I.- La era Pre-Republicana.
El planeta Manaan podría no haber estado siempre cubierto de océanos. Ciertos historiadores han especulado que, durante un tiempo, hubo importantes continentes en la superficie de Manaan, que fueron eventualmente inundados después de grandes seísmos o por el deshielo de los polos.
Sabemos que Manaan, en sus tiempos con más extensión de tierra, fue uno de los más de quinientos planetas del Imperio Infinito. El Imperio Infinito era el gobierno galáctico más importante de su época, gobernado por los alienígenas rakata con puño de hierro y lado oscuro de la Fuerza. Aunque el Imperio fue fundado oficialmente en el 35.000 antes de Yavin y duró diez mil años, no se sabe exactamente en qué momento Manaan pasó a formar parte del Imperio Infinito.
Los rakata había desarrollado un astillero automatizado gigantesco llamado la Fragua Estelar, un prodigio que ellos consideraban su mayor logro. Después, construyeron monumentos a la gloria de la Fragua, que servían para indicar su posición y para incrementar su orgullo racial: Los Mapas Estelares, que usaban tecnología autosostenible alimentada por el reverso tenebroso, fueron ubicados en varios de los planetas imperiales. Manaan fue uno de los mundos elegidos.
Pero el Imperio Infinito empezó a sufrir reveses internos. Aprovechando debilidades percibidas en los rakata, varios mundos esclavizados se rebelaron. Los rakata perdieron terreno y se retiraron poco a poco. Durante su desbandada, los rakata sabotearon los Mapas Estelares para evitar que esa valiosa información cayera en manos de sus enemigos.
Sin embargo, con el paso de los milenios, la tecnología autorreparadora de los Mapas Estelares restauraría parte de los datos borrados. Para entonces, los océanos habían cubierto el Mapa de Manaan, haciendo que se perdiese.
No se sabe con seguridad si los selkath fueron súbditos explícitamente de los rakata o si, por el contrario, escaparon al control de los esclavistas imperiales, ocultos bajo los mares de su mundo.
II.- La era Republicana.
Los selkath vivieron en los abismos submarinos. Construyeron allí diversos asentamientos, equivalentes a aldeas. Cada clan tenía acceso a una u otra urbe, con diferencias sociales importantes. Sin embargo, los selkath se lllevaban bien entre sí: Por aisladas que fuesen sus residencias, la comunicación y el comercio eran muy, perdón por el término, fluídos.
No sabemos exactamente cuándo descubrió este planeta la República, ni tampoco cuándo se supo del kolto y de sus propiedades curativas; pero gracias a esto, Manaan prosperó. Eran la única fuente conocida de la mejor medicina de combate conocida, así que los selkath empezaron a trabajar cosechando el kolto submarino. La importancia económica del kolto era tal que incluso las diferencias de clanes pasaron a estar menos pronunciadas.
Los selkath contruyeron el centro de comercio Ahto, considerada la única ciudad del planeta y el único punto habitable no sumergido. La ciudad fue construída explícitamente para los respiradores de aire, más concretamente para proveer las necesidades de esos forasteros, y aún más específicamente para exportar el kolto. No queriendo desestimar el turismo, los selkath aprovecharon también Ahto para que los alienígenas disfrutasen de las llamadas "maravillas" de Manaan.
Aunque el comercio era abierto, Manaan insistió en no formar parte de la República ni de ningún otro gobierno intergaláctico. Temían sucumbir a una invasión o a una gran corporación, así que evitaron la posibilidad de caer. Manaan estaba regido por un gobierno tribal. Las negociaciones de compra las realizaba cada gobierno con la Autoridad Exportadora de Ciudad de Ahto, y así se obtenía un permiso de compra.
El contacto con la galaxia fue productivo para Manaan. El planeta era considerado "probablemente el segundo mundo más importante de la galaxia, después de Coruscant". Ahto recibió importantes ingresos en forma de dinero y tecnología. Los asentamientos selkath más cercanos a Ahto aprovecharon mejor estos obsequios y se volvieron más tecnológicos, pero los selkath insistieron en mantener el contacto con alienígenas restringido a Ahto.
