"He cambiado porque he conocido gente que me ha dado una segunda oportunidad" (Sabine)
Hera envía a una misión a Sabine y permite que Ezra y Chopper la acompañen, pero dejando claro que la joven mandaloreana está al mando. Su misión es recoger, y llevar hasta el punto avanzado de Havok a un informante que está a punto de llegar a Garel y, aunque nadie conoce su aspecto, lo reconocerán gracias a una frase en clave.
Mientras caminan hacia los muelles Ezra le dice a Sabine que es una solitaria que, pese a estar con su grupo, pasa mucho tiempo a solas, pero su compañera no le hace caso y se muestra más interesada en una pintada que ve en un muro y que es muy similar a las que ella misma hace. Su joven amigo le pregunta que es, pero ella, aunque arruga el gesto, deja de lado el asunto y responde que no es nada.
Cuando llegan al espacio-puerto Sabine y Ezra repiten la frase clave "Es un largo camino hasta Alderaan" a todos los viajeros y se sorprenden cuando descubren que el contacto que esperan es un modesto androide gonk (GNK). La misión, que estaba resultando de lo más sencilla, se tuerce justo en ese momento cuando aparece una mercenaria que Sabine identifica como Ketsu Onyo.
Las dos jóvenes se conocieron en la academia imperial y trabajaron un tiempo juntas como cazarrecompensas, pero Ketsu se volvió demasiado avariciosa y en una de las misiones, tras darla por muerta, dejó a su compañera atrás. Su antigua amiga trabaja ahora para el Sol Negro y quiere el androide de modo que está dispuesto a luchar por él sin embargo la aparición de un pelotón de Soldados de Asalto lo cambia todo.

Ketsu Onyo se interpone en el camino de Sabine
Ezra, Sabine y Ketsu se refugian tras unos contenedores y disparan sobre los imperiales abatiendo a varios de ellos. El joven toma entonces la iniciativa y, con la ayuda de Chopper, que desconecta al droide que la capitanea, roba una lanzadera de trasporte de viajeros. Sabine y la unidad gonk suben también a la nave y dejan a Ketsu a sus suerte sin embargo el certero disparo de un imperial hace que Ezra, que estás asomado a una escotilla, caiga de la lanzadera y aterrice sobre un tejado. El joven no ha sufrido ningún daño de modo que, sabiéndose fuera de juego, se despide y regresa a la base.
Ketsu, pese a estar en inferioridad de condiciones, consigue zafarse de los soldados y, tras llegar hasta su nave, la Shadow Caster, despega y persigue a Sabine. La potencia de su nave le permite alcanzar pronto la lanzadera y dispara sobre su hiperimpulsor dejándola varada para acto seguido abrir fuego sobre una de sus puertas que vuela por los aires.
La diferencia de presión en la lanzadera hace que todo sea arrastrado hacia el espacio y, aunque Sabine consigue accionar el cierre de emergencia, lo hace demasiado tarde cuando Chopper ya flota en el exterior. El droide, que siempre hace gala de grandes recursos, acciona su cohete impulsor y consigue llegar hasta la nave de Ketsu sin que esta se de cuenta de su maniobra.
Ketsu coloca su nave delante de la lanzadera y comunica con Sabine anunciando que abrirá fuego si no le entrega la unidad gonk. Viendo que Chopper trata de inutilizar el armamento de su rival Sabine intenta ganar tiempo y habla con su amiga reprochándole que trabaje para el Sol Negro a los que considera asesinos y criminales.
Ketsu no puede entender porqué su amiga, de la que fue casi como una hermana, ha cambiado tanto y, aunque aun siente afecto por ella, viendo que no va a ceder abre fuego, pero sus armas, ya inutilizadas por el droide, no responden. Sabine trata de alejarse de la zona y abre la bodega de carga para que Chopper suba a bordo sin embargo Ketsu reacciona rápido y captura al androide usando un haz tractor.
Sabine no puede dejar a Chopper atrás y acepta intercambiarlo por la unidad gonk cuando su antigua amiga así lo propone. Ambas naves se unen y las dos jóvenes se reúnen en el pasillo, pero Sabine, tras anunciar que no entregará al droide, trata de convencer a Ketsu de que luchar por una causa justa y tener el apoyo de buenos amigos es importante.
La conversación de las jóvenes es interrumpida por la llegada de un pequeño crucero imperial que, identificando la lanzadera como robada, anuncia que se va a proceder a su abordaje y que si efectúan cualquier moviendo se abrirá fuego sobre ellos. Forzadas a trabajar juntas de nuevo Sabine urde un plan y pide a Chopper que simule un sobrecalentamiento del hiperimpulsor de la lanzadera.
Sabine comunica con los imperiales y les dice que tienen graves daños y que pueden volar por los aires. Los imperiales escanean las naves y, al ver el sobrecalentamiento, detienen el abordaje dándoles dos minutos para solucionar el problema. Sabine pide explosivos a Ketsu y los coloca en la lanzadera mientras su amiga y Chopper regresan a la Shadow Caster para purgar los motores y preparar una rápida huída.
La joven mandaloreana conecta de nuevo al droide capitán para que entretenga a los imperiales e inicia el regreso a la Shadow Caster pero el crucero imperial, al ver moviendo en una de las naves, dispara sobre el pasillo de enganche y la explosión noquea a Sabine. Cuando se da cuenta de la situación Ketsu reacciona y, arriesgando su vida, regresa para recoger a su amiga vuelve a la Shadow Caster con ella justo cuando la lanzadera explota.

Ketsu arriesga su vida regresando por el inestable pasillo para salvar a Sabine
La gran deflagración hace que los haces tractores con las que los imperiales han detenido ambas naves fallen y la Shadow Caster huye de ellos dando un salto hiperepacial y poniendo rumbo a Havok. Al llegar a su destino Sabine entrega la unidad gonk a R2-D2 para que se la lleve a Bail Organa y las dos hermanas regresan a Garel.
Sabine ofrece a Ketsu que se una a su causa y aunque esta se siente tentada por la oferta la declina arguyendo que aún no está preparada para dar ese paso. Ambas se despiden con un abrazo y cuando Ketsu se marcha Ezra pregunta a Sabine si la volverán a ver y esta le responde que está convencida de ello.
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