LOS TALLADORES DE SANGRE

Articulo creado por Skippy Farlstendoiro y maquetado por Al Noah, los xenobiólogos de SithNET.
Prohibida la reproducción total o parcial sin el consentimiento de los autores
"El asesinato es como la escultura: Se retira lo que no es
necesario, y se queda uno con lo mejor"
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LOS TALLADORES DE SANGRE


 

Escultores de madera, responsables de asesinatos. Los talladores de sangre han estado a la altura de su mote en varios sentidos, pero también han sido más incomprendidos de lo que en justicia merecerían. Observemos a estos expertos en sigilo.

Los talladores de sangre provienen de un mundo boscoso en la Región de las Colonias que responde al nombre de Batorine. Allí se encuentran los árboles de sangre, famosos por su madera roja brillante, y unos animales llamados feragrifos. Estas bestias no son rival para un tallador de sangre bien entrenado.

Los talladores de sangre son insectoides inteligentes, similares evolutivamente a los Colicoides, los geonosianos o los verpines. Están cubiertos por una piel naranja o dorada iridiscente, difícil de distinguir del color de su sangre, y tienen dos ojos negros pequeños, redondos y brillantes.

Un tallador de sangre adulto alcanza dos metros de altura. Destaca en su figura el cuello largo y delgado, y sobre todo las larguísimas extremidades: Cada brazo está dotado de tres articulaciones, y lo mismo es cierto para cada pierna. Este aspecto hace que parezcan esbeltos y gráciles, y también mejora su coordinación, su destreza, y su velocidad de crucero a pie. Gracias a sus flexibles miembros, son maestros naturales del escapismo, y poseen una puntería que otras especies sólo obtienen tras años de entrenamiento.

La nariz de un tallador de sangre, similar a un ancho pico, sirve a la vez como sensor de olores y de sonidos. Sus fosas nasales están dotadas de alerones que pueden abrir y cerrar a voluntad o para comunicar emociones. Sin embargo, su percepción es menos que óptima.

La esperanza de vida de un tallador de sangre es levemente superior a la de un humano. Sin embargo, y pese a que envejecen más despacio, maduran mucho más rápido, lo cual les concede más tiempo en condiciones físicas y mentales óptimas.

Los talladores de sangre utilizan la madera del árbol de sangre para crear estatuas; de ahí viene oficialmente su nombre. Prácticamente todos los talladores de sangre dedican parte de su tiempo a la escultura, y todos están entrenados para ello. Cuando un tallador de sangre presenta una estatua terminada a otra persona, está esperando que se le señalen las imperfecciones: Los cumplidos resultan insultantes y en ocasiones han sido motivo de ejecución. La estatua se talla para mejorar a la tribu, no al individuo.

Pero, no nos engañemos, los talladores de sangre son también hábiles asesinos. Toda la especie tiene una merecida reputación, comparable a la de los kerestianos, los noghris o sus colegas insectoides los bartokks. Ellos consideran que la escultura y el asesinato tienen muchas cosas en común, sobre todo la escultura de madera de árbol de sangre. Afirman que se trata de retirar sólo la parte sobrante, reteniendo lo mejor. Sin embargo, como asesinos, los talladores de sangre rara vez mutilan a su víctima; lo de "tallador" es, en este sentido, una metáfora.

El código de honor de un tallador de sangre es tan estricto como su rígida estructura social. Los talladores de sangre se consideran orgullosos guerreros con fuertes vínculos para con los líderes tribales. La tribu es lo primero, siempre.

Según su cultura, la acumulación de riquezas es pecado de ego. El beneficio que no requieran para subsistir, debe ser enviado al mundo natal, donde ayudará al bien mayor. La riqueza exorbitante es tratada con tanto desdén como las alabanzas individuales. La codicia y el servilismo se castigan sin piedad, con una paliza o incluso con el temido exilio.

Para una cultura tan tribal, la separación de la tribu es horrible. Los talladores de sangre rara vez operan independientemente de su tribu, prefiriendo moverse en grupos grandes. Incluso los exiliados procuran asociarse con otros talladores de sangre en el exilio para formar grupos. Sólo si fracasan en esto, realizarán individuales búsquedas de gloria o senderos de iluminación. En algunos casos, talladores de sangre no exiliados han explorado la galaxia en solitario para mejorar su posición en la tribu, o el prestigio de ésta.