Más allá de Ahto, la República consiguió permiso para construir muchos centros de investigación en el lecho de Manaan, accesibles en submarino desde Ahto. Durante milenios, intentaron en vano reproducir el kolto en condiciones que pudiesen tener lugar en otros planetas. Además de kolto, Manaan también exportaba comida. Sus principales importaciones eran comida de otros tipos, materias brutas y tecnología.
III.- El Imperio Sith.
Aunque los selkath no sintieron jamás interés por visitar otros mundos, y aunque jamás se extendieron como otras especies, no era extraordinario verlos en otros mundos en el cuarto milenio antes de Yavin. En el 3.993 aY, el maestro jedi Quaal, un selkath, se sentaba en el Consejo Jedi del planeta Dantooine. En el año 3.959 aY, poco antes del inicio de la Guerra Civil Jedi, se vio al menos a un selkath como miembro de la Resistencia de Taris.

Quaal en su sillón del Consejo en Dantooine
Mientras tanto, o más exactamente dos años antes en el 3.961 aY, dos jedis caídos llamados Revan y Malak descubrieron los Mapas Estelares del Imperio Infinito. Ambos iniciaron la búsqueda de la Fragua Estelar, pero para eso necesitarían los datos parciales contenidos en los Mapas de diversos planetas. Después de haber visitado Kashyyyk y Dantooine, viajaron a otros mundos que habían pertenecido al Imperio, incluyendo Korriban, Tatooine y Manaan. No está claro cómo consiguieron acceder al Mapa perdido en los océanos, cerca de la Falla de Hrakert y custodiado por el mismísimo Progenitor; pero Revan y Malak obtuvieron los datos necesarios y partieron en busca de la Fragua Estelar.
En cierto modo, eso desencadenó el inicio de la llamada Guerra Civil Jedi. Revan y Malak volvieron a la galaxia liderando el Imperio Sith y convirtiéndose en una potencia agresiva, expansionista y en guerra abierta con la República. Aunque los jedi consiguieron eliminar a Revan, Malak heredó el manto de lord del sith, y mantuvo las agresiones.
Los selkath consiguieron mantener su neutralidad cuidadosamente y con una diplomacia muy estricta. Afirmaban que la violencia no era una solución permanente, pero aceptaron negociar con todos los gobiernos que pudiesen pagar los precios de su kolto. Después de todo, el kolto sería aún más necesario en una guerra.
Los selkath permitieron que la República y los Sith enviasen personal, e incluso tropas, a la ciudad de Ahto para negociar y trabajar con el kolto, cargándolo en sus enormes transportes. Aún así, sólo un 1% de la población de Manaan era no-selkath, y los rodianos eran especialmente escasos.
El representante diplomático de la República en aquellos tiempos era el humano Roland Wann, aunque se ignora el nombre del embajador sith. Los sith tenían órdenes de incitar a los republicanos para que iniciasen una pelea, violando así la ley selkath; con ello esperaban que Manaan sancionase a la República o incluso la expulsase de su mundo. Los selkath, que eran menos propensos a iniciar una pelea por culpa de un sarcasmo, estaban sorprendidos por la propensión de los humanos a violar sus normas.
Los selkath mantuvieron una posición firme en sus negociaciones. Estaban dispuestos a imponer restricciones a las exportaciones de kolto si hacía falta. Más aún, si fuesen amenazados con la conquista, los selkath afirmaban poder destruir la única fuente natural de kolto y retirarse a las profundidades, donde desaparecerían. La República de todos modos temía que los sith estuviesen planeando algo al respecto.
Entre el kolto y la neutralidad en plena guerra, el turismo en Manaan se convirtió en un importante negocio. Existía un estadio de carreras de swoop "sobre pista húmeda" en Ahto Este, en un negocio organizado por los selkath T'sllth y Sslamoth. Los pilotos locales, incluídos el ithoriano Queedle Molto, el gamorreano Hukta Jax y la twi'lek Casandra Mateil, atraían el interés de los aficionados. Algunos sith iban no porque admirasen a sus favoritos, sino porque odiaban a los pilotos que creían indignos de la victoria, y se regodeaban en el odio.
