Los skakoanos son seres relativamente anónimos que han pasado desapercibidos en general en la historia de la galaxia.
Es cierto que son calculadores y fríos, y que carecen de sentido del humor. Sin embargo, contrariamente a lo que sugiere su aspecto de robot insensible, los skakoanos poseen emociones. Simplemente, es difícil conocer lo suficiente a un skakoano para detectarlas (sobre todo, si lleva la armadura cubriendo sus facciones).
Los skakoanos tienden a la autopreservación, y tienen un pánico atroz a la muerte por descompresión. Por ello, pocos skakoanos se arriesgan a dejar Skako. No obstante, todos los skakoanos están familiarizados con el uso de las armaduras protectoras que probablemente jamás en su vida necesitarán, ni podrán permitirse.
Los skakoanos resuelven todos los problemas, no importa el ámbito, a través del uso de la lógica. Todos los skakoanos están familiarizados con la lógica, y muy frecuentemente con la tecnología. No en vano la especie es famosa por su habilidad para la creación de microelectrónica, y sus procesos de fabricación son también muy avanzados.
Probablemente la mayor intervención de los skakoanos en la historia galáctica sea su colaboración en la Tecno Unión. La Tecno Unión era uno de los mayores conglomerados corporativos comerciales al final de la Antigua República. Estaba formada por fabricantes de naves, droides, armas, ordenadores y tecnología, es decir, en general por los productores de tecnología punta de la galaxia. Socios en mayor o menor medida eran muchas de las más importantes empresas del ramo: Taller de Blindaje Baktoide, Ingeniería Haor Chall, Sistemas Sienar, Ingeniería de Sistemas Kuat, TaggeCo, Industrias BlasTech o la Corporación de Ingeniería Coreliana, por decir unas pocas.
El propósito de esta asociación, bajo el liderazgo de la Tecno Unión, era beneficiar los fines comunes de todas las empresas. Esto incluía asegurar el comercio justo de tecnología en la galaxia, y proteger las propiedades intelectuales y los activos físicos de las empresas.
La Tecno Unión llegó a ser tan importante que obtuvo representación en el Senado de la República. Consiguió presionar a los otros senadores para asegurar que se mantuviesen abiertas las líneas de suministro y canales de distribución que necesitaban, y al mismo tiempo, a sus espaldas, abría centros operativos fuera de la jurisdicción de la República.
No está claro si los skakoanos participaron en la formación de la Tecno Unión, pero se sabe que su presencia dio gran poder al colectivo. Incluso cuando la Tecno Unión insistía en ser partidaria de una Federación de Comercio en decadencia política, aún conseguían salir adelante y obtener jugosas ventajas políticas.
Después de la Guerra Hiperespacial de Stark, la Tecno Unión exigió el derecho a protegerse de ataques externos, y consiguió permiso para desarrollar un ejército droide que protegiese sus activos. Varios astilleros y laboratorios de investigación se transformaron en fábricas de droides de combate.
El presidente y capataz de la Tecno Unión, Wat Tambor, se unió a la Confederación de Sistemas Independientes, popularmente conocida como "los Separatistas", poco antes de la batalla de Geonosis. Otros altos cargos de la Tecno Unión no eran partidarios de esta decisión, pero no consiguieron el apoyo necesario.
Cuando se hizo público el apoyo de la Tecno Unión a los Separatistas, el Senado expulsó a los representantes de la Tecno Unión de sus filas. Esta decisión provocó que el planeta Skako dejase a su vez la República.
Durante las Guerras Clon, los skakoanos proporcionaron grandes éxitos a la Tecno Unión.
Sin embargo, con el ascenso al poder del emperador, el poder se centralizó. Dejaron de ser necesarias burocracias como el Gremio de Comercio, la Federación de Comercio y la Tecno Unión. Además, los alienígenas al mando de éstas no contaban con la confianza del nuevo régimen.
Los skakoanos fueron relegados a posiciones subordinadas y sustituidos por humanos. Muchos de ellos, asqueados por los humanos que habían provocado esto, volvieron a Skako en un aislamiento autoimpuesto (De todos modos, no costaba mucho convencerles para que volviesen a un planeta del que sólo habían salido porque no habían tenido otro remedio).
La Tecno Unión fue nacionalizada y desmantelada en otras compañías, como Baktoide, Hoersch-Kessel y varios intereses balmorranos.
Aún después de la caída del emperador en Endor, los skakoanos permanecieron aislados. La Nueva República intentó convencerles en varias negociaciones, que fueron por cierto escasas y difíciles de conseguir. Sin embargo, los skakoanos se mostraron firmes: Ya no les gustaban los humanos, y se mostraban reacios a compartir con ellos su tecnología.
En tiempos de la Nueva Orden Jedi, muchos consideran que los skakoanos son sólo xenófobos secretistas. Esta interpretación es quizá demasiado audaz para un pueblo que, en muy pocos años, ha sufrido más de lo que le tocaba por las acciones de unos pocos de entre los suyos.
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