EL LUGAR AL QUE VAMOS REFLEJA DE DONDE VENIMOS
Yoda se pone en contacto con Roshi, el gobernador de una pequeña colina togruta ubicada en el planeta Kiros cuyos miembros, que no poseen armas, viven dedicados a las artes y la belleza y se mantienen neutrales. El maestro Jedi le ofrece su ayuda contra los separatistas que se dirigen hacia allí y el gobernador le responde que en ese mismo momento están aterrizando las tropas de Dooku al que informará de su neutralidad, Yoda le responde que no se fíe de las promesas de Dooku y la holocomunicación se da por finalizada.
El Conde desembarca junto a su lugarteniente, Darts D'Nar, y un gran número de droides y es recibido por Roshi que le dice que ha visto los destrozos cometidos tanto por clones como por droides motivo por el cual su pueblo es neutral. Dooku sonríe y le responde que ha venido sólo para protegerlos, para ofrecerles un santuario, una ocupación pacífica, pero mientras camina apoyando su brazo en el hombro del gobernador D'Nar ordena a los clones que rodeen el poblado y apresen a sus habitantes.
Diez rotaciones más tarde la flota republicana llega a Kiros y Obi-Wan, Anakin y Ahsoka, montado en BARCs artilladas, rastrean el poblado togruta junto a Rex y varios clones. El lugar parece desierto y Kenobi cree que los civiles han podido esconderse en el bosque pero Rex le dice que lo separatistas pueden retenerlos como escudos ya que esa es una de sus prácticas más habituales.

Ahsoka como artillera en la BArC conducida por Anakin
Sin previo aviso el grupo es atacado por unos cuantos clones comando a los que consiguen destruir junto a un par de tanques. Hecho esto Kenobi, hace llegar al grueso de su ejército que rodea el poblado y lo inspecciona. El comandante Cody se acerca a su general y le informa que en el interior de la torre está D´Nar y le pase un comunicador en el que este le ofrece negociar una rendición.
Anakin, al comprobar que D´Nar es un esclavista zygeriano, tiene un acceso de rabia y tras atraer el comunicador con la Fuerza lo aplasta. Ahsoka se alarma por la reacción de su maestro y cuando este se aleja Kenobi le cuenta que el su madre fueron vendidos de pequeños como esclavos por unos zygerianos. La joven le dice que le echará un ojo y Obi-Wan le responde que eso será lo mejor.
Obi-Wan se reúne en la torre con D'Nar y descubre que este no quería negociar su rendición sino la suya y la de sus tropas y para conseguirlo el esclavista le amenaza con detonar las bombas que tiene escondidas en la ciudad si no se entrega. Kenobi, que ha dejado su comunicador abierto para que Anakin lo escuche todo, no acepta rendirse si antes no le dice donde están los colonos y D´Nar como respuesta hace estallar una bomba.
Anakin y Ahsoka se suben en un par de AT-RTs y empiezan a buscar a los civiles de Kiros mientras Kenobi entrega a D´Nar su sable. El lugarteniente de Dooku odia a los Jedi porque acabaron con el imperio esclavista de su pueblo y le dice que si no fuese porque el conde lo quiere vivo el mismo lo mataría con sus manos. Al oír esto el astuto Jedi apela a las viejas tradiciones zygerianas de la lucha cuerpo a cuerpo y exige un duelo sin armas. Si él gana D´Nar le dirá donde están los togruta y si pierde podrá hacer con el lo que quiera.
R2-D2 localiza las bombas y Anakin y Ahsoka las desactivan una a una mientras Kenobi recibe un tremenda paliza en su lucha con D´Nar. Lo único que pretende el Jedi es ganar tiempo y cuando las bombas ya no son una amenaza deja de fingir y se impone a su rival exigiéndole que se rinda. D´Nar le responde que aun le queda una bomba y, tras meter un código en la espalda de su androide táctico, arroja este contra el Jedi y escapa. Kenobi consigue lanzar al droide al exterior, salvando así su vida, pero el zygeriano consigue llegar hasta su nave y despega.

D´Nar da una paliza al maestro Kenobi que se contiene para ganar tiempo
Anakin y Ahsoka consiguen subir a la nave de D´Nar y este al descubrirlos hace cuanto puede para frenarlos liberando contra ellos las bestias que tienen en la bodega, pero los Jedi consiguen atraparlo. Anakin exige que le diga donde están los togruta y D´Nar se niega haciendo que el Jedi enfurezca y ponga su sable contra su cuello. Lo único que consigue es que su rival le diga que la reina zygeriana va a efectuar una gran subasta de esclavos y cuando poco después Ahsoka le ruega que lo deje Anakin retoma la calma y retira el sable.
Los tres Jedi comunican con el Consejo e informan de lo sucedido. El Almirante Yularen ha comprobado que no hay rastro de los 50.000 togrutas ni en la ciudad ni en el planeta y Yoda, tras afirmar que el renacimiento del imperio zygeraino es muy peligroso y que todo puede ser parte de un complot Sith, añade que lo prioritario es encontrar a los togruta.
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