Vlix Oncard era un secuaz profesional. Un annoo-dat fornido y corpulento, lo bastante fuerte para levantar a otro annoo-dat por los hombros, Oncard golpeaba muy duro con sus puños o sus guantes de combate. Utilizaba un aturdidor como arma a distancia; aunque sabía utilizar blásters, prefería no usarlos. Oncard se preocupaba de su aspecto personal y vestía un traje de diseño de Sav'ruuchi con plastrón. Oncard era ocurrente y chistoso en su trato con otras personas.
Oncard solía trabajar protegiendo y vigilando al gánster Tig Fromm, el prometedor hijo del jefe criminal Sise Fromm. Cerca del 17 abY, Sise había asignado a Oncard como guardaespaldas personal de Tig para que su hijo metiese menos la pata. Sabiendo esto, Oncard a menudo se metía con Tig, aunque ambos eran amigos. Oncard solía enfadar a Tig llamándole "Tiggy".
En 17 ABY, Tig Fromm organizó una operación para capturar al científico humano Lon Idd y obligarle a instalar unos lásers experimentales en las naves de la Banda Fromm. Para ello, Tig preparó una nave y una tripulación que incluía a Oncard, a dos guardias clones y a varios droides. La nave atracó en la estación espacial de Idd, donde el científico sólo contaba con la compañía de droides. Los criminales capturaron rápidamente a Idd y le ataron a una silla, pero Tig no conseguía convencerle para que les ayudase. Oncard propuso entonces torturar a Idd.
Los bandidos ignoraban que había más personas en la estación: Los hijos de Idd, Nikki y Vik, habían aterrizado sin ser detectados, en compañía de los droides C-3PO y R2-D2. Nikki estaba espiando a los criminales pero, al oír que iban a hacer daño a su padre, ella reveló su presencia en un torpe intento de rescate. Oncard rápidamente agarró a la pequeña por sus muñecas, inmovilizándola. Tig decidió usar a Nikki como rehén para convencer a Idd, y éste claudicó. A cambio de ello, Nikki no sufriría daños.
Nikki tenía un plan: Activar un monitor para avisar a su hermano, que aún no había sido detectado. Pero para eso ella tenía que soltarse. Ella pateó el tobillo de Oncard con todas sus fuerzas. Eso despistó al sicario, que la soltó un momento. Ella se escabulló y activó discretamente un monitor antes de volver a ser apresada. Oncard quería castigarla por su osadía, pero Tig insistió en calmarle: La niña seguiría de una pieza mientras su padre colaborase. Oncard encerró a Nikki en un cobertizo, ignorando que Vik y los droides intentarían rescatarla.
Oncard se reunió con Tig para revisar la instalación del láser. Tig empezó a emocionarse pensando en cómo este éxito enorgullecería a su padre; Oncard recalcó cómo en el pasado Tig había pensado lo mismo sólo para acabar avergonzando a Sise Fromm.
Mientras tanto, Vik intentaba liberar a su hermana enfrentándose a los guardias clónicos con la ayuda de R2-D2. Sólo consiguió inutilizar a su propio droide: En cuanto Tig comprendió lo que estaba pasando, envió a sus propios droides para detener la pequeña insurrección.
Idd terminó de instalar los lásers. Tig se reunió con sus sicarios, droides y prisioneros en el hangar, contemplando la nave y planeando en voz alta la destrucción de la estación y de sus habitantes. Se les unió lo que parecía un viejo droide de guerra acorazado modelo HK, que caminaba torpemente. Oncard identificó al recién llegado como una antigüedad valiosa, y el codicioso Tig exigió a los Idd que le entregasen su disco de control. Los niños Idd engañaron a Tig ofreciéndole una polvera de perfume, y vaciándola en la cara del criminal para cegarle.
