LOS OMWATI"Qwi, siempre fuiste tan brillante, pero en otros sentidos conseguías ser increíblemente densa".
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Allí evolucionó una especie cuasihumana que adoptaría el nombre de omwati. La mayoría de los omwati son esbeltos y algunos, sobre todo las mujeres, casi parecen frágiles o hasta etéreos. Es cierto que son menos resistentes que un humano. En realidad, son muy similares a los seres humanos, al punto que, sin una observación atenta, es posible hasta confundirlos. Un adulto puede medir entre 160 y 210 centímetros, aunque no es extraordinario que una mujer omwati, menos robusta que un varón, se quede en 149 centímetros. La principal diferencia con los humanos es la piel: Los omwati tienen la piel de algún tono del color azul. Normalmente es azul claro, y ayuda a darles aspecto delicado. Cuando el omwati se ruboriza o enfurece, la piel se oscurece a otros tonos pero manteniendo el color general. Los ojos de los omwati son muy grandes y les dan una visión excelente. Habitualmente también son de color azul, y a veces añiles.
La voz suele ser alta y sonar como una flauta. Algunos omwati tienen suficiente talento para que su habla emule el canto de un pájaro. Los rasgos faciales de los omwati son frecuentemente delicados y de aspecto infantil. Es fácil que un omwati tenga una cara pequeña y delicada, y se les ha comparado a pájaros y a hadas. Combinando esto con su color de piel y otros rasgos, los omwati tienen frecuentemente un atractivo exótico. Pero, pese a todas las diferencias, el aspecto y comportamiento de un omwati es totalmente humano. Según los estudios, los cerebros omwati son capaces de alcanzar grandes logros más allá de la capacidad humana. Sin embargo, si se presiona demasiado a un omwati preadolescente en un intento de pulir su creatividad y genio, entonces es fácil que la mente del chico se colapse bajo el exceso de presión. Los omwati envejecen un poquito más despacio que los humanos: La esperanza de vida de aquéllos es de ochenta y cinco años, en vez de los ochenta de éstos; y su adolescencia no empieza hasta los trece años, un año después que con los humanos. |
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Los niños omwati tienen un gran talento para retener información y aprender a procesarla. Con el empuje y entrenamiento adecuado, pueden llegar a convertirse en grandes expertos en un área, y la cultura omwati les da ese empuje y entrenamiento en forma de un sistema educativo excelente: Los omwati aprenden todo tipo de habilidades, tanto profesionales como artesanales, pero sobre todo intelectuales. Además, reciben formación técnica avanzada. No sólo el cerebro es cultivado, sino también el espíritu. Esto les da un atractivo abstracto que se advierte en su movimiento y fisionomía, más allá de la belleza intrínseca de sus rasgos. En su cultura, la familia es lo que más valoran, seguida por la amistad. Omwat no está cubierto por ciudades. Los omwati han construido asentamientos en forma de panal que consideran más eficientes. Existe un idioma de Omwat, el omwatés, que utiliza elegantes inflexiones tonales poco habituales. Su forma escrita usa letras que encajan entre sí como piezas de un puzzle, formando palabras que se leen en una caligrafía fluida. De todos modos, la mayoría de los omwati aprende también Básico, un idioma sencillo que dominan sin dificultad. La especie también sabe comunicarse con ordenadores, aunque en realidad el código fuente no les resulta especialmente cómodo. Por eso, en vez de utilizar palabras o frases, los omwati recurren a acordes musicales para hablar con máquinas. Los omwati han aprendido a utilizar la Fuerza. Ha habido caballeros Jedi omwati en tiempos de la Antigua República, chamanes en tiempos del Imperio, e incluso una tradición propia desarrollada en Omwat durante la Nueva República. |
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Los omwati evolucionaron en el planeta Omwat, desarrollando su propia civilización. Pronto descubrieron que había otras estrellas en el universo, y sin duda otros planetas. Los omwati no creían que hubiese vida, o al menos no vida inteligente, en ningún otro lugar. Pero, en algún momento del pasado remoto, Omwat fue visitado por naves de la Antigua República. Estos vehículos abdujeron a varios omwati, y estos individuos acabaron convirtiéndose en una próspera comunidad en Coruscant. De algún modo, la República perdió sus informes sobre Omwat, y los omwati perdieron o desestimaron sus informes sobre lo sucedido. Los omwati empezaron a construir ciudades parecidas a panales. En un momento temprano de su historia, Omwat se unificó con un único gobierno mundial. Esto evitó que hubiese guerras devastadoras en los siglos sucesivos.
