LOS SHARU

Articulo creado por Skippy Farlstendoiro y maquetado por Al Noah, los xenobiólogos de SithNET
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El sistema Rafa


 
"Los sharu fueron, por supuesto, responsables de la construcción monumental que caracteriza a este sistema, un estilo de arquitectura que traiciona un punto de vista tan alienígena que, en su mayor parte, ni siquiera se puede imaginar el propósito de las estructuras. No está claro si el mero contacto con los sharu "rompió" al Pueblo Roto, o si eso fue el subsiguiente y apresurado abandono de los sharu" (Rokur Gepta)

Los sharu: Una civilización superavanzada que tuvo su auge y caída antes de que se fundase de la Antigua República. Tras la misteriosa desaparición de los sharu, claros amos del sistema Rafa, sólo quedaban atrás gigantescas pirámides inaccesibles, algunas reliquias incomprensibles y las leyendas del primitivo y sumiso pueblo toka. Los toka, con aspecto de ancianos, afirmaban haber servido a los sharu y esperar su profetizado regreso. Otros seres, más codiciosos, contaban sólo con averiguar cómo usar la tecnología sharu para sus propios fines. El sistema Rafa estaba a punto de cambiar, y Lando Calrissian estaba en el centro de todo .

Entre el Espacio Hutt y la Deriva de Cron se encontraba una región de la galaxia tradicionalmente retrógrada, irrelevante y pintoresca conocida como la Centralidad. Los sistemas planetarios se encontraban especialmente alejados unos de otros, hasta el punto en que algunas astronaves se quedaban sin consumibles en mitad del vacío. Sin embargo, existían unas pocas rutas hiperespaciales razonablemente bien exploradas. Una de ellas era el Bucle Arleen, donde se encontraba el sistema Rafa entre los sistemas Arleen y Dela, y bastante próximo al céntrico sistema Oseón.

El sistema Rafa estaba formado por once planetas con numerosas lunas, todos ellos cubiertos de enormes ruinas de aspecto plástico y forma principalmente piramidal. La zona de Rafa era abundante en mynocks y, por las normativas de seguridad, se prohibía el aterrizaje en cualquier planeta a las naves que llevasen tales alimañas pegadas al casco; el capitán era responsable de eliminarlas antes de entrar en la atmósfera.

Algunos mundos eran menos importantes que otros, política y económicamente hablando. Rafa III era esencialmente una operación de minería. Rafa XI, frígido y oscuro, tenía una refinería de hielo y una instalación de investigación. Rafa IV era el centro de gobierno del sistema. Su principal ciudad, Teguta Lasat, incluía una colonia penal, múltiples tabernas y el Hotel Sharu.

El quinto mundo del sistema, Rafa V, era el planeta de origen de la especie y civilzación sharu como los arqueoastrónomos habían deducido correctamente. Era un planeta frío con dos lunas gemelas, atmósfera respirable, un 90% de gravedad estándar, una humedad inferior al 2% y un cielo extrañamente verde. Una nube de escombros orbitaba el mundo, aparentemente los restos fallidos de una temprana era de exploración espacial. Las temperaturas bajaban tanto por la noche, que un humano a la intemperie y sin protección podía morir congelado. La superficie estaba principalmente cubierta de arena seca roja y de múltiples edificios de estética sharu. En Rafa V se encontraba la más grande de las pirámides sharu.



Ruinas sharu en Rafa V

Cada planeta del sistema Rafa estaba cubierto de las enormes estructuras piramidales que mencioné, y que eran de origen sharu: Las colonias humanas se habían construido en los pequeños espacios que quedaban entre éstas, y los edificios quedaban empequeñecidos ante esos colosos. Mal llamados ruinas, los ziggurats sharu de kilómetros de altura estaban construidos de una resina plástica prácticamente indestructible, cuyos bordes estaban afilados aún después de milenios de desuso. Aún sin que nadie los cuidase, estaban bien mantenidos y nadie había logrado entrar en ellos ni averiguar su propósito. Se encontraban entre las mayores construcciones de la galaxia y, por su estética inusual, resultaban como mínimo difíciles de contemplar.

Otra característica del sistema Rafa, esta vez totalmente única, eran los huertos de vida. Se trataba de huertos de unos quinientos árboles frutales cónicos idénticos, con los árboles separados unos de otros por varios metros sin un patrón claro. Los árboles de vida eran una forma de vida indígena de Rafa basada en el silicio y que combinaba la biología con la electrónica sólida. El tronco era un tallo pigmentado, fibroso y cristalino, de cincuenta centímetros de diámetro y dos metros de altura, con un aspecto extrañamente normal. La base era un disco irregular de dos metros de diámetro que formaba una plataforma y, en los bordes, se enterraba en el suelo creando una especie de raíces filiformes. Las ramas tenían aspecto de cactus, surgían a la altura de una cabeza de humano adulto y siempre en ángulo recto sobre el tronco. Allí se encontraban las frutas, con forma de cristal o joya y con un tamaño que dependía del tamaño del árbol, llegando de lo microscópico al tamaño de un droide.

La recolección de estas frutas de vida se podía realizar manualmente y no afectaba al árbol: Una nueva fruta reemplazaba a la fruta extraída en un año. Ahora bien, el aura generada por los huertos debilitaba la inteligencia y vitalidad de las personas que pasaban tiempo allí, convirtiendo a esos infortunados trabajadores en gentes de débil cuerpo y débil mente: Llegaban a ser una forma de ejecución. Los pequeños animales llamados vuoles, dotados de gran curiosidad, prosperaban en las arboledas, aparentemente sin sufrir el efecto negativo que podía acabar con los humanos.

¿Por qué entonces alguien recogería esos cristales de vida? Porque eran valiosísimos: Se decía que extendían la esperanza de vida de las personas, humanas o alienígenas, que los llevaban al cuello, a veces multiplicándola por cuatro, e incluso que conferían al portador vitalidad e inteligencia añadidas o que impedía la senilidad, curaba muchas enfermedades mentales y tenía un efecto extraño en los sueños. En tiempos del Imperio los científicos discutían sobre la veracidad de este rumor, pero en todo caso los cristales alcanzaban altísimos precios porque sólo se daban en los once mundos del sistema Rafa y en algunos asteroides con ecosistema similar (aunque sólo los árboles de Rafa IV producían cristales grandes). No es sorprendente que fuesen su principal exportación, y una muy beneficiosa. El oficial de policía de Oseón Lund Phuna llevaba un cristal pequeño; el industrial trillonario humano Bohhuah Mutdah, que vivió más de un siglo, llevaba uno de los cristales más grandes exportados desde Rafa.


Biología


 

Los nativos humanoides del sistema Rafa eran conocidos como toka o el Pueblo Roto. Se trataba de una especie primitiva que el Imperio Galáctico etiquetó rápidamente de subhumana, pese a su aspecto principalmente humanoide: Un toka adulto parecía ser un humano en casi todos los aspectos. Concretamente, parecía ser un humano anciano y encorvado: Los toka tenían un aspecto enfermizo y decrépito desde que nacían.

Sistemáticamente, los toka tenían cabello blanco, cetrino rostro arrugado y un andar desanimado y torcido que disimulaba una altura media que rondaba el metro setenta centímetros. Sus movimientos parecían letárgicos y prematuramente seniles. Algunos toka carecían de dientes, lo cual no les impedía hablar.

Por sus expresión y cualidades, un toka daba la impresión de ser poco inteligente. Ciertamente, su capacidad de aprender era casi tan limitada como su voluntad o su pasión. Se les veía comiendo alimentos para animales.

En general tenían necesidades corporales similares a los humanos. Al menos algunos toka roncaban al dormir. Podían pelear con las manos desnudas o con armas improvisadas si encontraban un motivo realmente serio para hacerlo. También sufrían daño al ser mordidos, momento en el cual chillaban. Los toka también podían ser estrangulados



Varón y mujer toka

En cuanto a los sharu, también eran humanoides. Tenían aspecto de cuasihumanos viejos, pero no tan arrugados como los toka. Los sharu de la era imperial afirmaban no haber alcanzado su "verdadera forma", similar a la de los sharu prerrepublicanos y que sólo llegaría después de unos siglos de evolución.

El sharu identificado como Mohs, que había sufrido mutación por causa del Arpa Mental (ver más adelante) tenía un aspecto que podría o no ser representativo de los sharu: Caminaba erguido con aire autoritario y digno, característico de su madurez; tenía ojos brillantes y multifacetados; y en su frente tenían un tatuaje oscuro que parecía brillar.

La mente sharu no funcionaba de forma similar a la de la mayoría de especies, por lo que resultaba difícil entender a un sharu. Estos seres parecían tener una percepción extraordinaria de su entorno, ora por unos sentidos biológicos mejorados, ora por capacidad extrasensorial, ora por una inteligencia muy superior que les permitía anticiparse a las respuestas de otros seres.

Muchos datos sobre la especie sharu siguen siendo un misterio.


Cultura


 

Los toka se comportaban principalmente como humanos primitivos, débiles, sumisos, ingenuos y mansos. En general parecían carecer de agresividad o arranque, y tendían a trabajar como siervos. Un encogimiento de hombros era posiblemente el mayor desafío que pudiese lanzar un toka. Existían, como excepción, tribus toka agresivas en Rafa V, con ejércitos organizados de arqueros. Algunos pro-imperiales, como el gobernador Duttes Mer de Rafa, teorizaban que los toka eran seres humanos afectados por la presencia constante de los huertos de vida; y ciertos ordenadores, incluyendo la tecnología sharu, parecían reconocer a los toka como humanos.

Los toka carecían de toda estructura social o de líderes, un hecho bien conocido en Rafa. Sin embargo, existía un puesto merecedor de respeto entre todos los toka: El Alto Cantante. En cada generación, un toka individual se convertía en el Alto Cantante y recibía acceso a las leyendas toka sobre los sharu, que él debía mantener vivas utilizando las canciones tradicionales del pueblo toka. Se trataba de un cargo temporal con fecha de caducidad, momento a partir del cual el toka en cuestión dejaba de ser Cantante. El Alto Cantante tenía prohibido consumir alcohol, pero al mismo tiempo estaba exento de labores físicas como cavar.

Un Alto Cantante conocía varias canciones adecuadas a ciertas ocasiones, como la Canción del Telescopio Reflectante que detallaba el sistema Rafa a nivel astronómico y explicaba que los sharu habían evolucionado en Rafa V. Otras canciones mencionaban profecías: La Canción del Emisario hablaba de la aventura futura de un intrépido marino espacial y aventurero oscuro, afortunado en juegos de azar y Portador de la Llave, que llegaría junto al Emisario, un compañero inhumano de armadura plateada para encontrar el Arpa Mental de los Sharu y, por una sucesión de eventos, liberar a los toka (lo cual era percibido como positivo, en tanto los toka creían sufrir bajo la tiranía de los colonos y esperaban ser liberados de esto). La Canción explicaba la gesta entre acertijos y paradojas, y la ley toka prohibía quitar la Llave a su Portador o matarle incluso si el Portador demostraba ser un farsante; aunque permitía dejarle morir y matar al Emisario.

Otras canciones toka de nombre desconocido servían para que el Alto Cantante diese orden de retirada a un ejército toka; o para que los soldados cantasen durante una marcha de varias millas. En este último caso, extrañamente, la canción no estaba acompasada al paso militar.

