Miraj Scintel, ambiciosa Reina del planeta Zygerria, añoraba la época dorada en que su mundo era el centro de un imperio esclavista a nivel galáctico. Durante las Guerras Clon, Miraj se asoció con el Conde Dooku y los Separatistas en un intento de devolver su mundo a su antigua gloria. Mas las ansias de la intrigante Reina no conocían límites y ella se atrevió a desafiar los deseos de Dooku en un intento de tomar el control sobre la Orden Jedi y doblegar a los poderosos enemigos de los Separatistas. En ese audaz gambito, incluso un esclavista puede descubrir el riesgo de rebelarse contra su amo.

Reina Miraj Scintel
Los zygerranos o zygerrianos eran una especie de humanoides con rasgos felinos, destacando entre éstos sus enormes orejas triangulares. Sus rostros estaban cubiertos de vello, que en el caso de la Reina era marrón claro, mientras que el cabello mostraba un color diferente, como el pelirrojo de Miraj. La Reina tenía ojos de color amarillo verdoso y medía un metro ochenta y cinco centímetros de estatura. La Reina solía llevar ropas aristocráticas y joyería dorada, incluyendo varios collares en su largo cuello y una tiara con rombos a los lados de la cabeza.
Miraj Scintel era una mujer inteligente, astuta, codiciosa, valiente y agresiva. Tenía múltiples talentos: Sabía tocar música incluso con sólo un dedo y una copa de vidrio; era una excelente jinete cabalgando las bestias voladoras brezak de su planeta; se rodeaba de animales domésticos a los que sabía controlar; y manejaba de forma muy eficiente el electro-látigo, el arma no letal que su especie solía utilizar para controlar a sus esclavos. El látigo de la Reina tenía una empuñadura decorada con runas.
Varias generaciones antes de Miraj Scintel, los zygerranos habían tenido un próspero negocio galáctico de esclavos. Sin embargo, la Orden Jedi, protectora de la República Galáctica, se oponía a esta práctica inmoral e inició una campaña que destruyó la prosperidad de Zygerria. Los zygerrianos tuvieron que conformarse con una sombra de lo que había sido su sociedad: Aunque Zygerria seguía proporcionando esclavos a otras civilizaciones, sobre todo en el anárquico Borde Exterior, sus mejores tiempos habían quedado atrás. Muchos zygerrianos, entre ellos la Reina, buscaban el modo de volver a esa antigua era.
No es como si Zygerria fuese exactamente pobre. El Palacio Real era imponente, con altos techos y frescos en las paredes, y la Reina se rodeaba de leales y bien armados guardias y de un competente Primer Ministro, Atai Molec.
La Reina había tenido tratos con un tal Bruno Denturri, un poderoso guerrero con buen gusto para elegir esclavas. Sin embargo, Denturri se ganó la enemistad de Miraj.

La Reina Miraj manejaba el electro-látigo
La Reina gobernaba Zygerria en los tiempos de las Guerras Clon, un conflicto que enfrentaba a la República con la Confederación de Sistemas Independientes. Este último grupo, conocido también como la Alianza Separatista o simplemente los Separatistas, tenía una visión más permisiva para con el esclavismo que la estricta República. Zygerria probó entonces, posiblemente en 21 ABY, una alianza secreta con los Separatistas, en un intento de restaurar el Imperio Esclavista Zygerriano. La Reina y otros zygerrianos veían en la guerra una oportunidad: La República y los jedi estaban demasiado ocupados con el conflicto para que pudiesen detenerles hasta que fuera tarde.
El plan era que los Separatistas capturasen planetas enteros y entonces enviasen la población prisionera a la Reina para que ésta la vendiese, obteniendo beneficio. El líder de los Separatistas, Conde Dooku, creó una nueva cartera para la Reina en el Consejo Separatista, el Ministerio del Consorcio Esclavista, y Miraj decidió usarlo para expandir su imperio con nuevas franquicias. El Conde Dooku empezó a trabajar de cerca con el Ministro Molec, que mantenía sus propias ambiciones en secreto para la Reina, y con otro zygerriano, Darts D'Nar.