Vik ordenó al droide atacar a los bandidos. Creyendo estar ante un HK operativo, Oncard se asustó; pero Tig envió a sus droides a atacar al HK (que en realidad era C-3PO dentro de un armazón). Los droides de Tig fracasaron, y su enemigo los arrojó hacia la banda criminal. Eso obligó a los forajidos a moverse, y quedaron arrinconados. Entonces Vik activó una red de empacado y apresó a toda la banda.
Idd decidió entregar a los invasores a las autoridades; y Oncard recalcó que Sise Fromm también tendría que saber de esto. Los bandidos fueron a la cárcel, pero salieron no mucho tiempo después.
En el año 15ABY, la Banda Fromm estaba llevando a cabo una operación secreta en Ingo: La construcción de un satélite de armas llamado Trígono Uno que permitiría a los Fromm acabar con otros grupos criminales. Tig, diseñador y responsable del Trígono, pobló su guarida sólo con droides, decidiendo que no confiaba en orgánicos. La única excepción era Oncard, al cargo de la seguridad de la base subterránea oculta en el Desierto de Vaj. Oncard era además guardaespaldas y ayudante de Tig, acompañándole en su despacho (Aunque Tig se sentaba y Oncard se quedaba de pie).
Dos pilotos de carreras humanos, Thall Joben y Jord Dusat, y sus nuevos droides, C-3PO y R2-D2 (que ya habían conocido a Oncard), pasaron por el desierto demasiado cerca de la base secreta. Tig creyó que la habían descubierto y lanzó sus droides guardianes para apresar a los intrusos. Los intrusos lograron escapar, como vieron Tig y Oncard por sus monitores.
Oncard comprendió la amenaza: Si esa gente hablaba, otras bandas criminales como la de Jabba el Hutt reaccionarían atacando a los Fromm antes de que éstos estuviesen listos. Oncard propuso cancelar el proyecto y avisar a Sise Fromm. Tig decidió, en vez de eso, capturar a los entrometidos para que no hablasen. Tig rastreó a los intrusos hasta el garaje donde habitaban.
Esa misma noche, Tig y Oncard fueron a secuestrarles acompañados por varios droides de Tig; los annoo-dats se mantuvieron escondidos. Un droide-músculo de Tig entró en el garaje, capturó a Dusat cuando éste estaba solo y desordenó el local. Después, cuatro droides sabotearon el speeder utilitario de Joben para que éste no pudiese escapar. R2-D2 sin embargo arrancó el speeder de carreras Bruja Blanca que Joben estaba preparando para competir, y lo usó para embestir a los droides de Tig. Oncard encontró esta situación muy divertida, y criticó el prejuicio pro-droide de Tig.
Los criminales volvieron a su base con su prisionero. Oncard hizo que Dusat se sentase en el despacho de Tig. Oncard, viéndose en aprietos, halagó el traje de su captor. Oncard explicó que debía hablar con "el Señor Fromm" y Dusat, creyendo que iba a reunirse con el temible Sise Fromm, se asustó. Tig se presentó e intentó impresionar a Dusat, pero éste se alegró tanto de no estar ante Sise Fromm, qeu se permitió poner los pies sobre el escritorio de Tig. Tig presionó un botón e hizo que la silla de Dusat girase rápidamente, haciéndole dar una voltereta.

"¿Quiere que rearregle sus moléculas?"
Al intentar sonsacar a Dusat, Tig dio a entender que pretendía acabar con las otras bandas. Dusat lo comprendió, y eso enfadó a Tig. Oncard se ofreció a "reordenar las moléculas" de Dusat; Tig decidió que en vez de eso enviaría a su prisionero a la fortaleza de Sise Fromm en Annoo. Dusat exigió que le soltasen, y Oncard empujó bruscamente a su cautivo, insistiendo en que ningún droide podía hacer algo así.
