“Ningún objeto te puede convertir en bueno o malo" (Criatura Bendu)
Ezra, Sabine, Zeb y Chopper se infiltran en la prisión imperial de Naraka para liberar al pirata Hondo Ohnaka con el que el joven siente que tiene una deuda ya que fue capturado por ayudarles a escapar (ver T3). El pirata tiene también información que necesitan y cuando llegan hasta su celda obliga al grupo a llevarse también a Terba un pequeño ugnaught que comparte celda con él y que según afirma es su nuevo asociado.
Ezra acepta las condiciones de Hondo y todos salen del bloque de celdas siendo al poco descubiertos y perseguidos por varios soldados de asalto. El joven, que usa la Fuerza para acabar con varios de ellos, decide cambiar el plan y comunica con Hera para que los recoja en una rampa que atraque exterior que hay en una zona cercana.
Sabine, Hondo, Terba, Zeb y Ezra.
Abriéndose camino a tiros el grupo sale al exterior, pero se topa con varios soldados más y con un caminante AT-DP que abre fuego contra ellos. Terba, que había adelantado al grupo en un rápido esprín, es alcanzado de lleno por el potente disparo y sale volando por los aires mientras el resto se parapeta tras unos contenedores. Sabine acaba con los soldados que los perseguían por el pasillo y Chopper cierra la puerta para que ninguna unidad más llegue hasta ellos.
Con estas acciones su situación ha mejorado, pero aun tienen el problema del AT-DP y de los soldados en tierra así que Ezra decide usar todas sus capacidades. El joven extiende su mano, despliega la Fuerza, toma el control mental del conductor del caminante y, tras hacer que dispare contra sus compañeros en tierra, le obliga a tirarse con el vehículo al abismo.
Libres del fuego pesado el grupo es recogido por Hera. Todos están impresionados con la habilidad del joven y se sorprenden cuando al preguntarle cuando le ha enseñado Kanan esa técnica este les responde que la ha aprendido por su cuenta. El joven se retira a sus aposentos y saca de uno de los cascos que guarda allí el holocrón sith que cogió en la pirámide (ver T3). El ingenio se abre para él cuando recurre al Lado Oscuro y una voz femenina le pregunta que desea. La respuesta de Ezra es clara, quiere ser mucho más poderoso para proteger a sus amigos.
Tras conocer lo sucedido en Naraka la Gobernadora Pryce se reúne con Tarkin a quien, tras decirle que en Lothal todo está ya asegurado, le pide la Séptima Flota para ocuparse de los Rebeldes que han realizado el ataque ya que considera que son peligrosos y que su amenaza irá en aumento. El Gran Moff está de acuerdo con ella, pero tiene dudas sobre la entrega de la flota de modo que le pregunta que pasaría entonces con el Almirante Konstantine y sus hombres. Pryce le responde que Konstantine es más político que militar y afirma que precisan alguien distinto, alguien con una mentalidad más amplia que pueda entender lo que ocurre. Tarkin conviene en ello y le da la flota.
La Gobernadora Pryce hablando con el Gran Moff Tarkin
De regreso a la base Rebelde y tras acordar que si la información es buena Hondo recibirá una nave para que pueda reanudar su lucrativo negocio de piratería este les cuenta lo que descubrió gracias a Terba. Y es que su fallecido compañero había escapado del planeta Yarma donde, junto a otros de su raza, trabajaba casi como esclavo en una instalación imperial secreta llamada Estación Reklam. En dicho lugar se desguaza material de las Guerras Clon y en especial los viejos cazas Ala-Y que los rebeldes podrían robar para formar un escuadrón de ataque ya que pese a ser antiguos son muy efectivos.
El Almirante Sato queda conforme con al información, pero antes de lanzar ningún ataque desea que se realice una misión de reconocimiento y, dado que Ezra ha cumplido con eficiencia los últimos encargos recibidos, lo nombra Teniente y lo pone al cargo de ella. Todos felicitan al joven que agradece el gesto aunque termina cabizbajo y afirmando que echa de menos que Kanan, al que cada vez ve menos, esté allí para apoyarlo.
