"No es un sentimiento agradable no tener poder ¿verdad?" (Nina Galfridian a Dowron)
Jacen y Jaina aplican técnicas de curación Jedi sobre Caled, el Rey de Artorias, pero no consiguen curarlo solo aliviar su dolor de modo que indican a su amigo Finn que debería aprovechar el tiempo que le queda para despedirse de su padre.
El Rey de Artorias se muestra contento al ver a su hijo convertido en un discípulo Jedi y le pide que le deje, ver y activar, su sable de Luz. Finn esta furioso por dentro pero su padre le dice que, pese a que lo que ha perdido en la guerra es mucho, debería desterrar esos sentimientos y le cuenta una vieja historia sobre su madre.
Ocurrió 17 años atrás cuando el Rey luchaba contra la presencia del imperio junto a Sparky y otros fieles combatientes y, en un intento por hacer de Artorias un lugar donde todo el que lo desease pudiese vivir en libertad, trataban de derrotar a Dowron, un criminal y un esclavista de origen Duro que se había asentado allí con sus hombres.
Cuando el Rey llegó hasta Dowron una joven estaba encadenada junto a su silla y auque pudo liberarla de sus ataduras el esclavista había puesto un chip mortal en su cuerpo que impedía que esta se alejase de su lado. Caled ordenó al criminal que desactivase el chip y este le dijo que no debería hacerlo ya que la joven era más fuerte de lo que parecía pero aun así lo hizo.
Al verse libre la mujer saltó sobre Dowron y pidió a Caled que la dejase a solas con el criminal y así, mientra él salió y se mostró misericordioso con los vencidos, permitiendo que estos dejasen el planeta, ella acabó con el esclavista con sus propias manos.
Al verse libre la esclava (Nina) salta sobre Dowron
La mujer se negó a contarle quien era y de donde venía y, tras afirmar que no podría regresar nunca al lugar en el que había sido apresada, pidió al Rey que le permitiese quedarse con él. Caled, que acababa de perder a su mujer y tenía dos niños pequeños, decidió complacerla y poco tiempo después la tomó como esposa y ella cuidó de sus hijos como si fuesen suyos.
Terminado el relato Finn no puede creer que su madre (en realidad ahora sabemos que madrastra) matase a alguien con sus propias manos y el Rey le dice que ella es mucho más fuerte de lo que parece y que oculta su verdadera personalidad para ser aceptada.
Caled, que pese a los dolores conserva la compostura, esta abatido y confiesa a su hijo que cree que la lucha contra los Vong que ha estado realizando es inútil y le pide que saque a todos del planeta cuanto antes porque el enemigo es invencible.
Al oír a su padre Finn le cuenta que durante la batalla de Rychel vio como un poderoso Maestro Jedi moría a manos de un Vong porque no pudo detectarlo. Le cuenta también que el Maestro Skywalker cree que los Vong no pueden ser tocados por la Fuerza y que son invisibles a esta y le confiesa que nota algo raro dentro de él, algo que está mal, porque el si puede sentirlos.
Lejos de allí Kaye Galfridian, la hermana de Finn, trata de llegar con sus hombres hasta las instalaciones alienígenas pero un ejército de criaturas mutantes creadas por los Vong se lo impiden. La joven no quiere atacarlos porque sabe que son victimas como ella pero no hay otro remedio así que ordena abrir fuego sobre ellos y crear un pasillo para que ella y Arbeloa puedan llegar hasta las instalaciones.
Dentro del complejo los Vong siguen torturando al Jedi Yuledan y aunque este trata de no contarles nada los alienígenas cuentan con unos ingenios orgánicos con capacidades telepáticas que extraen de su cabeza la imagen de una misteriosa y juvenil figura. El interrogador sabe que el sujeto es importante y tortura a Yuledan hasta que confiesa que el joven es un aprendiz Jedi llamado Finn que estaba entrenado en Yavin IV.
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