Mitth'raw'nuruodo, por supuesto, es un nombre bastante largo y complejo,
así que Parck le dio un nombre abreviado, "Thrawn", cuando le conoció
personalmente, y después le llevó a ver a Palpatine. Alienígena
y emperador se sintieron impresionados mutuamente por la inteligencia de
la persona ante él. Se estudiaron el uno al otro, reconociéndose
como enemigos potenciales, y el emperador, generalmente xenófobo,
se sintió realmente complacido ante este recién llegado.
Tras el ascenso de Palpatine al poder, Thrawn fue puesto al cargo de
las bárbaras Regiones Desconocidas. Tuvo tanto éxito poniendo
bajo control imperial los mundos que el emperador le concedió un
honor sin precedentes: Thrawn se convirtió en uno de los doce Grandes
Almirantes del Imperio, y el único no humano entre ellos.
Thrawn continuó la subyugación de las Regiones Desconocidas,
utilizando su increíble genio táctico y militar para mayor
gloria del Imperio. Analizando y correlacionando cadenas de información
distintas, podía obtener asombrosas victorias de una derrota segura.
Sus hombres llegaron a respetarle y apoyarle. Incluso aquéllos cuyas
carreras y dotaciones superaban a las de Thrawn, le consideraban un líder
notable.
Es probable que Palpatine llegase a temer al Gran Almirante Thrawn.
Debido a algún tipo de metedura de pata política de Thrawn
(perfectamente planificada por él como la anterior), Palpatine consiguió
una excusa para exiliarle a las Regiones Desconocidas. El por entonces
capitán Parck fue degradado a comandante y asignado como primer
oficial de la nave insignia de Thrawn, el destructor estelar clase Imperial
Admonitorio, bajo el mano del capitán Dagon Niriz.
Niriz, descendiente de una larga línea de oficiales navales,
estaba secretamente insatisfecho con este servicio. En parte esto se debía
a que Thrawn era un alienígena y Niriz un xenófobo; y en
parte se debía a que Niriz no tenía ninguna relación
con el acontecimiento que provocó el exiliio de Thrawn, y le obligaban
a alejarse de una cómoda posición en el mando de Coruscant.
En el primer planeta habitado al que fue Thrawn, se encontró
a un ebruchi conocido como Creysis, que estaba al mando del lugar. Thrawn
se hizo pasar por el comandante de una nave colonizadora, y Creysis le
pidió un explorador TIE con hipermotor como regalo. Thrawn se negó
educadamente.
Al mismo tiempo, el general Larr Haverel, oficial al mando de las fuezas
de tierra del Admonitorio, estaba insatisfecho con la forma de maquinar
y de manipular al personal que tenía Thrawn, y preparó una
traición para obligar al almirante a cederle el mando a Niriz. Sin
embargo, no llegó a amotinarse.
En el planeta, Creysis capturó las naves y tripulación
enviadas por Thrawn para negociar un trato. Entre los tripulantes capturados
estaba Parck. Creysis planeaba utilizar las naves como modelos para construir
su propia flota.
Thrawn, sin embargo, había previsto este torpe movimiento de
Creysis y había eliminado de las naves capturadas los elementos
clave que necesitaban. Sin embargo, el ataque de las fuerzas de Creysis
obligó a la tripulación del Admonitorio a abandonar
su motín por puro instinto de autopreservación durante la
batalla. Creysis y sus fuerzas fueron diezmados y Haverel fue enviado a
Coruscant para enfrentarse a una corte marcial. Niriz ofreció su
dimisión a Thrawn después de la discusión con Haverel,
pero Thrawn la rechazó, citando el apoyo de Niriz durante la batalla.
Poco tiempo después, el Admonitorio capturó un
carguero ligero, el Saltabrincos, que estaba realizando un envío
de armas de contrabando hacia Derra IV en beneficio de la Rebelión.
Fingiendo no ser consciente de las actividades delictivas de los tripulantes,
el capitán Niriz les ofreció un acuerdo abusivo pero imposible
de rechazar, para que llevasen a cabo una misión para él
en Corelia. Los tripulantes, Haber Trell y Maranne Darmic, y sus pasajeros
(en realidad agentes rebeldes supervisando el transporte de las armas),
Riij Winward y Rathe Palror, debían llevar "doscientas cajas pequeñas"
a Borbor Crisk, en Corelia, y serían dirigidos por un cazarrecompensas
que estaba en deuda con el Imperio después de haber echado a perder
algún tipo de misión en Borkyne.
