LOS ÁNGELES

Articulo creado por Skippy Farlstendoiro y maquetado por Al Noah, los xenobiólogos de SithNET
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Los Ángeles


 
"¿Eres un ángel? [pausa] Ah, estoy de broma. Ése es el peor piropo que he usado. Espero que no empiece a decirlo ningún crío desdichado." (Atton Rand)

En una galaxia de inconcebibles prodigios, donde hasta lo absurdo se hacía realidad, donde las formas de vida más sorprendentes eran vecinos habituales, ¿qué lugar quedaba para el misterio? ¿Quedaban realmente mitos o enigmas que desconcertasen a los más audaces astronautas, o que sorprendiesen a los más experimentados exploradores? La respuesta, para sorpresa de muchos, era afirmativa.



Atton Rand piropea a una extraña comparándola con un ángel.

Iego era un mundo de leyenda, un arcano paraje sobre el que murmuraban ebrios los pilotos, ora apelando a su imposible belleza, ora a su horror petrificador. Se decía que entre las lunas de Iego habitaban ángeles tan hermosos que, con sólo mirarlos, el más despiadado pirata lloraba de emoción; aunque también se rumoreaba que los ángeles no eran tan benignos como su aspecto sugería. Se hablaba de otros habitantes de Iego, incluyendo terribles demonios y náufragos varados que nunca envejecían.

La verdad es que se hablaba mucho, y a menudo se caía en contradicciones. Tres supuestos testigos del mismo fenómeno de Iego daban tres informes totalmente distintos, lo cual sugería exageración, equivocación o engaño abierto. Sin embargo, las leyendas de Iego eran consistentes en muchos puntos. La Universidad de Sanbra recabó bastante información sobre Iego y sus ángeles, dando lugar a un texto que se presenta como "la mejor suposición" disponible, y que ha sido una de las bases del presente artículo.

Iego posiblemente seguirá siendo una leyenda en los próximos siglos, pero también podemos aprender sobre los mitos.



Iego.

Iego, a veces llamado Viago y antiguamente Maélibo , estaba en los límites de la galaxia conocida, pero dentro del Borde Exterior. Estaba en el sector conocido como Mundos de Ceniza, junto a planetas como Nuevo Alderaan, Quirón o el infame Cophrigin V, donde Darth Vader mató a la Dama Oscura.

Al sur de la Ruta Comercial Perlemiana, en una parte remota de los Territorios del Borde Exterior, existía entre el Cúmulo de Tion y la Centralidad un bolsillo de nébulas luminosas conocida como el Extrictarium o la Nébula Extrictarium. No aparecía en los mapas estelares.

En su interior se encontraba el planeta Iego, que tampoco tampoco estaba en ningún mapa estelar, ni podía ser encontrado con naviordenadores. Nadie podía proporcionar sus coordenadas exactas, y a menudo dos pilotos discutían sobre dónde estaba. Sólo unos pocos pilotos podían proporcionar sus coordenadas.

Parte del problema era que Iego no estaba en un sistema planetario como tal, sino que era un planetoide errante: Un cuerpo astral demasiado grande para ser un meteoroide, demasiado pequeño para ser un planeta, pero que no es satélite o cometa, y que además no está sujeto gravitacionalmente a una estrella u otro cuerpo que orbite. Por lo tanto, Iego se movía a la deriva, de forma independiente.

Al hacerlo, iluminado por gases brillantes de la nebulosa con ala luz de diez solos doquier fuese, Iego llevaba consigo múltiples satélites pequeños, lo cual le valía el apodo el sistema de las Mil Lunas. Ninguno de estos esferoide rotaba, ni chocaba con sus vecinos, ni tampoco orbitaba a otra luna, sino que más bien parecían ser una hueste inmóvil de docenas de lunas, entremezcladas con un cementerio de naves espaciales vacías y rotas que hacían casi imposible navegar por el espacio. La leyenda contaba que los ángeles vivían en las mil lunas de Iego, llamadas con el nombre genérico "las luna de Iego". En realidad sólo había cuarenta y dos satélites, y los ángeles provenían de uno en concreto, Millius Prime.

En cuanto al propio Iego propiamente dicho, era pequeño para ser un planeta, con sólo 2.730 kilómetros de diámetro: Varios náufragos varados en Iego pudieron circunnavegar y cartografiar su esfera completa. Sin embargo, era lo bastante masivo para generar una campo gravitatorio muy cercano al estándar galáctico, lo que le permitía mantener su colección de lunas, así como una atmósfera respirable. Aunque era un mundo terrestre de clima templado y tropical, con una superficie de rocas y yermos, no tenía rotación propiamente dicha y por lo tanto cada zona de Iego estaba constantemente en un estado de día, sin cambios entre día y noche ni entre estaciones del año.

Iego no parecía tener recursos naturales; los granjeros las pasaban canutas para extraer cualquier planta u objeto valioso de la delgada superficie de tierra. Existió una vez un pequeño centro de producción de especia y una ciudad exportadora.

Uno de los productos más interesantes de Iego era el reeksa, una planta silvestre cuya raíz tenía usos medicinales y que sólo se daba en este planeta. Las largas parras de reeksa se extendían por los muros de cañones y acantilados, y eran sorprendentemente sensibles: Si alguien tocaba la vid, la planta se daba cuenta y lo interpretaba como una amenaza, intentando alejarse. En el suelo del cañón, donde estaban las raíces, había una protección adicional: Enormes pinzas siseantes parecidas a bocas, con púas afiladas lo bastante grandes para matar a un humano, se acercaban a los intrusos para devorarles. La recolección de raíces de reeksa, que estaban enterradas, era una actividad de riesgo si no se contaba con un arma para eliminar esta amenaza.



La hambrienta planta reeksa.

Los sombríos desfiladeros de Iego contaba con otros depredadores igualmente peligrosos: Los xandu, de alas correosas que planeaban aún en las más suaves brisas. Con sus inmensas orejas para rastrear a sus presas, patas largas para despegar o apresarlas, y mandíbulas poderosas para acabar con capturas heridas, el xandu era una amenaza que atacaba desde sus guaridas en los acantilados a quienes fuesen lo bastante necios para invadir su territorio

No era el único ser que actuaba así en Iego: Según los rumores, las naves estelares eran atraídas inexplicablemente hacia Iego, incluso si estaban viajando a muchos años-luz de distancia, a veces materializándose a media galaxia de distancia después de lo que debía haber sido un rutinario salto hiperespacial. Los viajeros intentaban en vano detenerse en los límites del Extrictarium o investigar Iego. Muchos xenoarqueólogos creían que esta especie de trampa se debía a los poderes extraordinarios de los ángeles, no al propio planeta.

Finalmente, los viajeros acababan varados en Iego. Los seres de casi cualquier especie que vivían allí ya no sentían los efectos del hambre ni envejecían. Según las tradiciones, humanos que habían luchado cuatro mil años antes en las Guerras Sith seguían vivos en Iego. No está claro qué especies eran afectadas por esta situación y cuáles no.

Ha llegado el momento de hablar de los ángeles. Las leyendas sobre los ángeles, susurradas en mesas oscuras de puertos espaciales, a menudo eran tomadas por meros engaños: Las criaturas parecían las más extravagantes jamás descritas, y nadie conseguía probar su existencia. Las historias habían sucedido siempre a un amigo de un amigo, exagerándose en cada repetición. En general la comunidad científica desestimaba la existencia de los ángeles, excepto por la Universidad de Sanbra (especialmente sus expertos en folclore).