Los toka solían vestir con harapos, principalmente taparrabos andrajosos que no se ajustaban por debajo de la entrepierna, y en ocasiones rechazaban, por motivos religiosos, ofertas de ropa caliente para entornos fríos. Por lo general los toka iban descalzos y algunos se tatuaban símbolos extraños de origen sharu en la frente.

A partir del momento en que la República colonizó Rafa, los toka encontraron su nicho de mercado en puestos subcualificados donde, si se les exigía, trabajaban hasta la extenuación o la muerte. Algunos empleos que ocupaban los toka eran: barredor usando una empujascoba, siervo doméstico o corporativo, limpiador (o eso creían, distribuyendo agua sucia por el suelo), repartidor de serrín por el suelo de un bar y vaciador de ceniceros en el mismo bar. Ciertos colonos, como Myle Jandler, desaprobaban los tratos entre humanos y toka, aunque la ley los permitía.

Pese a ser muy primitivos, los toka podían manipular tecnología estándar, como un encendedor. Ellos mismos, por su parte, tendían a usar productos más artesanales: Las tribus hostiles de Rafa V tenían cuchillos hechos con cristales de vida y un arco o ballesta con resorte que agitaba los brazos hacia adelante para lanzar, una a una, cada una de las seis flechas de su cargador. Su cocina era sencilla (y desagradable para los alienígenas) e incluía una hoguera como fuente de calor para ahumar un lagarto pequeño pinchado en una rama.

La tecnología sharu, por lo alienígena, resultaba aterradora para los salvajes toka, e incluso para los seres supuestamente civilizados: Los enormes edificios sharu estaban construidos con un material imposible de replicar, y su interior, rara vez visto, resultaba confuso por las confusiones entre dimensiones internas. Las puertas se podían hacer intangibles, reteniendo la solidez de la llave que las abriese, y ser visibles sólo desde un lado. Los sharu no utilizaban vehículos normales, sino teletransporte a través del tiempo y el espacio. Los sharu incluso podían hacer crecer a un ser orgánico hasta un tamaño físicamente inconcebible manteniendo lo que ellos llamaban "la misma información" que contiene ese organismo. La tecnología sharu era tan distinta a la habitual, que requería habilidades especiales sólo para operarla.

Los toka hablaban en idioma Básico y también en Antiguo Alto Trámmico, el idioma comercial originario, en tiempos pretéritos, del planeta Trammis III. A partir del momento en que el Antiguo Alto Trámmico fue identificado como la lengua nativa de los toka, algunos expertos empezaron a dudar que el Trámmico se hubiese originado realmente en Trammis.

Los toka practicaban una religión antigua cuyas prácticas orbitaban en torno a leyendas sobre los sharu, a quienes a veces llamaban los ancestros cuyo nombre no debe decirse. Ciertos pecados estaban castigados con la ejecución del pecador.

Según sus creencias, los toka habían llegado a Rafa desde otro punto de la galaxia usando tecnología que después perdieron o eligieron abandonar. Los toka encontraron entonces a la especie nativa de Rafa, los sharu, seres superhumanoides muy evolucionados y "terribles de contemplar directamente". Los toka descubrieron que los sharu habían construido las pirámides. Los toka se convirtieron en sirvientes de los sharu. Eventualmente, los sharu "partieron", huyendo de algo terrible que les despertaba temor (y que las leyendas toka no especificaban si era otra especie, una enfermedad o qué). Los sharu dejaron atrás sus edificios, los huertos y a los toka. Los toka se "rompieron", convirtiéndose en el lamentable "Pueblo Roto", por el contacto con los sharu o porque los sharu eligieron irse. Todo esto era la tradición toka, y no todo era totalmente cierto (véase la sección de Historia).



Huertos de árboles de vida

Existían ciertas leyendas, no omniversalmente conocidas, sobre el fabuloso Tesoro de Rafa o los Tesoros de los Sharu: Reliquias de origen sharu de gran valor y con propiedades mágicas. En general se consideraban meras supersticiones ridículas de los toka. Los arqueólogos serios ni siquiera creían que los contemporáneos toka y los inmemoriales sharu hubiesen sido contemporáneos.

Muchas leyendas toka hablaban de una reliquia legendaria llamada El Arpa Mental de Sharu (o de los Sharu), que supuestamente podía controlar las mentes de los nativos toka y de otras especies, producir música lo bastante persuasiva para conmover los corazones más fríos de la galaxia a través de distancias astronómicas y/o comunicar a los toka con los sharu. Según la tradición, el Arpa podía usarse para invocar a los sharu, de forma que éstos acudiesen en ayuda de los toka durante una emergencia.

El Arpa, considerada el más valioso entre los Tesoros de los Sharu', parecía un cristal hexagonal con esquinas cortantes, de un metro en su mayor medida. Esta forma era difícil de percibir, porque el Arpa se desplazaba entre dimensiones cambiando constantemente de forma, y en otras ocasiones era visto como un tenedor o una estructura tetradimensional cambiante.

La Llave de la Supragente, llamada también la Fabulosa Llave de los Sharu, el Abridor de Misterios, el Iluminador de la Oscuridad, el Mostrador del Camino, el Medio Para Un Fin o la Fabulosa Llave Perdida Hace Tanto era una herramienta dorada con forma de tenedor de entre dos y cuatro púas, que también parecía cambiar de aspecto constantemente; era una réplica del Arpa a menor escala, y otro de los artefactos de origen sharu.

La cultura sharu apenas era conocida. Se sabía que su sociedad se basaba en la racionalidad y la coherencia. Contrariamente a los toka, los sharu tenían jerarquías muy organizadas: Respetaban a ciertos líderes religiosos con un conocimiento superior de sus tradiciones. Como éstas estaban muy relacionadas con la tecnología, sus rabinos eran también gurús tecnológicos.

Cada sharu servía a su comunidad en una función única, sin protestar ni mostrar nunca tendencias competitivas. Los sharu parecían no estar interesados en entrar en política galáctica o en explorar las estrellas (aunque en su día tuvieron intentos de exploración espacial, como demostraba el cinturón de escombros alrededor de Rafa V).

Los sharu vivían en ciudades de estilo no primitivo, aunque sus construcciones se nos antojarían muy alienígenas a los humanos. También desarrollaron su propio estilo de artes marciales, con el que respondían a cualquier agresión. Algunos sharu se tatuaban símbolos culturales de su gente en la frente, por ejemplo el Arpa Mental.


Historia


 

Nuestro relato de hoy empieza hace mucho, mucho tiempo, en una galaxia lejana, muy lejana. Empieza varios milenios antes de la creación de la República Galáctica. Por entonces prosperaron los sharu, unos seres humanoides científicamente muy avanzados que desarrollaron una civilización en el planeta hoy llamado Rafa V.

Los primeros intentos de vuelo espacial de los sharu tuvieron importantes fallos y dejaron escombros de sus naves en la órbita de Rafa V. Estos restos continuarían allí durante milenios, hasta obtener valor arqueológico. Los sharu eventualmente obtuvieron un sistema de transporte interplanetario eficiente y se extendieron por todo el sistema Rafa y después por el sector hoy llamado Centralidad, controlando todo lo que hollaban.

Los sharu, constructores de pirámides, dejaron muchos restos de su civilización en el sistema Rafa, pero muy pocos en otros puntos de la Centralidad. Tuvieron un breve periodo expansionista en que llegaron a mundos más cercanos al Núcleo, como Aargau, donde posiblemente construyeron una pirámide: La Pirámide del Alba de Aargau, una estructura de plástico iridiscente casi indestructible con filos afilados, inspiró la arquitectura planetaria posterior. Algunos expertos sospechan que hizo algo más: Llamó la atención.

Eso último es especulación, claro, pero hay datos que se conocen con certeza: Los sharu percibieron una amenaza hasta entonces desconocida, una potencia alienígena inconcebiblemente poderosa hasta para ellos, e interesada únicamente en dominar a sociedades inteligentes. Los sharu reconocieron estar en inferioridad ante este peligro y, asustados, decidieron tomar medidas para sobrevivir: Enterrar sus ciudades y drenar su propio intelecto, presumiblemente en un esfuerzo desesperado por escapar del interés de estos seres.

Para ello, los sharu construyeron las inmensas pirámides de plástico, bajo las cuales se ocultaban sus ciudades. Las pirámides estaban controladas por el mayor sistema de ordenadores jamás creado, que monitorearía la situación. Además, los sharu construyeron los huertos de vida con el propósito expreso de que las plantas drenasen temporalmente la inteligencia, memoria y vitalidad al pueblo sharu y les hiciesen parecer salvajes inofensivos: Los toka. Tres cuartas partes de la mente de los sharu fueron extraídas de sus cerebros, y almacenadas en los ordenadores de las pirámides.

Los sharu no esperaban que nadie extrajese las frutas de los árboles ni las usase como joyería. Esto incrementaba la vitalidad de los usuarios, porque las frutas estaban demasiado lejos de los bancos de memoria sharu donde se almacenaba su conocimiento e inteligencia, y por tanto canalizaban hacia el portador, en vez de hacia los almacenes sharu, toda la inteligencia y energía vital que absorbían de personas cercanas.

Los sharu se aseguraron de tener un modo de volver: El Arpa Mental de los Sharu. Se trataba de un talismán que podía liberar la inteligencia contenida en los ordenadores y restaurar la civilización y la inteligencia de su gente: Literalmente la inteligencia volvería a los cuerpos de los descendientes de los sharu, y las ciudades se restaurarían automáticamente. Sólo otra especie avanzada podría activar el Arpa; cuando esto sucediese, los sharu sabrían que ya había pasado el tiempo de peligro para civilizaciones avanzadas.

Para asegurarse de que otras civilizaciones activase el Arpa, los sharu se aseguraron de extender el rumor de que el Arpa era un gran tesoro. Sin embargo, activarlo sería una ginkana llena de peligros: El Arpa se ocultaba en una pirámide protegida por el Gran Cierre, y que sólo se abría con otra reliquia sharu, la Llave de la Supragente. Si el Portador de la Llave conseguía introducirla, de un modo no casual, el muro de la pirámide se haría intangible, pero seguiría siendo opaco, con la llave incrustada. El candidato debía entonces pasar un viaje iniciático por una ruta artificial a través del subsuelo y contemplaría una exposición preparada por los sharu que mostraba su evolución desde organismos unicelulares hasta una civilización avanzada. Un ordenador llamado el Salón se aseguraba de que esto se hiciese a su manera, y a la vez manipulaba el paso del tiempo para que pasase mucho más rápido dentro de la pirámide que fuera de ésta.

¿Cuál era la amenaza fantasma que acosaba a los sharu? Los prehistoriadores llegaron a la conclusión de que, posiblemente, eran los seres inconmensurables llamados los Celestiales, o a veces los Arquitectos. Apenas se sabe casi nada sobre los Celestiales, excepto que tuvieron contacto no pacífico con otras civilizaciones prerrepublicanas de viajeros espaciales (aunque no está claro si estas otras civilizaciones tuvieron contacto entre sí): Los columi, como los sharu, se protegieron de los Celestiales abandonando sus planes de viaje espacial y expansión; es posible incluso que los columi supiesen de los sharu y estuviesen imitándoles. Los gree, los killiks y los kwa, quizá menos afortunados, fueron esclavizados por los Celestiales.

Sólo c. 30.000 abY, la influencia de los Celestiales se había desvanecido lo suficiente para permitir que otra potencia galáctica tomase el control: La especie rakata, con su tecnología alimentada por el poder de la Fuerza, derrotó a los Celestiales en esa fecha y alcanzó el cénit de su civilización. A su vez, los rakata fueron después derrotados por sus propios esclavos, y éstos formaron la República Galáctica c. 25.000 abY.

