LIBRO 12.- SHAOLIN, SÔHEI Y JEDI: LOS MONJES GUERREROS

Sección creada por Shirokawa Akira y maquetada por el Coronel Nathan Kurtz.
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Los Monjes Guerreros

 
"¿Un gran guerrero dices?. La Guerra no le hace a uno grande" (Yoda)

Hablar de monjes guerreros nos hace meternos en un tema muy amplio y rico que se extiende no sólo por Oriente, sino que también tiene famosos representantes en Occidente. En la misma España, durante la llamada "Reconquista" se pueden encontrar ciertas ordenes de guerreros monjes cristianos en algunas zonas, mientras que en el lado rival musulmán, nos encontramos a los Almorávides, que en origen eran una orden de monjes-guerreros del norte de Africa.

Más conocidas e importantes fueron las ordenes de monjes-guerreros creadas durante el siglo XII en Jerusalén debido a las Cruzadas, entre las que destacan la Orden Teutónica (que, posteriormente, ocuparían diferentes territorios en Europa Oriental hasta el 1561, en el que quedaron despojados de tierras propias -La orden se transformó en totalmente eclesiástica en 1929-), la Orden de los hospitalarios (que, con la caída de la tierra santa, se convirtieron en la Orden de Rodas, donde habitaron hasta que pasaron a Malta, convirtiéndose en la Orden Soberana de Malta, que todavía existe como tal) o la más conocida de todas ellas, la Orden del Temple.

En todos estos casos, eran agrupaciones de caballeros que cumplían con los preceptos de la vida monacal cristiana y que estaban bajo el mando de un Gran Maestre. Su misión unía un aspecto religioso como era la asistencia médica y hospitalaria (en el sentido de dar cobijo y alimento) a los peregrinos cristianos que iban a tierra santa y un aspecto guerrero, con sus enfrentamientos contra los infieles para permitir el mantenimiento de la seguridad de las rutas por tierra santa. Pero, ninguna de estas ordenes tenía relación con ningún poder especial, como ocurre con los Jedi o con la ordenes orientales de las que hablaremos a continuación. Lo más cercano en este sentido es una de las leyendas que nacieron alrededor de los Templarios, después de su desastrosa desaparición (el rey francés Felipe IV la destruyó acusándolos de herejes, para poder quedarse con todos sus tesoros), sobre que dominaban ciertos poderes alquímicos y gnósticos (mágicos, en definitiva).

Así, volvemos a viajar hasta Asia Oriental para intentar encontrarnos con algo más parecido a los Jedi. Empezaremos pues, hablando sobre los monjes Shaolin, de China.



Bodhidharma,el patriarca hindú

El templo budista Shaolin (del "pequeño bosque") fue construido hacia el año 496 de nuestra era, en el monte Song, en la provincia de Henan (En el Este de china, al Sur de Pekín), por orden del emperador Xiao-Wen, de la dinastía Wei del Norte. En el s. VI, fue a parar allí el famoso Bodhidharma, patriarca budista indio, que peregrinó a China para extender su religión, después de ver que el Sur de China no estaba preparado para recibir las enseñanzas que él traía. En Shaolin, se convirtió en el primer patriarca del budismo CH’AN e introdujo ciertas técnicas de lucha indias para la autodefensa de los monjes y como método de instrucción físico y mental (Nos volvemos a encontrar con ese punto, crucial para nosotros, de la historia china, como lo hicimos en el Cap. 4 y el Cap. 10).

La historia de Shaolin y sus monjes es larga y apasionante. En sus primeros tiempos tuvo que sufrir varias problemas: El primero, que la enseñanza de las artes marciales no iba asociada a la ética que ahora está unida indisolublemente a todas ellas, por lo que algunos monjes abandonaban el templo para convertirse en peligrosos forajidos. El segundo problema, fue que, según las ideas religiosas de cada emperador chino, se abrían o se cerraban los templos. Y si no fuera bastante esto, en algunas de las revueltas y guerras civiles que había de cuando en cuando en el país, a uno de los bandos le daba por atacar el templo y destruirlo.

Fue precisamente en una de estas revueltas cuando ocurrió el suceso más famoso de la historia de Shaolin: "Los trece monjes Shaolin que salvaron al emperador Tang". Un general rebelde quería derrocar a uno de los emperadores de la Dinastía Tang (618-907), y para eso, no se le ocurrió otra cosa que querer conquistar el templo Shaolin para usarlo de base principal. Al saber esto, trece monjes Shaolin organizaron a sus compañeros y atacaron al ejercito del general, derrotándolo y echando por tierra la revuelta. Desde entonces, el templo adquirió un prestigio tan enorme que sus técnicas de lucha y sus enseñanzas cobraron fama en todo el imperio. Los monjes Shaolin se habían convertido en los protectores del imperio, del emperador y de sus gentes.

