LOS TARROS

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Son humanoides de aspecto normal, hasta que se les ve de cerca. En ese momento, las diferencias saltarán a la vista, arrancando un gemido a los fundamentalistas prohumanos. No es su aspecto la única diferencia entre estos seres y otros: Su cultura individualista puede llegar a causar más repulsión. Son duros adversarios, y no mucho más fáciles como aliados. ¿Nunca habías oído hablar de ellos? Descubre porqué.
En lo profundo de las Regiones Desconocidas, el sol Til iluminaba el sistema del mismo nombre. Uno de sus planetas, Tililix, estaba a una distancia propicia para ser cuna de vida, y después, de vida inteligente.
Los tarros evolucionaron en ese entorno. Son básicamente seres humanoides, de entre 180 y 220 centímetros de altura (con una media de dos metros). Su piel es frecuentemente de color verde oscuro, aunque los tarros rosados no son extraordinarios. El cabello es de color negro o azul oscuro en los varones, mientras que las mujeres lo tienen marrón oscuro o pelirrojo anaranjado. Los ojos son invariablemente brillantes y amarillos.
El rostro de un tarro podría pasar por el de un humano de frente sorprendentemente grande y ceño asaz grueso. Sin embargo, la nariz es totalmente plana, pareciendo no existir (Dos grietas en el rostro, las fosas nasales, son visibles en su lugar). Además, la boca es demasiado ancha para pasar por la de un humano y, si el tarro la abre, mostrará una dentadura de enormes colmillos afilados que se pueden utilizar en combate con notable precisión.
No es la única arma natural que tienen: Cada una de sus manos termina en siete largos dedos con garras curvadas. Éstas, según algunos, son aún más mortíferas que los colmillos; sin embargo, sobre este punto el debate sigue abierto.
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CULTURA DE LOS TARROS

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Los tarros son testarudos, obstinados y abruptos, incluso con otros tarros. Para cualquier especie, son irracionales y en algunos casos ofensivos, aunque cualquier droide de protocolo advertirá que eso es de esperar en estos seres.
Igualmente manifiesta es su absoluta independencia. La creencia tarro es que un único individuo puede ocuparse de cualquier situación. Los equipos, grupos y asociaciones son para ellos fastidiosos, y por ello se esforzarán por trabajar solos. Si un tarro empieza a trabajar en grupo y las cosas no van exactamente como él quiere, entonces él perderá la paciencia muy rápido (Probablemente antes de que las ventajas de la cooperación se hagan palpables). Un tarro, empero, acepta estas alianzas si es él quien lidera el esfuerzo.
Entre su testarudez y su autosuficiencia, los tarros se muestran suspicaces ante la retórica. Los intentos de subir la moral o influir en su actitud a través del don de palabra, han demostrado ser muy ineficaces.
Los tarros son una especie muy agresiva e intimidatoria. Opinan claramente que quien no está con ellos, está contra ellos.
Sólo unos pocos tarros, los que han profundizado en el arte de la negociación, han sabido sobreponerse a la actitud agresiva que caracteriza al resto de los suyos.
Los tarros tienen un idioma propio, el tarrés. En muchos sentidos es similar al Básico, con una gran variedad de vocalizaciones, pero resulta áspero y discordante. Su forma escrita, igualmente similar al Básico escrito, tiene un alfabeto algo mayor para escribir sonidos propios del tarrés pero inexistentes en Básico, o para los cuales el Básico utilizaría una combinación de dos o más letras.
La cultura de esta especie está desapareciendo a marchas forzadas. Los pocos tarros que quedan suelen rehuir el trato con otros de su especie. Sin embargo, la terquedad e individualización parecen ser rasgos innatos en la especie.
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HISTORIA DE LOS TARROS

