Sully Tigereye era un robusto varón trunsk de grandes ojos amarillos y vello marrón cubriendo casi todo su cuerpo. Tigereye afilaba artificialmente los ya imponentes colmillos que sobresalían de su labio inferior, y gruñía cuando se enfadaba. Aunque llamaba la atención como un ser enérgico y agresivo, Tigereye mostraba sorprendente preocupación por otras personas.
En algún momento de su vida, Tigereye fue, según sus palabras, enjaulado y tratado como un animal. No está claro hasta qué punto su declaración es literal, pero Tigereye vivió en tiempos del Imperio Galáctico, y muchos trunsks fueron esclavizados en esa era. Tigereye, como la mayoría de su especie, detestaba a los esclavistas.
El Imperio Galáctico era la potencia política principal de la galaxia, exigiendo control sobre todos los sistemas planetarios, y favoreciendo las políticas de esclavitud de ciertas especies. La Alianza Rebelde era una facción revolucionaria anti-imperial que contaba con las simpatías de muchos trunsks. Tigereye se unió a la Alianza como tropa de tierra y sirvió en sus filas, ascendiendo lentamente entre los rangos. Destacó como un guerrero temible propenso a ataques exuberantes de violencia.
Tigereye llamó la atención del Coronel Andrephan Stormcaller, un oficial rebelde humano que asignó al trunsk como coordinador de apoyo de fuego para su equipo de infiltración primario, Alfa Rojo. Desde entonces, Tigereye participó directamente en casi cada misión de Alfa Rojo, aunque en diversas capacidades .
En una de estas operaciones, Stormcaller envió a Tigereye a explorar en solitario una guarnición imperial antes de un asalto rebelde. Tigereye tardó días en informar y el colega de Stormcaller, Coronel Airen Cracken, dio al trunsk por muerto. Éste, sin embargo, se había infiltrado en la base enemiga a través del sistema de desagüe, entró en el aposento del comandante, le puso un vibrofilo en la garganta y le aseguró que una fuerza rebelde estaba tomando su campamento en ese mismo instante, lo cual era falso. Tigereye ordenó con éxito al comandante rendir su mando. El Imperio envió un comunicado por las bandas anchas y sólo entonces Cracken y Stormcaller se dieron cuenta de que habían tomado la guarnición, sin un solo disparo. Cracken escribió un informe favorable sobre Tigereye, añadiendo además que el guerrero era una persona sorprendentemente amable.
Durante su tiempo en la Alianza, las tácticas frecuentes de Tigereye incluían abrir un agujero en el casco de un tanque repulsor o carruaje enemiga, y tirar dentro una granada o detonador. Más tarde, Tigereye se pasó a las granadas anti-vehículo especializadas, que no exigían perforar el blindaje y eran por tanto más eficientes; sin embargo, el trunsk siempre recordaría con cariño el esfuerzo de sus tiempos más jóvenes.
Tigereye obtuvo una gran experiencia de combate durante su servicio. Se convirtió en un buen navegante (de hecho llevaba consigo un navegador de bolsillo) y oficial de mando: Se preocupaba siempre por el estado de sus subordinados, y éstos le fastidiaban llamándole "oh intrépido líder" porque sabían que le molestaba. La especialidad de Tigereye, sin embargo, era el asalto. El trabajo de demoliciones se lo dejaba a su fiel amigo, el excéntrico humano Hugo Cutter.
Tigereye tenía predilección por el armamento pesado y semipesado. Aunque más bajo que un wookiee, Tigereye solía utilizar rifles bláster pesados, blásters de repetición, pistolas bláster pesadas y vibrohachas. Con esa clase de equipo a cuestas, él se veía obligado a llevar un arnés personalizado que le permitiese cargar su armamento, que también incluía un vibro-pincho, un rifle bláster con lanzagranadas, un lanzador de cable para escalar, seis granadas de varios tipos (antivehículo, fragmentación y/o impacto), un comunicador con emisor de interferencias, un datapad y tres medpacs. Tigereye no se oponía a otras armas de menor calibre, como los micro-blásters (siendo Cutter de opinión contraria), o sus propias garras, que Tigereye había hecho afilar.
Tigereye tenía grandes conocimientos de armamento pesado, manteniéndose al día sobre las innovaciones y cambios en ese campo, como la disponibilidad y precios. Él sabía además programar sistemas que automatizasen el ataque con esa clase de armas, para optimizar su eficiencia.