Mientras tanto, la comunidad omwati que ya se había unido a la Antigua República prosperaba en los Mundos del Núcleo, y no sólo allí. Varios omwati se unieron a la Orden Jedi, destacando la maestra Tannis, directora de la Academia Jedi del planeta Teya cerca del año 4000 aY. Los niños de esta especie que recibían el estímulo adecuado conseguían alcanzar grandes proezas, según estudios poco conocidos al acceso de la familia Tarkin. Demos ahora un salto en el tiempo hasta los últimos años de la Antigua República, hasta c. 20 aY. Omwat recibió una nueva visita de las estrellas, un segundo primer contacto, si me permiten, con la comunidad galáctica. La sociedad omwati se asombró ante esta inesperada visita pero, una vez superada la sorpresa, recuperaron la compostura, invocaron sus modales y dieron la bienvenida al alienígena: El gobernador Wilhuff Tarkin. Tarkin comprendió rápidamente que los nativos de Omwat estaban emparentados con la comunidad de alienígenas de Coruscant. El político conocía la gran agudeza mental de los omwati coruscaníes, y había quedado impresionado por los grandes éxitos de hasta los niños. No les dijo a los omwati de Omwat que tenían primos en la galaxia, porque él esperaba sacar provecho de Omwat. En primer lugar, Tarkin entregó a los indígenas muchísima información sobre tecnología, cultura e historia (censurando adecuadamente las referencias a los otros omwati), satisfaciendo así la curiosidad de los semiprimitivos, y a la vez ganándose su confianza. Tarkin prometió que enviaría más naves en el futuro. Pero, en cuanto abandonaron Omwat, Tarkin explicó que sólo los otros comandantes de misión conocerían este planeta. Falsificó los informes y mantuvo en secreto el conocimiento de Omwat. Una década después, Wilhuff Tarkin, que contaba con la gracia del emperador de la galaxia, obtuvo el Dominio de los Territorios del Borde Exterior. Tarkin decidió que era el momento de aprovecharse de los omwati, y volvió al planeta Omwat. Empezó por constrir una residencia orbital que sirviese de academia, mientras sus diplomáticos embelesaban a los omwati con relatos de la sociedad galáctica. Entonces, Tarkin tomó la iniciativa: Puso una enorme nave de guerra en órbita, un destructor clase Victoria, y amenazó con bombardear desde allí las ciudades-panal de los omwati. Las condiciones de rescate serían estrictas: Los omwati realizarían exámenes de inteligencia y aptitud a todos los niños, por todo el planeta, y entregarían al Imperio a los que tuviesen puntuaciones más altas. Los omwati, atemorizados, aceptaron a desgana y ofrecieron cientos de niños a Tarkin. Pero, al mismo tiempo y en estricto secreto, empezaron a desarrollar naves para superar el empuje gravitacional de Omwat para llegar al satélite de Tarkin. Tarkin tomó a diez jóvenes niños omwati de diez años venidos de varias ciudades, entre ellos Pillik y Qwi Xux, y los ubicó en un intenso curso de dos años en la esfera de educación orbital, presionándolos al máximo. Los maestros estuvieron entre las mentes más grandes que Tarkin pudo encontrar, y se le daba bien encontrar a esa clase de personas: El doctor arkanianao Nasdra Magrody y su discípulo, el doctor Ohran Keldor. Para motivar a los alumnos, Tarkin prometió que se bombardearía la ciudad natal de todo aquel que suspendiese un examen, así fuese un examen parcial. Él en persona, adecuadamente uniformado, vigilaba estas pruebas y supervisó las represalias. Nueve de los alumnos suspendieron y fueron ejecutados. La única superviviente, y la que aprobó todo, fue Qwi Xux. Como premio, Tarkin mandó a la Doctora Xux a la instalación secreta de Las Fauces para que desarrollasen armas para él, bajo la tutela del gran ingeniero Doctor Bevel Lemelisk. Sin embargo, el Imperio listó a los diez niños como muertos en los archivos de la escuela, sin duda porque Tarkin quería mantener en secreto sus descubrimientos incluso para el emperador. Tarkin quería que los omwati desarrollasen armamento, en parte porque su bando, el Imperio Galáctico, estaba enfrentado a la Alianza Rebelde. Tarkin utilizó una superarma de diseño omwati, la Estrella de la Muerte, en un ataque contra su enemigo. Pero los rebeldes lograron destruir el arma, matando en el proceso a Tarkin y a muchos de sus socios más directos. Omwat volvía a ser un secreto olvidado, y la academia orbital fue abandonada poco después de la batalla de Yavin. Finalmente, los nativos de Omwat perfeccionaron su tecnología espacial y llegaron a la academia orbital de Tarkin. Descubrieron que, según los datos disponibles, los diez niños que habían estudiado allí estaba muertos. Sin embargo, los omwati habían aprendido a desconfiar del Imperio y no creyeron esto.