Los ángeles, sin embargo, eran reales y habitaban en una de las lunas de Iego, Millius Prime (aunque muchos asumían que vivían en todas las lunas menores). Científicamente catalogados (provisionalmente) como los diathim por los xenobiólogos de Sanbra, los ángeles eran seres inteligentes de belleza legendaria.



Un ángel.

Los ángeles eran descritos a menudo como humanoides delgados de aspecto femenino que medían entre dos y tres metros de estatura. De la espalda de un ángel surgían seis alas en forma de cuchilla, que brillaban a la luz de la luna. La piel traslúcida de un ángel también parecía refulgir, y solían vestir ropas resplandecientes. Sus cuerpos enteros parecían estar compuestos o cubiertos de una luz blanca ardiente, teñida de un aura dorada, lo cual hacía difícil identificar los detalles biológicos.

Otros testigos afirmaban que los ángeles tenían un aspecto andrógino, no femenino. Muchos extraterrestres estaban totalmente seguros de que los ángeles que habían visto tenían una apariencia alienígena: givin, verpine o representantes de la especie del testigo, pero con aspecto exótico. Se ha confirmado que los ángeles tenían poderes de la Fuerza para alterar las percepciones de otra persona telepáticamente, lo cual podría explicar esta diferencia.

Sabemos con certeza que los ángeles podían volar desde el espacio, planeando en el vacío desde las lunas de Iego para saludar a las naves que se acercaban, sobreviviendo en el espacio sin problemas. Transmitían un aura de benevolencia general, a pesar de que, se ha confirmado, dirigían a las naves para que chocasen con la superficie de Iego.

Varias otras capacidades confirmadas de los ángeles eran inusuales. No parecían necesitar alimentarse. Podían extraer energía de cualquier fuente de almacenamiento o batería, disipándola de forma inocua, lo cual era una capacidad conocida del lado oscuro de la Fuerza. También podían atacar con un estallido blanco de energía desde su pecho, que llegaba a cientos de metros de distancia. Incluso se ha visto que podían moverse sin fuentes de luz, identificando rápidamente dónde estaban sus enemigos.

Se consideraba que los ángeles eran las criaturas más hermosas del universo, seres buenos y amables cuya aparición hacía llorar incluso al más duro pirata de especias. Cuando estaban lejos de su hogar, sin embargo, se volvían descoloridos, desolados y desamparados, su belleza destartalada siendo muy inferior a lo que había sido en tiempos. Esto pasaba a los ángeles que quedasen varados en Iego, lejos de Millius Prime.

La leyenda de los ángeles, por supuesto, habla de otra especie misteriosa en Iego: Los demonios, también llamados maélibi. Los maélibi vivían bajo la superficie del planetoide Iego, en el inframundo (o en el núcleo de Iego), donde la oscuridad no era un problema para su percepción. Eran descritos como humanoides gigantescos con pieles brillantes que parecían hechas de oro fundido, grandes cuernos y garras afiladas, además de una fuerza física extraordinaria. Se decía que los maélibi eran terriblemente hermosos, incluso más radiantes que los ángeles, y como éstos, podían sobrevivir en el vacío del espacio.



Ángel y demonio.

Sus voces melódicas cantaban en un extraño idioma, capturando la esencia misma de la música para perturbar las ondas cerebrales de sus víctimas y causarles una compulsión hipnótica. Otros decían que los demonios no tenían capacidad de control mental, pero se confirmó que podían averiguar los miedos más intrínsecos de sus víctimas y manifestar imágenes fantasmales que sólo su presa podía percibir.

Una vez al año, en el mundo sin años (es decir, una vez cada trescientos sesenta y cinco días estándar), los demonios rastreaban y cazaban furtivamente a algunos de los habitantes de Iego, llevándoles bajo tierra entre sus fuertes brazos, ignorando sus gritos de terror, con el propósito de consumirlos.


Cultura


 

Según las historias, cuando una nave llegaba a Iego, rápidamente era rodeada por una plétora de ángeles luminosos surgidos de la nada. Los tripulantes y pasajeros quedaban atónitos ante la belleza de estos seres. Los pilotos, aparentemente hipnotizados, hundían sus naves en un violento aterrizaje en la superficie de Iego.

Esta leyenda se complicaba con otros relatos sobre un cementerio de naves dañadas que orbitaban Iego junto con sus lunas (Si los ángeles hacían que los pilotos estrellasen las naves contra la superficie, ¿qué hacían las naves rotas en órbita? ¿Acaso eran naves no atmosféricas cuyos tripulantes se lanzaron en lanzaderas? No todas las naves vistas en el anillo orbital correspondían a esta descripción. ¿Acaso fue el fantasma de Drol?). Rápidamente el cuento se embellecía hablando de un galeón de tesoro desaparecido misteriosamente, cuyo casco partido derramaba al espacio chorros de gemas de fuego y lingotes de electrum. Había, como digo, naves en órbita, pero al parecer nada tan suculento.

Eso no desanimaba a los aventureros. Cada año, docenas de cazadores de fortuna lanzaban nuevas expediciones a Iego con tripulantes recién contratados. En su gran mayoría, volvían decepcionados, con las manos vacías y admitiendo que habían seguido un cuento de hadas. Otros, sin embargo, volvían con relatos de maravillas o de terror, hablando sobre la gente que se había quedado varada en Iego siglos o milenios atrás, y que seguían viviendo. Por último, algunos no regresaban en absoluto, y su desaparición también contribuía a incrementar la reputación mítica de Iego. Aunque muchos hablaban de los ángeles, los demonios eran prácticamente desconocidos, excepto por los náufragos en la superficie de Iego.

Los diathim o ángeles pasaban sus vidas viajando entre las lunas de Iego y, a veces, en el espacio enrarecido del Extrictarium. Sólo había un punto de Iego donde los ángeles aterrizasen: Un valle llamado la Alineación del Coro. Por razones que sólo ellos conocían, los ángeles se congregaban allí para formar una columna de luz desde el suelo hasta un punto alto en el espacio.

En general, sin embargo, los ángeles eran vistos en el espacio, avanzando en tropel hacia las naves que se acercaban. Intentaban mesmerizar a los pilotos para atraerlos y hacer que se estrellasen, y al mismo tiempo drenaban las fuentes de energía de la nave. Algunos pilotos conseguían escapar de los ángeles, pero para ello tenían que salir del Extrictarium completamente. Los que quedaban hechizados, en sus breves momentos de delirio, estaban encantados de estrellar sus naves en Iego para pasar el resto de sus días cerca de los fascinantes ángeles.

Todas las naves colisionaban intencionadamente en un brillante y poco profundo valle de muchos kilómetros de ancho conocido como la Dispersión. Convertido en una chatarrería con enormes fuselajes y restos metálicos de naves, parecía a cierta distancia que fuesen éstos hielo dentado y aquéllos glaciares, dándole el aspecto de un lago congelado que brillaba con fiereza en la luz constante del planeta.

Era cierto que los náufragos en Iego no envejecían ni necesitaban comer, y podían subsistir durante milenios; pero era difícil ganarse la vida entre las rocas blandas del planeta, y los demonios era una amenaza que podía poner un rápido fin a sus longevas existencias.



Mapa de Iego.

A lo largo de los milenios, desde el alba del hiperespacio, la población náufraga de Iego creció hasta ser de varios miles de personas; la estimación habitual era de unos 4.500 náufragos, incluyendo unos 1.800 humanos y el resto alienígenas variados; y un número desconocido de ángeles y demonios. La lengua utilizada en Iego era el Básico; aparentemente, los ángeles no tenían un idioma propio.

