"Aun así, con el Elegido, nada evitará que formemos el Segundo Imperio" (Guerrero rakata)
El Elegido era un señor de la guerra rakata con la piel dorada. Obtuvo gran éxito como caudillo entre los años 3.976 y 3.956 abY en el entonces primitivo y devastado planeta Rakata Prime. Estaba entre los pocos rakata de su tiempo que tenían el potencial para usar la Fuerza, bloqueado para su especie cientos de siglos antes; y era además un excelente luchador armado con dos espadas tradicionales.
Los orígenes del Elegido fueron documentados por cronistas pertenecientes a su clan, como Gjarshi, que podrían no ser totalmente fiables. Si nos fiamos de ellos, el Elegido nació en la pobreza y tuvo que criarse sin una familia que le guiase. Aprendió a valerse por sí mismo y se fortaleció: Siendo muy joven, derrotó a un náufrago alienígena, probablemente un mandaloriano de armadura azul, cuya nave había chocado en Rakata Prime (porque la Fragua Estelar en órbita tenía un campo de intercepción que impedía el vuelo estelar en el sistema, pero los primitivos rakata no podían entender esa tecnología) y devoró su carne en un ritual para obtener su fuerza.
Antes de hacerse llegar a ser un adulto, El Elegido era ya respetado por sus éxitos en batalla. Cuando alcanzó la madurez, varios miembros de su tribu le consideraban un poderoso guerrero y líder nato.
Cuando el Elegido desafió al jefe de su tribu, ninguno de los testigos dudó que El Elegido prevalecería. El jefe decidió que El Elegido no sólo le superaba, sino que llevaría a la tribu a grandes victorias. Así, el jefe se sometió sin oponer resistencia, permitiendo que toda la tribu se alimentase de su cuerpo.
En esos tiempos, las tribus de guerreros rakata ocupaban las múltiples islas del planeta, y las islas más grandes solían ser campo de batalla de varias tribus. El Elegido primero obtuvo la supremacía de su isla venciendo a las otras tribus. Devoró a los jefes rivales, pero sometió a los otros guerreros, incrementando sus propias filas y ganándose así la admiración de su gente.
La ambición del Elegido le llevó entonces a las islas más cercanas y, poco a poco, las fue conquistando. Durante veinte años, su territorio se expandió hasta tomar, según sus cronistas, más de mil islas. Ningún señor de la guerra rakata había conseguido tanto poder desde la caída del Imperio Infinito.
El Elegido
El Elegido supo, a través de leyendas de su gente, del Templo de los Antiguos, construido en tiempos del Imperio Infinito. Él deseaba las armas que se ocultaban en su interior. El Elegido tomó a sus mil mejores hombres, llamados los Rakata Negros, y viajó a la isla del Mar de la Verdad donde estaba el Templo, y lo encontró ocupado: Un grupo de ancianos, descendientes de la antigua casta sacerdotal rakata, ocupaban su interior.
Los Ancianos habían pasado generaciones ocultos en el subsuelo y, contrariamente a las tribus guerreras, recordaban la historia del Imperio Infinito y se avergonzaban de ella. Eran seres de ideología pacífica que enviaron embajadores a negociar con la tribu del Elegido. El Elegido hizo que los emisarios fuesen brutalmente asesinados y se negó a negociar: Él buscaba todo el poder, e inició un asedio. Sin embargo, los guerreros del Elegido fueron incapaces de superar las defensas de los Ancianos.
En realidad, los Ancianos tenían armas tan avanzadas que podrían haber aniquilado sin esfuerzo a todos los atacantes: Optaban por no hacerlo por principios. Por supuesto, tampoco le entregaron al Elegido lo que él buscaba, pues comprendían el desastre que eso supondría. Los ancianos simplemente se hicieron fuertes en el interior de su Templo, y aguardaron. Cada día, el Elegido buscaba el modo de terminar con esa situación.
Uno de los científicos Ancianos, Llawa, dedujo que el Elegido tenía poderes de la Fuerza y deseaba hacer experimentos con él para intentar restaurar esa capacidad en otros rakata; para ello, Llawa necesitaba que el Elegido fuese capturado con vida.
Con el paso del tiempo, algunos grupos de guerreros del Elegido empezaron a dudar de él y se rebelaron. Esto se intensificó en momentos en que múltiples naves espaciales se estrellaban en Lehon y los náufragos supervivientes atacaban a los rakata que encontraban (posiblemente en defensa propia). Otros rakata, sin embargo, insistían en que el Elegido era una figura mesiánica capaz de llevarles a un nuevo Imperio.