El gobierno selkath, comprendiendo que Manaan no había tenido mucho contacto con formas de vida alienígenas, pretendió montar un zoo abierto al público para potenciar el turismo. Intentaron obtener especies a la vez inofensivas y exóticas, pero descubrieron que sus propias restricciones de importación eran tan estrictas que sólo con cierta creatividad consiguieron saltárselas. El selkath Nubassa parecía estar implicado en este trabajo.
Las grandes empresas tampoco conseguían un control estricto en Manaan. La Corporación Czerka consiguió abrir en Ahto una chatarrería llamada El Emporio de Yortal, dirigida por su empleado el ithoriano Yortal Ixlis, pero el negocio no iba demasiado bien.
El juego de naipes pazaak estaba extendido hasta cierto nivel entre los alienígenas que visitaban pazaak, notablemente el nikto Jolan Aphett. Sin embargo, no parecía haber enganchado a los selkath nativos: No se conocen ejemplos de selkath jugando al pazaak, ni de salas de pazaak específicas.
En esa época, el crimen en Manaan también era importante. El esclavista y xenocida twi'lek Xor fue visto acompañado por varios matones selkath, y aparentemente murió junto con ellos en circunstancias misteriosas en 3.956 aY. Al mismo tiempo, Manaan era el hogar de Ithorak Guldar, traficante de información y uno de cuatro los líderes (o "capataces") de la elusiva sociedad secreta de cazarrecompensas llamada en susurros GenoHaradan.

El cónclave de Dantooine
En 3958 aY, o un poco antes, la República contactó con una facción moderada del gobierno selkath. Estos selkath creían que, si los sith ganaban la guerra, sin duda atacarían Manaan o tomarían el control de su mundo de algún modo. Por ello aceptaron un trato secreto. La República violaría el tratado, con el beneplácito de estos políticos, e instalaría una base submarina para cosechar kolto en secreto, bajo el mando del científico jefe Kono Nolan. Por desgracia, la mayor parte del kolto extraído por humanos se perdía de forma natural antes de llegar a la superficie de Manaan. La República intentaría también sintetizar artificialmente kolto. Los selkath estaban informados, al menos en parte, pero los sith no sabían nada al respecto.
En esos campos de kolto, los tiburones firaxanos devoraban periódicamente a algunos trabajadores. Los científicos trabajaron en varios métodos para tenerlos alejados. Uno de ellos, Caal Jordan, desarrolló un emisor sónico subacuático para espantar a los tiburones. Otros menos ecoamistosos buscaron un compuesto químico soluble que tuviese sabor u olor desagradable para ellos. Desarrollaron un producto tóxico que creaba llagas en las escamas de los firaxas, cerraba sus branquias y les asfixiaba. Estos efectos fueron descubiertos en entorno controlado y desanimaron el uso abierto, sobre todo porque no estaba claro cuál sería el efecto de esta sustancia sobre el kolto (Posteriormente se ha descubierto que, cuando menos, volvería el kolto negro y lo dañaría como si fuese una plaga).
La construcción de la base no acabó fácilmente, y aún entonces los equipos de excavación quedaron atorados en la Falla de Hrakert por el Mapa Estelar. Peor aún: El Progenitor, que tenía allí su guarida, salió de las profundidades ofendido por la enorme cosechadora que habían dejado en su umbral, y emitió un ruido telepático ensordecedor, llamando a los firaxa para que le protegiesen. Un chillido en esa frecuencia enloqueció a los selkath de la base, y éstos empezaron a atacar a los humanos que les acompañaban, incluso utilizando el veneno prohibido de sus garras, armas sónicas y las defensas automáticas de la base. La mayoría de los no selkath fueron masacrados, aunque el doctor Nolan y su ayudante, Sami, consiguieron ocultarse.
Ante la interrupción de las comunicaciones, la República envió tropas. Los selkath y los firaxa acabaron con los soldados rápidamente. La República pasó a contratar mercenarios y enviarlos. Justificaban la contratación masiva de mercenarios con la excusa de la guerra, y así evitaban que los sith se les adelantasen; sin embargo, algunos como el oficial del pueblo selkath Nilko Bwaas desconfiaban de esas causas. De todos modos, los soldados de fortuna no fueron más afortunados que sus predecesores, y en su mayoría fueron asesinados.