La población náufraga se organizaba en tribus, vagamente gestionadas, que controlaban trozos pequeños de territorio alrededor de la Dispersión. Casi todos los supervivientes de un naufragio prometían lealtad a una u otra tribu, algunas de las cuales eran caritativas, otras más maquiavélicas, y unas cuantas brutalmente salvajes. Los marginados sin tribu de Iego, a menudo locos peligrosos, habitaban a la sombra de los naufragios más grandes. Si las tribus no compitiesen unas con otras de forma tan hostil, puede que hubiesen conseguido carroñear los restos de naves espaciales para reparar un vehículo que les permitiera escapar; desde luego, las piezas estaban todas allí, pero las tribus más crueles atacaban a quienes intentasen conseguirlas.

Una exitosa tribu era Chasqueapalos, que mantenía una aldea de chozas improvisadas con metal y láminas de plastiacero en una alta meseta con buena vista sobre la Dispersión y el terreno cercano. Su líder era Darubang Yosa, una enjuta mujer con experiencia militar que llevaba siglos en Iego. De piel oscura y con una coleta de pelo hasta la cintura, Yosa usaba como armas de elección un arco y una lanza larga. Ella había conseguido un transporte repulsor hecho con restos de naves estelares, conocido como destartalado, básicamente una silla reclinable hecha con tubos estructurales para mantener unida una masa de componentes de motor. Yosa podía llevar un pasajero y cuatro kilos de carga, y moverse a 250 km/h. Los destartalados eran una visión infrecuente en Iego, pero desde luego la maquinaria operativa era codiciada en Iego, al punto en que algunos matarían por un vehículo así. Peor sería si supiesen que la tribu Chasqueapalos estaba intentando construir una nave espacial, claro.

Al norte de la Dispersión estaba el valle de la Alineación del Coro, de unos cien metros de ancho y tallado en la forma de una estrella de nueve puntas. Era un lugar famoso porque los ángeles se congregaban allí. Los náufragos que llegaba al centro de esta estructura observaban que, desde allí, las lunas visibles parecían alinearse en elegantes patrones geométricos.

Yendo un poco más al norte, se encontraba un terreno rocoso e inhóspito cubierto por pilas de huesos, la mayoría gigantescas e inidentificables. Inmensas cajas torácicas estaban colocadas sobre los agujeros de la corteza planetaria. A través de estos costillar se se podían ver parpadeos distantes de llamas en las profundidades del subsuelo y escuchar los cantos de los Demonios. Conocido por los náufragos como el Deshuesadero, es posible que este lugar fuese el acceso al inframundo de los demonios.

Se rumoreaba, y era cierto, que un anciano y sabio dragón de las estrellas vivían en los acantilados al norte del Deshuesadero. Se llamaba Flax'Supt'ai y era una duinuogwuin albina y ciega de más de treinta metros. Flax'Supt'ai había llegado a Iego antes de la creación de la República, durante los Barridos Croneses (25.150-25.130 ABY) que presagiaron el auge de Xim el Déspota. Ella vivía sola en tan inhóspito lugar y, aunque su visión se había perdido por haber vivido tanto tiempo en un mundo siempre iluminado, ella se bastaba sola para mantener a raya a cualquier enemigo. Se decía que sabía todo sobre el planeta, pero que era difícil llegar a su guarida. No se sabía porqué seguía en Iego, puesto que los duinuogwuin podían volar por el espacio con sus propias alas de gasa; pero en realidad los dragones siempre habían sido misteriosos.



Ciudad de Cliffhold.

En otras zonas de Iego, llegaron a construir una ciudad, puerto espacial y centro de producción de especia: Cliffhold, entre sus espiras basálticas, consiguió exportar los productos que no eran consumidos localmente. Sus pilares de cristal se echaron a perder y se tornaron opacos durante las Guerras Clon, cuando el planeta fue ocupado y el viaje al exterior dejó de ser posible (como explicaré en la sección de historia). De pronto, los habitantes de Cliffhold estaban tan varados como la tribu Chasqueapalos.

Culturalmente, los ángeles eran percibidos como seres benevolente de gran belleza. Por eso, varias personas han sido comparadas con ángeles a lo largo de los tiempos. Algunas de ellas son:



Arriba: Amidala, Ángela Krin, Leia Organa y Aurra Sing.
Abajo: S'kytri, bebé Luke Skywalker, Jyl Somtay y Meetra Surik.
  • La Reina Amidala de Naboo, que en ese momento se hacía pasar por la doncella adolescente Padmé Naberrie. Cuando conoció en 32 ABY al joven esclavo Anakin Skywalker, de nueve años, él la encontró tan hermosa que la tomó por un ángel y le preguntó si lo era.

  • Ángela Krin, aparentemente llamada en honor a los ángeles, era una teniente comandante de la flota del Sector Corporativo en 19 DBY. Estuvo al mando del acorazado Resuelto durante la cuarentena de Endregaad y después estuvo implicada en los planes de Mika el Hutt.

  • La Princesa Leia Organa de Alderaan, tres semanas antes de la batalla de Yavin, afirmaba usar naves consulares en misiones diplomáticas en ayuda de los necesitados. El comodoro imperial Lord Tion la describió como "un verdadero ángel de la misericordia".

  • Aurra Sing era la hija de Aunuanna, una mendiga que malvivía vendiendo alcohol en las calles de Nar Shaddaa y que llamaba al bebé "su ángel". Los jedi detectaron el potencial en la Fuerza de Sing y se la llevaron; Aunuanna aceptó agradecida porque así "su ángel" tendría una vida mejor de la que tenía ella.

  • Tre Sana, pícaro twi'lek y paria activo en 25.802 ABY, cuando habló con la ranger je'daii Lanoree Brock, se ofreció a llevarla ante el gánster Maxhagan. Sana aclaró que Maxhagan era muy mala persona, añadiendo "Comparado con él, yo soy un ángel espacial".

  • Cuando Anakin Skywalker visitó el planeta Skye, comparó el aleteo de los s'kytris con el batir de alas de los ángeles, muy distinto al de su antiguo empleador Watto. También comparó la voz de un s'kytri con la de Padmé.

  • Obi-Wan Kenobi encontró angelical el rostro del bebé Luke Skywalker cuando lo sostuvo por primera vez en 19 ABY.

  • En 22 ABY, poco después de la batalla de Geonosis, la jedi Jyl Somtay se vio atrapada por traidores junto al contrabandista Naj Pandoor, con el que formó una inestable alianza. Pandoor decía que Somtay parecía un ángel, e insistió en llamarla ángel en un intento de seducirla... que fracasó.

  • En 3.951 ABY, el piloto Atton Rand, por entonces encerrado, vio por primera vez a la jedi Meetra Surik "la Exiliada", por entonces en ropa interior. Rand intentó piropearla llamándola ángel. No fue uno de sus mejores momentos.

  • En 1 ABY, Armitage, oficial de la Marina Imperial y artista, visitó el biolaboratorio 177 de la barcaza prisión Purga. Observó extraños organismos rosados, con alambres y tubos conectados que les hacían zumbar. Eran más de treinta y dos juegos de pulmones humanos, sin el resto del organismo, pero que estaban respirando de forma artificial, parte del Projecto I71A de bioarmas que ya había matado a la tripulación. Desde la distancia, Armitage comparó lo que veía a un híbrido de flores, fruta pelada y animales alados embrionarios que Armitage nunca había visto y asemejó a su idea de pequeños ángeles. Después, horrorizado, se dio cuenta de qué estaba viendo realmente.

No todo el mundo era tan supersticioso ante los ángeles. En 18 ABY, el niño de la calle Trever Flume oyó sobre un mítico e idílico lugar en el subsuelo de Coruscant llamado Solaz; pero Flume, desengañado, no creía en los rumores y lo comparó con leyendas sobre ángeles del espacio o con la idea de que el emperador buscaba el bien de la galaxia. Similarmente, Obi-Wan Kenobi nunca había soñado con haber estado cara a cara con un ángel de Iego, hasta que tuvo uno ante sus ojos.