Joben intentó rescatar a Dusat con la ayuda de los droides y de su nueva amiga Kea Moll, una humana de Annoo en misión secreta contra la Banda Fromm. Las medidas de seguridad de Oncard no estuvieron a la altura: Los enemigos entraron en la base aprovechando un desliz, accedieron al mapa para averiguar en qué celda estaba Dusat, avanzaron violentamente por los pasillos de la base en el Bruja Blanca, destruyendo droides a su paso, y no sufrieron auténticos daños. Oncard y Tig siguieron su avance por un monitor.
Siguiendo órdenes de Tig, Oncard envió más unidades droides a la subsección cinco de la base para emboscar a la Bruja. C-3PO, a bordo de la Bruja, anuló esa orden y redirigió a los droides a otra subsección, donde la Bruja los emboscó y los embistió.
Viendo que los intrusos saldrían al exterior, Tig preparó sus droides crucero. Oncard le advirtió que los cruceros entrarían en conflicto con los droides torre que ya estaban listos; Tig ordenó a Vlix apagar estos últimos. Todo fue inútil: Los intrusos consiguieron escapar, dejando grandes destrozos en la guarida. Oncard sin embargo estaba más preocupado por la posibilidad de que las otras bandas se enterasen. Tig se planteó huir a otro planeta.
La Banda Fromm sufrió un duro revés cuando Sise fue arrestado a raíz de una torpeza de Tig. Sise escapó de la cárcel y se comunicó con su hijo por videoconferencia, con Oncard como testigo. Sise explicó a su hijo que, si éste volvía a meter la pata, Oncard tomaría ciertas medidas no especificadas.
Sise además había descubierto que los enemigos de Tig habían aterrizado en el planeta Annoo, y decidió ocuparse de ellos personalmente, enviando a sus clones. Tig y Oncard se quedarían en Ingo para terminar la construcción del Trígono Uno. Cuando el satélite estuvo terminado, Tig preparó una nave de transporte y viajó a Annoo junto con Oncard y varios droides para reunirse con su padre.
Oncard y Tig se reunieron con Sise y sus dos guardaespaldas clónicos personales en el hangar de su fortaleza en Annoo. Sise reconoció ante Tig haber fracasado en su intento de deshacerse de los entrometidos, y no culpó a Tig por el fallo de su droide.
Los Fromm ignoraban que esos mismos oponentes de los que hablaban, estaban intentando colarse en la nave de polizones en ese momento. C-3PO estaba presente en el encuentro de Oncard, Tig y Sise; sin embargo, ninguno de ellos le reconoció ni le dio importancia.
Cuando aterrizaron en Ingo, Oncard se fijó en cómo C-3PO exigía a otros droides que tuviesen especial cuidado con dos contenedores de mercancía (en los que estaban escondidos, en secreto, Kea Moll y Thall Joben). Oncard, curioso como corresponde a un jefe de seguridad, se acercó a C-3PO y preguntó sobre la importancia de las cajas; incluso exigió que las abriesen. Justo en ese momento, un fallo mecánico tiró una enorme pieza metálica desde el techo hacia la cabeza de Oncard. C-3PO saltó sobre el annoo-dat, con cierta torpeza, para protegerle.
Oncard, habitualmente anti-droides, quedó impresionado, decidió que ese droide era su amigo y, palmeándole la espalda, le dio autorización para transportar su mercancía de alta prioridad. Gracias a este pase, C-3PO pudo librarse dos guardias clones que pretendían burlarse de C-3PO.
Oncard se reunió con Tig y Sise Fromm en una sala de control desde la que se podía ver el Trígono Uno. Entonces vieron entrar a C-3PO con unas cajas. Oncard explicó que había autorizado la entrega de esas piezas, pero Tig rechazó la explicación: El Trígono Uno estaba acabado, no hacían falta más piezas y ese droide había engañado a Oncard. Tig dio la alarma por megafonía. Guardias clones y droides intentaron detener a C-3PO y a sus aliados, que emergían de las cajas.
