Hace un rato me enteraba de la muerte de Kenny Baker, el actor inglés que ayudó a dar vida a R2-D2 en la trilogía clásica soportando estoicamente todo tipo de penurias en el interior de un armazón metálico y muy especialmente el achicharrante sol de Túnez (También fue el Ewook Paploo).
Kenny Baker junto a R2-D2 y preparando una toma como Paploo
Al ser uno de los más asiduos conferenciantes de las convenciones de Star Wars a lo largo de los años me lo he encontrado unas cuantas veces con él y, además de asistir a sus charlas en una ocasión pude departir tranquilamente con él a título privado. Es por ello que puedo afirmar que pese a que tenía fama de cascarrabias, sobretodo en la última etapa cuando los dolores de su enfermedad eran muy severos, en petit comité era educado y afable si lo sacabas de lo que para el era trabajo, a saber, repetir por enésima vez las anécdotas que vivió en las filmaciones de Star Wars.
Me temo que es cuestión de estricta lógica biológica que los actores clásicos de Star Wars nos dejen sin embargo aunque ya hemos vivido unos cuantos decesos no podemos acostumbrarnos.
Descanse en paz Kenny Baker y sea uno con la Fuerza