Este chatarrero toydariano de 1.37 m. de estatura es indudablemente
el más popular de su especie, debido a su relación directa
con un niño que después se convertiría en Lord Darth
Vader. ¿Pero qué convirtió a Watto en la persona a
la que Anakin Skywalker conoció?
Watto nació en Toydaria, y al alcanzar la mayoría de edad
combatio en las guerras estacionales como parte del Ejército Confederado
de Ossiki, que se caracterizaba por utilizar guerra química para
envenenar los depósitos de comida de los rivales bajo el lema "Si
no podemos tenerla, nadie la tendrá". Su característico colmillo
roto es un recuerdo de estos combates, así como una cojera en una
de sus piernas. Se retiró del servicio activo y viajó a Tatooine
para montar su propio negocio de chatarra: Watto siempre había tenido
una excelente memoria que le permitía seguir el rastro a casi cualquier
inventario, por grande que fuese.
Watto tenía familia en Tatooine, pero eligió no mantener
el contacto con ellos, temiendo que explotasen su generosidad.
Malhumorado y avaricioso, Watto aprendió rápidamente el
idioma huttés, y consiguió que un grupo de jawas
poco escrupulosos le enseñasen las reglas del comercio y los altercados;
fue entonces cuando comprendió las ventajas de negociar con forasteros,
más fáciles de timar. Más tarde, Watto empezaría
a protestar diciendo que los jawas pretendían robarle todo cuanto
tenía.
Pronto empezó a montar su propia chatarrería. En homenaje
a su mundo natal puso un tejado en forma de campana sobre el domo de su
tienda; en el ápice hay una cómoda percha no muy distinta
a los nidos de estiércol de Toydaria.
Consiguió que su chatarrería, cerca de las afueras de
Mos Espa, estuviese increíblemente bien abastecida para ser un pequeño
comerciante. La tienda esta desordenada y oscura, y el dependiente, Watto,
es grosero y mal afeitado, y sólo aceptaba moneda local, normalmente
mucha, u ocasionalmente un trueque abusivo (La moneda de la República
era difícil de cambiar en un mercado controlado por los hutts).
El éxito de Watto se debe a la variedad de maquinaria que tiene,
habitualmente obtenida por medios poco ortodoxos. Otras posesiones que
Watto valoraba incluían un bastón bastante hortera y una
pipa de aceite shisha.
Cierto es que mucha gente considera que Watto no es agradable, y él
debería ser muy necio para no haberlo observado. Sin embargo, poco
le preocupaba esto: A él le parecía más importante
destacar en el negocio de la venta de chatarra, no en el de la popularidad.
Ya era bastante difícil destacar y sobrevivir en un entorno controlado
por los hutts, y él consideraba que su poco éxito se debía
a su propia mala suerte y, sobre todo, a la incompetencia de los demás.
Sin embargo, Watto tiene un importante vicio que afecta notablemente
a sus beneficios: El juego. Al toydariano le encanta apostar, sobre todo
en las carreras de vainas que tienen lugar en Tatooine, aunque no descarta
otras apuestas.
Watto ganó una apuesta sobre el resultado una carrera de vainas
a Gardulla la Hutt
y obtuvo como beneficio dos importantes esclavos, Shmi Skywalker y su hijo
Anakin, de tres años (Algunas fuentes sugieren que Gardulla se los
vendió). No está claro qué labores realizaba Shmi
para Watto, pero se sabe que Watto utilizó a Anakin, a quien llamaba
despectivamente "peedunkel", para mantener su tienda. Anakin demostró
un gran talento para reparar maquinaria, hasta el punto de obtener reputación
de ser capaz de arreglar cualquier cosa, y eso le gustó mucho a
Watto.
Escucha a Watto
Que el chico mantuviese funcional su maquinaria era muy importante para
los ingresos de Watto, y éste a cambio se comportó como un
amo justo con los Skywalker. Ambos humanos habitaban en una vivienda de
esclavos, una sección pobre de Mos Espa diseñada para ser
barata, temporal y abandonada rápidamente. La cabaña de los
Skywalker era un conglomerado de tres unidades pequeñas, y por tanto
más grande que la mayoría, pero no por generosidad de Watto:
En realidad, Watto no podía permitirse más esclavos. Pero
Watto tampoco era demasiado partidario de la esclavitud, y se comportaba
mejor que la mayoría de los amos que puede tener un esclavo: Les
permitía tener intimidad e incluso algunas posesiones, y no se sabe
que les haya maltratado nunca.
Anakin demostró otro talento muy útil: Era un buen piloto
de vainas, y uno de los pocos humanos conocidos que se dedicaban a esta
actividad. Este don del niño estaba relacionado con su capacidad
para usar la Fuerza, un detalle que Shmi mantuvo en secreto para Watto.
Como quiera que el público general no asocia las carreras de vainas
con los humanos, Watto aprovechaba este hecho para ganar dinero de sus
rivales. Pronto descubrió que no debía apostar directamente
por Anakin, puesto que el chico no parecía ser capaz de terminar
una carrera con su vaina entera (o sin ella, ya puestos). Watto prefería
apostar por el dug Sebulba
cuando éste participaba en la carreras, porque ganaba más
a menudo.