Ese cazarrecompensas de armadura mandaloriana se identificó como
Jodo Kast, pero en realidad el propio Thrawn hábilmente disfrazado.
Este dato sólo era conocido por Niriz, que había hecho todo
lo posible por convencer a Thrawn de que no llevase a cabo tal actividad.
La meta de Thrawn era desarticular las operaciones de la organización
criminal Sol Negro en Corelia y, debido a lo delicado de la misión,
el chiss no se atrevía a confiar en otro para llevarla a cabo.
Inicialmente, y como parte de su cuidadosamente preparado plan, Thrawn/Kast
dirigió a Trell a un establecimiento controlado por un alienígena
llamado Sajsh, y preguntarle por Crisk. Sajsh negó todo conocimiento
y sugirió a Trell volver ese mismo día, a las siete horas,
para preguntar al dependiente de la tienda de enfrente cuando abriese (momento
en el que Sajsh tendría preparada una emboscada, puesto que trabajaba
para el rival de Crisk, Zekka Thyne). Las actividades de Trell y el grupo
llamaron la atención de dos agentes de la Fuerza de Seguridad de
Corelia, Hal Horn y su joven hijo Corran.
Los Horn siguieron al grupo, sin ser vistos, hasta un pequeño
café, donde los hombres de "Kast" se vieron implicados en un combate
sin armas contra varios mercenarios. Thrawn no tuvo que combatir, pero
utilizó la presencia imponente de su armadura mandaloriana para
impedir que los mercenarios sacasen las armas, y para impedir que éstos
les matasen. Los Horn también intervinieron, haciéndose pasar
por delincuentes menores.
Trell, Palror y Hal acudieron a la reunión, vigilados por Thrawn,
pero aún así fueron capturados por los agentes de Zekka Thyne.
Thrawn informó al resto del grupo y, cuando Corran se enfureció
porque permitiese que capturaran a su padre, el supuesto cazarrecompensas
le tranquilizó explicándole que su plan incluía entrar
en la fortaleza de Thrawn a rescatarles a todos. Pero Corran afirmó
estar muy preocupado por su "compañero" y exigió que Thrawn
le llevase con él. Así, Corran se subió al speeder
que Thrawn había conseguido por medios desconocidos, y durante el
viaje conversaron sobre arte.
Mientras tanto, el plan de Thrawn incluía un filtrado de información
al Imperio para que creyesen que Thyne se reunía con agentes rebeldes
y que el Imperio preparase un ataque. El entonces coronel Maximilian Veers,
estacionado en Corelia, solicitó de mala gana las autorizaciones
pertinentes al agente de seguridad Kirtan Loor.
Cuando Thrawn y Corran entraron a ver a Thyne, descubrieron que éste
había decorado su fortaleza con varias obras de arte escogidas con
muy poco gusto, y después se había tomado la molestia de
corregirlos. Ambos intrusos sintieron el curioso deseo de librar a la galaxia
de Thyne.
Al fin, cuando Thrawn se entrevistó con Thyne, le explicó
que Haber Trell y Rathe Palror eran asesinos galácticos contratados
por Crisk para matar a Thyne, y que Darmic y Winward estaban convenciendo
a su rival para que rellenase doscientas cajas con el precio por su cabeza.
Hal y Corran eran unos nativos elegidos para disimular. Por supuesto, Thyne
hizo encerrar a Corran con los demás, mientras enviaba a la mayor
parte de sus hombres a verificar la historia de "Kast".
Thrawn aprovechó la ocasión para darle a Corran un filo
monomolecular que le permitiese escapar, y la fuga no resultaría
tan difícil porque la mayoría de los hombres de Thyne estarían
buscando las cajas y a Crisk. Aprovechando la ocasión, y siguiendo
una supuesta provocación de Thyne, las fuerzas del imperio bajo
el mando del coronel Veers invadieron la fortaleza de Thyne para "ayudar"
a los agentes de SegCor a capturar a Thyne. Thyne fue capturado, los Horn
se quedaron en Corelia pensando que Kast no era ningún cazarrecompensas,
y los demás miembros del grupo, sin la compañía de
su líder pero con su beneplácito por escrito, volvieron al
Admonitorio, donde se les devolvería su cargamento de armas,
aunque eso sí, con localizadores ocultos que acabarían llevando
a las fuerzas imperiales a la base rebelde de Derra IV, donde el Saltabrincos
sería aniquilado.
