“No dejes que nuestra muerta haya sido en vano. No dejes que este sea el fina” (Shaak Ti - Holocron)
En este número, al igual que en el anterior, el guionista, Jason Aaron, divide la trama en dos, narrándonos por un lado lo que sucede con Luke en Nard Shaddaa y por el otro lo que acontece con Han y sus "chicas" en el Sistema Tridello. Eso si, el paginado no está repartido por igual y Aaron se centra sobretodo en Luke al que dedica más de tres cuartos del número aparcando nuevamente, y para frustración del aficionado, la historia de Han y Sana, su supuesta mujer.
No tengo claro si Aaron sabe que quiere hacer con Sana ya que parece dilatar el asunto número tras número lo que si tengo claro, por desgracia, es que su desconocimiento del Universo Star Wars es mayúsculo porque el número de decisiones erróneas que toma por número parece ir en aumento.
Que los pilotos de los Cazas TIE actúen como tropas de tierra es algo que no llego a entender, máxime teniendo un Destructor Estelar en Órbita con cientos de unidades adiestradas en esa misión amén de vehículos y caminantes, por no hablar de lanzaderas más pesadas que hubiesen atravesado con más facilidad las tormentas que, dicho sea de paso, parecen ser selectivas ya que, de momento, no afectan a los buenos.
Súmesele a lo anterior el hecho de que es muy poco creíble que Grakkus el Hutt tenga tantos holocrones Jedi ya que estos, en general, y más aun es esta época de la historia galáctica, son poco frecuentes. No entiendo tampoco que uno de los holocrones sea de la maestra Shaak Ti ya que es inusual que un maestro grabe más de dos y de ella ya conocemos uno y sabemos dónde está y no es en Nar Shadda.
No diré nada de la horterada de collar de sables de luz que lleva el Hutt, pero si del hecho de que coleccionar estas armas Jedi, además de no ser original ya que el General Grievous lo hacia mucho antes que el, es complicado ya que no son nada fáciles de encontrar. La mayoría de los sables quedaron en poder de los Clones que aplicaron la Orden 66 y, aunque nunca se ha especificado, es de suponer que fueron reclamados por Palpatine ya que su intención, y estos lo tenemos acreditado, era borrar todo rastro de la existencia de los Jedi.
Del dibujo de Immonen debo decir, y siento repetirme, que me deja un tanto frío ya que da una de cal y otra de arena. Esta claro que compone como los ángeles y que sus estudios anatómicos y posturales, al igual que los picados y contrapicados que coloca son una maravilla sin embargo más que dibujar, bocetea.
Ni con color lo arreglamos
Se que los incondicionales de este autor son legión pero a mi me gustan los dibujantes que dibujan, los que terminan las cosas, los que colocan ojos a sus personajes, los de perfilado definido y lo cierto es que Immonen no hace nada de esto. De hecho hay viñetas en la que puede sentir la frustración del coloreador preguntándose ¿Cómo narices voy a completar esta viñeta si me ha dado tres siluetas y cuatro trazos?.
En resumen, otro anodino número en esta larga y poco interesante saga que pese a haber subido algo el nivel del dibujo sigue sin ofrecer absolutamente nada en lo argumental y sin apartar una sola idea interesante al universo Star Wars.
© S I T H N E T
Esta sección está coordinada por Nassira A. Dors y el Coronel Kurtz y es posible gracias a la
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