Thall Joben lanzó un detonador termal al techo del hangar, abriendo un agujero, y así él y sus asociados tuvieron un modo de huir: ¡A bordo del Trígono Uno. Tig Fromm lanzó sus cazas no tripulados contra el Trígono, pero Oncard reveló otra metedura de pata por su parte: Las armas del Trígono estaban ya activadas, aunque Tig no lo había pedido. Como resultado, la Banda Fromm perdió su arma definitiva.
Viendo que Sise Fromm estaba muy decepcionado, Oncard se preparó para atacar a Tig; pero Sise le ordenó detenerse. Tig era el menor de sus problemas, comparado con un arma así de poderosa en manos de sus enemigos. Además, las otras bandas criminales pronto descubrirían lo que ellos habían preparado.
Los Fromm no desistieron. Secuestraron a Kea Moll y decidieron intercambiarla por el Trígono. Oncard entregó a los asociados a Moll una cinta con una grabación de las condiciones. Los pilotos decidieron engañar a los Fromm: Fingieron aceptar pero, en el momento del intercambio, R2-D2 cegó a los annoo-dats con un destello de luz. Eso permitió a los droides liberar a Moll y huir antes de que Oncard y los guardias pudiesen detenerles.
Las constantes burlas de Oncard frustraron tanto a Tig que fueron una importante motivación para que éste intentase recuperar el Trígono y vengarse de los pilotos y los droides.
Enfurecidos, los Fromm prepararon una complicada operación para capturar a todos sus enemigos. Por un lado, Tig logró secuestrar a Jord Dusat y a Demma Moll. Antes de que los amigos de éstos notasen su ausencia, Tig envió a Vlix con cuatro guardias clones en sendos speeders biplaza a capturar a Thall Joben, Kea Moll y los droides; los Fromm habían descubierto el garaje en que éstos se ocultaban. Oncard preparó el asedio al garaje rodeándolo con sus fuerzas, amenazó a los pilotos y les exigió su rendición inmediata.
Joben había salido un momento a hacer un recado y, al ver la situación, rompió el bloqueo: Usó su speeder para atacar a los anno-dats desde su retaguardia. Oncard se tiró al suelo para que no le pasasen por encima, y los guardias se dispersaron. Eso permitió a Joben subir a sus amigos al speeder e intentar huir.
Esta vez, Oncard no se dio por vencido: Antes incluso de levantarse, Oncard ordenó a los guardias perseguir a Joben. Ahora bien, Joben aún no estaba huyendo, sino atacando a los guardias para que no pudiesen reagruparse aún.
Cuando Joben puso pies en polvorosa, Oncard inició la persecución. Se subió al casco de un speeder biplaza (En una posición bastante inestable) y guió a uno de sus vehículos. Oncard había preparado esta operación tan bien que pudo guiar a Joben a una trampa durane la persecución, apresándole en un callejón sin salida. En la parte negativa, Oncard se había caído del speeder, manchando y rompiendo su elegante traje.

Espalda de Vlix
Oncard hizo atar a Joben, Moll, C-3PO y R2-D2, y los llevó a la guarida temporal de Tig Fromm. Allí Tig les intentó convencer para que le devolviesen el Trígono Uno, pero los humanos se resistieron. Tig había previsto esto y pidió a uno de sus sicarios, Lex, que mostrase el interior de una celda en la que estaban Jord Dusat y Kea Moll. Al ver a su madre en aprietos, Kea saltó sobre Tig, aún atada, pero un guardia la detuvo. Joben forcejeó para atraer la atención de los guardias y que no atacasen a Kea; otro guardia le apresó. Finalmente, Joben aceptó revelar dónde había escondido el Trígono, pero sólo a Sise Fromm.
Tig preparó una nave para ir a Annoo. Durante el viaje, Tig habló con Sise por videoconferencia e intentó convencer a su padre de que este cambio de planes había sido idea suya. Oncard estaba justo detrás de Tig y, usando mímica, señaló a Sise cada mentira de Tig. Tras la conversación, Tig suspiró ante Oncards, preguntándose porqué su padre nunca le creía; y Oncard se encogió de hombros.
