"Dímelo y seré misericordioso. Sólo destruiré Jenith, tu ciudad" (Lord Daiman)
"Estaba aburrido así que creé el universo". Estas y otras prepotentes frases salen de la boca de Lord Daiman mientras tortura a Gorlan Palladane. El Sith esta furioso porque su prisionero, al que el creía un fiel colaborador, avisó a su hermano y oponente Lord Odion pero lo que más le interesa es saber si además de Kerra hay algún otro Jedi infiltrado entre los mineros.
Daiman amenaza con arrasar Jenith la ciudad natal de Gorlan que está siendo atacada en ese mismo momento si no recibe respuesta y el preso jura y perjura que la joven es la única Jedi que ha sobrevivido.
Gorlan Palladane torturado por Lord Daiman
Mientras tanto en Jenith Kerra llega hasta el hogar de Gorlan y consigue salvar la vida de la mujer de este Roah, y la de sus hijos, Aneese y el recién nacido Jalen. La Jedi esta segura que Palladane fue quien, además de trabajar para Daiman avisó a Odion, y desea saber porqué un Jedi como el tomó tales decisiones y así se lo prgunta a su mujer.
Roah explica a la joven que la única motivación de su marido ha sido siempre salvar vidas y le recuerda que oponerse a los Sith es misión imposible. Kerra, que esta furiosa por la muerte de su maestro no cree que sea así y cuando ve aterrizar un transporte que trae mineros prisioneros no duda en atacarlo para liberarlos.
La joven rescata a los presos y descubre que entre ellos, aun atado y muy maltrecho, está Gorlan que lo primero que hace es pedirle que recuerde cual fue la última misión que le encomendó su maestro. Kerra, que lo único que ha buscado desde que su maestro murió ha sido destruir a los Sith recuerda que lo que este deseaba, y le encomendó, fue que salvase la vida de cuantos mineros pudiese y decide ayudar a Gorlan.
En ese mismo momento, y no muy lejos de allí, Daiman llega a su palacio y descubre que la Jedi ha amputado las cabezas de todas sus estatuas y furioso ordena a su hombres que las reconstruyan y las cubran con "cortosis", un material resistente a los sables de Luz, para que esa infamia no se repita.
Lord Daiman ante sus estatuas decapitadas
Kerra, que ha estado inspeccionando las naves de Daiman que han llegado hasta Chelloa, le cuenta a Gorlan que están vacías y que solo la primera traía personal. La joven sospecha que el Sith está tendiendo una trampa a Odion pero eso no le importa. Lo único que le interesa son las naves ya que en ellas puede sacar a los mineros.
"¿Cuántos mineros hay?" Pregunta la joven y cuando Gorlan le dice que hay unos cinco mil Kerra afirma orgullosa que entonces evacuarán a cinco mil. Gorlan emocionado le dice que una sola Jedi no podrá conseguir algo así y, tras coger su sable de un viejo bolso en el que ha estado metido durante años, le ofrece su ayuda. La joven sonríe y dice "Bien venido a mi guerra Gorlan. Tenemos mucho trabajo que hacer".
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