STAR WARS Nº8

Artículo creado y maquetado por el Coronel Kurtz para SithNET
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Ficha técnica y portada

 
Editorial: Marvel Comics.
Números: Octavo de ...
1ª Edición: Agosto de 2.015.
Páginas: 22 Aprox.
Precio: 3,99 $ EE.UU.
Historia: Jason Aaron.
Dibujo: Stuart Immonen.
Entintado: Wade Von Grawbadger.
Color: Justin Ponsor.
Letras: Vc's Chris Eliopoulos.
Portada: Immonen, Von Grawbadger y Ponsor.




Portada Nº8 de Star Wars

Resumen argumental

 
"Si todo es mentira ¿Por qué tu mujer me está apuntando con un una pistola?" (Leia a Han)

La Flota Imperial presente en el Sistema Tridello envía varios bombarderos TIE con órdenes de acabar con la Lanzadera Invictus a la que se ha considerado hostil y pide a sus pilotos que tengan cuidado con las tormentas eléctricas ya que estas han acabado con varios compañeros suyos.

En tierra Sana explica a Han que ha sido muy fácil encontrarlo ya que le ha bastando con poner una sonda en su escondite favorito y dicho esto, para sorpresa y enojo de Leia, lo besa en la boca para acto seguido darle un puñetazo quejándose que, como siempre, sabe a vino corelliano.

Sana mira con desprecio a Leia y le dice que es demasiado flaca para ser del tipo que le gusta a su marido y, aunque Han trata de negar que Sana sea su mujer, Leia, muy indignada, les da la espalda y se marcha diciendo que no quiere saber nada de ese asunto. Han trata de detenerla llamándola por su nombre y, cuando Sana lo escucha, y se da cuanta de que se trata de la princesa de Alderaan, le ordena detenerse.



Leia no desea saber nada ni de Han ni de Sana.

Sin dejar de apuntarla Sana le pregunta cuantas veces la ha rescato ya Han y si también ha rechazado que se le pagase por ello y cuando ve la duda en el rostro de la princesa le dice que eso es lo que Han hace siempre y que fue así como engaño a la hija del Sultan de Boz Pitty (no lo aclara, pero parece que se refiere a ella). Han vuelve a negar que Sana sea su mujer pero esta afirma que tiene documentos que lo prueban.

Varias luces copan el cielo y Sana, tras identificarlas como bombas de protones de bombarderos TIE, y viendo que Han y Leia quieren escapar, grita "Cobra, fija uno y dispara". Al oír la orden un cañón de su nave gira y abre fuego sobre la lanzadera destruyéndola y haciendo que Han y Leia caigan al suelo. Sana los apunta con su rifle blaster y anuncia que entregará a Leia a los Imperiales y que tras cobrar la recompensa Han deberá regresar al lugar al que pertenece, a su lado.

Leia propina una patada a Han que cae sobre Sana y aprovecha el desconcierto para sacar una pistola con la que encañona al "matrimonio". La princesa no hace caso a los reproches de ambos y anuncia que se va a marchar de allí antes de que ambos la vendan al Impero pero, como le dice Sana, ya es tarde pues en ese mismo momento varios cazas se están lanzando en picado sobre ellos.

Lejos de allí Luke, al darse cuenta que el libro que le dejó Obi-Wan sólo cuenta historias y no instruye en el uso de la Fuerza o el Sable de Luz, decide que debe ir al único lugar donde encontrará lo que busca, el Templo Jedi sin embargo el rumbo que ordena a R2D2 no es el de la capital sino el de Nar Shadda la mítica luna que ejerce de base para los mayores piratas y contrabandistas de la Galaxia.

Tras tomar tierra en Nar Shadda Luke se dirige a la cantina con peor fama y, tal como esperaba, nada más entrar allí el barman le señala y dice "Matadle, robadle y dádselo de comer a las alimañas". Respondiendo al imperativo mandato varios clientes se lanzan contra Luke, pero este enciende su sable y tras dar varias estocadas todos se detienen sorprendidos.



Luke peleándose en uno de los antros de Nar Shadda.

En una sombría esquina un cliente enciende su comunicador y dice "Soy yo. Dile al grandullón que le voy a llevar uno" y evalúa la situación sin quitarle ojo a Luke. El barman, al ver el sable, entiende que el joven está allí para buscar alguien que lo lleve hasta el vigilado Templo Jedi en Coruscant y se ofrece a hacerlo si a cambio le da como pago el sable que está empuñando. El joven le responde que el sable fue de su padre, se niega a meterlo en el trato y le responde que tiene créditos suficientes para pagarle.

