NO TEMAS POR EL FUTURO. NO LLORES POR EL PASADO
Anakin y Obi Wan se reúnen con Rex, Cody y el resto de clones en las bodegas del "Coronet", la nave de la Duquesa Satine y ordenan al grupo que, acompañados por R2-D2, examinen cada rincón en busca de posibles amenazas ya que están convencidos de que el grupo "Death Watch" intentará atentar contra la vida de la dignataria.
Tras dar las órdenes los dos Jedi se dirigen al salón del trono para reunirse con la Duquesa y mientras lo hacen Anakin, que siente que su amigo está nervioso, trata de sonsacarle si tuvo una relación romántica con Satine pero aunque insiste en ello no consigue ninguna respuesta.
Satine esta bebiendo con sus invitados los senadores Orn Free Taa, Kin Robb, Onaconda Farr y Tal Merrik y cuando los dos Jedi se unen a ellos empieza a clamar contra la guerra y acusa a los recién llegados de haberse convertido en generales traicionando así los ideales de su orden. Kenobi y la duquesa intercambian acusaciones que suben de tono hasta que el senador Merrik interviene y propone que todos se tomen un descanso antes de la cena.
Los dos Jedi llegan a sus aposentos donde Kenobi recibe un mensaje de Cody que le informa que algo raro pasa en las bodegas porque dos de los clones, Mixer y Redeye, han desaparecido. Anakin se ofrece para bajar a las bodegas y Kenobi se dirige al comedor donde tras informar a los senadores que puede haber algún peligro se sienta a la mesa con ellos y les asegura que los protegerá.
Al llegar a la bodega Anakin pide a R2-D2 que escanee el lugar y el androide conduce al grupo hasta un contenedor vacío. El lugar está oscuro y apenas se ve nada pero todos observan como la figura de Redeye se acerca hacia ellos. El Jedi, que detecta que algo raro sucede, enciende su sable y en ese mismo instante el inerte cuerpo de Redeye es lanzado contra ellos por el droide asesino con forma de araña que lo estaba controlando.
El arácnido metálico consigue acabar con un clon antes de ser rápidamente inutilizado pero cuando todos están pendiente de él un segundo droide sale de una esquina y tras abrir la puerta del turboascensor escala por su interior rumbo al comedor. Anakin, que no pude alcanzarlo, usa su comunicador para avisar a Obi-Wan que acaba con el segundo droide en cuanto este entra en el comedor.
Obi-Wan Kenobi se enfrenta con el droide araña asesino
Cuando Anakin se acerca al droide para investigarlo decenas de crías salen por los orificios de su cuerpo central y todos, incluido R2-D2 empelando sus rayos, se ocupan de eliminarlos pero no pueden evitar que las diminutas criaturas acaben con otro de los clones.
Informado de lo sucedido Obi-Wan se enfrenta al mismo problema en el comedor y mientra elimina a cantos puede con su sable la duquesas, puesta espalda con espalda con el Jedi, saca una pequeña pistola que escondía en su traje y dispara contra las diminutas arañas metálicas.
En la bodega Anakin pide al droide encargado del transporte que le muestre el manifiesto de carga y al revisarlo comprueba que las cajas donde se ocultaban los droides asesinos figuran como "suministros médicos para la capital". No se indica a quién pertenecen y como los únicos que tienen el privilegio de cargar material sin nominarlo son los Senadores queda claro que el responsable del intento de asesinato es uno de los invitados de la duquesa.
Cuando Obi-Wan es informado por Anakin el astuto Jedi, que ha recogido "viva" una de las diminutas criaturas traza un plan para descubrir al traidor. El Jedi encierra al pequeño asesino en una urna de cristal y lo acerca uno a uno a los senadores convencido de que se mostrará agresivo con todos menos con el traidor. El plan surte efecto y cuando el droide se queda quieto ante Merrik este, al verse descubierto, saca una pistola y tras tomar como rehén a la duquesa deja la sala y se dirige al puente de mando.
Cuando llega a su destino Merrik mata a la tripulación y tras sacar la nave del hiperespacio se comunica con Vizsla que manda varias naves de asalto que, tras incrustarse en el casco de la nave, inyectan en ella decenas de super androides de batalla.
Mientras Anakin y los clones destruyen a los nuevos intrusos Kenobi sigue a Merrik y a la duquesa hasta que secuestrador y secuestrada llegan a una de las naves de desembarco. Alli, como parte de un plan de distracción en el que hay grandes dosis de verdad, Satine confiesa a Obi-Wan que lo ha amado desde el primer día que lo vio y el Jedi afirma que habría dejado la Orden por ella.
Merrik, sorprendido y asqueado por la charla, se distrae y Satine, tras hincarle el tacón en el empeine lo desarma y apunta al traidor con su propia pistola. El senador se ríe de amos y les muestra un detonador. Ha colocado cargas explosivas por toda la nave y si tratan de matarlo todos morirán.
Anakin acaba con Merrik antes de que active los explosivos
Confiado Merrik reta a ambos a que lo maten pero su sonrisa queda congelada cuando la hoja de un sable le traspasa el pecho y la mano de un desconocido le quita el detonador. Se trata de Anakin que tras acabar con los intrusos ha llegado hasta allí sin que el senador se diese cuenta que un tercer rival se le acercaba por la espalda.
La nave llega a Coruscant donde Satine, a la que se ve abatida, se acerca a Obi-Wan y se despide de él diciéndole que no ve claro lo de su barba porque tapa gran parte de su hermoso rostro. Anakin que estaba junto a su amigo espera a que la duquesa suba al trasporte que la llevará al senado y le dice que es una mujer increíble. Invadido por el recuerdo de un sentimiento largamente reprimido Kenobi contesta "Ya lo creo que lo es" .
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