STAR WARS: OBI-WAN & ANAKIN

Artículo creado y maquetado por el Coronel Kurtz para SithNET
Prohibida la reproducción total o parcial de los mismos sin el consentimiento de los autores.

| Ficha y portada | Nº1 | Nº2 |

Ficha técnica y portadas

 
Editorial: Marvel Comics.
Números: Parte 1: Enero 2016
Parte 2: Febrero 2016
Parte 3: Marzo 2016
Parte 4: Abril 2016
Parte 5: Mayo 2016
1ª Edición: Enero a Mayo de 2.016.
Páginas: Cada número 33 Aprox.
Precio: Cada número 4,99 $ EE.UU.
Historia: Charles Soule.
Dibujo: Marco Checchetto.
Color: Andres Mossa.
Letras: VC's Joe Caramagna.
Portadas: Marco Checchetto.


   
Portada Nº1
   
Portada Nº2

Star Wars: Obi-Wan & Anakin Nº1

 
"Como siempre, canciller Palpatine, maneja usted muy bien la sutileza" (Mace Windu)

Dos años después de los hechos narrados en "La Amenaza Fantasma" el Maestro Jedi Obi-Wan Kenobi y su padawan Anakin Skywalker son enviados a Carnelion IV, un planeta rodeado por una inmensa cortina de desechos y basura espacial en órbita. Restos de satélites y naves de todo tipo constituyen un muro que no es capaz de franquear con soltura la lanzadera T-6 en la que viajan los dos Jedi, que termina precipitándose sin control y entrando en la atmósfera del citado planeta casi convertida en una bola de fuego, ante la atenta mirada de dos figuras que observan los cielos desde una posición elevada en las montañas nevadas.

Sin otra salida que recurrir a las cápsulas de salvamento, Obi-Wan y Anakin abandonan la lanzadera, reencontrándose a cierta distancia de los restos calcinados de ésta. Anakin trata de consolar a su maestro, pues ni el gran Plo-Koon habría sido capaz de salvar el trámite de acceder al planeta sin sufrir un solo rasguño.

Obi-Wan está de acuerdo con su aprendiz y le sugiere que toda esa chatarra debe constituir una de las dos razones por las que nadie visita Carnelion IV. La otra, respondiendo a la pregunta de Anakin, es que el planeta fue arrasado por una guerra civil siglos atrás, encontrándose evidencias de dicha lucha al dar con una ciudad devastada y cubierta de amasijos de hierros y restos de aeronaves. Las civilizaciones de aquel planeta se habían aniquilado mutuamente hasta la extinción.

Anakin le pregunta a Obi-Wan cómo es posible que lo permitiera la República y la respuesta es fácil: aquel planeta no estaba en la órbita del Senado galáctico y no posee nada de interés. ¿Ni para la Orden Jedi que ha de velar por la paz y el orden en la galaxia? No, pues no es un ejército para doblegar a los pueblos, por mucho que se quieran matar mutuamente.



Obi-Wan y Anakin en Carnelion IV

Ante el razonamiento de su maestro, Anakin, podríamos decir, estalla ante la dejadez interesada del sistema para el que sirve y cuyos motivos no entiende al permitir tantas injusticias y abusos; pero a Anakin también le preocupa haber terminado en aquel planeta sin forma de comunicarse con la flota diplomática republicana, momento en el que conocemos la razón de la presencia de maestro y aprendiz en Carnelion IV: se ha recibido un mensaje o llamada de emergencia solicitando ayuda a los Jedi; un bucle lanzado al éter, probablemente siglos atrás, por un ente que empleaba formulismos arcaicos y que conocía la existencia de la orden.

A Anakin le parece extraño acudir a atender tal llamada, pues todo apunta a que en Carnelion IV no queda nadie a quien ayudar, pero está muy equivocado cuando se abalanza sobre él y su maestro una aeronave provista de globo dirigible que está sufriendo un ataque y que al poco, dañada, se precipita al vacío.

Anakin exclama que hay que ir a buscar los supervivientes y salvarlos. Obi-Wan no se opone, pero le advierte que sea precavido y que no se olvide de su sable luz, momento en el que se nos informa de que el padawan está sopesando seriamente abandonar la orden Jedi al no comulgar con el sistema.

La trama argumental se interrumpe aquí y nos traslada a un punto en el pasado reciente, apeándonos en el Templo Jedi, en Coruscant, donde Anakin participa en un ejercicio de esgrima ante la atenta mirada de los maestros Windu y Kenobi y el canciller Palpatine. Anakin, para vencer al androide de entrenamiento, se sirve de la táctica de combate que empleó Obi-Wan para derrotar a Darth Maul en Naboo, tras el asesinato de Qui-Gon Jinn, lo cual impresiona satisfactoriamente a Palpatine.