Cuando la nave aterrizó en Annoo, Tig fue el primero en desembarcar, acompañado de Oncard. Ambos se reunieron con Sise Fromm en el comedor de éste, donde al menos tres clones servían de escolta. Siempre un lacayo, Oncard sirvió a Fromm una sopa con seres vivos dentro; pero Fromm, que no gustaba de tal plato, se centró en la tarea: Hizo traer a sus prisioneros y negoció con Joben. De pronto, C-3PO agitó accidentalmente la mesa, derramando sopa sobre la cara de Tig. Oncard se puso ante Fromm para protegerle con su cuerpo ante una posible amenaza.
Joben reveló que había dejado el Trígono Uno en el Bosque de Jorad. Tig se ofreció a ir a buscarlo, porque conocía el lugar y porque él había construido el satélite. Sise Fromm insistió en que Oncard le acompañase, para asegurarse de que no había errores. Tig y Oncard subieron a una lanzadera, viajaron a Ingo y se hicieron con el Trígono Uno.
Tig despegó a bordo del Trígono y puso rumbo a Annoo; Oncard le siguió en la lanzadera. Durante el viaje, Tig se comunicó con Sise Fromm, que por fin se encontraba orgulloso de su hijo, ¡al punto de prohibir a Oncard llamarle Tiggy! Sabiendo que tenía ventaja, Tig disparó varias veces hacia la nave de Oncard para asustarle; su padre le rió la gracia.
Una vez más, los Fromm subestimaron a sus enemigos. Joben y R2-D2 habían saboteado el Trígono y ahora R2-D2 podía controlar el satélite, inhabilitando los mandos al alcance de Tig. R2-D2 hizo que el Trígono adoptara rumbo de colisión con la fortaleza de Sise Fromm. Cuando los Fromm se dieron cuente del desastre, ordenaron evacuar el edificio. Tig dejó el Trígono y huyó en la lanzadera de Oncard. Sabiendo que su base de operaciones y su mayor arma estaban condenadas, Sise Fromm amenazó a Tig con tanto ímpetu que Oncard le dio la razón.
Oncard y Tig pasaron varios meses intentaron recuperar la confianza de Sise Fromm. Sise les aceptó, sobre todo porque se había quedado casi sin activos: Tig y Oncard se convirtieron en la tripulación de la última nave que le quedaba, la lanzadera clase Landa Víbora de Voor, que se caía a pedazos.
Mientras volaban por el espacio, los Fromm vieron el StarRunner de Kea Moll, Perezoso de Arena. Fromm ordenó atacar al Perezoso pero, después de un primer disparo, Tig se quedó con los mandos en las manos. Sise estaba enfurecido; Oncard se burló de Tig y señaló que el hipermotor estaba en un estado igual de malo, algo que Tig discutía. El Perezoso huyó al hiperespacio, y la Víbora estaba en tan mal estado que saltó en el sentido equivocado.
La Banda Fromm aterrizó en el planeta Boonta, sabiendo que Thall Joben pretendía participar en la carrera local de speeders. Carentes de recursos, los annoo-dats se cobijaron en un edificio ruinoso, donde Oncard intentaba con esfuerzo mantener la compostura y elegancia.
Fromm aprovechó ese local para reunirse con el temible cazarrecompensas Boba Fett, cuya reputación intimidaba a Tig y a Oncard. Fett debía un favor a Sise Fromm y aceptó "ocuparse" de los pilotos a cambio de saldar la deuda. Fett advirtió a la Banda Fromm de que Jabba el Hutt había puesto una recompensa por sus cabezas.
Tig se sentía ofendido y decidió impresionar a su padre encargándose él mismo de la operación, para demostrarle que no necesitaban a Fett. Tig intentó conseguir la ayuda de Oncard; a cambio, permitió que le llamase "Tiggy". Oncard aceptó y se ajustó su corbatín, sólo para que se le rompiese en la mano.