En los primeros tiempos de la República, sus exploradores encontraron el sistema Rafa y una población humanoide: Los primitivos toka, que usaban ese nombre para referirse a sí mismos. Los toka ignoraban ser descendientes de los antiguos sharu, y simplemente cantaban dementes versos sobre el regreso de la civilización sharu, que había florecido en su mundo y desaparecido sin dejando sólo enormes ruinas.



Un toka

Los ordenadores sharu en las pirámides investigaron en sus registros y crearon una tapadera creíble: Los toka eran descendientes de una nave colonial perdida en tiempos previos a la República. En ese periodo, entre la caída de los rakata y la fundación de la República, había habido bastante exploración y asentamiento fortuito. A ojos de los exploradores, y después de los colonizadores de Rafa, los toka eran descendientes de esos seres y se habían "roto" por su experiencia ante los sharu; de ahí que se les llamase también el Pueblo Roto.

Las gentes de la República, principalmente humanos, empezaron a colonizar los planetas del sistema Rafa, construyendo entre las pirámides sharu. Encontraban el frío Rafa V bastante incómodo y prestaron más atención al cercano Rafa IV: Allí estaría el centro de la civilización del sistema, y la colonia penal principal. La población del mundo originario de los sharu nunca pasaría de unas pocas centenas, dedicada principalmente a cosechar cristales. Este proceso lo realizaban principalmente presos, horticultores del gobierno y toka.

El interés por la raza de los sharu y sus construcciones era territorio exclusivo de xenoarqueólogos; el resto de la civilización estaba interesada, como mucho, en los usos de los cristales de la vida. Sin embargo, las pirámides sharu atraían cierto interés turístico. En el año 10.000 abY, el historiador Vicendi incluyó la Pirámide de Aargau en su lista de Las Veinte Maravillas de la Galaxia (todas ellas fabricadas por perceptores), incluida en su obra Arturum Galactinum.

El sector donde estaba el sistema Rafa era esencialmente una región remota y baldía, con pocas rutas hiperespaciales seguras y muchas zonas vacías. Un grupo de colonos se empeñaron en hacerse con la zona para alejarse de gobiernos corruptos. Estas personas, ancestros de los centranos, fundaron su propia autoridad, la Centralidad, en 3.350 abY, y crearon un puesto de gobernante llamado Scrivinir. La Centralidad, supuestamente autónoma, respondía a los clanes hutt o kajidics; pero éstos tenían poco interés en la zona y se conformaban con quedarse un porcentaje de los beneficios por la venta de cristales de vida.

Durante el último siglo de la República, las espectaculares ruinas sharu del sistema Rafa era un destino turístico educativo: La aristocrática señora Praji llevó a sus tres hijos varones allí para que pudiesen ver cultura fuera de Coruscant, según cuenta el Dr. Gabrel Treon en el documento biográfico sobre la familia Praji publicado en Diario Byblos de Ciencia Histórica en el siglo II dbY.

En las últimas décadas de la República, la Centralidad sufrió lo indecible por causa de epidemias y crisis económicas. La Centralidad no podía contar con que el gobierno central republicano, débil e ineficaz, resolviese sus problemas.

Después de las Guerras Clon, sin embargo, la República desapareció, reemplazada por el Imperio Galáctico. La Centralidad aceptó jurar lealtad al emperador Palpatine a cambio de ayuda económica y cierto nivel de independencia: El ejército de la Centralidad se rindió al Imperio sin que éste invadiese. Aunque la Centralidad era oficialmente territorio imperial y todos sus activos estaban controlados por el Imperio, aquélla disfrutaba de un gobierno títere razonablemente permisivo como había tenido con los hutts, porque el Imperio tampoco tenía mucho interés en la Centralidad. La economía se reactivó y la única acción relevante que tomó el emperador fue dar control fáctico del sector a su asociado Rokur Gepta, Hechicero de Tund y discípulo de antiguas enseñanzas sith.

El Imperio rápidamente clasificó a los toka como subhumanos para que los colonos humanos los pudiesen explotar como esclavos baratos, haciéndoles trabajar en huertos o como "animales domésticos". Algunas tribus toka, sin embargo, vagaban libres por el poco habitado y atrasado Rafa V, cazando con sus simples ballestas. En cuanto a los sharu, eran considerados una especie alienígena nativa de Rafa V y desaparecida hace mucho. Nadie había conseguido entrar en las pirámides sharu, y el principal contacto con tecnología sharu tenía lugar en la órbita de Rafa V: A menudo las naves en esa zona colisionaban con restos de artefactos sharu en órbita.

La población en general prestaba poco interés al sistema Rafa. Rafa V sólo era fascinante para dos tipos de profesionales: Los arqueólogos, que iban en manada a excavar las ruinas sharu desde su descubrimiento; y los matasanos que reunían los cristales de vida y los vendían a mil créditos la unidad de tamaño estándar: Los ancianos, los enfermos y los paranoides estaban dispuestos a pagar cualquier precio, por abusivo que fuese, por extender su esperanza de vida.

Hasta los niños conocían las tres cosas que daban fama al sistema Rafa: Los cristales de vida, los peligrosos huertos y las ruinas sharu. Los turistas del sistema Oseón solían planificar una escapada al cercano Rafa para comprar uno de aquéllos y visitar los otros 2 puntos. Menos sabido era que la colonia databa de los primeros días de la República.

Las enormes ruinas sharu eran espectacularmente grandes, con colores brillantes y formas básicas (óvalos, esferas, cubos o cilindros, además de las pirámides), y las construcciones de los colonos eran insignificantes entre éstas. Por otro lado, los toka eran socialmente insignificantes ante la sociedad de los colonos: Los nativos servían como mano de obra barata, casi esclava.

La colonia penal del sistema Rafa a menudo castigaba a sus presos comunes o políticos con cadena perpetua trabajando en los huertos, lo cual suponía una muerte pronta. Un sistema judicial brutal y corrupto permitía procesar rápidamente a un condenado por delitos como importar animales peligrosos, conspirar para evitar regulaciones de comercio (es decir, obtener un cargamento sin licencia), llevar armas ocultas, resistir el arresto o abandonar un hotel sin pagar la factura. Ahora bien, los presos humanos y alienígenas solían tener tareas administrativas en los huertos, dejando el trabajo físico más peligroso de cosechar a los toka. Quienes realmente trabajasen en los huertos perdían toda inteligencia al cabo de uno o dos años.

El estado imperial tenía el monopolio completo sobre el negocio de cristales de vida: Sólo podían transportar cristales las empresas autorizadas por los políticos de alto nivel, que favorecían sus propios intereses, y había muy poco negocio para empresarios autónomos, o ésa era la percepción.

Aunque los toka estaban en el último escalón social, los otros alienígenas tenían bastante libertad en el sistema Rafa: Los cuasihumanos podían poseer negocios, y los exóticos seres vegetales podían jugar a los naipes sin que estuviese mal visto. Los robots y droides eran otro asunto: Estaban permitidos en mesas de juego y trabajando con camareros, pero se les prohibía la entrada en bares de estilo piojoso como Pirámide Poli, un local de clase obrera para los mineros de Rafa III. Otros bares tenían una sala de espera a modo de ropero donde los droides podían esperar a que sus amos terminasen sus bebidas.

El mago Rokur Gepta, que como he dicho regía la Centralidad, era ambicioso y buscaba formas de incrementar su poder. Él creía que el Arpa Mental de los Sharu le permitiría controlar la mente de los seres vivos en diversos mundos, y quería encontrarla. Durante décadas, pagó a antropólogos y etnólogos (muchos de ellos presos del sistema Rafa que estaban dispuestos a trabajar a cambio de una reducción de condena) para que observasen y analizasen los comportamientos rituales de los toka. También consiguió la Llave de la Supragente, en un museo de otro sistema cerca de 17 abY, y sospechaba correctamente que era una miniatura del Arpa y que abriría el acceso a la pirámide que ocultaba el Arpa, quizá incluso que activaría el Arpa. Sin embargo, Gepta no sabía en qué pirámide exactamente estaba el Arpa.

Cerca del año 4 ABY, Gepta se asoció en secreto con Duttes Mer, recién nombrado gobernador provincial del sistema Rafa y que también buscaba los poderes del Arpa. Mer despreciaba a los toka, aunque los utilizaba como lacayos; y tenía un despacho poco decorado salvo por su cara alfombra y su escritorio hecho de cristal de vida. Mer y Gepta esperaban obtener control completo sobre el sistema Rafa y sus exportaciones.

El gobernador Mer contrató al profesor u ottdefa Osuno Whett, reputado antropólogo investigador, para que investigase exhaustivamente los restos de los sharu con fondos imperiales. Whett, en secreto un agente del gobierno, intentó en vano entrar en las pirámides sharu con la ayuda de su robot clase dos de origen desconocido, Vuffi Raa. Whett descubrió una leyenda toka según la cual el Arpa podía controlar todas las mentes del sistema planetario Rafa, o al menos todas las mentes inteligentes.

Gepta, conocedor del mito de un audaz marino espacial oscuro de gran fortuna, rastreó los puertos en busca de alguien que se correspondiese con esa descripción. Pretendía tender una trampa a una persona así para que buscase el Arpa, y hacer que los toka le tomasen por la figura de su tradición. Gepta podía manipular los eventos para que Vuffi Raa fuese el Emisario forzoso de este Portador: Vuffi Raa podía ser programado para obedecer la voluntad de Gepta, y podía asegurarse de que el incauto ganase a Vuffi Raa en una partida de naipes, sobre todo porque Whett estaba dispuesto a colaborar.

Demasiado dispuesto a colaborar estaba Whett: Mer contrató a Whett y a otros investigadores que supuestamente trabajaban para Gepta, ofreciéndoles indultos, y se aseguró de que Whett le contase todos los detalles sobre que Gepta quería exclusividad. Así Mer supo de la cualidad del Arpa para controlar mentes.

Llegó al sistema Oseón un tahúr socorrano de piel oscura y veintitantos años, Lando Calrissian, que había ganado recientemente en una partida de sabacc el carguero ligero Halcón Milenario. Oseón tenía cierta cultura de naipes, y Calrissian intentaba dejar atrás los enemigos creados en Espacio Hutt. A instancias de Gepta, Whett preparó la trampa para Calrissian: Viajó teóricamente al asteroide Oseón 2795 para investigar a la población pobre de un sistema rico usando una beca imperial y se sentó a la mesa para jugar con Calrissian y otras personas (la supervisora jefe del asteroide Vett Fori, su ayudante Arun Feb y el policía Lund Phuna, todos ellos humanos). Whett mencionó el Tesoro Perdido de los Sharu, captando la atención de Calrissian, y se aseguró de perder ante él, ofreciendo un droide para cubrir su falta de fondos. Después reveló a Calrissian que el droide estaba almacenado en Rafa IV, con lo que Calrissian debía viajar incómodamente a ese mundo para reclamar su propiedad.

Calrissian llegó a Rafa IV usando un droide piloto, y tuvo que limpiar su casco de mynocks para que le dejasen aterrizar. Visitó el bar Reposo del Piloto, buscando con éxito una partida de sabacc, y después de medianoche, de camino al Hotel Sharu, recogió a su nuevo droide de aspecto inhumanoide: Su cuerpo pentagonal tenía un largo tentáculo saliendo de cada segmento. El droide, con orden de no alejarse de Calrissian, insistía en ser su edecán; el tahúr, menos entusiasta, se planteaba si tener un droide piloto le sería más beneficioso que simplemente vender a Vuffi Raa.