La Reina no recibiría en Zygerria a las poblaciones capturadas, sino que las enviaría a un centro de esclavismo secreto en el planeta Kadavo, donde serían procesadas y almacenadas bajo el mando de un zygerrano de su confianza, el Capataz Agruss. Kadavo era un centro de trabajos forzados donde guardias zygerrianos y soldado droide separatistas se aseguraban de doblegar la voluntad de los prisioneros y, por las medidas de seguridad extremas, nadie podía escapar. Agruss tenía potestad para acabar con la vida de cualquier esclavo si con eso creía que se conseguirían sus objetivos.

Primer plano de la Reina Miraj
Los separatistas decidieron conquistar el planeta Kiros, habitado por una colonia neutral de artesanos togrutas que no tenían armamento. Dooku puso a D'Nar al mando militar de la operación, entregándole tropas droides para ello. El Conde, D'Nar y su ejército llegaron a Kiros, y Dooku hizo capturar a toda la población con la excusa de que quería ponerles a salvo previendo una batalla contra la República en ese planeta. Los togruta fueron llevados en naves a Kadavo, y D'Nar se quedó atrás con sus tropas para recibir a la República.
Dooku sabía que la República enviaría tropas a intentar recuperar Kiros. Después de la inevitable batalla, Dooku planeaba publicar noticias falsas, culpando al ejército de la República del genocidio de la población de Kiros. Sin embargo, la Reina Miraj pretendía aprovechar ese influjo de esclavos togruta para reinstaurar una antigua y provechosa tradición de su gente, la Subasta Real de Esclavos. Siendo éste un evento público, revelaría a la galaxia qué había pasado con los habitantes de Kiros. D'Nar estaba informado de este plan, y lo aprobaba porque favorecía a Zygerria. La publicidad de la nueva Subasta hizo que muchas naves de empresarios sin escrúpulos viajasen a Zygerria, aún antes de que la República llegase a Kiros.
Los droides de D'Nar se enfrentaron a las tropas clon de la República y a los Jedi a su mando, Generales Anakin Skywalker y Obi-Wan Kenobi y Comandante Ahsoka Tano. Pese a que D'Nar había preparado uan estrategia astuta y varios planes alternativos, él fue incapaz de escapar y resultó capturado por los jedi a bordo de su nave, el Tecora, mientras intentaba huir. Interrogado por Skywalker, D'Nar explicó que los colonos togruta serían subastados en Zygerria, pero no les dijo que estaban siendo retenidos en Kadavo. Cuando los jedi confirmaron que los colonos no estaban en Kiros, informaron al Consejo Jedi de Coruscant y pusieron rumbo hacia Zygerria. Los maestos del Consejo temían con razón que los zygerrianos estuviesen intentando reconstruir su antiguo imperio y que los sith estuviesen aprovechándose de aquéllos.
Mientras tanto, la Reina mantenía sus propios negocios: En una semana, esclavizó a la mitad de las fuerzas del traficante de especia Bosso Weex y, después de esa victoria, se ofreció a reunirse con sus representantes para negociar. El encuentro tendría lugar en unos pocos días en las Montañas Drukard de Zygerria.
Los jedi viajaron a Zygerria en la nave capturada de D'Nar. Kenobi y el clon CT-7567 "Rex" se disfrazaron de guardias zygerranos para buscar a los prisioneros; Skywalker pretendía infiltrarse en la corte con las ropas de D'Nar simulando ser un esclavista, mientras Tano se hacía pasar por su esclava personal. El droide R2-D2 se mantendría cerca de Skywalker, con los sables laser de todos los jedi. El grupo se dividió, con Kenobi y Rex yendo por un lado y Skywalker por el otro.
En el mercado que rodeaba el palacio, Skywalker y Tano llamaron la atención de las tropas locales cuando Tano intentó impedir a un amo zygerrano que castigase a su esclavo. Los zygerranos observaron que Skywalker no era realmente un zygerrano, pero parecía estar intentando hacerse pasar por uno. Skywalker exigió reunirse con la Reina, aún sin invitación, para hablarle de Bruno Denturri. Un droide de seguridad reportó esto a la Reina, y la Reina respondió convocando al recién llegado a su presencia.