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Tililix pertenecía a la Antigua República.
Empezó su carrera en la comunidad galáctica, llegando a ser un mundo tecnológicamente avanzado. Los tarros eran una especie a la altura de la media galáctica en ese sentido, aunque a algunos individuos no se les acababa de dar bien.
Sin embargo, pocos tarros tenían auténtico interés en abandonar su sistema. Al mismo tiempo, el retirado planeta tampoco era de gran interés para el gobierno central. Descontando las visitas ocasionales de cargueros independientes a Tililix, el contacto con la comunidad galáctica es mínimo. Existen ciertos informes, de autenticidad discutible, sobre colonias perdidas de tarros en las Regiones Desconocidas. En realidad, ni siquiera sabemos si los tarros de Tililix tenían intereses repobladores. Lo que nos queda de la cultura de Tililix es muy poco.
Aproximadamente un siglo antes de Yavin, el sol Til explotó con muy poco aviso. El planeta resultó abrasado y todos sus habitantes murieron de un modo horrible. (Ciertos historiadores mencionan la destrucción del planeta Tililix, consumido por la estrella Til, un año antes de la batalla de Yavin; se trata sin duda de una errata).
Aún hoy, se ignora cuál fue la causa del holocausto. Sin embargo, la rapidez del desastre y su falta de amenaza han llevado a los astrónomos a sugerir que no fue natural. Un rumor extendido habla de un proyecto de armas secretas patrocinado por grupos desconocidos, del cual Til fue el resultado. Los tarros supervivientes de hecho sugieren que la superarma podría haber sido construída por los tarros de Tililix. Esto explicaría que no haya usos posteriores registrados de la hipotética arma.
Es cierto que nadie sobrevivió en Tililix, pero algunos tarros estaban fuera del planeta en ese momento. La población estimada de supervivientes, según los censos, era de sólo trescientos cincuenta individuos. La especie pasó a estar al borde de la extinción; sin embargo, han sido capaces de sobrevivir.

Un tarro piloto de la Alianza
Los tarros podrían haber adoptado un nuevo mundo natal, pero no querían implicarse en lo que probablemente supondría un aburrido proceso burocrático que les podría haber llevado a un enfrentamiento con las autoridades. Así, los pocos cientos de tarros empezaron a esparcirse por las estrellas, viajando solos. Se les ha visto principalmente como exploradores, soldados y en otras profesiones menos respetables. En las regiones más pobladas, los tarros a menudo se convertían en mercenarios, cazarrecompensas e incluso matones, aunque rara vez se quedaban demasiado tiempo en el mismo lugar.
Algunos tarros decidieron dedicar su vida a buscar las legendarias colonias tarros en las Regiones Desconocidas.
La población tarro que vivió la Guerra Civil Galáctica estaba formada por hijos o nietos de los supervivientes de Tililix. Los ancianos tarros han hecho un esfuerzo notable por preservar su cultura, pero el censo mínimo lo ha hecho muy difícil. Han conseguido, empero, que el idioma tarrés siga siendo la primera lengua de los tarros.
Los tarros viajan habitualmente sin compañía, aunque se les podía encontrar en casi cualquier punto de la galaxia. Los puntos más frecuentados estaban en el Sector Corporativo y, sobre todo, en el Borde Exterior, donde los tarros reclamaban mundos atrasados sin preocuparse de jurisdicciones legales o impuestos.
El planeta con mayor colectivo único de tarros era Seltos, en la Región de Expansión: En su capital, Somin City (cuatro millones de habitantes), vivían siete individuos tarros (0,000525% de la población). Allí la economía se basaba en la primero en la exportación de comida, y después en la de troncos y minerales preciosos, con una pequeña porción dedicada al turismo. No está claro a qué se dedicaban esos siete tarros.
Las dos décadas previas a Yavin y las sucesivas vieron el auge de una organización que realmente vio un importante número de tarros entre sus filas: La Alianza Rebelde. Incluso los tarros que no se unían a la Alianza a menudo buscaban empleos que perjudicasen o se opusiesen de algún modo al Imperio. Algunos de los tarros que sirvieron en filas rebeldes son Kassar Kosciusko, Qatak Qantaras y Masakayan. Hay informes de un aristocrático y condecorado tarro relacionado con un escuadrón de cazas no determinado, aunque éste podría ser uno de los dos últimos mencionados.
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TARROS NOTORIOS