La construcción se completó en el 14 dY. Los omwati construyeron sus primeras naves estelares y entraron en la galaxia violentamente: Aterrorizaron varias colonias pequeñas y puestos de reabastecimiento cercanos a Omwat en su búsqueda. La Nueva República observó lo que sucedía en el Borde Exterior. Finalmente, los diplomáticos neorrepublicanos contactaron con los exploradores omwati. Los omwati explicaron su historia, y la Nueva República documentó otra atrocidad imperial. Por otro lado, la comunidad omwati de Coruscant (un planeta que por cierto pertenecía a la Nueva República en ese momento) leyó estas noticias y contactó con el planeta Omwat para dar la bienvenida al mundo de sus antepasados con los brazos abiertos. El choque cultural fue finalmente menor. Los omwati empezaron a recorrer la galaxia en esos tiempos. Habitualmente lo hacían de modo pacífico; pero algunos omwati estaban buscando desesperadamente a los niños perdidos. Sin duda recibieron noticias de Qwi Xux, que había desertado del Imperio y se había unido a la Nueva República, alcanzando un estatus de semicelebridad. Omwat empezó a desarrollar su propia tradición de la Fuerza, basándose en documentos que el equipo de primer contacto de Tarkin había proporcionado. Esta organización estaba activa en el año 25 dY, cuando empezó la invasión de los yuuzhan vong. |
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El niño omwati de Belsavis: Este omwati vivía en la ciudad de Plawal (Belsavis) en tiempos del jefe Nubblyk el Slyte. El omwati tenía aspecto infantil que le asemejaba a un hada azul, pero sus ojos eran los de un anciano. Su voz era alta, dulce y parecida al sonido de una flauta. El omwati afirmaba haber tenido una amiga cazadora de tesoros con equipo avanzado. Esta mujer había estado con Drub McKumb cuando Nubblyk estaba buscando a su colaborador Mubbin Whífido, y tanto ella como McKumb desaparecieron misteriosamente. El omwati pensaba también que, cuando Nubblyn abandonó el planeta afirmando que le perseguía la Mano del Emperador, Mubbin no le creyó. Sin embargo, el sucesor de Nubblyk, Bran Kemple, no compartía las opiniones del omwati. Esto no impidió al omwati contárselas, en el 12 dY, a Han Solo cuando éste visitó Belsavis. El omwati habló a Solo sobre la Señorita Roganda (en secreto Roganda Ismaren, Mano del Emperador), que en ese momento vivía en la antigua casa de Nubblyk. El chamán omwati: La persona conocida únicamente como el chamán omwati era un nativo de Omwat y el líder de una banda de contrabandistas en Naboo en los tiempos de la Guerra Civil Galáctica. Hacían contrabando de extrañas medicinas ceremoniales, incluyendo hierbas locales y órganos de animales salvajes, que después vendían a culturas primitivas del Borde Exterior. Sus clientes creían que estos artículos tenían propiedades místicas. Mediado el año 1 dY, agentes del puerto espacial de Kwilaan (en Keren, Naboo), vieron al chamán entrando en una base fortificada. Informaron de ello a su jefe, y éste contrató a un equipo independiente para atacar la base. El chamán consiguió huir y cambió su modus operandi: Secuestró a una niña de un asentamiento rural. La comunidad de la pequeña, la policía local y las Reales Fuerzas de Seguridad de Naboo peinaron la zona y acabaron encontrando varias posibles guaridas donde el chamán podía ocultarse. las RFS contrataron entonces a agentes libres para atacar estos puntos. Bleth Fahr: Este omwati de pelo blanco y rasgos delgados había sido un jedi en los últimos años de la Antigua República. No era físicamente muy poderoso, pero era astuto e inteligente y se movía con velocidad. Además, aprendió a utilizar los poderes de la Fuerza para mejorar sus capacidades de lucha. Fahr se unió a Los Creyentes, una secta del lado oscuro surgida en el sistema Cularin. Los Creyentes creían que la Fuerza debía ser usada casi en todo momento, y consideraban que sólo ellos eran buenos y puros. Adaptándose a su nuevo grupo, Fahr se hizo con togas negras y una pistola bláster. Además, consiguió un sable láser violeta de entrenamiento que había sido forjado por el maestro Mace Windu; Windu, al dejar de necesitarlo, prestó el arma al padawan de otro Jedi, pero el chico murió y el sable pasó de mano en mano hasta llegar a Fahr. En el año 32 aY, la Academia Jedi de Almas, en el sistema Cularin, descubrió un cristal multifacetado que irradiaba el lado oscuro de la Fuerza en las ruinas de una fortaleza sith. El director de la Academia, Lanius Qel-Bertuk, deseaba enviar el objeto (llamado Pulas) a Coruscant para ponerlo bajo la custoida del Consejo Jedi. Temiendo con motivo que los Creyentes hubiesen descubierto su objetivo y quisiesen detenerle, Qel-Bertuk organizó un viaje masivo de cientos de naves independientes de amigos de la Academia, cada una de las cuales llevaría una caja sellada de hierro mandaloriano a Coruscant; Qel-Bertuk introduciría en una de las cajas el Pulas, pero no diría en cuál. Qel-Bertuk aprovechó al menos parte de las otras cajas para transportar piezas de Conkesta, una ciudad flotante creada por el jedi oscuro Karae Nalvas en el cercano planeta Dorumaa y destruida por sus aliados; estas piezas también tenían una carga importante del lado oscuro. Es'Loma, una tarasina miembra de la secta local de brujas llamada Wyrd, contactó con Fahr y con un delincuente Creyente llamado Malyas. Es'Loma pretendía unirse a una de las tripulaciones y robar la caja que llevasen: Cuando aterrizasen en Coruscant, Es'Loma distraería la atención de los tripulantes y del jedi que fuese a recibirles, arrojándose desde la plataforma (para ser recogida en un speeder pilotado por Malyas); aprovechando el momento, unos sicarios seguidores de Fahr pillarían al grupo por sorpresa, les derrotarían y se llevarían la caja. Fahr y Malyas aceptaron el plan. Fahr consiguió entonces un grupo de matones, y también una guarida semisecreta bajo el bar Saludi's, en la Ciudad Subterránea de Coruscant. La base era una cueva artificial amplia y fácil de proteger, pero el secreto no era total porque los parroquianos veían entrar a los Creyentes. Es'Loma se unió a la tripulación de San Herrera, Nia Resto y el wookiee Wojarra. Cuando aterrizaron en Coruscant, fueron recibidos por el jedi bothan Nysis Belzara. Es'Loma, una alienígena semiprimitiva, fingió sentirse abrumada por la ecumenópolis y se lanzó, efectivamente haciendo que todos se girasen a mirar. Los sicarios de Fahr, preparados, abrieron fuego matando al bothan, aturdiendo al wookiee e incapacitando al resto. Se llevaron entonces la caja a la guarida. Sin embargo, la tripulación de otra nave enviada por Qel-Bertuk descubrió lo sucedido poco después, y rastrearon a Es'Loma hasta Saludi's. Fahr intentaba abrir la caja cuando entraron los intrusos. Fahr y sus aliados empezaron el ataque. Fahr hizo frente a los intrusos atacando con su sable láser, pero teniendo mucho cuidado de no matar a nadie: Él no era realmente malvado y, como antiguo jedi, comprendía el valor de la piedad incluso como arma. Además, prefería intentar atraer a los enemigos a su bando. Aleema Finn: Esta omwati vivía en Coruscant en el año 18 antes de Yavin, justo después de las Guerras Clon. Ella estaba casada con Kodo Finn, un coordinador de tráfico comercial. Mientras regresaban a su casa después de una velada, los Finn fueron atacados por pandilleros, y rescatados por tres jóvenes jedi fugitivos del Imperio. Kodo resultó herido en el enfrentamiento, y los Finn fueron al hospital. Allí, Aleema informó a las autoridades de lo sucedido mientras Kodo estaba inconsciente. Gracias a este informe, que fue emitido en las noticias, el recién formado Despacho de Inteligencia Imperial y sus socios de la Inquisición descubrieron una valiosa pista sobre los jedi a quienes perseguían. Aleema, llorosa, veló a su marido mientras éste se recuperaba. Poco después, dos de los jedi que la habían salvado se personaron en el hospital y llamaron a la ventana, sorprendiendo a la omwati. Querían hablar con la señora Finn, y ella no se opuso porque no tenía nada que ocultar. Los jedi, por el contrario, sospechaban que el ataque no había sido fortuito, sino premeditado por el crimen organizado.