Toda la operación debía desarticular las operaciones del
Sol Negro para perjudicar a Xizor, que en aquel momento estaba intentando
arrebatar el favor del emperador a Darth Vader. Era por este motivo que
el lord del sith había solicitado la discreta ayuda de Thrawn, ofreciéndole
a cambio la lealtad de un grupo de comandos alienígenas conocidos
como los noghri Thrawn sabía que los
noghri no le iban a ser muy útiles en las Regiones Desconocidos,
pero esperaba aprovecharlos a su regreso. Thrawn aprovechó la ocasión
para recomendar a Lord Vader que vigilase la carrera del eficiente coronel
Veers; según el chiss, el único motivo por el que Veers no
había sido ascendido todavía era la deficiencia de sus contactos
políticos con la estructura de mando, y no su talento táctico.
Poco tiempo después, el general Veers dirigía el ataque contra
la base rebelde en Hoth.
Después de esto, Thrawn volvió a su destierro en las Regiones
Desconocidas. Cuando volvimos a saber de él, el Admonitorio
no aparecía por ninguna parte.
Cinco años después de la destrucción de la segunda
Estrella de la Muerte,
Thrawn volvió a la galaxia del Imperio, sólo para descubrir
que éste ya no la controlaba. Palpatine estaba muerto y había
surgido una Nueva República
para liderar a los planetas a un pacífico futuro. Thrawn rápidamente
tomó el control de las naves de la flota imperial, reuniendo los
restos e inspirándoles a unirse para un ataque cuidadosamente planeado
contra la Rebelión (pues Thrawn se negaba a dar suficiente legitimidad
a la Nueva República siquiera para conceder tal nombre a esos traidores).
Desde su asiento en el destructor estelar Quimera, apoyado por
el competente capitán Pellaeon, Thrawn utilizaba sus cámaras
privadas a bordo del Quimera para meditar y planear sus ataques
contra la Rebelión. Sus espaciosos aposentos eran una suerte de
museos, que contenían hologramas de los mayores tesoros artísticos
de cientos de mundos. Creía, como todo chiss, en comprender el arte
de una especie para comprender su modo de pensar y poder derrotarla.
Además del Quimera, la flota principal de Thrawn estaba
compuesta de varias naves más: Otros cuatro destructores, doce cruceros
de asalto, veintidós cruceros ligeros clase Carraca, y treinta escuadrones
de cazas TIE (además de los escuadrones a bordo de los destructores
estelares).
Los planes de Thrawn para derrotar a los rebeldes tenían varias
partes. Thrawn orquestó estas partes de un modo que casi derriba
a la Nueva República.
En el planeta Myrkr, obtuvo el control de una especie de criatura conocida
como ysalamiri. Estos pequeños roedores tenían la habilidad
de expulsar la Fuerza, dejando indefenso a cualquier jedi u otro usuario
menor de la Fuerza. Después, en el olvidado planeta Wayland, dentro
del almacén del emperador en Monte Tantiss, Thrawn obtuvo tres elementos
más de su plan: Los cilindros de clonación spaarti, un dispositivo
de ocultación y los servicios del jedi oscuro Joruus C'baoth (Por
supuesto, inicialmente C'abaoth atacó a Thrawn, pero este ataque
resultó inútil gracias a los ysalamiri, que inutilizaron
las capacidades del jedi oscuro).
Uno de los noghri, Rukh, servía
como el omnipresente y mortífero guardaespaldas de Thrwan. Otros
noghri se convirtieron en su escuadrón de comandos de la muerte
personal, y les envió a capturar a Leia Organa Solo para que C'baoth
pudiese entrenarla a ella y a sus hijos nonatos en los caminos del lado
oscuro; el propio C'baoth estaba intentando atraer a sus garras a Luke
Skywalker.
Usando a sus espías y aparatos de vigilancia en Coruscant, Thrawn
pudo rastrear y analizar los movimientos de la Rebelión.
Para probar la preparación de su flota, Thrawn lanzó un
ataque sobre Bpfassh y otros dos planetas del sistema Sluis, ordenando
un ataque y retirada rápida. No debía aniquilar a los bpfasshi,
sino asustarles para que pidiesen refuerzos a la Nueva República.
Las naves que ésta enviase, de ser capturadas, podrían ser
usadas para mejorar la flota de Thrawn.
|