.
La nave personal de Mazzic era el Arco Iris Lejano, un impecable yate de placer clase Viento Estelar de Astilleros Kuat, por supuesto modificado mucho más allá de las especificaciones de diseño originales. Se narra que Mazzic había comprado la nave a un contrabandista rodiano que quería retirarse del negocio y asentarse en un tranquilo y bonito mundo del Borde Exterior, sin imaginar las modificaciones que el comprador iba a hacer a su vehículo para convertirlo en una nave criminal impresionante.

El Arco Iris Lejano.
Mazzic decidió mejorar el paquete de contramedidas de sensores para eludir barridos casuales no especialmente dirigidos, la eficiencia aerodinámica (Es decir, la proporción de masa que pudiese levantar), los motores repulsores y sobre todo el armamento, añadiendo torretas láser cuádruples en la panza y en la parte superior. En esta última decisión copió la idea de los holos del Halcón Milenario, la nave de Han Solo, vista después de 2 ABY; pero Mazzic nunca lo admitiría.
Finalmente le quedó una nave de cincuenta metros de eslora, con una tripulación de piloto, copiloto, navegante, dos artilleros y hasta diez pasajeros (pero bastaban dos tripulantes para ponerla en vuelo); víveres para dos meses (incluyendo oxígeno), hipermotor de x1/x15, ordenador de navegación, vuelo atmosférico, escudos y sensores. No escatimó en comodidades, manteniendo un yate de placer decente. El sacrificio vino en la bodega de carga: Un Viento Estelar de serie tenía una capacidad de veinte toneladas, pero la nave de Mazzic la redujo a sólo dos toneladas, y más de una vez los aposentos de un tripulante se convirtieron en bodega auxiliar.
Aproximadamente en 1 ABY, Mazzic supo de un diseño de la Corporación SoroSuub: Los cazas clase Ave de Presa. SoroSuub pretendía producir esta nave para venderla en mercado abierto (y no sólo a las defensas del planeta Sullust) y así aplacar a supervisores imperiales y detener cierta independencia. Lamentablemente hubo disputas en los sistemas de armas, que provocaron un incremento en costes. Cuando el proyecto superó su presupuesto, fue descontinuado en la etapa prototipo, con sólo unas pocas series habiendo salido de la fábrica. SoroSuub finalmente abandonó este diseño y vendió las naves producidas para intentar recuperar algunas de sus pérdidas. Una buena cantidad acabaron en grupos mercenarios criminales, como los piratas Cavrilhu y otra banda pirata, los Hurrim.
Gracias a un contacto, Mazzic consiguió dos Aves de Presa de la primera ronda de producción, a un precio muy bueno, el Raptor y el Garra Celeste. Hubo rumores de que este último había formado parte de un equipo de Mistryls que incluía a Shada D'ukal, y que ella estuvo implicada en la obtención de la nave; pero una vez, ni Mazzic ni ninguno de los implicados discutía el asunto.
A menudo, Mazzic compraba naves baratas y se pulía el dinero en hacerles caras mejoras. Raptor y Garra Celeste no fueron una excepción, sobre todo porque SoroSuub había abandonado la idea; y a lo largo de años, Mazzic las hizo evolucionar de naves de escolta componentes a cazas letales y esbeltos, a base de refinar sistemas de a bordo. Ahora los sistemas de armas eran guiados por ordenador, y los interfaces de control combinaban tecnología imperial clasificadas y componentes de diseño personalizado para hacerlas más maniobrables. Los motores sublumínicos fueron aún más avanzados. En un momento de inspiración, Mazzic añadió un esquema de pintura de aves llameantes a la panza de cada nave; el Raptor en azul y el Garra Celeste en rojo, acentuando aún más su diseño letal. Gracias a su aspecto, los cazas de Mazzic consiguieron más de una vez intimidar a naves mejor armadas para que capitulasen. Se convirtieron en el orgullo de la flota de Mazzic, del propio Mazzic y de sus pilotos, Amber y Griv, que saboreaban la ocasión de pilotarlas.

El Raptor y el Garra Celeste.
Finalmente, las naves tenían veinte o veintiún metros de eslora; bodega de quince kilos, autonomía de cuatro días, hipermotor de x3 (con ordenador de navegación de sólo cinco saltos), sensores, escudos y capacidad de vuelo atmosférico. Sobre sus armas, eran dos cañones láser pesados, vinculados entre sí y dos lanzadores de misiles de impacto (con ocho cargas cada uno), con arco de fuego proa uno, y popa el otro. Una nave así tenía un coste de mercado de doscientos mil créditos, aunque Mazzic no las vendería a la ligera porque sabía que no iba a encontrar una ganga similar. Por eso les añadió circuitería interna clasificada obtenida en el mercado negro: Si el Imperio lograse capturar esas naves, enviaría a Mazzic a las minas de especia de Kessel de por vida. A Mazzic eso le preocupaba menos que perder una de sus magníficas naves.
Poco antes de la batalla de Yavin, Mazzic reclutó a una adolescente alderaaniana llamada Winter. Winter era hija de Sheltay Retrac, el ayudante del Senador Bail Organa, y agente de la incipiente Alianza Rebelde, un grupo antiimperial. Su trabajo con Mazzic era esencialmente una tapadera que le ayudaría en sus misiones para la Alianza: Winter tenía una retentiva perfecta y se ocupaba de analizar manifiestos de envíos y almacenas, buscando artículos que Mazzic necesitase, para que él pudiese robarlos; y personas que intentasen ocultar sus mercancías, para que Mazzic les ofreciese sus servicios. También trabajaba in situ desactivando alarmas y sistemas de seguridad. Cuando Mazzic terminaba su parte, Winter informaba a la Alianza Rebelde para que cogiesen el resto de productos y se abasteciesen. Ella creía que Mazzic sospechaba de esta filiación secreta, y que por eso Mazzic no le pagaba tanto como su trabajo merecía.
Un par de meses después de fichar a Winter, Mazzic reclutó a otro joven alderaaniano, apenas mayor que aquella. Era Kell (Su nombre completo era Kell Tainer), un comando y mecánico experto en droides y en explosivos. Winter no sabía mucho sobre él, pero concluyó que Kell era competente y leal, posiblemente con algún conflicto familiar.
