Zolan, año 52 antes de Yavin. Nace la que probablemente acabe siendo la clawdita más famosa a nivel galáctico: Zam Wesell.
La infancia de Wessel está tan amortajada por el misterio como muchas de sus labores. Se sabe que, desde el primer momento, fue una mujer agresiva y motivada por el beneficio, aunque ella prefería autodenominarse progresista.
Wesell consiguió entrar en el elitista grupo de los Caballeros Mabari, pese a ser una clawdita y no una zolani "pura". Aprendió a luchar entre los mabari, alcanzando el tercer nivel de maestría en sus artes marciales, y se hizo con una armadura púrpura de tejido blindado disponible sólo para mabaris de alto rango.
Pero Wesell abandonó entonces la orden para empezar una carrera en solitario. Viajó a Denon, un mundo metropolitano del Borde Interior, donde continuó su entrenamiento físico de un modo más práctico a la vez que obtenía renombre como sargento de seguridad corporativa y, después, guardaespaldas ejecutiva.
Llegado el momento, Wesell consideró que tenía suficiente experiencia y habilidad para trabajar como asesina y cazarrecompensas. Abandonó Denon y empezó a trabajar. Esta decisión ofendía a los zolaníes. Peor aún: Wesell decidió enviar parte de los ingresos obtenidos a Zolan, para financiar a otros clawditas radicales.
Ella era entonces, en su forma normal, una humanoide exótica y enigmática de 1.68 m. de altura. Mantenía un velo puesto para ocultar su aspecto y, cuando lo retiraba, mostraba el rostro de una bella hmana. Aunque ésa era la faz que prefería dar al público, las capacidades metamórficas de Wesell estaban muy por encima de casi cualquier otro clawdita. También era una excelente cazadora de recompensas, muy decidida y con un alto porcentaje de capturas exitosas. Dominaba el idioma huttés y el dug. Era una tiradora excepcional, armada con una compacta pistola bláster KYD-21, del tipo que utilizaban muchos asesinos.

El Speeder de Zam Wesell
Wesell solía usar vehículos robados y desechables para trabajos rutinarios, pero poseía un speeder aéreo Koro-2 para operaciones que exigiesen alto rendimiento y velocidad. Era un modelo de la Corporación de Movilidad Extraplanetaria Desler para sobrevivir en entornos hostiles; demasiado ruidoso y con emisiones tóxicas para que personas más agradables que Wessel aceptasen usarlo en entornos urbanos. El sistema de propulsión electromagnética favorecía la propulsión, alcanzando 800 km/h en la atmósfera, y la cabina presurizada tenía aire para dos semanas. No tenía armas. Wesell obtuvo ese speeder en un mundo metálico del Gremio Minero, según algunos antes de ir a Denon, y le puso una pegatina de registro y permiso de minería en el sector Teraab.
Como una buena clawdita, la cazarrecompensas Wesell prefería trabajar en solitario. A menudo su única compañía era su droide flotante ASN-121, de treinta centímetros de diámetro. Llevaba un lanzallamas, una pistola arpón, un bláster de francotirador, un proyector de gas y un depósito para otras armas. Además, poseía brazos cortadores, sensores y rayos de energía disruptores para pasar pantallas de seguridad. La fuente de energía de ASN, un reactor de fusión, podía dar descargas defensivas si alguien le atacaba físicamente.
Pese a la tendencia de Wesell a evitar la compañía y la proximidad, en algún momento concibió una hija, Sone Wessel .
Wesell sólo tenía veinte años cuando supo del contrabandista mordageen Bendix Fust. Fust había revelado accidentalmente las operaciones de narcotráfico de Sebolto el dug en el sistema Gazzari a la Fuerza de Seguridad de la República. Fust había sido enviado a la prisión de alta seguridad de Oovo IV, pero Sebolto quería ejecutarle personalmente y puso una jugosa recompensa para quien sacase a Fust de la prisión y lo llevase ante él en Malastare. Wesell decidió que ese dinero le vendría muy bien sin duda a los radicales clawditas... y a ella misma.
Wessel entró en el Callejón de Desolación de Oovo, y vio entrar a otro cazarrecompensas más veterano. Para perturbar a ese competidor, Wesell saboteó su nave. Sin embargo, una revuelta de prisioneros perturbó el trabajo de Wessel que, finalmente, decidió asociarse con el recién llegado. Juntos, sacarían a Fust de su celda, robarían una nave, irían a Malastare y se dividirían la recompensa.

