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Yoda llaga a Muraban y tras descender en el planeta, desabitado tras incontables guerras, pide a R2-D2 que se quede vigilando la nave y le ordena que si en tres rotaciones no ha vuelto regrese con ella a Coruscant y cuente lo que ha sucedido.
Tras caminar un trecho y aproximarse a las tumbas de los Sith Yoda se sienta en la arena y medita hasta que cae la noche. Cientos de gusanos se aproximan reptando bajo la arena y se unen para formar un monstruo que, tras identificase como "Nosotros los Sith", se lanza contra Yoda. El maestro Jedi usa la luz de la Fuerza para destruirlo y los gusanos que lo formaban se retiran.
Casi sin solución de continuidad surgen varios figuras fantasmales que rodean a Yoda y le dicen que no hay vida después de al muerte, que se alimentan de su miedo y que morirá y no será nada. Echo esto se lanzan contra él y lo atraviesan, pero salvo unos dolorosos chispazos nada hacen al viejo maestro.
Fanstasmas Sith rodeando al Maestro Yoda
Lejos de allí, Dooku siente una perturbación en la Fuerza justo antes de que unos de sus asistentes le comunique que Darth Sidious requiere su presencia en Coruscant. El Conde asiente y le pide que responda que va de camino.
Yoda continua su camino y entra en un templo en cuyo interior hay una gran tumba de piedra de la que surge un humo negro que se materializa en una gigantesca e ígnea figura que le pregunta si sabe quien y por que ha perdurado. El Jedi le responde que es Darth Bane y que fue el quien creó la regla de los dos que ha permitido a los Sith sobrevivir durante siglos al controlar su ambición.
Bane le pregunta si quiere ser su aprendiz, si desea sus conocimientos y le recuerda que para lograrlos tendrá que matarlo. El Jedi le responde que no quiere nada de él, que es sólo una ilusión y que ya no existe y el espíritu se desvanece haciendo que la tumba de piedra se desplace y descubra una entrada que baja a un nivel inferior.
El fantasmas de Darth Bane se encara con el Maestro Yoda
El viejo maestro llega a una gran sala donde recibe de nuevo la visita de las sacerdotisas. Las etéreas criaturas le dicen que todo lo que ha visto hasta ese momento lo han generado ellas pero le avisan que en la sala a la que está a punto de acceder no tienen poder. Se trata de un lugar copado por el mal ya que es allí donde los Sith sacrificaban a los Jedi y antes de despedirse le avisan que deberá tener cuidado porque verá a los Sith y ellos le verán a él y le darán respuestas tentadoras que parecerán una buena solución.
Dooku llega al distrito industrial de Coruscant donde Sidious le recibe nada más aterrizar y le informa que ha surgido una oportunidad inesperada para asestar un golpe a la Orden Jedi que puede ser definitivo. Ambos se dirigen a una sala donde el maestro Sith le dice que, pese a no saber cual es su propósito, ha detectado que Yoda esta en Moraband.
Sidious quiere ser testigo de lo que acontece allí y para ello necesita el vínculo que Dooku tiene con el Jedi. El Maestro Sith pide al conde que extienda la mano y le hace un pequeño corte con un cuchillo derramando unas gotas de sangre en un líquido azul que reposa en una pila para acto seguido iniciar un ancestral rito de magia Sith. Tras recitar un extraño cántico tanto él como su discípulo lanzan Rayos Fuerza sobre el líquido y Sidious le pide que se concentre en Yoda. El Conde pregunta si el Jedi no notará su presencia y su maestro lo tranquiliza diciendo que se manifestarán con la forma de un viejo conocido que le dará todas las respuestas que busca.
Darth Sidious y Dath Tyarnus (Dooku) realizando el ritual Sith
Lo que encuentra Yoda cuando entra en la sala es a Sifo-Dyas encadenado con lazos de energía que grita que lo libere para que juntos puedan descubrir al maestro Sith. El Jedi se niega y despierta en el interior de una barcaza con Anakin reclamando que le de instrucciones. Yoda se muestra confundido y pregunta donde están y que hacen y Skywalker le responde que se detectó la nave de Dooku entrando en el distrito industrial y que fue él, Yoda, el que montó la operación para capturarlos. Yoda reacciona pareciendo recordar todo y, tras afirmar que hay que detenerlos al coste que sea, afirma que si no se les puede detener habrá que matarlos.
La barcaza entra en una edificación, aterriza junto al velero de Dooku y el grupo de asalto baja y, tras recorrer un pasillo, descubre a Dooku y al maestro Sith ante una pila de la que brota una energía azul. Los clones que los acompañan, entre los que está Rex, se lanzan al ataque pero son neutralizados por Dooku que los vence con sus Rayos Fuerza.
Yoda corre tras Sidious mientras Anakin se deshace con rapidez de Dooku quitándole su sable y usándolo junto con el suyo para decapitarlo pese a que el maestro Jedi le grita que no lo haga. Sidious, Yoda y Anakin acceden al exterior y pelean en un puente hasta que el Sith arroja al joven al vacío usando la Fuerza y el maestro Jedi debe concentrarse en salvarle la vida recogiéndole con la Fuera y depositándolo en un lugar seguro.
Si lo dejase caer Yoda podría saber quien es el maestro Sith pero prefiere arriesgar su propia vida para salvar al joven algo que consigue aunque eso le cuesta sufrir dolorosas descargas de rayos. Tras ponerlo en lugar seguro Yoda se centra en Sidious y ambos pelean con furia y terminan cayendo juntos al vacío. El Jedi le retira la capucha para ver quién es pero cuando lo hace no hay nadie bajo la túnica.
Yoda soporta los Rayos Fuerza que le manda Sidious mientras salva la vida de Anakin
La visión desaparece y la sacerdotisa se muestra ante el maestro Yoda diciéndole que ha superado todas la pruebas y que Qui-Gon contactará con él y le guiará en el secreto de mantener la individualidad tras la muerte. "Entendimiento, espíritu, equilibrio ... hay otro Skywalker" son las últimas palabras de la etérea criatura y cuando esta se desvanece Yoda regresa a la nave y en ella a Coruscant.
Ya de regreso en el templo Yoda se niega a reunir al Alto Consejo alegando que no tiene nada relevante que contar, pero en un breve diálogo con Windu y Kenobi se muestra esperanzado, no con la victoria final en las Guerras Clon, que parece dar por totalmente perdidas, sino en la victoria final, y definitiva, donde la solución para los Jedi vendrá de un elemento inesperado.
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