A los pocos meses, muy poco tiempo después de la batalla de Yavin, Mazzic fue contactado por su viejo asociado, Han Solo, a través de la aristócrata y espía humana Rachele Ree. Solo había aceptado reunir un equipo para perpetrar un rojo en el planeta Wukkar en beneficio de Eanjer Kunarazti (o de alguien que se estaba haciendo pasar por él) y estaba viendo si sus enlaces estaban disponibles para un golpe que prometía grandes dividendos. Mazzic tomó la iniciativa y dijo que mandaría en vuelo comercial (sin desviar sus propias naves) a dos de sus reclutas con las habilidades que Solo había pedido: Kell y Winter. Solo y su copiloto Chewbacca estaban sorprendidos, sobre todo al ver su juventud; pero Solo decidió que el respeto de Mazzic era una garantía y que, si éste confiaba en sus muchachos, Solo también lo haría. Por ello Solo tuvo incluso que defender a Kell y a Winter ante varios de sus otros cómplices, especialmente ante Lando Calrissian y ante Bink Kitik. Finalmente, los miembros de la banda obtuvieron un botín a repartir, con Kell y Winter llevándose aproximadamente cien mil créditos cada uno. Por supuesto, Kunarazti no era quien decía ser y Solo no pudo saldar su famosa deuda con Jabba el Hutt con su parte del botín; pero ése no era problema de Mazzic.

De derecha a izquierda: Kell, Winter y otros dos granujas del equipo de Solo en Wukkar.
Durante los años siguientes, se recrudeció la guerra entre el Imperio Galáctico y la Alianza Rebelde, a menudo sin la participación de Mazzic. El año 4 DBY fue un punto de inflexión: El emperador murió sin heredero en la batalla de Endor, sumiendo a la jerarquía imperial en el caos y generando múltiples facciones en conflicto intestino, mientras la Alianza se reconvertía en la Nueva República y ofrecía una alternativa política. Simultáneamente, Jabba el Hutt, máximo líder del inframundo de lo ilegal, era asesinado, descabezando otra importante economía. Los tronos tendían a no quedar vacantes demasiado tiempo.
La Guardia Sombra Mistryl era una orden de mercenarias opuestas al Imperio, liderado por las Once Ancianas de Emberlene para sostener la economía de su planeta, devastado por los imperiales. Las Once mostraron interés por la organización de Mazzic, previendo que se extendería hasta cubrir toda la galaxia; así que tomaron la decisión de influenciarle en su beneficio: Plantarían a una Mistryl en la banda de Mazzic.
En el año 7 DBY, en Emberlene, Mazzic contrató a Shada D'ukal, por entonces experimentada pese a tener sólo veintiséis años, como su guardaespaldas personal, tras lo cual no volvió a ese planeta. Los motivos para firmar ese trato eran confidenciales: Ni Mazzic ni D'ukal hablaban del tema. Ella ocultaba su pasado tanto como Mazzic, rechazando discutir su filiación ni siquiera con Mazzic al alegar un voto de secreto. Se rumoreaba incluso que ella había desertado de las Mistryl. Sí, estoy hablando de la misma dama que pudo haber estado implicada en la obtención del Ave de Presa un lustro y medio antes.
D'ukal era una humana muy atractiva que adoptaba una expresión vacua y actitud decorativa, ataviada con reveladores vestidos de noche y seis largas agujas zenji lacadas en su elaborado peinado con trenzas. En realidad, era una comando entrenada en varias artes marciales que aprovechaba las aperturas de su vestido para moverse y usaba como saetas las púas de su cabello. Más aún: Ella se peinaba así precisamente porque a Mazzic le agradaba el aspecto que ella tomaba en su trabajo, haciendo que muchos la tomasen por un mero interés romántico de él: Ella le acompañaba a todas partes, incluso a reuniones de negocios, donde sus socios, fingiendo tolerar aburrida esos momentos, pero lista para ser, si hacía falta, la primera en reaccionar… y a menudo la última.
En cuanto subió a bordo de la nave de Mazzic, D'ukal tuvo que enfrentarse a pullas y críticas de la tripulación, algo que habría pasado con cualquier recién llegado que aún no se hubiese probado en el equipo. D'ukal aceptó sin problemas las palabras y bromas; y entonces uno de los técnicos forajidos de Mazzic decidió pincharla no metafóricamente. El susodicho pasó casi un mes en un centro de reconstrucción neural, y D'ukal pasó a tener una reputación en la banda de Mazzic. Desde entonces no hubo más indiscreciones.
Mazzic, que no carecía de elegancia y estilo, obsequiaba a D'ukal con ropa y complementos, siendo el primer vestido que le compró uno de color plateado y rojo oscuro que después obtendría reputación. D'ukal también se sentía cómoda en su puesto de guardaespaldas e incluso abreviaba el nombre de su jefe a Maz'k. Aunque él procuraba comportarse siempre como un caballero, sobre todo ante ella, ella a veces le encontraba demasiado mercenario y falto de tacto. En cuanto a si eran amantes o no, nadie que quisiera conservar su dentadura indagaba en el tema.
Mazzic compartía información confidencial con D'ukal sin problemas, y así ella supo del audaz y carismático traficante de información Talon Karrde, que había tenido vínculos con Calrissian. Fue Karrde, y no Mazzic, quien se alzaría como principal jefe criminal de la época, reuniendo una banda de ochocientos agentes y casi dos docenas de naves, moviendo bienes y servicios por las rutas de comercio donde los transportes tradicionales apenas podía pasar en tiempos de guerra: La Nueva República y las facciones imperiales estaban demasiado ocupadas luchando entre sí para cuidar de la seguridad de los comerciantes, aunque necesitasen sus mercancías más que nunca.
El principal problema que tenía el Imperio, mejor equipado y más disciplinado, para prevalecer contra la República era su falta de unidad: Sin un líder claro, sus activos se dividían en múltiples flotas y ejércitos individuales, enfrentados entre sí. Sólo en 9 ABY un señor de la guerra exiliado, el Gran Almirante Thrawn, regresó de las Regiones Desconocidas, integró al Imperio e inició una audaz y brutal campaña en la que conquistó un tercio de la galaxia.