La pistola blaster de Zam Wesell
El otro cazarrecompensas, un tal Jango Fett, llevaba armadura y casco pero parecía ser humano. Robó una nave clase Firespray a la que llamaría Esclavo I, y aceptó trabajar con Wessel en su siguiente operación. Fett le explicó que la recompensa por Fust era sólo un medio para un fin mayor: Acercarse a Sebolto. El dug tenía vínculos con un culto de adoradores del lado oscuro, los Bando Gora, y Fett estaba siguiendo una recompensa privada por la cabeza de la líder Bando Gora, la jedi oscura Komari Vosa. Cinco millones de créditos que Fett aceptó repartir con Wessel a partes iguales.
La colaboración con Wesell sería muy útil para conseguir información de Sebolto. Jango preparó un plan de infiltración en el palacio de Sebolto mientras Wesell entregaba a Fust al dug y usaba su belleza (la de Wesell) para mantenerlo distraído. Sin embargo, Sebolto esperaba algún truco, y acabó mandando guardias también contra Wessel.
Wesell y Fett consiguieron atrapar a Sebolto y amenazarle. El dug reveló que recibía las píldoras desde Tatooine. Después, asustado, intento huir, pero cayó accidentalmente en su propia fábrica de píldoras.
Tatooine en ese momento estaba controlado por dos hutts: Jabba el Hutt y Gardulla la Vieja. Uno de ellos debía tener conexiones con Bando Gora. Los dos cazarrecompensas viajaron a Tatooine, donde Wesell conoció a Rozatta, un contacto de Fett. Rozatta halagó el atractivo de Wesell, e incluso se atrevió a sugerir que ella y Fett hacían buena pareja.
Inicialmente, Fett intentó conseguir una audiencia con Jabba. Para ello, decidió perseguir la recompensa ofrecida por un líder forajido, Longo "Dos Pistolas" Lammar. Lammar fue arrestado y llevado ante Jabba, pero entonces éste reveló que no tenía nada que ver con Bando Gora: Era Gardulla quien mantenía a esos adeptos en su palacio.

Zam Wesell vestida de esclava Hutt
Fett decide enviar a Wesell infiltrada en el palacio de Gardulla. Sin embargo, los agentes de Gardulla eran buenos y la capturaron cuando ésta cambiaba de forma. Wesell fue encerrada en una celda y condenada a ser arrojada a un dragón krayt para que se la comiese.
Fett entró entonces en la guarida de Gardulla luchando. Llegó a la celda de Wesell, pero la dejó allí: Era demasiado peligroso sacarla, y la clawdita estaría a salvo dentro. Wesell entendió más bien que Fett quería dejarla sin su parte de la recompensa, así que llamó a un grupo de guardias, que noquearon a Fett, le quitaron las armas y lo llevaron ante Gardulla.
Gardulla ordenó lanzar a Fett al dragón krayt, pero éste se zafó de los guardias, recuperó las armas y tiró a la hutt al foso, donde el dragón dio buena cuenta de ella. Fett descubrió entonces que Vosa estaba en Kohlma, una luna de Bogden. Fett decidió dejar a Wesell en su celda por su traición. Wesell tardó en salir, pero consiguió escapar y siguió a Fett hasta Kohlma.
La clawdita se infiltró en las filas de los Bando Gora mientras Fett se abría paso a tiros, eliminando de paso a su viejo némesis Montross (un enemigo al que Wesell respetaba y temía, pese a no tener nada personal con él). Pero Fett acabó siendo capturado y Vosa se preparó para llenarle de píldoras letales hasta convertirle en un esclavo sumiso.
Wessel se acercó a Vosa cuando ésta intentaba usar sus poderes de la Fuerza para seducir a Fett. Incapaz de resistir esto, Wesell se enfrentó directamente a Vosa. Vosa activó sus dos sables láser y desafió a la cazarrecompensas. Wesell le disparó, pero sus disparos fueron reflejados y la derribaron a ella. Justo cuando Vosa se acercaba a matar a Wesell, la clawdita disparó a las ataduras de Fett, liberándole.

Esquema de la equipación de Zam Wesell
Wesell había recibido un duro golpe en la cabeza que dejaría secuelas, pero en ese momento sólo estaba inconsciente. Fett tenía por fin la oportunidad de enfrentarse a Vosa en un duelo. Pese a los poderes jedi de Vosa, Fett logró derrotarla y matarla. Esto impresionó a su empleador, Darth Tyranus, el antiguo maestro de Vosa: Impresionado por la habilidad de Fett contra un jedi, le ofreció un nuevo negocio.