La Reina recibió a Skywalker y a Tano en la sala del trono, con la presencia del Ministro Molec, dos soldados de guardia en la puerta y una sirvienta twi'lek. Desde el primer momento, la Reina se sintió atraida por el apuesto humano en su presencia. Skywalker declaró ser un delincuente perseguido por la República que usaba el nombre Lars Quell.

La Reina Miraj, "Lars Quell" y un guardia zygerrano
La Reina, furiosa, le acusó de estar asociado con Denturri, momento en que Molec apuntó su arma hacia el jedi. Skywalker, impertrérito y sonriente, declaró haber matado a Denturri y haberse llevado a una esclava para cobrarse una deuda. La Reina entonces se levantó de su trono y todos, por respeto, se arrodillaron - excepto Skywalker. El humano estaba impresionando a Miraj: Si había derrotado a Denturri, demostraba grandes capacidades. Por supuesto, Miraj era demasiado inteligente para creerse toda la historia de un extraño, pero se sentía intrigada por el humano y decidió usar sus encantos para seducirle.
La Reina se interesó por Tano, que reaccionó soezmente al tacto de la zygerrana. Miraj concluyó que la esclava necesitaba condicionamiento pero aún así le parecía interesante y se ofreció a comprarla. Skywalker fingió sentirse atraido por la Reina y, entre cumplidos y susurros atrevidos, le dio largas.
Mientras tanto, la misión de Kenobi fracasaba: Kenobi encontró al gobernador Roshti de la colonia Kiros, el único de su grupo que estaba en Zygerria, y fue capturado al intentar liberarle. Rex afortunadamente logró escabullirse.
La Reina decidió pasear con "Quell" por la terraza de su Palacio mientras su esclava twi'lek les servía un refrigerio. Miraj intentaba reclutar a Quell para su causa. Entonces la sirvienta reveló que había escondido un cuchillo bajo la bandeja de las bebidas e intentó matar a la Reina. Skywalker detuvo a la esclava y le quitó el cuchillo, derribándola, antes de que la Guardia y Molec pudiesen reaccionar. Molec apuntó a la twi'lek con su rifle mientras la Reina le recriminaba su comportamiento y amenazaba con volver a condicionarla. La esclava se negó, subió a la cornisa de la terraza y saltó a su muerte. La Reina apenas se mostró afectada, percibiendo la mera pérdida de un recurso reemplazable, y decidió comprar la esclava de Quell para que ocupase esa vacante. Skywalker, de nuevo galán, ofreció su esclava como regalo, ganándose la confianza de la Reina: Skywalker podría sentarse al lado de Miraj en la Subasta, rompiendo el protocolo.

"Lars Quell" salva a la Reina de un fallido golpe de estado
La Reina acudió entonces a su palco en un enorme estadio local, donde tendría lugar la esperada Subasta. Le acompañaban Skywalker y Tano, esta última con un collar de esclavo que permitía a su ama torturarla con una corriente eléctrica. El substador era un zygerrano con un cetro y un droide esférico, y la primera venta sería por el grupo de colonos togruta de Kiros. El subastador hizo salir al encadenado Gobernador Roshti y explicó que su cultura era demasiado sumisa para rebelarse.
Skywalker se fijó en que Rex le hacía una señal para indicarle que estaba listo. Skywalker intentó sonsacar a la Reina dónde estaban retenidos los togruta, pero ella no se lo dijo. En vez de eso, la Reina recibió a Molec, que acababa de entrar en su palco para darle una noticia: Habían capturado a un jedi.

La Reina en su palco para la Subasta, con invitados de honor
La Reina decidió aprovechar la victoria propagandística de la situación e interrumpió la subasta. Se levantó, haciendo que todos se arrodillasen, y presentó al jedi encadenado que habían capturado. Ella dio un apasionado discurso para explicar que los jedi no eran invencibles y, más todavía, al servir a una República corrupta, estaban traicionando sus propias ideas. Acusó a los jedi de ser esclavos de la República.