Sully Tigereye
En el años 4 DBY, la Alianza consiguió una importante victoria contra el Imperio con la muerte del Emperador. El Imperio se escindió, dando ocasión a la Alianza de convertirse en un nuevo gobierno más permisivo, una alternativa a la opresión imperial: La Nueva República. Tigereye fue asignado a una unidad de infiltración de élite, las Lunas Rojas, al mando de Stormcaller. El trunsk fue condecorado mientras servía en este grupo.
Sin embargo, poco después, el Coronel Stormcaller dimitió o desertó del ejército neorrepublicano. Stormcaller estaba descontento con la Nueva República porque, según él, el gobierno no estaba dedicando suficiente esfuerzo a liberar sistemas oprimidos por facciones imperiales; específicamente el planeta natal de Stormcaller, Entralla, había caído en manos del grupo imperial Alineación Pentaestelar, y el Consejo de la Nueva República no quería enviar una fuerza para liberarlo porque Pentaestelar era demasiado poderoso en ese momento.
Varios de los infiltradores de Stormcaller, incluido Tigereye, presentaron su dimisión poco después, aparentemente en señal de apoyo a su ex-coronel. En realidad, se unieron a Stormcaller creando una unidad mercenaria que mantenía el nombre Lunas Rojas y que podía librar su propia guerra contra el Imperio. Tigereye lo tendría un poco más difícil que sus colegas humanos: Los alienígenas podían ser una presencia muy llamativa en entornos xenófobos como el espacio Pentaestelar.
Tigereye estaba familiarizado con el historial completo de cada mercenario con el que servía. Con algunos se llevaba mejor que con otros, sin embargo; por ejemplo, Tigereye no se tuteaba con el rastreador humano Lex "Vornskr Loco" Kempo, mientras que Hugo Cutter era su mejor amigo. Eso no quita que, cuando Tigereye estaba al mando, se comportaba como un estricto oficial con ambos.
En poco tiempo, la República supo de las actividades de Stormcaller: Las Lunas Rojas firmaban con su símbolo cada golpe importante que daban contra el Imperio. Droides sondas imperiales saboteados, recitando poesía pero con valiosos manifiestos de envío en sus memorias, aparecían en territorio republicano. Puntos de reunión imperiales saboteados mostraban hologramas de entretenimiento sobre espías neorrepublicanos, con las voces de Palpatine y Vader intercaladas en las grabaciones. La República supo que las Lunas Rojas estaban dando golpes contra Pentaestelar y grupos criminales en la zona, destruyendo y robando propiedad y equipo imperiales y civiles; y en ocasiones raptando a agentes imperiales.
La Nueva República oficialmente rechazaba la violencia de las Lunas Rojas: Ilegalizó al grupo mercenario y dio orden de capturarlos para interrogarlos, acusándolos de peligro para la seguridad pública. Los diplomáticos de la Nueva República desaprobaban oficialmente las tácticas de las Lunas Rojas, que incluían sistemáticamente romper leyes. El ejército de la Nueva República se negaba a contratar mercenarios y a menudo trataba a las Lunas Rojas con poco respeto. El General Airen Cracken envió un informe a todos sus Jefes de Estación de Investigación, indicando la importancia de capturar a estas personas, e incluyendo evaluaciones sicológicas de todos los miembros conocidos del grupo, entre ellos Tigereye.
Pese a los intentos del mando republicano, Pentaestelar emitía su propia propaganda, afirmando que la República estaba dando apoyo a las Lunas Rojas y les contrataba para asesinar y extorsionar a los ciudadanos de Pentaestelar.
Stormcaller mantenía la disciplina en su unidad mercenaria, y escribió una serie de informes sobre sus tácticas en colaboración con su grupo. Él ordenó un informe de suministros a su especialista, la humana llamada sólo Ivey; Cutter y Tigereye colaboraron añadiendo secciones.
Tigereye en concreto describió el sistema Verti-Go de Susuax, un aparato que disparaba un gancho con un cable de ciento cincuenta metros para escalar paredes, y mencionó su potencial no documentado, aunque evidente, como arma. Tigereye también habló del proyectil anti-andador Aleta de Murciélago J8Q-128 de Kessel, destacando la astucia corporativa para fabricar un arma así justo bajo el control fáctico del Imperio (que utilizaba andadores), pero señalando sus inconvenientes que incluían la baja velocidad (permitiendo que un artillero del andador derribase el misil antes del impacto) y la necesidad de apuntar con mucha precisión.
