Hace muchos siglos, mucho antes de que la Antigua República descubriese
el planeta, los eloms y los elomins habitaban la superficie del planeta,
aunque sin demasiado contacto. Sin embargo, por algún motivo, el
entorno planetario se volvió permanentemente seco, y los eloms se
mudaron a las profundidades en busca de raíces y tubérculos.
Los elomins creyeron que los eloms habían muerto, y permanecieron
en la superficie del planeta, construyendo ciudades. Pronto, llegaron a
la conclusión de que los eloms nunca habían existido; era
mucho más fácil creer eso en su visión ordenada del
universo.
Pero los eloms se adaptaron rápidamente a su vida en madrigueras
subterráneas, o sevriina, como las
llaman ellos. Habitaban en pequeños municipios llamados cserias,
gobernados por eloms conocidos por el mismo nombre. Al parecer, los eloms
cserias deben reunirse anualmente para resolver problemas y comerciar.
El resto de los eloms, en su mayoría, se dedicaban a cultivar plantas
como el algacristal y frutas como el melón de roca, que recibe ese
nombre por la dureza de su piel.
Se conoce un arte elómico para la resolución lógica
de problemas, llamado el cálculo físico.
Se trata de utilizar una tabla de equilibrios, que flota sobre un pequeño
pilón, y un juego de pesos hemisféricos coloreados para determinar
cuál de dos argumentos es más válido. El modo de uso
altera los pesos dependiendo de las circunstancias de cada situación.
Con dos comunidades completamente separadas, autónomas y mutuamente
ignorantes, tuvo lugar lo más parecido a un primer contacto entre
ellas desde hacía milenios, cuando un grupo de intrépidos
exploradores elomin encontraron pruebas de la existencia de vida inteligente
en cuevas de las montañas A'driannamieq. Los elomins se asustaron
ante este concepto que superaba su comprensión de un universo ordenado,
y no informaron de sus hallazgos al Consejo Elomin.
Aproximadamente un siglo antes del Imperio,
la Antigua República visitó por primera vez Elom. En aquel
entonces, los elomins seguían divididos en naciones políticas,
utilizaban armas de proyectiles y motores de combustión interna,
y tenían problemas para lanzar satélites a la órbita
de su planeta. La tecnología de la República estaba más
allá de cualquier cosa que los elomins pudieran imaginar, pero le
cogieron el truco a todo lo que les dejaron antes de que llegasen la segunda
oleada de naves.
Elom es un planeta rico en lommita, un mineral calcáreo que se
utiliza para fabricar transpariacero, duracero y durablindaje. Rápidamente
se convirtió en un lujo para el planeta, pero los elomins fueron
lo bastante astutos para especificar en los acuerdos firmados con armadores
extraplanetarios una serie de condiciones para que se mantuviese el equilibrio
ecológico de su planeta. Sin embargo, dado que se habían
agotado todas las otras fuentes conocidas de lommita, los acuerdos seguían
siendo muy lucrativos. Aún pasarían varias décadas
hasta que se descubriese más lommita en el sector Videnda.
Los elomins suelen tener problemas para relacionarse con otras especies,
porque las ven como perpetradores del caos. Sin embargo, su capacidad de
buscar el orden les convierte en excelentes pilotos, navegantes y pensadores
teóricos, al menos mientras puedan trabajar solos, o únicamente
con más elomins; la siguiente mejor opción es recurrir a
otras especies que valoren también la lógica y el orden,
como los woostoides.
Pero, cuando ya se había realizado la inclusión de Elom
en la República y los elomins se habían repartido el terreno
de su planeta, tuvo lugar un accidente de minería: Un fuste se colapsó
en un sistema de túneles, sepultando vivos a varios mineros. Los
elomins que no habían sido sepultados, entre ellos Ryannar N'on
Dikasterar, empezaron a cavar furiosamente para salvar sus vidas. Mientras
tanto, desde el otro lado, un muro se abrió. Alguien más
estaba cavando para rescatar a los elomins. Eran los eloms.
En particular, un elom llamado Kav Dryfus dirigió
a los elomins a los mineros heridos y se ofreció a ayudarles a transportarlos,
pero los elomins le expulsaron a patadas. Ya todo les daba igual. El informe
que Ryannar N'on Dikasterar presentó a
su jefe predecía la caída de la civilización elomin,
tal y como se conocía hasta entonces.
En un primer intento, los elomins intentaron utilizar a los elom como
bestias de carga en las minas. Los consideraban criaturas fáciles
de entrenar, que rápidamente aprendían las órdenes.
Era lógico, como opinaría la fuerza especial republicana
enviada para investigar el descubrimiento. ¡Como que las órdenes
les eran dadas en su propio idioma! Los trámites duraron meses,
pero el resultado era innegable: La Antigua República declaró
que los eloms eran seres inteligentes, así que, a partir de ese
momento, había quedado prohibido utilizarlos como trabajadores esclavos.
Pero la polémica continuó en el Senado. El concejal de
la Antigua República Herylcha Baakos declaró que los elomin
debían dar a los eloms igual oportunidad para vivir en la superficie
del planeta, y sugirió la definición de zonas de hábitat.