Los contrabandistas eran un factor impredecible en el conflicto y ambos bandos los codiciaban. Han Solo, que había llegado a General de la República, intentó en vano reclutar a varios de ellos para transportar mercancías. Thrawn no era tan ambicioso en ese sentido y se conformó con averiguar si los contrabandistas estaban satisfechos con su neutralidad: El Almirante se aseguró de reunirse personalmente con Mazzic y las otras figuras de infamia de entonces con excusas variadas, y confirmó que ninguno quería implicarse.
Mazzic definitivamente no tenía metas políticas, aunque le disgustase el Imperio. Después de todo, por lo que Mazzic había oído, Thrawn pagaba bien a los contrabandistas que contrataba. Thrawn había conseguido tecnología de clonación, lo cual le daba una ventaja que a Mazzic le parecía poco caballerosa, pero el myke pensaba que era problema de la República, no suyo.
En esos tiempos, Mazzic tenía tratos con otros criminales, especialmente con Ellor, un experimentado e ingenuo erudito de Duro con adicción a la adrenalina con quien Thrawn también había tratado. Asimismo Mazzic se llevaba bien con Lishma, un decidido, irascible y perspicaz contrabandista gotal que fumaba en narguilé. Lishma acabó uniéndose a la organización de Mazzic entre 5 y 9 DBY.
En cuanto a Karrde, él mismo era un fiel proveedor de Thrawn pero, asustado del poder imperial, Karrde traicionó a Thrawn avisando a la República y se ganó que el Imperio pusiese precio a su cabeza. Karrde decidió organizar una coalición contrabandista que se pudiese aliar con la Nueva República durante la crisis, ayudando a descubrir dónde producía Thrawn sus clones, y organizó una reunión para proponerlo. Hizo que sus contactos, entre ellos el artero humano Samuel Tomas Gillespee, que acababa de dejar su jubilación a la fuerza, hiciesen correr la voz entre los contrabandistas. Gillespee manipuló la invitación para que los canallas la viesen como casi una orden.
El lugar de reunión era un local abandonado años atrás, el Café Remolino de la Marmota, en el planeta Trogan. La selecta lista de invitados incluía por supuesto a Mazzic y a su gente; él no habría ido sin Shada D'ukal. Un motivo clave para llamarle fue su capacidad de eludir a los aduaneros imperiales. También asistía el grupo liderado por el anciano Billey: El temerario humano Dravis, la amargada ho'din Par'tah, el esclavista y secuestrador brubb Brasck y Ellor, de quien ya he hablado. Otros invitados eran el ex-deportista zeHethbra Clyngunn y el ladrón de naves humano Niles Ferrier. Karrde desconfiaba de Ferrier, que había colaborado con Thrawn, pero aceptó mantenerle en la lista. Después de todo, cualquier criminal tiene algún pecadillo en su pasado, ¿no?
Thrawn supo de la reunión, pero decidió no intervenir porque, si lo hacía, sin duda volvería a los contrabandistas contra él. Así, Thrawn ordenó al comandante de la guarnición local, Teniente Reynol Kosk, ignorar el encuentro y no atacar. Ferrier sin embargo decidió excederse y sobornó a Kosk para que atacase la reunión con sus fuerzas. Los hombres de Kosk se mantuvieron ocultos durante horas antes del encuentro y, aunque Karrde lo notó, se negó a permitir que afectasen a su agenda.
Mazzic se personó acompañado de Lishma como consejero y de D'ukal como acompañante. Ella llevaba el primer vestido que Mazzic le había regalado, y el atuendo impresionó a Karrde, que lo recordaría durante años. Mazzic se sentó junto a Lishma, con Shada masajeando sus hombros detrás. El encuentro había empezado, y Karrde no lo tuvo fácil: La postura de Brasck seguía siendo trabajar para el Imperio cuando éste pagase, y lo expresó de tal modo que levantó polémica. Karrde intentó calmar los ánimos pidiendo sólo que, si alguien obtenía una información útil en el curso de su negocio, se la proporcionase a la República; e incluso eso tuvo quejas: Mazzic acusó a Karrde de repetir el discurso de reclutamiento de Solo. Ni siquiera la amenaza de los clones posicionó a los contrabandistas contra Thrawn.
Mazzic y otros hablaron de los riesgos de llevar contrabando para la República, y Karrde tergiversó esas palabras para significar que el Imperio estaba volviéndose demasiado peligroso para ellos. La postura de Brasck era que el Imperio era muy peligroso sólo si se oponían a él; si no lo hacían, seguiría contratándoles. Lishma apoyó el punto de vista, votando no enfrentarse a Thrawn. Ferrier le discutió y alegó un encuentro bastante hostil que había tenido con Thrawn; pero Mazzic le hizo confesar que Thrawn había pagado bien por las molestias, y eso era lo único que interesaba a Mazzic, el hombre de negocios: Él estaba dispuesto a vender información a la República si ésta pagaba bien.
Karrde desistió, viendo que las posiciones estaban claras y que, si les presionaba, sólo les enojaría más. Se planteó contactar con alguno en más detalle… y entonces la guarnición atacó el encuentro: Cuatro soldados de asalto y treinta y dos tropas de tierra en dos carrozas QH-7 LAVr de Producción Uulshos.
Mazzic desenfundó sus dos pistolas bláster y los otros bandidos se prepararon para repeler el ataque. Extraoficialmente cedieron el mando a Karrde y, cuando éste dio la orden, atacaron al unísono.

Mazzic con dos pistolas blaster durante el tiroteo de Trogan.
La mayoría de contrabandistas se centraron en la amenaza de las tropas más cercanas, pero Mazzic se centró en volar las carrozas de mando en la zona exterior; eso inspiró a Karrde e hizo que su gente le ayudase. Mientras tanto, D'ukal se soltaba el pelo y lanzaba sus agujas con mortífera precisión. En relativamente poco tiempo, los treinta y seis imperiales, incluido Kosk, estaban muertos.
No fue sin daños entre los contrabandistas: Brasck estaba magullado, Clyngunn había sido herido, y Lishma murió sin tener ocasión de disparar. Mazzic, enfurecido, contempló el cuerpo de su amigo, y se tomó un momento para tirar la pipa sobre éste en señal de respeto. El myke estaba decidido a unirse a Karrde: El Imperio iba a lamentar ese día aún más que él.
