"Si me permite decirlo, señor, ya he notado que el motivador del hiperimpulsor ha sido dañado" (C-3PO)

El hiperimpulsor es el encargado de hacer entrar o salir a una nave del hiperespacio. Los orígenes del motor de impulsión supralumínica se pierden en los primeros días de la Antigua República, hace 25.000 años. Hay quien asegura que fueron los humanos del Núcleo Galáctico los que lo diseñaron, mientras que otros aseguran que una raza alienígena lo trajo desde el Espacio Desconocido.

Una de las historias más extendidas es que el hiperimpulsor fue inventado hace eones por una raza viajera de fuera del espacio conocido. Cuando esta raza encontró la Galaxia Conocida, llegó al sistema Corelliano. Allí, los alienígenas vendieron el secreto del hiperimpulsor a los corellianos, que lo estudiaron durante décadas antes de producir su propia versión funcional, con la que comenzaron la exploración y la unificación interestelar. Después de una generación, los corellianos empezaron vender sus logros a otros sistemas estelares, dando comienzo a la gran comunidad galáctica que acabaría convirtiéndose en la Antigua República.

En la actualidad todos los hiperimpulsores, aunque sean diferentes, comparten un esquema básico de construcción y eso no solo abarata los costes de fabricación sino que facilita enormemente las reparaciones. Aunque cualquier persona con conocimientos tecnológicos básicos podría intentar reparar un hiperimpulsor hay muy pocas personas, tal vez ninguna, que pueda asegurar que conoce todos los secretos del motor hiperespacial.

Normalmente el hiperimpulsor se alimenta de un generador de fusión construido con una aleación de titanio y cromo que le permite soportar las fuerzas sufridas mientras atraviesa el tejido espacio-temporal desde el espacio real al continuo hiperespacial. El hiperimpulsor emplea una radiación gamma modificada para crear energía electromagnética que, cuando es expulsada del hiperimpulsor, riza la matriz espacio-temporal del espacio real. El himperimpulsor continua expulsando la energía electromagnética contra estos rizos, propulsando la nave por el hiperespacio.

Una parte importante del hiperimpulsor es el motivador de hiperimpulsión, responsable de acumular las energías necesarias para propulsar la nave: crea un campo electromagnético alrededor del navío y lo proyecta al hiperespacio. También se encarga de determinar la velocidad de propulsión de la nave, datos que pasa al navicomputador para que haga los cálculos de salto. El motivador está conectado al sistema informático principal de la nave. Cuando se alcanza el destino, el motivador proyecta el campo electromagnético de la nave de vuelta al espacio real.

Otros componentes importantes del sistema de hiperimpulsión son el Potenciador Horizontal, que provee la energía a la cámara de ionización para causar la ignición, y el Regulador Aluvial, responsable de regular la emisión de iones generadores de impulso.

Muchas naves cuentan, además del hiperimpulsor primario, de un hiperimpulsor de seguridad, que normalmente es decenas de veces más lento. Estos motores de seguridad no son muy fiables, ya que pueden fallar a causa de las mismas averías que afectan al hiperimpulsor principal pero son un recurso extra que en determinadas circunstancias puede sacar de un apuro a sus propietarios.

El procedimiento imperial estándar estipula que las naves se desprendan de la basura antes de saltar a la velocidad de la luz.

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