Mientras tanto, los sith llevaban a cabo su plan para hacerse con el control de Manaan. Los sith atraían a jóvenes selkath con el potencial de utilizar la Fuerza, prometiéndoles enseñarles a usar su poder. Efectivamente los entrenaban como jedi tenebrosos, aunque sin grandes aspiraciones para ellos. Además, aprovechaban para inculcarles propaganda y les decían que podían irse cuando quisieran; en realidad, cuando alguno de ellos intentaba irse, le asesinaban y decían a los otros que su amigo había llegado bien a su hogar. Esto había sucedido con un selkath llamado Galas. Los sith prometían a estos alumnos selkath que, después de derrocar a la República, abandonarían Manaan. En realidad, los sith adoctrinaban a estos chicos para que, llegado el momento, derrocasen al gobierno de Manaan y ellos mismos fuesen instaurados como gobierno títere bajo control sith. El selkath Shaelas, padre de una joven selkath captada por esta maniobra, desconfiaba y sospechaba, pero nadie le escuchaba: Shaelas era considerado un teórico de conspiración.
Al mismo tiempo, tenía lugar un asesinato que generaría polémica. Sunry, veterano de la Gran Guerra Sith (4.000-3.996 aY), héroe de guerra de la República, públicamente lisiado y admirado en Manaan, mantenía una aventura extraconyugal con Elassa Huros, guerrera sith. Cada uno de ellos pretendía convertir al otro en un agente doble mientras se veían en un hotel de visitas. Al descubrir él los planes de ella, la asesinó de un disparo por la espalda. Sunry sucumbió al pánico y huyó, siendo visto por el conserje Ignus y dos inquinos, Firith Me y Gluupor. Sunry contactó con Inteligencia Republicana en la embajada y ellos aceptaron ayudarle llevándose y ocultando la grabación del hecho realizada por los sith.
Mientras tanto, los sith pagaron a Gluupor, de bajos ingresos, para que dejase una medalla incriminatoria de Sunry en manos de Elassa. Los sith empezaron a presionar al pueblo selkath y a su sistema jurídico para conseguir un veredicto de culpabilidad contra Sunry, y obtener una victoria propagandística contra la República.
La embajada sith además interceptó un droide republicano que salía a la superficie después de ser dañado por los firaxa. Wann había enviado ese droide a la base submarina, con lo que era muy grave que cayese en manos enemigas. Afortunadamente para él, el algoritmo de encriptación era demasiado difícil para que los sith decodificasen esos datos en menos de varios días. Wann empezó a preparar un plan para que alguien se infiltrase en la embajada sith con un código de acceso robado (obsoleto, pero él lo ignoraba) y recuperase el droide. Entonces llegó un hombre.
IV.- Caballero de la Antigua República.
Ese hombre, un jedi que ya había estado antes en Manaan, había ido allí siguiendo los pasos de Malak y Revan, en busca del Mapa Estelar. Aceptó ayudar en el caso de Sunry. El juez Shelkar aprobó al jedi como árbitro del caso. No está claro cuál fue el veredicto.
Un rodiano llamado Hulas se acercó a él. Hulas era uno de los líderes de GenoHaradan y esperaba que el jedi se uniese a él y le ayudase a matar a los otros capataces, incluído Ithorak Guldar. Los historiadores coinciden en que el jedi no colaboró con Hulas ni con los GenoHaradan.
Shaelas también pidió ayuda al jedi, esta vez para que investigase dentro de la embajada sith con respecto a los jóvenes selkath desaparecidos; Shaelas ofreció una modesta recompensa. El embajador Roland Wann también le pidió que se infiltrase en la embajada sith para recuperar el droide desaparecido, y le prometió ayudarle en la búsqueda del Mapa Estelar. El jedi y sus asociados entraron en la embajada, mataron a varios sith y a varios selkath aprendices de sith. Encontraron a la mayoría de los jóvenes selkath, incluyendo a Shasa, hija de Shaelas, y les convencieron de que los sith les habían engañado. Los jóvenes selkath, comprendiendo la verdad, huyeron de la embajada sith e informaron a las autoridades.
