EL DISCIPULO DE LA FUERZA OSCURA

Artículo creado por Nassira A. Dors para SithNET. Maquetado por El Coronel Kurtz
Prohibida la reproducción total o parcial de los mismos sin el consentimiento de los autores.

FICHA TECNICA Y PORTADA

 
Editorial: Martínez Roca (1.995)
ISBN: 8427019556
Páginas: 320
Título Original: Dark Apprentice
Autor: Kevin J. Anderson
Traducción: Albert Solé
Cubierta: Romi Sanmartí (Diseño)
John Alvin & Lucasfilm LTD (Ilustración)
Período: 7 años después de El Retorno del Jedi


Portada de El Discípulo de la Fuerza Oscura

RESUMEN ARGUMENTAL

 

I.- SINOPSIS

Tras la batalla de Kessel y la fuga de Han Solo con el Triturador de Soles, la almirante Daala decide emprender una cruel guerra de guerrillas en nombre del Imperio caído. Con tres Destructores Estelares bajo su mando, Daala practica una táctica de acoso ante la que las débiles desperdigadas tropas rebeldes se hayan indefensas.

Y mientras la supervivencia de planetas enteros se ve amenazada por la almirante imperial renegada, otro peligro de inimaginables consecuencias se engendra en el seno de la Academia Jedi...

Luke Skywalker ha llevado adelante su proyecto de reunir a un grupo de jóvenes con talento para la Fuerza, y se entrega a la labor de adiestrarlos en la luna de Yavin. Pero uno de sus pupilos más brillantes se adentra en el lado oscuro de la Fuerza y libera al espíritu de un antiguo maestro de la orden tenebrosa que arrastró al mismísimo Darth Vader. El peligro desatado es mucho más temible que cualquiera al que se haya enfrentado antes la Nueva República, y más poderoso de lo que incluso un Maestro Jedi puede ser capaz de afrontar...

II.- RESUMEN

Después de mucho buscar, Luke Skywalker, asesorado por Leia Organa, ha encontrado el lugar adecuado para su Academia Jedi: Yavin IV, que orbita alrededor del gigante gaseoso Yavin, y que fue escenario de una de las victorias más importantes de la Alianza Rebelde. Luke toma el templo massasi como centro neurálgico, y junto a él están los Jedis Streen, Kirana Ti, Kam Solusar, Tionne, Gantoris, Dorsk 81.

Una mañana, Wedge Antilles hace una visita a su amigo en Yavin. Le informa que Kyp Durron llegará pronto para ser adiestrado en los caminos de la Fuerza, que Mon Mothma está recluida en sus aposentos, y que la Nueva República le ha encargado proteger a Qwi Xux, la ingeniero huida de las Fauces.

Leia, junto a Ackbar, se dirigen a Vórtice, para escuchar a los vors hacer música en su Catedral de los Vientos, después de mucho tiempo de silencio, en honor a la Nueva República. La atmósfera del planeta está repleta de torbellinos, y el viaje resulta un fracaso, ya que el caza Ala-B se estrelle contra la estructura cristalina de la Catedral. Solo la pericia del calamariano salva a Leia de la muerte.

Han Solo, ignorante del accidente, se divierte con Kyp Durron en las pistas de nieve de Coruscant. Se ve reflejado en el joven. Al tener conocimiento del aterrizaje en Vortice, se dirige al hangar dónde se encuentra el Halcón. Allí, Chewie y Lando están de reparaciones. Han discute con Lando, y vuelven a retomar el tema recurrente de la posesión de la nave. La discusión se resolverá con una partida de sabbacc, y Lando resulta ganador. Cuando Carlissian se entera de porqué Han está tan excitado, le reprocha a su amigo su silencio, y trata de devolverle la nave, aunque Solo la rechaza. Ninguno de los dos sospecha que la almirante Daala prepara, desde la nebulosa del Caldero, un asalto a una corbeta corelliana que lleva suministros a Dantooine, donde está la colonia de Eol Sha. Daala no muestra ningún tipo de compasión a la hora de su ataque, adoctrinada por las grabaciones que Tarkin le dejó en la instalación de las Fauces.