El androide termina destruido y partido por la mitad; sin embargo, a dos de los padawans presentes en el ejercicio no se les escapa el detalle de que Anakin es esclavo de sus emociones y se burlan de él por su pasado como esclavo en Tatooine. Anakin, que los ha escuchado con atención les despoja de sus sables láser gracias a su dominio de la Fuerza y los activa, tras lo cual les pregunta qué emociones sienten en ese momento. Obi-Wan ha de intervenir y Anakin se disculpa ante sus compañeros, devolviéndoles sus armas y dándoles la razón.



Anakin escucha como otros dos padawanes le llaman esclavo

Palpatine comenta con Windu que el entrenamiento de Anakin dista mucho de estar completado. El maestro comparte su opinión, pero lo achaca a que llegó muy tarde a la Orden y a que la tarea de Obi-Wan no es sencilla. Palpatine propone a Windu que le manden al chico, por si puede ayudar como figura "paterna" pues siente una especial conexión con Anakin desde el bloqueo de Naboo por parte de la Federación de Comercio.El maestro Windu recela de Palpatine, quien termina haciendo uso de su posición de Canciller para torcer la voluntad del Jedi.

Finalizado el recuerdo volvemos a Carnelion IV para ser testigos de una batalla entre dirigibles. Los Jedi están en ese planeta para ayudar, pero no saben ni porqué esas naves están combatiendo, entonces, ¿qué hacer? Lo que se pueda, por lo que ambos protagonistas se centran en salvar a la tripulación de la nave más cercana, envuelta en llamas.



Madre Pran (armada) y Kolara

Dos de los tripulantes de la nave, aún sorprendidos por la presencia de dos figuras extrañas en el exterior, deciden saltar a tierra. Anakin los auxilia, resultando ser dos mujeres con curiosos tatuajes faciales rojos en el rostro: Kolara y Madre Pran. La primera agradece la ayuda, mientras que la segunda, sospechando que puede ser una trampa, encañona a los desconocidos que se presentan como miembros de la Orden Jedi que han acudido a su planeta tras recibir una llamada de ayuda. Ambas mujeres se miran entre sí con semblante interrogativo y madre Pran pronuncia la pregunta que cierra este capítulo: "¿Qué demonios es un Jedi?".


Star Wars: Obi-Wan & Anakin Nº2

 
"A lo mejor no nos han visto. Tal vez solo maten a los otros dos… los Jedi ... y se vayan". (Madre Pran)

En un saliente de la montaña azotada por la tormenta de nieve, aún en estado shock, Madre Pran no entiende qué es o puede ser un Jedi, tan solo le importa saber si esos dos individuos, que responden a los nombres de Obi-Wan Kenoby y Anakin Skywalker, son "abiertos" o "cerrados" que, por lo visto, son los dos bandos enfrentados en una guerra civil en Carnelion IV; amigo o enemigo.

Kolara trata de tranquilizar a Pran, que sigue encañonando a los dos desconocidos. Anakin advierte que la situación se está tornando muy compleja y peligrosa, pero Obi-Wan emplea sus dotes de control mental con Pran, pero el ardid mental queda interrumpido cuando de la nada sale un dirigible enemigo (de los cerrados) que los cañonea sin miramientos. Madre Pran confía en que los cerrados tan solo se hayan fijado en los Jedi y las dejen a ella y a Kolara en paz, algo en lo que Kolara no confía.

Obi-Wan, al saber de Pran que los cerrados no se irán hasta que vean sus cadáveres, decide intervenir y destruye el dirigible usando su sable luz, demostrando una vez más sus amplias dotes como caballero Jedi. La aeronave cerrada es abatida y de la misma salta un tal Grecker, un enemigo muy poderoso, a quien Anakin salva de una muerte segura. La abierta y el cerrado se enfrentan con sus armas de fuego que, con el beneplácito de su maestro, Anakin destruye con su sable láser, asombrando a ambos contendientes; pero ambos están incluso dispuestos a enfrentarse con armas blancas, algo que ya colma la paciencia de Kenobi, rogando que le expliquen porqué quieren matarse mutuamente. Grecker y Pran culpan al bando contrario de haber iniciado una guerra que ha llevado al planeta a una situación de caos que ya dura varios siglos.



