"Aquí, en la cloacas de Coruscant, está el altar en el que nos sacrificaremos" (Khorda)
En este cómic encontramos una historia autoconclusiva enmarcada entre los Episodios I y II de la saga galáctica creada por Geroge Lucas. Se trata de un nuevo acercamiento al mundo de los cazarrecompensas, uno de los puntales de este universo de ficción, que tiene como protagonista principal a Zam Wesell, la cambiante que pudimos ver por primera vez "El Ataque de los Clones". Junto a ella veremos también a Jango Fett, otro profesional del ramo que no necesita presentación.
El guión nos ofrece una historia que sigue una estructura muy clásica con presentación, desarrollo, nudo y desenlace. En ese sentido, y a pesar de ser una avntura entretenida, resulta un tanto previsible entre otras cosas por lo sencillo de su argumento. El mayor agujero de la trama lo encontramos, muy posiblemente, en el tramo central que sería mucho más redondo si, tanto la investigación de Wesel y Jango, como la del maestro Jedi hubiese sido más elaborado y consistente.
Uno de los pocos puntos fuertes de esta trama lo encontramos en el tratamiento de los personajes, ya que el guionista, Ron Marz, les da mucha profundidad, utilizando para ello unos diálogos que no son pesados y ofrecen mucha información sobre la personalidad de cada uno de ellos. Un ejemplo de ello lo encontraríamos en las interacciones de Wesell y Fett donde la química que existe entre ambos es claramente visible.
Mención aparte merece Yarael Poof ya que, pese a su escasa participación en la trama, el guionista consigue que empaticemos con él y que nos entristezcamos con su final. En esta misma línea, y aunque su comportamiento no sea nunca aceptable para el lector, gracias a la labor del guionista llegamos a comprender la motivaciones del general Khorda.
Pasemos ahora al apartado artístico donde sin duda podemos encontrar más contras ya que el nivel que muestra el dibujante, Ted Naifeh, es ciertamente bajo. El parecido de los personajes con su equivalente en imagen real es, salvo en muy contadas excepciones, inexistente y por si esto fuese poco los que se sitúan en segundo plano apenas están perfilados. El caso del maestro Yoda es especialmente escandaloso (ver imagen)
El maestro Yoda, o eso al menos intenta Ted Naifeh
Otro aspecto ciertamente cuestionable del trabajo de Naifeh son las viñetas de acción, ya que no existe sensación de tridimensional y todos los personajes parecen están en un mismo plano, exhibiendo posturas extrañas y sin ningún tipo de dinamismo.
Lo mejor, o tal vez lo único que podemos salvar es el coloreado, obra de Dave Stewart y Digital Chameleon, ya que consigue que, a pesar de las deficiencias del dibujo, el aspecto global del cómic sea digno, sobretodo en el tratamiento de los paisajes y fondos que, en general, presentan un buen nivel.
En conclusión, podemos decir que nos encontramos ante una historia entretenida, que no se aleja de la ambientación más canónica, y cuyo punto fuerte es el trasfondo que se da a personajes secundarios, algo que incluso provoca que quieras leer y conocer más sobre los mismos. Sólo por eso, yo al menos lo recomendaría.
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