Tig y Oncard tomaron una moto-jet para ir al garaje de Joben; Oncard pilotó porque Tig estaba muy nervioso. El plan de Tig era entrar sigilosamente y adherir al speeder de carreras de Joben un detonador termal que explotase durante la carrera. Los annoo-dats llevaron a cabo este plan sin ser vistos porque Joben y sus amigos estaban distraidos por causa de Fett. El droide Proto Uno, que simpatizaba con Joben, pudo ver lo que pasaba, pero no pudo advertir a tiempo a los humanos.
Tig y Oncard se retiraron para reunirse con su padre en las gradas de Boonta. Sise había encargado a Oncard a varios espectadores para ocupar su cabina, y había reclutado temporalmente a un par de clones annoo-dat para que le escoltasen durante el espectáculo. Tig no reveló a su padre lo que había hecho; prefirió esperar a que el speeder de Joben explotase ante sus ojos.
Como Boba Fett no sabía de la bomba, él persiguió a Joben en su propio speeder durante la carrera. En un intento de capturarle, Fett acabó quedándose el explosivo y perdiendo su propio speeder de forma espectacular. El plan había fallado.
Un rato más tarde, la Banda Fromm se retiró de vuelta a su guarida. Los clones ya no les acompañaban. Joben y Moll les interceptaron en un callejón y les acusaron de haber provocado sus problemas. El droide Proto les disparó desde una posición elevada y exigió su rendición pero, cuando los annoo-dats vieron que el francotirador era un viejo droide, vieron una ocasión de escapar. Sise Fromm intentó huir a pie… pero fue interceptado por Boba Fett. Fett estaba muy enfadado por sus pérdidas en una misión de cuyo fracaso culpaba a los Fromm. Él ató a los tres annoo-dats juntos y decidió entregarlos a Jabba el Hutt.
Jabba el Hutt demostró una infrecuente clemencia: Aceptó retirar la recompensa por las cabezas de la Banda Fromm a cambio de importantes concesiones. Una de éstas fue que los Fromm darían a Jabba un tributo de cada uno de sus ingresos, además de poner a disposición de Jabba algunos de sus recursos.
Vlix Oncard volvió a ser visto trabajando para Tig Fromm poco después en un garaje del planeta Roon. Oncard robó una nave para rastrear un tesoro cósmico de naturaleza desconocida que Tig deseaba. Oncard tuvo la mala suerte de elegir la nave en que habían viajado C-3PO y R2-D2; este último había instalado códigos de control de diseño propio en la nave para poder pilotarla a distancia, anulando los controles manuales. Oncard, asustado, vio cómo la nave volvía al garaje. Una vez allí, Oncard deseó que le encerrasen mucho tiempo para que a Tig Fromm se le olvidase el enfado.
Poco después, sin embargo, Oncard volvió a estar libre y a las órdenes de Tig en Annoo. Tig le explicó que deseaba capturar a Kea Moll. Oncard preparó un ataque: Varias naves atmosféricas comandadas por él acosaron el speeder de Moll. Oncard usó los comunicadores para ordenar a Moll entregarse en la nueva fortaleza de los Fromm; si no, él la derribaría del cielo. Moll aceptó.
Cuando Moll aterrizó en la fortaleza acompañada de C-3PO y R2-D2, Tig la recibió en su despacho con Oncard siendo testigo del encuentro. Tig exigió a Moll un disco con información valiosa; ella le entregó un disco, sin decirle que había borrado los datos tras hacer una copia de seguridad en R2-D2. Tig, entre risas, permitió a Moll irse.
La Banda Fromm había caído en desgracia y desaparecido completamente en algún momento anterior a 0 abY. No se sabe qué sucedió con Vlix Oncard.
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© S I T H N E T
Sección creada por Keyan Sark y el Coronel Kurtz para SithNET
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