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Qwi Xux tenía unos ojos grandes y anchos, de un color más oscuro que su piel y que ha sido identificado con el azul oscuro y el añil. Xux parpadeaba rápidamente y, por el tamaño y forma de sus ojos y su costumbre de absorber los detalles de todo a su alrededor, tenía una expresión que se interpretaba como perpetua sorpresa y asombro. En realidad eran ojos muy eficientes y con mejor visión que un piloto espacial. El pelo de Qwi Xux era perlescente, suave y muy delicado y tenue, con el aspecto de hebras blancas hechas de plumas, trozos de cristal girados, o una brillante cascada de plumón delicado cayendo sobre sus hombros. Las cejas tenía este mismo color. El cabello de Xux destellaba reflejando la luz. Con respecto a su voz, era aguda y de tono alto, y sonaba como un silbido o el canto de un pájaro. Su risa era especialmente musical, pero cuando ella realmente se sorprendía, el sonido se volvía cacofónico. Además de todo esto, Xux era una mujer menuda de cara delicada y pequeña. Tenía brazos delgados y unas manos delicadas con largos dedos que parecían fuera de lugar sosteniendo un arma (aunque ella llevaba un bláster pequeño consigo). Tenía costumbre de encogerse de hombros varias veces, sobre todo si se sentía indefensa. Se la ha comparado con un ave por su cabello y, por su delicadeza y aspecto frágil, con un etéreo fantasma hecho de música. Qwi Xux era una mujer bastante ingenua, pero indiscutiblemente brillante: Su capacidad de análisis creó grandes prodigios de ingeniería usando, para introducir datos, un teclado musical especial. Le fascinaba la investigación y el desafío de enfrentarse a un problema teóricamente irresoluble. Por ello se centraba totalmente en su trabajo de investigación, ignorando las necesidades de las personas en su entorno. Al hablar con otros, parecía siempre ausente, como si sólo dedicase un poco de su atención a los detalles de la conversación mientras su mente se dedicaba a otra cosa. Aunque la sociabilización era aceptable, a Xux le desagradaba especialmente hablar en público. Xux tenía una excelente memoria, no necesitando nunca el reaprender una cosa. Ella también valoraba el libre acceso a la información, para permitir que las generaciones venideras accediesen a ésta. Qwi Xux tenía potencial para convertirse en jedi, pero nunca aprendió habilidades de la Fuerza. Qwi Xux nació en una de las ciudades en forma de panal del planeta Omwat, en el Borde Exterior, 12 años antes de la batalla de Yavin. Siendo ella muy joven, el moff Wilhuff Tarkin, gobernador imperial del sector Seswenna, quiso aprovecharse de la capacidad de los niños omwati para alcanzar grandes cotas mentales. Bajo coacción, Tarkin ordenó a los omwati que hiciesen pruebas de aptitud mental a sus hijos y le entregasen los más prometedores. Qwi Xux estaba en este grupo. En 2 aY, Qwi Xux y otros nueve niños omwati de diez años, entre ellos Pillik, fueron enviados a una academia imperial en la órbita de Omwat; por entonces, los omwati no tenían tecnología para alcanzar este lugar o liberar a sus niños. Xux y los otros alumnos fueron sometidos a un agotador programa de entrenamiento durante dos años: Tarkin pretendía no sólo instruir a los muchachos en el campo de la ingeniería, sino también llevarlos al límite y averiguar dónde se rompían durante un curso de dos años. Uno de los maestros era el arkaniano Nasdra Magrody, tan hermético en su búsqueda del conocimiento que se negaba a plantearse las consecuencias políticas de sus actos. El mejor alumno de Masgrody, Ohran Keldor, se había unido a él como profesor en el mismo sitio, y ambos dieron clase a Xux. Tarkin indicó a los alumnos que, en caso de que suspendiesen cualquier examen parcial, su destructor clase Victoria arrasaría la ciudad natal de ese alumno, asegurándose especialmente de la muerte de su familia, y el alumno sería ejecutado; tal sucedió con Pillik. Tarkin estuvo presente durante algunos de estos exámenes, que en realidad eran retos que las mejores mentes del Imperio habían sido incapaces de superar. Ante este incentivo, Xux, impresionada por las hogueras visibles desde la órbita, aprendió a centrar toda su concentración en el problema abstracto y no distraerse con ideas como solidaridad: Su propia supervivencia, y la de otros miles, dependía de resolver el problema. Pronto dejó de preocuparse de las consecuencias de sus desarrollos. Xux no recibió entrenamiento en biología para que su mente se centrase en física, matemáticas e ingeniería; y destacó en esta última y en diseño. Sus talentos incluían estaciones de combate, naves comandantes, cazas estelares, artillería naval y, en menor medida, informática, desarrollo de ordenadores y tecnología de droides.
