"Supongo que no debí cargarme esos agentes en el bar" (Han Solo)
Jan, un joven e inexperto agente rebelde es enviado a la bulliciosa capital de Corellia donde debe encontrarse con un importante miembro de la Alianza. Acceder al lugar del encuentro, un sucio garito de los bajos fondos, no le resulta difícil sin embargo nada más entrar en el local varios desconocidos desenfundan sus armas y le apuntan.
Alguien a su espalda es más rápido que ellos y los mata. Agradecido Jan se vuelve y comprueba, no sólo que se trata del mítico Han Solo, si no que este es su contacto. Sabiendo que alguien habrá dado aviso a los Imperiales la pareja sale al exterior y Han roba una moto jet en la que ambos escapan.
Varios imperiales, también motorizados, les persiguen y, aunque el experimentado Han consigue despistarlos con facilidad, aterriza en un tejado para que sus perseguidores, en trepada vertical, lo alcancen. Jan no entiende que pretende hacer Han y cree que la decisión es una locura, pero las motos que los persiguen chocan con un gran vehículo y estallan llenado el lugar de fuego y metralla.
Han Solo impide que Jan ataque a los cazas Imperiales
El inexperto agente muestra admiración por la maniobra, pero Han maldice la muerte de sus perseguidores y comunica con un encapuchado al que le dice que el plan ha fallado. Su contacto, que está junto a un destacamento imperial, se acerca a los soldados y les dice que unos compañeros suyos han caído víctimas de unos rebeldes y el sargento que está al mando envía varios hombres a investigarlo.
Han conduce a Jan a un tejado en el que guarda una nave, pero en lugar de salir con ella de inmediato, espera hasta que los soldados llegan a la zona. En cuanto Han Solo comprueba que ha sido localizado despega y trata de salir del planeta, pero los imperiales en tierra ya han dado la alarma y varios cazas TIE se acercan raudos a ellos.
Aunque su joven acompañante quiere usar los cañones láser para defenderse Han se lo impide pretextando que no tendrían ninguna opción y entrega la nave. Ambos son retenidos en un centro imperial cercano en espera de que una nave los conduzca a una prisión cercana, pero Han consigue soltarse y ataca a varios soldados.
El número de soldados es descomunal y Han, tras recibir una gran paliza, es encerrado en una celda mientras su compañero es interrogado. Jan, muy defraudado por la poca pericia del que creía que era un héroe de leyenda, da su nombre a los imperiales y, tras afirmar que les contará todo lo que sabe les dice "Espero que lo tengáis bien encerrado porque vale lo suyo".
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