Por supuesto, el problema ético ya se había solucionado mucho antes, por lo que las artes marciales ya se enseñaban bajo estrictos códigos de moral y de conducta. De hecho, los monjes Shaolin empezaron a ser vistos como gente virtuosa y heroica, con inmensos poderes (Empezaban así a correr las leyendas sobre los poderes que tenían los practicantes de artes marciales). Por añadidura, empezaron a nacer estilos de artes marciales fuera de Shaolin, lo que fue el principio de la enorme cantidad de estilos que conforman el Kung-Fu/Wu-Shu. Los monjes de Shaolin se convirtieron en unos eruditos expertos en la mayoría de estos estilos.

También debió ser por esta época (Exactamente con la dinastía Song 960-1279) cuando se construyó el templo Shaolin del Sur, junto a la montaña de los Nueve Lotos, en la provincia de Fujian (en la mitad Sur de China, las costas de esta provincia son las que miran hacia la isla de Taiwan). En este templo se desarrollaron nuevos estilos de lucha. Hasta el final de la Dinastía Ming (1368-1644), los monjes Shaolin y sus enseñanzas estuvieron en pleno apogeo. Pero la caída de los Ming y la subida al trono de la dinastía manchú de los Qing (1644-1911) significó el inicio de su ocaso.



Monjes Shaolin

Los Shaolin eran los defensores del imperio, y, como hicieron con la dinastía mongola de los Yuan (1279-1368, la dinastía de Gengis Khan y Kubilai Khan), se enfrentaron contra los extranjeros (Los manchúes, como los mongoles, eran etnias no chinas), apoyando secretamente a los rebeldes chinos. Irónicamente, la destrucción del Templo del Norte ocurrió después de ayudar a los Qing a atajar una invasión extranjera (mongola?), que hubiera sido mala para ambos bandos.

La demostración del enorme potencial Shaolin en esa lucha, hizo que los Qing decidieran destruirlos para librarse de esos peligrosos monjes a los que no podían controlar. Aquello ocurrió hacia el 1674. Entre la realidad historica y la leyenda ha quedado la historia de los 5 monjes supervivientes (4 monjes y una monja) de esta destrucción: Estos monjes se ocultaron y convertidos en maestros ermitaños de artes marciales (ver el Cap. 15), crearon 5 estilos de lucha que, en la actualidad, se encuentran entre los más poderosos y más secretos del Wushu (La razón que se aduce para explicar por qué estos monjes crearan estos sistemas de artes marciales es que los manchúes habían robado muchos textos sobre los sistemas de lucha Shaolin cuando destruyeron el templo y se necesitaban nuevos y poderosos estilos para contrarrestar los sistemas robados). El templo del Sur no tardó demasiado en ser destruido también: En el Sur, se arremolinaban la mayor parte de las fuerzas rebeldes chinas, y los QIing consideraron que el templo Shaolin de esa zona era la principal base rebelde, así que en el año 1760 lo destruyeron.

Como se puede ver, en este punto, la historia Shaolin tiene mucho que ver con la historia Jedi. Lo más curioso será que, si es verdad que los Jedi derrotarán a los Mandaloreanos en los "Guerras Clon", el paralelismo puede aumentar todavía más. Tendremos que ver el Episodio II para poder examinar este punto. . .

Hasta el año 1800, no se empezó a reconstruir el Templo del Norte (el del Sur fue tan completamente olvidado como las ruinas de los Khmer - Cap. 7-, y sus restos fueron descubiertos y reconstruidos hace pocos años). La debilidad del gobierno QING, su corrupción interna y los problemas que tenía con las potencias extranjeras que empezaban a repartirse el delicioso pastel que era China, hicieron que no se preocuparan de los Shaolin. Sin embargo,el templo del Norte todavía fue destruído una vez más en 1928, en medio de la guerra civil que atenazaba a China en los tiempos de su primera República. En aquella destrucción se perdieron muchos de los textos sobre las artes marciales Shaolin, por lo que que los actuales sistemas Shaolin son sólo fragmentos del enorme conocimiento marcial de estos monjes. El templo del Norte fue reconstruido finalmente por el gobierno comunista en los años 80, y los monjes que en él habitan (igual que los que habitan el templo del Sur, reinagurado hace poco) siguen enseñando artes marciales tanto a chinos como a visitantes extranjeros que vayan con ese propósito.