Xux fue la mejor de su clase, la única que superó el entrenamiento completo y la única superviviente. Sin embargo, el Imperio listó en sus archivos de la Academia que los diez niños habían muerto, seguramente porque Tarkin quería mantener a Xux en secreto. Tarkin premió a Xux con un puesto en su jerarquía personal. La llevó a la Instalación de las Fauces, un centro de investigación ultrasecreto que ni siquiera el emperador conocía, en una red de asteroides cercana a Kessel y bajo el mando directo y absoluto de Tarkin. Allí Tarkin puso a Xux bajo la tutela del gran ingeniero Bevel Lemelisk. Xux demostró estar entre los científicos e ingenieros más importantes de la instalación, todos los cuales habían sido elegidos de modos similares por su talento extraordinario. Xux destacaba incluso entre éstos, y por ello tuvo un laboratorio en el asteroide principal, al igual que otras luminarias como el científico jefe Tol Sivron y Paldis Doxin. Rara vez Xux entraba en uno de los cuatro destructores estelares que protegían la instalación. Vivió casi todo el tiempo en entornos cerrados, lejos de flora y fauna salvajes. Qwi Xux descubrió que, en las Fauces, la información estaba a disposición de quien la necesitase, y firmó gustosa un fuero según el cual ella seguiría esa política. Ella no solicitaba datos que no fuesen relevantes para su trabajo (algo que consideraba un desperdicio), pero le satisfacía saber que tenía todo lo necesario a su alcance. En realidad, la jefa de seguridad de la base, Almirante Natasi Daala (que no tenía conocimiento directo de Xux), censuraba estrictamente cierta información confidencial antes de permitir a los científicos acceder a ella. De servicio, Xux llevaba un blusón holgado, una placa con su foto, hologramas para abrir puertas y pronto desarrollaría un aparato que combinaba el bloc de entrada de datos con un teclado musical para usarlo como interfaz: Le gustaba hacer cálculos musicales, y a veces rompía contraseñas como reto. Al principio de su carrera en Las Fauces, Lemelisk y su ayudante jefe Xux trabajaron duro para desarrollar el concepto y prototipo de la Estrella de la Muerte, un arma con un poder absoluto bajo las órdenes de un único comandante. Xux, que diseñó y perfeccionó entre otras cosas el sistema de armas, estaba convencida sinceramente de que la Estrella de la Muerte serviría para romper sólo planetas muertos y así permitir la minería directa de los valiosos y difícilmente accesibles metales pesados del núcleo. Lemelisk consideraba a Xux una mujer brillante, pero muy ingenua. Cuando Lemelisk y Xux terminaron los planos y el prototipo de la Estrella de la Muerte, Tarkin condecoró a ambos y al administrador Sivron por su logro. Tarkin se llevó entonces a Lemelisk para construir la versión operativa y dejó atrás a Xux para que creasen nuevos y mejores conceptos. Xux no volvió a ver a Tarkin nunca, y tardó años en volver a ver a Lemelisk, pero no le importaba nada: Le habían dado órdenes de desarrollar nuevos conceptos y se sentía totalmente absorbida por la idea. Xux empezó a trabajar en un software que le permitía componer música a la vez que investigaba, y así dio rienda suelta a su creatividad. Durante este tiempo, no confraternizó con sus compañeros. Mientras tanto, se dedicó a un nuevo proyecto: Tomando como punto de partida los hornos moleculares, Xux quería crear máquinas autónomas que tomarían materias primas de la superficie planetaria donde estuviesen, la enviarían a fábricas de abordo en su interior y producirían máquinas útiles. Nuevamente en la inopia, Xux creía que su invento peinaría asteroides o mundos estériles y obtendría una valiosa producción sin polucionar planetas habitados. En realidad, los Devastadores de Mundos tenían fines militares, y el equipo de las Fauces, orgulloso de la idea, se la presentó a Tarkin poco después. Tarkin también la aprobó. Poco después, Tarkin utilizó la Estrella de la Muerte para destruir el planeta Alderaan, y a continuación murió en la destrucción de la estación de combate por un ataque rebelde. El Imperio de todos modos utilizaría los Devastadores de Mundos diez años después, pero en Las Fauces nadie sabría de eso. El proyecto que Xux desarrolló en ese tiempo fue un caza con un blindaje cristalino cuántico que resistiría casi cualquier daño; y que de todos modos llevaría armas de a bordo. Este pequeño diseño, el Aplastador de Soles, llevaría proyectiles de resonancia modulada que, al lanzarse contra una estrella, la convertirían en supernova y aniquilarían todo el sistema planetario. Para la directora del proyecto Xux esto era poco más un ejercicio para ver si podía hacerlo, un ejercicio en el que cada una de las innovaciones costaría tanto como el superláser de la primera Estrella de la Muerte (si bien prescindiría de sofisticación en lo innecesario; se accedía al interior por una escalerilla). Algunos creerían después que el doctor Magrody había trabajado en este proyecto, pero Xux fue la única responsable. En este proyecto, Xux estaría a las órdenes de Doxin, el director de la División de Laboratorios de Conceptos e Implementaciones de Alta Energía, y éste a su vez a las órdenes de Sivron. Xux terminó el diseño en