"Es un caballero Imperial. Si te quisiera muerta, ya lo estarias" (AG-37)
Dispuesto a averiguar que ha pasado con su compañero Yalta Val el joven Cabellero Imperial Jao Assam viaja con su nave hasta la Nebulosa de Surd. Al llegar a su destino se topa con el bloqueo de los shifala y, forzado a atracar en una de las naves, exige ver al maestro Val.
Los responsables del bloqueo le piden que espere y tras hablar con alguien que el imperial no llega a ver escucha como un oficial grita a sus hombres que lo capturen. Jao reacciona con rapidez y tras saltar a su caza ordena a W3, su unidad atromecánica, que lo saque de allí.
El caza imperial sale del hangar seguido por dos naves pero Jao usa la Fuerza para accionar un pulsador que hay en una de las paredes y cierra el campo energético encerrando con ello a sus perseguidores. Hecho esto, y mientras se aleja de la nebuloso Assam hace un rastreo y tras localizar una emisión imperial cifrada que proviene del Sistema Carreras pon rumbo hacia él.
Jao Assam usa la Fuera para accionar un pulsador y cerrar el campo energético
No muy lejos de allí AG-37, Ania Solo y Sauk huyen perseguidos por varios cazas y el calamariano sugiere que se adentren en los huecos que tiempo atrás se practicaron en los congelados anillos de un planeta del Sistema.
La maniobra es muy peligrosa y como su nave no está armada pronto reciben varios disparos. Hay que hacer algo para detener a los perseguidores y Ania decide abrir la puerta de la bodega de carga y lanzar al exterior una pequeña nave auxiliar. En tan estrecho pasillo sus perseguidores no pueden esquivar el objeto y ambos cazas estallan en sendas bolas de fuego.
Libres de sus acosadores el trío posa la nave en una roca y espera a que las cosas se calmen sin embargo el sosiego apenas dura. Una gran criatura surge de un oquedad y tanto AG-37 como Ania se ven obligados a salir al exterior para luchar contra ella antes de que acabe con la nave.
La pareja tiene problemas para vencer a la bestia y está a punto de morir pero justo en el último momento llega Jao Assam y les ayuda. Lejos de agradecérselo, al ver que el recién llegado es un Caballero Imperial, Sauk lo encañona con un pesado rifle y le pide que deponga sus armas.
AG-37, que parece ser el único con cierta cordura, decide confiar en Jao y le cuenta lo que ha ocurrido con Yalta Val. Al escuchar el relato Assam se niega a creer que su compañero sea capaz de hacer esas cosas y el entuerto queda finalmente resuelto cuando le muestran la grabación del droide recuperado.
Jao Assam acaba con la bestia que acosa a Anai y a sus amigos
Assam les dice que el hombre que ellos creen que es Val no lo es e identifica al otro como su compañero. El droide tiene un cifrado imperial que Assam puede desencriptar y así lo hace obteniendo con ello las coordenadas del lugar exacto en el que se hizo la grabación. El Caballero Imperial carga su caza en la bodega de la nave de sus nuevos amigos y todos se dirigen en ella a las coordenadas extraídas, pero cuando llegan no ven nada y antes de que puedan reaccionar un gran rayo tractor los atrapa.
Cerca de allí el falso Yalta Val dirige la primera prueba de la gran matriz que se está construyendo para acabar con las perturbaciones de la Nebulosa de Surd que impide las comunicaciones. El resultado es desastroso y un gran cortocircuito hace que el sistema falle. Uno de los ingenieros afirma que las prisas impuestas han sido la causa del destre y el imperial tras estar a punto de estrangularlo deja la sala sumamente enojado.
|