“Espero que haya traído una mejor clase de soldados que esos soldados de asalto” (Rex a Kallus)
Sabine informa a Kanan que los daños que ha causado la sonda imperial en la lanzadera son más grandes de lo esperado y que le llevará un tiempo conseguir que pueda volar de nuevo y puedo que no lo consiga antes de que lleguen las tropas imperiales. La joven le indica también que el Imperio no es su único problema que tienen ya que tras ellos ha estallado una gigantesca tormenta de arena que amenaza con engullirlos.
El Capitán Rex entrega a Kanan una lista con todas las viejas bases de la Antigua República, de los guerreros mandaloreanos y de los piratas y contrabandistas que conoce en el Borde Exterior. Kanan se lo agradece y Ezra les anima a incorporarse al grupo rebelde del que forman parte, pero Rex rechaza la oferta diciendo que ya están mayores para la lucha. El joven está preocupado por el destino de sus nuevos amigos cuando ellos se marchen sin embargo Rex le asegura que saben cuidarse y que no tendrán problemas para esconderse de los Imperiales.
En orbita sobre el planeta Hera trata de arreglar la nave Fantasma antes de que llegue la flota Imperial cuando de improviso un gran Destructor Estelar sale del hiperespacio justo frente a ella. Para no ser detectada Hera apaga todos los dispositivos de la nave e incluso desconecta a Chopper y, aunque eso le permite no ser descubierta, hace que no pude avisar a sus amigos de que un grupo de cazas está descendiendo a Seelos para buscarlos.
En el AT-TE se recibe una llamada del Destructor Imperial cuyo destinatario es Wolffe. Dispuesto a arreglar el desaguisado que ha creado el clon responde a la llamada, que resulta ser del Agente Kallus, y trata de convencerle de que todo ha sido un error de su ojo cibernético que le ha hecho pensar que había visto un Jedi cuando en realidad no era así. Kallus le muestra imágenes de la sonda que prueban que en el AT-TE esconden rebeldes y les insta a rendirse. Rex entra en acción y replica a Kallus diciéndole que espera que haya traído tropas mejores que los soldados de asalto.

"Si buscas pelea, espero que hayas traído mejores tropas que esos soldados de asalto"
Uno de los cazas enviados a tierra localiza al AT-TE y realiza un par de pasadas sobre ellos abriendo fuego con sus cañones láser. Kanan y Ezra protegen con sus sables de luz la lanzadera ya que esta no dispone de blindaje suficiente para resistir el fuego del caza. El resto del dispara contra el TIE para intentar derribarlo. Rex entra a Gregor un lanzamisiles y este, que no ha perdido su toque, consigue derribar al caza.
En el Destructor Estelar se confirma la pérdida de un TIE pero gracias a ello también se fija la posición de los clones y de su vehículo. El Almirante Konstantin sugiere que se proceda a un bombardeo orbital sobre al zona, pero Kallus, que los quiere vivos, ordena un ataque terrestre. Pocos minutos después, y tras ser puestos en tierra, tres AT-AT cortan el paso de los rebeldes. Al verlos desde lejos con sus macrobinoculares Rex ordena dar la vuelta y escapar ya que, como el mismo dice, siempre está dispuesto a meterse en una buena batalla, pero bajo sus condiciones.
Sabine ya ha arreglado la lanzadera, pero con los AT-AT tan cerca, y ya disparando sobre ellos, es muy arriesgado tratar de despegar. Rex sugiere que se adentren en la tormenta y cuando Sabine replica que la maniobra es muy peligrosa porque quedarán a ciegas el clon le replica que tiene un Jedi que puede usar sus poderes para guiarlos cuando los escáneres dejen de ser operativos. Kanan asiente y el AT-TE entra en la tormenta mientras Kallus, que viaja en uno de los AT-AT, ordena seguir a los fugitivos y abronca a sus tropas por ser demasiado lentas.
Kanan utiliza la Fuerza para guiarse indicando a los clones cuando y como deben mover el AT-TE para eludir a sus perseguidores. Kallus tiene mucha experiencia y se sobrepone a la falta de datos de radar ordenando diversos despliegues basándose en la posición, rumbo y posibles trayectorias de evasión de su enemigo.