Por supuesto, los contrabandistas despegaron en sus naves lo antes posible (excepto Brasck, que de todos modos prometió no delatarles). Karrde intentó coordinarles desde allí para investigar la línea de clones, pero para entonces Mazzic y Ellor ya se habían puesto de acuerdo en hacer algo diferente: Querían dar un golpe contra el Imperio, dañarles donde duele, destruyendo algo que ellos quisieran. Después, ya se plantearía ayudar a buscar clones y esas cosas. Karrde y su oficial de comunicaciones Aves decidieron permitir a Mazzic esa misión en solitario, que estaba alineada con sus metas y que de todos modos malamente podían detener.
Es decir, que pasó exactamente lo que Thrawn quería que no pasase. Thrawn estaba comprensiblemente enfurecido por la intromisión de Ferrier, pero no le castigó demasiado porque le necesitaba como infiltrado en la recién formada Alianza de Contrabandistas: Sólo Ferrier sabía dónde y cuándo sería la siguiente reunión (Chazwa y tres días después, por cierto), y sólo él podía ir sin ser detectado. Thrawn inició un nuevo plan, que incluía convencer a los contrabandistas de que había sido Karrde, no Ferrier, el hombre detrás del ataque imperial.
El coste de la vida de Lishma sería un destructor clase Imperial: Mazzic y Ellor planearon un ataque a los Astilleros de Bilbringi. Lógicamente era un sistema bien defendido, así que los contrabandistas planearon el golpe con cuidado: Usarían dos fragatas DP20 (Cañoneras corelianas) de Ellor "proporcionadas" por la Nueva República (posiblemente sin saberlo) y unos veinte cargueros armados contra la flota de defensa de Bilbringi. Con una audacia desmedida, Mazzic hizo que Par'tah enviase una invitación a Karrde en Chazwa para que fuese testigo, diciéndole dónde y cuándo debía estar, pero sin decirle qué iba a ver. Karrde viajó al sistema simulando ser un tripulante del carguero Hab Camber, con su socio Dankin fingiendo ser el Capitán Abel Quller; y aprovechó para fijarse en las estaciones de combate Golan II y en veintidós asteroides modificados que Thrawn planeaba usar en un plan posterior.
Los veinte cargueros de Mazzic y Ellor entraron en los astilleros, se acercaron a un destructor virtualmente acabado y provocaron una enorme explosión en su flanco de estribor. Estallidos secundarios echaron a perder el resto de la nave. Mientras las naves de control de desastre revoloteaban hacia el pecio, los cargueros emergieron entre las llamas y huyeron perseguidos por tres escuadrones de cazas TIE. Karrde vio a sus aliados superados en número y consideró darles apoyo; pero vio que Mazzic había preparado su salida: Las cañoneras emergieron del hiperespacio en su ruta de huida en el momento justo, atacando a los imperiales. Eso permitió a Karrde no tomar partido y simplemente observar lo sucedido, grabando todo lo que detectasen sus sensores. Ya en el momento, Karrde especuló que las cañoneras no debían ser de Mazzic, porque no era su estilo ni su presupuesto.

La escaramuza naval en Bilbringi.
Después del desastre de Bilbringi, Thrawn recriminó al comandante, General Theol Drost, por su fracaso, pero no le degradó: Culpaba por el contrario a Ferrier por la implicación de Mazzic. Aunque Drost y la mano derecha de Thrawn, Capitán Imperial Gilad Pellaeon pensaban que este ataque había sido de terroristas neorrepublicanos, Thrawn dedujo, por los métodos y la puesta en práctica, que habían sido los contrabandistas, e incluso identificó a Mazzic y Ellor como responsables.
La Alianza de Contrabandistas seguía teniendo problemas: Los contrabandistas no encontraban la información clave que Karrde quería vender, y Thrawn se estaba midiendo con ellos: No había tomado represalias ni siquiera contra Mazzic después de Bilbringi. Gillespee presentó sus dudas a Karrde en una reunión en Hijarna, y explicando que la mayoría de contrabandistas se replanteaban siquiera la filiación en su grupo. Karrde aceptó buscar una financiación más fuerte para que los contrabandistas cobrasen de la República.
Mazzic no detuvo sus actos imprudentes después de eso: La herida por Lishma estaba demasiado abierta. Por supuesto, pensar con el corazón no mejoró sus capacidades tácticas, y empezó a cometer errores. Mazzic montó una base de reserva en Lelmra, pero Thrawn supo de ella. Finalmente, Thrawn decidió tener unas palabras con Mazzic y, como le había dicho Ferrier, cuando Thrawn quiere hablar contigo, lo consigue.
Los imperiales arrestaron a Mazzic en el sistema Joiol y lo llevaron en lanzadera al hangar de la nave insignia de Thrawn, el Quimera. Le llevaron a un hangar para que se reuniese con Thrawn, escoltado por dos tropas navales y un Pellaeon descontento por tener que tratar con criminales. Mazzic iba esposado, pero no le quitaron el palillo de la boca. Curiosamente no iba acompañado por D'ukal. Durante el interrogatorio, Mazzic se mostró agresivo, lejos de su imagen sofisticada habitual, y llegó a rugir a Thrawn.
Éste sí supo mantener su compostura característica, pero después de todo estaba en ventaja. Thrawn explicó que no castigaría a Mazzic por la operación de Bilbringi; su arresto era simplemente para asegurar su presencia y poder hablar cara a cara. El Almirante porfió en que el ataque de Kosk a Trogan no había sido ordenado por ningún imperial importante, sino que Kosk había sido sobornado. Mazzic era comprensiblemente escéptico, mas Thrawn tenía un argumento convincente: Él no habría enviado una fuerza tan ridículamente inadecuada a una misión así. Eso permitió a Thrawn proyectar la sombra de una duda sobre Mazzic: ¿Quién había sobornado a Kosk? Thrawn sugirió tener sólo sospechas, proponiendo que Mazzic iniciase su propia investigación… y le dejó partir. Si Thrawn daba demasiada información fácilmente, temía que Mazzic desconfiase.

Mazzic capturado por Thrawn.
Ferrier había observado la entrevista oculto y se personó después para felicitar a Thrawn. El airado almirante dio instrucciones claras a Ferrier: Éste debía ir a la siguiente reunión de la Alianza de Contrabandistas pero de ningún modo ayudaría a Mazzic a señalar a Karrde como responsable. Lo que Ferrier haría sería enviar a uno de sus agentes, un discreto defel, a dejar una tarjeta de datos con registros falsificados del acuerdo entre Karrde y Kosk, a bordo de la nave de Karrde.
