"Tu pobre entrenamiento no sirve de nada ante el verdadero poder" (El Inquisidor a Kanan)
Hera pide a Zeb que compruebe como está Chopper (ver epi.7) y cuando el Lasat llega hasta el androide anuncia que está inutilizado y ocupa su puesto al mando de uno de los cañones láser. Con una serie de certeros disparos Zeb destruye uno de los cuatro cazas TIE que escoltan la nave del Inquisidor, pero cuatro más se unen al grupo perseguidor.
Los impactos sobre la nave Fantasma se suceden haciendo peligrar la integridad de los escudos deflectores y Hera ordena a Sabine que tome el control de otro de los cañones. La joven, que está muy interesa en la revelación que ha hecho Tseebo, quiere quedarse con este y con Ezra, pero la premura de la situación hace que corra al pozo de tiro.
Cuando la mandaloreana se marcha Tseebo, en un momento de cordura tras el golpe sufrido, le cuanta a Ezra que sus padres no están muertos y le confiesa que actuó con cobardía y no hizo nada cuando los soldados de asalto se los llevaron. El joven lo zarandea a su amigo preguntándole a que lugar los condujeron, pero el rodiano no le responde. Hera ordena a Ezra por radio que acuda a la cabina y este, tras decirle a Tseebo, que jamás lo perdonará cumple con lo ordenado.

El Inquisidor Imperial y su escolta disparan sobre la nave Fantasma
Cuando llega a la cabina Hera pide a su joven amigo que use su habilidad mecánica con la consola para que puedan saltar al hiperespacio ya que Chopper está fuera de combate. Ezra lo intenta, pero no da con la solución algo que si consigue Tseebo que, tras seguir al joven hasta la cabina, introduce una serie de datos que hacen que la nave de el esperado salto y escape de sus perseguidores.
La nave Fantasma desaparece ante los ojos de los Imperiales cuando se está acercando a dos Destructores Estelares, pero el Inquisidor no se muestra contrariado ya que antes de su huída ha conseguido fijar sobre su casco, un XX-23 S-Rastreador de Amenazas, un pequeño dispositivo con el que puede seguir a una nave incluso mientras viaja por el hiperespacio. El Inquisidor aterriza en uno de los destructores que salta de inmediato tras los rebeldes.
Mientras viajan por el hiperespacio Kanan discute con Ezra al que reprocha el trato que da a Tseebo. "Es tu responsabilidad" le dice, y cuando el joven le responde que el rodiano no hizo nada para salvar a sus padres, su maestro le responde que no podía hacer nada contra el imperio y le hace ver que se ofreció voluntario para recibir el Implante Imperial y poder extraer valiosos secretos de sus enemigos.
Tseebo, que ha entrado otra vez en una fase de total aturdimiento, reacciona al escuchar "secretos" realiza una holoproyección de un objeto secreto de los Imperiales con los que la nave Fantasma puede ser rastreada, el XX-23. En previsión de que uno de esos dispositivos haya sido usado con ellos Hera ordena a Chopper, que acaba de ser reparado, que haga un diagnóstico completo de toda la nave. El androide así lo hace y encuentra el rastreador fijado en la parte trasera, sobre en el casco de la pequeña lanzadera que se acopla a la nave Fantasma.

El Inquisidor lanza el rastreador XX-23 desde su TIE StraFighter
Kanan no está dispuesto a dejar que Tseebo, al que están conduciendo hasta su contacto secreto,"Fulcrum", sea capturado de modo que idea un plan según el cual él y Ezra se desengancharán con la lanzadera cuando pasen por la zona en la que está el campo de asteroides de Fuerte Anaxes (Ver Epi.6). Su plan, muy arriesgado, es que la nave Fantasma siga con su salto mientras ellos dos, usando la lanzadera marcada para que los imperiales salgan del hiperespacio tras ellos pensando que se trata de la nave Fantasma.
Algo así, desengancharse en pleno salto, no se ha intentado nunca y aunque salga bien se quedarán solos contra los imperiales de modo que Sabine sugiere a Ezra, por si no puede reunirse a tiempo, que intente que Tseebo le cuente más cosas de sus padres para que así pueda buscarlos. El joven se niega diciendo que ha vivido muchos años sólo y que prefiere seguir así.
Ezra y Kanan suben a la lanzadera, se desenganchan de la nave y salen del hiperespacio cerca de la base en un durísimo proceso que casi los mata. Kanan dirige entonces la lanzadera al hangar donde se esconden los fyrnocks y aterriza allí. Ambos descienden y, mientras el Jedi retira el rastreador, varias criaturas rodean al joven que trata de calmarlas y dominarlas usando la Fuerza tal como su maestro le enseñó a hacerlo con los Loth-cat.
El miedo atenaza a Ezra y Kanan le hace ver que tiene que liberarse de él y buscar la calma. El joven, tras reconocer que lo que teme es la verdad, cierra los ojos y grita "Lo siento Tseebo, te perdono". La Fuerza lleva sus palabras hasta su amigo rodiano que recupera la cordura nuevamente y, aunque no lo tiene delante, le responde "Perdóname tú a mi también. Perdóname por todo". Ya calmado el joven abre los ojos y ve que más de 20 fyrnocks están sentados ante él y totalmente calmados.