el año 9 dY, antes de que los Devastadores de Mundos hubiesen visto acción. Presentó el informe final a Sivron, pero éste pidió repetir simulaciones y pruebas sin motivos claros, y posiblemente sin haber leído los documentos. Sivron ahogó el proyecto en burocracia durante los dos años siguientes. En el año 11 DBY, el general Han Solo de la Nueva República escapó de sus enemigos en Kessel y, junto con sus aliados Chewbacca y Kyp Durron, llegó accidentalmente a Las Fauces pilotando una lanzadera de aspecto imperial. Fue capturado por Daala e interrogado salvajemente, y así Daala descubrió que la Estrella de la Muerte y los Devastadores de Mundos habían fracasado y que Tarkin había muerto. Xux se sintió excitada ante la posibilidad de tener noticias sobre el uso que recibían sus diseños y pidió una entrevista con el recién llegado. Daala le envió un informe del interrogatorio tan censurado que Xux ni siquiera lo reconoció como un interrogatorio; pero se imaginó que la científica no se conformaría con eso. Efectivamente, Xux quiso hacer preguntas directamente al prisionero. Siguiendo la política, las tropas imperiales llevaron a un drogado Solo al laboratorio de Xux y lo encadenaron; Xux entonces echó a las tropas porque molestaban. Entonces, Xux intentó convencer a Solo para que le hablase de sus sensaciones personales en la Estrella de la Muerte. Solo pidió que le dijese, a cambio, cómo y dónde estaban sus amigos y, viendo que de otro modo Solo no hablaría, ella le dijo dónde estaba detenidos. Solo descubrió poco después que ella había diseñado la Estrella de la Muerte, y que no sabía para qué se usaban sus inventos. El general se lo dijo, y ella intentó desesperadamente no creerle. Tratando de desviar la atención, Xux le enseño a Solo el proyecto Aplastador de Soles, y Solo le dijo para qué lo iba a usar el Imperio. Casi inmediatamente después de que Solo fuese llevado a su celda, Sivron visitó los aposentos de Xux y le pidió que terminase rápidamente el proyecto Aplastador de Soles. Xux se sintió ofendida, en tanto que Sivron debía saber que el proyecto había sido terminado dos años antes. Decidió entonces callarse sus opiniones y reenviar al final del día el mismo informe que había enviado dos años antes. No teniendo una gran carga de trabajo, Xux se vio atormentada por las palabras de Solo. Se veía incapaz de ocultarse tras las ecuaciones, y comprendió que había estado usando su ingenuidad para protegerse de su conciencia. Motivada ahora a buscar la transcripción no censurada del interrogatorio, Xux rompió las contraseñas necesarias, vio la tortura y comprendió que sus diseños habían causado más daño del que Tarkin había hecho en Omwat. Además, comprendió que Daala le había ocultado información y, peor aún, le había dado información falsa. Sorprendida y confusa, intentó buscar una solución a su problema moral. Poco después, Daala convocó a Xux a través de sus tropas para decirle de estaban movilizando al personal y que necesitarían el Aplastador de Soles esa misma tarde. Daala reconoció que el Imperio Galáctico estaba en apuros y que iban a ir en su ayuda. Comprendió entonces Xux que Solo tenía razón irrevocablemente y tomó una decisión: Ayudaría a los prisioneros a fugarse, y se llevarían el Aplastador de Soles para que Daala no lo usase. Xux falsificó autorizaciones de Daala y Sivron y así accedió a la celda de Han Solo. Aturdió a un guardia con un bláster e iniciaron el rescate, salvando primero a Kyp Durron con un tiroteo, y después a Chewbacca con una autorización para llevarse al esclavo. Xux les llevó a una lanzadera, pero sólo para que pudiesen llegar al asteroide donde estaba la única unidad operativa de Aplastador de Soles. Por causa de la urgencia, Xux no les explicó todo su plan. Mientras tanto, el amigo de Han Solo, Luke Skywalker había ido a Kessel a buscarle y huía de allí en la nave original de Han Solo, el Halcón Milenario, perseguido por los mismos que había obligado a Solo a huir. Xux cedió a Han Solo los mandos del Aplastador de Soles y empezaron una fuga entre tropas enemigas de a pie que dispararon vanamente al caza. Daala intentó bloquear la huída del Aplastador con sus destructores pero, puesto que el blindaje del Aplastador era superior, Han Solo pilotó a través de puente de mando de uno de los destructores, el Hidra, y lo hizo añicos. Xux consideró la maniobra una locura. Creyendo que Durron tenía poderes de la Fuerza para realizar pilotaje intuitivo, Solo permitió al muchacho navegar entre agujeros negros. Eso les permitió salir en Kessel, donde vieron al Halcón perseguido por la flota local. Poco después, las naves de Kessel se enfrentaron a las imperiales en una improvisada batalla mientras el Halcón y el Aplastador de Soles se comunicaban y aprovechaban la situación para huir a Coruscant. Xux, Durron y Solo descendieron del caza en Coruscant. Ella se sintió tan abrumada por la gran ciudad, totalmente distinta a todo lo que había conocido, que no se dio cuenta de que nadie la estaba saludando. Cuando tuvo ocasión de dirigirse a los dignatarios que saludaban a Solo, Xux desertó del Imperio para unirse a la Nueva República, y ésta la ofreció santuario. Al comprender las