Como ya sabemos, el Ch'an pasó a Japón, donde se convirtió en el Zen, donde se convirtió en piedra angular de la cultura de este país. Pero antes de esto, Japón ya tenía sus propios monjes guerreros, los Sôhei (que literalmente significa precisamente "Monjes Guerreros"). También en este caso hay un monte que sirve de origen a la leyenda de estos monjes guerreros. En esta ocasión es el monte Hiei, a las afueras de Kyôtô, que por aquellos tiempos (s. VIII) acababa de construirse para servir como nueva capital del imperio. En aquel monte se levantó el monasterio budista de Enryaky-Ji de la nueva secta budista Tendai, para proteger la capital de las influencias negativas, gracias a sus presuntos poderes mágicos.

El Tendai fue fundado por un monje llamado Saichô después de pasar un año en China, y se sabe que recogió muchos conceptos del esoterismo chino y del Ch'an, de ahí que se extendiera la idea de que sus monjes tenían poderes mágicos. Sin embargo, no está probado que el concepto del Ch'i viniera con Saichô, únicamente la creencia en una energía mágica que podía ser usada por los monjes. Seguramente el concepto propiamente dicho de Ch'i llegara con el Zen en estado puro y las artes marciales propiamente dichas.



Ilustración de un Sôhei con su Naginata

Una serie de enfrentamientos internos hizo que la orden se dividiera en dos, permaneciendo unos en Enryaku-Ji y los otros en un nuevo monasterio: Mii-Dera. A esto se sumaron enfrentamientos con otras sectas budistas y con samurais y burócratas sin escrúpulos. El resultado es que, de manera parecida a lo que ocurriera en Shaolin, se introdujeron unas proto-artes marciales (las artes marciales chinas llegarían más tarde, como ya indicamos en el Cap. 10 ) para formar a monjes guerreros que pudieran defender los templos y luchar en batallas, si fuera necesario. La principal diferencia es que los Sôhei llegaron a usar armaduras de combate, en contraposición a los Shaolin que no llegaron a tal extremo.

Los SÔHEI pronto se convirtieron un una fuerza a tener en cuenta. Los emperadores temían el poder de los monjes guerreros del monte Hiei, pero también tuvieron en ellos a un poderoso ejercito que defendía la capital de los enemigos que pudieran aparecer. Como los Shaolin, eran, en ultimo termino, los protectores del Imperio, gracias a sus presuntos poderes mágicos y sus tremendas habilidades marciales (una de las cuales era el experto uso de la lanza Naginata).

Y así pelearon en la mayoría de las guerras que asolaron el Imperio del Sol Naciente, del lado que consideraban más adecuado. Hasta que en el siglo XVI, apareció el salvaje Oda Nobunaga, el primero de los unificadores de Japón (que había sido dividido por los daimyôs siempre en guerra, quedando el emperador sin ningún poder real). Cuando Nobunaga estaba intentando aplastar a varios de los daimyôs rivales, los Sôhei se pusieron de parte de éstos, y eso encendió la tremenda furia de este personaje, que tomó la determinación de destruir a sangre y fuego el monte Hiei. Sus generales intentaron que cambiara de idea, pues al temor de enfrentarse con ellos se unía el hecho de que, desde hacía 800 años, los Sôhei eran los protectores de la capital y del palacio imperial, pero Nobunaga no dio marcha atrás y destruyó, en 1571, los monasterios del monte Hiei, matando a casi todos los monjes guerreros.

Los monjes guerreros como tales desaparecieron así de Japón. Sin embargo, debemos tener en cuenta que en el Japón del Edo Jidai (1600-1868), muchos samurais al llegar a una edad avanzada (alrededor de 50 años) se convertían en monjes Zen, y que existen muchas leyendas sobre las aventuras de estos "monjes-guerreros", que no por monjes dejaban de demostrar sus habilidades guerreras cuando era necesario. De hecho, los monjes Zen iban armados con un palo larg, , igual que sus hermanos Ch'an Shaolin, y, como ellos, sabían usarlo. Debemos tener en cuenta que muchas escuelas de artes marciales en el Japón de esa época radicaban en templos budistas y santuarios sintoístas, pues lo que no se perdió ni en China ni en Japón fue la idea de que los monjes debían saber artes marciales para protegerse de los desaprensivos.

Curiosamente, en el Japón actual existe una orden de monjes guerreros análoga a los Shaolin. Efectivamente, después de la Segunda guerra Mundial, el monje Zen Nakano Michiomi, decidió crear un arte marcial para la practica exclusiva de los monjes Zen japoneses mezclando el Jûdô y el Karate, y le dio el nombre de Shôrinji Kenpô (vendría del Chino, Shaolin-Si Kung-Fu, "El Kung-Fu del templo Shaolin"). Así, existen varios templos Zen japoneses en los que se practica este arte marcial como parte de sus enseñanzas, siendo el principal el de Tadatsu, en la isla de Shikoku (SE de Japón, la más pequeña de las cuatro grandes islas). Un poco tarde, pero los japoneses ya tienen sus propios Shaolin.

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