La religión de los talladores se basa en el Arte Más Allá de la Muerte, su concepto de vida venidera. Se trata de una concepción gloriosa que los talladores honorables experimentarán tras la muerte de su cuerpo físico, y un renacimiento en una forma considerada mejor. Los crímenes más horrendos, en especial llevar deshonor a la familia o la tribu, excluirán al tallador de sangre de esta experiencia. Mientras tanto, el cadáver ha de ser ritualmente incinerado para que vuelva a la naturaleza.

Los talladores de sangre usan sistemáticamente ropa ajustada que les permite moverse en silencio. La capacidad de moverse en silencio y ocultarse es la más valorada en su cultura, preferida a cualquier profesión con la excepción de escultor.

Muchos talladores de sangre gustan de realizarse tatuajes tribales con patrones y colores en los bordes de los alerones de la nariz.

Existe un rito de madurez característico para los talladores de sangre: La caza de un feragrifo. Un tallador de sangre no puede considerarse un adulto hasta que mata a su primer feragrifo, entre los nueve y los doce años estándar.

El idioma batorés es difícil de dominar porque utiliza sonidos, olores y una cantidad mínima de recoloración de la piel para comunicar información esencial. Esto es, para los talladores de sangre, algo común y lógico, pero otras especies (e incluso droides de protocolo) tienen problemas para entenderlo; hablarlo es prácticamente imposible. Con tanta dificultad para hacerse entender, muchos talladores de sangre aprenden a hablar básico, pero no suelen ser capaces de leerlo.


LA HISTORIA DE LOS TALLADORES


 

Siglos antes del Imperio, el planeta Batorine fue atacado por una especie alienígena, los lontars. El ataque fue brutal, y los talladores de sangre casi fueron exterminados. Lo habrían sido, de no haber intervenido el Senado Galáctico.

Pero, pese a esto, Batorine no se unió a la República y los talladores de sangre quedarían retenidos en un planeta arrasado y apenas capaz de mantenerles.

No es hasta el año 110 antes de Yavin que Batorine es aceptado en la República. El Senado decide entonces que los talladores de sangre deben ser trasladados a Coruscant, en vez de permanecer en su mundo natal. Muchas de sus tribus, la mayoría de hecho, aceptan las condiciones y se asientan en la capital, buscando refugio como artesanos; una vez allí, los talladores permanecerán recluidos en espacios limitados. Se llevan incluso a los feragrifos a una reserva en una luna de Coruscant, para mantener su rito cultural de madurez. Batorine siguió siendo hogar de muchos feudos de talladores de sangre.

Ochenta años después del éxodo de los talladores de sangre, apenas quedaban unos pocos cientos de individuos en el mundo capital Coruscant.

Unos pocos años después de la batalla de Endor, un tallador de sangre fue visto en la banda del poco ético doctor Follnor Callat, acompañado de criminales y mercenarios (entre los que destacaba el mandaloriano Fenn Shysa). Al parecer, este tallador de sangre no indentificado ayudaba a Callat en su búsqueda del Tessent alsakano. El resultado de esta misión no ha sido identificado.


TALLADORES NOTORIOS


 

Ke Daiv: Este tallador de sangre quedó huérfano a temprana edad, pero fue adoptado en la familia políticamente influyente de uno de los últimos clanes de talladores de sangre de Coruscant.

Se había profetizado que el hijo natural del padrastro de Daiv moriría por una herida en la cabeza. Esta profecía era pública, así que se intento proteger al niño condenado de toda forma de combate... pero el chico aún debía llevar a cabo su rito de madurez. El comandante del clan ordenó a Daiv llevar a su hermanastro a la caza de feragrifo en la luna de Coruscant.. Allí, Daiv falló un disparo y accidentalmente mató a su pariente por un impacto en la cabeza. El tallador de sangre a quien Daiv consideraba su padre, le maldijo y le exilió de la tribu.

Daiv permaneció en Coruscant. durante ese tiempo, unas tres décadas antes de la batalla de Yavin. Intentó obtener trabajo como asesino y contactó con un grupo disidente de la Federación de Comercio. La Federación había sufrido poco antes un duro revés por su derrota en la batalla de Naboo, y este grupo buscaba la muerte de dos de los responsables, los Jedi Obi-Wan Kenobi y Anakin Skywalker. Daiv era sólo uno más de los asesinos contratados para este trabajo.