Fue sólo por eso que, cuando el jedi y sus amigos fueron arrestados por la Autoridad Civil de Ciudad de Ahto por asesinato y por infringir leyes antiviolencia, el veredicto fue desfavorable a los sith: Las autoridades selkath decretaron que no aceptarían más llamadas de auxilio de la embajada sith.
El embajador Wann convenció entonces al jedi para que fuese a la base submarina a investigar. Wann creía correctamente que el Mapa Estelar podría estar cerca de la base submarina.
No sin algunas dificultades y encuentros aterradores, el jedi encontró al doctor Nolan y a Sami, en un estado de demencia como casi todos los supervivientes. Nolan y Sami creían que la presencia cercana del Progenitor (al que sólo conocían como "un tiburón firaxano gigante") era la causa de la locura y de casi todos sus problemas, así que el jedi se ofreció a intentar hacer algo. Nolan le ofrecó el producto químico experimental, que esperaba pudiese matar al progenitor. Sami creía que la cosechadora que ellos habían puesto cerca de la Falla era el motivo de la ira del monstruo, así que ofreció la posibilidad de activar la autodestrucción de la máquina. Nolan se oponía a esta opción, puesto que supondría echar a perder casi todo lo que ellos habían logrado en la base submarina. El jedi, sin embargo, destruyó la cosechadora; inmediatamente después, el gran firaxiano perdió toda su agresividad y permitió que el mamífero accediese al Mapa Estelar.
Los historiadores no se ponen de acuerdo sobre esto, pero es posible que, saliendo de la base submarina, el jedi se tropezase con Darth Bandon, el aprendiz de Darth Malak, enviado para detenerle. En ese caso, Bandon había llegado hasta allí siguiendo la misma ruta que habían seguido Malak y Revan años antes. Bandon fue incapaz de detener al jedi.
El jedi volvió a la embajada e informó a Wann, que le rogó discreción en ese asunto: Si los selkath obtenían pruebas de lo sucedido, confirmando los rumores ya existentes, la República sería muy perjudicada. La situación se complicó en seguida: Los selkath arrestaron al jedi y le juzgaron por amenazar la Falla de Hrakert. El jedi informó a los jueces, uno de los cuales estaba implicado en la conspiración secreta, y les satisfizo con su explicación de que había salvado al firaxiano gigante. Los jueces selkath acordaron dejar ir al jedi sin ningún tipo de gratitud oficial por lo delicado del asunto.
Ese jedi era, curiosamente, un amnésico Revan, el mismo que había ido años antes a Manaan también en busca del Mapa Estelar.
V.- El fin de una era dorada.
Después de las conspiraciones del Imperio Sith, y de los tejemanejes ocultos de la República, los selkath estaban aún más convencidos de su necesidad de mantenerse neutrales en los conflictos galácticos. Los selkath usuarios de la Fuerza tenían tal vez la capacidad de proteger Manaan, pero no podían contar con los corruptos sith ni con los jedi, sirvientes de la República, para que los entrenasen. Al mismo tiempo, era preciso que los selkath recibiesen una formación en sus poderes y que evitasen el lado oscuro.
La solución la trajo Shasa, una joven selkath que había recibido entrenamiento sith en la Embajada hasta que Revan logró convencerla de la maldad del Imperio. Shasa fundó la Orden, después llamada la Orden de Shasa, una organización paralela que no dependería del Consejo Jedi ni de los Sith. Su propósito principal sería la protección del pueblo selkath, y aceptaron a cualquier selkath con la capacidad de usar la Fuerza y que desease unirse a ellos.

La Orden de Shasa
En vida de Shasa, la Orden contaba con pocos adeptos y menos expertos. Muchos de ellos, como la misma Shasa, habían estudiado técnicas y filosofías sith y encontraban dificultad dejando atrás unas enseñanzas que, a corto plazo, parecían tan útiles. Shasa buscaba la moderación entre los inmorales sith y los jedi, que acataban órdenes republicanas no necesariamente éticas; en todo caso, se rechazó desde el primer momento pedir ayuda a otras tradiciones de usuarios de la Fuerza.