capacidades de Xux y de la nave que ella había diseñado, Mon Mothma y otros representantes ofrecieron su amistad personal a la omwati. Con respecto al Aplastador de Soles, Xux se negó a revelar sus secretos para evitar que fuese usado, pese a lo cual, y con oposición de ella, la Nueva República hizo transferir el vehículo a un hangar de seguridad para su estudio. De todos modos, los mejores expertos republicanos fueron incapaces de forzar el blindaje del Aplastador de Soles. En una sesión de informe, el general Wedge Antilles, un piloto humano de la Nueva República, congenió con la doctora Xux y se ofreció para ser su guía y guardaespaldas. Tanto Xux como la República temían que el Imperio enviase agentes para matar a la científica o capturarla y devolverla a Las Fauces, donde le obligarían a fabricar más armas. Algunos del Consejo Interno propusieron ofrecer a Xux un guardaespaldas profesional (puesto que no había escasez de noghris), pero otros, incluído Antilles, pensaban que Xux debía sentirse cómoda con la persona que se escoltase. Poco después, Xux se presentó ante la Asamblea de la Nueva República para proponerles que destruyesen el Aplastador de Soles, antes de que pudiese ser usado. Vestida con una capa de plumas perlescentes y nerviosa durante días, se veía sin embargo animada por el apoyo incondicional que le ofrecía el general Antilles. Así, Xux pudo alzarse ante los consejeros y presentar su alegato. El general Dodonna veía difícilmente viable destruir una máquina así, mientras que Garm Bel Iblis no deseaba destruirla. En ausencia del almirante Ackbar, Mon Mothma apoyó indiscutiblemente la postura de Xux y zanjó la discusión. Xux propuso pilotar mecánicamente el Aplastador al núcleo de un gigante gaseoso, de donde no pudiese ser extraído, una idea que el general Crix Madine aprobó. Después de esto, Garm Bel Iblis y Chewbacca solicitaron a la Asamblea una expedición de rescate para los esclavos en Las Fauces, y que terminase así con las amenazas. Mon Mothma aceptó este plan. Habiendo terminado la reunión, una aliviada Xux volvió con Antilles y se abrazaron sonrientes. Ahora, sola en un lugar extraño, incapaz de ocultar su responsabilidad, Xux comprendió que su vida había estado vacía y empezó a confiar en Antilles. Puesto que ella seguía sin saber qué hacer exactamente con su futuro, Antilles le propuso que le acompañase durante su trabajo. Antilles además regaló un collar de joyas a Xux. Viendo cómo la indefensa Xux confiaba en Antilles y cómo éstos iniciaban un enamoramiento (aunque ellos mismos lo ignoraban), la amiga de Antilles, Iella Wessiri, decidió dar un paso atrás y alejarse de él. Wessiri también se había apoyado en Antilles y había esperado iniciar una relación sentimental con él, pero de pronto comprendió que era demasiado tarde. Xux acompañó a Wedge y a Kyp Durron al sistema Yavin. Allí lanzaron el Aplastador de Soles al corazón del gigante gaseoso Yavin Prime, con la reticente colaboración de Durron (que compartía la perspectiva de Bel Iblis). A Xux le costó ver cómo se deshacían del trabajo que a ella le había costado años. Después de eso, aterrizaron en la luna boscosa de Yavin 4, donde dejarían a Kyp Durron en la Academia Jedi de Luke Skywalker. Antilles aprovechó que estaban en Yavin 4 para saludar a su viejo amigo y compañero de aventuras Corran Horn, alias Keiran Halcyon. Horn había oído los rumores de la desertora imperial que había sido engañada para desarrollar tecnología militar, aunque le costaba creer que alguien tan brillante podría haber sido tan ingenuo. Xux preguntó a Horn si habían encontrado algún escombro de la Estrella de la Muerte en Yavin 4, y él reconoció que no habían estado buscando y que el Imperio podría haberlos requisado para analizarlos antes de que su bando hubiese recuperado la luna. Xux se retiró a descansar mientras Antilles hablaba con su amigo. Horn comprendió que Antilles se sentía atraído por ella, aunque éste desestimó las capacidades empáticas de aquél. Horn observó que ella era una científico e ingeniera de gran talento con poca experiencia en el mundo mientras que Antilles era un veterano piloto con experiencia militar. En su experiencia personal, las relaciones entre personas tan distintas se basan en una situación de riesgo compartida y, si bien tienen gran pasión, son perecederas y rápidas. Horn le recomendó no mantener una relación sentimental con Xux, aunque por supuesto no iba a intentar detenerle. Después de esto, Antilles tenía órdenes de ir al planeta Vórtice. Un sabotaje imperial había causado que una nave neorrepublicana destruyese la Catedral de los Vientos, un monumento hecho con flautas cristalinas y que sonaba cuando lo atravesaba el viento. La Nueva República se había ofrecido a enviar equipos de ayuda para recoger las ruinas, si bien los nativos vors no parecía interesados en este auxilio. Antilles debía liderar algunos turnos de esta labor. Xux se mantuvo ociosa, caminando por el borde del desastre mientras Antilles trabajaba. El viento era tan fuerte que la delgada Xux temía echar a volar. Encontró ella de pronto un pequeño tubo estrecho de una de las torres. Lo tomó entre sus dedos y, extrañando los tiempos en que