"Shon-Ju estaba tan perdido en su ira como yo en la mía en Kiffex" (Aayla Secura a Yoda)
Acosada por un nutrido grupo de enemigos la Jedi Aayla Secura se estrella en Cavamina Minor, una fría y helada luna ubicada en el Borde Central. Su nave queda destrozada y la brava Twi'lek, herida y agotada, trata de comunicarse con los suyos para solicitar una extracción inmediata. Nadie responde a su llamada y cuando sus perseguidores llegan hasta ella su única solución es intentar ocultarse en el bosque.
La Jedi usa sus últimas fuerzas para llegar a los árboles y allí, antes de caer inconsciente, es sujetada por un desconocido que pertenec a un grupo llamado Los Misioneros que están liderados por el Maestro Shon-Ju. El líder de los perseguidores, Sabat, exige la entrega de la Jedi pero Shon-Ju se la niega y le insta a dejar el bosque si no quiere ser destruido. El barbudo y rudo acosador no hace el menor caso y ordena disparar sobre los misioneros pero su grupo es rápidamente derrotado y él escapa para salvar la vida.
Cuando Aayla despierta lo hace en la sede central de los misioneros donde comprueba atónita que estos utilizan la Fuerza con asombrosa habilidad pese a no ser Jedi. Shon-Ju se reúne con ella y le cuenta que de niño fue un padawan Jedi y como, pese a ser mucho más hábil que sus compañeros, nunca fue promocionado. En esa época usaba la Fuerza como arma y como eso no encajaba con el camino Jedi tuvo que dejar la Orden.
Shon-Ju cuando era un padawan Jedi entrenado por Yoda
Durante años siguió su entrenamiento en solitario, furioso y violento, hasta que encontró el equilibrio y creó una nueva forma de lucha que no se basada en la hoja sino en la mano. Renunció al sable y acabó con la exclusividad Jedi para enseñar la Fuerza creando su propia escuela y enseñando la técnica a otros a los que llamó los misioneros.
Secura intenta hacerle ver que sólo los Jedi pueden guiar correctamente a los usuarios de la Fuerza y cuando su interlocutor se niega a escucharla le pide que le facilite los medios para poder marcharse de la luna. Shon-Ju le responde que no cree que quiera irse sin acabar antes con Attuma Duum.
Attuma Deum es un pirata y contrabandista que esta perjudicando mucho a la Republica que no puede llegar hasta el ya que esta protegido en un cinturón de asteroides cercano a la luna protegido por 600.000 minas espaciales. Shon-Ju afirma que sólo una grupo pequeño y especializado puede llagar hasta él y revela que eso es precisamente lo que va a hacer él junto a sus estudiantes para demostrar a los Jedi que no tienen la exclusiva del poder en la Galaxia. Aayla sabe que los misioneros no están preparados y acepta la propuesta de Shon-Ju dejarlos al margen si se aviene a ayudarlo simpre y caundo no mate al criminal y acepte que se le aprese.
Es así como ambos se infiltran en la estación de Attuma y una vez allí, y para sorpresa de la Jedi, su compañero, arguyendo que sabe lo que hace, le pide su sable, hace sonar la alarma y ambos son detenidos. Encadenados de pies y manos con bolas de energía Attuma los visita brevemente para contarles que ha engañado a la República y a los separatistas para diezmar sus poderosas flotas y los deja bajo la vigilancia de Sabat para contemplar el mortal espectáculo junto a sus invitados.
Attuma Duum contempla la destrucción de las flotas Republicana y Separatista
En un monitor de la sala Sabat contempla como la flota de la República, engañada con informes falsos enviados por Attuma, surge del hiperespacio en el campo minado y sus naves empiezan a estallar. Poco después ocurre algo similar con la flota separatista que, pese a sufrir daños similares, abre fuego contra sus enemigos.
Shon-Ju esta justo donde quería y, usando su gran poder en la Fuerza, se suelta con facilidad de sus ataduras y, tras acabar con Sabat, anuncia que irá a buscar a Attuma para acabar con él. Secura le recuerda que prometió no matarlo y le exige que la libere, pero él se niega y se marcha prometiendo que volverá para rescatarla.
El líder de los misioneros destroza el generador de escudos y los asteroides empiezan a golpear la estación haciendo que todos traten de abandonarla cuanto antes. Luego, tras llegar a la sala principal se enfrenta con Attuma que se despoja de su ropa y su peluca descubriendo que es más máquina que hombre.
Secura se concentra y, haciendo uso de toda su concentración, consigue soltarse y se dirige a la sala principal donde encuentra a Shon-Ju herido pero vencedor con Attuma reducido a medio cuerpo destrozado a sus pies. La Jedi se interpone entre ambos para que el misionero no termine su trabajo y este le dice que se quiete de su camino o tendrá que matarla. Ella se niega y ambos se enzarzan en un duelo que permite que Attuma se escape por una escotilla.
Shon-Ju sujeta a Aayla Secura para darle el golpe de gracia
"No eres nadie sin tu arma" dice Shon-Ju a Secura haciéndole ver que su estilo de lucha es muy superior pero esta le responde que es tampoco lo es sin sus manos y, tras atraer su sable que ha localizado junto a unos cascotes, lo activa y se las amputa. El misionero se lanza contra las llamas del incipiente incendio y la Jedi huye siguiendo su instinto hasta el hangar donde consigue coger una nave y ponerse a salvo siguiendo a los restos de la flota Republicana liderada por el general Jedi Ki-Adi-Mundi.
De regreso en Coruscant Aayla habla con Yoda que le hace ver que aunque hay algo que ha cambiado en ella ha empezado a cerrar todas sus heridas (su perdida de memoria en su planeta natal y su acercamiento al Reverso Tenebroso en Kiffex). Mientras tanto lejos de allí Shon-Ju se implanta unas manos y jura venganza mientras recuerda como cuando dejo la Orden fue el Conde Dooku quien le instó a seguir su propio camino y regresar para demostrar a los Jedi todo su talento.
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