En el año 29 antes de Yavin, cuatro años después de la batalla de Naboo, Ke Daiv tuvo su primera ocasión. Supo que el joven jedi Skywalker, de sólo doce años, frecuentaba el Foso de Basura del Distrito Wicko para participar en peligrosas carreras ilegales. El chico había rescatado dos alas con las que volaba por la azarosa zona, intentando bajar a la zona más profunda para coger una escama de gusano gigante, y volver a la superficie con ella. Daiv se hizo pasar por otro participante en la competición, buscando la ocasión de matar a Skywalker. Habría tenido éxito, pero la inesperada llegada de Kenobi provocó su fracaso.

Lejos de desesperarse, Daiv buscó una nueva ocasión, y empezó a trabajar como guardaespaldas para Wilhuff Tarkin, por entonces comandante de la Fuerza de Seguridad de las Regiones Exteriores de la República.

Tarkin pretendía hacerse con la excelente tecnología naval del planeta Zonama Sekot, donde se utilizaba una extraña combinación de alta tecnología con el organismo para crear las naves más rápidas disponibles. Tarkin quiso enviar a su asociado Raith Sienar con una flota y esa misión. Envió a Daiv a acompañar a Sienar en calidad de ayudante, aunque Sienar lo interpretó como una amenaza en caso de que fracasase en su misión. Por ello, Sienar informó a Daiv de la xenofobia de Tarkin, lo cual llevó al alienígena a apoyar a Sienar antes que a Tarkin.

Una vez llegaron a Zonama Sekot, Sienar envió a Daiv a obtener una de las naves. El candidato debía ponerse al alcance de una forma de vida nativa, y esperar a ver cuántos de éstos mostraban interés en asociarse con el candidato y formar parte de su nave. Daiv no atrajo a ningún individuo, así que decidió intentar robar una de las naves ya existentes. La mejor de las naves disponibles acababa de ser creada para Anakin Skywalker, que había atraído a más formas de vida que nadie en la historia registrada. El robo fue un fracaso.

Sienar inició el ataque al planeta con la flota de Tarkin. Mientras tanto, Daiv intentó aprovechar la oportunidad para matar a Skywalker. Encontró a Skywalker con su asociada y amiga, la joven Jabitha Hal, intentando detener el ataque desde el palacio de Zonama Sekot, y les amenazó.

Viéndose en peligro, Skywalker utilizó la Fuerza para quemar a Daiv desde dentro hacia fuera durante un ataque de rabia. Fue la primera vez que Skywalker se veía obligado a terminar con una vida, y después de ello lo lamentó.

Muchos años después, Jabitha Hal (entonces jerarca de Zonama Sekot) explicó a otros jedis la batalla, incluyendo la participación de Daiv. Jabitha Hal no tenía buen concepto de Daiv y narró cómo Skywalker había salvado su vida.

Mu Fiev: Un famoso tallador de sangre.

Pa Gara: Un famoso tallador de sangre.

Va Tosh: Un famoso tallador de sangre.

Ko Vakier: Este tallador de sangre vivió a caballo entre los tiempos de la Antigua República y del Imperio. Se decía que su vida se había visto perturbada por los excesos de una República corrupta.

Al final de las Guerras Clon, Vakier era artillero en la nave de contrabando Uhumele, bajo el mando del capitán Schurk-Heren. La nave oficialmente no tenía una torreta; de hecho, ésta estaba oculta y sólo se extendía en caso de necesidad. Otros tripulantes de la nave eran la piloto Crys Taanzer, el navegante Sniffles, el ingeniero Meekerdin-Maa y su ayudante Ratty, y el jefe de seguridad Mezgraf (ver imagen).



Imagen Coral de la tripulación del Uhemele

El Uhumele estaba varado en Nuevo Plympto durante la ocupación imperial de los días posteriores a la Orden 66. Fueron testigos desde lejos de la desastrosa batalla del Paso de Media Hacha, en que los recientemente nombrados soldados de asalto imperiales aniquilaron a la resistencia nativa, sin dejar supervivientes. Las tropas imperiales también capturaron a las familias de los soldados para venderlas en el mercado de esclavos de Orvax IV, haciendo pública la información para acabar con la resistencia; y dejaron varadas a todas las naves en el puerto para impedir que huyese ningún enemigo del Imperio.