Anakin termina de forma expeditiva con la lucha a muerte entre Grecker y Pran

Obi-Wan ve que ahí ya nada pueden hacer él y su aprendiz; tienen otras cosas de las que preocuparse, pero Grecker al verlos marchar les espeta que los están abandonando a una muerte segura con dos opciones: quedarse allí a la intemperie y morir congelados o cruzar el mar de Celadon a pie, lo cual tampoco es que resulte ser un viaje muy placentero. Madre Pran, por mucho que le pese y reprenda a Kolara por estar de acuerdo de forma expresa con el enemigo, coincide y Kenobi se ve en la obligación de buscar una solución que pasa por reparar una nave, sirviéndose de una góndola cerrada y un globo abierto intactos, algo que parece poco menos que un sacrilegio para los combatientes enfrentados, mas no hay otra posibilidad de supervivencia.

Kolara, sintiendo curiosidad, pregunta a Anakin por la llamada de auxilio que han recibido desde Carnelion IV por parte de alguien que conoce la existencia de la orden Jedi, compartiendo con él que le sorprende semejante hecho, pues en aquel planeta hace generaciones que se perdió la capacidad tecnológica para emitir mensajes al exterior; momento éste en el que Grecker y madre Pran cruzan, digamos, una mirada cómplice

La construcción de la aeronave urge pero los trabajos queden interrumpidos por la llegada de unos invitados muy desagradables que Grecker identifica como sanguijuelas de cadáveres. Estos entes que, en apariencia, recuerdan un poco a insectos antropomorfos, carecen de conciencia y tan solo se ven compelidos por su instinto animal. Son criaturas por las que fluye la Fuerza con intensidad y pueden ser dominadas fácilmente por medio de las artes mentales Jedi, según le informa Obi-Wan a Anakin, pero éste último es incapaz de frenar el avance de las sanguijuelas, terminando con el problema por la vía expeditiva del uso del sable de luz.



Obi-Wan domina las mentes de las sanguijuelas, por las que fluye con intensidad la Fuerza.

Este suceso nos lleva de vuelta al templo Jedi de Coruscant, a una clase fallida de Anakin por controlar a una bestia por medio de la Fuerza. El joven padawan se siente frustrado, pero decidido a aprender; y su maestro, lejos de censurar su fracaso, le anima, pues para eso se estudia y ha de ser paciente: cualquier día dominará esa habilidad que tanto se le resiste, pero ahora le toca acudir a una cita con el canciller Palpatine.

Anakin y Obi-Wan acuden a las dependencias del canciller, dispuestos para lo que mande. Palpatine tiene una misión, pero tan solo quiere que le acompañe el padawan, adoptando de nuevo un cierto aire paternalista con el joven Skywalker.

Palpatine se lleva a Anakin al nivel 2685 del subsuelo de Coruscant. Debidamente embozados, ambos pasean por entre la sucia luminosidad de los neones y la ruidosa amalgama informe de culturas y razas del planeta-capital. El padawan pide a Palpatine que le explique la razón de aquella visita a los niveles inferiores y éste le contesta que el recurso más apreciado de Coruscant es el cielo y que el sol, en aquellos lugares, es un mito. Palpatine se presenta como una luz en medio de aquella oscuridad y desorden, echándole en cara a su predecesor, Valorum, que considerara aquellos niveles como inexistentes y sin interés; lugares donde se aún podía hacer algo bueno; siendo que el flashback termina con el canciller y el padawan accediendo a un club.

De vuelta a Carnelion IV, sobre sus cielos nubosos, un dirigible sobrevuela el mar de Celadon gracias a las buenas artes como mecánico de Anakin. En la góndola, apartados de los demás, maestro y padawan discuten acerca del sorprendente cambio de actitud de madre Pran y Grecker en cuanto han conocido la razón de su presencia en el planeta, dejando de lado las ganas de sacarse los ojos y las tripas. Anakin comenta que "son como nosotros", refiriéndose a los abiertos y cerrados, a lo que Obi-Wan contesta que ellos, maestro y aprendiz, se enzarzan en discusiones, pero que no son equiparables, a lo que Anakin repone que se refiere a los Jedi y los Sith.

Kenobi, entendiendo el símil expuesto por Anakin, reposa la vista en el exterior, al otro lado de la ventanilla, confiando en sus habilidades y la Fuerza, sintiéndose por primera vez a salvo, mas unos metros por debajo de la góndola, un ejército de criaturas más conscientes y agresivas que las sanguijuelas de cadáveres se están agrupando, muy interesadas por el paso del dirigible.




© S I T H N E T
Esta sección está coordinada por Nassira A. Dors y el Coronel Kurtz y es posible gracias a la
inestimable colaboración, entre otros, de: Keyan Sark, Shirokawa Akira, Al Noah y Darth Jako
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