Llegado este punto, Mer hizo arrestar a Calrissian con cargos falsos. Cuatro agentes uniformados le arrestaron en el Hotel Sharu usando la violencia, pese a que Calrissian no se había resistido, y le llevaron a la oficina de Mer. El gobernador acusó al tahúr, que resultó sorprendentemente jovial y creativo en su situación. Mer empezó a explicar el trato que ofrecía a Calrissian a cambio de su libertad, pero fue interrumpido por la entrada del mago Gepta entre humo y explosiones. Gepta, disgustado por lo extenso de la explicación de Mer, tomó el control de la situación, intimidó al burócrata y habló a Calrissian de su gesta.

Gepta encargó a Calrissian que encontrase el Arpa Mental de los Sharu, que describió como el instrumento musical definitivo posiblemente para no apelar a la codicia de Calrissian. El brujo entregó a Calrissian la Llave de la Supragente y negoció las condiciones: Devolvería a Calrissian su libertad, su vida, su nave, su robot y su arma personal. Calrissian necesitaba su nave para viajar dentro del sistema, pero Gepta ordenó sabotear el hipermotor para evitar que huyese de Rafa. Calrissian convenció a Gepta para que le motivase prometiéndole un cargamento de cristales de vida, y el Hechicero aceptó dárselo antes incluso de empezar su misión, puesto que no podría huir hasta que entregase el Arpa. Mer estaba descontento con este último acuerdo, pero Gepta le intimidaba demasiado para que lo vetase.

Calrissian se reunió con su robot y partieron en su nueva gesta. Calrissian decidió buscar información en un bar, basándose en que había visto trabajadores toka en bares. El socorrano se sentó a beber y posó la Llave sobre su mesa para ver si llamaba la atención de los toka. Este proceso fue inútil en su primera visita al Pirámide Poli y en los tres bares siguientes.

Sin embargo, en el quinto bar, el Reposo del Piloto, un toka que esparcía serrín por el suelo miró la Llave ensimismado. Calrissian, notando su atención, ocultó el objeto y el toka huyó a avisar al Alto Cantante Mohs. Mohs reconoció a Calrissian como un Portador de la Llave pero, en cuanto habló con él sobre la importante profecía, comprendió que Calrissian era un falso mesías. Calrissian, en busca de un guía, intentó convencer a Mohs para que le acompañase en un peregrinaje, y Mohs fingió aceptar. En realidad, Mohs pretendía robar la Llave en cuanto Calrissian estuviese despistado, lo cual tuvo lugar apenas unos minutos después. Calrissian sin embargo recuperó la iniciativa y detuvo a Mohs con violencia. Imponiéndose ante el toka, Calrissian insistió en mantenerle en su séquito.

Calrissian y Vuffi Raa tomaron un flotabús hasta el puerto espacial, pero Mohs insistió en ir por otro camino por motivos religiosos. Tardó menos en llegar y tuvo ocasión de reunir a varios cientos de toka para que recibiesen al Portador con tradicionales cánticos. Al mismo tiempo, Mohs avisó de algún modo a las tribus toka salvajes de Rafa V para que emboscasen a Calrissian cuando éste llegase. Calrissian y Vuffi Raa se sorprendieron al llegar a su nave y ver a las hordas toka dándoles un concierto, además de a los hombres de Gepta cargando su bodega.

Una vez Calrissian, Vuffi Raa y Mohs estuvieron a bordo del Halcón, Mohs propuso viajar a Rafa V para buscar el Arpa en sus colosales pirámides. Tras un viaje tranquilo con una inofensiva colisión contra uno de los restos que orbitaban Rafa V, el Halcón aterrizó ante una pirámide concreta que Mohs indicaba. Allí estaban esperando, ocultos, cincuenta arqueros toka con ballestas.

En cuanto los viajeros espaciales bajaron de la nave, fueron atacados: Vuffi Raa fue acribillado, Mohs fue ignorado y Calrissian resultó indemne aunque una certera flecha destruyó su arma manual. Mohs acusó a Calrissian de impostura y le exigió la llave. Calrissian, comprendiendo que tenía inmunidad cultural, se negó a obedecer. Los toka decidieron entonces ejecutarle indirectamente, poniéndole en una situación desesperada en que Calrissian muriese de causas naturales.

Para ello, obligaron a Calrissian a marchar con ellos varias millas hasta un huerto de árboles de vida. Allí le ataron, semidesnudo, a uno de los árboles cristalinos que drenaban la vitalidad y le abandonaron a su suerte, contando con que el tahúr moriría de noche por congelación en compañía de vuoles. Por supuesto se aseguraron de dejar la Llave en posesión de Calrissian: Los toka sólo podían tomarla de su cuerpo muerto.



Los vuoles hacían compañía a Calrissian durante su ordalía

Calrissian se liberó por sí mismo y Vuffi Raa, recuperado de su asaeteado y a los mandos del Halcón, ahuyentó a agentes del gobernador Mer que pretendían acabar con Calrissian ahora que ya tenían la pista del Arpa.

Calrissian buscó entonces a Mohs, le regañó y se aseguró de volver a reclutarle: El anciano toka parecía creer que Calrissian era la persona profetizada, en tanto que había obrado un milagro al salvar la vida. Mohs hizo que las tribus toka se retirasen, y entonces ayudó a Calrissian a buscar la pirámide que escondía el Arpa. Aunque Calrissian dudaba que fuese la construcción mayor y más aparente, los conocimientos de Mohs señalaban precisamente la Gran Pirámide.

Calrissian insertó la Llave de la Supragente en el punto de la Gran Pirámide que señalaba Mohs, en un proceso complicado. Con eso sólo logró avisar al ordenador que controlaba la Pirámide, Salón. El Salón teletransportó a Vuffi Raa y a Mohs en el tiempo y en el espacio, al interior de la Pirámide, y además mutó a Mohs para iniciar su transformación en un sharu, volviéndole mucho más inteligente y alterando su aspecto físico al volver sus ojos negros.

Calrissian tardó un instante en encontrar el modo de atravesar la puerta y empezó a buscar a sus amigos. Encontró primero a Mohs, que le sorprendió tanto por sus nuevos ojos como por su nueva actitud. Después dio con Vuffi Raa, que parecía haber encogido hasta sólo tres milímetros de altura; pero en realidad Salón había hecho crecer a Calrissian y a Mohs.

Las nuevas capacidades de Mohs le señalaron una rampa que llevaba hacia el subsuelo, y el grupo caminó hacia allí. Encontraron un largo camino con la exposición preparada por los sharu sobre su propia evolución, y mientras lo recorrían, los humanoides y el túnel empezaron a menguar gracias a la tecnología sharu operada por el Salón. El Salón hizo algo más: Aprovechando una siesta que se tomó Calrissian, el Salón teleportó a Mohs a algún otro lugar, y borró de la memoria de Vuffi Raa todo rastro de ese toka, lo cual provocó una discusión con Calrissian cuando éste despertó.

Calrissian y su robot encontraron la enorme cámara donde se guardaba el Arpa y el socorrano corrió a coger la pieza. El Salón se hizo oír y puso a prueba a Calrissian. Éste, astuto, rechazó la autoridad de los sharu e interrogó a la computadora para descubrir que Mohs había existido efectivamente, y que el Salón le había hecho crecer a él y no encoger al robot. Finalmente, el jugador echó mano del Arpa.

En cuanto tocó la reliquia, el Salón teleportó a Calrissian, a Vuffi Raa y al objeto de vuelta a Teguta Lasat, cuatro meses después de su partida. En cuanto llegaron, Vuffi Raa hizo arrestar a Calrissian por orden del gobierno y ambos fueron llevados ante el Gobernador Mer.

Mer interrogó a Calrissian sobre su ausencia; y éste le dijo la verdad, sabiendo que Vuffi Raa sería testigo. Mer reveló a Calrissian los detalles de su plan y explicó que Gepta, impaciente, había viajado en una nave a la órbita de Rafa V para esperar que Calrissian despegase de allí: Este teletransporte interplanetario había pillado desprevenido al brujo. Mer, codicioso, vio entonces la ocasión de activar el Arpa personalmente en vez de entregársela a Gepta.

Para evitar interferencias, el gobernador envió a Calrissian a la cárcel de Teguta Lasat. Vuffi Raa inició entonces una operación de rescate, reparando el hipermotor del Halcón y robando difícilmente con un disfraz de policía. Mientras, Calrissian dedicó su tiempo a meditar, y se dio cuenta de todos los detalles que diversos intereses le habían estado ocultando.

Mer, menos reflexivo, contactó con Gepta por comunicador para mofarse de él y, mientras el brujo pilotaba su nave hacia Rafa IV, el político activó el Arpa. Su primer intento provocó temblores de tierra que cortaron sus líneas de comunicación, pero eso no afectó a la decisión de Mer (sobre todo porque Mer temía lo que podía hacer Gepta cuando llegase si el Arpa no le había dado control a Mer todavía).

Mer insistió en tocar el Arpa nuevamente, y empezaron los cataclísmicos cambios en Rafa IV: Las pirámides sharu implotaron y se derrumbaron para dejar salir las antiguas y exóticas ciudades sharu, llenas de obeliscos y espiras. Los hábitats humanos se derrumbaron, y el edificio del gobernador no fue una excepción. Los agentes del gobernador huyeron desesperados. Por supuesto, la mayoría de huertos de árboles de vida fueron destruidos, y los toka en todas partes empezaron a recuperar las mentes y conocimientos de sus antepasados superevolucionados.

El caos provocado por las emanaciones subarmónicas del Arpa dio ocasión a Calrissian de salir de la cárcel con la ayuda de Vuffi Raa. Corrieron al Halcón, donde les esperaba Mohs para explicar lo sucedido; pero Calrissian ya había entendido mucho más de lo que Mohs esperaba y ya no apreciaba la compañía del sharu: El jugador sentía que la civilización primigenia le había utilizado igual que Gepta o Mer, así que le despidió.



Todo va a cambiar

Gepta llegó al edificio del gobernador e intentó impedirle que siguiera usando el Arpa, pero era demasiado tarde: El Arpa había drenado ya toda la energía vital de Mer, acabando con su vida. Gepta decidió entonces huir del planeta: Los edificios se estaban fusionando y detonando mientras nuevas torres surgían de los escombros. Por fortuna, el mago había previsto siempre una ruta de escape en un caza privado con hipermotor. Viendo la nave de Calrissian, Gepta decidió tomarse un instante para acabar con él antes de ir, pues culpaba al jugador del desastre. Sin embargo, los restos de edificios que caían del cielo golpearon la nave de Gepta y le hicieron errar el tiro. Calrissian dio por muerto a su enemigo.

Calrissian y Vuffi Raa huyeron del sistema en el Halcón, siendo testigos del terremoto y el cambio. El jugador tomó nota de su propia opinión en un log que años después sería publicado.

Los sharu habían recuperado su tecnología, su civilización y más importante, sus cerebros al punto de tener todos sus recuerdos (excepto la memoria de qué les había asustado exactamente; eso había sido borrado de los archivos). El orden social planetario se invirtió rápidamente, y lo que quedaba del gobierno colonial fue derrocado por estos insurrectos sharu. Poco interesaban a los sharu las preocupaciones de los alienígenas, a quienes consideraban seres inferiores.

