"No puedo conseguir experiencia mirando. Te guste o no estamos en una guerra" (Ahsoka)
Nexus Ortari en un planeta de gran importancia estratégica en su sector y las fuerzas republicanas se enfrentan al ejército separatista por su control. Anakin y Kenobi lideran el ataque sobre las fragatas enemigas y Ahsoka, permanece en el puente de mando molesta porque no le dejan participar en la trepidante lucha. La victoria parece decantarse del lado republicano pero la llegada de un número importante de refuerzos les hace retirarse, y volver a Coruscant donde, varios maestros Jedi se reúnen con los recién llegados y con el Canciller Palpatine para discutir lo sucedido.
La superioridad en número de cazas y naves del enemigo les ha hecho perder ya una docena de mundos en el Borde Medio de modo que el maestro Windu propone destruir los astilleros del Clan Bancario donde se producen. Palpatine asegura que el Senado Galáctico jamás lo aprobará ya que el Clan se ha declarado neutral y comercia con los dos bandos de modo que, si son atacados, podrían enfadarse y unirse a los separatistas.
Como solución intermedia Kenobi propone atacar sólo las fábricas en las que se producen las naves de guerra e indemnizar al Clan por la pérdida económica que sufran. A todos les parece bien pero hay un problema, las instalaciones están en el planeta Gwori pero no pueden ser bombardeadas porque no se conoce su posición. Al planeta sólo se puede entrar por un portal donde los droides irradian las naves que acceden a Gwori matando todo forma de vida en su interior, pero Anakin tiene una solución, organizar un pequeño grupo de sabotaje y viajar hasta el planeta congelados en carbonita.
El Almirante Yularen, Ahsoka y los Jedi ya congelados en carbonita
El plan es arriesgado pero se acepta y Anakin, Kenobi y varios clones son congelados en carbonita y subidos a un carguero que pilotará R2-D2 quien, también se encargará de descongelar a los pasajeros una vez que lleguen a su destino. Ahsoka es obligada a quedarse al margen, pero cuando todos son congelados convence al Almirante Yularen para que también la congele a ella y gracias a ello se suma a la misión.
El carguero pasa por la zona de irradiación infiltrado dentro de un convoy y, aunque sus congelados pasajeros sobreviven al escaneo, los droides de control informan al supervisor Juhm, el máximo responsable del lugar, que ha entrado una nave de más. En cualquier otro momento no se habría dado importancia al suceso, y se habría atribuido a un error administrativo, pero Palpatine ha contado a Dooku y esta a Juhm que los Jedi van a tratar de infiltrarse, de modo que se ordena destruir el carguero.
Los separatistas no saben cual de las naves del convoy es el impostor de modo que se ordenan a todos fijar un nuevo rumbo en clave. La única nave que no toma la dirección indicada, porque no sabe cual es, es la que pilota R2-D2 de modo que los cazas la atacan. El fiel droide consigue tirar a los congelados pasajeros a tierra antes de que la nave se estrelle y los separatistas, al ver la explosión, los dan por muertos.
Los Jedi y los clones, salvo uno llamado Toomer, cuyos controles de descongelación se han averiado en la caída, son descongelados con éxito. Anakin echa la bronca a su padawan por haberle desobedecido y el grupo, tras dejar a buen recaudo al congelado para recuperarlo a su regreso, inicia la marcha.
El grupo no tarda en encontrar las fábricas, ocultas en las paredes de un desfiladero, pero no tienen forma de enviar las coordenadas a la flota ya que en la explosión de la nave se perdieron los comunicadores y los que tienen no superan las interferencias que generan los separatistas.
Ahsoka, que afirma haber visto una instalación de comunicaciones no muy lejos, pide que le dejen atacarla para usarla como transmisor. La joven cree que R2-D2 será capaz de hacer las modificaciones que sean necesarias y su maestro se lo permite. Anakin y Kenobi deciden hacer dos grupos; ellos se infiltrarán en la fábrica y Ahsoka, R2-D2 y los clones mandarán el mensaje.