He mencionado ya que Mazzic era receloso, lo sé porque tengo abierto el diccionario de sinónimos por esa entrada. Un hombre así pensó rápidamente quién podría ganar algo de un ataque en Trogan, y esa pista decía Karrde; pero ese mismo hombre no se fiaría de la palabra de un enemigo a la ligera. Contactó con un socio para que rebuscase ilegalmente en registros imperiales a ver si existía constancia del acuerdo entre Karrde y Kosk, y encontró un dato en archivos imperiales. Ahora bien, Mazzic sabía que, para Thrawn, alterar esos archivos era fácil; eso no bastaba para demostrar la culpa de Karrde. Para eso faltaba que se encontrasen pruebas en una nave o una base de Karrde.
La siguiente reunión sería en Hijarna. Antes de ir, Mazzic habló con Ellor y Par'tah y les explicó lo sucedido. Ambos aceptaron ayudar a Mazzic a buscar pruebas contra Karrde, aunque estaban especialmente descontentos por la situación. Una acusación de traición era algo muy serio.
Mazzic viajó a Hijarna en su yate, pero esta vez fue acompañado por sus dos cazas de escolta y por una docena de "forzadores", en lo que se esperaba fuese una reunión amistosa. Para entonces habían llegado casi todos: Clyngunn, Dravis, Ellor, Par'tah y Ferrier, este último ansioso por ver a Mazzic y asegurándose de que todos observasen su presencia e incluso la de su defel. El defel había logrado dejar la prueba incriminatoria a bordo del transporte coreliano Acción VI de Karrde, Salvaje Karrde; la tripulación había detectado un posible intruso y, con permiso de Karrde, iniciaron un escaneo del interior en busca de bombas o balizas.
Mazzic y D'ukal se reunieron con el grupo ho'din. Karrde observó cómo Mazzic había dispuesto a su gente de forma hostil, pero era demasiado tarde para que él se reorganizase. Huraño, Mazzic tomó una copa y no devolvió la sonrisa a Karrde.
El anfitrión ofreció asiento a los invitados, pero Mazzic le interrumpió y pidió reunirse a bordo del Salvaje Karrde. Karrde comprendió entonces que el defel de Ferrier había ocultado algo a bordo. Sólo podía alegar la intimidad propia ante competidores profesionales, pero Mazzic era insistente. Par'tah y Ellor desviaron sus miradas, preocupados, mientras Ferrier se permitía una sutil sonrisa. Karrde concluyó que estaban compinchados.
Con pocas opciones, Karrde cedió y guio a sus huéspedes al hangar donde esperaba su transporte. Dankin y sus otros agentes les explicaron que estaban escaneando el interior, pero Ferrier les instó a echar a perder ese trabajo. Antes de que Dankin pudiese responder, la guardaespaldas de Mazzic puso el cañón de un bláster en la cara de Karrde. Mazzic exigió que la gente de Karrde se echase a un lado, o iniciarían un tiroteo. Gillespee pidió a Mazzic que explicase sus acciones; mas Mazzic quiso esperar a estar a bordo. Karrde hizo que Mazzic prometiese no arriesgar a la gente de Karrde; y Mazzic aceptó porque era una cuestión personal entre los mandos de la Alianza. Dankin propuso entonces un duelo, y Mazzic especificó que no estaban ante una enemistad sino ante una traición. Gillespee se sorprendió ante la acusación, pero Mazzic le hizo callar con una penetrante mirada.

Shada D'ukal con una pistola en la sien de Talon Karrde por orden de Mazzic.
Viéndose escaso de aliados, Karrde aceptó que los ocho jefes contrabandistas subiesen a bordo: Las tripulaciones y séquitos quedarían fuera, todos quietecitos salvo que los otros les provocasen. Mazzic estudió a su acusado un minuto y finalmente asintió. Hizo que D'ukal desarmase a Karrde, y todos subieron a bordo.
Una vez allí, Mazzic puso a Karrde en una silla esquinada mientras los otros buscaban asiento. Entonces exigió todas las tarjetas de datos que hubiese a bordo; y Karrde le señaló la oficina donde estaban. Mazzic le preguntó si tenía códigos de acceso para ellas; Karrde lo negó, porque su gente era de fiar. Mazzic entonces envió a Ellor a por las tarjetas y unas agendas electrónicas para leerlas.
Aprovechando la espera, Karrde quiso plantear su propuesta. Mazzic encontró su audacia y estilo divertidos, y pasó a apuntar a Karrde con un bláster a tiempo completo.
Ellor regresó, se sentó junto a Mazzic y pasó una agenda a Par'tah para revisar las tarjetas, con Mazzic vigilando al prisionero. Los dos aliados de Mazzic expresaron su reticencia: Una cosa era buscar problemas a un rival de negocios, pero esto era muy distinto.
Karrde preguntó la acusación y Mazzic explicó que el ataque a Trogan, en que su amigo había muerto, había sido presuntamente amañado. Clyngunn dudaba que alguien pudiese sobornar a los imperiales, y Gillespee preguntó a Mazzic por su fuente. Al oír el nombre de Thrawn, Dravis fue sarcástico. Mazzic explicó lo sucedido, aclarando que Karrde no había sido señalado específicamente. Mazzic explicó que Karrde tenía un móvil y que había encontrado pruebas en archivos imperiales, pero que no se fiaba de Thrawn y esperaba encontrar "el otro extremo del trato" a bordo. Karrde presentó dudas que el myke ya había pensado, y a las que respondió con educación y una sonrisa.

Mazzic apunta a Karrde.
Karrde mencionó entonces, sabiendo que era tarde, que había habido un intruso a bordo, y Gillespee testificó en su favor. Mazzic aceptó escucharle, pero Karrde no tenía datos concretos. Sólo dio a entender que un alienígena podría haber subido a bordo y dejar algo. Ferrier se puso nervioso cuando Karrde insinuó que había sido su defel, así que aquél acusó a éste de liante. Sólo entonces Karrde comprendió que Mazzic no estaba compinchado con Ferrier, y dedujo que sólo Ferrier trabajaba para Thrawn.