Luke, junto a sus doce estudiantes, se reúne cada día en el salón de audiencias del templo, para adiestrarles en el uso de la Fuerza a través del Holocrón Jedi. El maestro encerrado en el Holocrón les habla de la guerra Sith, y de Exar Kun.

En plena noche, Gantoris recibe la visita de un hombre creado por sombras, mientras crea su propia espada de luz. Le enseña el poder del Lado Oscuro y Gantoris es un buen discípulo. Cuando tiene la espada terminada, sabe que el siguiente paso es retar a su maestro. Pero le sale muy caro su atrevimiento.

Ackbar, después del accidente de Vórtice, espera la decisión del Consejo, y junto a él está Terpfen, su jefe de mecánicos. El informe dictamina que un fallo del piloto ha sido el causante del aparatoso accidente, por lo que Ackbar abandona el servicio a la Nueva República y se retira a Mon Calamari. Terpfen roba un caza Ala-B y, sin saber muy bien como, se entrevista con el embajador Furgan. En su cerebro, unos mecanismos le impiden negarse a las órdenes del caridano, y Terpfen es una marioneta en sus manos. Ahora Furgan conoce el paradero de Anakin Solo.

El Consejo, en Coruscant, decide que el Triturador de Soles debe ser estrellado contra un gigante gaseoso, y Yavin es el elegido. Mientras tanto, Luke sueña con un hombre muy parecido a su padre que le muestra el auténtico poder de un Jedi y en el mismo lugar, Gantoris es consumido por el poder del Lado Oscuro bajo la atenta mirada del hombre creado de sombras.

Lando y Han, en Coruscant, se encuentran con Mara Jade, a la que Carlissian trata de seducir, con pésimos resultados. Mara les comunica que se unirá a la Academia para perfeccionar su control de la Fuerza. Allí se encontrará con Kyp Durron.

Jacen y Jaina se acomodan rápidamente a su nuevo hogar. Pero Leia siempre está absorbida por problemas de estado. Mon Mothma, casi moribunda, le traspasa los poderes de gobierno en la intimidad. Leia sabe que debe ir a buscar a Calamari al ex-almirante Ackbar.

Wedge y Qwi se esconden en Ithor, y allí el amor surge entre ellos. Leia, en Calamari, busca junto a Cilghal al calamariano. Pero Daala ataca Calamari salvajemente, y ambas se ven envueltas en la batalla. Allí, Leia descubre que Cilghal tiene la Fuerza. Una vez que encuentran a Ackbar, el ex-almirante combate con fiereza ya que conoce perfectamente las contramedidas a los ataques diseñados bajo la doctrina Tarkin. Han y Lando se dirigen al planeta acuático en el momento en que saben que está siendo atacado, y en el camino vuelven a jugarse el Halcón.

Kyp Durron entra en contacto con Exar Kun en Yavin IV. Su motivación es pura: destruir al Imperio. Busca el poder del Lado Oscuro, y en el segundo templo Sith se impregna con él. En el momento en que Mara Jade llega a Yavin IV, su Z-95 modificado es objeto de robo por parte de Kyp. Su venganza comienza a hacerse realidad.

Furgan está decidido a crear de Anakin Solo un nuevo Darth Vader, y empieza a diseñar el plan de ataque contra Anoth, el lugar donde está escondido bajo la atenta mirada de Invierno. Kyp, ya como nuevo Señor del Sith, golpeará con fuerza al corazón del Imperio, y Cárida es el objetivo. Pero hay un cabo sin atar: Qwi Xux tiene en su mente los diseños de la instalación de las Fauces, por lo que tendrá que ocuparse de ella. Daala también tiene un as en la manga, y Coruscant el lugar donde pondrá a prueba sus conocimientos de batalla...

Una nueva aprendiz llega a Yavin IV: es la embajadora Cilghal. Al reunirse todos ante el Holocrón, Luke ve, después de preguntar al maestro Baas por la guerra Sith, cómo el artefacto arde desde dentro, quedando calcinado. Es una revelación sobre lo que flota en el ambiente, cuyo nombre es Exar Kun... el hombre que tratará de acabar con la vida del Maestro, a través de su alumno más aventajado: Kyp Durron.