La Orden alegaba que los selkath habían sido elegidos por la misma Fuerza para la grandeza. Aunque algunos selkath aprendieron a ser narradores o eruditos, en su mayoría se entrenaron para el combate y para desafiar a sus enemigos, convirtiéndose en excelentes luchadores. El arma de elección era el fira, una espada curva construída con metal imbuído de cortosis. Aunque era un arma muy dura, y aunque la Orden insistía en animar al dominio de la esgrima, en ciertas situaciones la torpeza del selkath que la sostiene permitió que el filo se hiciese añicos.
Los candidatos empezaron a entrenarse con un miembro experimentado de la Orden antes de ser aceptados formalmente. Había inicialmente poco entrenamiento formal, pero la aceptación en pleno derecho tenía lugar con el llamado Rito de Fira. El candidato debía construir su propia espada fira con el metal de un enorme cosechador de kolto republicano destruído por Revan enla Falla de Hrakert. La espada debía ser forjada y afilada usando respiradores volcánicos en el lecho marino, durante un peligroso proceso que llevaba entre 3 y 12 horas. Sólo entonces el candidato era aceptado.
Los miembros de la Orden aprendieron a utilizar algunos poderes característicos. Destacan el uso de olas tidales con la Fuerza al usar la telekinesis como ataque, para incrementar el daño causado; el aturdimiento telepático a un enemigo en lo que ellos conocían como "La Llamada del Progenitor" (En otras ocasiones, se ha descrito la Llamada del Progenitor como el uso de la Fuerza para mejorar la capacidad de lucha del selkath, haciendo supuesto uso del poder del Progenitor), y una técnica avanzada para detectar engaños. También han demostrado capacidad xenoglósica.Entonces el kolto dejó de manar.
Todavía no está claro qué sucedió exactamente, pero Manaan dejó de poder producir kolto. Los historiadores siguen debatiendo el motivo de este desastre.
El kolto era la principal exportación planetaria. Rápidamente, el planeta Manaan perdió su autoridad, e incluso las rutas hiperespaciales que lo tocaban fueron abandonadas.
Por entonces, los sith habían sido derrotados. Los selkath decidieron tragarse su orgullo y por primera vez solicitaron entrar en la República. El gobierno central de Coruscant, sin embargo, encontró que Manaan no era un activo deseable con el que contar, y lo rechazaron. Los desairados selkath juraron que no volverían a intentar unirse con alienígenas, jamás. Lo primero que hicieron fue abandonar Ahto y regresar a las profundidades.
Ahora abandonados a su suerte, los selkath iniciaron un descenso tecnológico en espiral. No tenían repuestos para los aparatos que se estropeaban o se perdían; y muchos de éstos no habían sido diseñados para operar bajo el agua. Se inició una terrible crisis.
En cien años, el gobierno tribal planetario se colapsó. Surgieron varios señores de la guerra selkath que combatieron entre sí. Eran demasiado jóvenes para recordar la civilización de sus padres. Un siglo más, y la sociedad se rompió en clanes tribales, nuevamente enfrentados entre sí.
La Orden de Shasa siguió activa, protegiendo a los selkath como buenamente pudiese. Sus orígenes se olvidaron, y los adeptos ordenados padecían tribulaciones al no contar con la infraestructura y tradiciones milenarias de los jedi. Los tejedores de mitos de la Orden se convirtieron en la única organización académica e intelectual de Manaan; ellos narraban estimulantes relatos del pasado glorioso de los selkath, esperando que así la historia no se perdiese totalmente, e incitaban a los selkath a escuchar usando la Fuerza. La Orden empezó a debatir si Shasa había estudiado con los jedi o con sith, pero no había forma de saberlo.
