Una vez cada diez años, la lluvia cae sobre el desierto kurdano,
cubriendo los cauces secos hasta convertirlos en ríos. Después
de varios días de lluvia ininterrumpida, que llega a generar enormes
lagos, las semillas de sulfaro podrán germinar y crecer, dando lugar
a nuevas plantas.
También es un momento especial para los kitonaks. Ellos llaman
a este periodo la Celebración de la Vida, y lo festejan saltando
a los ríos antes de que éstos se hayan formado totalmente.
Los kitonaks vagan a la deriva, dejando que el agua les guíe, y
es costumbre en ese momento realizar un ritual de apareamiento conocido
como el Baile del Amor, cuyo propósito básico es asegurar
la conservación de la especie. Durante este Baile, las hembras kitonak
que han tenido ocasión quedan embarazadas.
Los machos kitonak salen del agua río abajo sin haber sufrido
verdaderas alteraciones dignas de mención. Algunas de las hembras
kitonak salen del agua embarazadas. Otras hembras kitonak salen del agua
con sus hijos recién nacidos. Esto ocurre porque el periodo de gestación
kitonak es igual al periodo de tiempo entre las lluvias (En otras palabras,
un embarazo kitonak dura diez años), por lo cual las hembras fertilizadas
en una Celebración de la Vida no dan a luz hasta la siguiente celebración.
Por lo que se sabe, el concepto de matrimonio no es conocido por los
kitonaks aunque, siendo como son criaturas gregarias que se organizan por
tribus, se cree que están familiarizados con el concepto de maternidad,
en un sentido similar al de muchas otras especies.
Los kitonaks maduran completamente en nueve años, justo a tiempo
de participar en la siguiente celebración. Se ignora, sin embargo,
cuántas celebraciones puede llegar a ver un kitonak.
Lo que sí sabemos es que, a veces, una tribu crece demasiado,
sobre todo después de una Celebración de la Vida. En caso
de que los kitonaks consideren que una tribu tiene más miembros
de los que son deseables, algunos kitonaks jóvenes de diez años
se dirigirán al desierto para buscar una nueva tribu más
pequeña. Estos kitonaks errabundos suelen vaciar plantas chidinka
para hacer chidinkalus con los que tocan canciones para atraer a su nueva
tribu. Desgraciadamente, los comerciantes de esclavos han secuestrado a
algunos de estos kitonaks sin tribu para su explotación por el
Imperio.
Antes de que un joven kitonak se vaya de su tribu en busca de otra,
o antes de que se una a su propia tribu en calidad de miembro en pleno
derecho, los kitonak realizan algo conocido como Gran Celebración.
Esto también supone regocijo y música y, de nuevo, atrae
a los esclavistas. Se sabe que algunos esclavistas atacan estas celebraciones
para llevarse a los jóvenes kitonaks.
Los kitonaks esclavizados fuera del planeta suelen ser denominados con
el término yazbo, una palabra de argot imperial.
Pese a que los kitonaks pueden llegar a ser buenos trabajadores y, sobre
todo, músicos, no suelen durar mucho como esclavos, sobre todo porque
las otras especies no tienen paciencia para sus personalidades lentas y
tenaces. Como resultado, no hay demasiados kitonaks esclavizados fuera
de Kirdo.
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