La República forzó tratados que daban a los eloms derechos
territoriales ya no sólo sobre los túneles subterráneos
(llenos de lommita), sino también sobre las tierras que tenían
encima y sobre una parte de las riquezas del planeta.
Los elomins protestaron, pero no podían hacer otra cosa que aceptar;
no estaban en condiciones de enfrentarse a la República. Dudaban,
de todos modos, sobre cómo empezar una sociedad con una cultura
tan extraña.
Pero los eloms encontraban toda la polémica divertida. Ellos
siguieron viviendo como habían hecho desde hacía siglos.
Aceptaron a los elomins como parte de su comunidad, y estaban agradecidos
por el agua que los elomins les pagaban a cambio de usar la superficie
que esos extraños seres de la República les habían
concedido.
Finalmente, el resentimiento elomin pasó porque los eloms estaban
más perplejos que interesados por los complicados asuntos de sus
"nuevos amigos". Los elomins comprendieron que no tendrían que tratar
mucho con los eloms, y que podrían seguir con lo que estaban haciendo,
con poca diferencia. Desde entonces, sigue habiendo alguna revuelta minera
de vez en cuando, pero no suele haber víctimas que lamentar.
En unas pocas décadas, Elom, y para ser más exactos los
elomins, se había convertido en un factor de la economía
galáctica; no una potencia, pero sí tenían cierto
poder. Surgieron colonias de elomins en otros planetas, una de las cuales
estuvo amenazada por el grupo de terroristas pro-humano conocido como los Caballeros
del Núcleo. Algunos elomins se convirtieron en jedis, aunque
pocos destacaron en el aspecto más bélico de la orden y ninguno,
que se sepa, llegó al Consejo Jedi.
Destacaron también en el deporte, y se sabe que los Ranphyx de
Elom eran un notorio equipo de Machacabola en las últimas décadas
de la Antigua República. Zegret Wan, jugador de este equipo, consiguió
el récord de más puntos marcados en una temporada. Popular
por otro motivo fue Kav Muja, un jugador xenófobo que también
militaba en los Ranphyx.
Pero entonces, en plena etapa de prosperidad para los elomins, llegó
el Imperio y revocó todos los tratados establecidos por la Antigua
República sobre Elom. Todos los elomins fueron esclavizados para
que extrayesen lommita en las operaciones mineras nacionalizadas so pena
de bombardeo orbital. Los eloms se retiraron a los niveles más profundos
para evitar a los imperiales.
Pero incluso entre los eloms había discrepancias. Ya en la Antigua
República, algunos eloms jóvenes habían sido expresivos
sobre recibir los beneficios que los elomins habían comprendido.
Ahora, los eloms jóvenes decidieron luchar para salvar a su mundo,
por no mencionar que estaban molestos por el maltrato al que las tropas
imperiales sometían a sus amigos.
Al principio, algunos grupos independientes de eloms jóvenes
prepararon unos cuantos "accidentes menores" para liberar a unos cuantos
elomins en minas aisladas y llevarlos como refugiados a cserias francas
en el laberinto subterráneo. Los ancianos de la comunidad desaprobaban
acciones tan polémicas, pero los elomins les quedaban agradecidos.
Pronto, la Alianza Rebelde
envió comandos para ayudar a los eloms en su rebelión silenciosa
y, con esa ayuda, campos enteros de esclavos se desvanecieron en las ciudades
elom en el centro de los laberintos. Si hemos de creer todas las fuentes
oficiales, algunas de las cuales parecen confundir eloms y elomins, ambas
especies trabajaron para sabotear la maquinaria bélica imperial
adaptando equipo robado para la Alianza.
Uno de los eloms más activos en estas medidas fue Kav Dryfus,
que un día liberaría a Ryannar N'on Dikasterar, el mismo
elomin que le había empujado en el primer contacto de ambas especies.
El elomin ahora lamentaba aquello, y se disculpó por haberle tomado
por un "demonio del caos"; ahora estaba convencido de que el Orden había
enviado a los eloms para proteger a los elomins. A Dryfus le pareció
una soberana tontería, pero ambos confraternizaron y siguieron liberando
prisioneros y trabajando juntos, hasta que Dryfus fue capturado.
Elom acabó siendo liberado y la Nueva República le dio
la bienvenida en su círculo. Las dos especies se han vuelto mucho
más integradas, y parecen estar creando una sociedad más
integrada.
Algunos jóvenes eloms han abandonado sus vidas subterráneas
para buscar fortuna en la superficie o entre las estrellas; son, después
de todo, seres ambiciosos e inteligentes. Sin embargo, son algo ingenuos
y suelen ser manipulados por seres inmorales para que realicen actividades
ilícitas y quedarse atrás para aceptar las culpas.
Dato curioso es que los pocos eloms que han abandonado el planeta han
mostrado tendencias sociopáticas en un porcentaje sorprendentemente
grande; algunos creen que esto es el resultado de una reacción fisiológica
a estar lejos de los suyos y de su entorno natural.
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