Debido al ataque de Vosa, Wesell sufrió daños cerebrales menores, y olvidó el aspecto que tenía Fett sin el casco. Fett decidió no revelarle esta información por el momento. Por lo demás, Fett se reconcilió con Wesell, e incluso recomendó a la clawdita que usase un arma de mayor alcance, un rifle de francotirador como el KiSteer 1284 de proyectiles. En seguida ella se enamoró del arma y la mantenía a buen recaudo.
No se volverían a encontrar hasta cinco años después: El vigo de Sol Negro Antonin contrató a Wesell para que matase a su rival, Dreddon el Hutt. Wessel se hizo pasar por bailarina exótica para entrar en el séquito (o en el harén) de Dreddon, le convenció para que despidiese al resto de su personal por la tarde para estar solos (Wessel consideraba a los hutts fáciles de manipular), y le mató.
Fett llegó a Nal Hutta inmediatamente después y fue la primera persona en encontrar a Dreddon muerto. Wesell consiguió aparecer al instante, apuntándole, pero Fett, rápido en desenfundar, reaccionó a tiempo. Ninguno se atrevió a disparar, y un rápido intercambio de amenazas reveló a Fett la naturaleza del trabajo de Wesell. A su vez, Wesell descubrió que Fett acababa de matar a Antonin por orden de Dreddon.
Eso significaba que ninguno de los dos iba a cobrar por su trabajo. Pero tampoco les animaba a bajar el arma. Finalmente, Wesell demostró valor y confianza, aunque también reconoció que "Ése es nuestro problema, ninguno de los dos quiere hacer el primer movimiento".
Wesell fue después contactada por otro intermediario dug, Fernooda, que fumaba una pipa de agua. Fernooda reconoció trabajar para otra persona, pero mantendría el nombre de ésta en secreto. Ofrecía cincuenta mil créditos por un artefacto, un ídolo religioso de la cultura indígena de Seylott, supuestamente robado de la colección de arte primitivo del cliente por un nativo de Seylott.
Fernooda contrató también a Fett, aunque no informó a ninguno de los cazarrecompensas de que el otro estaba persiguiendo la misma presa. Wessel, de todos modos, lo averiguó.
Fett consiguió el ídolo arrebatándoselo a un nativo que le otorgaba un gran valor escatológico. Una vez el nativo estuvo derrotado (algo más difícil de lo esperado puesto que él tenía poderes de la Fuerza), apareció Wesell y arrebató la pieza a Fett a punta de bláster. Sabiendo que esa vez sí que tenía ventaja, Wesell hizo una oferta a Fett: Un equipo, pese a que ambos preferían trabajar solos, y un vistazo bajo el casco, "por todo el tiempo que hace que nos conocemos".
Wesell fue sorprendida entonces por un enorme depredador local. Fett cogió el ídolo y empezó a huir, haciendo oídos sordos a las súplicas de ayuda de la clawdita. A medio camino, Fett fue incapaz de continuar, dio la vuelta y salvó a Wesell, tirándole al monstruo todos los explosivos que había llevado ella.
El monstruo quedó únicamente noqueado y los dos cazarrecompensas cayeron a un pozo, salvándose sólo por el jetpack de Fett. Wesell le dio las gracias, recogió el casco de Fett y, medio en broma, le propuso cambiarlo por el ídolo. Finalmente, ella se despidió de él hasta la próxima vez.
Fett entregó el ídolo a Fernooda, y después le agredió por haberle ocultado las capacidades sobrehumanas del ladrón, y por haber contratado a otro cazador. Fett cobró lo acordado, pero sólo después de dejar claro que mataría a Fernooda si volvía a verlo.
Wesell descubrió por su cuenta que el empleador de Fernooda era el general Ashaar Khorda de Annoo, autoproclamado luchador por la libertad contra la "opresiva" República por las decisiones que ésta tomó en su mundo natal. Khorda había liderado un golpe de estado en Annoo y sólo había sido detenido por la República, de ahí su odio, pero había logrado escapar antes del juicio.
Pero Wesell descubrió también que los seylottianos eran una especie sensible a la Fuerza, y su ídolo también. Cuando lo llamaban "destructor de mundos", no era metafórico: El Niño de Shaa creaba una perturbación en la Fuerza que podía destruir un mundo. Coruscant.
Wesell viajó a Kamino, avisando de antemano a Fett de que quería verlo. Tuvo ocasión de conocer al hijo de Fett, el pequeño Boba, que se ganó las simpatías de la clawdita al llamarla "una dama". Fett se reunió con Wessel en privado, sin querer hablar ante Boba salvo para decir que el niño no tenía madre.