Tomar la instalación de comunicaciones resulta sencillo y el grupo de Ahsoka manda el mensaje, recibiendo respuesta del maestro Windu que les informa que está en el Sistema Moskk y que a la mañana siguiente destruirá todo lo que se encuentre en la zona que le han indicado. Por desgracia la comunicación es interrumpida cuando los separatistas la detectan y destruyen el lugar obligando a la Jedi y a los clones a huir sin poder acordar un lugar, o un modo de ser evacuados.
La central de comunicaciones es destruida pero Ahsoka y los suyos salen ilesos
Anakin y Kenobi entran en la fábrica y encuentran a un grupo de esclavos a los que liberan para que luchen junto a ellos, pero estos no desean arriesgar sus vidas. Los Jedi tratan de convencerles y les cuentan que tienen a unos amigos ocultos en la meseta y que pronto llegará un equipo de bombardeo. Aun están dialogando cuando aparece Juhm con sus hombres y los Jedi se ponen uno collares para pasar desapercibidos. El supervisor dice que sabe que hay Jedis escondidos y el capataz, temiendo por su gente, los delata.
Anakin y Kenobi no quieren que muera ningún preso y deciden no defenderse. Juhm ordena que los Jedi sean llevados a los "postes eléctricos" y se ríe del capataz al que le dice que son unos trabajadores muy malos y demasiado caros, pero que tienen gran valor como escudos ya que los Jedi nunca destruirán el lugar si ellos están allí.
El grupo de Ahsoka, seguido por los droides separatistas, busca refugio en una cueva donde un gigantesco reptil mata a un clon antes de que la joven pueda acabar con él. El lugar no es muy seguro y Juhm y sus hombres terminan dando con ellos y los capturan. El soldado clon que aun permanecía con vida es abatido en la refriega y Ahoska y Rex son capturados sin embargo R2-D2 no es descubierto y se queda oculto en la cueva.
Juhm se comunica con Dooku y le muestra a los Jedi atados y listos para ser ejecutados y el conde, tras mostrarse muy complacido, le dice que no los ejecute ya que en esos momentos se dirige hacia allí y desea verlo personalmente. La noche está a punto de caer y Juhm y sus hombres se alejan dejando que tres magnaguardias vigilen a los Jedi.
El planeta está infectado de grandes ácaros, muy molestos, que incordian a los guardias y los Jedi usan la Fuerza para lanzarlos contra ellos neutralizándolos. El truco sale bien pero los Jedi siguen sin poder soltarse y los ácaros se vuelven contra ellos, sin embargo cuando todo parece perdido R2-D2 llega a la zona y los libera.
R2-D2 libera a Anakin Skywalker, una vez más
Los Jedi regresan a la fábrica y vuelven a hablar con Mirax, el capataz, que al ver que pueden ser usados como escudos deja que sus compañeros decidan si quieren o no luchar por su libertad. Todos están de acuerdo y deciden que desean escapar pero ¿Cómo sacarán del planeta a todos si son miles?. Kenobi pregunta a Mirax si alguna de las fragatas que están construyendo está terminada y este le contesta que hay una que no tiene armamento ni escudos pero cuyos motores ya han sido probados.
Todos suben a la fragata y los Jedi, para los que una joven llamada Kirraa ha recuperado sus sables, también. Como si estuviese planeado en ese mismo momento llegan los bombarderos republicanos del maestro Ploo Koon que, realizando una maniobra muy arriesgada nunca antes empleada, han dado un salto hiperespacial que los ha puesto entre el planeta y las naves que lo bloquean.
La fragata con los esclavos recoge a Toomer, el clon congelado, con un haz tractor y trata de huir pero como no tiene escudos es una presa fácil para los separatistas y Juhm ordena que la destruyan. Los cazas de Ploo Koon destruyen la fábrica y protegen la fragata permitiendo que todos salgan con vida.
Dooku llega al planeta con Ventress y al ver que la fábrica ha sido destruida ordena a su alumna que mate al supervisor. El conde contacta con su maestro, Darth Sidious, y le cuenta lo que ha sucedido y este le dice que no hay problema ya que la maquinaria separatista era demasiado grande y eso podía haber adelantado el final de la guerra algo que no les interesa porque su plan aun no tiene varios objetivos por cumplir.
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