"Nadie debería desear ser rey de un cementerio" (Vilia hablando de Odion)
Vilia, la abuela de Lord Daiman contacta con su nieto y, tras decirle que deben detener a Odion cuanto antes, y cueste lo que cueste, le informa que ha avisado a cuantos ha podido, Arkadia, Malakite, Lioko e incluso Trevayne, para que colaboren en la difícil tarea. La anciana contacta también con Lord Odion en un postrero intento por hacerle entrar en razón pero este, no se digna siguiera a aceptar la comunicación.
Odion está en Vanahame y no puede esperar para empezar con su plan ya que todo esta preparado. La agonía de los miles de niños encerrados en el "Claustro" será amplificada por el Yelmo y gracias a ella hará que toda la gente a lo largo y ancho de la galaxia se mate entre sí, y para conseguirlo solo debe dar una orden "Quitadles la luz".
Los niños que tiene encerrados y a los que siempre, incluso durante las noches, se les tiene sometidos a una luz intensa rompen a llorar y gritan desesperados. Su sufrimiento empieza a cargar el Yelmo y el Sith envía su oscuro influjo en todas direcciones. Sus propios hombres empiezas a matarse entre sí y las pantallas en las que se ven lugares distantes ofrecen imágenes similares de lucha y muerte.
Kerra sabe que Yulan siente cierto apego con los niños y, tras insistir en lo inhumano de la acción de Odion, le ruega que haga algo y este pide a su amo permiso para bajar al "Calustro". El Sith, creyéndose invulnerable y asumiendo que va a acabar con todos se lo concede. En cuanto Kerra lo ve desaparecer usa la Fuerza para soltar su ataduras y, tras recuperar su sable, trata de acabar con Lord Odion sin embargo uno de sus hombres, Wayman, se lo impide y ambos inician un duro duelo.
Los hombres de Odion se matan ante la encadenada Kerra Holt
Yulan llega hasta la sala de control y tras matar a uno de lo operarios obliga al otro, un tal Murl, a que de las luces y a que abra las cúpulas que encierran a los niños. Las miles de inocentes víctimas cambian de pronto su ánimo y empiezan a reír felices al ver otra vez al luz y al poder tener contacto con el resto de sus compañeros (cada niño estaba encerrado en una cúpula individual de la que nunca salía).
Las nuevas emociones de gozo y felicidad empiezan a tortura a Odion que grita de dolor. Los chillidos despistan a Wayman quien, al volverse para ver que le pasa a su amo, es traspasado por el sable de Kerra. La felicidad que irradian los niños hace que Lord Odion empiece a combustionar y termine muriendo entre fuertes dolores.
Kerra se reúne con Yulan, que esta rodeado de niños que se suben a sus piernas y a su espalda adoptándolo como su nuevo padre. La Jedi, que ya ha pedido evacuación para los niños, pide a su nuevo amigo que los acompañe y proteja y le jura que pronto se reunirá con ellos y que no descansará hasta que todos ellos se reúnan con su familias.
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