Kanan está fuera en el desierto, desplegando la Fuerza y en profunda meditación cuando hasta él llega una voz que le dice "Te Veo. Ven a mí". Su meditación queda interrumpida por la llegada de Hera que le cuenta lo sucedido y le dice que debería habar con Ezra y asegurarle que no lo culpa de la perdida de su vista ni de lo ocurrido con Ahsoka ya que el joven cree que si lo hace y que ese es el motivo por el que se ha alejado de él.
El Jedi hace caso Hera y va a visitar a Ezra al que descubre en posesión del Holocrón Sith que además encuentra abierto. Ambos discuten y aunque Kanan intenta que el muchacho entienda que el Lado Oscuro es rápido, pero peligroso no consigue más que enfadar más al joven que asegura que todo lo que está aprendiendo lo está usando para el bien. El Jedi decide confiscar el objeto y eso irrita a Ezra que le responde que no los necesita ni al holocrón ni a él.
Tras la bronca Ezra, Zeb, Hondo, Sabine, Chopper y el viejo Rex. inician la misión de reconocimiento de Yarma, pero para llegar hasta allí antes deben saltar un salto intermedio hasta la Base de Sereeda algo que el pirata considera peligroso ya que esa zona está controlada por el Sindicato Minero y si estos los localizan avisarán al Imperio. Como se trata de un punto intermedio de salto en el que apenas estarán unos minutos Ezra decide que se realice la maniobra, pero nada más aparecer en Sereeda son localizados por un crucero y dos cazas del sindicato. Con unas hábiles maniobras destruyen a los cazas y aunque Ezra quiere que se haga lo propio con el carguero acepta la opinión mayoritaria de sus amigos y salen de allí sin destruirlo.
En la Base Rebelde Kanan, que ha vuelto a la meditación escucha de nuevo la misteriosa voz que en esta ocasión le dice que puede ayudarle y le pide que vaya hasta él. El Jedi así lo hace llevando consigo uno de los batidores eléctricos que mantiene alejadas a las arañas krykna (ver T3) dos de las cuales lo siguen de cerca.
Tras una breve caminata Kanan llega hasta una explanada donde de la tierra surge una gigantesca y misteriosa criatura que es quien le ha estado llamado. El ser, al que Kanan califica de portador de la Fuerza, afirma no ser un Jedi ni un Sith y, tras burlarse del uso que unos y otros hacen de Ashla y Bogan, de la luz y la Oscuridad, afirma que él está en el punto medio, el "Bendu".
Kanan con el ser que está en el punto medio, el Bendu
La criatura le dice a Kanan que está desequilibrado y le pregunta cual es su problema. El Jedi le ensaña el holocron que ha estado usando su alumno y le habla de lo peligroso que es. El ser no está de acuerdo con Kanan y sentencia con rotundidad "Ningún objeto te puede convertir en bueno o malo. La tentación del poder, el conocimiento prohibido, incluso el deseo de hacer el bien puede conducir a cualquiera por el camino incorrecto. Pero sólo uno mismo provoca el cambio".
Tras la declaración el ser se fija en el batidor eléctrico y cuando pregunta que es y para que sirve Kanan le responde que es para mantener alejadas a las arañas. Al oír esto el ser le quita el instrumento y lo rompe diciéndole que no lo necesita. El Jedi le responde que no puede defenderse porque no ve y el ser le responde que, aunque no le puede devolver los ojos le puede enseñar a ver y le insta a usar la Fuerza.
Tarkin organiza una reunión con Pryce y Konstantine a la que también asisten el Agente Kallus y el Gran Almirante Thrawn que ha sido ascendido a ese puesto recientemente por el Emperador gracias a su victoria en Batonn que según Kallus arrojó más víctimas civiles que insurgentes. El Gran Almirante ha estudiado todos los datos, incluido el reporte que acaban de hacer desde Sereeda y esta convencido de que los Rebeldes tratarán de robar los cazas que se están desguazando. Tarkin le pregunta cual es su plan y Thrawn responde que los eliminará uno a uno y que cada uno de ellos será quien trace su propia destrucción.
Ezra y sus amigos llegan hasta la Estación Reklam donde no tardan en topar con varios androides de desguace que actúan como vigilantes y que, además de perseguirlos, dan la alarma. Titus, que está al cargo de la estación, ordena seguir a los rebeldes con los escáneres. La espectro, tras derribar a varios perseguidores es alcanzada y cae hacía la tormenta que hay bajo la estación, pero aunque los imperiales los dan por destruidos cuando su señal se desvanece Sabine puede retomar el control y fija la nave en la panza de la estación sin ser vista.