En el 1.002 aY, dos padawans selkath fueron vistos al servicio de una maestra jedi cereana, en uno de los pocos casos conocidos de selkath fuera de Manaan en esta época. Durante la Primera Batalla de Ruusan, estos jóvenes anfibios intentaron proteger a su mentora con sables láser para que ella pudiese usar la meditación de combate desde una nave comandante. El lord del sith Kopecz se infiltró en el vehículo y, al ver a los chicos, los juzgó indignos de un esfuerzo por su parte: Derribó al primero con un mero gesto y el poder de la Fuerza; para cuando ése se levantó, Kopecz ya había matado al segundo selkath. El sith terminó con su otro oponente lanzándole relámpagos. Ya sin oposición, Kopecz se acercó a la cereana y la asesinó, permitiendo así que su bando ganase la batalla.
Casi mil años después, un antiguo vibrofilo selkath era el arma personal de elección de Dreddon el Hutt, aunque curiosamente Dreddon no manejaba nada bien las vibroarmas (Bien es cierto que posiblemente no peleaba en persona). Dreddon, traficante de armas del Borde Exterior entre los años 32 y 27 aY, también era ducho en lengua selkath antigua entre otras; es posible que llevase el vibrofilo más por sentir cierto interés por los selkath que para darle uso práctico.
En el 22 aY, un selkath fue visto en la ciudad de Satikan, en Asation, un mundo del Enclave de Gree. Se trata de una región oscura de la galaxia que en ese momento también frecuentaba el líder separatista Conde Dooku.
VI.- Los tiempos de Palpatine.
Palpatine se autoproclamó emperador en el año 19 aY. Por entonces debía de ser una de las pocas personas en la galaxia con conocimiento sobre Manaan. El emperador inició su movimiento contra Manaan, tal vez motivado por el recuerdo del kolto, pero más probablemente interesado en los potenciales usuarios de la Fuerza que podría dar ese planeta.
Palpatine envió dos destructores estelares y tropas bajo el mando de su paladín personal, Darth Vader. Éste encargó a los militares esclavizar a la población local. Los soldados de asalto acuáticos estaban bien equipados y preparados para la "cacería de bichos"; los selkath se habían convertido en seres primitivos que apenas entendían el Básico y cuya única ventaja estaba en la profundidad de sus cavernas submarinas.
Supersticiosamente asombrados por las armas energéticas, los selkath tardaron poco en jurar fidelidad y tributo a sus nuevos amos imperiales. Bastaban un par de disparos para acabar con la moral de clanes enteros. La Orden de Shasa presentó el mayor desafío, pero eran pocos en número y su conocimiento de la Fuerza era muy limitado. Manaan estaba conquistado.
Por si acaso, el comandante de las fuerzas expedicionarias imperiales ordenó lanzar cargas de profundidad desde la órbita planetaria, para arrasar las ciudades selkath. Los selkath más testarudos de cada clan, independientemente de cualquier otro cargo, fueron ejecutados junto con sus familias para que sirviesen de ejemplo a los demás. Los dos destructores se quedarían en el sistema.
Los selkath supervivientes fueron esclavizados y se les prohibió volver al mar: En adelante, debían vivir en balsas y chabolas flotantes hechas de escombros sacados del lecho marino y de piezas de naves recicladas. Sus mares pasaron a llenarse de fango y polución. El pueblo selkath pronto se convirtió en una sociedad oprimida y sin esperanza, que sólo podía esperar para conocer los planes que tuviese el Imperio para su mundo.
Darth Vader ordenó construir un centro vacacional.
La maniobra resultó algo sorprendente. El Centro Vacacional de Lujo Ahto, publicado en la Guía al Hermoso Manaan, afirmaba ser elitista; y los selkath recibieron órdenes de servir a las necesidades de los turistas. Los destructores siguieron orbitando un supuesto mundo turístico menor. Además del turismo, el mundo tenía una industria textil y exportaba marisco, importando a su vez comida, material de construcción y tecnología.
