LANDO Nº5

Artículo creado por Javier Yuste y maquetado por el Coronel Kurtz para SithNET
Prohibida la reproducción total o parcial de los mismos sin el consentimiento de los autores.

| Ficha y portada | Resumen de contenidos | Comentario crítico |

Ficha técnica y portada

 
Editorial: Marvel Comics.
Números: 5 de 5.
1ª Edición: Noviembre de 2.015.
Páginas: 20 Aprox.
Precio: 3,99 $ EE.UU.
Historia: Charles Soule.
Dibujo: Alex Maleev.
Color: Paul Mounts.
Letras: VC's Joe Caramagna.
Portada: Alex Maleev.




Portada regular de Lando Nº5

Resumen argumental

 
"Te he conocido durante demasiado tiempo, Calrissian. Tus planes provocan muertes. Nene" (Chanath Cha)

Chanath Cha, al comprobar que uno de los ladrones de la Imperialis es alguien a quien le une una fuerte relación, toma la decisión de volar la nave, olvidándose de capturar a los criminales, y así se lo confiesa, de la forma más natural, a Lando Calrissian y a Korin. Por supuesto, no es una "proposición" aceptable para el par de asociados en la empresa delictiva. Korin trata de convencer en vano a la cazarrecompensas de la locura que está a punto de cometer, condenando al olvido buena parte del saber y de la Historia de la Galaxia.

Cuando el turno de Korin pasa, Lando toma la iniciativa, a lo que Chanath responde que solo hay dos planes: capturar a los ladrones y, con ellos, la nave o destruir a la Imperialis con todo lo que haya en su interior. Lando propone un plan C después de que Chanath le encañone con su blaster y le espete que sus planes alternativos siempre provocan muertes: técnicamente, ahora, el único ladrón abordo es el clon Aleksin, que está fuera de control, por lo que podría dejar en libertad a Lando y a Korin en una cápsula de escape repleta de tesoros y hacer "volar" luego la nave de Palpatine.

La única objeción de Chanath es que lo que se llevaran consigo Lando y Korin acabaría apareciendo en el mercado negro y el emperador no tardaría en atar cabos. A la cazarrecompensas le importa bien poco los créditos que pueda obtener su viejo amigo con la mercancía o su alto valor histórico; su plan inicial no cambia salvo en el punto en el que permitirá huir a su examante, siendo entonces cuando Lando quema su última carta para evitar que Chanath active el detonador: Lobot está herido y necesita ayuda; necesita tiempo para que el bacta actúe, algo que contraría a la cazarrecompensas, pues también alberga fuertes sentimientos hacia el ciborg.

Un fulgor rojizo anuncia la llegada a la cubierta donde Chanath, Lando y Korin se encuentran. Son los gemelos Aleksin y Pavol, ambos impulsados por la fuerza oscura que ha despertado en el cuarto secreto de Palpatine, y que ahora puede hablar. Sus maneras demuestran que no están por la labor de ceder uno solo de los tesoros de la Imperialis, aunque trata de atraer a su causa a Korin, a quien ofrecen conocer los secretos ocultos de la nave; algo que ya percibe Chanath como una muy mala idea.



Korin quiere sacar algo bueno de la empresa y acepta la oferta de Aleksin de compartir el Saber.

El poder oscuro pronto domina a Korin, quien accede simplemente por satisfacer su hambre de sabiduría, lo cual le cuesta la vida cuando Aleksin atraviesa a la sava con una hoja de su sable láser. Ninguno de los tesoros de la Imperialis se compartirá; son todos de Aleksin y Pavol.

Por el momento, Chanath consigue detener el avance de los gemelos clon activando una puerta de seguridad. La cazarrecompensas no llega a entender por qué Palpatine posee los extraños objetos de poder que hay en esa nave, pero no está dispuesta a que caigan en otras manos. Activa la secuencia de autodestrucción de la nave con un plazo de tiempo que debería ser suficiente.

