QUIEN ES VERDADERAMENTE UNA PESONA NO PUEDE VERSE CON LOS OJOS
Como si de una partida de ajedrez se tratase distintos planetas se alían con uno y otro bando y los combates, e incluso las guerras civiles, inundan la Galaxia. Hasta el centro de mando de la República han llegado rumores que indican que los gungan de Naboo están a punto de aliarse con los separatistas y que pretenden asaltar Theed de modo que Amidala y Anakin viajan al planeta para saber si eso es cierto.
La pareja viaja a Naboo y se reúne con Jar-Jar Binks en el Lago Paonga donde este les confirma que el Jefe Lyonie ha estado lanzando feroces discurso en los que habla de que ha llegado la hora de cambiar su situación. Anakin pide a su amigo que los lleve ante su líder y este los conduce en su bongo submarino a la capital Otoh Gunga.
Anakin y Amidala son conducidos ante Lyonie que acabada de arengar a los líderes del gran ejercito gungan con la ayuda de Rish Loo y cuando se quedan a solas con él Anakin presiente que Lyonie está siendo controlado mentalmente. El joven, tras fijarse en el collar que lleva (tiene una gema azul que parpadea), atrae la joya con la Fuerza y la destruye.
Cuando el collar deja de actuar el líder gungan parece despertar de un sueño y no recuerda nada de lo sucedido. La pareja le pregunta quien le ha dado el collar y este responde que fue el ministro Rish Loo.
En sus aposentos Rish Loo contacta con Dooku y le dice que todo está saliendo como se había previsto y afirma que ya casi ha convencido a sus compatriotas para que ataquen Theed. El Conde lo felicita y le dice que ha hecho lo mejor para su gente y que como pago tendrá un puesto de poder en el Nuevo Orden.
El ministro Rish Loo usa la magia de su collar para controlar al jefe Lyonie
Lyonie quiere ocuparse en persona de su ministro y al llegar a los aposentos de este pide a Amidala y a Anakin que lo esperen fuera. Le líder gungan entra en la sala, le cuanta a Loo que ya no está bajo su influjo y le reprocha sus acciones, pero Loo lleva puesto un collar similar al destruido y usa su influjo para volver a someter a Lyonie.
Anakin detecta el uso de la "magia" y entra junto a Amidala en los aposentos. El ministro activa unos comandos droide que se escondían en el techo de su habitación y estos atacan a la pareja. Mientras los jóvenes se enfrentan con los comandos Lyoniem, que ha vuelto en sí, hace lo propio con Loo quien, tras clavarle una daga huye del lugar antes de que Anakin y su compañera puedan acabar con los asaltantes.
El Jedi persigue a Loo, pero este consigue huir de la ciudad submarina en un bongo. Lyonie es atendido y aunque se le consigue estabilizar permanece inconsciente. Loo va a tomar el control del ejercito y Anakin, tras ver el gran parecido que hay entre Jar-Jar y Lyionie consigue convencer a este para que se haga pasar por su líder.
En la superficie Loo comunica a los soldados que su líder ha muerto y ordena marchar sobre Theed pero en ese momento aparece Lyonie (en realidad Jar-Jar disfrazado) y tras acusar a Loo de haberlo sojuzgado anula el ataque.
Loo decide coger una moto jet y escapar a los pantanos y Anakin le sigue casi al mismo tiempo en el que una gran nave de desembarco separatista toma tierra. En ella viaja el General Grievous que al enterarse de la suspensión del ataque gungan quiere hablar con Lyonie. El General Tarpals, viejo conocido de Jar-Jar, lo ha reconocido pero no ha dicho nada y le sugiere que se entreviste con el general droide. Jar-Jar entra en la nave acompañado por Tarpals y habla con Grievous que le dice que llevar hasta allí su ejército ha costado mucho esfuerzo y dinero y que si no le ayuda el mismo atacara, en solitario.
Jar-Jar da instrucciones a Tarpals en su propio lenguaje y este deja la nave. Grievous le pregunta que le ha dicho y Jar-Jar le responde que le ha pedido que hable con sus soldados para organizar el plan de ataque pero lo que de verdad le ha dicho es que avise a Amidala.
Nada más salir Tarpals comunica con la joven senadora y le cuenta que Grievous está en Naboo. Amidala le pide que busque el centro de control, desactive sus droides y que después trate de capturarlo y el anciano soldado le responde que el general droide es muy poderoso, pero que lo intentará.
Al ver que Tarpals no regresa Grievous pierde la paciencia y empieza a romper cosas de modo que Jar-Jar aprovecha para huir de la nave. El general droide le sigue pero al salir al exterior los gungan lo rodean. Sus droides han sido desactivados pero él no piensa dejarse atrapar y activa sus sables de luz dispuesto a luchar.
Varios gungan tratan de atraparlo pero Grieovuos es rápido y mortal de modo que Tarpals en persona se enfrenta a él. El droide consigue clavarle una lanza en el pecho y le dice "has muerto" pero el general gungan le responde "No. Me he sacrificado" y le devuelve el golpe dañándolo gravemente y permitiendo con ello que sus hombres le lancen bombas de energía y lo apresen.
El general Tarpalas inutiliza a Grievous antes de morir
Lejos de allí Loo, perseguido por Anakin, activa varias sondas ocultas en el bosque que matan a la montura del Jedi que, tras librarse de ellas, lo persigue a pié. No muy lejos de allí Dooku tiene un laboratorio secreto y ha sido informado por su maestro, Lord Sidious, que Grievous ha sido capturado. El Sith quiere que se le libere y para ello pide que Anakin sea atrapado y que se le intercambie por el general droide.
Dooku comunica con Loo y le ordena que permita que Anakin se siga hasta el laboratorio y cuando el Jedi llega allí es atrapado por el Conde que, cansado de la ineptitud del ministro gungan, lo mata traspasándolo con su sable.
El conde se comunica con Amidala y, tras mostrarle a Anakin siendo torturado, le propone intercambiarlo por Grievous y le da una hora para pensárselo. La senadora sabe que con el droide preso la guerra puede acabar pero todos, incluso Lyonie que acaba de recuperarse, la instan a que realice el intercambio.
La Senadora sucumbe a su amor por el joven Jedi y los presos son intercambiados. La reina Neyutnee de Naboo agradece al senador Jar-Jar sus acciones mientras Anakin se disculpa con Amidala por haberse dejado capturar.
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