También estaba la expresión "cualquier cosa soñada bajo las lunas de Iego", que significa "literalmente cualquier cosa imaginable". La metáfora aparece famosamente en la introducción de El Lector de la Despótica, Tercera Edición, reeditada en Antología de Ronton de la Literatura Galáctica, Volumen 2: "En sus páginas (de la Despótica), uno puede encontrar cualquier cosa soñada bajo las lunas de Iego".


Historia


 

El sistema Iego empezó a ser conocido en tiempos previos a la República. La duinuogwuin albina Flax'Supt'ai viajó hasta Iego en tiempos de los Barridos Croneses (25.150-25.130 ABY), un periodo en que el noble tionés Xer conquistó múltiples sistemas planetarios. El hijo de Xer, Xim, continuó el trabajo de su padre y entre 25.127 y 25.096 ABY, expandió el territorio hasta cubrir Iego, por entonces conocido como Maélibo.



El Imperio de Xim el Déspota, marcando Maélibo.

Tras la muerte de Xim, el sector de los Mundos de Ceniza se convirtió en una especie de escala entre el Cúmulo de Tion, antaño controlado por Xer y Xim, y el Imperio Hutt, una potencia enemiga. Los hutts decidieron arrasar el territorio tionés y, en el proceso, arrasaron los Mundos de Ceniza, aniquilando asentamientos y bombardeando planetas, muchos de los cuales cambiaron después de nombre. Posiblemente esto tuvo lugar cerca de 24.500 ABY: Los hutts estaban detectando el auge de una nueva facción, la República Galáctica, y temían que los tioneses se aliasen con ellos. La estrategia resultó: La República sólo llegó a Tion muchos milenios después, entre 5.000 y 3.000 ABY.

Posiblemente el Extrictarium no llegó a ser realmente descubierto hasta 3.956 ABY, en un intento desesperado de encontrar el legendario Iego; y sólo entonces se confirmó que Iego no estaba en un sistema planetario normal. Incluso entonces, Iego parecía existir fuera de la galaxia, ajeno a la República y los Imperios que la desafiaban: Iego estuvo fuera incluso de las Nuevas Guerras Sith (2.000-1.000 ABY), o al menos de la última parte de éstas. Los ángeles eran sólo una leyenda.

En 72 ABY o después, la capitana Coli Carinth del YT-1300 Arché se contaba entre los poquísimos pilotos del Borde Exterior que sabían cómo llegar a Iego, habiendo visitado el planeta casi una docena de veces. Se negaba a vender las coordenadas, pero aceptaba que otros grupos interesados en ir allí esclavizasen los hipermotores de sus naves al del Arché para llegar, a cambio de un pago. Carinth no sabía que los ángeles habían trastocado su mente para llevar nuevos habitantes a Iego, que después quedaban varados; Carinth regresaba a la civilización sin recordar sus acciones. Uno de los grupos que llevó había ido a Iego en busca de un tesoro o persona perdida, y Carinth intentó derribarles en Iego, con los ángeles ayudándola.

Dos décadas antes de las Guerras Clon, varios planetas fueron arrasados por la Plaga Candoriana, letal para la mayoría de especies. Sólo la cuarentena estricta detuvo su expansión. Se descubrió que un extracto hecho con raíz de reeksa, que sólo se daba en Iego, servía de antídoto para los afectados, pero esto era poco conocido.

Como he mencionado de pasada, el joven esclavo humano de nueve años Anakin Skywalker, habitante de Tatooine y propiedad del chatarrero toydariano Watto en 32 ABY, creía en los ángeles y los consideraba las criaturas más hermosas de la galaxia. Skywalker ansiaba ser piloto espacial y prestaba atención a las conversaciones de pilotos en las cantinas. Un viejo lobo de mar del espacio profundo, antaño del Cuerpo de Cazas de la República, creía que Skywalker tenía algo especial y aceptaba contarle leyendas, a menudo ambiguas, sobre la belleza de los ángeles. Skywalker, en su tiempo libre, fantaseaba tumbado en la chatarrería y se imaginaba de adulto como un jedi, mientras un hermoso ángel lideraba a sus guerreros a la batalla.



Anakin se imagina un ángel.

Sus ensoñaciones se interrumpieron cuando Watto le convocó por la llegada de clientes. Se trataba de un alto humano de avanzada edad y sus acompañantes, un alienígena gungan, un droide astromecánico y una adolescente humana que Skywalker encontró inconcebiblemente hermosa. Watto acompañó al varón humano y al droide hasta el almacén para negociar con él, y ordenó a Skywalker que vigilase a los otros clientes para que no robasen nada. Skywalker se sentó en el mostrador, puliendo una pieza de maquinaria y fijando su mirada en la chica, casi hipnotizado. La piel de ella era impecable, lejos de lo que él solía ver entre campesinos y pilotos. Ella se sintió incómoda por la atención, pensando que quizá ella tenía una mancha o algún defecto que no viese, pero mantuvo la compostura, sonriendo al chico. Ella era la Reina Amidala del planeta Naboo, de incógnito haciéndose pasar por la doncella Padmé Naberrie.

El chico entonces le preguntó a ella si ella era un ángel. Eso la desconcertó. Skywalker explicó que los ángeles eran seres hermosos, buenos y amables de las lunas de Iego. Amidala nunca había oído hablar de los ángeles, como dijo al niño; pero de todos modos el chico, que había dejado de pulir el metal, insistió en que la recién llegada seguramente era un ángel, aunque ella misma no lo supiera. Amidala reconoció para sí que el cumplido la halagaba; normalmente, cuando alguien le decía algo bonito a la reina, era un sicofante que buscaba algo, pero estando de incógnito, ella podía permitirse escuchar esto. Skywalker también escuchaba, como le contó, las conversaciones a su alrededor, e intentó impresionar a Amidala diciendo que él era un piloto (Era cierto, pero no era un piloto espacial).



Un encuentro decisivo.

Ése fue el inicio de la relación entre Amidala y Skywalker, una relación que evolucionó a un romance no sin sus accidentes. Skywalker llegó a ser un caballero jedi y un general del ejército de la República durante las Guerras Clon. Al unirse a la Orden Jedi, Skywalker tenía prohibido el apego y el matrimonio, pero llegó a casarse en secreto con Amidala en 22 ABY. Siempre la consideró su ángel, y Skywalker bautizó su caza personal Ángel Azul en su honor (Cuando el caza fue destruido, personalizó otro caza de forma similar y reaprovechó el nombre).



El Ángel Azul, la nave de Anakin Skywalker.

En los últimos años de la República, se encontraron finalmente rutas fiables hasta Iego a través del Extrictarium, que empezaron a circular entre las comunidades de pilotos legítimos y "de los otros". Se fundó un asentamiento en Iego, la pequeña ciudad de Cliffhold, que vivía de las caravanas de especias.

Entonces los Separatistas supieron del planeta. Decidieron que Iego podía ser un reducto separatista si la República empezaba a ganar la guerra, además de ser una escala excelente. Una flotilla separatista encontró el hogar de los ángeles en Millius Prime y los expulsó para aprovechar la luna como nodo principal de una red de defensas láser automáticas alrededor del planeta. Ya era bastante difícil escapar de Iego navegando entre todas las lunas y restos de naves, pero con una red láser, era totalmente imposible (aunque entrar en Iego estaba permitido). Desahuciados, los ángeles migraron a Iego, donde su belleza se tornó más opaca.