Hubo entonces un bloqueo a nivel sistema, causado por un campo de interdicción que impedía el viaje hiperespacial: Ninguna astronave podía dejar el sistema Rafa. Los historiadores debaten sobre si el bloqueo fue iniciado por los sharu en un intento de impedir visitas mientras reformaban la sociedad de Rafa, o por la Marina del Imperio Galáctico que pretendía contener a los sharu. Incluso se discute si el bloqueo duró unas semanas, un año o una década; pero las fuentes más fiables, y las declaraciones de Calrissian también, sugieren que fue muy breve.

En todo caso, el tráfico de cristales de vida se detuvo durante ese tiempo, lo cual disparó el valor de los cristales en circulación, incluyendo el cargamento de Calrissian.

Cuando el bloqueo se levantó, los mundos de Rafa estaban cubiertos de ciudades sharu y los antiguos toka revelaron su verdadera naturaleza como los distantes e indiferentes sharu. Los humanos que quedaban en Rafa había sido percibidos por los nuevos amos sharu con desprecio; además, los sharu tampoco se preocupaban por el bienestar o salud de seres de otras especies. En cuanto tuvieron ocasión, los humanos del sistema que podían permitírselo dejaron Rafa. El tráfico de cristales de vida no se recuperó: Los sharu lo detuvieron completamente y cerraron los huertos. Los sharu también desanimaban el turismo. El comercio tradicional desapareció casi completamente en un instante.

La repentina escasez multiplicó el precio de los cristales ya en circulación, y Calrissian tenía la bodega llena con el último cargamento. Pudo poner su propio precio y ganó suficiente dinero para comprar un negocio en Nar Shaddaa. Diversas circunstancias, incluyendo sabotaje, le llevaron a deshacerse de su nueva empresa y volver a la Centralidad. En una partida amistosa en Ossus, Calrissian jugó contra varias personas, incluido un tal Del Cycer. Cycer había oído rumores sobre cómo habían encontrado una civilización perdida y legendaria en Rafa y, al saber que Calrissian había estado allí, le preguntó al respecto. La idea general era que, posiblemente, los sharu distribuirían los cristales más caros.

Mientras tanto, Gepta juraba vengarse de Calrissian por haberle impedido echar mano al Arpa Mental. Finalmente, Gepta consiguió capturar a Calrissian y le torturó utilizando ilusiones; entre éstas, hizo que Calrissian reviviese su tortura en las cárceles de Rafa IV. Calrissian consiguió escapar de Gepta poco después.

El antropólogo Whett intentó, durante el resto de su carrera, apuntarse el tanto de haber resuelto "los misterios impenetrables de los sharu", aunque sus detractores insistían en que los sharu se habían revelado ellos solitos sin mediación de Whett.

Durante las siguientes tres décadas, los sharu se mantendrían razonablemente aislados en Rafa IV. Científicos y arqueólogos de toda la galaxia iban a Rafa entusiasmados, viendo una ocasión de aprender sobre la avanzada y desconocida cultura y tecnología sharu. Los sharu eligieron no expulsar a estos visitantes, pero tampoco mostraron interés en colaborar con ellos, y se mostraron reacios a revelar sus secretos. Como resultado, los expertos de otros mundos aprendieron poco de los sharu.

Por otro lado, los arqueólogos y antropólogos de la galaxia pasaron a considerar a Calrissian un héroe por su participación en el descubrimiento. Poco después, en su carrera como aventurero, Calrissian realizaría otras contribuciones a la arqueología y xenobiología. En su madurez, el socorrano fue especialmente comunicativo con los detalles sobre su carrera, y ansioso por compartirlos con historiadores. Por desgracia, las declaraciones de Calrissian llegaban a ser contradictorias y bastante extravagantes, al punto de resultar poco fiables; los cronistas decidieron recurrir a registros externos y testigos para confirmar sus datos sobre este asunto.

No todo el mundo quedó tan satisfecho con la intervención de Calrissian. El Despacho de Negocios Imperiales, en su Registro de Quejas, añadió cargos al ya extenso expediente de Calrissian: Le acusaba de haber utilizado argucias para estafar a los sharu y privarles de su reliquia, el Arpa, datando este evento después de que Calrissian hubiese perdido el Halcón en un juego de naipes a manos de Solo. Después de la batalla de Yavin, la ficha de Calrissian fue distribuida en un informe del Comandante Max Seerdon, del Despacho de seguridad Imperial.

Rafa IV seguía existiendo, sembrado de construcciones tubulares y esféricas, con unas pocas pirámides. Los restos de Teguta Lasat se ocultaban en los niveles más bajos de las montañas urbanas de los sharu, y la antigua capital rápidamente perdió autoridad. Con el tiempo, Rafa V pasó a ser el mundo más poblado del sistema, cubierto de ciudades de plástico y cromo excepto por el desierto de arena roja. La mayoría de huertos de cristal que quedaban estaban en ese mundo, y Myle Jandler fue ascendido a supervisor jefe de ellos. Los cristales y los árboles parecían seguir funcionando, aunque las bases de datos de los sharu para almacenar la energía mental ya no estaban operativas. Dónde iba ahora la energía absorbida, nadie lo sabía salvo quizá los sharu.

El emperador, aparentemente sintiéndose amenazado por la nueva especie, dispuso activos militares permanentemente en las afueras del sistema Rafa, pero no inició ningún movimiento militar directo contra los sharu. Pronto, de todos modos, enfrentaría una nueva amenaza más activa, la Rebelión contra el Imperio (oficialmente Alianza para la Restauración de la República). Este movimiento apenas operaba unas pocas células en toda la Centralidad, pero en otros sectores el Imperio tenía que dedicar importantes recursos a combatirlo.

No lo hizo lo bastante bien: En 4 dbY, la Rebelión consiguió una importante victoria contra el Imperio en la batalla de Endor. Tras la muerte del emperador y la escisión del Imperio, la Rebelión se reorganizó como la Nueva República La Centralidad firmó un tratado de buena voluntad con la Nueva República, pero se negó a formar parte de ésta. La República limitó su implicación con los sharu, eligiendo principalmente ignorar a esta misteriosa especie, excepto porque financió y envió a Rafa un equipo de investigación de quinientos perceptores, todos miembros del Instituto Obroano de Arqueología.

En 25 dbY, cuando el Remanente Imperial ya había firmado la paz con la República, una nueva amenaza asoló la galaxia: La especie extragaláctica yuuzhan vong utilizaba su exótica biotecnología para arrasar planetas enteros. La Centralidad resultó afortunada en tanto que no fue víctima de los ataques; pero precisamente por ello, la llegada de refugiados fue extraordinaria, y eso provocó un auge de desempleo y crimen. El Scrivinir sectorial, ottdefa Tavell Geen, fue depuesto por el Almirante de Flota Sris Lehhett, que adoptó prácticas intimidatorias imperiales para mantenerse en el poder: Prohibió la inmigración y reclutó a los refugiados para el ejército.

Ante esta situación, los sharu empezaron a alterar su política de reclusión y aceptaron colaborar con otros: Empezaron a re-sembrar los huertos de vida para poder vender los cristales muy caros, viendo que eran un valiosísimo lujo. Pocos eran los suministros que los sharu necesitaban comprar, pero la guerra les favorecía en ese sentido. El Scrivinir Lehhett estuvo encantado de proporcionar convictos para trabajar en los huertos de los sharu. En parte gracias a esta medida, la Centralidad pudo mantener la independencia durante la guerra contra los yuuzhan vong y el tiempo posterior.

En algún momento de la guerra contra los yuuzhan vong, el bothan Corask Slen'da, director del Instituto Obroano de Arqueología en Rafa IV, y su ayudante hicieron un importante descubrimiento relacionado con los cristales de vida, tan importante que una facción externa les secuestró. Slen'da fue enviado a Rafa V, donde el Supervisor Jefe Jandler le retuvo prisionero cosechando los cristales. Según Jandler decía o sabía, Slen'da había intentado asesinar a importantes sharu amistosos con la Centralidad, en un intento de estropear las buenas relaciones entre sharu y Centralidad.

Un grupo fue enviado a Rafa a rescatar al desaparecido Slen'da, posiblemente ignorando el aprieto de la ayudante de éste. Encontraron y rescataron a la chica, y ella les señaló que Slen'da estaba retenido en Rafa V. El grupo viajó allí, donde encontraron al bothan y a otros trabajadores que habían sido casi lobotomizados por su trabajo en los huertos. Jandler permitió al grupo llevarse a Slen'da, razonando que el bothan era poco más que un vegetal y que no les sería útil. Sin embargo, en cuanto el grupo subió a Slen'da a su nave, éste declaró ser un jedi portador de sable láser, y expuso su supuesto descubrimiento: Según Slen'da, los sharu se estaban alimentando de la energía absorbida a los trabajadores de los huertos, en un intento de acelerar su propio proceso de transformación; y el Scrivinir Lehhett era cómplice de este crimen porque entregaba trabajadores a los sharu a cambio de que éstos re-abriesen el comercio de cristales. En este caso, cada implicado decía una cosa distinta y los xenohistoriadores aún no sabemos cuál es cierta.

En su senectud, Calrissian escribió en sus memorias Una Tirada del Dado: La vida de Este Jugador sus recuerdos sobre la pirámide, incluyendo la exposición sobre la evolución e historia de los sharu. Aunque él no recordaba ya todos los detalles, especuló que esta especie de museo podría seguir existiendo en Rafa V. Que yo sepa, nadie lo ha confirmado.

En el año 43 DBY, Rafa IV volvía a recibir visitas turísticas organizadas: Cuando Han Solo, Leia Organa Solo y su nieta Allana visitaron el hotel Torre Oseón, el director les propuso, entre otras amenidades, visitar el sistema Rafa. Por supuesto, los Solo estaban allí en una misión y no aceptaron.


Toka Notorios


 

El barredor: Este toka parecía ser un anciano humano con un taparrabos andrajoso. Trabajaba en Teguta Lasat, la ciudad capital de Rafa IV, barriendo el borde del pavimento con una empujascoba.

El barredor fue el primer toka que vio Lando Calrissian, justo después de que éste aterrizase en Rafa IV en 3 abY. El barredor miró un momento a Calrissian y retomó su tarea. Poco después, Calrissian puso rumbo a un bar, observó que un toka le seguía y pensó que podría ser el barredor, por su aspecto similar. Más tarde, Calrissian vio a otro toka vaciando ceniceros en el bar de mineros la Pirámide Poli y se preguntó si sería el mismo toka.

Apenas unos meses después, las acciones de Calrissian provocaron un importante cambio en la población toka: Los sumisos, ingenuos e ignorantes toka recuperaron las mentes y la cultura de sus antepasados sharu. Se ignora qué le sucedió al barredor, si es que seguía vivo en ese momento.

El repartidor de serrín: Este toka trabajaba esparciendo serrín por el suelo de El Reposo del Piloto, un local para pilotos que Lando Calrissian encontraba menos piojoso que otros en la ciudad de Teguta Lasat, en Rafa IV. Su material de trabajo era un cubo de serrín. El repartidor tenía ciertos conocimientos de religión toka y trato con Mohs, el Alto Cantante de su gente.