Hay que sacar a Lobot del tanque de bacta, algo de lo que se encargará Lando; mientras, Channath acercará la nave Cimitarra a la Imperialis para poder huir.

Lando se ocupa de Lobot quien, dolorido y a merced de sus implantes, no se sorprende de que los planes de su socio se hubieran torcido una vez más. Las palabras de Lando, asegurándole de que todo saldrá bien, no resultan muy creíbles, más aún cuando Aleksin les sale al paso.

Aplicando la máxima de Murphy, los problemas van en aumento, pues O-66, que ha conseguido acoplarse a parte de su cuerpo y recuperar el control total de la Cimitarra, se enfrenta verbalmente a Chanath. El droide tiene como rutina principal el proteger a la nave Cimitarra y, al detectar que la Imperialis ha iniciado la cuenta atrás de autodestrucción, no está por la labor de salvar a la cazarrecompensas. De poco le sirve a Chanath la amenaza de hacer estallar la bomba de pulsos instalada en la cabeza del droide, pues éste, jactándose de su propia inteligencia y riéndose de la ingenuidad de la mujer, la ha desactivado.

O-66 se despide de la cazarrecompensas con toda la ironía que puede destilar su cabezota metálica y se aleja de la Imperialis y de cualquier contingencia.

Chanath, impotente, se queda mirando cómo la Cimitarra desaparece en el espacio profundo. Un error que casi paga caro, pues Pavol aprovecha para atacarla con un sable de luz que maneja con la única mano que le queda.

La cazarrecompensas trata de reducir a Pavol, pero es duro de pelar; se revuelve y hasta le destruye el blaster. Aún así, Chanath ya ha analizado los movimientos de su rival, a quien se enfrenta tan solo con un puñal. El que a Pavol le falte un brazo le impide realizar unos movimientos más equilibrados y mortales, y Chanath se lo hace saber antes de lanzarse a pecho descubierto contra su rival.



Channath Cha es atacada a traición por el clon Pavol

En otra cubierta, Lando se enfrenta a Aleksin con su mejor arma: su persuasiva voz. Quiere salir vivo de la Imperialis y se la ofrece al clon: las vidas de Lando y Lobot a cambio de una nave cargada de tesoros Sith. Es simple. ¿El problema de la autodestrucción activada? No es para tanto: Chanath la podrá anular (o eso es lo que le hace creer a Aleksin).

El clon, aún poseído por la fuerza oscura, es presa fácil para un tipo tan artero como Lando; aunque le llega a espetar si no estará tratando de traicionarle. Para Lando es una apuesta arriesgada, pero consigue que Aleksin vea las posibilidades de alcanzar buen puerto.

Cuando Aleksin acepta el trato y desactiva el sable de luz, Lando dispara al clon con un blaster que llevaba oculto, acabando con la vida de su enemigo. La treta sorprende incluso a Lobot, que consideraba que Lando era incapaz de tal violencia, pues se suponía que odiaba los blásters; a lo que su amigo responde que era un farol y que los pocos que han descubierto la verdad no han vivido para ir anunciándolo a todo aquel que tuviera oídos y cuentas pendientes con Lando Calrissian, el simpático jugador que siempre se las arregla armado únicamente con su encanto y suerte.



Lando dispara sobre Aleksin

Lobot habría necesitado estar más tiempo en el tanque de bacta y los implantes vuelven a tratar de tomar el control. Apoyado en el hombro de Lando, descubre que la misteriosa mujer que podría haber ayudado a Aleksin a quedarse con la nave es Chanath Cha, quien ha acabado con Pavol; pero eso de que Chanath podría desactivar la cuenta atrás de autodestrución también era un farol de Lando, a lo que hay que sumar que tampoco es capaz de habilitar las cápsulas de escape. Lobot se da perfecta cuenta de la situación y sabe que solo él podrá sacarlos con vida de esa infausta empresa de una sola manera: conectándose a la terminal de la Imperialis.