Después de mantener Iego dentro del espacio separatista, los separatistas decidieron abandonar el planetoide por motivos no revelados; pero el sistema de seguridad seguía activado. Cincuenta pilotos en Iego intentaron escapar, incluido el rodiano Taquito, y todos ellos fueron abatidos por los lasers. Surgió entonces la leyenda de Drol, el espíritu de las mil lunas, soberano fantasma de Iego, protector y destructor de sus habitantes. El quarren Amit Noloff, antaño un exitoso comerciante de especias, pasó a ser el principal profeta de Drol, y creía que los Separatistas habían despertado a Drol. Por otro lado, la comunicación con el exterior era posible.



Crepúsculo en el espacio con la red de energía llamada Drol.

Los separatistas también habían dejado atrás una buena cantidad de droides. Uno de los habitantes de Iego, el muchacho humano Jaybo Hood, era un genio de la robótica y reprogramó a los robots para que le sirviesen en sus caprichos. A menudo ponía piezas de un modelo en otro o les dibujaba sonrisas.

En 21 ABY, el doctor Nuvo Vindi, un científico loco de especie faust, hizo reingeniería de la Plaga candoriana e intentó liberarla en Naboo, planeando extenderla después en otros mundos importantes para acabar con los organismos multicelulares. Los jedi Obi-Wan Kenobi y Anakin Skywalker detuvieron a Vindi y le llevaron a Theed, pero los droides de Vindi esparcieron el virus en un laboratorio subterráneo donde estaban Ahsoka Tano, la aprendiza togruta de Skywalker; Padmé Amidala; y varios soldados clones a las órdenes de los jedi, todos ellos aliados y amigos de los jedi. Estas personas, con valor, sellaron el laboratorio sin poder salir ellos mismos, sabiendo que se arriesgaban a morir. Los jedi y Vindi ya estaban en ruta hacia la ciudad de Theed en ese momento.

Sabiendo este problema, los jedi buscaron un antídoto. Vindi se negó a ayudarles; pero un oficial naboo, el Capital Gregar Typho descubrió en los archivos históricos que la raíz de reeksa podía usarse para la curación. El problema era que Iego seguía oficialmente bajo el control de los separatistas. Desoyendo las advertencias, Kenobi y Skywalker pusieron rumbo a Iego en su nave, el carguero de especia G9 Crepúsculo, acompañados del fiel droide astromecánico R2-D2.

Los jedi aterrizaron en Typho, donde conocieron a Jaybo Hood. Tras ganarse su confianza, Hood les explicó que el fantasma de Drol les impediría salir de Iego; pero también les dijo cómo conseguir la raíz de reeksa. Les advirtió que tocasen las viñas para no alertar a las plantas, y también les avisó de los xandus, aunque no le dio tiempo a decir qué era un xandu exactamente. Los jedi descendieron el acantilado, desafiando a las bestias voladoras, y finalmente bajaron hasta el suelo aferrados a las patas de un xandu. Una vez allí, reconocieron las raíces y Skywalker tomó una pala para obtener una y ponerla en la mochila de Kenobi. Las enormes plantas de reeksa despertaron, se sacudieron e intentaron morder a Kenobi, sólo para descubrir que sus tallos no resistían el sable láser de Kenobi. Tras ello, los jedi volvieron a escalar hasta la ciudad de Cliffhold, donde Hood fingió haber confiado siempre en su victoria.

Estando más relajados, los jedi aceptaron que Hood les enseñase la ciudad y les hablase de la maldición de Drol. El quarren Amit Noloff, autoproclamado profeta de Drol, profundizó en el tema y les enseñó un holo de su amigo, el piloto rodiano Taquito, intentando huir del planeta solo para ser abatido. Pese a ello, y aunque Kenobi reconocía que algo había destruido la nave de Taquito y las otras, los jedi decidieron intentar salir del planeta en el Crepúsculo, manteniendo comunicación con Hood.

Por supuesto, los jedi fueron incapaces de salir de Iego, y decidieron volver a la superficie, donde estarían protegidos. Sin embargo, dedujeron que el fantasma era una red laser.

Kenobi hizo reunirse a varios ciudadanos de Iego para explicarles el descubrimiento, aunque Noloff dudó de su palabra. Durante la reunión, Kenobi preguntó quién había habitado las lunas de Iego antes de que llegasen los Separatistas, y Noloff dio pie a un ángel, hermoso aunque disminuido. Kenobi había oído hablar de los ángeles, pero los consideraba mitos. El ángel explicó que los Separatistas habían expulsado a su especie de su luna natal, Millius Prime. Los jedi teorizaron que Millius Prime era probablemente el nodo principal y, si conseguían destruir la tecnología separatista allí, la red laser se detendría.

Durante la misma reunión, Kenobi observó que Hood tenía no sólo droides de combate, sino cazas droide clase Buitre, que podían controlarse de forma remota. Kenobi convenció a Hood para que sacrificase varios de sus cazas en una misión; R2-D2 tomó el mando de todos ellos, haciéndoles maniobrar en el camino de los lásers. Eso permitió a los jedi acercarse a Millius Prime en el Crepúsculo y disparar dos torpedos al nodo primario. La red láser se sobrecargó y, en una reacción en cadena, se desequilibró. Con los emisores sobrecargados, una serie de explosiones hizo colapsarse la trampa, que desde la superficie de Iego parecía un espectáculo de fuegos artificiales.

Habiendo terminado el cautiverio de Iego, los jedi saltaron al hiperespacio rumbo a Naboo con su valioso cargamento de reeksa, que les permitió salvar las vidas de sus amigos.

No mucho después, Iego volvió a sufrir por lo que Hood llamaba "hijo de Drol": Varios pilotos eran abatidos en una zona del espacio alrededor de Iego, apodada el Matorral. Surgieron rumores de nuevos fantasmas; o más posiblemente, que había un sistema de respaldo a la red separatista o que quedaban módulos activos. Las sondas dejaban de transmitir (porque eran controladas por una fuerza enemiga) y las naves tripuladas eran atacadas. En realidad, era culpa de HELIOS-3D, un droide centinela IG-86 metido a cazarrecompensas, que había reprogramado droides Buitre operativos para derribar intrusos y empezar su intento de controlar la tecnología en la zona desde una fragata clase Muníficent.



HELIOS-3D.

El Maestro Jedi Yoda recibió una llamada de auxilio desde Iego y envió a Kenobi y a Skywalker, con refuerzo de clones, a investigar. Se reunieron con Hood, que había decidido quedarse en Iego porque se lo había montado bien allí. Los jedi decidieron explorar El Matorral con un droide-sonda, que fue rápidamente destruido. Kenobi ordenó al comandante clon CC-2224 "Cody" enviar dos cazas Torrente V-19 tripulados para investigar. Uno de los pilotos, "Torrente Cuatro", reportó haber visto al droide sonda previo atacándole. La sonda se estrelló contra la nave de Torrente Cuatro, matándole. Después aparecieron cazas Buitre para enfrentarse a las naves de la República.

Kenobi encargó a otros pilotos clónicos pilotar otros V-19 por la zona, con la misión de abrirse paso entre escombros flotantes (muchos de ellos armados con lanzamisíles, cañones bláster y redes láser) hasta averiguar quién o qué era responsable de ese problema. Los pilotos contaban con cargas sísmicas limitadas en esta operación.

Cuando uno de los pilotos encontró la fragata de HELIOS-3D, pudo informar a los jedi. Éstos viajaron allí en el Crepúsculo y, con ayuda de los clones, destruyeron la nave y el cuerpo de HELIOS-3D, pero, para entonces, HELIOS-3D había transmitido su consciencia a los restos de un droide B1 que flotaba, aparentemente inocuo, en el espacio cercano. Los jedi requisaron los trozos del cuerpo de HELIOS-3D, ignorando que la amenaza seguía allí… aunque la verdad es que no se volvió a saber de HELIOS-3D.