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Paraster Daskalion: Un famoso tarro.
Masakayan: Este tarro era teniente comandante en las fuerzas de la Alianza Rebelde.
Qatak Qantaras: Este tarro era un operario de la Alianza Rebelde. Qantaras trabajaba en el sistema Masgen.
Terrant Skayanestro: Un famoso tarro.
Ruskor Votaran: Un famoso tarro.
Kassar Kosciusko: Nació en el 73 antes de Yavin. Tenía la piel verde oscuro y el cabello azul oscuro. En su madurez tenía un físico musculoso, pero una complexión achaparrada.
Trabajó como asesino al menos hasta cumplir los cincuenta años. Era experto en combate personal con o sin armas, y también en supervivencia urbana. Pasaba desapercibido como una sombra, se saltaba fácilmente las medidas de seguridad y pilotaba una swoop Nebulón-Q con gran talento.
En algún momento previo al año 20 antes de Yavin, Kosciusko fue enviado a matar a un objetivo en el lado este de Ciudad Luj, en Novor 23. Allí se encontró con cinco asesinos loag, que iban por el mismo blanco pero contratados por otro empleador. Kosciusko se enfrentó a los legendarios asesinos de Merisee. Le quedó una gran cicatriz en el cuerpo, pero fue el único que salió de allí andando. Desde entonces, además, Kosciusko pasó a poseer un cuchillo ar'gor, arma típica de los loag (y en teoría exclusiva de ellos).
Posteriormente, Kosciusko se unió a la Alianza Rebelde. Utilizó sus habilidades primero como asesino. Más tarde, llegó a ser un agente de inteligencia de alto rango. Su tapadera sugería que era un agresivo empresario. Era también compañero y amigo de otra espía rebelde, Dana, una humana experta en infiltración.
Kosciusko se convirtió en el dueño y propietario del Hotel y Casino Royal K, en la Estación Espacial de Kwenn. Llevaba el pelo recogido en una larga coleta que le recorría toda la espalda. Utilizaba ropa elegante y trajes a medida, por debajo de una fluida capa que en realidad era una capa aturdidora. Bajo esta elegancia, llevaba siempre una pistola bláster pesada y el cuchillo ar'gor. Su aspecto y su actitud le ganaron el temor de muchos en su entorno, y el discreto mote de "Señor K". Se rumoreaba que el Royal K contaba con la mejor seguridad privada que el dinero pudiese proporcionar, pero en realidad casi todos los guardias eran agentes rebeldes leales a Kosciusko, y que aceptarían seguirle hasta la muerte.
Pero no por ello Kosciusko abandonó el trabajo de campo. Al contrario, utilizó sus talentos personales ilícitos para impedir fugas e "incidentes de seguridad". Se rumorea que, en uno de sus actos más publicitados, estuvo implicado en la eliminación del moff Chorkun, gobernador del sector Parmorak.
Al mismo tiempo, "el Señor K" se convirtió en una figura clave de la facción rebelde que intentaba hacerse con el control de Kwenn. Kosciusko organizó diversas actividades rebeldes, con distinto éxito. Al menos cinco de sus operaciones fueron frustradas por Derrida, un espía ketton que apoyaba al Imperio. A partir del quinto desastre confirmado, Derrida se ganó la enemistad personal de Kosciusko. Éste colaboró además con Lak Sivrak escribiendo un informe sobre Derrida para Inteligencia Rebelde.
Poco después de la batalla de Yavin, Kosciusko recibió una trágica noticia: Su amiga Dana había fallecido en acto de servicio. Ella estaba infiltrada en el destructor estelar imperial Implacable para proporcionar información a la Alianza. Descubrió, a la vez que el Imperio, que el legendario héroe republicano Adar Tallon estaba vivo y ocultándose en Tatooine. El capitán de la nave, Parlan, pretendía enviar cazarrecompensas a buscarle. Dana viajó a Kwenn para enviar un mensaje a la Alianza, pero se precipitó en demasía y su ausencia fue detectada por el teniente Voor, también del Implacable. Dana fue rastreada y eliminada por uno de los cazarrecompensas de Parlan, aunque consiguió presentar un informe parcial a un grupo de rebeldes.
La muerte de Dana afectó mucho a Kosciusko. Desde entonces, el tarro ha reunido importantes cantidades de información sobre criminales contratados por el Imperio. Este trabajo fue alabado personalmente por el coronel (después general) Airen Cracken, líder de Inteligencia Rebelde.

© S I T H N E T
Sección creada por Skippy Farlstendoiro y Al Noah para SithNET
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