Localizado en el sector Tarabba, Utapau es un antiquísimo mundo en el que se instaló una primitiva civilización interestelar mucho antes de la formación de la República, en concreto, unos seis milenios antes de la denominada "época moderna".
Rodeada por nueve lunas Utapau era en sus orígenes un planeta aparentemente desértico pero bajo su superficie se escondía un inmenso océano que se extendía a lo largo de toda la corteza planetaria. Las fuerzas gravitacionales de las lunas provocaban flujos y enormes mareas sobre la gran masa de agua y con el paso del tiempo esta interacción produjo grandes hundimientos de tierra y cambió la orografía del planeta haciendo que su superficie se llenase de enormes agujeros.
Los agujeros, llenos de frescas cavernas y con grandes lagunas en sus fondos, se convirtieron en un entorno más adecuado para la vida que la superficie sin embargo solo una de las dos razas inteligentes del planeta, los Utai, decidieron fijar su residencia en su interior. La otra raza, los altos Pau'ans, se quedaron en la superficie de Utapau y aunque durante mucho tiempo ambas razas estuvieron confrontadas con el paso del tiempo alcanzaron una paz duradera que benefició a ambas especies.

Los agujeros de Utapau
Desde la unión de ambas razas la vida en Utapau gira alrededor de los agujeros y aunque las ciudades han crecido en tamaño y complejidad siguen estando localizadas en el interior de las enormes oquedades. La mayor parte de las edificaciones se encuentran dentro de las cavernas, algunas de las cuales son enormes y conectan varios agujeros, y en las paredes se colocan los muelles y las plataformas de aterrizaje (ver imagen).
Al estar localizado "en tierra de nadie" el santuario de Utapau consiguió mantenerse al margen de las distintas corrientes políticas y evitó los numerosos conflictos galácticos manteniendo siempre una delicada aunque firme posición neutral. Esta situación idílica cambió cuando se descubrió que las propiedades minerales de las aguas del planeta ayudaban a alcanzar una gran longevidad y salud. El milagroso producto atrajo el comercio exterior y las miradas de otros sistemas y aunque los ciudadanos de Utapau no lo deseaban pasaron a ser un lugar conocido y una carta más en la baraja política.
La Confederación de Sistemas Independientes (Los Separatistas) decidió aprovecharse de la neutralidad y el espíritu pacífico de los habitantes de Utapau y tras conquistar el planeta, sin encontrar la más mínima resistencia, lo convirtió en una de sus bases.
Tras fallar en su intento de secuestrar del Canciller Supremo Palpatine el General Grievous se ocultó en Utapau para recuperarse de las lesiones que le había ocasionado el maestro Mace Windu quien usando la Fuerza había hundido su coraza de duranium y le había lacerado sus pulmones orgánicos. Para proteger el enclave se colocó una nave de control de la Federación de Comercio modificada 10 niveles por encima de cualquier agujero que albergase ciudades y miles de androides de todos tipo (droides de batalla, super droides, droides vulture, droides octuptarra y droides crab) protegían el enclave.

Platafomas de aterrizaje de Utapau
La vigilancia sobre los nativos era férrea sin embargo un envío diplomático del Jefe del sistema Utapau fue interceptado por una de las unidades clon de elite. El Concilio separatista, que durante un tiempo estuvo instalado allí, había saltado ya fuera del sistema Utapau pero se pudo confirmar la presencia del General Grievous. El Consejo Jedi dispuso que el General Obi-Wan Kenobi y sus fuerzas clon acudiesen a Utapau con la misión de capturar a Grievous acabando así con las Guerras Clon.
Kenobi, simulando una simple parada de repostaje, aterrizó en Utapau y estableció contacto con el administrador portuario Tion Medon (ver imagen) que él dio la localización exacta del General Droide. Obi-Wan se ocultó en la instalación portuaria y ordenó a su unidad astromecánica que se llevase el caza fuera de Utapau. La escolta MagnaDroid que vigilaba la operación de repostaje pensó que el Jedi había dejado el planeta y el maestro Jedi, al que para su desplazamiento se le facilitó una hembra varactiliana llamada Boga, viajó hasta el décimo nivel y allí encontró al General Droide.
Kenobi se enfrentó con Grievous mientras sus tropas clon, y algunos efectivos nativos, acababan con las fuerzas separatistas. El duelo acabó con la victoria del maestro Jedi que utilizó la Fuerza para abrir el pecho de duranium del cyborg dejando así sus órganos vitales expuestos y vulnerables. Un simple pero certero disparo de blaster en esa zona sirvió para calcinar todos sus órganos vitales.
Grievous había muerto pero la fuerza de los cambios ocurridos en Coruscant llegó hasta Utapau y en cumplimento de la Orden 66 dictada por el Canciller Palpatine las tropas clon atacaron al maestro Kenobi y ocuparon Utapau reduciendo a la nada la resistencia local. Kenobi salvó su vida en el ultimo instante pero el planeta corrió peor suerte y desde ese funesto día fue uno más de los planetas oprimidos por el yugo Imperial. Pero nada es para siempre y la opresión acabó cuando la Nueva Alianza puso fin al malvado Imperio Galáctico.
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