No es el único piloto de vainas que se pasaba por allí,
y al menos otro, el piloto gran Mawhonic,
adquirió las piezas para mantener y mejorar su vaina en la tienda
de Watto; entre estas piezas estaban los impulsores secundarios que daban
a sus motores maniobrabilidad e impulso adicionales. Mawhonic no mostró
interés en unos motores Radon-Ulzer 620C, demasiado quemados incluso
según Watto, que después rescataría Anakin para montar
su propia vaina de carreras.
Anakin se hizo con más chatarra deshechada por Watto, incluyendo
unos acopladores de energía que su amiga Jira necesitaba para mantener
refrigerada la comida que vendía. Sin embargo, unos droides de boxes
defectuosos e incontrolables eran más de lo que incluso Anakin podía
aceptar; Watto engañó al devaroniano Vilmahr Grahrk para
que se los quedase como premio por una apuesta, haciéndole creer
que intentaba engañarle para que no se los llevase (Es complicado
de entender; más complicado fue para Grahrk librarse de los droides).
Watto no sólo trabajaba con vehículos y droides: También
compró una vez un cargamento de excedentes militares a Dreddon
el Hutt, entre los cuales había partes que Anakin usó en
su vaina.
Watto era poco popular en Mos Espa; existen pintadas subversivas que
le insultaban llamándole "viejo pájaro sucio". La autoría
de éstas se atribuye a Wald, un
esclavo rodiano de seis años amigo de
Anakin Skywalker. Sin embargo, Watto tenía amigos, entre ellos varias
personas ricas como el esclavista anx Graxol
Kelvyyn, Watto y él compartían palco a la hora de ver
las carreras de vainas; la opinión popular es que el palco privado
era de Watto.
Seis años después de que Watto se hubiese hecho con los
Skywalker, apareció el maestro jedi Qui-Gon Jinn intentando adquirir
las piezas que necesitaba para una nave espacial. Watto estuvo encantado
de atenderle, pero se enfureció al descubrir que Jinn sólo
poseía moneda de la República. Al negarse a aceptarla, Watto
obligó a Jinn a buscar una alternativa.
Jinn descubrió el modo de hacer que Anakin compitiese en la carrera
de vainas y, si el niño conseguía el dinero del premio, el
jedi le ofreció a Watto todo el premio salvo el precio de las piezas
que necesitaba; si el niño perdía, Jinn le ofrecía
su nave. Watto aceptó el trato, e incluso hizo otra apuesta con
Jinn: La libertad de Anakin contra la vaina del chico (que Watto creía
era de Jinn), apostando sobre el resultado de la carrera. Watto apostaba
por Sebulba; Jinn, por Anakin.
Al mismo tiempo, Watto hizo otras varias apuestas con más gente.
Kelvyyn apostó que Skywalker ganaría la carrera y que Sebulba
no marcaría un nuevo récord de velocidad. Watto sentía
que estaba ganando dinero fácil.
Pero Skywalker ganó la carrera, Sebulba no logró terminarla,
y las pérdidas se incrementaron. Watto intentó acusar al
jedi de hacer trampas, pero cuando el jedi sugirió llevar el caso
ante los hutts, Watto tuvo que admitir su derrota. Jinn vendió la
vaina de Skywalker a Sebulba ante los ojos atónitos de Watto, que
de haber sabido que iba a venderla, le habría hecho una oferta.
Gardulla la Hutt quería comprar a Anakin, pero el niño ya
no era propiedad de Watto. Watto contrató a unos matones para que
persuadiesen a Jinn de que dejase atrás al niño, pero este
plan fracasó.
Más aún: Watto perdió su dado de la suerte. Estaba
convencido de haberlo dejado en el suelo del hangar de las carreras de
vainas. Durante meses, preguntó a los que entraban en su tienda
si lo habían visto.
Watto nunca llegó a recuperarse realmente de las pérdidas
sufridas, aunque después de eso trató con más amabilidad
a Shmi. Incluso cuando la humana realizó una reparación equivocada
que antes le habría valido una ristra de insultos en huttés,
Watto se comportó silenciosamente: Su relación había
cambiado, y él no sabía cómo tratarla.
Seis años después de que Anakin se fuese, un granjero
de humedad llamado Cliegg Lars se enamoró de Shmi y se ofreció
a comprar su libertad, Watto aceptó: Él sabía que
Shmi sería feliz con Lars, y el dinero no le iba a ir nada mal.
Después, Watto supo que Lars se había casado con Shmi.
Cuatro años después de esto, tanto la salud como la fortuna
de Watto se habían deteriorado. Ahora era un anciano toydariano
que lamentaba las oportunidades perdidas, y no retenía ningún
esclavo. Entonces, su antiguo esclavo Anakin Skywalker volvió, convertido
en un padawan jedi. Watto se asustó inicialmente porque no quería
tener nada que ver con un jedi pero, cuando reconoció a su antiguo
padawan, estuvo encantado de ayudarle en lo que fuese (Intentó también
aprovecharse de él, por supuesto). Descubrió que Anakin buscaba
a su madre pero, como Watto ya no era su amo, sólo pudo decirle
a quién se la había vendido. Anakin partió en busca
de su madre, sin rencor alguno hacia un toydariano que, en realidad, le
había tratado mucho mejor de lo que cabría esperar de alguien
con su reputación. Volver a ver a Anakin recordó al ahora
anciano toydariano los viejos tiempos, que habían sido mejores,
cuando tenía su propio palco y miles de créditos de beneficio.

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fuentes consultadas en la elaboración de este artículo.
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