Diez años después de fundar el Balneario, éste no estaba a la altura de la publicidad. Los supuestos restaurantes de gourmet atraían a pilotos barriobajeros, y el mantenimiento era lo bastante malo para provocar quejas. El encargado, señor Olondo Berzix, se ocultaba de sus clientes para no recibir sus quejas. La publicidad insistía en que los selkath eran buenos sirvientes, camareros, cocineros, limpiadores, guías y narradores, siempre dispuestos a servir desde que las valientes fuerzas militares del Imperio habían devuelto la civilización al mundo; también se sugería que el chef Alhond Robari, del restaurante Sala Firaxano, podía servir literalmente un selkath a los clientes hutt que solicitasen ese plato especial. Los Algunos turistas, entre ellos Zavol Shan, reclamaban que los selkath eran testarudos, insolentes y poco dispuestos a obedecer una instrucción, por no mencionar que apenas hablaban Básico.
El Ejército Imperial creía que todos los selkath habían sido desairragados y desmoralizados. Sin embargo, había una resistencia silenciosa, un pueblo unificado que esperaba su ocasión. Las luchas de clanes habían terminado ante un enemigo común. La Orden de Shasa había entrenado en una base secreta en los restos de una vieja mina submarina, y contaba con no menos de doscientos adeptos, un número altísimo de candidatos. En ese momento, sólo podía haber unos 360.000 alienígenas en Manaan, incluyendo nueve humanos de cada diez; los selkath eran 1.440.000, y aún contaban con una organización de clanes tribales.
El kolto no volvió a ser visto en la galaxia, excepto en el año 0 aY, utilizado puntualmente por ciertas tropas de infantería imperiales y rebeldes. Sin embargo, para entonces, el bacta había reemplazado totalmente al kolto desde hacía milenios; esta aparición del kolto aún hoy desconcierta a los historiadores.
En el año 4 dY, poco antes de la batalla de Endor, llegó a Ahto un humano embozado en capa, capucha y aparato respirador, que además ocultaba su identidad tras un casco negro (Los historiadores especulan con cierto criterio sobre su identidad, pero actualmente no hay nada confirmado a este respecto). Este extraño habló con varios selkath, diciendo que era un espía con importante información militar secreta del Imperio, y que quería reunirse con la secreta Orden de Shasa. Que supiese ese nombre ya era sorprendente, así que los adeptos fueron informados. Ellos confirmaron que ese humano era fuerte en la Fuerza.
Los selkath se reunieron con el agente secreto, y éste les dio valiosa información sobre movimientos de tropas y horarios. Según él, el Imperio había pasado a considerar Manaan un mundo de baja importancia, así que la guarnición sería reemplazada por reclutas novatos recién graduados de la Academia, con sólo un veterano por cada sección de 38 hombres. El hombre ofreció una ruta por el sistema de vertido de basuras del centro turístico, lo que permitiría a los selkath acercarse con nocturnidad y alevosía. Los selkath se mostraron inicialmente reacios, creyendo que los residuos tóxicos en el agua podrían hacerles enfermar, pero su nuevo amigo les dijo que eso no sucedería; y así fue. Los adeptos de la Orden creían que eso había pasado porque el recién llegado había potenciado las capacidades de los selkath usando la Fuerza, y además teorizaron que era un jedi, que había regresado a ayudarles.
Los doscientos adeptos de la Orden asesinaron a las tropas imperiales, tomándoles por sorpresa. El comandante imperial ordenó a los supervivientes entre sus hombres evacuar el planeta y volver a la nave espacial, dejando atrás a los turistas. Éstos se habían refugiado en sus bungalows, aterrorizados. El plan inicial de los selkath era dejarles ir; pero, movidos por su sed de venganza y un posible estímulo psíquico, los selkath y la Orden de Shasa asesinaron a familias de turistas desarmados, incluyendo niños. Sólo demasiado tarde comprendieron lo que habían hecho, y se sintieron abrumados por la culpabilidad.
El alienígena se acercó entonces a uno de los adeptos de la Orden, Fewash Welkoz. Les explicó que la venganza sería a partir de entonces la norma, y que los selkath servirían al mismo "amo" al que él servía (de nuevo una persona de identidad no confirmada). El alienígena dijo que los selkath serían activados cuando les fuese ordenado, para realizar actividades de ética dudosa.
No se sabe qué fue de Manaan, de los selkath o de la Orden de Shasa después de la muerte del emperador en Endor en el 4 dY, poco después del Alzamiento de Ahto.
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