En 3.959 abY, unos guerreros del Elegido solicitaron audiencia con él para presentarle a dos recién llegados. Eran náufragos de una nave espacial caída del espacio, los lores del sith Darth Revan y Darth Malak. El choque había atraído la atención de exploradores del Elegido que, siguiendo el protocolo, había ido al lugar del impacto a saquear los rastros de la nave y capturar o matar a los supervivientes. Revan sorprendió a los rakata usando poderes de la Fuerza como los que habían utilizado sus ancestros, incluyendo la capacidad de aprender y enseñar idiomas telepáticamente. Motivados por el fervor religioso, los rakata decidieron que estos extraños debían ser llevados ante el Elegido.
Revan enseñó su idioma al Elegido usando sus poderes, y le explicó su misión: Revan y Malak habían estado rastreando la Fragua Estelar, satélite artificial de gran poder construido por el Imperio Infinito. En seguida Revan comprendió que El Elegido y su gente eran primitivos incapaces de entender los detalles de la tecnología; pero les convenció para que le ayudasen. El Elegido hizo un trato con Revan: Si Revan destruía a los Ancianos con sus poderes y entregaba al Elegido sus conocimientos secretos, entonces El Elegido ayudaría a Revan a acceder a la Fragua desde del Templo de los Ancianos. Aunque Revan juró ayudar al Elegido, pretendía traicionarle si los Ancianos demostraban ser un aliado mejor. El Elegido, confiado, permitió a Revan moverse por su guarida y hablar con su gente.
Revan visitó a los Ancianos y se ganó su confianza al prometerles que quería acceder a la Fragua Estelar para destruirla. En realidad, una vez estuvo en la estación orbital, tomó el control de ésta para generar una flota de guerra con la que atacar los distantes mundos de la República Galáctica. Revan dejó varios jedi tenebrosos de guardia ocultos en el interior del Templo pero, por lo demás, desapareció sin dejar rastro y sin cumplir sus palabras. El Elegido y sus Rakatas Negros creyeron que los Ancianos habían logrado matar a Revan, o que éste les había olvidado. Los Ancianos al principio creyeron que Revan se había pasado al bando enemigo, pero cambiaron de opinión al ver que El Elegido mantenía sus tácticas y seguía siendo incapaz de romper sus defensas.
La visita de Revan no había alterado el statu quo de Lehon y El Elegido la consideró poco más que anecdótica. Él tenía preocupaciones reales.
Por ejemplo, el campo disruptor seguía haciendo chocar varias naves. Un grupo de náufragos eran guerreros mandalorianos con armaduras con dispositivo de ocultación. Éstos sobrevivieron, prosperaron, vencieron a varios grupos de rakatas y construyeron una pequeña comunidad en la zona norte de la isla. Los mandalorianos usaban su invisibilidad para atacar a rakatas y a náufragos de otros grupos, como los de una nave de reconocimiento duro. El Elegido se ofendió no sólo por los ataques, sino porque los mandalorianos no se comían a los rakata muertos, ofendiendo sus creencias. El Elegido envió un grupo de doce guerreros al mando del veterano Líder de Guerra Garn para acabar con este grupo. Garn fracasó; resultó malherido y fue el único superviviente de su bando, pero descubrió que los mandalorianos tenían su base cerca del Templo de los Ancianos.
En una operación más exitosa, fuerzas del Elegido capturaron a un grupo de jóvenes de la tribu de los Ancianos. Asesinaron brutalmente a todos salvo a uno, al que mantuvieron preso en la cámara del Elegido para torturarle y así obtener información sobre la tribu; después, pretendían ejecutarle. Los Ancianos descubrieron que este muchacho seguía con vida y buscaron la forma de salvarle sin derramar sangre. Fue en vano: Ellos ya sabían que el Elegido no negociaba.
Llegamos a los eventos de 3.956 abY. Habían pasado unas cuantas cosas en la galaxia. En resumen, Darth Malak había traicionado a Darth Revan para hacerse con el control del Imperio Sith. Revan resultó herido, fue capturado por la Orden Jedi, agentes del lado luminoso de la Fuerza afiliados a la República, y éstos borraron su mente y le re-entrenaron en la Fuerza. Con un variopinto grupo de asociados, Revan recorrió la galaxia buscando la Fragua Estelar para destruirla. Esto es importante.