Wesell quiso extraer un depósito de información, pero Fett la agarró, temiendo que fuese algún arma. Ella se sacudió enfadada: Dijo que no tenía problemas con que Fett le pusiera las manos encima, si él estaba dispuesto a llegar hasta el final.
Wesell informó a Fett de sus descubrimientos, pero Fett no creía sus palabras, ni aceptaba trabajar sin un empleador. Le recomendó recurrir a las autoridades, aunque Wesell dejó claro que no estaban a la altura: Para esto hacían falta los mejores.
Fett y Wesell eran asesinos, como él le recordó. Ella, empero, encontraba diferencias entre ejecutar a una presa que lo mereciese (Ella jamás había matado a nadie que a su juicio mereciese vivir), y "mirar a otro lado mientras un mundo muere". Fett prefería estar con su hijo, y Wesell le dijo que en Coruscant había muchos hijos. Fett recordó entonces que él mismo había sido un huérfano de guerra criado por alguien que le acogió, y aceptó.

Detalle completo del traje de Zam Wesell
Wesell y Fett viajaron a Coruscant. Allí, ella se desnudó, se hizo pasar por un dug y visitó los lugares frecuentados por Fernooda, fingiendo ser él. Tuvo que pagar muchos tragos para descubrir que Khorda probablemente estaba por Coruscant, pero no se dejaba ver, con sus asociados a su alrededor (También descubrió que la comida del Twi'lek Giratorio era un asco). La fuerza reunida por Khorda era demasiado pequeña para una acción militar y se alejaban de las zonas públicas; sin duda la operación era algo muy sigiloso.
Wesell, aún en forma de dug, se reunió con Fett mientras éste alejaba a una banda juvenil, y le explicó sus descubrimientos. Ella también recuperó la forma humana y, dada su desnudez, pidió a Fett que se volviese. Éste, por el contrario, escogió disfrutar de las vistas.
Uniendo la información que tenían, comprendieron que Khorda pretendía poner el Niño de Shaa en el lugar donde una explosión causaría más daño, sin duda el núcleo planetario. Tenían que encontrar el repetidor donde Khorda iba a entrar. Afortunadamente, un cazarrecompensas es un rastreador.
Wesell y Fett encontraron un repetidor con los guardias muertos a manos de Khorda y Fernooda. Seguían el rastro correcto. Ignoraban, por otro lado, que el Consejo Jedi también iba a por Khorda y habían enviado al maestro jedi Yarael Poof.
Khorda estaba a punto de activar el ídolo en el repetidor, sacrificando su vida, junto con la de sus seguidores, y dio un discurso final sobre cómo acabarían con la República. Fernooda le advirtió entonces que no estaban solos. Primero entro Poof, y después los cazarrecompensas, reconocidos por Fernooda.
Las fuerzas de Khorda se enfrentaban a dos bandos separados, y eran pocos y mal preparados contra un enemigo así, pero el tiempo estaba de su parte. Fett y Wesell no conocían a Poof, pero ella daba la bienvenida a estos refuerzos.
v combatió a una sicaria humana mientras Fett se las veía con un wookiee. Ella no tenía problemas, pero el alienígena peludo golpeó a Fett con la culata de su arma y lo arrojó al repetidor. Wesell, preocupada, disparó a quemarropa a su enemiga y corrió a ayudarle, pero el wookiee la hirió por la espalda en el hombro con un disparo que la atravesó. Iba a rematarla, cuando fue abatido a su vez por Fett: De nuevo el jetpack le salvaba la vida.
Pero Wesell estaba malherida en el hombro; ahora el resto del combate estaba en manos de Fett y Poof. Fett mató a Fernooda y Poof forcejeó con Khorda por el ídolo. Poof no pudo impedir que Khorda le apuñalase, aunque Fett acribilló al general inmediatamente después.
El ídolo estuvo a punto de caer al repetidor, y Poof estaba agonizando, incapaz de usar su telekinesis. Por suerte, Wesell cambió de forma, extendiendo su brazo todo lo posible. Después de salvar el día, hizo un chascarrillo sobre que a Fett nunca le gustó su capacidad multiforme.
De todos modos, el ídolo aún podía explotar y Poof, pese a su debilidad, usó la Fuerza para juntar las energías del Niño de Shaa y con ellas impidiendo el extallido. Murio en el proceso y los cazarrecompensas dejaron su cadáver allí y se llevaron el ídolo.
Zam y Jango devolvieron el ídolo a Seylott. Muchos seylottianos se aparecieron, y Fett habría abierto fuego si Wesell no le hubiera convencido. El chamán aceptó el ídolo de vuelta, aunque les pidió que no volviesen nunca.
