LOS HÉREOS SE HACEN EN LOS MOMENTOS
La senadora Padmé, acompañada por C3PO y Jar Jar Binks, se dirige en su yate estelar hacia Rodia para entrevistarse con el líder de los rodianos, Onaconda Farr, un antiguo amigo de su familia al que conoce desde la infancia y al que incluso llama "tio Ono".
Tras aterrizar Padmé ordena a sus dos acompañantes que se queden en la nave y se entrevista con Onaconda que le informa que las cosas van muy mal para su gente, los piratas atacan sus naves y el hambre los atenaza.
Padmé le ofrece más ayuda de la República pero Onaconda le informa que ya ha cerrado un acuerdo con el virrey Nute Gunray que le ha prometido la llegada de suministros si la captura. Dicho esto el líder rodiano ordena que detengan a Padmé y la encierren hasta que llegue el virrey y envía otro grupo para que se ocupe de C3PO y Jar Jar.

Jar Jar deja caer un gran imán magnético sobre el yate de Padmé.
Tras una serie interminable de meteduras de pata de Jar Jar que incluyen la destrucción del yate de Padmé, la pareja se libera de los androides de batalla. No hay forma de comunicarse con el exterior y aunque Jar Jar trata de hacerlo lo único que encuentra es una túnica Jedi que se coloca encima para pasar desapercibido.
Onaconda recibe a Gunray y su escolta y los conduce a la torre de detención donde Padmé ha sido encerrada pero a mitad de camino se encuentran con C3PO y Jar Jar. El virrey ordena matar al Jedi (Jar Jara con capa) y los androides de batalla se abalanzan sobre la extraña pareja. El gungan huye lanzándose por una trampilla al fondo marino pero C3PO es apresado y Gunray ordena su desmantelamiento.
Padmé usa una ganzúa que escondía en su bota y se libera de las esposas que la fijan a la pared de su celda y tras atraer hasta ella a un androide de batalla simulando que hay un maestro Jedi ayudándola lo desarma y escapa.
En su huída la senadora se topa con C3PO que le informa de todo lo sucedido, de la destrucción de la nave y de que el supuesto Jedi en realidad su compañero gungan. Padmé sabe que hay naves clon cerca y ordena a C3PO que trata de comunicar con alguna mientras ella se ocupa de buscar a Jar Jar.
Onaconda reclama los víveres que ha solicitado pero Gunray le dice que no le dará nada hasta que la senadora sea ejecutada. El rodiano le recuerda que se trata de una prisionera de guerra que debe recibir un trato justo pero el líder federativo lo ignora y le hace ver que ahora es un esclavo más del movimiento separatista. Onaconda se arrepiente de haber cerrado un pacto con los separatistas pero ya es demasiado tarde para echase atrás. "Nuestra única esperanza es ese Jedi" le dice a uno de sus subalternos.

Jar Jar en el fondo marino rodeado de detonadores termales
Jar-Jar llega hasta la torre justo cuando el grupo de Gunray aparece por allí y los androides vuelven ha perseguirlo. Padmé trata de ayudarlo y aunque es atrapada nuevamente da al gungan el tiempo suficiente para que este vuelva a huir al fondo marino donde tras ser atacado con detonadores termales hace amistad con un Kwazel Maw, una gigantesca bestia anfibia.
C3PO consigue mandar un mensaje a una nave clon pero nada más hacerlo es atrapado y conducido junto a Padmé. El virrey quiere la inmediata muerte de la senadora y ordena a tres droidekats que la fusilen pero la aparición del Jedi hace que cambie de planes y ordene disparar contra el encapuchado.
Todo parece perdido para el gungan cuando el suelo se abre y la bestia marina acude en su ayuda destruyendo a los androides de batalla y la nave del virrey. Gunray pide a Onaconda que dispare sobre la senadora pero este se la niega. Nunca ha pretendido dejar la República, solo dar comida a su pueblo, pero ahora tiene claro queel hambre es mejor que la esclavitud.
El virrey maldice al rodiano pero todo ha terminado para él. Los clones han desembarcado y no tardarán en ponerlo bajo arresto.
Una holotrasmisión de Palpatine asegura el envío de suministros y felicita a todos por su misión y en especial a Jar Jar. Onaconda pide perdón a Padmé y la senadora lo acepta afirmando que la Republica también debe disculparse por el desabastecimiento de Rodia.
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