Durante mucho tiempo, tampoco se supo sobre Iego. No sé qué fue de Iego después de las Guerras Clon, durante el auge del Imperio o la guerra contra la Rebelión. Puedo confirmar que, después de la muerte del Emperador en 4 DBY, estaba tan aislado como siempre había estado: En 7 DBY y años posteriores, ninguna de las facciones principales de la galaxia podía alegar que controlaba las lunas de Iego. Ni siquiera resultó Iego afectado durante la invasión de los yuuzhan vong (25-29 DBY) o durante la Nueva Guerra Civil Galáctica (40-41 DBY).

Esto cambia levemente cuando nos metemos en el Imperio Sith de Darth Krayt. En 137 DBY, casi toda la galaxia estaba dentro de sus límites, pero Iego estaba fuera, en la zona de influencia del Remanente de la Alianza Galáctica. Entre los habitantes de Iego estaba el robusto jefe mecánico de Astilleros Selonianos de Corelia, el humano llamado "Bantha" Rawk, y su familia: Su esposa la curandera kiffar y excelente cocinera Droo; su mutua hija de dieciocho años Ahnah; y sus hijos adoptivos, el humano Skeeto y el cathar Micah. Desde su complejo de varios edificios, llamado Nido de Rawk, la familia fabricaba armas personalizadas y tecnología naval para quienes pudiesen pagárselos, como el Patrón Ure'monbarak de los astilleros de Dac. Los negocios iban bien, y le permitían mantener taller, piscina y holovideo gigante, además de torretas de defensa y motos-jet modelo 67 Chillón: La familia Rawk se bastaba para protegerse de amenazas locales, incluso de peligros tan grandes como Sol Negro.



Instalaciones de Bantha Rawk en Iego.

Sucedía que "Bantha" Rawk era en secreto un jedi fugitivo y superviviente, Nat Skywalker. Droo lo sabía, pero los niños no. También estaba informado el pariente de Rawk, el pirata Cade Skywalker, que era a los efectos su sobrino. El colega de Skywalker, Jariah Syn, se sentía atraído por Ahnah y al mismo tiempo gustaba especialmente de la comida preparada por Droo. Eso le ponía en un difícil dilema, puesto que no podía cortejar a Ahnah sin arriesgarse a enfadar a la madre de ella, y quedarse por tanto sin sus sabrosos caldos.

En esos tiempos, Skywalker y su equipo, que incluía a Syn y también a la zeltron Deliah Blue y al droide R2-D2, se vieron en la necesidad de desaparecer del ojo público. Skywalker puso rumbo a Iego en su transporte medio clase Helot, Mynock, llevando contra su voluntad al tahúr endeudado sakiyano Naxy Screeger, y peor aún: Una baliza en el casco envió su ubicación a la Caballera Imperial y cazarrecompensas Azlyn Rae, con quien Skywalker mantenía una relación confusa de amor-odio.

El Mynock llegó a Iego a tiempo de ver una batalla: Sol Negro estaba intentando extorsionar a Rawk para que les pagase "protección". Los bandidos contaban con una nave patrulla clase Némesis, cazas de apoyo Invasor A519 y motos-jet modelo Quickfire. Rawk y su familia derrotaron a esta gentuza, con ayuda de las armas del Mynock. Los matones de Sol Negro escaparon, sin embargo, e informaron al Imperio de la presencia del fugitivo Cade Skywalker: Rawk tuvo ayuda de una nave reconocida como el Mynock por marcas en su casco.

Skywalker contó a Rawk sus aventuras y problemas, convenciéndole para que le ayudase. Mientras, el resto de los presentes veían en la holopantalla que el emperador Krayt había atacado los astilleros de Dac. Skywalker entonces explicó a los Rawk que estaba intentando protegerse como fugitivo que era, pero se daba cuenta de que estaba poniendo en peligro a sus amigos. Los Rawk le instaron a quedarse, prometiéndole protegerle; excepto Rawk, que quería desarrollar un plan.

Esa noche, Azlyn Rae se infiltró en el hogar de Rawk, pero éste la interceptó enfadado. Rae finalmente demostró ser una aliada, en un momento en que hacía falta: El Imperio, que había sido informado de la presencia del Mynock por Sol Negro, se presentó buscando a Skywalker. Skywalker y sus aliados se escondieron; pero los imperiales capturaron a Rawk, a su familia y a Rae. Rae intentó cubrir a Skywalker: Según declaró, había sido ella con su nave quien había ayudado a Rawk contra Sol Negro, en un intento de ganarse la simpatía de Rawk y negociar mejor precio; Sol Negro después mintió al Imperio sobre las marcas de la nave. El oficial imperial al mando dudaba de esta afirmación; pero los poderes mentales de Rae le convencieron de que era cierta (y más probable que las mentiras de Sol Negro). El Imperio se retiró de Iego, con el fin de hacer pagar a los matones de Sol Negro por su supuesto perjurio.

Cuando Skywalker decidió intentar matar al emperador Krayt, Rawk reveló que existía un Templo Jedi Oculto en Taivas, y se ofreció a llevar a Skywalker y a sus aliados allí (Rae por su parte quería reportar esto a sus superiores, cuando tuviese coordenadas). El grupo abandonó Iego.



AG-37 y Sauk en 138 DBY.

Yo no puedo decir si Rawk y su familia volvieron a Iego o no. Sé que al año siguiente, en 138 DBY, poco después de la muerte de Krayt, un carguero ligero transportaba un enorme animal con garras hasta Iego. A bordo, el ingeniero calamariano Sauk confesó a su co-tripulante droide AG-37 que lamentaba haber tenido que dejar atrás Dac. AG-37 explicó que los astilleros de Dac no habían sido totalmente destruidos, y decidieron llevar el carguero a Dac cuando terminasen su misión en Iego.


El exiliado


 

Este ángel de aspecto y voz femeninos medía no menos de dos metros y treinta y cinco centímetros. Su piel translúcida parecía brillar, como también brillaba su vestido.

Los ángeles vivían en Millius Prime, una de las lunas de Iego. Durante las Guerras Clon, fueron expulsados por los Separatistas, que pretendían aprovechar las lunas de Iego en uno de sus planes. Este ángel en concreto acabó en el planetoide Iego, entremezclándose con humanos, quarrens y otras especies que vivían allí. Lejos de su hogar, el ángel se tornó descolorido y su belleza destartalada, pero seguía siendo hermoso.

Cuando los Separatistas abandonaron Iego, dejaron atrás una red laser que destruía todas las naves que intentasen salir de la zona. Los habitantes de Iego hablaban de un fantasma llamado Drol que era responsable de ello.

En 21 ABY, los jedi Obi-Wan Kenobi y Anakin Skywalker visitaron Iego con su droide R2-D2 como parte de una misión para la República. Ellos eran enemigos de los Separatistas. Los jedi eran escépticos respecto a Drol. Intentaron salir de Iego y descubrieron una red láser. Entonces volvieron a la superficie de Iego y hablaron de su descubrimiento a los habitantes. El quarren Amit Noloff contó a Kenobi que, antes de que llegasen los Separatistas, las lunas habían estado habitadas por los ángeles, y dio pie al exiliado para que entrase y hablase con los jedi.



El ángel exiliado habla con Obi-Wan Kenobi.