En 3 abY, el aventurero espacial Lando Calrissian estaba buscando el Arpa Mental de los Sharu, una reliquia citada en leyendas toka. Tenía como pista la Llave de la Supragente. Buscando información al respecto, Calrissian visitó varios bares con servidumbre toka y en cada uno de ellos puso la Llave sobre su mesa, esperando ver alguna reacción entre los toka cercanos. En el Reposo del Piloto, Calrissian notó que el repartidor esparcía muchas más virutas a su alrededor que en el resto del bar, y notó a ese toka fascinado a desgana: El repartidor miraba la Llave, después miraba preocupado al robot camarero por si éste le había pillado despistándose de su trabajo (el robot no lo había notado), y entonces devolvía la mirada a la Llave.

Finalmente, Calrissian ocultó la Llave de la vista. El repartidor reaccionó soltando su cubo y corriendo a velocidad inusitada para un toka, para sorpresa de algunos clientes. El repartidor decidió ir a buscar a Mohs para que se ocupase del asunto. Mohs acompañó al repartidor hasta el Reposo del Piloto y, una vez allí, el repartidor de serrín abandonó el local, dejando que el sabio de su gente se ocupase de ese asunto.

Apenas unos meses después, las acciones de Calrissian provocaron un importante cambio en la población toka: Los sumisos, ingenuos e ignorantes toka recuperaron las mentes y la cultura de sus antepasados sharu. Se ignora qué le sucedió al repartidor, si es que seguía vivo en ese momento.

El sirviente de Mer: El gobernador colonial Duttes Mer del sistema Rafa, impuesto poco antes de 3 abY, tenía al menos un sirviente toka. Éste era un humanoide arrugado, marchito, encorvado y canoso. Mer, que despreciaba a los toka como subhumanos, hacía que caminase descalzo.

En 3 abY, Mer hizo arrestar al aventurero espacial Lando Calrissian con cargos falsos para chantajearle y obligarle a trabajar para él y su compinche, el Hechicero de Tund Rokur Gepta. Mer hizo llevar al apresado Calrissian a su despacho, e hizo que su mayordomo toka trajese té a ambos. Mer aprovechó para describir despectivamente a los toka, con su siervo delante, e incluso sorprendió a Calrissian diciendo que los toka eran humanos modificados por los huertos de vida; el vasallo, que estaba presente, no parecía haber oído nada.

La reunión fue interrumpida por Gepta, que apareció de forma dramática entre humo y explosiones. Mer intentó hacer que su criado trajese una silla al recién llegado, pero el toka, asustado, se negaba a acercarse al mago aún al ser amenazado. Mer tuvo que llevar el mueble personalmente.

Poco después, Calrissian tomó uno de los cigarros de Mer, y el paje toka se lo encendió, apareciendo aparentemente de la nada. Durante la entrevista, encendió un segundo cigarro a Calrissian. Mientras, Mer y Gepta exigieron a Calrissian que buscase para ellos la reliquia sharu conocida como el Arpa Mental.

Meses después, Calrissian consiguió el Arpa y se la entregó a Mer. El gobernador, creyendo que el Arpa le daría control mental sobre los habitantes de su sistema, activó el Arpa. Sin embargo, el Arpa cumplió otra función: Restauró la antigua civilización sharu. Los ingenuos y débiles toka se empezaron a convertir en los inteligentes y super-evolucionados sharu; y las construcciones humanas se derrumbaron para dar paso a las alienígenas ciudades de los sharu. El edificio del gobernador quedó destruido, con Mer muerto en el proceso. No está claro qué sucedió a su sirviente.


Mohs


 

Mohs era un toka que vivió durante la era del Imperio Galáctico. Estaba en activo en el año 3 ABY, con un aspecto especialmente anciano: Tenía cabello blanco apelmazado y enredado hasta los hombros, carecía totalmente de dientes y caminaba cojeando, resollando y encorvado hasta parecer doblado. Nótese sin embargo que los toka, aún los más jóvenes, tenían en ese tiempo rasgos propios de los ancianos humanos, lo cual hace imposible especular sobre la edad exacta de Mohs.

Como otros toka, Mohs tenía un tatuaje en la frente con un símbolo cultural de su gente. En el caso de Mohs era en concreto la Llave de la Supragente, Abridora de Misterios, reliquia de la perdida especie sharu que era a su vez una versión en miniatura del Arpa Mental de los Sharu; ambos objetos eran legendarios, en tanto habían desaparecido mucho tiempo atrás.

Si bien los toka eran reacios a organizar agrupaciones sociales, había excepciones a esta norma, y Mohs era una de ellas: En cada generación, un toka era nombrado Alto Cantante de los Toka y obtenía gran conocimiento sobre las tradiciones, leyendas y religión de su gente. El Alto Cantante debía mantener viva su cultura transmitiendo el conocimiento en forma de canciones.

En concreto, Mohs conocía la Canción del Emisario, según la cual el Portador de la Llave, un aventurero oscuro e intrépido marinero de estrellas, afortunado en juegos de azar, vendría con la Llave de la Supragente y un compañero inhumano de armadura plateada llamado el Emisario; ambos encontrarían el Arpa Mental y eso liberaría a todos los toka. Esta profecía era percibida como positiva, en tanto que los toka creían, no sin razón, estar sufriendo bajo la férula de los colonos humanos que habían llegado a su planeta en tiempos de la República, y confiaban en que su sometimiento acabase con ese evento apocalíptico. Existían numerosos prejuicios culturales que protegían al Portador de la Llave profetizado (aunque no al Emisario): Los toka no podían simplemente quitarle la llave ni asesinarle directamente.

Mohs conocía también la famosa Canción del Telescopio Reflectante, que detallaba astronómicamente el sistema Rafa donde vivían los toka. Según esa canción, los toka habían evolucionado en Rafa V. Mohs conocía además una tercera canción, de nombre desconocido, que podía utilizar para que los ejércitos de toka salvaje de Rafa V se retirasen; aparentemente, Mohs tenía autoridad sobre estos arqueros.

El Alto Cantante tenía prohibido beber alcohol pero, por otro lado, estaba exento de tareas como cavar. El puesto no era vitalicio y, en 3 abY, estaba previsto que Mohs abandonase su cargo al año siguiente. Las cosas, cómo no, se complicarían.

Por entonces el Imperio Galáctico controlaba prácticamente toda la galaxia. El área donde estaba el sistema Rafa, la Centralidad, había sido concedida por el emperador a Rokur Gepta, un Hechicero de Tund. Mohs estaba familiarizado con la reputación de Gepta, y se sentía intimidado ante la mera mención de su nombre.

Gepta y su cómplice, el gobernador Duttes Mer del sistema Rafa, codiciaban el poder del Arpa Mental de los Sharu porque creían que se podía usar para controlar las mentes de todos los seres vivos cercanos. Gepta obtuvo la Llave y después, usando amenazas y soborno, reclutó al tahúr socorrano y capitán naval Lando Calrissian para que Calrissian buscase el Arpa y la entregase a Gepta y a Mer: Calrissian se correspondía con la descripción de la profecía de la Canción del Emisario, motivo por el cual Gepta le escogió. Además, Gepta y Mer manipularon los eventos para que Calrissian viajase acompañado por un droide inhumanoide, Vuffi Raa, que sirviese de Emisario. De ese modo, los toka les percibirían como sus vaticinados salvadores.

Desde Teguta Lasat, capital del planeta Rafa IV, y con libertad limitada (Gepta saboteó el hipermotor de su nave para que no pudiese dejar el sistema), Calrissian exhibió públicamente la Llave en diversos locales con presencia toka, esperando atraer la atención de algún toka. En el bar Reposo del Piloto, el toka encargado de repartir serrín por el suelo se fijó en el objeto codiciado, y decidió llamar a Mohs para que se ocupase de ese asunto.

Mohs entró en el local y se acercó a Calrissian, a quien tomaba por el mítico Portador de la Llave. El viejo toka se presentó, y Calrissian le pidió información sobre la leyenda. El Alto Cantante creyó que su mesías le estaba poniendo a prueba y, llamándole Señor (un epíteto que disgustaba a Calrissian), Mohs narró que la Llave debía mostrar el camino para liberar el Arpa Mental. Calrissian, escéptico por decir algo, vio la ocasión de encontrar su McGuffin siguiendo esa pista así que reclutó a Mohs con la excusa de un peregrinaje religioso para cumplir la profecía. Mohs aceptó ayudar a Calrissian pero, no queriendo que el Arpa se activase innecesariamente, decidió poner a prueba sus tradiciones robando la Llave en cuanto tuviese ocasión.

Antes de que la reunión evolucionase en una eucaristía, Mohs y Calrissian fueron interrumpidos por el matón humano Myle Jandler, que desaprobaba a los humanos que hablaban con los toka. Jandler intentó ponerse violento con Calrissian, pero fue derribado por éste y por Vuffi Raa. Viendo su ocasión de robar la Llave, Mohs tomó el objeto y huyó. Calrissian, sin embargo, fue tras el toka y le alcanzó antes de que dejase el bar. Mohs aporreó el rostro del tahúr, ambos forcejearon un rato, Calrissian llegó a morder los nudillos de Mohs y éste a su vez le aturdió con un rodillazo en la entrepierna. Intentando aprovechar su ventaja, Mohs alzó la Llave para dar el golpe de gracia, pero Calrissian le derribó antes tirándole de un tobillo. Calrissian saltó de nuevo sobre Mohs, le arrebató la Llave y le inmovilizó sentándose sobre él y golpeándole la cabeza contra el suelo. Atormentado por su pecado, Mohs pidió a Calrissian que tomase su vida, pero éste, que necesitaba al Cantante, se negó y sólo le regañó.

Habiendo resuelto esta primera crisis de su colaboración, Calrissian decidió que Vuffi Raa y Mohs fuesen a su nave, el carguero Halcón Milenario, para ir a donde fuese que la Llave dijese; Mohs sabía que debían viajar al planeta Rafa V. Para llegar al puerto espacial, Calrissian propuso tomar el flotabús local, una forma de transporte pública; pero Mohs alegó que su ley le impedía compartir una forma de transporte público con alguien de mucho más prestigio como el Portador. Mohs insistió en que llegaría por su cuenta.

En los diez minutos que Calrissian tardó en llegar a la nave, Mohs reunió a cientos de andrajosos toka alrededor del Halcón para que cantasen a las estrellas, siguiendo las indicaciones de Mohs, para recibir al Portador. También aprovechó para enviar un mensaje a las tribus de arqueros de Rafa V: Cuando el Halcón aterrizase, estos toka debían emboscar a Calrissian. No se sabe cómo pudo Mohs transmitir esta información a otro planeta sin uso aparentemente de tecnología; de hecho, sólo haber llegado al puerto antes que Calrissian era ya una proeza.

En todo caso, Mohs dio una bienvenida espectacular a Calrissian y a Vuffi Raa con la caterva cantora de los toka, y reconoció a Vuffi Raa como Emisario por vez primera. Mohs acompañó a Calrissian y a Vuffi Raa a bordo del Halcón, donde le fue asignado un marco de mamparo. Allí, el Cantante adoptó una posición de meditación hasta que Calrissian le interrogó sobre las profecías. Oyendo a Mohs hablar, el incrédulo Calrissian concluyó que Gepta había manipulado los eventos para que se ajustasen a la tradición toka.

Calrissian pidió a Mohs que ejerciese de navegante. Con inesperada precisión, Mohs explicó su canción sideral que justificaba un viaje a Rafa V. Calrissian y Vuffi Raa interrogaron a Mohs para que tradujese las estrofas adecuadas, pero finalmente concluyeron que el Arpa Mental estaba sin duda en Rafa V. La nave saltó al hiperespacio para llegar allí, y durante ese tiempo Mohs charló tranquilamente con Vuffi Raa mientras Calrissian dormía.