Ezra junto a Kanan al lado de los fyrnocks que ha controlado con la Fuerza
Libre del rastreo imperial la nave Fantasma llega a su destino y se une a la nave de su contacto "Fulcrum", una elegante corveta CR90. Sabine, como ha hecho otras veces, pide conocer a Fulcrum, pero Hera se lo niega y se encarga en persona de conducir a Tseebo hasta la corveta. Antes de dejarlo en manos de Fulcrum para que le ayude y viendo que su estado parece normal la piloto pregunta al rodiano si quiere dejar un mensaje para Ezra. Tseebo le dice que empezó a trabajar para los imperiales sobretodo para saber que había sido de los padres de Ezra y le confiesa que pudo localizar su paradero. Hera asiente y le dice "Cuéntamelo para que se lo pueda decir a Ezra".
El Destructor Estelar llaga a Fuerte Anaxes y el Inquisidor, acompañado por un pelotón de Soldados de Asalto, toma tierra en la base con una lanzadera y todos se introducen en el hangar. Kanan y Ezra, que están controlando con la Fuerza a los fyrnocks, los lanzan contra ellos, pero aunque las bestias se imponen a los soldados no pueden hacer nada contra el Inquisidor que termina enfrentándose en duelo con el Jedi.

Ezra con el gigantesco fyrnocks que ha controlado con el Lado Oscuro de la Fuerza
El manejo tanto del sable de luz, como de la Fuerza, que tiene el Inquisidor es muy superior y eso le permite noquear a su rival que pierde el sable de luz. Ezra recupera el arma para proteger a Kanan, pero el Inquisidor se lo arrebata con un tirón de la Fuerza y avanza despacio hacia el joven que retrocede hasta una grieta que parece no tener fondo.
El inquisidor le dice que el lado oscuro es poderoso en él y se ofrece a enseñarle lo que Kanan no puede, pero el joven le responde que no tiene nada que enseñarle. El Inquisidor se ríe de él y le dice que Kanan morirá, que sus amigos morirán y el joven, lleno de ira, da un potente grito. El despliegue de su ira hace temblar la tierra y despierta a Kanan que ve sorprendido como un gigantesco fyrnock surge de la grieta controlado por el joven que lo lanza contra el Inquisidor.
El Inquisidor lucha contra la bestia usando su sable y el de Kanan mientras el Jedi corre hasta Ezra y se escapa cargando con él ya que está exhausto por el uso de la Fuerza. Mientras huye hacia la lanzadera el Jedi usa la Fuerza para recuperar su sable y cuando llega a ella emprende el vuelo de inmediato. Antes de alejarse el Jedi dispara contra la lanzadera del Inquisidor que queda inutilizada impidiendo a este que los siga y haciendo que exclame "Mi maestro no estará contento".

Ezra junto a Kanan al lado de los fyrnocks que ha controlado con la Fuerza
Mientras viajan al encuentro de sus compañeros Kanan le dice a Ezra que cuando uno se abre completamente a la Fuerza, como hizo en el hangar, se acerca al Lado Oscuro y le hace ver que eso es muy peligroso y que es precisamente lo que hizo para controlar a la criatura. Ezra le responde que no recuerda ni como lo hizo y le Jedi, tras decirle que es mejor así, reconoce que su poder está creciendo muy rápidamente y le pide perdón por no haberle enseñado todo lo que necesita.
La lanzadera se reúne con la nave "Fantasma" y Ezra busca un rato de tranquilidad a solas sin embargo Sabine le trae un regalo de cumpleaños. Se trata del disco que recogió de la casa de los padres del joven y del que, pese a estar muy dañado, ha conseguido sacar una holoimagen en la que se ve a Ezra con sus dos progenitores. "Feliz cumpleaños Ezra Bridger" dice la joven y lo deja a solas con sus recuerdos.
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