LA BESTIA MÁS PELIGROSA ES LA BESTIA INTERIOR
Siguiendo las órdenes de Palpatine la bestia Zillo es llevada a Coruscant. Windu protesta enérgicamente ya que la acción supone una importante amenaza para la población de la mega capital pero el canciller no le hace caso.
La doctora Sionver Boll trabaja con la bestia y trata de descubrir los secretos de su invulnerable coraza con la intención de crear una armadura indestructible para los clones sin embargo todos sus esfuerzos resultan inútiles.
Palpatine, tras insistir que desea obtener resultados cuanto antes, ordena a Boll que mate a la bestia pero la doctora se niega ya que piensa que la criatura podría ser inteligente. El canciller amenaza con sustituirla sino le obedece y cuando Sionver dice que no hay forma de matar a la bestia Palptine le sugiere que use el combustible que emplearon los Dugs para debilitar al Zillo (ver capítulo 18)
Anakin se reúne con Obi-Wan y Amidala que le piden que les ayude a convencer al Canciller para que respete la vida del Zillo y el joven, aunque a regañadientes, accede a acompañar a la senadora en su visita a Palpatine.
Amidala desea que la vida del Zillo, último ejemplar de su especie, sea salvada a toda costa pero el Canciller, tras sostener que la vida de los clones es aun más importante, se niega a aceptar la petición y pide su opinión a Anakin, El joven, que no desea pronunciarse a favor de ninguno de los dos da una respuesta diplomática que no contenta a su amada que le recrimina duramente que no se ponga de su parte.
Boll consigue sintetizar el combustible de los Dugs y tras recibir la confirmación del Canciller para que lo use, y pese a que no desea hacerlo, ordena a los droides que rocíen a la bestia con él. Las constantes del Zillo empiezan a caer pero contra todo pronóstico el gigante consigue soltarse de sus amarres y tras destruir parcialmente el laboratorio recorre las calles de la capital sembrando el pánico.

El Zillo siembra el pánico en Coruscant
El Zillo, que sabe que ha sido Palpatine quien ha ordenado su muerte, se dirige al Senado. Al verlo acercarse el canciller contacta con Boll, que ya ha sintetizado un nuevo veneno y le pide que se lo entregue a los hombres que le va a mandar, y acto seguido, y en compañía de Anakin, Padme, R2-D2 y C3PO trata de dejar el lugar en una lanzadera.
La nave, pese a los esfuerzos del piloto es atrapada por la bestia y aunque los Jedi ya han dispuesto los tanques para detener al Zillo usando los rayos eléctricos como hicieron en Malastare no hacen nada por miedo a dañar al canciller.
Anakin decide improvisar y trata de cortar la cabina de la nave con su sable de luz. Al ver la maniobra del joven desde la distancia Yoda y Aayla Secura usan una lanzadera para subirse sobre la bestia y tratan de distraerla mientras el joven termina su labor.
La cabina, separada del fuselaje, cae sobre la cúpula del Senado con Palpatine y el piloto en su interior y el resto de ocupantes ruedan por la superficie acercándose peligrosamente al borde.
R2-D2 consigue frenar su caída lanzando un gancho que se adhiere a la cúpula y C3PO se cuelga de el. Anakin consigue detener su caída y usa la Fuerza para salvar a Amidala mientras los maestros Kenobi y Windu hacen lo propio para detener la caída de la cabina. Su acción libra al Canciller y al piloto de la muerte pero la bestia sigue cebada con Palpatine y pese a que los cañones han empezado a disparar sobre ella y se dirige hacia su presa.
Anakin ordena a R2-D2 que vuele hasta el Canciller y este se sube en el androide y se aleja del Zillo mientras este acaba con el desafortunado piloto. La llegada de varias barcazas con el nuevo veneno soluciona el conflicto y la pobre bestia muere entre terroríficos chillidos.
A la mañana siguiente el cadáver del Zillo es entregado a Boll para que investigue con el pero antes de que la doctora se lleve el cuerpo Palpatine le da una nueva orden "Quiero que clone a la bestia".
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