Dos de estos fugitivos, buscando a los refugiados, se intentaron colar en la nave de Heren: El general Jedi Dass Jennir y el capitán nosauriano Bomo Greenbark. Atacaron a Taanzer durante el abordaje, pero rápidamente se vieron rodeados por el resto de la tripulación: Ante las órdenes del capitán, Vakier apuntó a los polizones con un arma. Sin embargo, la labia y sinceridad de Jennir y la desesperada situación de Greenbark, que tenía familia entre los refugiados capturados, conmovieron a los tripulantes. Vakier escogió no hablar durante estas conversaciones, dejando a Hener la decisión de ayudar a estas personas en necesidad.

Persiguiendo a Jennir, el Imperio pretendía registrar la nave. Heren reunió a toda la tripulación en su camarote para discutir formas de evitarlo. Vakier fue el primero en proponer una solución violenta, tallando un sendero a través de sus enemigos, y Taanzer le apoyó porque su nave tenía armamento insospechado. Jennir, empero, respetaba el armamento imperial, y Greenbark exigió que escuchasen a su general. Vakier se burló de tan grandilocuente rango, pero aceptó escuchar el plan.

Jennir pretendía que todas las naves del puerto despegasen a la vez, abrumando a las defensas imperiales. Para convencer a los reticentes capitanes, Jennir robó una nave imperial y atacó otra de las naves del puerto, mientras Heren comunicaba en abierto que el Imperio había ordenado la destrucción de todas las naves. Vakier ordenó a Mezgraf extender su torreta mientras rogaba a alguna entidad religiosa que su filo fuese afilado para esculpir un nuevo destino para sus enemigos. El Uhumele fue perseguido por dos cazas ARC-170 del Imperio y, mientras Vakier destruía a uno, no pudo evitar que el otro les tuviese a tiro (ver imagen). Afortunadamente, Jennir pudo abatir al segundo perseguidor desde su propia nave.



Ko Vakier intenta disparar sobre el segundo ARC-170 para proteger el Uhemele

En cuanto Jennir subió a bordo y saltaron al hiperespacio, Vakier agradeció al general Jedi sus actos, pero él les quito importancia y valoró el trabajo de equipo.

Vakier se reunió con Jennir y Greenbark varias veces durante el viaje, hablando poco... pero escuchando mucho. Heren habló en privado con Vakier, preguntándole si creía que los pasajeros conocían su auténtico cargamento; Vakier y Taanzer creía que estaban en la inopia.

Poco antes de aterrizar, Jennir intentó explicar a Greenbark que, pese a su ansia de rescatar a su familia, tal vez los tripulantes de Heren no quisieran arriesgar sus vidas por esa misión. Ratty y Mezgraf fueron los primeros en ofrecer su ayuda; Vakier, con el permiso de su capitán, quiso ofrecer su espada. Afirmaba no asustarse ante la muerte, y estaba convencido de que la galaxia podría apañárselas con menos imperiales y esclavistas. Así, Vakier se disfrazó de esclavista para infiltrarse en Orvax.

Tres cosas provocaron fuerte impacto en Vakier en su infiltración. La primera fue la gran maldad de un planeta con el esclavismo tan arraigado; el éxito en su misión seguiría siendo apenas una gota de agua en el océano. La segunda fue ver a Mezgraf calmando a un animal salvaje en plena estampida, pues Vakier ignoraba este don de su compañero. En el proceso, Mezgraf fue identificado como esclavo fugitivo, pero Jennir usó la Fuerza para despistar a los guardias, y ése fue el tercer impacto.

El grupo encontró a los nosaurianos capturados, pero Greenbark perdió los nervios y llamó la atención de los guardias t'surr. Jennir saltó a rescatar a su amigo, así que Vakier y Mezgraf desenvainaron para ayudar. Vakier rompió el arma de un guardia y después le degolló. Pero este rescate no tuvo mucho sentido, pues descubrieron que la esposa de Greenbark había muerto y que su hija ya había sido vendida. Jennir, necesitando una infiltración en solitario, encargó a los otros que preparasen la nave para salir del planeta a medianoche o cuando él volviese, lo que sucediera antes. Jennir regresó sabiendo que la niña estaba en Esseles y el Uhumele se preparó para saltar, aunque Heren dedicó otra mirada a Vakier...



© S I T H N E T

Sección creada por Skippy Farlstendoiro y Al Noah para SithNET
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