Otros informes de Tigereye hablaban de la ametralladora de Defensa Terrestre Víbora de Kurtough Galax; según el informe, la fortaleza que tenían las Lunas Rojas estaba protegida por cuatro baterías, programadas por Ivey y el propio Tigereye para que estuviesen coordinadas y optimizasen la cadencia de tiro y dirección. En cuanto al Misil Incisivo Cima de Golog-Bertum, Tigereye criticaba su torpeza, lentitud y poco daño, pero admitía que era económico y que no requería un incómodo aparato para lanzarlo.
En una de las misiones que realizaron las Lunas Rojas, tomaron un crucero imperial metiendo un disolvente industrial, DX-343, con un temporizador. Este compuesto creaba una niebla hiper-irritante que afectaba a los pulmones y piel de los tripulantes humanos, obligándoles a evacuar la nave en cápsulas de escape, y a la vez estropeaba los droides. El crucero fue recuperado por la nave de patrulla neorrepublicana Gloria de Yavin, cuyo oficial de abordaje reconoció el estilo de las Lunas Rojas.
En otra operación, Ivey y Cutter se infiltraron en el Banco de Confianza y Garantía de Seguridad de Pentaestelar, en Entralla, haciéndose pasar por nativos. La operación incluía amenazar al cajero para hacer un ingreso de créditos falsos, lo cual obligaría al banco a cerrar para realizar labores de "limpieza", devaluando la moneda y reputación del Imperio. Cutter pensaba que Tigereye era más adecuado para ese trabajo, pero no fue asignado a esa misión porque era un alienígena y habría llamado demasiado la atención.
En el año 9 dbY, Tigereye estuvo al mando de un equipo de Lunas Rojas durante una operación de rescate en Gabredor III. La causa era compleja y, como oficial al mando del grupo, Tigereye fue el único miembro del equipo informado de los detalles, con instrucciones de no informar a su gente hasta que todos estuviesen ya en el planeta.
Resultaba que la corporación Conglomerado PowerOn del planeta Cantras Gola había maniobrado para independizarse de Pentaestelar y unirse a la Nueva República. Pentaestelar pidió ayuda a la pérfida Corporación de Esclavistas de Karazak, y éstos secuestraron a los hijos del embajador de Cantras Gola. Los esclavistas amenazaron con matar a los pequeños salvo que el embajador dejase de negociar con la República. Pentaestelar planeaba cortar definitivamente los vínculos entre Cantras Gola y la República, y después asesinar al embajador, permitiendo que los Karazak se quedasen con los niños. La República no podía intervenir directamente en el rescate sin arriesgarse a una guerra abierta contra Pentaestelar, pero extraoficialmente contrató a las Lunas Rojas para hacer su trabajo sucio: Rescatar a los niños.
Tigereye estaba familiarizado con los Karazak y con sus tratos con Pentaestelar. El trunsk escribió al respecto, indicando que encontraba satisfactorio enfrentarse a esclavistas. Después de ello, preparó una misión al campamento secreto de los esclavistas en el planeta selvático Gabredor III, viajando hasta allí en un carguero. El grupo incluía a Lex Kempo como piloto, Hugo Cutter como experto en demoliciones y, a petición específica de Tigereye, Brixie Ergo como médico de combate. Ergo, una joven humana, se había unido a las Lunas Rojas sólo dos meses antes para buscar a sus padres reclutados a la fuerza por Pentaestelar, y ella aún no había llevado a cabo ninguna misión de campo, sintiéndose fuera de lugar entre los mercenarios.
Desafortunadamente, los Karazak tenían patrullas de cazas Z-95 protegiendo su base, y éstos lograron abatir el carguero de las Lunas Rojas. Entre fallos de sistemas de a bordo, el aterrizaje forzoso fue inevitable. El vehículo quedó inutilizable pese a los mejores esfuerzos de Kempo, y Tigereye tuvo que ordenar una evacuación en la cápsula de escape. Sin daños que lamentar más allá de una contusión en la cabeza de Tigereye, el grupo se recuperó del impacto entre el follaje.
Los mercenarios notaron que sus enemigos habían encontrado los restos de su ex-nave, y empezaron su marcha hacia la guarida esclavista; los esclavistas observarían la ausencia de una cápsula de escape y pronto deducirían que tienen intrusos en la zona y que éstos seguramente iban a por los niños del embajador. Tigereye avanzó en vanguardia, usando tecnología para ubicar el campamento enemigo, y asignó a Kempo la retaguardia. Constantemente daba órdenes sensatas y previsoras, aunque siempre de modo brusco y soez.
