"Este es el corazón de Artorias no parte de tu República" (Kaye)
Tras enterrar a su padre con todos los honores Finn, Jacen y Jaina cumplen con su última voluntad y evacuan a los últimos supervivientes de Artorias y los llevan junto al resto de sus congéneres. Depués, y tras haberlos dejado sanos y salvos, los hermanos Solo piden a Finn que regrese con ellos a la academia Jedi para continuar con su entrenamiento pero este se niega.
Finn ha estado viendo en secreto el holocrón del Maestro Dray que solo él puede abrir y ha decidido acudir al citado lugar tal como este le pedía pero oculta este hecho a los hermanos que, pese a todo, cumplen con sus deseos y lo llevan a Nar Shadda. Jaina lo despide con amistoso beso (ver imagen) y, tras hacerle prometer que mantendrá el contacto con ellos y que los llamará si necesita ayuda, parte junto a su hermano.
Lejos de allí en el lluvioso y oscuro Dibrook Kaye, la hermana de Finn, ordena a sus hombres que entierren a los muertos con respeto y habla a solas con Arbeloa para confesarle que ha percibido la muerte de su padre y que debe ir a comunicárselo a su madre. Su forzudo amigo, impactado por la entereza que muestra su joven amiga, le dice que no se preocupe por nada y se apresta a cumplir sus órdenes.
Mientras camina para reunirse con su madre Kaye se encuentra con el oficial Republicano que intentó relevarla del mando y cruza unas agrias palabras con él. Furiosa por la falta de visión del militar la joven llega a poner el filo de su sabe en su cuello y cuando este por fin se calla continúa su viaje. Kaye se reúne poco después con su madre quien, tras tomar otra vez forma humana para que su hija no descubra su secreto, la abraza con fuerza y le dice entre lágrimas "Kaye, my dulce pequeña. Cuanto lo siento".
Finn camina por las calles de Nar Shadda cuando un fuerte dolor lo hace caer al suelo mientras observa con desesperación como de su pecho surgen uno feos abultamientos (ver imagen). El joven pierde el conocimiento mientras su cuerpo vuelve a tener un aspecto normal y un extraño se acerca a él.
El desconocido, que resulta ser el maestro Dray, lo lleva a su casa y, tras dejar que se recupere y insta a comer algo y le cuenta el motivo por el que lo ha llamado. Dray lleva mucho tiempo viendo el futuro en sueños y, además de contemplar la destrucción de la capital Coruscant y del Praxeum Jedi, ve a una científica Yuzzhan Vong construir una terrible arma.
Dray no sabe donde está el ingenio pero si que puede acabar con toda la vida en la Galaxia y desea que Finn lo impida ya que en sus visiones el joven es el único que puede hacer algo contra el poder alienígena.
Finn sugiere que deberían avisar al maestro Luke Skywalker para que les ayude pero Dray se niega ya que este sólo concibe el uso de la Fuerza para defenderse y no para atacar y en esos momentos eso es precisamente lo que deben hacer. El joven, que recuerda a su padre pronunciar unas palabras muy parecidas, quiere entrar en acción cuanto antes pero Dray, le dice que no hay prisa y lo convence para que descanse diciendo "Si algo está destinado a ocurrir tómate un tiempo para relajarte si tienes ocasión".
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