Hondo, que aprendió el lenguaje de Terbo, habla con sus hermanos ugnaught y los convence, a cambio de liberarlos, para que detengan la cadena en la que los Ala-Y están siendo incinerados ya que apenas queda más de una docena enteros. La cadena es detenida y Ezra y los suyos empiezan a cagar fuel en os Ala-Y para llevárselos, pero los Imperiales, temiéndose que los fallos que alegan sus esclavos sean falsos, reinician el proceso de modo remoto. Sólo desde la sala de control se puede detener el proceso de modo que Hondo, uno de los esclavos y Ezra se dirigen hacia allí mientras el resto sigue aprovisionando los cazas.
Lejos de allí Kanan, usando la Fuerza, comprueba que las arañas no quieren atacarle sino que están asustadas y cuando el ser le pide que mire más profundamente el Jedi ve que las arañas están asustadas porque sienten el miedo que reside en él. Al ver la verdad Kanan queda liberado y es consciente de que libre del miedo y con la ayuda de la Fuerza no necesita sus ojos. Su liberación le permite también ver los peligros que se ciernen sobre sus amigos y, tras regresar a la base, convence al Almirante Sato y a Sabine para que acudan a Yarma en su ayuda.
En su camino hacia la sala de control Hondo localiza una lanzadera y se ofrece a quedarse en ella junto a los ughnaughts que han de sacar de allí garantizando una opción de fuga si es necesaria y Ezra acepta siguiendo el camino en solitario. El Joven llega hasta la sala de control y tras derrotar a los imperiales y ponerlos en fuga arrincona a Titus y le amenaza con matarlo si no le dice como detener la cadena de desguace. El imperial le responde que lo ha bloqueado y que solo destruir la célula principal de energía podría detenerlo, pero le previene de que hacerlo sería una insensatez ya que eso haría que la Estación cayese sobre la superficie del planeta sobre el que planea.
Al Joven le da igual, rompe la célula y avisa a sus amigos para que cojan los cazas y se marchen mientra él busca una salida. Titus da la orden de evacuación y se marcha a la carrera para ponerse a salvo y lo propio hace Ezra sin embargo cuando llega hasta la espectro comprueba con espanto que esta cae al vacío tras ser golpeada por una gran pieza de metal que se ha desprendido con la caída de la Estación.
Sin esa opción para salir el joven corre hacia la Lanzadera, pero no tarda en comprobar que Hondo se ha marchado con ella. Cuando comunica con él este le da las gracias por la nave y se despide asegurando que sabe que su joven amigo encontrará una salida como hace siempre.
Sabine, Zeb, Rex y Chopper, que además de llevar un Ala-X controla otros tres a distancia, se separan de la estación y tratan de saltar con los siete cazas, pero descubren con espanto que no pueden hacerlo porque se les ha retirado el hiperimpulsor. Justo en ese momento aparece la Séptima Flota Imperial al mando de Pryce que lanza sus cazas contra ellos. Todo parece perdido para el grupo de valientes cuando del hiperespacio surge también Sato con su flota.
El Gran Almirante Thrawn
Pryce contacta con Thrawn y le pone al corriente de lo sucedido pidiendo instrucciones. El Gran Almirante, al ver que los rebeldes que han acudido al rescate son tan solo tres cruceros, ordena que se les deje escapar con su exiguo botín ya que la presa que busca es mucho mayor. Pryce, que confía plenamente en él, acepta las órdenes sin rechistar.
Hera y Kanan rescatan a Ezra usando la Fantasma y regresan a la nave hangar al igual que los cazas y todos saltan de regreso a la base. Todos están contentos con el resultado sobretodo Sato que afirma que los cazas serán entregados al General Dodonna cuyo grupo es cada vez más numeroso y precisa más efectivos. Kanan se reúne con Ezra al que jura que no volverá a dejar sólo y, aunque el muchacho ha sido degradado por su fracaso, se alegra al comprobar que su maestro ha vuelto a su lado. Ezra solo tiene una pregunta "¿Dónde está el holocrón?" a la que su maestro responde "En un lugar seguro".
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