El barman, al que parece que sólo le interesa el sable, decide retomar el plan original y vuelve a ordenar que lo maten, le roben y lo tiren a las alimañas. Luke trata de encender de nuevo el sable para defenderse, pero el tipo de la oscura esquina se lo arrebata usando la fuerza y sale corriendo del local. El joven lo sigue a la carrera llevando tras él al resto de parroquianos.


Comentario crítico

 
"Matadle, robadle y dádselo de comer a las alimañas" (El Barman de Nar Shadda)

El guión de esta octava entrega vuelve a ser flojo y no nos ofrece prácticamente nada en ninguna de las dos ubicaciones (una para cada grupo de protagonistas) en la que se está desarrollando actualmente la anodina trama creada, mejor dicho, perpetrada, por Aaron.

Y es que todo lo que se refiere a Luke, donde prima la acción, es simple y llanamente ridículo. Que el joven acuda a Nar Shadda y que exhiba su sable de Luz en un lugar en el que sí o sí tiene que haber agentes imperiales y/o cazadores de recompensa ávidos por apresar algo que huela a Jedi es absurdo. Que alguien le quite además el arma usando la Fuerza, o eso parece por como el sable sale volando y por los rayos tipo Sith que se ven en la mano del ladrón, es si cabe aun más absurdo. Es por ello que auguro que para progresar por este embrollado camino en el que se ha metido Aaron va a tener que sacarse algo de la manga y ese algo vulnerará casi seguro la lógica y el canon.

En lo que respecta a Leia, Han y Sana, la supuesta esposa que se sacaron de la manga para este último en el sexto número, sólo puedo decir que es una tomadura de pelo al lector. Me da la sensación que a los responsables de este arco sólo les interesa sacarle el dinero a los aficionados ya que tras la "bomba" del sexto número en el séptimo dejaron todo de lado para contarnos una vieja y superflua historia de Obi-Wan y en este, en lugar de afrontar el peliagudo tema lo vuelven a dejar en un rincón.

En su momento ya dije, en contra de lo que todos daban por hecho, que Sana no tenía porqué ser la mujer de Han. Que ella lo diga no quiere decir que lo sea y es precisamente a eso a lo que se juega ahora en este número. Han lo niega, Sana lo afirma y dice tener pruebas, pero nada se nos revela del tema y todo se centra en un incesante te apunto, te disparo, nos disparan, etc. Se retrasa la solución, ya por segunda vez, y eso indica que, o no se sabe que hacer o, lo más probable, se quiere mantener la cifra de venta haciendo que la gente siga comprando este soporífero arco para ver en que queda toda esta deplorable patada al viejo canon.



La cazadora de Sana tiene más detalle que Han y Leia juntos

El dibujo pasa en este número, y era algo muy esperado por los fans desde que se anuncio, a las manos del, por muchos idolatrado, Stuart Immonen. Su estilo no es un estilo con el que yo esté en sintonía, pero debo reconocer que sube mucho el nivel respecto a lo que nos ofreció John Cassaday que ha sido quien, salvo el séptimo número que se dejó en manos de Simone Bianchi, ha llevado el dibujo de este arco hasta la fecha.

Lo mejor de Immonen es sin lugar a dudas la composición de las viñetas en las que los estudios anatómicos y la "congelación" de las escenas de lucha y las dobles páginas están siempre acertadas. Consigue también, y no es fácil, que los Luke, Leia y Han que dibuja se parezcan a los actores que los representaron en pantalla y reproduce con fidelidad las naves imperiales y las armaduras de los pilotos (A Leia la dibuja mucho más curvilínea y deseable pero no nos quejaremos de ello).

Lo que no hace este artista, y es por lo que no tengo sintonía con su dibujo, es detallar y perfilar su trabajo. Es por ello que, aunque entintador y coloreador hacen un gran trabajo, en ocasiones no pueden evitar que el dibujo resulte pobre en algunas viñetas. Entiendo que la gran mayoría de lectores no estarán de acuerdo con lo dicho, entre otras cosas porque muchas veces estar o no a gusto con un dibujante es una cuestión de gusto estético, pero yo al menos con este trabajo de Immonen ni he quedado impresionado ni satisfecho.

Resumiendo, y siempre EMHO, otro pésimo número en el que no se ofrece nada de interés, en el que el único aliciente que puede tener el lector se vuelve a aplazar y donde al menos el dibujo sube de nivel respecto a lo ofrecido hasta ahora.




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