Con esa referencia como esperanza, Karrde intentó convencer a Mazzic; pero Mazzic estaba demasiado a la defensiva: Karrde dijo que se habría librado de las pruebas comprometedoras de ser culpable; y que Thrawn no podría haberle matado en Trogan, con los otros mirando, porque se habrían vuelto contra él; pero tampoco Thrawn había ordenado ese ataque.
Sin embargo, Ferrier tenía una lengua muy larga con la que acabaría ahorcándose: Demasiado pronto dijo que ya habían encontrado una tarjeta de datos, cuando sólo Ellor lo sabía; y entonces detalló cómo la tarjeta era incriminadora contra Karrde, cuando sólo Ellor la había leído. Peor todavía: Mencionó el nombre del teniente Kosk, algo que nadie había dicho en voz alta en la reunión. Con el camarote sumido en el silencio, Mazzic leyó la tarjeta, movió el palillo en su boca… y pasó a apuntar a Ferrier.

Momento en que Mazzic comprende que Ferrier, no Karrde, es el culpable de la muerte de Lishma. ( Podemos ver a D'ukal en el fondo )
Ferrier buscó excusas, sugiriendo que un soldado de asalto podría haberlo gritado en el tiroteo de Trogan; pero ahora Karrde pensaba aprovechar su ventaja y presentó un nuevo argumento: Él, que desconfiaba de Ferrier, no le había invitado a esa reunión. ¿Cómo había averiguado Ferrier el momento y el lugar? Mazzic estaba sorprendido al oír esto, y todos miraron a Ferrier, preguntándole quién de ellos lo había dicho. Ferrier alegó haber interceptado y desencriptado la invitación de Mazzic, pero eso suponía unas altas capacidades criptográficas; y Gillespee le preguntó si había conservado el documento original.
Ferrier se puso en pie para que fuese más difícil apuntarle y protestó acusando a Karrde, pero Mazzic no cejó. Entonces Ferrier señaló a Karrde con el dedo para distraer la atención sobre su otra mano, con la que sacó un detonador termal. Algunos contrabandistas le vieron, pero no a tiempo de detenerle. Amenazando con volarles a todo, Ferrier ordenó a Mazzic soltar su arma, con éxito. Ferrier tomó a Karrde como rehén para escapar, hizo que su defel desarmase a Mazzic completamente y dejó a ese espectro de vigilante. El plan de Ferrier era retirarse a su nave y soltar a Karrde al llegar.
En cuanto Ferrier se fue, el defel se quedó solo con seis de los criminales más curtidos de la galaxia. Aunque estaba armado, no tuvo nada que hacer. Simultáneamente, cuando Ferrier llegó a su cañonera, soltó a Karrde, y éste contactó con Mazzic. Ferrier despegó y soltó una enorme red sobre el Salvaje Karrde para que no le pudiesen perseguir. Fue otro error de una larga serie: Había otras naves de contrabandistas, incluyendo cazas de apoyo. Karrde, en una muestra de estilo, cedió a Mazzic el honor de destruir la nave de Ferrier. Mazzic llamó a Amber y Griv por su comunicador de muñeca y les ordenó acabar con la cañonera de Ferrier.
Después de eso, Mazzic presentó sus disculpas a Karrde y se mostró más respetuoso, amistoso y dispuesto a escucharle. Karrde recalcó la clase de persona que Thrawn había demostrado ser, y animó a los contrabandistas a abandonar Hijarna antes de que los imperiales descubriesen que su plan había fallado.
La Alianza se reunió en un bar que, a los efectos, ocuparon completamente entre líderes, tripulaciones y séquitos variados; pero se esforzaron en pasar desapercibidos, fingiendo ser grupos que no se conocían, por si había algún espía. D'ukal fingió flirtear con dos tripulantes de Karrde, Dankin y Fynn Torve, mientras Mazzic se sentaba exclusivamente con Gillespee y Mazzic. Karrde pasó una agenda electrónica a Gillespee primero, después a Mazzic, para compartir con ellos una información fascinante, junto a su interpretación de la misma, y así poder ofrecerles un plan. Tanto Gillespee como Mazzic estaban impresionados.
Verán, según esa información, la Nueva República estaba reuniendo activos para atacar la base del Ubictorado en Tangrene, un movimiento desesperado en opinión de Mazzic. Cuando lo hiciese, Thrawn reaccionaría, dejando desprotegido Bilbringi. Mazzic preguntó si el plan de Karrde era infiltrar a la Alianza de Contrabandistas en Tangrene antes de que empezasen los tiros, pero no: Era bien sabido que la República codiciaba una trampa cristalográfica de campo gravitatorio (TCCG) para reaccionar a un problema causado por Thrawn en Coruscant, y que el Imperio tenía una en Bilbringi. Aunque Gillespee apoyó la idea, seguro de que Thrawn sólo iba a dejar unas pocas naves, Mazzic se oponía a meterse en el astillero y desafiar a demasiadas naves imperiales. Karrde le convenció explicando que, a nivel estratégico, Thrawn no podía permitirse una derrota en Tangrene, y Mazzic le dio la razón por eventos recientes.
Entre gruñidos, el myke revisó los datos y presentó otra pega: Después de su propia escaramuza, Thrawn habría cambiado toda la seguridad de Bilbringi (Y es cierto, ya no permitían que los visitantes volasen por los astilleros como Pedro por su casa). Para Karrde, eso era una ventaja: El Imperio aún no conocía los problemas de su nueva configuración.
A regañadientes, Mazzic subió a bordo pero sólo si Karrde conseguía la fecha del ataque a Tangrene, para que Thrawn estuviese lo más lejos posible. Karrde prometió sondear a la República, o hacer que su rebanador les robase el dato. Mazzic no pudo seguir frunciendo el ceño y, entre risitas, felicitó a Karrde por su talento para jugar a varias bandas. Algún día, teorizó Mazzic, la República pillaría a Karrde y no sabría si ejecutarle o condecorarle, pero Mazzic esperaba poder ver el espectáculo.
Pero si Karrde era un magnífico manipulador, Thrawn era mil veces su maestro: Karrde ni siquiera se imaginaba que la República iba a atacar Bilbringi, y sólo había filtrado información sobre Tangrene para desorientar a Thrawn; mientras que Thrawn no perdió el norte y, contra la opinión de sus oficiales, centró sus fuerzas en Bilbringi, desestimando el problema de Tangrene. A este ritmo, Bilbringi iba a estar más concurrido que el bar que acababan de abandonar. Para acabar de complicarlo, el motivo por el que la República quería la TCCG era un asedio imperial que Karrde resolvió mientras buscaba la fecha del ataque, y se perdía la batalla propiamente dicha en el proceso.