Entonces la Reina entregó un látigo ornado a Skywalker y le ordenó azotar al jedi; si no obedecía, amenazó ella, los dos humanos morirían. El público animaba también a que el jedi recibiese un castigo, e incluso Kenobi, reconociendo a su amigo, le instó a que obedeciese para mantener su mascarada.
Pero en vez de eso, Sywalker hizo señales a Rex, Tano y R2-D2; entonces usó su látigo para quitar un rifle a un guardia y dio a Kenobi la ocasión de embestir a ese soldado y derribarlo. R2-D2 lanzó sables a ambos jedis, y empezó una escaramuza.
La Reina ordenó a todos los guardias disponibles detener a los jedi. Rex, que se había mantenido oculto hasta ese momento, detonó un explosivo y retrasó a algunos guerreros, pero después fue apresado. Mientras tanto, R2-D2 entregaba un sable laser a Ahsoka Tano; y la joven togruta jedi derribó a Molec y deflectó los disparos de los guardias. Tano puso su sable encendido en el cuello de la Reina, anunciando jactanciosa el fin de su Imperio Esclavista. La Reina, insultando a Tano, presionó un botón en su trono, y la joven togruta cayó inconsciente, víctima del daño causado por su collar.
Mientras tanto, Kenobi, Skywalker y Rex eran derrotados por los guardias, aunque Skywalker impresionó a la Reina al resistir las descargas de electricidad de seis electro-látigos simultáneos antes de sucumbir.
Por otro lado, el público de la Subasta había huido asustado, y no tardarían en presentar quejas contra la Reina. No serían los únicos: La mitad de Zygerria y el Conde Dooku exigían a la Reina que ejecutase a los prisioneros. Mas ella se resistía a hacerlo: La Reina quería subyugar a los jedi, e incrementar su prestigio ante esa proeza. Si conseguía que dos famosos jedi como Skywalker y Kenobi aceptasen ser esclavos de Zygerria, entonces podría atraer a otros jedi y conseguir un ejército de guerreros superpoderosos.
A tal fin, la Reina envió a Obi-Wan Kenobi y a Rex a Kadavo, donde el Capataz Agruss se aseguraría de que Kenobi fuese doblegado. Agruss fue informado de lo que la Reina sabía: Kenobi no sucumbiría si él mismo era azotado, pero si Agruss castigaba a otro esclavo, un togruta inocente, cada vez que Kenobi le desafiase, pronto Kenobi perdería los ánimos y la esperanza, y se tornaría conformista al ver que no podía ayudar a los demás.
Tano fue colgada en una jaula en lo más alto de una pared exterior de Palacio, hasta que Skywalker estuviese bajo su control. Cuando llegase ese momento, prometió la Reina, Tano sería entregada al Ministro Molec. Molec recibió el control del collar de Tano para que la electrocutase a placer mientras esperaban, pero Molec no tenía permiso para sacar a Tano de su prisión.
La Reina pretendía mantener a Skywalker como su guardaespaldas personal. Esta idea puede parecer audaz, considerando que Skywalker no sentía lealtad por la esclavista, pero si Skywalker atacaba a la Reina o le perjudicaba de algún modo, entonces Kenobi, Rex y Tano serían ejecutados. Mientras Skywalker se comportase, la Reina lo exhibiría una prueba viviente del poder de Zygerria, e intentaría convencerle para que le sirviese voluntariamente, de nuevo usando a sus amigos como palanca: Zygerria liberaría a Kenobi, Rex y Tano sólo cuando Skywalker jurase servir a la Reina Miraj. La palabra de un jedi le vincularía.
Skywalker fue informado de los detalles en una reunión íntima: La Reina le permitió despertar en sus aposentos, en una cama cómoda. El jedi estaba enfadado con la Reina e intentó estrangularla telekinéticamente usando el poder de la Fuerza, hasta que ella le explicó la situación. A lo largo de los siguientes días, la Reina intentó convencer a Skywalker para que cambiase de opinión y la sirviese, alegando siempre ser sincera.