Ni los potentes focos de los AT-AT permiten ver nada dentro de la tormenta de arena
Cuando el Jedi ordena parar el AT-TE está justo en el centro al que apuntan los tres AT-AT que también han detenido su marcha. Disparar sobre el cuello de los AT-AT es la única forma de eliminarlos, pero la posición es tan comprometida que no pueden moverse. La única solución es que mientra Kanan usa la Fuerza para ordenar los movimientos del vehículo, Ezra se ponga a los mandos del cañón principal y sea el quien dispare guiado por la Fuerza.
El joven, apoyado por Rex que incluso le deja su casco para que se proteja de la tormenta, acepta y sale al exterior con Sabine y toma el control del cañón. Ezra despliega la Fuerza y deja que esta guié su disparo alcanzando de lleno el cuello de un AT-AT que se desploma de inmediato. Kallus reacciona con rapidez y ordena disparar sobre la posición desde la que ha partido el disparo, pero para entonces Kanan ya ha usado la Fuerza para indicar las maniobras de escape.
En el Destructor Imperial el Almirante Konstantine recibe un mensaje de Lord Vader que le ordena reunirse con su lanzadera y responde a sus órdenes dejando el sistema con un rápido salto al hiperespacio. Libre de la presencia imperial, y sin saber si la marcha del Destructor es una buena o una mala noticia, Hera retoma junto a Chopper las labores de reparación de la nave.
El AT-TE sale de la tormenta y Kanan y los suyos se marchan en la lanzadera dejando a los clones en su vehículo ya que estos han renunciado a irse con ellos y se han ofrecido a cubrir su retirada. Mientras la nave se aleja de la zona Ezra insiste en que deben volver y ayudarlos aunque ellos no quieran, pero Kanan, que sigue sin confiar, y sin perdonar, a los clones parece no hacerle caso.
Cuando los AT-AT también salen de la tormenta disparan sobre los clones y Rex, que sabe que no pueden huir ordena que se de media vuelta y se cargue con el vehículo contra uno de los caminantes. Los certeros disparos del AT-TE sobre el AT-AT apenas arañan su fuerte blindaje mientras que los de este dañan seriamente a su rival. El viejo vehículo es duro de roer y llega hasta el AT-AT de Kallus golpeando sus patas y haciendo fuerza hasta detenerlo.

El AT-TE de los clones encabritado a los pies del AT-AT de Kallus
El vehículo clon llega a alzarse sobre sus patas traseras y el cañón queda en posición para abrir fuego sobre el cuello del AT-AT, pero el arma está dañada y los clones hacen lo que pueden por arreglarla. El otro AT-AT, que ha maniobrado para colocarse a su costado, dispara sobre el AT-TE que parece perdido sin embargo en ese momento Kanan y los suyos regresan y, tras lanzarse sobre el caminante penetran en su cabina, noquean a los pilotos y toman el control.
Kanan ordena abrir fuego sobre el AT-AT de Kallus que sufre fuertes daños en el blindaje y no puede disparar sobre la AT-TE que tiene a sus pies. Los clones aprovechan el respiro para arreglar el cañón principal y disparan contra el cuello del AT-AT del Agente Imperial que cae a tierra. Viéndose perdido Kallus ordena evacuar el vehículo y se aleja de la zona en una motojet clamando contra el Almirante Konstantine que no responde a sus peticiones de ayuda.
Con los AT-AT inutilizados Kanan recoge a los clones y todos llegan en la lanzadera hasta la nave Fantasma que, ya arreglada, parte para regresar con los rebeldes. El Jedi, que regresó porque Ezra le recordó que los clones eran amigos de Ahsoka y que ella le pidió que confiase en ellos, no las tienes todas consigo, pero sabe que lo que ha hecho es lo correcto.
Cuando todos se reúnen en la fragata que usan de centro de operaciones y Ahsoka ve a Rex se funde en un abrazo con él que, con usa sonrisa en el rostro se limita de decirle "Has envejecido". El grupo de rebeldes acaba de aumentar con tres importantes efectivos y todos están contentos menos Kanan quien, tras afirmar que aun no puede confiar en los clones, prometer que lo intentará.

Un nuevo Inquisidor Imperial entra en juego
Lejos de allí el destructor de Konstantine se reúne, como se le había ordenado, con la lanzadera de Lord Vader, pero cuando esta se posa en el Hangar no es el Lord Sith el que desciende de ella sino un fornido inquisidor. El Almirante se queja ante el recién llegado diciendo que el desvío ha podido comprometer el éxito de la misión del agente Kallus y la respuesta del inquisidor es inmediata y contundente "Vuestras luchas no me importan. Yo tendré éxito donde tú y Kallus habéis fracasado".
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