EL COMENTARIO CRITICO

 

Segundo número de esta Trilogía de la Nueva República, donde, al igual que en el Imperio Contraataca, se dejan un montón de cabos sueltos que se explicarán en el número siguiente: Campeones de la Fuerza. Anderson introduce en esta trilogía datos que han continuado otros autores, al igual que él mismo en otros trabajos en el Universo Star Wars.

El primer detalle que llama la atención a quien esto escribe es la creación de una Academia Jedi, chocando con lo escrito a raíz del Episodio I. Así, ya no existe la dualidad maestro-aprendiz, sino que un sólo maestro es capaz de adiestrar a muchos aprendices. El segundo detalle, es el problema que encuentra Luke a la hora de reclutar nuevos adeptos para su Academia. En una galaxia tan grande, es difícil creer que nadie se salvara a las purgas, y que los que se unieron al proyecto en Yavin IV sean ermitaños, guerreros o jedis caídos, algo que tiene un cierto regusto a "esto me suena". Son estereotipos ya vistos: Streen se encierra en sí mismo como hizo Jean Grey en "la Patrulla X", Kirana Ti da la réplica de una guerrera amazona, Kam Solusar es el jedi caído de Imperio Oscuro, Dorsk 81 podría encajar perfectamente en uno de los comparsas de "El Mago de Oz", Tionne es la trovadora, con mandolina incluida... con lo que Anderson da una nueva vuelta de tuerca a la revisión de la Fuerza. Aquí, los aprendices Jedi son igual que mutantes con espadas de luz, ya que cada uno tiene un "poder" como lo podrían poseer los propios componentes de la Patrulla X.

Rompiendo una lanza a favor de este punto de vista, cuando se editaron las novelas, el Episodio I no estaba rodado, y quien esto escribe supone que todos los datos, evidentemente canónicos, que salen en la película, Anderson y el resto de colaboradores, lo desconocía. Al igual que la saga de los "Relatos de los Jedi", la estética no parece encajar con la vista en "Unión", ya adecuada a lo visto en la Amenaza Fantasma (con aprendices y maestro vestidos de rigurosa túnica Jedi).

Una cosa que hay que reprochar a Anderson es la forma que tienen los personajes masculinos (en este caso Han Solo y Lando Carlissian) de liberarse de la presión: es casi inconcebible que en escenas con muchísima carga emocional (Leia casi se mata dos veces) el escritor les haga jugarse la nave en partidas de sabbacc, muy bien narradas, por otra parte. De tal palo, tal astilla podríamos pensar. ya que los niños en vez de ser Jedi parecen hijos de la propia suerte, viendo las aventuras que viven en este el Discípulo de la Fuerza Oscura.

Anderson enlaza con maestría los hechos que narra en esta trilogía con lo que desarrolla en "Relatos de los Jedi", introduciendo y desarrollando el concepto de Holocrón, y de su guardián, el maestro Baas. También presenta un tipo de espada de luz con longitud regulable, abriendo campo a los escritores que continuarán con la saga galáctica después de él.

Como tacha, que no es tal, quien esto escribe comprueba que uno de los mundos donde no hay que poner los pies es Mon Calamari, ya que ha sido atacado en Imperio Oscuro y también en esta ocasión. Con gran cantidad de detalles del mundo acuático, sus moradores y sus costumbres, Anderson se muestra muy inteligente en su forma de resolver la batalla a favor de la República constatando que Ackbar conocía perfectamente las maniobras de Tarkin (dato que se puede comprobar en "Ha nacido una Estrella... de la Muerte") y repele el ataque con total precisión.

Sea como sea, este es un libro lleno de aventuras y de acción, con romance, corrupción, traición, y donde los personajes son llevados al límite de sus capacidades. Una lectura entretenida, y una trilogía que cuenta con tantos seguidores como detractores. 320 páginas y portada, mediocre en comparación a lo que nos tienen acostumbrados, realizada por Alvin.



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