La Reina y Anakin Skywalker cabalgando un brezak
He mencionado que Dooku quería que los jedis capturados muriesen; me expandiré un poco. En realidad Dooku estaba siguiendo en secretos las órdenes del conspirador maestro sith Darth Sidious. Sidious, que pretendía usar a los esclavos togruta para construir un nuevo imperio, estaba especialmente descontento por la subasta pública de esclavos. La maniobra había revelado a la galaxia que Zygerria vendía a los prisioneros capturados por los separatistas; y muchos mundos neutrales se sentían motivados de pronto a unirse a la República porque temían que los separatistas les hiciesen lo mismo. Sidious y Dooku estaban de acuerdo en no permitir que la insolencia de la Reina Miraj interfiriese en sus planes. Si la Reina no rectificaba, Dooku la mataría.
Dooku puso rumbo a Zygerria tras recibir una llamada del Ministro Molec, que estaba en desacuerdo con los planes de la Reina. Molec informó a la Reina de que Dooku estaba en camino, sin especificar que él la había llamado. La Reina decidió que Skywalker no debía asistir a la reunión, pero exigió que el jedi le prometiese que no huiría. Skywalker se ofendió y se mostró agresivo, así que dos soldados cercanos le apuntaron con sus armas. La Reina quitó a Skywalker su sable y se retiró, dejándole vigilado por su séquito. Una vez a solas, Skywalker se libró de los guardias y, con ayuda de R2-D2, huyó, liberó a Tano y la envió a preparar una nave para huir. Antes de irse, sin embargo, Skywalker tenía que volver con la Reina y averiguar dónde estaba retenido Kenobi.
La Reina y Molec recibieron a Dooku en la sala del trono, como era de esperar con una guardia de honor y una nueva esclava twi'lek. Dooku explicó que Molec, preocupado por la intimidad entre la Reina y Skywalker, había invitado a Dooku. La Reina se enfadó con Molec, pero mantuvo la compostura y, con una copa, explicó a Dooku su plan para tomar el control de la Orden Jedi. Aunque Dooku estaba impresionado, rechazó el plan, indicando que la Orden no debía ser dominada sino destruida, y ordenó a la Reina acabar con Skywalker de inmediato.
La orgullosa Reina se negó a aceptar órdenes en su propio palacio, pero Dooku hizo otro movimiento: Amenazó con retirar a Miraj del trono y poner en su lugar a Molec, que aceptaba las órdenes separatistas. Molec respaldó esta moción, acusando a Miraj de no ser ya apta para el trono. La Reina arrojó su copa al suelo, activó su látigo y juró que Dooku y Molec pagarían esa traición. Dooku, sin molestarse en mirar a Miraj, usó sus poderes telekinéticos de la Fuerza para estrangular a la Reina, llamándola esclava.

El Conde Dooku mata a la Reina Miraj Scintel
Skywalker irrumpió en la sala del trono. Dooku soltó a la Reina, que ya estaba inconsciente, pero amenazó con matarla. Skywalker declaró que no le importaba la vida de Miraj. Él cogió entonces el látigo de la Reina y lo usó para combatir contra Dooku. Sin embargo, en sólo unos pocos movimientos, Dooku desarmó y derrotó a Skywalker. Llegaron entonces tres guardias, que vieron a la Reina herida; Dooku acusó a Skywalker de haber atacado a Miraj y los guardias se volvieron contra él.
Skywalker envió una señal a Tano para que le recogiese, cogió el cuerpo de la Reina, y huyó por una ventana de la sala del trono. Tano le esperaba al otro lado con la nave Tecora lista. Una vez en la bodega del Tecora, mientras Tano pilotaba, Skywalker atendía a la Reina. Agonizando, la Reina reconoció que, como Skywalker había creido, ella también era una esclava de otro. Como la Reina había desarrollado sentimientos por Skywalker, le dijo que debía poner rumbo al centro zygerrano en Kadavo. La Reina entonces expiró.
Aunque Dooku había previsto que Skywalker iría a Kadavo a liberar a los togrutas y a Kenobi, fue incapaz de detenerle. El plan de Skywalker le llevó a la victoria, y la instalación de Kadavo fue destruida.
Pese a la muerte de la Reina, los jedi volvieron a enfrentarse a los zygerranos durante las Guerras Clon.
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