De nuevo en Kamino, Wesell quiso bromear con Fett sobre haber hecho algo noble sin cobrar. Como Fett seguía exigiendo un pago, ella le besó antes de irse, y siguió ganándose las simpatías de Boba.
Aunque no confiaban plenamente el uno en el otro, Jango Fett y Zam Wesell ya se respetaban mutuamente, y Zam enseñó a Boba a leer. Al mismo tiempo, ella continuaba con su trabajo y usó a su viejo ASN para asesinar al senador Jubben y al barón Wazado. También intentó capturar al senador Tikkes, pero falló.
En el año 22 antes de Yavin, Fett contactó con Wessel para un asesinato: El blanco era Padmé Amidala, la senador de Naboo, que iba a ir a Coruscant para votar sobre el Acta de Creación Militar. El jefe de Fett en el asunto que le había llevado a Kamino, Darth Tyranus, estaba siendo presionado por su aliado Nute Gunray, que se negaba a dar apoyo total a Tyranus salvo que Amidala muriese. Pero Fett sólo sabía que Tyranus quería ver muerta a Amidala, y Wesell sólo sabía que Fett quería ver muerta a Amidala. Así, un interrogatorio apenas daría información.
Wesell se acercó a Theomet Danlé, teniente de la guardia de honor de Amidala. Danlé se encontraba decepcionado por la lentitud de la burocracia, que le había provocado varias pérdidas personales en su familia, y se estaba emborrachando. Wesell se hizo pasar por una periodista que quería descubrir ante el público la hipocresía de Amidala, y convenció a Danlé para que pusiese un aparato de escucha en la barcaza de la senadora.
El aparato de escucha era en realidad un explosivo de gran poder que destruyó el Crucero Real cuando éste aterrizó en Coruscant. Siete personas murieron, incluyendo guardias de seguridad en la plataforma, el propio Danlé, la doncella de Amidala, Versé... y aparentemente Amidala en persona. Pronto se descubrió que la supuesta Amidala era una impostora, la doncella Cordé, que se estaba haciendo pasar por su jefa precisamente para evitar un atentado mortal contra ella.
Wesell informó a Fett, y juntos prepararon un segundo ataque. Fett proporcionó a su compañera dos kouhuns, quilópodos venenosos segmentados de 30 centímetros de largo. Ella cargó los kouhuns en su droide, y lo mandó al apartamento de Amidala.
El droide soltó su mortífero cargamento, pero ellos no estaban preparados para los dos protectores jedi de Amidala, Obi-Wan Kenobi y Anakin Skywalker (a quienes se había asignado la protección de la senadora precisamente como consecuencia del primer ataque). Skywalker biseccionó a los bichos con su filo, y Kenobi saltó sobre el droide, intentando pararlo.
El droide, implacable, siguió con la programación establecida y volvió con Wesell. Intentó, en el proceso, sacudirse a Kenobi, pero no lo logró.
Al ver llegar a un visitante inesperado, Wesell sacó su rifle de proyectiles y destruyó al droide sin un remordimiento. Kenobi cayó a plomo en Coruscant, pero Skywalker le recogió en un speeder "prestado". Wesell cogió su propio speeder para intentar huir, pero fue perseguida. Los jedis eran tenaces y no logró sacárselos de encima ni siquiera atravesando edificios de reciclaje de la Compañía Kerdos o centros de energía de la Corporación Greth Lan-Dwu.
Skywalker saltó sobre el speeder de Wesell e intentó romperlo con su sable, viendo a la vez el verdadero rostro de Wessel. Ella perdió el control y colisionó con su vehículo en la calle Vos Gesal, en el distrito de entretenimiento.
Intentando esconderse, se metió en un club nocturno lleno de gente. Los jedis le siguieron, pero no lograban encontrarla. Creyendo que ellos habían bajado la guardia, ella intentó disparar a Kenobi por la espalda. Kenobi se giró a tiempo y le cercenó un brazo.
Los jedi la llevaron a un callejón para interrogarla. Iba a revelar el nombre de su cliente pero, cuando sólo había dicho la palabra "Jango", éste le disparó de lejos con un dardo-sable kaminoano. El impacto en el cuello la dejó agonizante y murió poco después, diciendo como últimas palabras "murishani sleemo", que significa en huttés "asqueroso cazarrecompensas".

© S I T H N E T
Sección creada por Skippy Farlstendoiro y Al Noah para SithNET
Prohibida la reproducción total o parcial sin el consentimiento de los autores.

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