Como Revan no recordaba siquiera haber ido a Lehon, no estaba preparado para lo que iba a encontrar allí. En primer lugar, su nueva nave Halcón de Ébano cayó en el campo disruptor generado por la Fragua Estelar y se estrelló en la superficie. Revan y sus amigos bajaron de la nave y se enfrentaron a guerreros rakata del Elegido, a los que derrotaron en combate. Otros Rakata Negros fueron testigos de la lucha y quedaron impresionados por el poder, armamento y recursos de Revan. El Elegido decidió que quería reunirse con el recién llegado.
Revan y sus socios obtuvieron información sobre la zona hablando con unos náufragos duros, y después exploraron el territorio hasta alcanzar la base del Elegido. Cuatro guardias rakata, al cargo de dos rancors pequeños, saludaron a Revan y le invitaron a una audiencia en la cámara del Elegido.
Cuando El Elegido vio a Revan de cerca, le reconoció y le acusó de traición. Amenazó con usar su carne como pasto de los rancors. Revan logró convencerle de que su mente había sido destruida; El Elegido observó ciertas diferencias en Revan, y le dio el beneficio de la duda. El Elegido dictaminó que el pacto seguía en pie, y que Revan hiciese el favor de masacrar a los Ancianos de una vez. Revan juró en falso ayudar al Elegido, otra vez, y el Elegido le creyó.
El Elegido negocia con Revan
El Elegido asignó a un explorador para que guiase a Revan a la salida, y le permitió pasear por su campamento, hablar con los rakata y tomar objetos tecnológicos, inútiles para ellos pero que quizá Revan supiese manejar. Los Rakata Negros obedecieron las órdenes del Elegido, pese a que algunos de ellos dudaban de la lealtad de Revan. El maestro de las tradiciones Gjarshi quiso reunirse con Revan para incluir en su crónica los eventos relevantes.
De camino al territorio de los Ancianos, Revan encontró a Garn. Garn convenció a Revan para que atacase el campamento mandaloriano, porque estaba en el camino hacia el territorio de los Ancianos. Revan derrotó a los mandalorianos y llevó a Garn pruebas de su victoria, cumpliendo así una misión encargada por el Elegido.
Revan llegó a la base de los Ancianos y convenció a un guardia holográfico para que le permitiese entrar. El Consejo de Ancianos dudaba de Revan, puesto que ya les había traicionado una vez con las mismas palabras (Es decir, pidiéndoles ayuda para acceder a la Fragua Estelar con la excusa de querer destruirla). Los Ancianos concedieron a Revan el derecho a defenderse y la presunción de inocencia, y le ofrecieron un trato: Considerarían ayudarle si a cambio liberaba al Anciano capturado por el Elegido.
Mientras tanto, le permitieron recorrer su enclave y conversar con otros Ancianos; éstos en general estaban dispuestos a perdonar el pasado desliz de Revan si él demostraba su valía. El científico Llawa le pidió que intentase capturar con vida al Elegido para sus investigaciones.
Los Rakata Negros vieron a Revan pasear entre la tribu enemiga sin atacarles. Esta relación de Revan con los Ancianos disgustó al Elegido. El Elegido ordenó la muerte de Revan. Cuatro guerreros rakata esperaron en la puerta del enclave del Elegido y atacaron a Revan y sus amigos cuando éstos regresaban. Los Rakata Negros gritaban sus acusaciones durante la lucha, así que Revan supo a qué atenerse. Revan y sus aliados entraron en la base del Elegido, matando a todos los rakata que les atacaban. Llegaron finalmente a la cámara del Elegido.
El Elegido desafió al intruso. Activando una palanca, llamó a un grupo de soldados de élite y bestias rancor que le ayudaron en el combate contra Revan y sus amigos. Aún así, lo mejor que pudo reunir El Elegido fue insuficiente para vencer al jedi redimido Revan. El Elegido finalmente murió en esa lucha.
El último asalto del Elegido
Tras matar al Elegido y al resto de su gente, Revan liberó al prisionero Anciano, ganándose así la confianza de la tribu rival. Los Ancianos ayudaron a Revan a entrar en el Templo y obtener acceso a la Fragua Estelar, donde Revan pudo vencer a Darth Malak de una vez por todas.
El investigador Llawa nunca pudo experimentar con el Elegido, aunque Revan le proporcionó unos datos genéticos sobre los rakata que obtuvo en un antiguo ordenador.
El Elegido, que se jactaba de ser el más grande señor de la guerra de los rakata post-imperiales, apenas tuvo relevancia histórica.
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