Cuando estaban en la órbita de Rafa V, la nave chocó inocuamente con los restos de un artefacto, posiblemente una temprana nave sharu. Mohs se asustó, pero Vuffi Raa pilotó la nave para que aterrizasen sin más imprevistos. El Cantante escogió el lugar adecuado, frente a una pirámide sharu de cinco caras de colores distintos; y, pese a que Rafa V era un mundo frío, rechazó la parka eléctrica que le ofrecía Calrissian.

Los tres viajeros espaciales desembarcaron y fueron rápidamente emboscados por cincuenta arqueros toka ataviados con meros taparrabos. Sin mediar palabra, los toka abrieron fuego, acribillando a Vuffi Raa. Con gran precisión, destruyeron el arma de Calrissian sin dañarle. Por supuesto, en ningún momento atacaron a Mohs.

Mohs proclamó a Calrissian un fraude y le exigió la Llave; pero el jugador comprendió rápidamente que la cultura toka les prohibía dañarle o ya lo habrían hecho: En vez de claudicar, él insultó a Mohs criticando la capacidad de canto de su madre, lo cual horrorizó al Alto Cantante. Mohs entonces se reunió con sus toka y decidió que era legítimo encerrar a Calrissian hasta su muerte. Mohs, como portavoz, transmitió la situación a Calrissian.

Las fuerzas toka marcharon con Calrissian durante varias millas hasta una arboleda cristalina. Quienes trabajaban allí, cosechando las frutas parecidas a joyas, sufrían rápidamente una degeneración en sus capacidades mentales y físicas. El plan era atar a Calrissian a uno de estos árboles para que pasase la noche, contando con que sólo la congelación sería suficiente para matarle; si no era así, seguramente Calrissian perdería muy pronto su valiosa fuerza de voluntad. Los toka no informaron a su prisionero, sino que simplemente le obligaron a andar amenazándole con flechas que, sin embargo, no podían usar para dañarle.

Una vez el grupo alcanzó la arboleda, Mohs explicó a Calrissian los detalles de su estrategia, aprovechando además para regodearse por la muerte de Vuffi Raa. Los toka ataron a Calrissian a un árbol y le desnudaron, dejándole en ropa interior; Mohs personalmente le quitó las botas y usó un cuchillo para romperle los pantalones. Los toka se aseguraron de dejar la Llave en posesión de Calrissian, sujeta por la atadura de su cintura. Mohs se aseguró de tener testigos del evento: Era importante dejar claro que no habían tomado la Llave. Mohs y los toka se fueron, dejando a Calrissian a su suerte durante la noche.

Pero claro, Calrissian siempre había tenido mucha suerte: El jugador se liberó y se reunió con Vuffi Raa, que había logrado recuperarse y retomar el control del Halcón. Calrissian decidió que guardaba rencor a Mohs, e incluso afirmó buscar su muerte (pero posiblemente fuese un farol). Pensando en pillarle por sorpresa, Calrissian empezó a buscar a su traicionero socio.

Mohs no debía disfrutar de la compañía de sus ejércitos, porque se alejó de ellos para comer: A los pies de la pirámide que ocultaba el Arpa, Mohs se sentó en solitario, hizo una pequeña hoguera y cocinó un lagarto pinchado en un palo. Su cena fue interrumpida por la llegada de Calrissian, con el respaldo de Vuffi Raa a los mandos del Halcón. Mohs interpretó el momento como una señal que confirmaba la autenticidad del Portador y le pidió penitencia perniciosa. Calrissian insistió en continuar su aventura con ayuda de Mohs, pues no se oponía a beneficiar al pueblo toka; aunque el constante cinismo del socorrano incomodaba a su siervo toka.

Las tropas toka pronto supieron del encuentro del Alto Cantante y corrieron en su ayuda. Calrissian exigió a Mohs que les ordenase retirarse, y Mohs lo hizo con una canción, aunque el Cantante insistía en que las tropas sólo se habían presentado para proteger al Portador.

Mohs guió a Calrissian a la Gran Pirámide donde, según su tradición, se ocultaba el Arpa Mental, y señaló un punto concreto de su pared, enterrado, donde supuestamente estaba la entrada. Vuffi Raa excavó para mostrar el lugar, puesto que Mohs se negaba a hacer esa labor. El robot reveló entonces un punto del muro con una señal similar a la Llave que parecía estar grabada en dos o tres dimensiones. Mohs reconoció el Gran Cierre que habían dejado atrás los sharu, y cayó de rodillas gimoteando sus oraciones. A petición de Calrissian, Mohs explicó que nadie había logrado abrir el Gran Cierre desde la desaparición de los sharu, pero que estaba profetizado que ellos entrarían, correrían una aventura lisérgica y liberarían a su gente. El Alto Cantante no estaba especialmente ansioso por que se cumpliese la profecía, en tanto que él había asumido que no iba a suceder antes de su muerte.

En todo caso, los conocimientos de Mohs no decían cómo usar la Llave exactamente, lo cual dejaba al grupo varado. Calrissian, intuitivamente, consiguió incrustar la Llave en la representación de ésta, provocando un doble efecto: Por un lado, la Puerta se abrió. Por otro, Vuffi Raa y Mohs fueron teleportados instantáneamente al interior de la Pirámide.

Mohs, que había estado apoyado contra el muro en ese momento, perdió su punto de apoyo y cayó al suelo en la oscuridad. Sufrió varios cambios más: Sus globos oculares se volvieron totalmente negros (lo cual él no podía saber), y el toka obtuvo sentidos extraordinarios posiblemente relacionados con telepatía o clarividencia. Su inteligencia y cultura se expandieron rápidamente, dejando atrás al salvaje que había sido: Rápidamente comprendió que podía atarse sus ropas con una tira entre las piernas para evitar corrientes de frío, algo que ningún toka había pensado hasta entonces. Decidió entonces explorar sus alrededores mientras cavilaba posiblemente más que durante el resto de su vida: Su encadenamiento de ideas a partir de su configuración de ropa le llevó a descubrir la Banda de Möbius, y pronto estaba intentando comprender algo llamado "El secreto del universo".

Después de un tiempo que Mohs consideró inferior a dos minutos, el toka se echó a reír como un demente. Calrissian oyó su carcajada y le encontró rápidamente, aunque insistió en que llevaban veinte minutos separados. El socorrano habló a Mohs de su cambio ocular, y el toka dedujo que había intercambiado sus órganos por un cerebro muy superior.

Poco después, Calrissian encontró a Vuffi Raa, que parecía medir tres milímetros de altura y percibir de modo distinto el paso del tiempo. Calrissian preguntó a Mohs si su conocimiento hablaba de esto, pero las Canciones de Mohs no eran tan exhaustivas. Mohs y Vuffi Raa instaron a Calrissian a que buscasen el Arpa, asumiendo que las respuestas a todas sus preguntas podrían estar centralizadas.

Los nuevos sentidos de Mohs le indicaron una salida en el centro de la estancia que ocupaban, y Calrissian encontró efectivamente una rampa que bajaba. Mohs siguió a Calrissian en su camino; el Cantante parecía sentirse inquieto al ver cómo se cumplían las profecías que llevaba toda su vida recitando. En silencio durante su camino, Mohs aceptó una pequeña porción de comida ofrecida por Calrissian y escuchó cómo Vuffi Raa interpretaba, a nivel arqueológico y paleontológico, sus alrededores. Calrissian dedujo que otra cultura, posiblemente los sharu, había organizado ese camino para que los viajeros en busca del Arpa pudiesen ver la evolución de la vida a través de grabados y artefactos; Mohs admitió que sus Canciones tampoco mentaban ese lugar.

Vuffi Raa, que desconocía su propio origen, se excitó al ver un fósil de cinco miembros similar a su propia configuración. Mohs especuló que podría ser el aspecto de los sharu, lo cual llevó a una discusión xenopaleonteológica entre él y Vuffi Raa; Calrissian decidió aprovechar la ocasión para sestear.

El Salón, la inteligencia artificial que controlaba la Pirámide, decidió aprovechar ese momento para intervenir. Los sharu habían programado al Salón para que el Portador de la Llave y el Emisario recorriesen el camino "adecuado" hasta encontrar el Arpa y, para adaptarse a su planificación, Mohs sobraba. El Salón teleportó a Mohs a otro lugar, posiblemente Rafa IV, y alteró la memoria artificial de Vuffi Raa para que el robot no le recordase. No provocó olvido en Calrissian, sin embargo: Cuando Calrissian despertó, echó en falta a Mohs y mantuvo una curiosa conversación con Vuffi Raa intentando en vano que el robot recordase a Mohs.

Sólo después de esto, Calrissian y Vuffi Raa consiguieron llegar al Salón y comunicarse con el ordenador; Calrissian consiguió que el Salón reconociese haber alterado los recuerdos de Vuffi Raa, pero no que devolviese a Mohs. Calrissian consiguió de todos modos el Arpa, y fue teleportado junto con Vuffi Raa a Teguta Lasat. El gobernador Mer se hizo con el Arpa, aprovechando la ausencia de Gepta, e intentó librarse de Calrissian haciéndole arrestar. En la cárcel de Teguta Lasat, el socorrano se fijó en varios presos toka cantando sin armonía en un corral, y recordó a su amigo toka desaparecido Mohs. Para entonces, Calrissian estaba empezando a dudar que Mohs hubiese existido.

Mer activó el Arpa, provocando involuntariamente que los toka recuperasen la memoria y el intelecto de la civilización sharu (puesto que en realidad los toka eran descendientes devolucionados de los sharu), y que las pirámides sharu, omnipresentes en cada planeta del sistema, se derrumbasen para revelar ciudades de la cultura primigenia. Esto se consiguió a través de terremotos que, como efecto secundario, arrasaron los edificios construidos por colonos imperiales. Los sharu simplemente habían previsto restaurar su cultura cuando se activase el Arpa, y les preocupaba poco el daño colateral a otras culturas cercanas.

Para que la restauración fuese completa, los sharu pretendían restaurarse también biológicamente. Los toka empezaron a convertirse en los inteligentes y poderosos sharu, y Mohs sufrió varios cambios: Sus ojos pasaron a tener múltiples colores y brillo propio, del mismo modo que el tatuaje de su frente pasó a emitir luz. El Cantante se enderezó y pasó a adoptar un aire autoritario y digno. Mohs decidió ayudar a su amigo Calrissian, para lo cual fue a la nave de éste, entró de algún modo atravesando sus medidas de seguridad, y le esperó.

Mientras tanto, Vuffi Raa aprovechaba el caos para liberar a Calrissian de la cárcel, y ambos corrieron al Halcón. Tras evitar obstáculos mundanos, subieron a bordo y se toparon con Mohs. Educadamente, el sharu (antes toka) les ofreció los secretos de los sharu, pero Calrissian le interrumpió porque él había deducido casi todo. Calrissian pidió a Mohs que desembarcase, porque sabía que la civilización sharu le había manipulado y no se sentía a gusto con ellos. El Halcón abandonó el sistema Rafa.

Poco después, Rafa IV se convirtió en un mundo sharu, controlado por los sharu con su tecnología superavanzada y exótica. Algunos sharu tuvieron trato con ciertos alienígenas, pero no he vuelto a saber de Mohs específicamente.