Aunque Tigereye había exigido precaución contra la flora y fauna locales, un ser viscoso se abalanzó sobre la cabeza de Kempo, causando pánico en el rastreador. Tigereye observó la escena sin un ápice de sonrisa, y de hecho desenfundó su vibrohacha al ver que Ergo tenía problemas para extraer la criatura. Finalmente, Tigereye mató a la criatura de un golpe en la cola, y recriminó a Kempo su descuido, y a Cutter que se riese. Tigereye castigó a Cutter haciéndole explorar la zona. Ergo expresó su sorpresa por la forma de comportarse del grupo mercenario. Tigereye explicó que ciertamente se criticaban unos a otros, pero también eran íntimos amigos, habiendo sangrando juntos muchas veces.
Cutter volvió e informó de que había encontrado una verja sensora, que probablemente marcaba el perímetro del campamento esclavista. Tras un breve análisis, Tigereye encargó a Cutter destruir esa verja.
En sus macrobinoculares, Tigereye vio a un esclavista cabalgando un reptil, y dedujo que se trataba de una patrulla. Kempo, un francotirador experimentado, podía abatir a ese guardia, pero si no era el único miembro de su grupo, entonces otro podría dar la alarma. Contra las instrucciones de Tigereye, Kempo optó por atacar al jinete en combate cuerpo a cuerpo, dejando un vibro-alfanje a Ergo para que se protegiese mientras tanto. Tigereye fue a cubrir la espalda de Kempo personalmente, y encargó a Ergo proteger a Cutter mientras éste continuaba con su trabajo en la verja.
Efectivamente, Kempo estaba teniendo problemas para derribar al jinete, hasta que el aullante Tigereye saltó desde los árboles con su vibrohacha e hirió a la montura. El animal dañado echó a correr, llevándose consigo al reacio jinete, y Kempo pudo disparar por la espalda al esclavista para eliminarle. Después, Kempo y Tigereye criticaron sus respectivas actuaciones antes de volver con Cutter y Ergo.
Kempo y Tigereye corrieron al oír un grito de Ergo, amenazada por otro guardia esclavista con una pica de fuerza. Kempo logró cegar a este nuevo jinete esclavista, y Tigereye le derribó de un disparo. Su cabalgadura, empero, avanzaba desbocada hacia Ergo. La joven médico, aterrada, mató al animal de un mandoble con el alfanje de Kempo, lo cual sorprendió a los testigos. Tigereye comprobó rápidamente si ella estaba bien.
Mientras Kempo verificaba los cadáveres, Cutter y Tigereye trabajaron para burlar la verja; Cutter indicó además que había encontrado un foso oculto, y Tigereye propuso bordearlo. Ante la presión del grupo, Tigereye explicó entonces los detalles de la misión. El trunsk dedujo correctamente que los esclavistas notarían su presencia, y que prepararían la evacuación llevándose consigo su cargamento vivo.
Las Lunas Rojas alcanzaron las inmediaciones del campamento esclavista y, revisándolo con prismáticos, dedujeron que había docenas de guardias y que por tanto ellos estaban en inferioridad numérica. Cutter propuso usar explosivos para tenerles ocupados, y Tigereye aceptó. Unas detonaciones bien ubicadas sembraron el caos entre los esclavistas, dando a las Lunas Rojas una ocasión para infiltrarse. La situación exigía silencio de comunicaciones y dividirse en grupos:
Mientras Cutter seguía destruyendo edificios, Ergo y Kempo fueron al campamento de aterrizaje de los cazas. Tigereye se acercó al carguero enemigo, el remolcador Zuraco Amante de Atron, donde dos guardias estaban subiendo a todos los esclavos posibles. Tigereye se hizo pasar por uno más entre los esclavos, pero uno de los guardias observó que no llevaba un collar de restricción y llamó la atención sobre él. Tigereye agarró al guardia por el cuello con una mano, y con la otra disparó a quemarropa al otro guardia. No dañó a éste, pero le desarmó y le asustó lo bastante para hacerle huir. Tigereye centró la atención en su rehén y exigió saber dónde estaba el jefe de los esclavistas. Supo que estaba a bordo, en su camarote, y Tigereye subió al carguero .