El plan era que el Etéreo, un transporte Acción V CEC de Karrde, fuese a Bilbringi a donar generosamente al Imperio unos condensadores de explosión para haces de arrastre, adecuadamente robados para la ocasión, y se pusiese en posición de apoyo para que las naves de Mazzic, Arco Iris Lejano, Raptor y Garra Celeste, intentasen tomar la TCCG del centro de mando principal, a sólo ocho plataformas de distancia. Otras naves contrabandistas en la zona eran Amanda Fallow, Hielo Estrellado, Kai Mir, Klivering, Orgullo de Kern, Oro de Garret, Ort de Lastri y Ritmo del Amanecer. La coordinación entre ellos era esencial: Cada uno tenía tan claro lo que iban a hacer los otros y de dónde iban a salir, que apenas necesitaron usar el comunicador.
Los historiadores han hablado de la batalla y sabemos qué envió Thrawn a Bilbringi. Ocho cruceros interdictor Inmovilizador 418 en posición activarían sus proyectores de campo gravitacional antes incluso de que llegase la flota republicana para encerrarles; y entonces él atacaría con veinticuatro destructores clase Imperial, incluida su nave insignia Quimera; treinta acorazados pesados de la flota Katana, una docena de cruceros medios de asalto, dos docenas de cruceros ligeros clase Carraca y los cazas TIE/LN, incluido el Escuadrón Ala Negra, bombarderos TIE e interceptores TIE, incluida la 181ª. Cuatro plataformas Golan II darían apoyo estático.
Las fuerzas neorrepublicanas no estaban a la altura: El crucero mon calamari Hogar Uno recibiría el apoyo de sólo dos fragatas de asalto modelo II, un destructor Imperial capturado y unas cuantas naves de escolta, incluyendo escuadrones de alas-A, B-, -X e -Y (entre ellos el Escuadrón Pícaro). ¿Ven ustedes por dónde va a ir la historia, verdad?
Los contrabandistas fueron los primeros en llegar a Bilbringi, discretamente y viendo emerger a sus socios de forma aparentemente casual, pero con una cuidadísima coreografía. Entonces vieron salir a los Interdictors imperiales. El silencio de radio se fue por el desagüe, y Mazzic contactó con Gillespee y Aves con una hipótesis y un plan: Respectivamente, alguien les había traicionado, y una buena idea era luchar contra los imperiales para cargarse alguno de sus navíos y morir en un destello de gloria. Gillespee y Aves le apoyaron, este último propuso además que Mazzic tomase el mando, y el myke le dijo que de todos modos pensaba a hacerlo.
Mazzic preparó un ataque coordinado, pero afortunadamente no llegó a lanzarlo, porque Aves le dio información clave: La posición de los destructores era de atrapamiento y no de tenaza, así que los destructores no estaban en Bilbringi para atacar a la Alianza de Contrabandistas. Estaban para sacar a alguien del hiperespacio y retenerle. Aves, Gillespee y Mazzic empezaron a unir los puntos y todos comprendieron a la vez lo que estaba pasando: Thrawn estaba convencido de que la República iba a atacar Tangrene, y seguramente tuviese mejor inteligencia que ellos.
Mazzic, que después de todo había tomado el mando, dio sus órdenes: Seguirían con el plan original. Si llegaba la República y se enfrentaba al Imperio, ambos estarían ocupados y los contrabandistas podrían robar tranquilamente. Pero claro, Mazzic estaba acostumbrado a su banda, muy disciplinada, y en la Alianza de Contrabandistas no todos eran tan formales.
Aves había tenido trato con Wedge Antilles, del Escuadrón Pícaro. Cuando las naves republicanas llegaron, Aves llamó a Antilles como quien se topa casualmente con un viejo amigo, y le explicó que pretendían robar la TCCG y escapar hacia cualquier dirección así que se ofreció a coordinarse con la República y así darse mutuo apoyo. De este modo, la Alianza de Contrabandistas atacó directamente los astilleros imperiales con escolta neorrepublicana, sobrecargando las plataformas Golan. Eso rompió la defensa imperial, y forzó a los imperiales a abandonar la ofensiva y desviar naves so pena de perder los astilleros.
Para colmo, Thrawn fue asesinado en el puente del Quimera por su guardaespaldas noghri Rukh. El capitán Pellaeon asumió el mando, mientras recibía noticias de un ataque simultáneo al centro de clonación de Thrawn. Aunque las fuerzas de ambos bandos estaban razonablemente igualadas, Pellaeon decidió que los imperiales no podían ganar la batalla y ordenó la retirada. La batalla había terminado, no sin varias naves contrabandistas destruidas (aunque no hay forma de averiguar cuáles exactamente).
Pasó una década. Mazzic continuó su carrera, manteniendo su posición como figura relevante del submundo criminal mientras la República iba poniendo al Imperio cada vez más contra las cuerdas. Entonces volvió a acercarse al ojo público.
Allá por 19 DBY, el devaroniano Lak Jit encontró tarjetas de dato secretas en Monte Tantiss, en el planeta Wayland, incluyendo una que describía la implicación de varios clanes bothan en la destrucción del planeta Caamas 38 años antes; según esa información, los bothans habían colaborado con el naciente Imperio para sabotear las defensas de Caamas y así destruir su civilización. En 19 DBY, los bothans eran una potencia en la Nueva República.
Jit había escapado de Wayland con sólo una copia parcial del llamado Documento Caamas, que distribuía gratuitamente. Karrde, queriendo ayudar a la Nueva República, estaba rastreando a Jit para detenerle. La segunda de Karrde, Mara Jade, pidió a las bandas de Mazzic y de Clyngunn que se mantuviesen alerta y, si tenían ocasión, cazasen a Jit. Mazzic no se conformó con eso y contrató al cazarrecompensas garoos Cromf para que éste rastrease a Jit, pagando la mitad por adelantado y el resto a la entrega. Si ese secreto valía dinero, Mazzic quería sacar tajada, y después de todo, él no trabajaba para Karrde. Cuando le explicó esto a D'ukal, ella encontró su actitud demasiado mercenaria, pero Mazzic no se disculpó por ser un hombre de negocios.
