EL CORAJE HACE HÉROES PERO LA CONFIANZA CONSTRUYE LA AMISTAD
Las estaciones médicas del ejército republicano son vitales para la victoria final y al perderse el contacto con una de ellas, ubicada cerca de Felucia, Obi-Wan, Anakin y Ahsoka son enviados para investigar que ha sucedido.
Nada más llegar a la zona un dispositivo automático de vigilancia separatista detecta su presencia y envía varios cazas buitre contra ellos. La lanzadera de los Jedi no es rival para los cazas y Anakin ordena la eyección ante de que esta se estrelle contra la superficie de Felucia.
Protegidos por unas grandes bolas acolchadas (ver imagen) los Jedi caen a tierra sin daños y al ver humo en el horizonte se dirigen hacia allí con la esperanza de encontrar algún asentamiento y una nave con la que poder salir del planeta para informar que la estación ha sido destruida por el enemigo.

Los Jedi salen de las bolas acolchadas ejectables
Al llegar al poblado este parece estar desierto y los Jedi empiezan a registrarlo. En un cobertizo encuentran una vieja nave y, escondidos en el sótano de una granja, a varios asustados felucianos. Anakin les dice que no tienen nada que temer pero los Jedi son rápidamente rodeados por cuatro cazarrecompensas.
El grupo de mercenarios lo lidera una mujer de origen zabrak llamada Sugi y está formado por un diestro phatrong llamado Embo, por una experta francotiradora de origen frenk llamada Rumi Paramita y por un gigante acorazado que responde al nombre de Seripas (en realidad un enano dentro de un exoesqueleto) y han sido contratados por Casiss, el líder del poblado, para que proteja a los suyos de unos piratas que los están acosando.
Sentados a la mesa, y compartiendo cena, Casiss pide a los Jedi que trabajen junto a los mercenarios para liberarlos de los piratas pero Kenobi, pese a la oposición de Anakin y Ahsoka, se niega a socorrerlos porque su prioridad es conseguir un transporte y contar lo sucedido con la estación médica.
Cuando llegan los piratas Kenobi comprueba con sorpresa que su líder es Hondo Ohnaka un viejo conocido (ver capítulo 11) que sin sentir el más mínimo temor por los recién llegados dice a Casiss que la próxima vez que venga al poblado su pago deberá estar listo o arrasará el lugar.
Una vez que los piratas Kenobi cambia de opinión y los Jedi deciden ayudar a los felucianos y empiezan a instruirlos para el combate pese a que algunos de ellos, como Dilanni, creen que jamás conseguirán vencer a los piratas.
Mientras entrenan Sugi ve un destello en una montaña cercana y al comprobar que se trata de un explorador pirata envía a Embo para que acabe con él. El hábil mercenario cumple con el trabajo y aunque eso evita que los piratas sepan que están entrenando a los lugareños Kenobi sabe que en cuanto Hondo vea que el explorador se retrasa atacará la villa así que todos agilizan los preparativos.
Hondo al ver que uno de sus exploradores no da señales de vida se dirige al poblado y lo hace llevando consigo un pesado tanque y así, mientras sus hombres entran en las granjas montado en motos Jet, el dispara desde lo alto de una colina cercana.

Anakin y Hondo pelean sobre el tanque repulsor
Mientras los granjeros, los Jedi y los cazarrrecompensas trabajan juntos para derrotar a los piratas Anakin sube hasta la cima y lucha contra Hondo para evitar que este dispare sin embargo mientras ambos se enzarzan en duelo Pikk Mukmuk, la pérfida mascota kowakiana, del pirata acciona el cañón de forma aleatoria.
Anakin consigue vencer a Hondo que, tras caer al suelo, queda colgado del borde de la colina y pide ayuda al Jedi. Anakin que desea que el pirata caiga termina tendiéndole la mano pero cuando lo pone a salvo Pikk dispara el cañón haciendo que el Jedi tenga que ponerse a salvo permitiendo con ello que Hondo escape.
Los piratas, que estaban allí solo de paso, dejan el lugar en su nave y Sugi, a la que cada vez le caen mejor los Jedi, viendo que los granjeros están a salvo y han aprendido a defenderse ellos solo se ofrece para llevar a Kenobi y los suyos en su nave.
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