Kenobi nunca había imaginado que él pudiese estar ante una criatura tan mítica como un ángel. El exiliado afirmó que los ángeles eran pacíficos (lo cual es discutible, supongo) y que los Separatistas robaron su hogar. Kenobi interrogó al ángel para descubrir que su luna de origen era Millius Prime. Kenobi y Skywalker dedujeron que los Separatistas habrían usado Millius Prime como nodo principal de la red láser, y prepararon un plan para destruirla.

El plan de los jedi funcionó y el cielo de Iego se iluminó con aparentes fuegos artificiales en ese momento; varios habitantes de Iego contemplaron el espectáculo, pero el ángel no fue visto entre ellos.

Poco después, una zona del espacio de Iego volvió a ser afectada por el remanente de la red laser. No se sabe si eso incluía Millius Prime, ni si esto afectó al ángel de quien estoy hablando.


Curiosidades


 

Los ángeles son mencionados por primera vez en la película La Amenaza Fantasma (1999, G. Lucas) y el material derivado. La famosa escena en que Anakin, de nueve años, piropea a Padmé, de catorce, ha sido analizada y reconsiderada: En el artículo ""Unseen Planets of Episode I", de Daniel Wallace, publicado en Star Wars Insider Nº 56 (2001), se explica que el atrevimiento de un niño tan joven funcionó para halagar y sorprender a Padmé, porque se decía con una sinceridad impresionante. También entra en detalle sobre las múltiples versiones de lo sucedido, que incluyen la novelización juvenil de la película (1999, Patricia C. Wrede), la adaptación al cómic de la película (1999, guion de Henry Gilroy, dibujo de Rodolfo Damaggio), el cómic Episode I: The Phantom Menace ½ (1999, guion de Tim Truman, Henry Gilroy, Ryder Windham y Mark Schultz; dibujo de Steve Crespo, Martin Egeland, Robert Teranishi y Galen Showman), el cómic Episode I: Anakin Skywalker (1999, guion de Timothy Truman, dibujo de Steve Crespo), la novela breve Star Wars Episode I Journal: Queen Amidala (1999, Jude Watson), y más tarde, el encuentro se narra en The Rise and Fall of Darth Vader (2007, Ryder Windham).

Como explica Insider, en la película Anakin sólo dice que los ángeles son las criaturas más hermosas del universo y viven en las lunas de Iego, "creo". En la novelización el diálogo se expande para añadir que son buenos, amables y lo bastante hermosos para hacer llorar como un niño pequeño al más endurecido pirata de especia; aparentemente esto es Radio Macuto y no se debe tomar literalmente . Padmé dice entonces que nunca ha oído hablar de los ángeles, y Anakin insiste en que ella podría ser un ángel, aún sin saberlo.

El cómic Episode I: Anakin Skywalker muestra la primera imagen de un ángel, aunque en este caso es impreciso: Anakin se imagina a un ángel mientras fantasea sobre sí mismo como jedi. Entonces Watto le llama para que le ayude con sus clientes. En ese cómic, el primer momento en que Anakin ve a Padmé (y la toma por un ángel) es en el exterior de la tienda; mientras que, en la película, claramente están bajo techo.

Durante bastante tiempo, los materiales que mencionasen a los ángeles fueron sutiles y jugaron con el hecho de que los ángeles y Iego se conociesen sólo tangencialmente, como el artículo "Unseen Planets of Episode II" de Daniel Wallace en Star Wars Insider Nº 80 (2005), o con el aspecto mitológico, como el ya mencionado Insider Nº 56. Este último se explaya con la capacidad de los ángeles para hacer llorar a los pilotos y la compara con las sirenas de Antemoesa que, según Hesíodo, cantaban de un modo que enloquecía a los marinos, haciendo que sus navíos se estrellasen para que ellas pudiesen devorar a los supervivientes. Wallace menciona también la Odisea de Homero, pero admite que sólo está especulando y que los ángeles de Star Wars no tienen porqué ser malvados.

Los ángeles se explayan por primera vez en el juego de rol Geonosis and the Outer Rim Worlds (2004, Craig Robert Carey, Jason Fry, Jeff Quick, Jeffrey Quinn y Daniel Wallace), que es el primero en identificarlos con el nombre de Diathim. Un fragmento de ese texto se publicó online en la web de Wizards of the Coast el 26 de febrero de 2004 como avance, con parte de la multimedia que aparecería en el libro (La foto del planeta, sólo que sobre una imagen cuadrada; y la imagen de un ángel; pero no el mapa de Iego ni la imagen de un Duinuogwuin).

Geonosis trae reglas de juego de rol para los ángeles (diathim) y los demonios (maélibi), pero no son posibles personajes jugadores porque se usa una plantilla para animales: Los diathim son "animales de manada" que viven en el vacío, y los maélibi son depredadores del desierto. El libro presenta también a los duinuogwuin (elegibles como personajes jugadores); la habilidad de Conocimiento sobre Iego (que tienen Darubang Yosa y Flax'Supt'ai); e ideas de aventuras: Se sugiere que los jugadores puedan aliarse con Darubang Yosa y su tribu para luchar con otras tribus por el control de la Dispersión, o para viajar más allá del territorio de los demonios y reunirse con Flax'Supt'ai.

La etimología usada en el libro es un poco peregrina. La palabra "Extrictarium" podría venir del verbo latino "extrico" (liberar); que en segunda persona de presente de pasiva es "extricaris, extricare" (nunca "extrictare"); o quizá de "extractum", que significa "extracto" en el sentido farmacéutico. Se le añade el sufijo -ium usado inicialmente para formar nombres abstractos o grupos (desidero, "desear"; desiderium, "ansia"); y actualmente para formar elementos químicos. Por otro lado, la nave de Coli Carinth se llama Archai en el original, que se traduce como arché. "Arché", del griego άρχή, es un concepto fundamental filosófico de la Antigua Grecia que se refiere al comienzo del universo o primer elemento de todas las cosas.

Este trasfondo es referenciado en The Complete Star Wars Encyclopedia (2008, vv.aa.), que tiene siete artículos a este respecto. El artículo sobre los ángeles se ilustra con una foto del encuentro entre Anakin y Padmé en La Amenaza Fantasma. Hay también un artículo sobre la nave de Anakin Skywalker, Ángel Azul. El nombre original, Azure Angel (que se traduciría con más precisión como "Ángel Azul Celeste") fue elegido por Leland Chee, designado "Guardián del Holocrón" por LucasFilm, basándose en los Blue Angels (ángeles azules), escuadrón oficial de demostración de vuelo de la Armada de los Estados Unidos. Otros nombres considerados fueron Cerulean Angel ("ángel cerúleo), Cobalt Angel ("ángel azul cobalto") y Teal Angel ("ángel verdeazulado").

El posterior juego de rol Star Wars: Edge of the Empire de Fantasy Flight Games sólo incluye Iego en el mapa de la galaxia en el Core Rulebook (2013, John Dunn y Tim Huckelberry, con Sterling Hershey).

Más tarde, Tim Veekhoven y Kevin Beentjes publicaron en su blog oficial el artículo en dos partes Drawing from the Imagination: Mythological Creatures in Star Wars (2013), hablando sobre la influencia de leyendas de la Tierra en Star Wars. En la segunda parte, relacionan a los ángeles y demonios de Star Wars con sus homónimos principalmente de las religiones abrahámicas, explicando que los ángeles son seres celestiales y que, a menudo en forma de espíritus de guía, conectan cielo y tierra, representados como humanos con alas emplumadas vestidos con togas fluidas (aunque las descripciones en la Biblia son más complejas, y menos aptas para el arte renacentista); y también habla de los demonios como espíritus malévolos, mencionando a los ángeles caídos y a Satán.