Cromf contactó con Mazzic y concertó una cita en el café Dona Laza. Mazzic se personó con su inseparable D'ukal, acariciando la mano de ella. Cuando D'ukal encontró el local abarrotado, Mazzic le explicó que los parroquianos estaban fascinados por el torneo de Boga Minawk, que tenía lugar en ese momento. D'ukal se planteó que Cromf hubiese elegido el local para aprovechar la multitud, donde difícilmente podrían sacar a alguien sigilosamente, pero Mazzic la convenció de que Cromf era de fiar. De todos modos, Griv estaba vigilando en la zona, en contacto con D'ukal por radio.
Cromf se personó con Jit como su invitado. Mazzic se presentó y ofreció un vaso de vistulo al recién llegado. Jit explicó lo que sabía pero, careciendo de pruebas, aceptó no pedir dinero; de modo similarmente elegante, Mazzic se ofreció a escucharle y decidir si los datos tenían valor, poniendo sobre la mesa monedas de alta denominación… y aferrando la muñeca de Jit cuando éste intentó echarles mano antes de tiempo.
Jit empezó mintiendo, lo cual le hizo perder puntos con Mazzic: Jit dijo que sólo el gobierno de la República tenía esa información; pero Mazzic estaba seguro de que Jit la había vendido a varias personas antes, y desde luego la había distribuido sin coste.
Jit continuó hablando de la destrucción de Caamas a manos de Palpatine, algo que no era nuevo para Mazzic. Jit se explayó: Los bothans sabotearon aposta los generadores de escudos. Mazzic pidió nombres, pero Jit no los tenía. Lo que Jit proponía era que Mazzic aprovechase la inestabilidad inminente que iban a tener los bothans en sus negocios.
Mazzic estaba insatisfecho con el resultado: Cuando Jit intentó coger las monedas, D'ukal le noqueó de un puñetazo. De entre los presentes en el bar, sólo uno estaba sorprendido: Cromf. Preguntó a Mazzic si habían matado a Jit; Mazzic explicó que sólo mataba si alguien pagaba. Mazzic ordenó la retirada de su gente, y dio cuatro monedas a Cromf para que cargase con Jit hasta poder entregárselo a Karrde o a la República (A los efectos, eran lo mismo). D'ukal, cuyo mundo natal también había sido arrasado por el Imperio, preguntó a Mazzic si tomaría medidas al respecto. Mazzic, con poco tacto, menospreció la desdicha de los refugiados como carente de interés comercial.
Al año siguiente, con la llamada Crisis de Caamas aún abierta, tuvo lugar un importante cambio en la vida de Mazzic. Todo empezó con una supuesta reunión en el ruinoso Complejo de Entretenimiento Resinem de Borcorash. Mazzic y Griv debían reunirse en un ático superprivado con un kubaz que supuestamente representaba a un cártel criminal hutt para entregarle una caja de especia ryll a cambio de unas gemas de fuego sormahil. Por supuesto, toda esta reunión era una tapadera para un acuerdo mucho más turbio; pero Mazzic sospechaba juego sucio (con razón: Un francotirador asociado a las Mystril estaba oculto en un edificio cercano para asesinar a Mazzic durante el encuentro), así que él pidió a su guardaespaldas D'ukal que escalase la pared exterior del edificio y asegurase su protección.
Durante su ascenso, D'ukal se encontró con otra Guardia Mystril, su antigua asociada Karoly D'ulin. D'ulin le dio órdenes de las Ancianas: Su misión con Mazzic había terminado, con efecto inmediato, y debía abandonarle. D'ukal discutió esto pero aceptó a cambio de la ocasión de transmitir de palabra su dimisión a Mazzic. D'ulin se lo negó, dando a entender a D'ukal que un cliente de D'ulin pretendía asesinar a Mazzic. D'ukal se consideraba todavía, por honor y deber, la guardaespaldas de Mazzic, así que la situación llegó a las manos: D'ukal se enfrentó a D'ulin.
D'ukal venció, y después consiguió cegar al francotirador. En la sala de reunión, el kubaz y su acompañante, un rudo humano, revisaron el material durante un minuto, Mazzic asintió satisfecho, se despidió y se retiró. El kubaz estaba confuso porque esperaba ver caer al myke, pero no se atrevía a mirar hacia el francotirador. Entonces D'ukal lanzó el arma del francotirador al tragaluz: El humano quedó boquiabierto, además de quedar en la mira de D'ukal. Mazzic saludó a su guardaespaldas, y él y Griv se alejaron de la sala.
Después, D'ukal volvió con D'ulin. D'ukal aceptó dejar a Mazzic; pero D'ulin estaba demasiado ofendida y sabía que las Mistryl irían a por D'ukal. Tres semanas después, D'ukal intentó unirse a la Nueva República, con el patrocinio de Karrde, y acabó trabajando para éste en una misión en el sector Kathol, buscando una copia intacta del Documento Caamas. Mientras tanto, Han Solo intentó averiguar, en vano, qué había pasado con D'ukal y cómo había abandonado el servicio a Mazzic: Solo intentó hablar con Mazzic, pero no hubo manera.
Durante su servicio en el sector Kathol, Karrde también intentó interrogar a D'ukal sobre el tema, pero D'ukal era muy discreta. Sólo tras varios intentos, D'ukal reconoció que ella estaba en la mira de un enemigo, y un guardaespaldas que atrae problemas no es un buen guardaespaldas. Ella encontró a la gente de Karrde no muy distinta de la de Mazzic; y a Karrde especialmente atento, mencionando sus elegantes vestidos. D'ukal intentaba convencerse de que Mazzic no era más que un criminal miserable que no merecía especial lealtad, pero en vano.
Finalmente, en colaboración con Karrde, D'ukal impidió que un clona del Mayor Grodin Tierce matase a Pellaeon y a Paloma D'asima, alto cargo de las Mistryl. D'asima a cambio retiró el precio por la cabeza de D'ukal (aunque el regreso a Emberlene estaba aún prohibido a D'ukal). Desde entonces D'ukal trabajó en el equipo de Talon Karrde, y por cierto, Griv hizo el mismo traspaso, llegando a ser artillero del Salvaje Karrde.
En cuanto al propio Mazzic, no he vuelto a saber de él desde 20 ABY, y sospecho que es lo que él habría querido.
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