ella tocaba música, se llevó la improvisada flauta a los labios. Improvisó, basándose en sus propias experiencias, una melodía con los ojos cerrados, sin darse cuenta de que los vors se le acercaban y la rodeaban para escucharla. Antilles y su equipo de humanos, temiendo que los vors la atacasen, corrieron a ayudarla; al llegar, se detuvieron a escuchar también. Cuando Xux abrió los ojos y dejó de tocar, un vor le quitó la flauta y le explicó que había roto un tabú cultural: No se crearía más música en Vórtice hasta que la Catedral hubiese sido reconstruída. Xux no supo qué decir. Xux ofreció después tecnología cristalina indestructible del Aplastador de Soles para reforzar la nueva Catedral de los Vientos. Después del fiasco emocional que supuso Vórtice para Xux, Antilles se ofreció a llevarla al turístico planeta Ithor, de incógnito para su protección. No le dijo el nombre del planeta para mantener la sorpresa y, aunque Xux lo descubrió en los ordenadores, se dio cuenta de que nunca había oído hablar del sitio. Antilles quería aprovechar la ocasión para hacer turismo y mejorar la naciente relación de pareja con Xux. Xux quedó impresionada por el paraíso tropical, y absorbió la información que le ofrecía Antilles. Descubrieron entonces que Mon Mothma había informado a un contacto de allí, el ithoriano neorrepublicano Momaw Nadon, para que atendiera a sus necesidades. Antilles y Xux disfrutaron de su mutua compañía, del paisaje local, de las actividades organizadas por Nadon y del pilotaje de Antilles. Ella tímidamente animó a su guardián a que se enamorase de ella. Xux lo consideró el día más maravilloso de su vida y, antes de retirarse a sus habitaciones, besó a Antilles. Mientras tanto, Kyp Durron era corrompido por el poder del lord del sith Exar Kun, convertido en fantasmas milenios antes. Durron derrotó a Luke Skywalker y recuperó el Aplastador de Soles del gigante gaseoso de Yavin 4. Él quería utilizar este arma para atacar al Imperio, pero temía que Xux inventase alguna contramedida. Durron se introdujo en el dormitorio de Xux y la esperó. Cuando ella entró, le apretó el cráneo con los dedos para arrancarle el conocimiento científico relativo al Aplastador de Soles. Xux chilló de terror y dolor mientras Durron purgaba ese conocimiento... y, colateralmente, muchos otros recuerdos. Xux perdió sus talentos científicos más avanzados y los recuerdos de la mayor parte de su vida: Al día siguiente, apenas se acordaría de Antilles. Durron se fue, y Antilles no fue a buscar a Xux hasta la mañana siguiente. Ella estaba llorando, en posición fetal, intentando retener los pensamientos en su cabeza con las manos. Antilles llevó a Xux a los lugares de Ithor donde habían estado juntos, le recordó las anécdotas compartidas y le mostró incluso vídeos de sí misma. Algunas cosas le permitieron vislumbrar imágenes, y otras le devolvieron el acceso a esas partes de su memoria. El piloto se sentía avergonzado y responsable de lo sucedido, y trató en lo posible devolverle la memoria a Xux o, al menos, ayudarla a crear nuevos recuerdos. Más tarde, Durron fue detenido y Skywalker se recuperó. Este último explicaría a Antilles que, si un maestro jedi había sido incapaz de detener a Durron, nadie podía esperar que Antilles lo lograse. Esto tranquilizaría la culpa de Antilles, aunque él siguió intentando restaurar la memoria de Xux. Qwi Xux pasó su tiempo libre desde entonces revisando cintas de información, estudiando sin cesar para recuperar el saber perdido aprovechando su gran memoria, rellenando todos los huecos (si bien mantenía un holorretrato de Antilles en su mesa). Xux descubrió que Tarkin había bombardeado Omwat ante sus ojos, por lo que ella no sentía interés en ver planetas desde la órbita; tras mucha coacción, ella se lo contó a Antilles, y esto horrorizó al general, animándole a cuidar más de Xux. Xux acompañó a Antilles en la misión de la Nueva República a Las Fauces para rescatar a los prisioneros wookiees, esperando volver a ver el lugar donde había pasado su vida. Pero ella se mantuvo en su camarote durante el viaje. Antilles fue a visitarla en lo posible, y sólo le hizo salir para que revisase la ruta a través de los agujeros negros de Las Fauces. Una vez la Flota de Ocupación de la Nueva República hubo llegado a Las Fauces, Xux permaneció en el puente de mando mientras Antilles presentaba su ultimátum. Se inició una cruenta batalla. Mientras tanto, Tol Sivron ordenó la destrucción de la información obtenida y la sobrecarga del reactor principal del asteroide para aniquilar la base. Antilles plantó cara a Daala y consiguió vencer con pérdidas mínimas. Al final de la batalla, Antilles y Xux bajaron a la superficie planetaria. Xux quería ver su laboratorio en busca de estímulos para su cerebro, pero entonces vio moverse el prototipo de la Estrella de la Muerte. Avisó a Antilles, pero era demasiado tarde para impedir que la estación espacial, bajo el mando de Sivron, entrase en espacio neorrepublicano. Antilles y su equipo arrestaron al saboteador enviado por Sivron para destruir la base, y consiguieron detener la cuenta atrás, al menos temporalmente.
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