Todo lo cual es muy interesante, pero vamos a remontarnos unos añitos. He dejado esto para el final porque tendré que explayarme con el material derivado de esta aparición: Los ángeles aparecen de forma clara en un episodio de los dibujos animados Star Wars: The Clone Wars (2008-2020 si consideramos la última temporada). Salen en el episodio 1x18 "El misterio de las mil lunas" (2009, Jesse Yeh), y la actriz Catherine Taber pone la voz original del ángel (y de Padmé en el mismo episodio; Taber también había sido la inolvidable voz de Mission Vao en el igualmente imborrable videojuego Caballeros de la Antigua República de 2003). En el doblaje al español, el planeta se pronuncia "Aiego", aunque en la película La Amenaza Fantasma, Anakin dice claramente "Iego".

La web oficial de Star Wars daba una guía de cada episodio de la serie. En este caso, Iego aparece en el video de anuncio y los ángeles son descritos en un featurette narrado por Dave Filoni, en que afirma que George Lucas había participado mucho en el diseño de los ángeles. En el resto de la guía, se indica que el ángel pasó por varias revisiones, algunas de aspecto más humano. Filoni también muestra los cañones de Iego, las plantas reeksa atacando y el xandu volador, y cita el piropo de La Amenaza Fantasma. Después se añade que el xandu iba a ser devorado por las reeksa, y que la ciudad de Cliffhold estaba basada en diseños de Doug Chiang para La Amenaza Fantasma, incluyendo pintadas en aurebesh con dibujos de droides y clones y el texto "Kristal Skull" (Calavera de Cristal, posiblemente una referencia a la película Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal, 2008, Steven Spielberg).

Una versión retocada de esta guía, mostrada también en la web oficial, The Clone Wars Episode Guide decía que algunos asteroides de Iego fueron reaprovechados en el episodio posterior 3x18 La Ciudadela (2011, Kyle Dunlevy) como rocas re-texturizados para orbitar Lola Sayu.

El libro The Art of Star Wars: The Clone Wars (2009, Frank Parisi y Gary Scheppke) muestra conceptos tempranos de los ángeles firmados por "Sze" (Jackson Sze) y de Iego visto desde el espacio.



Diseño de ángel por Sze.

El arco argumental de Iego visto en el episodio tuvo una continuación en la web de Star Wars.com, en que también aparecía Jaybo Hood. El webcomic The Clone Wars: Hunting the Hunters (Part III) (2009, Pablo Hidalgo) planteaba en ocho páginas una nueva amenaza, que se continuaba en el juego flash Droids Over Iego (2009). En el juego, el jugador manejaba a un piloto clon que pilotaba su V-19 entre asteroides, destruyendo armas enemigas y restos de la red láser, y recogiendo iconos que mejoraban las capacidades de su nave. También podía acceder a un nivel de bonificación oculto para obtener puntos y mejoras adicionales. Tras ocho minutos, el juego terminaba y daba acceso a una página extra de la historia.



El juego Flash.

En otro videojuego, Star Wars: Knights of the Old Republic II: The Sith Lords (2004, Obsidian Entertainment y LucasArts), había un easter egg: Si completabas la historia en el lado luminoso una vez, y después en el lado oscuro, y entonces elegías un personaje jugador femenino que estuviese en ropa interior la primera vez que encontrabas a Atton Rand, éste te intentaba saludar con el piropo del ángel.

Y después de esta pequeña nota jocosa, vamos a echar un vistazo a los fallos de continuidad relativos a Iego:

Unseen Planets of Episode I dice que Iego está más allá del Borde Exterior. Sin embargo, Legacy Era Campaign Guide (2009, Rodney Thompson, Sterling Hershey y Gary Astleford) y The Essential Atlas (2009, Jason Fry y Daniel Wallace) ubican Iego claramente dentro del Borde Exterior.

Legacy Era Campaign Guide también dice que Iego tiene el apodo "sistema de las mil lunas", pero escribe mal la palabra "apodo" en inglés: Es "moniker" o "monniker", y el texto dice "miniker".

Geonosis and the Outer Rim Worlds (y su preview online) describe Iego como un sistema. Legacy Era Campaign Guide confirmó que no era un sistema, pero se usaba el término de forma incorrecta.

El número de lunas de Iego era confuso. The Essential Atlas y The Complete Star Wars Encyclopedia (artículo de Iego) dicen que eran mil. Geonosis and the Outer Rim Worlds (y su preview online) y Legacy Era Campaign Guide dicen que eran cuarenta y dos, con Legacy especificando que se decían "mil" por error.

En la novela Laberinto del Mal, el nombre del planeta se escribe Viago: Anakin había creído que Padmé era un ángel venido de las Lunas de Viago.

Esto no es una incongruencia, pero es un detalle a comentar: Geonosis and the Outer Rim Worlds presenta ideas para aventuras que se pueden adaptar teóricamente a cualquier fecha. Una de las ideas incluye a Coli Carinth, que lleva a los personajes a Iego desde su carguero YT-1300. El carguero YT-1300 se introdujo en 72 ABY según The Essential Guide to Warfare, así que, canónicamente, las aventuras con Coli Carinth tuvieron lugar en esa fecha o después (aunque el director de juego puede cambiar la historia en su propia partida simplemente dando a Carinth otro modelo de nave).

Aunque Geonosis and the Outer Rim Worlds presenta a ángeles y demonios con fichas de animales e inteligencia inferior a la de un humano medio, el artículo de Iego en la Encyclopedia y Drawing from the Imagination confirman que los ángeles son seres inteligentes.

Geonosis and the Outer Rim Worlds también dice que los ángeles no hablan, pero en el dibujo animado "El misterio de las mil lunas", un ángel habla con Obi-Wan Kenobi.

Ahora hablaré de los demonios o maélibus (singular "maélibi", siguiendo la normativa latina pero con tildes españolas). En primer lugar, Drawing from the Imagination tiene una errata y dice en una ocasión "Mealibus" en vez de "Maelibus".

¿Son los demonios conocidos o no? Geonosis and the Outer Rim Worlds (y su preview online) dice que sólo un puñado de personas conoce siquiera a los demonios, y la mayoría se niegan a hablar de ellos, excepto los borrachos y en susurros. Geonosis and the Outer Rim Worlds, en la sección que no se repite en la preview, dice que, en general, sólo los náufragos en la superficie de Iego conocen a los demonios, contradiciéndose a sí mismo. Legacy Era Campaign Guide, en la página 108, dice que la gente en general cree que Iego es el hogar de especies conocidas como ángeles y demonios.

Geonosis and the Outer Rim Worlds describe los poderes sobrenaturales de los demonios, incluyendo capacidades de la Fuerza de general ilusiones y el poder del lado oscuro de usar el miedo de su víctima contra él; pero niega explícitamente que los demonios puedan controlar las mentes de sus víctimas. Drawing from the Imagination dice sin embargo que las canciones de los demonios perturban las ondas cerebrales de sus presas y les hipnotizan.

Geonosis and the Outer Rim Worlds también dice que los demonios se alimentan una vez al año... pero el mismo libro confirma que no hay "años" en Iego porque no orbita una estrella, algo que se confirma en The Essential Atlas. La gente ni siquiera envejece en Iego; los años no pasan por ellos. Supongo que se referirán a la duración estándar de un año.

En los cómics de Star Wars: Legacy: Loyalties, es de noche en Iego cuando Azlyn Rae se revela. Sin embargo, Atlas y Legacy Campaign Guide dicen que no anochece en Iego.



© S I T H N E T

Sección creada por Skippy Farlstendoiro y Al Noah para SithNET
Prohibida la reproducción total o parcial sin el consentimiento de los autores.

Aquí puedes encontrar todas las fuentes consultadas en la elaboración de este artículo.

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