"Sin embargo tú, mi querido Pavol… Parece que has perdido algo". (Aleksin a su gemelo Pavol)
La cazarrecompensas Chanath Cha, gracias a los sistemas de detección de la Cimitarra, localiza y alcanza su objetivo, la Imperialis y cuando lo hace el androide que la acompaña, O-66, le informa que la citada nave posee una escotilla en popa que le permitirá acceder al mismo. Chanath fue escogida por Palpatine por su innata, y reconocida, capacidad para superar cualquier inconveniente que surja en las misiones que se le encomiendan sin embargo la misteriosa forma de actuar de su mecánico amigo la intranquiliza.
Ajenos a la llegada de la cazarrecompensas Lando y Korin discuten sobre el contenido de la cámara secreta de la Imperialis, rebosante de artilugios Sith y de piezas esculpidas por Lord Momin, cuyo trabajo se presumía perdido. Lando quiere saber qué es exactamente lo que tiene delante y, lo más importante, cuánto pueden obtener por ello, dando por sentado que se hará inmensamente rico. Junto a ellos, pero ajeno a su charla, uno de los gemelos, Aleksin, contempla con detenimiento uno de los objetos que, tras cobrar vida, posee su mente sin que sus compañeros se den cuenta de ello.
Aleksin se hace con un sable láser de doble hoja y con él cercena el brazo derecho a su hermano Pavol. La brutal agresión coge a todos desprevenidos sin embargo Lando, haciendo gala de su natural talento para la supervivencia, deduce que ha perdido el control sobre, al menos de uno de los gemelos y reacciona con rapidez. Ayudado por Korin, y pese a saber que la aleación de la puerta no lo retendrá mucho tiempo, lo encierran en la sala del tesoro.

Alksin, controlado por el Reverso Tenebroso, corta el brazo de su hermano Pavol
En la recámara, frente a los cadáveres de los dos guardias imperiales, Korin explica a Lando que los Sith se volvían corruptos porque una fuerza superior los dominaba y que eso mismo pudo haberles sucedido a los dos guardias y a Aleksin, pero aclara que sus conocimientos al respecto son escasos debido a que los Jedi se esforzaron por destruir toda la cultura de sus ancestrales enemigos.
Las explicaciones de Korin caen en saco roto porque a Lando le importan poco las historias de los Jedis y los Sith ya que las considera simples patrañas creadas para doblegar a los ingenuos. A él sólo le preocupa el tesoro y que Aleksin se haya vuelto un loco muy peligroso y busca una solución para volver a entrar en la cámara donde Pavol está a merced de su trastornado hermano con el que ha quedado encerrado. Korin prefiere largarse de la nave y le sorprende que a Lando no se le haya ocurrido tan “brillante” idea, pues tiene una opinión bastante pobre de la valentía de su socio humano.
Chanath Cha, que ya ha accedido a la nave, trata de seguir avanzando, pero no deja de discutir con O-66, que se opone a todas sus peticiones y en especial a facilitarle los códigos de control del vehículo espacial. El androide, que se ha quedado en la Cimitarra con la cabeza separada del cuerpo (ver número anterior) no está por la labor, pero cuando Chanath le informa que ha instalado una bomba de pulsos en lo que queda de él, cede a la petición. La intención de la cazarrecompensas es desactivar el sistema de evacuación de la Imperialis y evitar que los criminales huyan.
Lando toma la decisión de salvar a Pavol y el tesoro, pero a Korin le aterra que el emperador sea un coleccionista de objetos Sith y trata de convencerlo para abandonar la empresa con vida, incluso dejando atrás a Lobot, que sigue en la bahía médica, sumergido en un tanque de bacta. La conversación, que es sumamente tensa queda empero cortada cuando la megafonía advierte de que los sistemas de escape han sido desactivados.
Dentro de la cámara Sith, Pavol, aterrado, trata de apaciguar a su hermano trasfigurado por el poder que ha despertado. Aleksin no siente que haya cambiado nada en él, aunque es obvio que es el Reverso Tenebroso quien habla por su boca, haciéndole desear todos los artilugios Sith que hay a su alrededor. Ya no le importa su parentesco con Pavol, quien, mutilado y contra las cuerdas, solo ve una única salida, enfrentarse a su hermano.
Korin decide ir hasta el puente de la Imperialis para reactivar las cápsulas de escape sin darse cuenta que el sistema solo ha podido ser neutralizado por una orden emitida desde dentro de la nave y que nadie del equipo ha podido hacerlo. Su error le cuesta caro ya que cae en manos de Chanath Cha, quien le interroga sobre el resto de los ladrones.
Lando, resistiendo al impulso de huir como un cobarde, abandonado a Korin a su suerte, consigue reunir un poco de valor y se enfrenta, no siendo rival, a la cazarrecompensas que nada más verlo lo reconoce y lo llama por su nombre.

Dos viejos conocidos se vuelven a encontrar
Chanat, que es una de las muchas féminas que engrosan la lista de conquistas de Lando Calrissian, se quita el caso y lo saluda con un cariñoso “Idiota” para acto seguido decirle que no tiene ni idea de a quien se le ha ocurrido robarle. Por si esto fuese poco su antigua amante le informa que su misión es asesinar a todos los ladrones y, en caso de fracasar, destruir la Imperialis.
No muy lejos de allí la puerta de la cámara Sith se abre y de ella salen Aleksin y Pavol, ambos doblegados por el Reverso Tenebroso que ha permanecido recluida en la sala secreta durante años.
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