“Formamos parte de algo mucho más grande. Debes confiar en mí” (Hera a Sabine)
La pequeña lanzadera que se acopa a la nave "Fantasma", y en la que viajan Hera, Sabine y Ezra escapa de un TIE Figther que los persigue. La operación, que tenía como objetivo encontrarse con Fulcrum, un contacto que les proporciona información, no ha salido como esperaban, pero Hera se las arregla para derribar a su perseguidor.
Sabine, esta molesta porque sólo Hera y Kanan conocen a Fulcrum y exige a la valerosa piloto saber más, pero la discusión queda aplazada cuando tres nuevos cazas se echan sobre ellos. Para deshacerse de ellos Hera tiene que asumir un riesgo notable pasando por un estrecho pasillo rocoso y eso la daña creando entre otras una fuga de combustible.
Una vez libres de los cazas la lanzadera se una al "Fantasma" y dan un salto hiperespacial tras el cual Hera ordena a Ezra y Zeb que se ocupen de reparar los daños sufridos algo que estos hacen aunque sin detectar la fuga de combustible (El diagnóstico se lo indicó mientras ambos peleaban con chopper y, al no estar atentos, no lo vieron).
Sabine sigue enfadada y, reunida con Kanan y Hera en la cabina, vuelva a exigir más información. Ambos se la niegan y la joven se marcha recordándoles que si dejó la academia imperial y se unió a ellos fue precisamente porque no le gusta seguir ordenes sin hacer preguntas y sin tener información.

Ezra, Hera y Sabien en la cabina de la lanzadera
Tras un breve salto hiperespacial el grupo llega a Fuerte Anaxes, una vieja instalación Republicana abandonada tras la Guerras Clon en la que han fijado una recogida de material con Fulcrum. Hera es la encargada de hacer la recogida y Sabine la acompaña de modo que ambas descienden con la lanzadera en las instalaciones aterrizando a cierta distancia del viejo hangar.
Ambas bajan a tierra y Hera, tras mirar los contenedores, coge uno marcado con un discreto símbolo y pide a Sabine que coja otro. Mientras los suben a la nave, que está dejando un gran charco de combustible que no llegan a ver, Sabine vuelve a demandar información. Hera le explica que confían en ella y que no le dan más información para que los Imperiales no se la saquen si es capturada. Sabine le reponde diciendo que por seguir las órdenes cuando era cadete imperial sufrió una completa pesadilla y afirma que no quiere que esto se repita. Hera le pide fe en Kanan y le asegura que hay cosas muy grandes en juego.
Tras dejar la primera carga ambas vuelven a por una segunda, pero al llegar hasta los contenedores Hera ve unas extrañas marcas de arañazos en el suelo. Sabine pregunta si puede ser Fulcrum y su compañera niega con la cabeza. Hera enciende una linterna, desenfunda su pequeña pistola bláster y ambas se internan en el oscuro hangar. Al poco de entrar ambas son rodeadas por un grupo de fyrnocks, unos voraces depredadores que se lanzas sobre ellas. Sabine desenfunda sus pilotas gemelas y abre fuego junto a Hera que pierde la linterna. Los disparos no pacen hacer mella en los fyrnocks y las dos mujeres huyen y las criaturas frenan su persecución cuando salen al exterior ya que al parecer no soportan la luz.

Hera y Sabien en el hangar con un gran fyrnock detras de ellas
Tras subir a la nave el resto de contenedores Hera intenta despegar pero no lo consigue ya que la indicación del nivel de combustible está al mínimo. Hera comunica con sus compañeros en la nave Fantasma y pregunta si las reparaciones se completaron. Zeb hace un nuevo chequeo y ve el fallo que no arreglaron, la fuga, y se lo comunica. Hera pide que vengan a ayudarlas cuanto antes y desciende de la nave con Sabine para analizar cual es su situación.
Las criaturas no saldrán a la luz del día, pero en el cielo orbitan un montón de asteroides que ocultan el sol de vez en cuando. Uno de ellos es de gran tamaño y oscurecerá la zona durante mucho tiempo y antes de que la ayuda llegue de modo que tienen que buscar un plan. Sabine chequea el lugar y al ver que hay varios depósitos de Rhydonium, un material muy explosivo, anuncia que sabe que pueden hacer.
Las dos intrépidas féminas colocan todos los depósitos que encuentran entre el hangar y su nave y lo hacen con la separación necesaria para no crear una reacción de cadena. La idea es crear líneas defensivas desde las que disparar a las criaturas y abandonar estas cuando sean superadas haciéndolas estallar para acabar con más firnocks.
Cuando el gran asteroide tapa el sol las criaturas salen y Hera y Sabine ponen en práctica el plan acabando con un montón de enemigos. Pese a ello y dado que hay cientos de firnocks son superadas y deben subirse a la lanzadera desde donde siguen disparando a los voraces depredadores.

Hera y Sabine parapetadas tras un depósito de Rhydonium
Su situación es muy desesperada, pero Kenan y el resto del grupo llegan a tiempo de recogerlas y todos dejan el lugar sin sufrir daño alguno. Zeb y Ezra pagan su despiste al realizar la reparación de la lanzadera siendo obligados a completar el trabajo en el tiempo del almuerzo y ambos descargan su frustración con Chopper.
Hera no quier dejar a Sabine sin unas palabras de ánimo y, tras decirle que confía en ella plenamente y que, como acaba de pasar en el fuerte, pondría su vida en sus manos, le dice que forman parte de algo mayor, de algo verdaderamente grande y le pide que confíe en ella. La joven le dice que no puede prometerle que lo hará, pero sí que lo intentará.
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