Como era de esperar, el ciborg logra activar las cápsulas. Lando cree que su amigo ha podido vencer a los implantes neuronales, pero no es así, tal y como se lo hace saber Chanath, quien, por lo visto, está enamorada de Lobot.

La cazarrecompensas se va por su lado y Lando y Lobot por el suyo. A bordo de su cápsula, Lobot reproduce una grabación que tenía preparada por si se veía en la necesidad de dejarse dominar por los implantes. Lobot le confiesa a Lando que no está enfadado con él, pero le advierte que tiene que cambiar de forma de vida; la gente suele hacer lo que él les pide, algo que es un don, pero que no hay que desperdiciar, pues sus amigos conforman esa suerte que al jugador le ha acompañado durante años. Lobot le encomienda a que deje atrás esa forma de vida, que encuentre algo en lo que creer y con lo que pueda emplear ese don para hacer algo bueno.


Comentario crítico

 
"He dicho que ya lo pillo, Lando, maldito seas" (Chanath Cha)

El cierre de la serie de Lando no varía con respecto a lo ya anunciado en anteriores entregas, desde que nuestro querido Calrissian y sus socios meten las narices de lleno en la nave privada de Palpatine: escenas de acción cortas con interminables sesiones de discusión. Una pescadilla que se muerde si se me permite la expresión.

Quizá lo más provechoso de la lectura es que damos al final con la razón por la que Lando Calrissian, en El Imperio contraataca, asume una personalidad de hombre de negocios en la ciudad nube de Bespin y encuentra algo en lo que creer (Eso si, el modo en el que conoce a Lobot y el pasado de este, ha sido reescrito totalmente). También el guionista aprovecha para desempolvar del personaje esa falsa imagen de cobarde que se ha empeñado en crear a su alrededor durante las cuatro últimas entregas, dando a entender que es una táctica de depredador que se disfraza de débil cuando no lo es.

En el lado negativo de un guión que tiene demasiados aspectos en este sentido, está el final de la sava Korin y de Pavol. El de La primera, predecible, y el del segundo, de escaso desarrollo.

Por otro lado, ¿cómo logra O-66 conectarse a unos brazos? Es más, si con solo su cabeza separada del cuerpo podría acercar la nave para auxiliar a Chanath Cha, ¿para qué necesitaría acoplarse unas extremidades? No queda explicado.

Respecto al apartado gráfico seguimos apreciando un mayor cansancio en el dibujante, que dedica escaso tiempo al dibujo detallado y que sigue ocultando su impericia ocasional con trazos agresivos y un entintado tosco.

En un párrafo aparte, pues lo merece, diré que casi me tiro de los escasos cabellos que siguen poblando mi cabeza cuando reaparecen los gemelos Aleksin y Pavol. Podría haber pasado desapercibido el detalle, pero al consultar números anteriores, me quedo con la boca abierta: en la cámara de los tesoros Sith, Aleksin mutila a su hermano Pavol, dejándolo sin su brazo derecho, y así es como lo vemos en el momento en el que hacen acto de presencia en su primera viñeta de la quinta grapa; sin embargo, la siguente vez, y hasta su muerte, que veamos a Pavol, éste ha recuperado milagrosamente la integridad de su brazo derecho, que se lo ha cambiado con el izquierdo. En un principio pensé, como es lógico, que se pudo haber dado la vuelta la viñeta, haberse impreso "en espejo"; pero resulta que no es así si analizamos las siguientes escenas.



Amputaciones que cambian misteriosamente de un brazo a otro

La sensación final de esta serie dedicada a Lando es la de que ni guionista ni dibujante ni, por supuesto, productores se han preocupado lo más mínimo por ofrecer al público un producto de calidad: tan solo se han devanado (mínimamente) los sesos para cubrir una urgente necesidad de consumo con el estreno de la primera entrega de la tercera trilogía cinematográfica de Star Wars.




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