Mientras tanto, Kempo se sacrificaba aparatosamente para volar el búnker de mando de los esclavistas y rescatar a Cutter. Tigereye no se enteró en ese momento porque estaba llegando al puente de la nave. El trunsk abrió la escotilla y disparó ráfagas contra los guardias que ocupaban la zona. Encerró después a los pocos supervivientes en una cápsula de escape, excepto a uno.

Sully Tigereye
Cutter y Ergo se reunieron con Tigereye, y el comandante mercenario supo, sólo leyendo sus expresiones, que habían perdido a Kempo. Descargó su agresividad interrogando agresivamente a un guardia para que le llevase hasta los niños esclavos, que no estaban con el resto de los prisioneros. Tigereye desenfundó su vibrohacha, lanzó a Cutter su pistola bláster pesada y ordenó a Ergo vigilar al guardia capturado. Ella disparó al prisionero, aturdiéndole, y se unió a sus compañeros.
Los tres mercenarios fueron al camarote del esclavista líder Greezim Trentacal, y oyeron un tiroteo en el interior. Tigereye hizo que Cutter abriese la puerta, y encontraron el cadáver de Trentacal en el suelo. Ergo vio a los niños encadenados y trató de entrar, pero Tigereye comprendió que había alguien más allí, oculto en sombras: Era otro esclavista, el defel Vex, cuya capacidad natural le permitía confundirse con las sombras. Descubrieron que una criada había disparado a Trentacal, sólo para ser abatida por Vex poco después. El defel saltó entonces sobre Cutter y Ergo.
La médico reconoció la especie de su enemigo e informó a gritos a Tigereye. Éste encendió las luces de la habitación a máxima potencia, cegando a Vex y dando a los mercenarios la ocasión de rodearle. Tigereye entonces se ensañó con Vex, primero con su vibrohacha y después con sus garras.
La operación había sido un éxito. Tigereye preparó una señal de las Lunas Rojas que anunciase a los Karazak su implicación: Todo el campamento esclavista ardería con forma de cuarto creciente. Los mercenarios tomaron el Amante de Atron y lo llenaron de libertos, incluyendo a los hijos del embajador. Tigereye personalmente abrió los collares de los cautivos. Después de eso, Ergo tomó los mandos de la nave mientras Cutter y Tigereye se familiarizaban con los controles de astronavegación.
Perdemos de vista a Tigereye y a las Lunas Rojas durante varios meses, hasta los preparativos de la fiesta de la Noche Lunar en Entralla. En ese momento, un grupo de Lunas Rojas viajó hasta el mundo natal de Stormcaller. Incluía al propio Stormcaller, a Tigereye, a Cutter y a Ivey. Su objetivo era conseguir los planes de seguridad para las festividades antes de que éstas empezasen, una semana después. Para no ser identificados, vestían aparatosas togas de sectario. Las Lunas Rojas habían decidido reclutar (o contratar) la ayuda de Reina Gala, una granuja humana activa en la zona.
Por entonces, Gale y su socio gigorano Rollos estaban escapando del jefe criminal Begas Tok, que había lanzado a la policía local contra ellos. Las Lunas Rojas previeron qué ruta seguiría Gale para escapar y se ocultaron en un callejón de camino. Cuando ella pasó al lado, la aferraron del brazo y tiraron hacia el lugar oscuro. Rollos siguió a su amiga y, como las Lunas Rojas temían que el gigorano se pusiese agresivo, le aturdieron con un arma de bioinducción desarrollada por Cutter.
Antes de que las Lunas Rojas pudiesen siquiera saludar, una patrulla de policías que buscaba explícitamente a Gale se acercó peligrosamente a su posición. Ivey interceptó sus comunicaciones y dio un falso aviso de robo cercano para alejarles.
Gale desconfiaba de ellos y aferraba su vibro-pincho, pero al ver los rostros de sus captores, ella reconoció a algunos de las listas de fugitivos. Tigereye, por sorpresa muy educado, besó la mano de Gale al presentarse. Stormcaller inició entonces su negocio: Quería contratar puntualmente a Gale (no reclutarla), a cambio de dinero y una forma de escapar del planeta. Aún descontenta, Gale quiso comprobar que su socio estuviese bien y, cuando vio que Rollos empezaba a despertar, ella aceptó el trato.
No está claro qué sucedió después con Tigereye y las Lunas Rojas.
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