Curiosidades


 

Los sharu, los toka y el sistema Rafa aparecen por primera vez en la novela de 1983 Lando Calrissian and the Mindharp of Sharu, por L. Neil Smith. Es la primera entrega de una trilogía sobre Lando Calrissian por este autor, y los sharu son mencionados en las otras dos partes, Lando Calrissian and the Flamewind of Oseon y Lando Calrissian and the Starcave of ThonBoka, del mismo año.

Los eventos fueron prácticamente olvidados durante casi quince años. En 1997, el videojuego Star Wars: Rebellion incluía el planeta Rafa en su lista de destinos, con una breve descripción de los eventos de las novelas. A partir de ahí surgirían otras recopilaciones narrando la misma historia: Se mencionaría en 1998 tanto en Star Wars Encyclopedia, de Steve Sansweet, como en The Essential Guide to Planets and Moons, de Daniel Wallace. Este último libro incluía también la primera ilustración que mostraba a un toka; el dibujo no estaba firmado, pero el arte interior del libro es Scott Kolins y de Brandon McKinney. De nuevo las aventuras de Calrissian en Rafa fueron mencionadas en The Essential Chronology (2000), por Kevin J. Anderson y Daniel Wallace.

Los sharu no tuvieron mención en el juego de rol original Star Wars por West End Games, pero sí en la versión de Wizards of the Coast: En Star Wars Gamer Nº 5 (2001) aparece el artículo A Campaign Guide to the Centrality, por Michael Kogge. Allí se incluían reglas para crear personajes sharu o toka, ambos con ventajas y desventajas (Los sharu eran inteligentes pero antipáticos, y los toka tenían baja inteligencia y percepción aunque recibían bonificación a las habilidades de esconderse y de conocer leyendas sharu).

También había reglas para el uso de tecnologías sharu, incluyendo restricciones a su uso por su exotismo salvo que el usuario fuese un sharu o tuviese un alto conocimiento de su tecnología, difícil de conseguir; reglas para el efecto de llevar cristales de vida (incluyendo coste y penalizaciones cuando se retiraba) y para trabajar en los huertos; daños causados por la ballesta toka; y una aventura sin desarrollar en la que aparecía el bothan Corask Slen'da. Ese mismo año, los sharu vuelven a ser mencionados con una descriptiva entrada completa en The Essential Guide to Alien Species, por Ann Margaret Lewis, y que incluía un nuevo dibujo de un toka por R.K. Post.

Parte del texto sobre los sharu en The Essential Chronology fue reutilizado en The New Essential Chronology (2005), de Kevin J. Anderson y Daniel Wallace. Los personajes fueron mencionados también en el artículo Underworld: A Galaxy of Scum and Villainy, de Ryan Kaufman y Abel Peña, publicado en Star Wars Insider Nº 89 (2006); y el sistema Rafa se menciona en la novela Millenium Falcon (2008), de James Luceno.

También en 2008 se publica The Complete Star Wars Encyclopedia (varios autores), que menciona a los toka, los sharu o Rafa en veinte entradas: Hay un artículos sobre los toka, ilustrado con la imagen de R.K. Post publicada en 2001 (aunque rotada horizontalmente) y otro artículo sobre Mohs. No se les menciona en el artículo de Vuffi Raa ni en el de Rokur Gepta, y el artículo de Calrissian sólo habla de cuando "buscó tesoros en el sistema Rafa". Sorprendentemente, no hay un artículo sobre los sharu, ni siquiera para decir "ver toka".

Se añade algo de nueva información sobre los sharu en obras posteriores como The Essential Atlas (2009), de Daniel Wallace y Jason Fry; Tinker, Tailor, Soldier, Praji (2009), de Nathan O'Keefe; y The Essential Guide to Warfare (2012), de Jason Fry y Paul Urquhart. The Essential Reader's Companion (2012), de Pablo Hidalgo, incluye una detallada reseña de la trilogía "The Lando Calrissian Adventures", con una imagen de Lando ante el Arpa Mental, y habla del sistema Rafa. Entre los principales personajes de la saga no cita a Mohs, reemplazándole sin embargo por el quor'sav Waywa Fybot, que tiene un papel mucho menor.



Lando Calrissian y el blivet… ¡Arpa Mental!

La grafía de los términos relacionados con la "vida" ha variado bastante en inglés: La novela de Smith escribe "lifecrystal" como una única palabra; pero The Essential Guide to Alien Species, The Essential Guide to Planets and Moons, The Essential Chronology, The New Essential Chronology y A Campaign Guide to the Centrality escriben "life crystal" en dos palabras; y el artículo sobre el tema en The Complete Star Wars Encyclopedia lo escribe como "life-crystal", separado por guión. Similarmente, la novela de Smith habla de "life-crystal tree" pero The Essential Guide to Alien Species y The Essential Chronology escriben "lifetree". Los huertos son llamados "life-orchad" en la novela, The Essential Guide to Planets and Moons, The Essential Chronology, The New Essential Chronology y el artículo sobre los cristales en The Complete Star Wars Encyclopedia; la misma Encyclopedia lo escribe sin guión en su artículo sobre el sistema Rafa; The Essential Guide to Alien Species habla de "lifetree orchads" y A Campaign Guide to the Centrality menciona "crystal orchads".

Otras discrepancias en el canon son aún más difíciles de explicar:

El videojuego Rebellion ubica Rafa IV en el sector Quelli, manteniendo su política de no acertar con los sectores ni de casualidad. Rafa está en el sector Centralidad, como indica de modo no ambiguo The Essential Atlas Online Companion.

El artículo sobre el sistema Rafa en The Complete Essential Encyclopedia dice que aquél limita con el sistema Oseón, posiblemente de forma metafórica para decir que está cerca. La página 162 de The Essential Atlas muestra un mapa de la Centralidad, con Rafa en el Bucle Arleen, y los únicos mundos que son vecinos directos son Dela y Arleen; Arleen, a su vez, limita con Oseón.

Rebellion mete la pata de nuevo en su descripción textual sobre Rafa, pues dice que el mundo originario de los sharu y rodeado de escombros de viaje espacial es Rafa IV. The Essential Guide to Alien Species y The Complete Star Wars Encyclopedia citan Rafa V como el mundo de origen de los sharu, al igual que Lando Calrissian and the Mindharp of Sharu. Este último además pone los artefactos sharu en la órbita de Rafa V.

The Essential Guide to Planets and Moons muestra un dibujo de los árboles de vida, distintos en tamaño y parecidos a cactus. A Campaign Guide to the Centrality dice que todos los árboles son iguales en tamaño y forma, y además que son cónicos.

A Campaign Guide to the Centrality dice que los sharu hablan algo llamado "Trámmico sharu", y que los toka hablan "Trámmico toka-sharu" y "Básico simplificado". Esto contradice la novela Lando Calrissian and the Mindharp of Sharu, que no parece diferenciar tantos dialectos.

El artículo sobre el sistema Rafa IV en The Complete Star Wars Encyclopedia dice que los sharu fueron subyugados, y que por eso sus capacidades intelectuales fueron mermadas. Casi cualquier otra fuente, especialmente The Essential Atlas, indica que los sharu lograron evitar la servidumbre precisamente porque ellos mismos suprimieron sus propias mentes.

Lando Calrissian and the Mindharp of Sharu y el artículo sobre la Llave en The Complete Star Wars Encyclopedia indican que uno de los nombres de la Llave de la Supragente es "Medio para un Fin". La misma Encyclopedia tiene un artículo sobre Medio para el Fin, que dice que éste es un nombre del Arpa Mental, no de la Llave.

La forma del Arpa Mental es motivo de polémica, aunque las fuentes coinciden en que cambia constantemente de aspecto al desplazarse entre dimensiones (como se dice explícitamente en The Essential Chronology, The New Essential Chronology y The Essential Atlas). Lando Calrissian and the Mindharp of Sharu dice que parece un cristal hexagonal de esquinas cortantes pero suave al tacto, pese a que reconoce que la Llave, que tiene entre dos y cuatro púas, es una miniatura del Arpa; el artículo sobre el Arpa en The Complete Star Wars Encyclopedia le da forma de tenedor; y The Essential Reader's Companion ofrece un dibujo del blivet para representar el Arpa.

En Lando Calrissian and the Mindharp of Sharu, Lando cree que el Arpa no debe estar en la pirámide más grande del planeta. El artículo sobre el sistema Rafa en The Complete Star Wars Encyclopedia insiste en que el Arpa estaba en la mayor ruina de Rafa V.

The Essential Chronology, The New Essential Chronology y el artículo sobre Bohhuah Mutdah en The Complete Star Wars Encyclopedia sugieren que la aventura de Lando en Rafa tuvo lugar en 4 abY. The Essential Reader's Companion explica que la trilogía publicada por Smith tuvo lugar entre 3 y 2 abY, así que el evento fue en 3 abY.

The Essential Reader's Companion también dice que los dibujos sobre las aventuras de Lando en esta época le suelen retratar con bigote, pese a que él no se dejó bigote hasta más tarde.

En Lando Calrissian and the Mindharp of Sharu, cuando los toka atan a Lando a un árbol para que muera, él se libera solo, y después Vuffi Raa llega y le ayuda contra los agente de Mer. The Essential Chronology dice que fue Vuffi Raa quien salvó a Calrissian de morir congelado.

The Complete Star Wars Encyclopedia tiene una entrada sobre el sistema informático sharu Salón (además de otros Salones), y ésta dice que Lando, Vuffi Raa y Mohs se hicieron con el Arpa, salieron de la Pirámide y se sorprendieron al descubrir que llevaban cuatro meses dentro. La entrada sobre cristales de vida también dice que Mohs estaba con Lando cuando éste descubrió el Arpa. En la novela Lando Calrissian and the Mindharp of Sharu, Mohs se separa del grupo antes de llegar al Arpa, y no hay motivos para creer que se sorprendiese de nada al salir de la Pirámide.

En Lando Calrissian and the Mindharp of Sharu, Duttes Mer es quien activa el Arpa. El artículo sobre Bohhuah Mutdah en The Complete Star Wars Encyclopedia dice que Lando fue quien lo hizo; The Essential Atlas incluso dice que Lando despertó a los sharu usando la Llave, no el Arpa.

En Lando Calrissian and the Mindharp of Sharu, Mer queda lobotomizado al usar el Arpa. El artículo sobre Mer en The Complete Star Wars Encyclopedia dice que se fundió, entró dentro del Arpa y desapareció para siempre. El artículo sobre el sistema Rafa en la misma Encyclopedia dice que fue derrocado por los sharu (de hecho, por los "renacientes toka").

El artículo sobre Osuno Whett en The Complete Star Wars Encyclopedia dice que él murió antes de que se completase la aventura del Arpa Mental. Sin embargo, Whett aparece en eventos posteriores, sobre todo en la novela Lando Calrissian and the Starcave of ThonBoka.

Después del despertar de los sharu, hubo un bloqueo alrededor del sistema Rafa. Según The Essential Guide to Alien Species, fue la Marina Imperial quien lo impuso; según A Campaign Guide to the Centrality, lo pusieron los sharu; y según The Essential Chronology y The New Essential Chronology era "de origen inexplicable". Además, el bloqueo duró varias semanas según las dos Chronologies; un año según A Campaign Guide; y una década según The Essential Atlas.

El cargamento de cristales que se llevó Lando, según Lando Calrissian and the Flamewind of Oseon, le dio "millones de créditos". The Essential Chronology y The New Essential Chronology citan un beneficio de sólo 250.000 créditos.



© S I T H N E T

Sección creada por Skippy Farlstendoiro y Al Noah para SithNET
Prohibida la reproducción total o parcial sin el consentimiento de los autores.

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